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UNIVERSIDAD NACIONAL

AUTÓNOMA DE MÉXICO

Facultad de Derecho
LA FALTA DE LEGITIMIDAD DEL ESTADO POR LA
FALTA DE ACEPTACIÓN DE QUE SOMOS SERES
PARA LA MUERTE.

Cruz Hurtado Luisa Fernanda

15 de marzo del 2018


INTRODUCCIÓN

El presente trabajo tiene como finalidad dar una idea mínima sobre la ideología de
Martin Heidegger 1889- 1976 Filósofo alemán específicamente en la idea de que
somos seres para la muerte esto frente a una problemática social- jurídica, que nos
atañe actualmente y por supuesto dar una solución a través la conciencia para
generar aceptación de lo que somos, y reconocernos a través de los otros, pensar
en lo que hacemos, y actuar responsablemente.

Cuestionarnos todo, para tener una claridad de lo que hacemos y aun cuando esto
no se aceptado por la colectividad hacerlo por que así lo queremos y lo deseamos
aún cuando esto implique un esfuerzo y de ello devengan obligaciones que aceptar
LA FALTA DE LEGITIMIDAD DEL ESTADO POR LA
FALTA DE ACEPTACIÓN DE QUE SOMOS SERES
PARA LA MUERTE.

No es posible determinar cuál el motivo por el que vivimos, ni mucho la forma en


que debemos actuar, ya que a pesar de que la conducta humana está determinada
por diversa normas, que se han ido construyendo culturalmente, en la colectividad,
los hechos mismos son meras interpretaciones como bien lo menciona Nietzsche
“No existen hechos sino sólo interpretación de los hechos” 1 dejando de lado la
posible existencia de estos sin la existencia de los humanos como el “ser ahí” o
inclusive de ”el uno” como lo concibe Heidegger.

“El uno” facilita la inserción del “ser ahí” en el mundo ya que posibilita el uso de la
movilización colectiva, los medios de comunicación y permite vivir de acuerdo a
como” se” es considerado bueno. Esta forma de existir de “el uno”, es también una
manera de eludir la conciencia de la muerte.

Al existir en estos términos, el “ser ahí” se allana a vivir en la medianía del que no
sobresale, ni está debajo de otros, por medio del cual el “ser ahí” se quita la
responsabilidad.

Algo es seguro y es que somos seres destinados a morir. Para Heidegger “la muerte
como fin del ser ahí es la posibilidad más peculiar, irreferente, cierta y en cuanto tal
indeterminada e irrebasable, del ser ahí. La muerte es en cuanto fin del ser ahí, en
el ser de este ente relativamente a su fin”2 es decir que la muerte es algo propio de
los humanos, un fenómeno del que no es posible escapar por más que lo ignoremos,

1
Nietzsche, Friedrich, Fragmentos póstumos, trad. de Vermal, Luis y Llinares, Juan, Madrid,Tecnos,2006, p.
222
2
Heidegger, Martin, El ser y el tiempo, 5ª. Ed., trad. de Gaos José, México, Fondo de cultura
económica,1974, p. 282
o la neguemos, un fenómeno que puede pasar en cualquier momento, de cualquier
modo y es inminente.

El humano “el ser ahí” es una constante falta de algo, no es un “ser total” , “el ser
ahí, existe en cada caso por mor de sí mismo, Mientras es, hasta su fin, se conduce
relativamente a su poder ser”3 esto a través del “pre- ser- se”4 Es decir somos seres
en constante construcción, pero capaces de decidir, de elegir lo que podemos hacer,
“en un constante estado de inconcluso” porque cuando ya no falte nada entonces
pasaremos de “un ser ahí” a un “ya no ser ahí” y esto será por la muerte, sin
embargo, esto no significa que el “el ser ahí” se constituya cuando muera, no
significa que la muerte nos de la naturaleza de “seres ahí” porque ya lo es por sí,
“en la muerte, ni ha llegado, el ser ahí, a su plenitud, ni ha desaparecido
simplemente , ni menos esta concluido, o está totalmente a nuestra disposición
como algo a la mano”.5

Así mismo se puede llegar a caer en el supuesto de ser un “ser relativamente a la


muerte impropio” entendiéndose a la impropiedad como aquella situación de “ser en
el mundo” siendo plenamente poseído por el mundo y además formando parte de
“el uno” pero esta situación no representa dejar de “ser ahí” sino que “ser en el
mundo” es parte del “ser ahí”, representa la caída también propia de este. La caída
no es otra cosa que vivir en la cotidianidad, el “ser ahí” vive en un estado de caída
constante, tratando de encontrar el sentido de este estar en el mundo, sin embargo,
al tratar de encontrar este sentido cae o más bien se vuelve parte de “el uno “para
encubrirse, negando su existencia propia y esta caída incrementa con el
aquietamiento mismo que surge en la medida que dejamos que “ el uno” maneje
nuestras vidas mismas que consideramos plenas y auténticas.

Pero entonces ¿Qué significa ser relativamente a la muerte impropio?

