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Coleccion: Gaceta Civil - Tomo 38 - Numero 2 - Mes-Ano: 8_2016

El régimen patrimonial en las uniones de hecho Cuando lo


que la ley establece no es suficiente
Patricia Janet BELTRÁN PACHECO*

[-]

RESUMEN

La autora propone que, dada la naturaleza de las uniones de hecho como fuente
generadora de una familia, estas deben gozar de todos los derechos y
reconocimientos otorgados por la legislación nacional a esta última institución. En ese
sentido, critica la restricción normativa del ámbito del régimen patrimonial para las
uniones de hecho, el cual, en un extremo, ha impuesto la configuración de una
sociedad de gananciales dejando de lado la posibilidad de optar por la separación de
patrimonios.

MARCO NORMATIVO

• Constitución Política del Perú: art. 5.

• Código Civil: arts. 315 312 y 326.

• Código Procesal Civil: arts. 65 y 93.

PALABRAS CLAVE: Unión de hecho / Matrimonio / Separación de patrimonios /


Sociedad de gananciales / Regímenes patrimoniales

Recibido: 10/08/2016
Aprobado: 12/08/2016

Introducción

Muchos estudiosos del Derecho así como la reiterada jurisprudencia de la Corte


Suprema de la República del Perú, son de la opinión que no es posible que a una
unión de hecho se le pueda aplicar las normas relativas al régimen de separación de
patrimonios, considerando al emitir sus opiniones o decisiones que el Código Civil
vigente restringe dicha situación en estricta aplicación del artículo 3261 del texto
normativo antes mencionado.

Para analizar dicho tema, en primer término debemos observar que el Estado peruano
se abstiene de promover2 las uniones de hecho como lo hace con el matrimonio a
pesar que también es una institución familiar, por lo que conforme a lo enunciado en el
párrafo anterior, encontramos en nuestro sistema normativo dos dispositivos legales al
respecto: uno en el Código Civil y otro en la Constitución Política del Perú3, a través de
los cuales se denota la preocupación por el aspecto patrimonial, destacándose que
expresamente se señala que constituida la unión convivencial, su régimen patrimonial
debe regirse por las reglas de la sociedad de gananciales en cuanto le sea aplicable.

Antiguamente la doctrina hacía referencia a dos clases de unión de hecho, por una
parte, la denominada propia o concubinato4 y por otra la impropia; pero a la fecha
dicha clasificación ya no es muy utilizada, puesto que al emplearse la denominación
solo se hace referencia a aquellas relaciones de pareja que cumplen con las
características que la ley exige5.

Por otra parte, en los últimos años observamos que ha existido una constante
preocupación de normar a través de diversos dispositivos legales muchos de los
aspectos que surgen de la existencia de las uniones de hecho, reconociéndoseles
derechos que hasta hace unos años se les negaba como el reconocimiento de
derechos sucesorios, es decir, hoy los convivientes tienen la posibilidad de heredar,
sea que se encuentren inscritos en el Registro Personal, de conformidad con el artículo
49 de la Ley Nº 26662, o que hayan sido reconocidas por la vía judicial lo cual cabe si
no hubo una declaración voluntaria antes del fallecimiento del causante.

I. ¿Cuál es el régimen patrimonial que rige las uniones de hecho en el Perú?

En sus primeros dos años la unión de hecho, se rige por el régimen de comunidad de
bienes de ello muchos autores deducen que es un régimen único y forzoso, al que se
le aplican las reglas del régimen de sociedad de gananciales en lo que fuere pertinente
según lo establecido en las leyes peruanas que se encuentran vigentes.

De lo antes mencionado, nos preguntamos: ¿Los convivientes no pueden convenir que


se le aplique las reglas del régimen de “separación de patrimonios” para regular sus
relaciones patrimoniales? En nuestra opinión, si bien la previsión constitucional que
hemos citado establece expresamente que la unión de hecho “da lugar a una
comunidad de bienes” y el artículo 326 del Código Civil, en concordancia con el
artículo 5 de la Constitución de 1993, condiciona la aplicación de las normas del
régimen de sociedad de gananciales a la comunidad de bienes originada de una unión
de hecho, siempre que esta haya durado por lo menos dos años continuos… La
respuesta más obvia sería no, pero nos preguntamos ¿acaso hay una norma expresa
que lo limite o prohíba? La respuesta vuelve a ser no… ¿entonces? ¿Por qué limitar
donde la ley no lo hace? Considero que ello se debe a que estamos acostumbrados a
ser demasiado legalistas, demasiado aplicadores de la ley, y olvidamos que las
instituciones familiares van cambiando con el tiempo, por lo que sus necesidades,
vicisitudes y tendencias también.

