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SANSÓN CARRASCO
NO ES PARA TANTO,
MI TÍO
PRÓLOGO DE
HEBER RAVIOLO
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Gaboto 1582 - Tel.: 2408 3206 - Fax: 2409 8138
11.200 - Montevideo, Uruguay.
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(1) Por esos años fue también muy estimado en la República Argenti-
na, con cuya prensa colaboró asiduamente. Lucio V. Mansilla, en un artículo
recogido en Entre-nos (Causeries del jueves), titulado “Académicos de número,
honorarios, correspondientes y electos” (c.1888), da una nómina de cerca de
setenta nombres de “una serie no interrumpida de hombres de pensamiento” a
los que considera como “un almácigo” de la cultura americana. En un número
de siete u ocho uruguayos incluye a Daniel Muñoz: “Magariños Cervantes,
Figueroa (el poeta), Juan Carlos Gómez, los Ramírez, Blanco [¿Juan Carlos?],
Sansón Carrasco, [Andrés] Lamas”.
El relevamiento de sus colaboraciones en la prensa argentina (El Nacional,
La Nación, etcétera) está aún por hacerse.
8 Sansón Carrasco
(5) Era el candidato más popular y contaba con mayoría, pero los votantes
de su principal adversario, Tomás Gomensoro, volcaron sus votos a favor del ter-
cero en discordia, José E. Ellauri, quien resultó electo y en enero de 1875 terminó
derrocado por un motín militar.
(6) Tuvo lazos de parentesco, también, con los dos políticos más impor-
tantes de la primera mitad del siglo XX: José Batlle y Ordóñez y Luis Alberto de
Herrera.
(7) “Porque yo, hermano, a la política de diario no volveré nunca. Le he
echado a la prensa ¡jamás palabra! y la mantendré”, le decía a su hermano Enrique,
en una carta fechada en Roma el 11 de marzo de 1898.
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Hombre del siglo XIX con plena fe en el progreso –por
lo menos en sus años jóvenes– los artículos de SC suelen ser
un contrapunto entre las novedades de la ciencia y la técnica
que irrumpen con vértigo y las carencias de la joven nación,
“un país –nos dice– donde no hay municipios, donde no hay
caminos, ni puentes, donde el presupuesto absorbe las rentas
dejando déficit, donde no hay colonias, en cuya legislación hay
mil deficiencias, cuya administración no está todavía organi-
zada y en el que, en una palabra, casi todo está por hacerse”.
Ese contraste se da también en el entusiasmo con que encara
la crónica de los emprendimientos de la modernidad –la crea-
ción de empresas industriales y comerciales, de abastecimien-
tos, balnearios o escuelas públicas–, o el retrato de personajes
que se destacan por su actividad en los más diversos rubros:
Francisco Piria, Dalmiro Costa, su adversario político Zorrilla
de San Martín, y, por otro lado toda una serie de individuos
representantes de un mundo que ya empieza a pertenecer irre-
mediablemente al pasado, especie de seres morosolianos avant
la lettre, como Misericordia Campana, El Gaucho Florido, El
Corneta Sayago, El Capitán Viruta, Cristino Grajera, Bernar-
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Heber Raviolo
[No es para tanto, mi tío](9)
[...]
No me considero yo el indicado para escribir la biografía
de mi padre. Hace tiempo que tengo el propósito de reconstruir
la crónica de su vida y, empezando por lo primero, pienso ir
muy pronto a Edimburgo para buscar en los archivos de aquella
Facultad de Medicina datos sobre los estudios que allí hizo,
época en que recibió su título de médico-cirujano, tesis que
presentó, etc., etc., y aún tengo esperanza de encontrar allí una
señora muy anciana que habló de mi padre a Lolita Jackson, la
esposa de Massot(10), hace algunos años. La conversación a ese
respecto la motivó el haber sabido aquella señora que Lolita
era también Muñoz de apellido. Yo, lo único que recuerdo
positivamente de mi padre, en lo físico, es que era un hombre
de mi estatura poco más o menos, esbelto, muy atildado en
el vestir, casi siempre de frac y sombrero de copa, hasta para
montar a caballo; muy nervioso, exaltado en sus opiniones,
muy vehemente en su expresión, contrastando su mímica y sus
entusiasmos meridionales con sus costumbres anglómanas. Mi
padre era protestante ferviente y era también masón militante,
afiliado a la Logia Madre “Asilo de la Virtud”, dato que me
(9) Esta magnífica “semblanza de Henrique Muñoz hecha por su hijo Daniel
Muñoz, Londres, 22 de abril de 1908” forma parte de una carta del autor a su
amigo, el Dr. Alfredo E. Castellanos. Fue publicada originalmente en Fernando
Mañé Garzón / Ángel Ayestarán: ¡No es para tanto mi tío! El Dr. Henrique Muñoz
y su época (1820-1860), Montevideo, 1995, pp. 498 a 512, quienes la tomaron del
Archivo de Marta Behrens Muñoz de Cáceres, sobrina nieta de Daniel Muñoz
fallecida en 2006.
