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Prof.

Joe Alexander Silva Quiroz

Textil y símbolos de Máximo Laura


por Antonio Saldaña Jara

Taller Regional – Semestre VII


Especialidad de Pintura
Introducción

Mi obra se alimenta de símbolos, historias, tradiciones, rituales, vivencias y retornos


permanentes de admiración a la iconografía de las culturas ancestrales del mundo;
especialmente la peruana - que son extraordinarias y fascinantes- Estas vivencias me
inspiran para descubrir, explorar y asimilar las artes visuales contemporáneas, que existe
profusamente, eligiendo aquella que me conmueve y está en la dirección de mis visiones
con imágenes totémicas, de personajes y paisajes simbólicos, y de mis vivencias;
desarrollando patrones ancestrales esencialmente andinos.

Las imágenes nacen en mis caminatas y viajes; en exhibiciones, museos, galerías, libros
e información multimedia que son los estimuladores de mi espíritu creativo, haciendo que
me acerque a mi encuentro con el color vibrante e intenso, con la forma elaborada y
simbólica así como la técnica depurada de mi herramienta: el telar. Siguiendo en la
búsqueda de un lenguaje lirico, espiritual, poético; producto de esta parte del continente y
de este tiempo.

Máximo Laura.
Textil y símbolos de Máximo Laura
La mano regordeta del niño de Yuraq Yuraq empuñó los ovillos como si fueran para jugar.
Su padre, don Miguel Laura, lo miró complacido. Era el retoño de un árbol maduro que
recibió la esencia de su savia. La hojita que creció adosada a él absorbiendo su sabiduría.
En el mismo Huamanga, en un lugar bendecido por la mano de Dios y de los Wamalis
creció fuerte Máximo Laura, tejedor, pintor y orfebre de tramas y urdimbres con herencia
de milenios y visión de futuro, resultando como sus hermanos parte de la economía de la
familia.

Sobre el artista

Máximo desciende de una ilustre prosapia de, artesanos huamanguinos. Es hijo de Don
Miguel Laura, un virtuoso del tetar; quien le enseñó el oficio cuando aún era niño; en un
principio de manera obligatoria para que contribuya al sostenimiento del hogar, luego le
tomó gusto y su vocación se definió.

El que llegaría a ser el futuro subvertor del tapiz nació en 1959 en Belén, tradicional barrio
huamanguino de arrieros, artesanos y músicos. El famoso huayno “Belén patapi’ es una
de las muestras de lo que es esa barrio en cuanto a creación artística. Máximo es producto
de esa fuente de creatividad; para él, repetir un proyecto o un diseño es perder tiempo y
menospreciarse a sí mismo. En ese sentido, las piezas que elabora son únicas. Aunque
sin proponérselo, concuerda en cierta medida con el mercado, pues éste obliga a la
búsqueda y a la renovación con la consiguiente elevación de las cotizaciones.

Su anciano padre, quien le enseñó a tejer no quería que continúe con el oficio para evitarle
la pobreza. Sin embargo, quiso que Máximo abandonara el oficio para ser un profesional,
aunque era su qoribarreta, “su bastón de oro”. No sabía que este hijo, nacido casi al final
de sus largas experiencias, porque lo tuvo con medio siglo tatuado sobre los huesos, sería
un chancay, un paracas, un muchik renacidos en las cuerdas vibrantes de sus dedos, tras
un salto de milenios. No sé como serían ellos pero tiene su piel tostada por los soles de las
ocho regiones, el dominio de sus colores, de sus formas, de la dinámica de su entorno o
su quietud. No es un tejedor. Máximo es un artista que usa como instrumento el telar para
provocar una revolución masiva de ideas en la realidad de los hilos.

Al terminar sus estudios secundarios, debía estudiar en la universidad. En 1978, Máximo


vino a Lima desde Huamanga. Ingresó a la Universidad Nacional de San Marcos y como
le gustaba la creación poética se matriculó en literatura. Obligado por la necesidad de
mantenerse en Lima con recursos propios y por las escasas oportunidades de empleo.
Volvió a hacer lo único que sabía: tejer tapices.