Esto significa que tenemos lo siguiente, mientras la relación de convivencia no cumpla


dos años de vigencia como tal, los convivientes someten sus relaciones patrimoniales
a las reglas de la comunidad de bienes y, en su caso, a las de copropiedad, en vista de
no existir regulación sobre la primera en el Código Civil, pero una vez que superan los
dos años, la comunidad de bienes se regirá por las normas de la sociedad de
gananciales siempre que le sea favorable, por lo que entendemos que en caso
implique restricciones o limitaciones a sus derechos no se debería considerar dichas
reglas continuando con las disposiciones que rigen a la copropiedad, y es así que nos
preguntamos … y ¿acaso no podría ser viable que los convivientes a los dos años
consideren que lo mejor para ellos es optar que su comunidad de bienes se rija por las
reglas de un régimen de separación de patrimonios? En nuestra opinión, esta opción
debería estudiarse en el Congreso a fin de realizar una modificación legislativa, pero
en caso de originarse en la práctica debería de considerarse y respetarse puesto que
ya debemos dejar de hacer interpretaciones restrictivas para tener en cuenta la
voluntad de las partes, más aún si consideramos que la unión de hecho es una
institución familiar.

Es relevante reconocer que cuando en una relación convivencial se comprueba la


impertinencia de la aplicación de las normas de sociedad de gananciales a la
comunidad de bienes; en la realidad se opta por aplicar las normas de la copropiedad
siempre que sean las pertinentes, si ello les fuese favorable.

Hoy en día, las uniones de hecho, los derechos y consecuencias que surgen de ellas,
han sido reconocidos en un nivel superior, buscándose en la doctrina y en la
jurisprudencia equiparar la relación convivencial estable con la relación conyugal que
surgen como consecuencia de la celebración de un matrimonio civil, tan es así de
cierto, que consideramos que aquel reconocimiento voluntario que realizan los
convivientes ante un notario y que posteriormente se inscribe en los Registros
Públicos, a nuestro parecer sustituye a la partida de matrimonio inscrita en el Registro
Civil, por lo que nos preguntamos:¿qué esperan los legisladores para incorporar al
estado de conviviente entre los estados civiles? Creo que al respecto, ya es hora de
evolucionar y de evitar tratamiento desigual entre los iguales.

Por otra parte, surge una pregunta que es muy común, ¿cómo determinar que una
norma de sociedad de gananciales puede aplicarse a la comunidad de bienes por ser
la más favorable? Ello deberá analizarse en cada caso. Consideramos que se debe
tener en cuenta la naturaleza jurídica del régimen patrimonial que los convivientes
consideran les favorece y por otra parte se deberán de inaplicar todas aquellas
disposiciones que establezcan excepciones o restrinjan derechos, ya que ello
implicaría una aplicación de las normas, que podría dañar los intereses de los
convivientes.

Algunos doctrinarios señalan que el artículo 296 del Código Civil, que permite a los
cónyuges modificar su régimen de sociedad de gananciales por el de separación de
patrimonios, no les es aplicable a los convivientes al encontrarse ellos vinculados al
régimen patrimonial de los convivientes que se considera único y forzoso; no pudiendo,
por tanto, sustituir la comunidad de bienes impuesta por mandato constitucional, por lo
que es imprescindible que se realice un cambio normativo ya que se están
restringiendo voluntades y decisiones; por otra parte, ¿podrían aplicarse reglas de la
separación de patrimonios para regular el aspecto patrimonial de los convivientes
¿Podrían apartarse de la comunidad de bienes porque consideran que este régimen
limita o restringe sus derechos? La norma señala que la comunidad de bienes se
aplica a la convivencia pero no dice que “solo” por lo que podría considerar otras
opciones.

Tenemos otros ejemplos normativos que suelen ser considerados por muchos
catedráticos de Derecho de Familia, quienes consideran que no son de pertinente
aplicación para las relaciones convivenciales, es así que se señala que lo establecido
en el artículo 312 del Código Civil relativo a la prohibición de contratar entre cónyuges
respecto de bienes sociales, no es aplicable a los convivientes en tanto implica una
restricción de la libertad de contratación; o, el artículo 315 del Código Civil sobre la
intervención del marido y la mujer para disponer de bienes sociales, que tampoco les
sería aplicable a las uniones de hecho, en tanto, se señala restringe el derecho de
propiedad, casos en los que coincidimos.
Hay una tendencia en nuestra sociedad jurídica de pensar que el reconocimiento de la
unión de hecho es automático, lo cual no es cierto, se requiere un reconocimiento
notarial o un reconocimiento judicial, siendo que este último surge cuando hay
controversia entre los concubinos, por lo que debemos de analizar el aspecto
patrimonial a la luz de la fecha que se considera constituida dicha relación, a fin de
evitar abuso por parte de uno de los convivientes.