3
Heidegger, Op. cit., p. 258
4
Para Heidegger se entiende “pre- ser- se “como la condición ontológico- existenciaria de la posibilidad de
ser libre para posibilidades existenciales propias.
5
Heidegger, Op. cit., p. 268
Como respuesta a cuestión anterior entendemos que el “ser relativamente a la
muerte” impropio tiene cabida cuando el “ser ahí” se vuelve parte de “el uno” y
tratando de huir de la muerte la niega, se vuelve ajena, porque causa angustia saber
que somo seres destinados a morir al “ser ahí”, menciona Heidegger “ La publicidad
del cotidiano, uno con otro, sabe de la muerte como de algo que hace frente
constantemente, como caso de defunción. Este o aquel próximo o lejano muere. Dia
a día y hora a hora mueren desconocidos. La muerte hace frente como sabido
accidente que tiene lugar dentro del mundo. En cuanto tal, permanece en el no
sorprender característico de lo que hace frente cotidianamente”6. El “ser ahí” como
parte de “el uno” busca darle “sentido a su vida”, busca diversos fines, pero no
concibe a la muerte como parte de ella, dándole inclusive, a la muerte diversas
interpretaciones o tratándola de entender siempre como un fenómeno que no
afectara su existencia, no porque la niegue, sino que se cree que le es impropia.

Pero ahora ¿cómo afecta la no aceptación de que somos seres para la muerte a la
no legitimación del Estado? Antes que nada, se debe entender que cuando se
menciona la no legitimación del Estado se busca plantear la problemática sobre la
no aceptación que tienen los ciudadanos por la normas, órganos e instituciones que
lo conforman.

De acuerdo con Locke “en estado natural el ser humano ejerce dos clases de poder,
como lo son el de hacer todo lo que estime conveniente para su conservación y la
de los suyos, y el de castigar los crímenes cometidos en agravio de sus intereses
personales o patrimoniales. Cuando la sociedad civil se organiza políticamente, el
individuo renuncia a tales poderes para transferirlos al estado, de manera que esa
libertad, así como el ejercicio de la autodefensa será regulado a partir de entonces
por la legislación que el aparato estatal crea y aplica.”7

México que está constituido en una “democracia” presupone que todos los
ciudadanos tienen el poder de decidir la forma en que quieren gobernarse lo cual

6
Heidegger, Op. cit., p. 276
7
Villanueva, Luis, La división de poderes: teoría y realidad,Cátedra nacional de derecho Jorge Carpizo.
Reflexiones constitucionales,Mexico, Instituto de Investigaciones Jurídicas,2014,p. 153
deberá ser a través de los 3 poderes del Gobierno a los que se ha sometido el
pueblo, a través de sus diversos órganos y sus instituciones que los conforman
mismos que tienen su fundamento en una constitución y de los cuales emanan
diversos ordenamientos jurídicos mismos que deben ser acatados por los
gobernados y los gobernantes, estrictamente el gobernado puede hacer todo lo que
no le está prohibido pero en cambio el gobernante solo puede hacer extrictamente
lo que los ordenamientos le facultan.

Pero volviendo a la pregunta inicial, podemos decir que, en el deseo de evitar


aceptarse como seres para la muerte, “el ser ahí” se queda en la constante caída
del cual solo podrá encontrar la cura en su “ser mismo”. El ser del “ser ahí” es la
cura. Esto implica que el “ser ahí” es un ente al que “en su ser le va este mismo” 8.
Lo que él es, pues, le compete a él mismo en tanto proyecto libre cuya esencia es
la existencia. pero en tanto el “ser ahí” no decida comprenderse como un ser para
la muerte se mantendrá como parte de “el uno” de los otros indefinidos, donde no
se podrá desarrollar como el mismo ya que no tendrá libertad, todo estará
determinado por la colectividad.

La principal razón por la que “el ser ahí” no cree en el sistema jurídico es porque
este sistema no ha garantizado la seguridad para los gobernados, ni les ha brindado
condiciones necesarias para el correcto desarrollo, ni les ha garantizado una vida
digna, sin embargo, esta situación no es sólo culpa de los gobernantes ya que lo
gobernados también forman parte del Estado, y forman parte de todo aquello que
critican porque a través de sus decisiones ya sean estas pasivas o activas
contribuyen a que el sistema jurídico no funcione de la manera que debería, pero
los gobernados al formar parte de “el uno” no aceptan la responsabilidad de sus
actos sino que por el contrario se deshacen de su libertad para otorgárselas a los
otros “ El arbitrio de los otros dispone de las cotidianas posibilidades de ser, del ser
ahí”9 otros que son indeterminados, de los cuales el “ser ahí” forma parte pero que
no se reconoce en ellos porque son “los otros” ,es importante señalar que estos no