Desde la tapicería tradicional huamanguina, Máximo evoluciona hacia la tapicería


contemporánea y universal de tendencia escultórica. En sus trabajos experimentales, de
búsqueda, por encontrar nuevos cromatismos y texturas llega a lograr un objeto
volumétrico, tridimensional.
Con Máximo el “tapiz” no se circunscribe a un determinado plano o superficie; rompe con
el mareo y el ‘tapiz” es desprendido de su adherencia a la pared, ampliando el campo visual
del observador. De esta manera subvierte lo que hasta ahora se ha denominado tapiz.
Para lograrlo, liquida la infraestructura del tejido: la urdimbre vertical y la trama horizontal
y toda la gama de puntos del tejido llano, obteniendo formas volumétricas. El cómo lo hace
es casi imposible explicarlo. Es como explicar la magia. Falta un sistema de notación no
sólo para registrar, sino para transmitir los conocimientos e instruir. Máximo tiene su propio
sistema de notación personal; pero resulta criptográfico o cabalístico.

En su búsqueda de nuevas formas expresivas y en su afán de darle salida a la fuerza vital


que bullía en su interior. Se encontró con la prodigiosa tapicera Argentina Kela Cremaschi,
a quien considera su maestra. Se podría decir que tan sólo la vio tejer diez minutos, pero
fue suficiente para reorientar su búsqueda y encausar todo sus trabajos experimentales.
De ella tomó la granulación de gran dimensión, propio de la expresión mural. Kela no le
enseñó a tejer, sino le señaló un rumbo.

Con su férrea voluntad y paciencia logró superar sus limitados recursos. Tanto económicos
como técnicos. En su búsqueda creativa llegó a descubrir constantes en la conformación
de los diseños de las culturas Chancay y Chimú; recreo dichos diseños, popularizándose
los tapices con gansos entrelazados y los patos Chanchán. Luego del dominio de
herramientas, recursos, técnicas y cromatismos propios del oficio, se aventura a subvertir
como buen Ayacuchano, el orden establecido del tapiz.

Sobre su trayectoria
Máximo Laura es un artista textil de formación autodidacta. Consultor, diseñador y
conferencista de Arte y diseño textil Andino Contemporáneo, Máximo imparte talleres de
arte textil en distintas regiones del Perú y el extranjero. En el área de la investigación, ha
profundizado sus conocimientos en el diseño textil andino enriqueciendo su trabajo con
esta técnica milenaria, y realizando capacitación y asesoría a talleres textiles. Máximo ha
presentado 79 exposiciones individuales y participado en numerosas colectivas en Perú y
el extranjero desde 1985. Entre sus principales premios se encuentran: Premio Nacional
“Manos de Oro”, Perú, 1991; PREMIO UNESCO de Artesanía para América Latina y el
Caribe, España, 1992; 1er Premio, Coral Gables International Festival of Craft Arts,
Estados Unidos, 1993,1994,1996; “Gran Maestro de la Artesanía Peruana”, Instituto
Nacional de Cultura, Perú, 2001; Premio “Best In Show” , Estados Unidos, 2005; Artista
invitado IV Bienal Internacional de Arte y Diseño Textil, Costa Rica, 2006; Premio en la 3rd
y 4th European Textile and Fiber Art Triennial, Letonia, 2007 - 2010; Premio Nacional de
Cultura “Joaquín López Antay”, Perú, 2008; Peoples Choice Award, Land the Tapestry
Foundation of Victoria Award Exhibition, Australia, 2008. II Premio Medalla de Plata,
Scythia 7th International Biennial Conference and Exhibition on Textile Art, Ucrania, 2008;
Premio en la 5th y 6th International Fiber art Biennale “From Lausanne to Beijing”, China,
2008-2010; Declarado “Embajador de la Cultura Ayacuchana” por el Gobierno Regional de
Ayacucho, PERU, 2008. Premio Mención, 5ta Bienal Internacional de Arte Textil, Argentina,
2009; “Gran Premio Nacional Amauta de la Artesanía Peruana”, Ministerio de Comercio
Exterior y Turismo, Peru, 2009; Primer Premio, Small Expressions 2009, Handweavers
Guild of America, USA, 2009; Premio a la Excelencia HGA, USA, 2009; Premio Mención
Honorifica, 13th International Triennial of Tapestry, Lodz, Polonia, 2010; Premio “TESORO
HUMANO VIVIENTE DE LA NACION”, Peru, 2010; Premio a la Excelencia, VI Bienal de
Arte Textil Contemporáneo organizado por la World Textile Art, MEXICO, 2011; Ganador
Absoluto en la categoría Tejido, V Bienal Intercontinental de Arte Indígena Ancestral o
Milenario, ECUADOR, 2014; En el año 2006, en el marco de la Bienal de la WTA “Woman
In Textil Art” en San José de Costa Rica, participó como co-fundador en la creación de la
Red Textil Iberoamericana "Redtextilia". Miembro de ATA-American Tapestry Alliance,
ETNEuropean Textile Network, BTG - British Tapestry Group y Miembro Honorario de la
WTA- World Textile Art.

