VI CONGRESO SEDIBAC

27 y 28 Mayo 2017

Las Flores de Bach y la terapia de pareja

Mª Rosaria Loi
mariposa17@tiscali.it

Resumen

En el encuentro con el otro, en la vida de pareja, nos reencontramos con todos los vacíos y las lagunas
afectivas que arrastramos desde la infancia, con la esperanza de encontrar en nuestro compañero que
nos comprenda y ame, colmándonos de las atenciones que siempre hemos deseado... Pero también el
otro desea que llenemos sus vacíos. Y es aquí donde la terapia de pareja se convierte en un óptimo
instrumento de crecimiento personal asistido por la utilización de las Flores de Bach.

Querría proponeros una reflexión como introducción a la ponencia.

Intentad pensar en vuestros padres como primer ejemplo de pareja que habéis conocido.

¿Cómo era su relación? ¿Formaban una pareja donde el amor, el respeto y la confianza mutua
eran los principios fundamentales de su unión? ¿O por el contrario era una pareja conflictiva
donde prevalecían la rabia, el desprecio y la desconfianza? ¿O acaso una pareja que no se
comunicaba, se ignoraba y en la que cada uno vivía en su propio mundo? ¿O quizá su relación se
caracterizaba por la alternancia de momentos de equilibrio y serenidad con otros de
comunicación conflictiva?

Para la mayor parte de nosotros el primer ejemplo de pareja que hemos conocido ha sido el de
nuestros padres. Aquel que nos ha permitido desarrollar la capacidad de confiar, o no, en el
“modelo de pareja” sobre el cual construir después, de adultos, la relación con una pareja propia.

Todavía hoy la pareja constituye la base de la sociedad, la célula primaria del sistema familiar, el
espacio emocional donde encontrar la fuerza, la complicidad, la alianza, la comprensión y el
amor. Pero actualmente hacemos nuestras previsiones considerando la creciente dificultad de las
parejas para vivir relaciones largas y satisfactorias.

A menudo las causas de los conflictos se han buscado en los problemas de comunicación entre
los dos miembros de la pareja, pero cuanto más desarrollo mi trabajo de terapeuta floral y
terapeuta sistémica familiar, más cuenta me doy de la importancia de vincular el éxito de la
relación de pareja dentro del contexto de la inteligencia emocional de cada individuo, o cuanto
menos de una mirada más profunda.

He comenzado a trabajar con mis pacientes en sesiones individuales, pensando que facilitaría el
que cada uno de ellos encontrase en sí mismo los recursos para mejorar su calidad de vida. Pero

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en muchos de estos casos me he encontrado con el tener que “hacer espacio” también a la
pareja durante la sesión individual. Al lado de la persona que estaba sentada delante de mí podía
“ver” también a la pareja, a la otra mitad de la pareja, y a menudo además a sus padres. Y esto no
porque tenga dotes sensitivas o paranormales, sino porque han sido los propios pacientes
quienes me han ofrecido la posibilidad de comprender que dentro de las peleas, las
incomprensiones y las frustraciones en las relaciones de pareja, se esconde un auténtico modelo
“distorsionado” que ellos mismos han aprendido desde niños y que tiende a replicarse en el
adulto.

Todo esto me ha llevado después a considerar la posibilidad de proponer a algunos pacientes una
terapia de pareja, ¡en vivo! No seguir trabajando individualmente con uno sino incorporar a la
otra mitad en consulta para así obtener un beneficio para ambos.

He comprendido que muchas personas piensan erróneamente que la incapacidad de comunicar

lo que se siente en el interior de la pareja significa que no existe amor y que no vale la pena
seguir juntos. ¡Nada más equivocado que esto!

Pero vuelven nuestros padres a la forma de gestionar la pareja. Intentemos recordar cómo les
hemos visto afrontar las adversidades de la vida, los momentos de alegría y de tristeza.