(10) Lolita Jackson Muñoz de Massot era hija de Eduardo C. Jackson Ram-
sdell, natural de Estados Unidos, y de Carlota Muñoz Correa, esta última hija
de Francisco Luis Muñoz Herrera y de Dolores Correa Aldecoa. Lolita Jackson
Muñoz de Massot era, por tanto, sobrina nieta de Henrique Muñoz. (Arch. Ricardo
Goldaracena). (Nota de Mañé / Ayestarán, op. cit.)
20 Sansón Carrasco
(11) Con este motivo Henrique Muñoz publicó un violento ataque contra el
líder blanco en el Comercio del Plata del 23-24/11/1857. Puede verse en F. Mañé
/ A. Ayestarán, op. cit. pp. 391 a 393.
(12) El Sitio Grande de Montevideo finalizó el 8 de octubre de 1851. Manuel
Oribe murió el 12 de noviembre de 1857.
(13) El destierro del general César Díaz y de otro grupo de dirigentes políticos
a los que el gobierno de Gabriel Pereira acusaba de conspiración fue decidido el
16 de diciembre de 1857.
(14) La casa en que habitaba estaba en la calle Misiones 197, acera oeste,
hoy demolida. (Nota de Mañé /Ayestarán, op. cit.).
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(15) Debe referirse a la muerte de su hijo Óscar (Pipo) –que había hecho la
carrera militar–, acaecida en la batalla de Masoller, el 1 de setiembre de 1904. La
cita es de Dante, Divina Comedia, Infierno, Canto V, verso 121.
22 Sansón Carrasco
hombre, como lo fue en sus buenos años su hijo don Juan José
y como lo es actualmente su nieto, don Luis Alberto(17). Tenía
los aires de un gran señor y era de una refinada cultura en su
trato, pero un energúmeno como partidario. Probablemente,
cuando fue el comisario Montoro a avisarle de la resistencia
que oponía mi padre a acatar la orden de destierro, estaba don
Luis sesteando, pues se presentó en mi casa con el cuello de la
camisa desabotonado, sin corbata ni chaleco. Se conocía que,
llevado de un ímpetu de ira, había prescindido de su habitual
corrección en el vestir, y sin perder más tiempo que el indis-
pensable para ponerse un saco, se había echado a la calle, no
sin armarse de un par de pistolas que empuñaba en cada mano,
y así, iracundo y descompuesto, entró al zaguán, y viendo a
mi padre que estaba en el patio, abrazado a él mi madre como
para protegerlo y yo tomado de su mano izquierda, le gritó:
–¡Enrique! ¡O te entregás, o te levanto la tapa de los sesos!
(textualísimo). –Mi padre le contestó muy serenamente:
–No es para tanto, mi tío. Al resistirme al comisario
Montoro solo he querido hacer constar que el atentado que
conmigo se comete no es debido al celo exagerado o a la
mala interpretación de un subalterno, sino que es obra de las
autoridades superiores de mi país con violación de mis fueros
constitucionales como Senador de la República.
Y agregó:
–Puede usted retirarse, mi tío, y hacer retirar esa tropa que
sitia mi casa. Iré a embarcarme inmediatamente.
Don Luis refunfuñó algo, y se retiró. Poco después se re-
tiraron también los soldados que estaban en la calle y los que
coronaban las azoteas dominantes por el costado norte y por
el fondo oeste de la nuestra; quedó solo en la puerta de calle el
comisario Montoro, a quien mi padre hizo entrar invitándolo a
pasar a su escritorio mientras él preparaba su equipaje.