Entre los principales museos y galerías donde ha mostrado su obra se encuentran: Museo
Nacional de la Cultura Peruana (Perú), Museum of the Americas (Puerto Rico), National
Museum of the American Indian (Estados Unidos), Musee de Bibracte (Francia);
Translations Gallery (Colorado, EEUU), Equator Gallery (Boston), Bleecker Street Studio
& Gallery (Carolina del Norte, EEUU); Les Jardins de Magali Gallery (Francia), Galería
Indigo (Perú), Sophia Wanamaker Gallery (Costa Rica).

Sobre su obra
Para ser artista hay que ser obrero del arte, esto significa que se debe manejar con
destreza el oficio y expresar con libertad las propuestas que formulan, pero sobre todo
mostrar en la propuesta: personalidad, carácter e identidad. Máximo Laura ha pasado por
todas estas exigentes etapas; como artista ha logrado conjugar: la expresión textil y la obra
de arte en un oficio visual fascinante de hilos y colores, de formas e imágenes de temas y
contenidos. Un signo de identidad milenaria transmitida, recogida y asimilada por él,
teniendo como resultado una obra trascendente, atemporal y auténtica en el medio artístico
tanto local como internacional. De todas las artes del Perú son los tejidos que preservan
en el tiempo una función ritual y simbólica en sus representaciones, y que hoy apreciamos
en las diversas localidades de la zona andina. Si bien primero la textilería fue vínculo de
espacio de negociación e intercambio hoy forma parte de la identidad e idiosincrasia
cultural de los pueblos, a través de ella se convierten en instrumentos de comunicación, de
valores culturales y estéticos, éstos fueron transmitidos a través de la práctica familiar y
reproducidos por las comunidades en donde es el tejedor el que impregna un sello
definitivo a la prenda elaborada.

Investigador respetuoso de los colores genuinos de nuestro antepasado, ha podido ubicar


y desentrañar algunos secretos del color y de sus fibras. Pero en lo que destaca
sobremanera es en el manejo del diseño. Máximo no se ha detenido en la acción directa y
personal del tejedor junto a su telar. Para él no es un desenvolvimiento de la acción directa,
es un rompimiento de orden conceptual de manejo del tejido.
Laura pinta sin pintar, ejerce el dominio de sus códigos que van acoplándose al espacio de
esa composición de fibras que se enlazan mágicamente al conjuro de sus formas.

Máximo Laura, es lo que podríamos decir el “tejedor de la ruptura”, el que va más allá de
la misma concepción textil. Sus tapices serán piezas, al estilo de lienzos. Sus códigos no
serán repetitivos, ni se dispondrán en un orden geométrico, sino que apelarán a la dinámica
de subtemática. Lo mismo que una pieza pictórica. Sus pinceles, al final serán sus propios
dedos, los hilos y cordones, sus potes de color y su tetar será su cómodo caballete.

Es un pintor porque sus tapices son cuadros extraídos de la naturaleza con los caprichos
que ella puede tener y el orden que él puede dar a cada cosa hasta en los degradeés. Es
un orfebre porque está usando las tecnologías del manejo del oro y la plata como el
cincelado, el anillado y el ensortijado entre otras. Esfuerzo que imprime a su telar una
fuerza avasalladora para seguir las ordenes de su mente y su corazón logrando un
acabado total.

Ha estado permanentemente construyendo su propio lenguaje textil, un lenguaje visual


moderno y equilibrado, cuidadosamente elaborado, ha construido imágenes que forman
parte hoy de la arqueología iconográfica peruana. La tapicería lauriana constituye hoy no
solo hermosas composiciones de arte sino fuente de inspiración, recreación y emulación,
modelos estéticos a seguir para los jóvenes que se inician en las nuevas expresiones del
Arte. En ella se aprecia el cromatismo andino de la urdimbre, fusión de personajes
recreados por la febril creatividad del maestro humanguino.

