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RESUMEN
La autora propone que, dada la naturaleza de las uniones de hecho como fuente
generadora de una familia, estas deben gozar de todos los derechos y
reconocimientos otorgados por la legislación nacional a esta última institución. En ese
sentido, critica la restricción normativa del ámbito del régimen patrimonial para las
uniones de hecho, el cual, en un extremo, ha impuesto la configuración de una
sociedad de gananciales dejando de lado la posibilidad de optar por la separación de
patrimonios.
MARCO NORMATIVO
Recibido: 10/08/2016
Aprobado: 12/08/2016
Introducción
Para analizar dicho tema, en primer término debemos observar que el Estado peruano
se abstiene de promover2 las uniones de hecho como lo hace con el matrimonio a
pesar que también es una institución familiar, por lo que conforme a lo enunciado en el
párrafo anterior, encontramos en nuestro sistema normativo dos dispositivos legales al
respecto: uno en el Código Civil y otro en la Constitución Política del Perú3, a través de
los cuales se denota la preocupación por el aspecto patrimonial, destacándose que
expresamente se señala que constituida la unión convivencial, su régimen patrimonial
debe regirse por las reglas de la sociedad de gananciales en cuanto le sea aplicable.
Antiguamente la doctrina hacía referencia a dos clases de unión de hecho, por una
parte, la denominada propia o concubinato4 y por otra la impropia; pero a la fecha
dicha clasificación ya no es muy utilizada, puesto que al emplearse la denominación
solo se hace referencia a aquellas relaciones de pareja que cumplen con las
características que la ley exige5.
Por otra parte, en los últimos años observamos que ha existido una constante
preocupación de normar a través de diversos dispositivos legales muchos de los
aspectos que surgen de la existencia de las uniones de hecho, reconociéndoseles
derechos que hasta hace unos años se les negaba como el reconocimiento de
derechos sucesorios, es decir, hoy los convivientes tienen la posibilidad de heredar,
sea que se encuentren inscritos en el Registro Personal, de conformidad con el artículo
49 de la Ley Nº 26662, o que hayan sido reconocidas por la vía judicial lo cual cabe si
no hubo una declaración voluntaria antes del fallecimiento del causante.
En sus primeros dos años la unión de hecho, se rige por el régimen de comunidad de
bienes de ello muchos autores deducen que es un régimen único y forzoso, al que se
le aplican las reglas del régimen de sociedad de gananciales en lo que fuere pertinente
según lo establecido en las leyes peruanas que se encuentran vigentes.
Hoy en día, las uniones de hecho, los derechos y consecuencias que surgen de ellas,
han sido reconocidos en un nivel superior, buscándose en la doctrina y en la
jurisprudencia equiparar la relación convivencial estable con la relación conyugal que
surgen como consecuencia de la celebración de un matrimonio civil, tan es así de
cierto, que consideramos que aquel reconocimiento voluntario que realizan los
convivientes ante un notario y que posteriormente se inscribe en los Registros
Públicos, a nuestro parecer sustituye a la partida de matrimonio inscrita en el Registro
Civil, por lo que nos preguntamos:¿qué esperan los legisladores para incorporar al
estado de conviviente entre los estados civiles? Creo que al respecto, ya es hora de
evolucionar y de evitar tratamiento desigual entre los iguales.
Por otra parte, surge una pregunta que es muy común, ¿cómo determinar que una
norma de sociedad de gananciales puede aplicarse a la comunidad de bienes por ser
la más favorable? Ello deberá analizarse en cada caso. Consideramos que se debe
tener en cuenta la naturaleza jurídica del régimen patrimonial que los convivientes
consideran les favorece y por otra parte se deberán de inaplicar todas aquellas
disposiciones que establezcan excepciones o restrinjan derechos, ya que ello
implicaría una aplicación de las normas, que podría dañar los intereses de los
convivientes.
