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Nombre común Pato mandarín

Nombre científico Aix galericulata


Nombre catalán Ànec mandarí
Nombre gallego Pato mandarín
Nombre euskera Mandarin ahatea
Nombre inglés Mandarin duck

Presencia Ocasional

Clasificación Orden Anseriformes; familia Anatidae

Longitud 41-49 cm

Envergadura 68-74 cm

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Identificación A pesar de su exótico aspecto, este pato resulta bastante
familiar por ser una especie frecuente en parques zoológicos. Los machos
son muy llamativos, mientras que las hembras, al igual que los machos en
plumaje de eclipse y los jóvenes, presentan colores parduscos, muy
similares a los del pato joyuyo.

Ecología Cría en lagos, ríos y marjales enclavados en el cinturón de


bosques caducifolios de la franja templada de Asia oriental, y muestra
preferencia por humedales de tamaño reducido con abundancia de
vegetación palustre. Su dieta se compone de nueces, bellotas y semillas, así
como de plantas y de invertebrados acuáticos. Anida en huecos de árboles
donde deposita una puesta de entre 9 y 12 huevos.

Distribución en el mundo Su área de distribución natural se extiende por


Asia oriental, entre el sureste de Siberia y el noreste de China, Corea y
Japón. En este territorio la especie resulta muy poco abundante y se
encuentra en disminución (se estiman unas 6.000-7.000 parejas, la mayoría
en Japón). Pero además de esta población autóctona, existe otra importante
asilvestrada en Gran Bretaña —que alcanza ya una cierta importancia, con
varios miles de individuos— y núcleos menores en diversos países de
Europa central, que proceden de sueltas y escapes de animales cautivos
ocurridas a lo largo del siglo XX. En Asia la especie es esencialmente
migradora, con áreas de invernada en el este de China, pero las poblaciones
japonesa y británica parecen sedentarias.

Citas en España Hay algunas recuperaciones de aves británicas en el


continente europeo, una de ellas en Rusia y otra en la comarca francesa de
Las Landas, cerca ya de España. Además, en Francia se conocen bastantes
observaciones de otoño e invierno que se pueden achacar a aves venidas
desde Gran Bretaña, frecuentemente en pequeños grupos. Por eso, aunque
siempre quepa la posibilidad de escapes locales de aves cautivas, muchas
observaciones españolas, en particular las que se producen en pleno
invierno y en el norte de la Península, deben corresponder a aves llegadas
desde Europa. Hasta 2004 se habían homologado 30 registros.

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