A todo esto, mi madre se había puesto a escribir una carta
a su tía carnal doña Dolores Vidal, esposa del Presidente de la
(18) Dolores Vidal Villagrán de Pereira, nacida en 1798, era hija de Pedro
Vidal Loaiza y de Margarita Villagrán Artigas, hermana por tanto de Daniel Vidal,
el suegro de Henrique Muñoz. Había contraído matrimonio en 1821 con su primo
hermano Gabriel Antonio Pereira Villagrán, presidente de la República entre 1856
y 1860. (Apolant, J. A. Génesis de la familia uruguaya (1975), 2: 887-893 y 3:1732-
1733). (Nota de Mañé / Ayestarán, op.cit.).
(19) Los hijos de Henrique Muñoz que se citan tenían en ese momento:
Daniel, autor de esta semblanza, 9 años de edad, Concepción 8, Francisco 6 y
Enrique 5 años. (Nota de Mañé / Ayestarán, op. cit.).
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(24) Andar por los cerros de Úbeda: por lugar muy remoto y fuera de
caminos. Irse por las ramas.
(25) Daniel Muñoz aquí comete un error, pues Pedro Visca era nacido en
1840, es decir nueve años antes que él. (Nota de Mañé / Ayestarán, op. cit.).
30 Sansón Carrasco
(33) Suerte: cada uno de los lances de la lidia: suerte de garrocha, de varas,
de banderillas y de muerte.
(34) Varetazo: golpe de lado que da el toro con el asta.
34 Sansón Carrasco
(35) Toro claro: el que no tiene resabios y acomete francamente y sin re-
pararse.
(36) Abanto: el toro que al empezar la lidia parece aturdido.
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(38) Tendido: tribuna. Los tendidos de sol eran las localidades populares,
por carecer de protección.
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(46) Sobre este episodio véase Milton Schinca, Boulevard Sarandí, “Aero-
nautas en Montevideo”, Banda Oriental, 2007, pp. 375-376.
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(47) Montera: gorra que lleva el torero en armonía con el traje de luces.
44 Sansón Carrasco
(48) Golletazo: estocada en la tabla del cuello del toro, que penetra en el pecho
y atraviesa los pulmones. Es una torpeza. En La Razón, por errata, dice “galletazo”.
(49) Mansos: bueyes o mulillas que retiraban los toros muertos del redondel.
(50) Este artículo fue reproducido en folleto [c. 1909-1911], poco antes de
que, en 1912, se clausuraran definitivamente las corridas. En ese tiempo, SC era
intendente de Montevideo. Como es poco probable que se haya difundido sin su
autorización, agrega un nuevo factor de incertidumbre a las cambiantes opiniones
del autor sobre el tema, que se manifiestan en el artículo que sigue.
¡Toros!
cuanto vuela por los aires, de cuanto nada por las profundidades
de las aguas, invadiendo los dominios de todos, avasallando
para su alimentación, para sus necesidades, para sus recreos
a toda la bestialidad diseminada en la redondez de la tierra.
Por lo pronto, el único animal que para su propio provecho
hace trabajar a otro es el hombre. Por no cansarse se horcaja
sobre el caballo o se hace arrastrar por él cómodamente re-
pantigado en un carruaje; por no fatigar sus fuerzas, hace que
el buey tire del arado; para su golosina(53) hace que la abeja le
fabrique la miel; para su solaz adiestra halcones y gerifaltes
para que le cacen las aves silvestres; para no padecer de frío
trasquila a la indefensa oveja; y así a cada animal le impone
un tributo, sin perjuicio de que cuando ya la pobre bestia, ani-
quilada por la fatiga y por los años, no puede prestarle servicio
alguno, sucumba a sus manos para sacar correas de su cuero
y hacer peines y botones de sus huesos.
Y toda esta prepotencia para aprovechar de los demás
animales en beneficio propio es nada en comparación de la
ferocidad que demuestra el hombre para nutrirse. El lidiar
toros, y enfurecerlos a capotazos, y mortificarlos con las
puyas, y acribillarlos con las banderillas, es una bobería en
comparación con toda la refinada maldad que implica el criar
un pollo, cebarlo premeditadamente con granos y hierbas
que hagan sabrosa y perfumada su carne, tantearlo cada día
para ver si ha alcanzado ya el deseado engorde y retorcerle
finalmente el gañote para asarlo y engullirlo. ¡Y hablamos
después de la ferocidad de los leones y de los tigres! Pobres
animalitos condenados a andar por los bosques muchos días,
semanas enteras, en ayunas, buscando a salto de mata una
presa cualquiera, gorda o flaca, grande o chica, lo que caiga,
para saciar su apetito; y si por acaso, urgidos por el hambre, se
acercan a poblado y asaltan un redil para comerse una oveja,
ponen todos los vecinos el grito en el cielo, se engavillan en
hueste armada, reclutan toda la perrada de los contornos, piden
el auxilio de la autoridad, y salen a caza de la miseranda fiera
(58) Galleo: Quiebro que, ayudado con la capa, hace el torero ante el toro.