Algunos doctrinarios señalan que el artículo 296 del Código Civil, que permite a los
cónyuges modificar su régimen de sociedad de gananciales por el de separación de
patrimonios, no les es aplicable a los convivientes al encontrarse ellos vinculados al
régimen patrimonial de los convivientes que se considera único y forzoso; no pudiendo,
por tanto, sustituir la comunidad de bienes impuesta por mandato constitucional, por lo
que es imprescindible que se realice un cambio normativo ya que se están
restringiendo voluntades y decisiones; por otra parte, ¿podrían aplicarse reglas de la
separación de patrimonios para regular el aspecto patrimonial de los convivientes
¿Podrían apartarse de la comunidad de bienes porque consideran que este régimen
limita o restringe sus derechos? La norma señala que la comunidad de bienes se
aplica a la convivencia pero no dice que “solo” por lo que podría considerar otras
opciones.
Tenemos otros ejemplos normativos que suelen ser considerados por muchos
catedráticos de Derecho de Familia, quienes consideran que no son de pertinente
aplicación para las relaciones convivenciales, es así que se señala que lo establecido
en el artículo 312 del Código Civil relativo a la prohibición de contratar entre cónyuges
respecto de bienes sociales, no es aplicable a los convivientes en tanto implica una
restricción de la libertad de contratación; o, el artículo 315 del Código Civil sobre la
intervención del marido y la mujer para disponer de bienes sociales, que tampoco les
sería aplicable a las uniones de hecho, en tanto, se señala restringe el derecho de
propiedad, casos en los que coincidimos.
Hay una tendencia en nuestra sociedad jurídica de pensar que el reconocimiento de la
unión de hecho es automático, lo cual no es cierto, se requiere un reconocimiento
notarial o un reconocimiento judicial, siendo que este último surge cuando hay
controversia entre los concubinos, por lo que debemos de analizar el aspecto
patrimonial a la luz de la fecha que se considera constituida dicha relación, a fin de
evitar abuso por parte de uno de los convivientes.
El régimen patrimonial de la unión de hecho considera tanto los bienes que los
convivientes poseían antes de constituir su relación convivencial como aquellos bienes
adquiridos por cualquier título durante el periodo de vigencia de dicha unión. Por lo que
podemos afirmar que el patrimonio de la unión de hecho está conformado por los
bienes propios y bienes sociales de cada conviviente, incluidas las cargas, deudas y el
menaje que implica los bienes básicos para desarrollarse como pareja y familia.
Para analizar ello, citaremos la sentencia emitida en Casación, a través del Expediente
Nº 2684-2004-Loreto, emitida por la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de
Justicia de la República del Perú, con fecha veintiuno de noviembre del dos mil cinco
que, analizado el presente proceso se observa que:
“Don Adolfo Mozombite Macedo interponía una demanda de División y Partición contra
Alejandrina Villacorta Ushiñahua para que se disponga que el inmueble ubicado en el
lote doce de la manzana k del asentamiento humano ‘El Castañal’ Pampachica,
adquirido con su exconviviente durante el régimen convivencial por intermedio de la
Municipalidad Provincial de Maynas, sea liquidado debiéndosele hacer entrega de la
parte que le corresponde; amparó jurídicamente su demanda en los artículos
trescientos veintiséis y trescientos veintisiete del Código Civil, relativos al concubinato
y a los caracteres del régimen de separación de patrimonios; la demandada contesta la
demanda negándola, señalando que los artículos trescientos veintiséis y trescientos
veintisiete del Código Civil, en que se sustenta el demandante para demandar la
división y partición, son totalmente inaplicables al presente caso; y, que al no existir
Declaración Jurada de Convivencia no ha existido régimen convivencial; por lo que, la
demanda tiene por objeto perjudicarla a ella y a sus tres hijos llamados Hanz
Gildemeister, Danitza Johanna y Gino Liber Mozombite Villacorta;
Que, por lo expuesto, la denuncia por inaplicación de las normas materiales descritas
en el recurso de casación deben desestimarse. Estando a las conclusiones que
preceden y de conformidad con el artículo trescientos noventisiete del Código Procesal
Civil: declararon infundado recurso de casación interpuesto, a fojas trescientos
cincuentitrés, por Adolfo Mozombite Macedo; en consecuencia no casaron la sentencia
recurrida”.