Generalmente los aspectos patrimoniales deben establecerse a la luz de la duración


de la unión de hecho, las cuales deben cumplir deberes, derechos y responsabilidades
comunes, cohabitando en un mismo domicilio, y ser entre personas de diversos sexos.
Cabe acotar que no es viable que se pretenda reconocer derechos patrimoniales a
uniones plurales simultaneas, ya que ninguna constituiría una unión de hecho, pero
recordemos que sí es posible que se viabilicen relaciones convivenciales sucesivas.
Recuerdo que una vez se nos presentó un caso en el cual se presentaron ante la
judicatura tres mujeres que reclamaban que se declare la unión de hecho que cada
una había tenido con el causante en diversos periodos de tiempo, es así que la
primera mantuvo una relación convivencial de diez años, la segunda de veinte años y
la tercera de ocho años, por lo que cada una requería su reconocimiento para hacer
valer sus derechos patrimoniales.

II. ¿Qué más podemos señalar respecto al régimen patrimonial de la unión de


hecho?

El régimen patrimonial de la unión de hecho considera tanto los bienes que los
convivientes poseían antes de constituir su relación convivencial como aquellos bienes
adquiridos por cualquier título durante el periodo de vigencia de dicha unión. Por lo que
podemos afirmar que el patrimonio de la unión de hecho está conformado por los
bienes propios y bienes sociales de cada conviviente, incluidas las cargas, deudas y el
menaje que implica los bienes básicos para desarrollarse como pareja y familia.

Los bienes sociales no constituyen copropiedad de los convivientes sino un patrimonio


autónomo, conforme lo establece el Código Procesal Civil, el que sin constituirse en
persona jurídica es distinto de los sujetos que la integran6.

El Tribunal Constitucional del Perú7, respecto al régimen de la sociedad de


gananciales, señala que tiene dos tipos de bienes (los propios y los bienes sociales),
que son afectados por interés común del hogar y constituyen, por sí mismos, un
“patrimonio autónomo” distinto de los de cada cónyuge por sí mismo; y, distinto
también, del régimen de copropiedad. Por ello, con respecto al patrimonio autónomo,
los cónyuges individualmente considerados no tienen el derecho, siendo que en la
unión de hecho cada conviviente dispone sobre una parte determinada de los referidos
bienes, sino únicamente una alícuota.

III. ¿Cuál es la posición de la jurisprudencia?

Para analizar ello, citaremos la sentencia emitida en Casación, a través del Expediente
Nº 2684-2004-Loreto, emitida por la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de
Justicia de la República del Perú, con fecha veintiuno de noviembre del dos mil cinco
que, analizado el presente proceso se observa que:

“Don Adolfo Mozombite Macedo interponía una demanda de División y Partición contra
Alejandrina Villacorta Ushiñahua para que se disponga que el inmueble ubicado en el
lote doce de la manzana k del asentamiento humano ‘El Castañal’ Pampachica,
adquirido con su exconviviente durante el régimen convivencial por intermedio de la
Municipalidad Provincial de Maynas, sea liquidado debiéndosele hacer entrega de la
parte que le corresponde; amparó jurídicamente su demanda en los artículos
trescientos veintiséis y trescientos veintisiete del Código Civil, relativos al concubinato
y a los caracteres del régimen de separación de patrimonios; la demandada contesta la
demanda negándola, señalando que los artículos trescientos veintiséis y trescientos
veintisiete del Código Civil, en que se sustenta el demandante para demandar la
división y partición, son totalmente inaplicables al presente caso; y, que al no existir
Declaración Jurada de Convivencia no ha existido régimen convivencial; por lo que, la
demanda tiene por objeto perjudicarla a ella y a sus tres hijos llamados Hanz
Gildemeister, Danitza Johanna y Gino Liber Mozombite Villacorta;

Que, en la audiencia de conciliación, se ha fijado como punto controvertido: establecer


si resulta o no procedente la demanda de división y partición en atención a la
pretensión demandada;