En una familia encontramos un muestrario de todas las emociones y acontecimientos que vive la
sociedad: desde las guerras a la paz, desde los nacimientos al duelo, desde la enfermedad a la
curación, desde el matrimonio al divorcio, del paro a la realización profesional, y así
sucesivamente…

¿Cuántas veces hemos conseguido como adultos superar las dificultades y las pruebas cotidianas
manteniendo sólidamente nuestra relación de pareja?

Intentemos recordar cómo gestionaban las emociones nuestros padres y no sólo las consideradas
“negativas”, como la rabia, la tristeza o el miedo, sino también las “positivas”, como la calma, la
alegría, el coraje…

¿Se hablaba de aquello que se sentía? ¿Había una escucha atenta de las emociones y de sus
consecuencias o en cambio se cerraba todo en el armario del silencio?

¿Se podía compartir la alegría o la necesidad de comodidad sin que se reprimiese la afectividad
por miedo a parecer demasiado empalagosos?

¿O acaso las lágrimas eran consideradas signo de debilidad y por lo tanto reprimidas tanto como
muestra de felicidad o, aún peor, de tristeza?

¿Cuántos niños se han sentido reprendidos cuando lloraban porque “llorar era de niñitas”? ¿Y las
niñas que se enfadaban y por tanto se comportaban como marimachos?

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De esta manera, cada uno ha aprendido a esconder las propias emociones, a camuflar su propio
malestar interior creyendo que así podría gestionar como adulto la vida de pareja. ¡Nada más
equivocado!

En el encuentro con el otro, en la vida de dos, tenemos que pasar cuentas con todos los vacíos y
lagunas afectivas de la infancia que llevamos cargados a la espalda… Y todo con la esperanza de
encontrar la pareja que nos comprenda, colmándonos de las atenciones que habíamos deseado
siempre… Pero también el otro desea que llenemos su vacío… Y es aquí donde la terapia de
pareja se convierte en un instrumento óptimo de crecimiento personal y por tanto de la pareja.

Come dice la Dra. Margherita Spagnuolo Lobb1: <<Los integrantes de la pareja interactúan
moviéndose entre dos factores: el deseo de contactar con el otro y el miedo de no ser
comprendido en este deseo que, como toda búsqueda de reconocimiento, nos deja expuestos a
la humillación de ser valorados negativamente, como inadecuados para la otra persona...
El deseo de intimidad que sostiene y motiva la vida de pareja es parecido al deseo de sentirse en
casa, como el relax que disfruta el bebé cogido en los brazos de la madre, como la experiencia de
reconocimiento que el caminante tiene en el cuerpo y en el alma cuando finalmente vuelve a su
casa. El otro es deseado como un cuerpo que acoge, una casa en la que protegerse de la
intemperie, el mundo en el que es posible hablar la propia lengua. El modo en el que este deseo
se expresa en la pareja está imbuido del miedo de que el otro no esté donde querríamos
encontrarlo, que esté en otro lugar. Así, la experiencia del otro, más allá del momento del
enamoramiento, que por definición es ciego, se siente también como el riesgo de que el deseo de
intimidad sea frustrado, como el riesgo de que se repita el fallo experimentado en las relaciones
significativas: el otro tiene también la experiencia del extraño que no comprende, del abrazo
inseguro que mantiene nuestro cuerpo alerta, de la casa ruidosa en la que no es posible reposar.
Cada miedo y cada riesgo crean la vibración particular que caracteriza la tensión en torno al otro
en la pareja. Cada interacción significativa de una pareja, como también toda su vida, es una
historia (auguramos) con final feliz que repara el recorrido de nuestras relaciones significativas,
una historia en la que experimentamos nuestra capacidad renovada y crecida de contactar con el
otro con plena conciencia, viéndolo realmente más allá del temido rechazo y pudiendo llevar a
término el deseo de alcanzarlo.>>

En las sesiones de terapia de pareja, será entonces necesario que cada uno de los dos contacte
con las propias exigencias de crecimiento y reconocimiento personales para comprender cuáles
son las modalidades que está utilizando actualmente con su propia pareja.