El demandado interpuso apelación contra dicho auto y la Sala Superior mediante auto
de vista, revocó la apelada, declarándola fundada la excepción; disponiendo en
consecuencia, la nulidad de lo actuado y conclusión del proceso. Toda vez que la
pretensión para pedir la declaración de la existencia de una unión de hecho constituye
una acción personal está sujeto a prescripción.
A manera de conclusión
Podemos señalar que tal como está legislado el régimen patrimonial de las uniones de
hecho, se les imponen límites y restricciones que deberían ser materia de análisis,
estudio y reforma, ya que se está olvidando que a la fecha las relaciones de
convivencia son consideradas como una fuente de familia al igual que el matrimonio,
por lo que dadas las necesidades cotidianas y al adecuado ejercicio de los derechos
de cada conviviente, debería permitírseles modificar su régimen de comunidad de
bienes por uno de separación de patrimonios como sucede en las relaciones maritales,
lo que requiere de una modificación legislativa y de una apertura de mentalidad de los
jueces de familia, cuya principal función es brindar tutela jurisdiccional efectiva.
Referencias bibliográficas
• BELTRÁN PACHECO, Janet. “Quien alega un hecho, debe probarlo. La prueba sobre
la existencia de una unión de hecho”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Nº 142, Lima,
julio de 2010.
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* Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú, con estudios de maestría y
doctorado en la misma casa de estudios.
Jueza superior titular de la Corte Superior de Justicia de Lima. Catedrática universitaria
en pre y posgrado en diversas universidades del Perú, docente en la Academia de la
Magistratura.
1 Artículo 326 del Código Civil de 1984.- “Efectos de uniones de hecho: La unión de
hecho, voluntariamente realizada y mantenida por un varón y una mujer, libres de
impedimento matrimonial, para alcanzar finalidades y cumplir deberes semejantes a
los del matrimonio, origina una sociedad de bienes que se sujeta al régimen de
sociedad de gananciales, en cuanto le fuere aplicable, siempre que dicha unión haya
durado por lo menos dos años continuos.La posesión constante de estado a partir de
fecha aproximada puede probarse con cualquiera de los medios admitidos por la ley
procesal, siempre que exista un principio de prueba escrita.
La unión de hecho termina por muerte, ausencia, mutuo acuerdo o decisión unilateral.
En este último caso, el juez puede conceder, a elección del abandonado, una cantidad
de dinero por concepto de indemnización o una pensión de alimentos, además de los
derechos que le correspondan de conformidad con el régimen de sociedad de
gananciales.
3 Artículo 5 de la Constitución Política del Perú (1993).- “La unión estable de un varón
y una mujer, libres de impedimento matrimonial, que forman un hogar de hecho, da
lugar a una comunidad de bienes sujeta al régimen de la sociedad de gananciales en
cuanto sea aplicable”.
5 La Ley Nº 30007 establece que la Unión de Hecho o concubinato deberá reunir los
requisitos del artículo 326 del Código Civil de 1984, es decir, que sea una Unión de
Hecho o Convivencia voluntaria, realizada por un varón y una mujer, libres de
impedimento matrimonial, que hay durado por lo menos dos años continuos, para
alcanzar finalidades y cumplir deberes semejantes a los del matrimonio.
Al respecto véase: BELTRÁN PACHECO, Patricia Janet. “Dad a cada quién lo que le
corresponde. La importancia del cómputo del plazo del reconocimiento de la
convivencia o unión de hecho propia”. En: Diálogo con la Jurisprudencia Nº 129,
Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2009, pp. 39 a 46. Asimismo: BELTRÁN PACHECO,
Janet. “Quien alega un hecho, debe probarlo. La prueba sobre la existencia de una
unión de hecho”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Nº 142, Gaceta Jurídica, Lima,
julio de 2010, pp. 21 a 28.