Que, la sala superior, para revocar la apelada declarando improcedente la demanda,


se sustentó fundamentalmente en que el inmueble sub-litis había sido adquirido por el
actor y la demandada, según título definitivo de propiedad otorgado por la
Municipalidad Provincial de Maynas, inscrito en la ficha número ocho mil setecientos
cincuenticinco del Registro de la Propiedad Inmueble de Loreto, posteriormente,
trasladado como predio número “P” doce cero cero treintitrés setentiséis del Registro
Predial Urbano de Loreto, conforme a las copias certificadas de fojas quince a
diecinueve, formando parte del patrimonio adquirido dentro de la unión de hecho
mantenida entre las partes;

Que, tratándose de un bien inmueble que ha sido adquirido durante la vigencia de la


unión de hecho o concubinato, antes de enmarcarlo dentro del ámbito de la
copropiedad, debe tenerse en cuenta que goza de la protección que le da el artículo
quinto de la Constitución Política del Estado, que les reconoce efectos personales y
patrimoniales al originarse una comunidad de bienes que se sujeta a las disposiciones
del régimen de la sociedad de gananciales en lo que le resulta aplicable; lo que
también ha sido desarrollado en el artículo trescientos veintiséis del código civil, en
cuanto establece: ‘la unión de hecho, voluntariamente realizada mantenida por un
varón y una mujer, libres de impedimento matrimonial para alcanzar finalidades y
cumplir deberes semejanzas a los del matrimonio, origina una sociedad de bienes que
se sujeta al régimen de sociedad de gananciales, en cuanto le fuere aplicable siempre
que dicha unión haya durado por lo menos dos años continuos’;
Que, la atribución que dicha norma sustantiva le ha dado a las uniones de hecho
corresponde a la esfera patrimonial, de allí que expresa taxativamente que ellas
originan una sociedad de bienes que se sujetan al régimen de la sociedad de
gananciales, en lo que le corresponde; y, tan es así, que esta unión puede terminar por
decisión unilateral, lo que no sucede con el patrimonio, cuyo vínculo se disuelve solo
por el divorcio; de allí que el concubinato requiera de una previa declaración judicial de
su existencia para disponer de su patrimonio; que, siendo esto así, las normas
materiales contenidas en los artículos novecientos ochentitrés y novecientos
ochenticuatro del Código Civil, que tratan de la noción de partición y de la
obligatoriedad de la partición no resultan pertinentes para dilucidar la controversia,
como ha sido estimado por la sentencia impugnada, toda vez, que para poder ser
aplicadas, previamente, debe procederse a una declaración judicial del estado
convivencial o de unión de hecho, cumplido lo cual, recién podrá acudir al órgano
jurisdiccional invocando las normas materiales que regulan la partición de bienes en
copropiedad;

Que, por lo expuesto, la denuncia por inaplicación de las normas materiales descritas
en el recurso de casación deben desestimarse. Estando a las conclusiones que
preceden y de conformidad con el artículo trescientos noventisiete del Código Procesal
Civil: declararon infundado recurso de casación interpuesto, a fojas trescientos
cincuentitrés, por Adolfo Mozombite Macedo; en consecuencia no casaron la sentencia
recurrida”.

Por otra parte, la sentencia emitida por la Corte Suprema de la República, en el


Expediente Nº 1532-2013-Lambayeque, ha señalado lo siguiente:

“La declaración de unión de hecho es imprescriptible supuesto implícito en el artículo 5


de nuestra Constitución promueve la formación y protección de la familia.

En el presente caso, una mujer demandó al juzgado de turno el reconocimiento de


unión de hecho, argumentando que desde 1983 convivió con el demandado, de los
cuales 14 años han sido consecutivos. Durante dicho tiempo junto con el demandado
juntaron una considerable suma de dinero para comprar un lote de terreno, dinero que
era guardado por su pareja, pero no pudo concretarse dicho plan pues en 1998,
descubrió un acto infiel de su pareja, motivo por el cual decidió separarse. Ante ello el
demandado propuso la excepción prescriptiva de la acción.

Fue así que mediante un auto se declaró infundada la excepción de prescripción de la


acción, señalando que como la pretensión es la declaración de sociedades
gananciales generados de los bienes comunes que se hubieren adquirido durante el
periodo de dicha unión, serán comprendidos dentro del régimen similar al de la
sociedad de gananciales, la que en el caso de autos será materia de pronunciamiento
en la decisión final.