Recorte: Finta para evitar ser alcanzado por el toro.
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(60) Interno: interior. Es más usual la forma “en lo interno”, aunque hoy
pulula, sobre todo entre periodistas, sociólogos y cientistas sociales, el barbarismo
“al interior”.
60 Sansón Carrasco
(61) Entra por más: Así en el original. El sentido es: valen más…
66 Sansón Carrasco
mas de los colores del barrio. Los alféreces hacen flamear las
vistosísimas banderas de seda multicolores dando recortes y
galleos, envolviéndose en ellas, destendiéndolas con graciosos
movimientos, arrojándolas al aire a grande altura para volverlas
a coger por el asta y continuar desplegándolas airosamente,
siempre al compás de los atambores. Una tras otra desfilaban
así las comparsas de las diez contrade que han de tomar parte
en la carrera, con sus alféreces abanderados, sus capitanes
ataviados con ricas armaduras, sus pajes, sus portaestandartes,
sus corredores y sus palafreneros que llevan de tiro los corceles
que han de disputar el Palio, y poco a poco va aquel curioso
cortejo llenando la pista, saludada cada contrada a su paso
por sus partidarios diseminados en la plaza, en las gradas,
en las ventanas, en los balcones, que ya no pueden contener
más gente.
Tras de esas diez primeras comparsas viene la guardia
comunal, precedida de un tambor y un capitán también ri-
camente armado, que comanda un pelotón de arcabuceros,
ballesteros, alabarderos, arqueros con trajes y armas auténticas
de la pasada época, y en seguida un gran carro triunfal sobre
el cual van de pie dos farautes(63) y un doncel que sostiene el
palio, premio de la carrera, que consiste en un pendón de seda
que lleva al tope una rodela argentada, y pintada en el campo
blanco la imagen de la Virgen de la Asunción. Las banderas de
las diez y siete contrade rodean el palio, y este vistoso trofeo
da al carro un gran lucimiento. Lo siguen las comparsas de los
siete barrios que no toman parte en la carrera, dispuestas en
el mismo orden y número de personal que las primeras, con
la sola diferencia de que estas no llevan el caballo, sirviendo
de escolta a las que van a disputarse el premio. Sigue detrás
otro gran carro magníficamente decorado, en el cual, sobre un
alto solio, va sentada una hermosa doncella alegóricamente
vestida simbolizando el Regimen Comunis, custodiada por
guardias armados con alabardas de artísticos recortes y calados,
y escoltada por otro pelotón de arcabuceros y ballesteros que
(63) Faraute: caballero que en las cortes de la Edad Media tenía el cometido,
entre otros, de ordenar las grandes ceremonias.
No es para tanto, mi tío | 69
Daniel Muñoz.
Roma, agosto de 1898.
Mi estimado amigo:
¿Qué tiempo, eh? Con este calor y esta humedad, estoy
como atontado. Diez veces me he sentado con el propósito
de escribir algo sobre el baile, y otras tantas me he levantado
para ponerme paños de agua sedativa en la cabeza. No puedo
escribir. El insomnio y el tiempo me tienen en una excitación
nerviosa que me imposibilita para todo trabajo intelectual.
Escriba usted, y seguramente que con ello ganarán sus
lectores. No se vaya a olvidar de ponérmele dos palabras
a Isolinita Eastman y otras dos a Aurora Wildner. Estaban
preciosas con sus trajes blancos. No me olvide tampoco a la
Eastman porteña, que es una monada. Diga algo, pero algo
bueno, muy bueno, sobre Sara Magariños; quiero ver qué es
lo que le inspiran esos ojos.