1
Sacado de El reto de toda pareja, publicado en la revista Terapia Familiare nº86, 2008, pp. 55-73.

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Quien ha tenido padres que se escuchaban recíprocamente sin expresar juicios,

comprensivamente, sin querer cambiar al otro, escuchando las frustraciones y los dolores con
afecto y confianza, habrá desarrollado dentro suyo un modelo triunfador para la vida de pareja,
basado en la autoestima y la conciencia recíprocas.

Sin duda no todos han recibido un ejemplo tal de comunicación y respeto en el interior de su
familia de origen y sin duda este es uno de los motivos principales por el cual nuestros pacientes
en crisis de pareja se dirigen a nosotros para, a través de la terapia floral de Bach, superar las
dificultades.

En la terapia de pareja tenemos a nuestra disposición, entre los instrumentos más valiosos, las
maravillosas Flores de Bach, nuestra intuición unida a la empatía, la escucha activa y algunos
elementos fundamentales que nos aportan la comunicación verbal y no verbal de la pareja.

Y así me encuentro observando con atención algunos simples comportamientos durante la

sesión:

¿Entra en la consulta primero ella o él? ¿Se sienta él a la derecha de ella o viceversa?

¿Hay mucha distancia entre ellos en el sofá, o están sentados juntos?

¿Dónde ponen los bolsos? ¿En el suelo, entre ellos, los sujetan en los brazos como si fueran un
cojín para protegerse?

¿Se miran mientras hablan? ¿Me miran solo a mí, a la habitación, al suelo?

Estos son los indicadores que me ayudan a iniciar la entrevista con ambos, valorando
inmediatamente si existe una apertura o un cierre en lo que respecta a su relación.

La comunicación verbal es otra gran herramienta que podemos aprovechar cuando empezamos a
observar en la pareja, sesión a sesión, un verdadero cambio en el tono de voz y en las palabras.

Una terapia de pareja deberá tener en cuenta muchos aspectos que tienen tanto que ver con
cada uno de los integrantes, como con la modalidad de comunicación instalada en la relación, y
aprovechar al máximo los puntos fuertes de la misma.

Querría compartir con vosotros una antigua leyenda india2 que cuento a la pareja en la primera
sesión:

Cuenta esta historia que una vez llegaron a la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la
mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta, la hija del
cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.

2
El aguila y el halcón. Vieja leyenda de los indios Sioux.

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- Nos amamos- empezó el joven.

-Y nos vamos a casar - dijo ella.
-Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán; algo
que nos garantice que podremos estar siempre juntos. Que nos asegure que estaremos uno al
lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
-Por favor- repitieron.
- ¿Hay algo que podamos hacer?-

El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando
su palabra.
- Hay algo… - dijo el viejo después de una larga pausa-
- Pero no sé… Es una tarea muy difícil y sacrificada
- No importa- dijeron los dos.
- Lo que sea- ratificó Toro Bravo.
-Bien- dijo el brujo.
- Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola sin más armas que
una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas,
deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena
-¿Has comprendido?- La joven asintió en silencio.
- Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo- Deberás escalar la montaña del trueno y cuando llegues a la
cima, encontrar la más brava de todas las águilas y solamente con tus manos y una red deberás
atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta… Salid ahora.

Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión
encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur…

El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de
tela que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las
bolsas… Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo los pájaros cazados.
Eran verdaderamente ejemplares hermosos, sin duda lo mejor de su estirpe.
- ¿Volaban alto?- Preguntó el brujo.
- Sí, sin duda. Como lo pediste…
- ¿Y ahora?- preguntó el joven- ¿Los mataremos y beberemos el honor de su sangre?
- No- dijo el viejo
- ¿Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne? – propuso la joven –
- No- repitió el viejo.
-Haced lo que os digo
- Tomad las aves y atadlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero…
- Cuando las hayáis anudado, soltadlas y que vuelen libres

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El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón
intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse por el suelo. Unos minutos después,
irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.