El demandado interpuso apelación contra dicho auto y la Sala Superior mediante auto
de vista, revocó la apelada, declarándola fundada la excepción; disponiendo en
consecuencia, la nulidad de lo actuado y conclusión del proceso. Toda vez que la
pretensión para pedir la declaración de la existencia de una unión de hecho constituye
una acción personal está sujeto a prescripción.

Recurrido el caso en la sede casatoria, la Corte Suprema analizando la Constitución, la


Declaración Universal de los Derechos Humanos, concluyó que encontrándose
implícito en el artículo 5 de la Carta Magna, que reconoce a la unión de hecho, el
derecho humano a fundar una familia, la acción de reconocimiento de dicha unión no
está sujeta a plazo prescriptorio, pues los derechos humanos son por su propia
naturaleza imprescriptibles, según la Convención de Viena”.

IV. De las decisiones jurisdiccionales citadas podemos concluir

a) Para que se declaren los derechos patrimoniales de los convivientes, se requiere


que la unión de hecho haya sido reconocida notarial o judicialmente.

b) La declaración de la unión de hecho es imprescriptible.

c) Las decisiones jurisdiccionales consideran que las uniones de hecho tienen un


régimen patrimonial único que se rige en lo que les es favorable por las normas sobre
la sociedad de gananciales, por lo que tratándose de relaciones convivenciales
previamente estas deben estar reconocidas jurídicamente.

A manera de conclusión

Podemos señalar que tal como está legislado el régimen patrimonial de las uniones de
hecho, se les imponen límites y restricciones que deberían ser materia de análisis,
estudio y reforma, ya que se está olvidando que a la fecha las relaciones de
convivencia son consideradas como una fuente de familia al igual que el matrimonio,
por lo que dadas las necesidades cotidianas y al adecuado ejercicio de los derechos
de cada conviviente, debería permitírseles modificar su régimen de comunidad de
bienes por uno de separación de patrimonios como sucede en las relaciones maritales,
lo que requiere de una modificación legislativa y de una apertura de mentalidad de los
jueces de familia, cuya principal función es brindar tutela jurisdiccional efectiva.

Referencias bibliográficas

• BELTRÁN PACHECO, Janet. “Análisis de la sentencia del Tribunal Constitucional


sobre la procedencia de la pensión de viudez como consecuencia de una unión de
hecho judicialmente reconocida”. En: Jus Constitucional. Grijley, Lima, 2008.

• BELTRÁN PACHECO, Patricia Janet. “Dad a cada quién lo que le corresponde. La


importancia del cómputo del plazo del reconocimiento de la convivencia o unión de
hecho propia”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Nº 129, Gaceta Jurídico, Lima, junio
de 2009.

• BELTRÁN PACHECO, Janet. “Quien alega un hecho, debe probarlo. La prueba sobre
la existencia de una unión de hecho”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Nº 142, Lima,
julio de 2010.

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* Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú, con estudios de maestría y
doctorado en la misma casa de estudios.
Jueza superior titular de la Corte Superior de Justicia de Lima. Catedrática universitaria
en pre y posgrado en diversas universidades del Perú, docente en la Academia de la
Magistratura.

1 Artículo 326 del Código Civil de 1984.- “Efectos de uniones de hecho: La unión de
hecho, voluntariamente realizada y mantenida por un varón y una mujer, libres de
impedimento matrimonial, para alcanzar finalidades y cumplir deberes semejantes a
los del matrimonio, origina una sociedad de bienes que se sujeta al régimen de
sociedad de gananciales, en cuanto le fuere aplicable, siempre que dicha unión haya
durado por lo menos dos años continuos.La posesión constante de estado a partir de
fecha aproximada puede probarse con cualquiera de los medios admitidos por la ley
procesal, siempre que exista un principio de prueba escrita.

La unión de hecho termina por muerte, ausencia, mutuo acuerdo o decisión unilateral.
En este último caso, el juez puede conceder, a elección del abandonado, una cantidad
de dinero por concepto de indemnización o una pensión de alimentos, además de los
derechos que le correspondan de conformidad con el régimen de sociedad de
gananciales.

Tratándose de la unión de hecho que no reúna las condiciones señaladas en este


artículo, el interesado tiene expedita, en su caso, la acción de enriquecimiento
indebido”

2 Artículo 4 de la Constitución Política del Perú (1993).- “La comunidad y el Estado


protegen especialmente al niño, al adolescente, a la madre y al anciano en situación
de abandono. También protegen a la familia y promueven el matrimonio. Reconocen a
estos últimos como institutos naturales y fundamentales de la sociedad”.

