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Adonys

Escuela Positiva del Derecho Penal


Introducción a la Escuela Positiva del Derecho Penal
A mediados del siglo XIX, cuando la corriente clásica del Derecho Penal, consideraba haber alcanzado
su más alto grado de perfeccionamiento, en relación a la bien construida construcción jurídica
carrariana, que ya brillaba por toda Europa, aparece en Italia una nueva corriente de pensamiento en
la ciencia del Derecho Penal, que apartándose radicalmente de los principios y postulados clásicos
hasta entonces aceptados, provocó una verdadera revolución en el campo jurídico penal, minando su
estructura desde los cimientos hasta sus niveles más elevados.

Se trataba del surgimiento de la Escuela Positiva del Derecho Penal, que atacando los más consagrados
principios de la Escuela Clásica, creó una profunda confusión en las ideas penales de esa época, que
provocó lo que se ha denominado “la crisis del Derecho Penal Clásico”, por cuanto que hicieron caer
al derecho penal en cierta desubicación que duró casi más de medio siglo.

El notable jurisconsulto y profesor Rafael Cuevas del Cid, al analizar las bases generales del Derecho
Penal en la Escuela Positiva, explica que mientras la Escuela Clásica había excluido al delincuente de
su construcción sistemática, la Escuela Positiva lo colocó en primer lugar y estableció respecto a él
nuevas y revolucionarias teorías.

El Derecho Penal en esta nueva escuela no se asienta ya sobre la responsabilidad moral, sino es
predominantemente determinista y se asienta sobre la responsabilidad social, por otra parte, la razón
de la existencia del Derecho Penal ya no se busca en la tutela jurídica, sino en la defensa social
indirecta. De acuerdo con la responsabilidad social, el hombre es imputable, no porque sea un ser
consciente, inteligente y libre, sino sencillamente por la razón de que vive en sociedad y ésta debe
defenderse contra los que la atacan, sean éstos normales o anormales.

El fin principal de las penas deja de ser el restablecimiento del derecho violado y pasa a ser el de la
prevención y, en esa virtud, las penas ya no son determinadas y proporcionales al daño causado por
el delito, sino más bien indeterminadas y proporcionadas a la temibilidad del delincuente. La pena era
la sanción única que admitía el Derecho Penal Clásico; la Escuela Positiva cree haber comprobado la
inutilidad de la pena, que no puede reformar al delincuente, y propone una serie de medidas de
seguridad que llevan por fin principal la reforma del delincuente (o su curación), para devolver a la
sociedad un miembro no peligroso.

La Escuela Clásica no dejaba librado absolutamente nada al arbitrio del juzgado; por el contrario los
positivistas dejan un amplio arbitrio al juez para que pueda ajustar la pena a la personalidad del
delincuente. Por otra parte, la pena siendo indeterminada, cesará cuando así lo exija la conducta del
delincuente, es decir, cuando su reforma y su falta de peligrosidad sean evidentes.

Sindy
Postulados de la Escuela Positivista
La transformación tan profunda que sufre el Derecho Penal con la Escuela Positiva se manifiesta, por
ejemplo, en que, para Enrico Ferri, el Derecho Penal desaparece como disciplina jurídica para convertirse
en una simple rama de la Sociología Criminal. Con estos criterios que se plantean resulta evidente, por
tanto, las grandes mutaciones que sufrió la corriente clásica con la irrupción de la corriente positivista,
cuyos postulados más importantes pueden resumirse así:

 Respecto al Derecho Penal. Ésta disciplina pierde su autonomía, como ciencia jurídica y es considerada
como parte de las ciencias fenomenalistas, especialmente como una simple rama de la Sociología
Criminal. Enrico Ferri afirmaba que la Antropología y la Estadística Criminal, así como el Derecho Criminal
y Penal, no son más que capítulos diferentes de una ciencia única que estudia el delito considerado como
fenómeno natural y social.
 Respecto al método. Para la construcción ideológica de esta Escuela, sus seguidores utilizaron el método
de “observación y experimentación”, propio de las ciencias naturales, al cual denominaron “Método
Positivo” y del que tomó su nombre la Escuela Positiva del Derecho Penal.
 Respecto al delito. Se consideró al delito como acción humana con causas naturales o sociales. Se definió
el delito como una lesión a aquella parte del sentimiento moral que consiste en la violación de los
sentimientos altruistas fundamentales, es decir, la piedad y la propiedad, en la medida en que estos
sentimientos son poseídos por una comunidad (Delito natural de Garófalo): o bien, el delito debe
considerarse como acción punible determinada por aquellas acciones encaminadas por móviles
individuales y antisociales que turban las condiciones de vida y contravienen la moralidad media de un
pueblo en un momento dado (delito social de Ferri).

Edgar
Continuación Postulados
 Respecto a la pena. Consideraron que la pena era un medio de defensa social, que se realizaba mediante
la prevención general (amenaza de pena a todos los ciudadanos), y la prevención especial (ampliación de
dicha amenaza al delincuente); sosteniendo que la pena no era la única consecuencia del delito, ya que
debía aplicarse una serie de sanciones y medidas de seguridad, de acuerdo con la personalidad del
delincuente.
 Respecto al delincuente. Fue considerado como un ser anormal, relegándolo de la especie humana, por
cuanto decían era un ser atávico, con fondo epiléptico, idéntico al loco moral y con caracteres
anatómicos, psíquicos y funcionales especiales, que delinque no solamente por sus características
biopsíquicas sino por las poderosas influencias del ambiente y de la sociedad. En tal sentido, el hombre es
responsable criminalmente por cualquier acto antijurídico realizado; es decir, tan sólo por el hecho de
cualquier acto antijurídico realizado, tan sólo por el hecho de vivir en sociedad, ya que la sociedad tiene
que defenderse de quienes la atacan.

Con el desarrollo de cada uno de los postulados enunciados los positivistas crearon quizás el más grande
desconcierto del Derecho Penal Clásico y tuvieron influencia en el sistema jurídico de aquella época, dado
que las legislaciones de corte clásico se convirtieron en positivistas, arrastradas por aquella corriente que
cambió algunos de los cimientos anteriores del Derecho Penal durante medio siglo (de 1850 a 1900).

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