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¿En qué casos es

necesario extirpar el
útero?

Esta solución suele ser la última por la que optan los médicos, aunque
ante ciertas alteraciones se hace imprescindible.

Cuando una mujer presenta miomas, prolapsos, sangrados abundantes…


suele ser señal de que el útero sufre algún problema. Décadas atrás lo
habitual en muchos casos era extirpar el útero. Pero actualmente los
médicos suelen recomendar su preservación y recurrir a intervenciones
menos invasivas.

¿Cuándo se debe extirpar el útero?


Hoy en día solo se recurre a la extirpación de útero en casos graves. El
médico siempre procura que la calidad de vida de la paciente no se
resienta. Por este motivo, se tiende a emplear las cirugías menos invasivas
posibles o que supongan no eliminar por completo el útero sino solo las
partes afectadas por el trastorno detectado.

Pese a ello, pueden darse distintas situaciones en las que una mujer
requiera una histerectomía, intervención quirúrgica en la que se extrae el
útero. Generalmente, responden a un diagnóstico o sospecha razonable de
enfermedades malignas, como cáncer de endometrio o de cuello uterino.

En estos casos, es frecuente practicar la extirpación, pero también se


acaba optando por ello ante algunas enfermedades benignas que pueden
suponer ciertos riesgos.

1. Menstruaciones muy abundantes


Solo en casos especialmente severos, en los que el sangrado sea muy
abundante y no exista una solución eficaz –como el seguimiento de un
tratamiento hormonal, o el uso de anticonceptivos o DIU–, se puede llegar
a practicar una histerectomía.

Años atrás, las mujeres que sufrían sangrados importantes durante sus
menstruaciones eran serias candidatas a una histerectomía. Por suerte,
hoy en día existen varios tratamientos que controlan el problema del
sangrado excesivo en la mayoría de los casos.

Antes de llegar a la histerectomía, se puede realizar una ablación


endometrial por medio de una histeroscopia. Esta técnica poco invasiva
consiste en realizar una extirpación del endometrio, la capa interna del
útero, a través de la vagina de la paciente.

Esta intervención no entraña grandes complicaciones y la paciente puede


hacer vida normal a partir del día siguiente. La menstruación puede
desaparecer o volverse muy escasa.
2. Hemorragia importante tras el parto
Otra circunstancia en la que puede ser necesaria una histerectomía de
emergencia es cuando, tras un parto convencional o por cesárea, se
producen serios problemas y complicaciones hemorrágicas.
Generalmente se debe a que el útero ha sufrido daños. Cuando la vida de
la paciente puede estar en peligro, el médico decide intervenir.

3. Miomas uterinos
Los miomas uterinos son tumores o bultos benignos que no suelen revestir
mayor gravedad. Generalmente, solo se operan cuando son de gran
tamaño y ocasionan dolor intenso o sangrados muy abundantes.

 En el caso de pacientes jóvenes que quieran tener hijos y que


presenten miomas uterinos de un tamaño considerable, que
produzcan dolor o puedan dificultar un embarazo, la intervención
quirúrgica procurará conservar el útero y eliminar solamente los
miomas.
Solo se suele practicar una histerectomía total o parcial cuando la
paciente no desea tener más hijos o bien si ya se encuentra en la etapa de
la menopausia.

4. Prolapso con incontinencia


Se produce cuando la matriz “se descuelga” y presiona la vagina,
pudiendo provocar pérdidas de orina. En casos especialmente graves,
cuando el prolapso produce síntomas serios y empeora la calidad de vida
de la paciente, el ginecólogo puede intervenir extirpando el útero y
colocando unas mallas compresivas internas.

Para evitar que el prolapso empeore y se tenga que recurrir a este tipo de
cirugía, es muy importante acudir al médico lo antes posible siempre que
se note un “bulto” en la zona genital y existan pérdidas de orina.

La operación es cada vez más sencilla


La técnica utilizada para llevar a cabo la histerectomía o extirpación del
útero es actualmente es actualmente mucho menos invasiva que hace
años. En función de cada caso, se puede optar por diferentes métodos:
 Laparoscopia. Suele ser el procedimiento más habitual si el útero no
tiene más de 11 cm. Se realizan pequeños cortes en el abdomen para
introducir una minicámara y el instrumental necesario para acceder
al útero.

 Incisión en el abdomen. Cuando el útero es muy grande, hay varios


miomas (o uno de gran tamaño), estos han crecido rápido o son
sospechosos de malignidad, se suele intervenir haciendo una sola
incisión más grande en el abdomen.

 Incisión en la vagina. Si la mujer tiene prolapso de útero o problemas


de incontinencia urinaria (con un útero no muy grande) y ha tenido
anteriormente partos vaginales, se puede optar por intervenir
haciendo una incisión en la vagina.
La recuperación depende de la cirugía
Cuando la histerectomía se realiza mediante laparoscopia o por vía
vaginal, la recuperación es mucho más rápida y menos dolorosa que
cuando la intervención es abdominal.

Sin embargo, cuando la operación, por algún motivo, se presenta


“compleja”, se suele tardar menos tiempo en operar por vía abdominal
que por laparoscopia, por lo que en determinados casos puede ser más
conveniente.

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