3 Artículo 5 de la Constitución Política del Perú (1993).- “La unión estable de un varón
y una mujer, libres de impedimento matrimonial, que forman un hogar de hecho, da
lugar a una comunidad de bienes sujeta al régimen de la sociedad de gananciales en
cuanto sea aplicable”.

4 Antiguamente desde el punto de vista doctrinal, se han distinguían dos tipos de


uniones de hecho: la propia y la impropia. Entendiéndose por concubinato, aquella
unión propia que surge por decisión voluntaria de un hombre y una mujer, libres de
impedimento matrimonial, para alcanzar los fines y cumplir los deberes semejantes a
los del matrimonio, de conformidad con lo establecido en el primer párrafo del artículo
326 del Código Civil. Por otra parte, la unión de hecho impropia, que era aquella que
surgía sin que se cumpla con las exigencias o requisitos señalados. Cabe acotar que
en cuanto al régimen patrimonial del concubinato, conforme a la norma se establecía
que si la unión duro un periodo de dos años continuos, implicaba que la sociedad de
bienes se sujetaba al Régimen de Sociedad de Gananciales; lo que no sucede en los
casos vinculados a la unión impropia. Por otra parte, si el concubinato concluía por
muerte, mutuo acuerdo o por decisión unilateral, se liquidaba la comunidad de bienes,
en caso de que ésta exista, otorgándose los derechos que le correspondiesen de la
liquidación de la sociedad de bienes, más el pago de una indemnización o de una
pensión de alimentos en caso lo hubiera solicitado. En el caso de la unión impropia,
cuando ésta se extinguía, no se generaba ningún tipo de derecho a favor de los
exconvivientes, es decir, ninguno de ellos podía solicitar indemnización o pensión
alimenticia. Previéndose que cabía iniciar una demanda de enriquecimiento indebido
contra el ex conviviente que se enriqueció o benefició económicamente a expensas de
él. A la fecha solo se establece que existe la unión de hecho que cumple los requisitos
que la ley le exige y por lo tanto amerita reconocimiento de derechos , y por otra parte
aquella que no cumple los requisitos, respecto a la cual las opciones de reclamación
son menores.

5 La Ley Nº 30007 establece que la Unión de Hecho o concubinato deberá reunir los
requisitos del artículo 326 del Código Civil de 1984, es decir, que sea una Unión de
Hecho o Convivencia voluntaria, realizada por un varón y una mujer, libres de
impedimento matrimonial, que hay durado por lo menos dos años continuos, para
alcanzar finalidades y cumplir deberes semejantes a los del matrimonio.

6 Artículo 65 del Código Procesal Civil.- “Representación procesal del patrimonio


autónomo.- Existe patrimonio autónomo cuando dos o más personas tienen un
derecho o interés común respecto de un bien, sin constituir una persona jurídica.

La sociedad conyugal y otros patrimonios autónomos son representados por


cualquiera de sus partícipes, si son demandantes. Si son demandados, la
representación recae en la totalidad de los que la conforman, siendo de aplicación, en
este caso, el artículo 93.

Si se desconociera a uno o más de los integrantes del patrimonio autónomo, se estará


a lo dispuesto en el artículo 435.

El que comparece como demandado y oculta que el derecho discutido pertenece a un


patrimonio autónomo del que forma parte, se le impondrá una multa no menor de diez
ni mayor de cincuenta Unidades de Referencia Procesal, sin perjuicio de lo dispuesto
por el artículo 4”.

7 Sobre las uniones de hecho en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional puede


ver: BELTRÁN PACHECO, Janet. “Análisis de la sentencia del Tribunal Constitucional
sobre la procedencia de la pensión de viudez como consecuencia de una unión de
hecho judicialmente reconocida”. En: Jus Constitucional. Grijley, Lima, 2008, pp. 61 a
78.

Al respecto véase: BELTRÁN PACHECO, Patricia Janet. “Dad a cada quién lo que le
corresponde. La importancia del cómputo del plazo del reconocimiento de la
convivencia o unión de hecho propia”. En: Diálogo con la Jurisprudencia Nº 129,
Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2009, pp. 39 a 46. Asimismo: BELTRÁN PACHECO,
Janet. “Quien alega un hecho, debe probarlo. La prueba sobre la existencia de una
unión de hecho”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Nº 142, Gaceta Jurídica, Lima,
julio de 2010, pp. 21 a 28.

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