-Este es el conjuro. Jamás olvidéis lo que habéis visto. Sois como un águila y un halcón; si os atáis
el uno al otro, aunque lo hagáis por amor, no sólo viviréis arrastrándoos, sino que además, tarde
o temprano, empezaréis a lastimaros el uno al otro. Si queréis que el amor entre vosotros
perdure, volad juntos pero jamás atados-

Como terapeutas florales tenemos a nuestra disposición diversas esencias florales que pueden
ayudar a cada uno de los integrantes de la pareja en el proceso de crecimiento y conciencia y
otras que pueden hacerlo conjuntamente. En primer lugar es importante entender la tipología de
cada uno de ellos y en la preparación de la fórmula individual, añadir las flores que pueden
ayudar a la pareja.

Por ejemplo, es muy útil combinar Holly con Cherry Plum cuando la pareja vive momentos de
fuerte tensión en los que se pierde el control y se dice o hace cualquier cosa que no se desea.

A menudo puede resultar útil el uso de Pine cuando se siente culpabilidad hacia la pareja y Star of
Bethlehem cuando se producen episodios traumáticos como por ejemplo la pérdida de un hijo,
un aborto u otra pérdida importante que golpea a ambos.

Walnut y Chestnut Bud son los dos pilares fundamentales de la terapia floral de pareja pues
promueven el cambio consciente y provechoso en la relación.

En la actualidad estoy tratando cuatro casos de pareja muy diferentes entre sí y por ello muy
interesantes en lo que respecta al uso de las Flores de Bach.

La exposición de los casos se ofrece en la ponencia oral.

Para finalizar, querría citar algunas palabras de John Welwood3:

<<Todas las tradiciones espirituales coinciden en afirmar que la persecución exclusiva de nuestra
propia felicidad no conduce a la verdadera satisfacción porque los deseos personales se
multiplican continuamente generando nuevas frustraciones. La verdadera felicidad —la que
nadie puede arrebatarnos— emana de la apertura de nuestro corazón, de su proyección hacia el
mundo que nos rodea y se complace con el bienestar de nuestros semejantes. Si queremos
preocuparnos por el desarrollo y la evolución de las personas a las que amamos es necesario
poner en funcionamiento las capacidades más profundas de nuestro ser y evolucionar nosotros
mismos. La evolución exige la puesta en marcha de todas nuestras cualidades. Así pues, todas las
dificultades propias de las relaciones constituyen, en realidad, una oportunidad excepcional:

3
Welwood, John. Amar y despertar. Obelisco 2000

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descubrir el camino sagrado del amor cuya llamada nos alienta a cultivar la plenitud y la
profundidad de nuestro ser>>.

¡Gracias!

Bibliografía

BOURQUIN, Peter. Las constelaciones familiares. Serendipity, 2007.

GOTTMANN, John. Intelligenza emotiva per la copia. Bur psicología, 2015.

GRAY, John. Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus. Grijabo 2004.

HELLINGER, Bert. I due volti dell'amore. Crisalide, 2002.

NEUHAUSER, Johannes. Lograr el amor en pareja. Herder, 2001.

OROZCO, Ricardo. Flores de Bach, 38 Descripciones Dinámicas. El Grano de Mostaza, 2010.

RUPPERT, Franz. Trauma, miedo y amor. Velsen & Partner, 2014.

SPAGNUOLO LOBB, Margherita. Estar en la frontera de contacto con el otro: el reto de toda
pareja. Publicado en la revista Terapia Familiare, nº86, 2008, pp. 55-73.

WEBER, Gunthard. Felicidad dual. Herder, 2009.

WELWOOD, John. Amar y despertar. Obelisco, 2000.

Referencia biográfica

Diplomada en fisioterapia por el Instituto de Medicina del Deporte (Italia). Terapeuta Floral
Profesional formada por el Dr. Ricardo Orozco y Carmen Hernández Rosety. Miembro profesional
de SEDIBAC. Colabora en el equipo del Dr. Orozco con el proyecto Flores Migrantes. Especializada
en Terapia Sistémica Familiar y Constelaciones Familiares por la Metaescola de Barcelona.
Ponente del Congreso SEDIBAC de Terapia Floral del 2015.

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