8
Heidegger, Op. cit., p. 212
9
Heidegger, Op. cit., p. 143
son la totalidad de los restantes fuera de mí, “los otros” son aquellos de los que no
se puede distinguir “el ser ahí”. Entonces el “ se ahí” al formar parte de “el uno” hace
todo lo que está determinado, no piensa en qué consecuencias podría traer esas
conductas derivadas del pensamiento de la colectividad , por contrario justificamos
estas acciones como “normales” porque “si el otro lo hace yo también lo puedo
hacer”. Porque pareciera que dentro de las ideas aceptadas en la actualidad están
el ahorrar tiempo, hacer el mínimo esfuerzo posible, sin mencionar que no se piensa
más que en el beneficio propio y por estas razones es fácil aceptar todo acto de
corrupción, es fácil no obedecer el ordenamiento jurídico o permitir que otros
locorrompan y esto derivado de la falta del conocimiento de las mismas. Nietzsche
al hablar sobre el origen de los derechos menciona “Los derechos se remontan en
primera instancia a la tradición, la tradición a un convenio de un tiempo. En una
ocasión se estuvo bilateralmente satisfecho con las consecuencias del convenio
celebrado y por otra parte se fue demasiado perezoso para reconocerlo
formalmente; así se siguió viviendo como si nunca se hubiese dejado de
reconocerlo, y poco a poco, al ir el olvido extendiendo su niebla sobre el origen, se
creyó tener un estado sagrado, definitivo, sobre el que cada generación debía
continuar la edificación. La tradición era coacción, aun cuando ya no reportaba el
provecho por mor del cual se había originalmente establecido el convenio. En todas
las épocas han hallado aquí su plaza fuerte los débiles: tienden a perpetuar el
convenio de un tiempo, la condescendencia.” 10

No existe interés por pensar del por qué existen esas normas y entonces al no
conocer la finalidad de éstas, solo se actúa porque existen sanciones por el
incumplimiento de la obligación , pero por la misma razón es que al no tener una
certeza del por qué actúa de esa forma llega a incumplirlas al observar que es
mucho más fácil actuar de forma contraria sin no tener por ello una sanción,
buscando alternativas contrarias que corrompen todo fin de la norma y entonces sin
darse cuenta forman parte del gran problema por el cual no se cumplen las
funciones de gobierno. Las normas, los órganos, las instituciones no funcionan

10
Nietzsche, Friedrich, “El caminante y su sombra”, Nietzsche I, Madrid, GREDOS,pp.185-186
como deberían, misma situación que ocasiona que los gobernados lo desconozcan,
lo ignoren y lo manejen a su conveniencia.

Caso curioso cuando las personas se ven afectadas directamente porque entonces
se quejan y critican, pero culpan a los “otros”, al gobierno, las instituciones, las
autoridades, a la sociedad, etc. Sin asumir que forma parte de ésta y por supuesto
sin asumir su responsabilidad pero entonces aquí se denota lo que dice Heidegger
que a pesar de que formamos parte de los otros, no nos sentimos de esa forma
porque inclusive nos son indiferentes, porque son los otros indeterminados. Se debe
aclarar que el ser en el mundo es algo inherente a nosotros y es compartido con
“los otros”, nosotros somos en cada caso ya “con otros” “ el ser ahí está constituido
esencialmente por el “ser con” ,que quiere decir comprensión del otro “ser ahí”, que
los otros no sean indiferentes, indeterminados.

Lo anterior fue con respecto a los gobernados, sin embargo no es muy diferente
cuando se ve desde otra perspectiva, las autoridads”, porque finalmente las
autoridades son personas que son “seres ahí” y por ende tienen las mismas
posibilidades de los gobernados de aceptarse como seres para la muerte cayendo
en el mismo supuesto con la gran diferencia que son ellos los que tienen en sus
manos un gran poder porque entre ellos están los legisladores y los que aplican
dichas normas, pero si estos caen en la cotidianidad en el “término medio” entonces
tampoco serán capaces de crear normas eficaces, que respondan a las
necesidades de la población, y así mismo la aplicación de las normas será deficiente
porque aceptara alternativas fuera de las normas dejando sin eficacia al derecho.

Con lo anterior podemos decir que la no aceptación de que somos seres para la
muerte, seres existentes en cada caso, pero con respeto de los otros, genera
diversos problemas no solo a nivel personal, sino a nivel social y jurídicos por ello
es importante aceptar que es una constante “no totalidad”, misma que al
completarse con la muerte, la cual forma parte inherente de éste, se deja de ser “ser
ahí”. “El ser ahí es un ser en constante construcción, un ser capaz de determinar lo
que piensa sin embargo forma parte del mundo y es “con otros”, inclusive es parte
de “el uno” pero solo el puede curarse de esta situación, empezándose a asumirse
como “ser ahí” aceptando la libertad y las responsabilidades que conlleva y solo así
se podrá empezar a enfrentar y a dar solución a los problemas que la no aceptación
trae aparejados.

Bibliografía

Nietzsche, Friedrich, Fragmentos póstumos, trad. de Vermal, Luis y Llinares, Juan,


Madrid,Tecnos,2006.

Heidegger, Martin, El ser y el tiempo, 5ª. Ed., trad. de Gaos José, México, Fondo
de cultura económica,1974.

Villanueva, Luis, La división de poderes: teoría y realidad,Cátedra nacional de


derecho Jorge Carpizo. Reflexiones constitucionales,Mexico, Instituto de
Investigaciones Jurídicas,2014.

Nietzsche, Friedrich, “El caminante y su sombra”, Nietzsche I, Madrid,


GREDOS,pp.185-186

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