82 Sansón Carrasco
...que en despojos
convierten a mis ojos con sus tajos;
esos ojos más negros que dos grajos,
valientes ojos son ¡vaya unos ojos!(73)
(73) Son versos de un soneto anónimo cuyos dos cuartetos se citaban en son
de burla en su artículo “El abanico álbum”. (Cfr. en Crónicas de un fin de siglo por
el montevideano Sansón Carrasco, Banda Oriental, 2006, p. 199).
No es para tanto, mi tío | 83
(77) Gregüesco: calzón muy ancho que se usó en los siglos XVI y XVII.
Acuchillados: con aberturas como cuchilladas bajo las cuales se ve una tela distinta.
(78) Hernani: ópera de Verdi (1813-1901) compuesta en 1843 sobre el drama
No es para tanto, mi tío | 87
(81) Tamboril: en este caso, tambor pequeño que, colgado del brazo izquier-
do, se toca con un palillo.
(82) Bota: pequeño recipiente de cuero que remata en un cuello con brocal
de cuerno o madera, por donde se llena de vino y se bebe (DRAE).
92 Sansón Carrasco
(83) Debería decir calañeses. El sombrero calañés es de ala vuelta hacia arriba
y copa generalmente baja en forma de cono truncado. La montera es una gorra.
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(91) Por esta fecha Sansón Carrasco estaba exiliado en Buenos Aires.
Una fortuna en sellos
Los Oficiales
De la Corbeta de S. M. C. “África”
Saludan muy afectuosamente al bachiller Sansón Ca-
rrasco, y le suplican al mismo tiempo tenga la bondad de
acompañarles a almorzar el Domingo 16, a las once de la
mañana. Un bote de la corbeta esperará en el muelle de la
Capitanía del Puerto.
(98) Por amor: puede ser errata en lugar de por mor. La expresión “por mor
de” (por amor de, por causa de) era muy común en la época.
(99) Locomotivas: galicismo por locomotoras.
116 Sansón Carrasco
(105) País: papel, piel o tela que cubre la parte superior del varillaje del
abanico. (DRAE).
122 Sansón Carrasco
(106) Se refiere al Teatro Solís, que prendía su linterna los días de función.
(107) La Plaza de Toros de la Unión.
No es para tanto, mi tío | 123
(108) Yerra: “R. de la Plata, acción de marcar con hierro los ganados”
(DRAE). La forma castiza que emplea Sansón Carrasco era aún usual en la época,
como puede verse en el Diccionario Rioplatense Razonado (1890), de Daniel Gra-
nada: Hierra: “marcación del ganado mediante un hierro caldeado”.
No es para tanto, mi tío | 125
(117) En las plazas de toros, barrera: antepecho de madera con que se cierra
alrededor el redondel. Burladero: valla que se pone de a trechos delante de las
barreras para que el torero pueda refugiarse si debe escapar del toro.
132 Sansón Carrasco
(118) A propósito de esta escena, se puede leer “El velorio vacuno”, de Manuel
Bernárdez (1867-1942), en Narraciones, Montevideo, Biblioteca Artigas, Colección
de Clásicos Uruguayos Nº 17, Montevideo, 1955.
Manuel Fernández Guitard
(actor dramático)
1862-1882
(119) Errata por Houdon. Jean Antoine Houdon (1741-1828), escultor fran-
cés, fue famoso por sus esculturas funerarias, figuras mitológicas, retratos y bustos.
No es para tanto, mi tío | 135
(120) Ética o hética: tísica o, en sentido más general, enferma, muy flaca.
Es singular la violencia con que SC, generalmente más cuidadoso en este tipo de
juicios, ataca a la retórica de don Andrés Bello (Caracas, 1781-Santiago de Chile,
1865), filólogo, poeta y jurisconsulto muy valorado hasta hoy. En el artículo “Al-
caro” (La Razón Nº 1105, 20 de julio de 1882, inédito en libro) Sansón Carrasco,
No es para tanto, mi tío | 137
Prólogo........................................................................................7
[No es para tanto, mi tío]..........................................................19
Una ley por una cornada...........................................................31
¡Toros!.......................................................................................45
Las fiestas del Palio en Siena....................................................58
El baile de los solteros..............................................................76
Los partiquines..........................................................................85
España-Montevideo..................................................................91
Los caballos árabes de Serantes................................................94
Una fortuna en sellos..............................................................103
¡Todo se va!.............................................................................109
A bordo de la “África”............................................................114
Una hierra................................................................................124
Manuel Fernández Guitard (actor dramático)1862-1882.......134