Las piezas se comienzan a tejer por cualquier parte, dependiendo del diseño; en algunos
casos se empieza del centro. Se emplean tramas curvas que se levantan e ingresan curvas
que después van a ser desechadas. El hilo con que se empieza a tejer es de urdiembre
múltiple; liberando dos hilos del plano, se empieza a levantar una capa y así sucesivamente
se van levantando más capas. La granulación se gradúa o distribuye según la disposición
de la urdimbre en el espacio. Esto se logra, por agrupación, división o reducción: variando
en grosor y tensión, etc.

En el proceso del tejido se vale ingeniosamente de tensores auxiliares que sólo sirven un
momento y después se desechan, no siendo incorporados a la obra. El acabado no tiene
una señal ostensible, no se nota dónde empieza y en dónde termina; solamente está
determinada por el espacio en donde se inserta la obra. En cuanto a la utilización de
telares, apela a la técnica mixta, es decir, a la técnica de alto y bajo lizo.

En sus obras el romanticismo raigal del artista visual-tejedor lo conduce al


BARROQUISMO ANDINO del sustrato existente que lo envuelve, lo atrae y obsesiona,
transformándolo en fragmentos multicolores de gran formato: diseña, contrasta, degrada,
ilumina, agrega, quita, cose, recose, zurce, invierte y revierte. Todo le es permitido, sus
composiciones se iluminan a través de hilos de colores: ocres, rojos, azules, tierras, grises,
etc. Las escenas lo constituyen figuras de personajes fraccionados así como animales,
plantas, paisajes etéreos y símbolos del pasado; creando alrededor una áurea de magia
como lo dimensiona en espacios armónicos de brillantes colores en unos y
monocromáticos en otros. Es un mundo ideal, irreal, ilusorio, mágico, cautivador como
debe de ser el mundo del arte.

El reconocimiento de su obra es un hecho, y la aproximación a la diversidad textil nos lleva


a contrastar de los tejidos populares a las obras artísticas que observamos, no se trata
aquí de bolsas, fajas, chullos ni ponchos ni cualquier otro modelo de indumentaria sino de
composiciones estéticas más atrevidas y de una mayor exigencia intelectual. El juego textil
no es más la ilustración popular, sino imágenes concebidas para transmitir sentimientos y
valores que trascienden a la naturaleza de la técnica misma, en donde las formas se
enlazan, se entrecruzan, se adhieren, se parchan se bordan, se tiñen y se reinventan en
cada espacio permitido; un lugar en donde las imágenes dialogan entre si transmitiendo su
encanto de armonía feliz al espectador.

Máximo tiene muchas historias que desentrañar, tiene gritos de guerra, canto de montañas
y corajudas aves y felinos que pueblan su mente, desde aquellas veces en que se
desenvolvía sus Interrogantes en los libros de historia, en las leyendas y los mitos
escuchados en las voces de los abuelos.

Es un rebelde innato, nada lo detiene frente a su fiebre creadora. Como los ojos del felino
para divisar, como el vuelo del ave para mirar los horizontes o como el alma de las
montañas para cobijar los colores de la naturaleza, Máximo realiza su tarea con la energía
del andino enclavado en su propio sino.

Tiene sus propios dioses, sus propios fantasmas y sus infaltables guerreros en turba
desenfrenada. Clarinadas, voces de vientos, crepúsculos de fuego y horizontes de fibras
de mil colores. Color y forma de la urdimbre que parecen obedecer a la fuerza de su urdidor,
verdadero brochazo al tejido, rompiendo las reglas del sentido del lloque y descubrimiento
de mágica conjunción.

Un valor preponderante en el acabado de sus piezas, es indudablemente; el color. Cada


fibra tendrá un valor cromático riguroso. Los tintes, sus gamos de colores tienen una
historia especial, un trabajo científico de revaloración de miles de años.

Máximo Laura hoy por hoy, representa ante los ojos de entendidos y profanos el artista
que ha sabido conjugar el presente con el pasado. Un legado social que viene de
generación en generación de muchos peruanos que como él, no se detuvieron ante el
avasallaje de otras culturas, sino que supieron, con su creatividad, hacer más grande y rica
esa herencia, cuya fuerza telúrica, no podrá nunca ser detenida.

Su propio apellido, LAURA, lo explica todo: es gloria, belleza y sabiduría, mientras que su
nombre, MÁXIMO, le da el título que merece.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:

https://maximolaura.com/wp-content/uploads/2015/08/CV-Maximo-Laura-.pdf

https://maximolaura.com/pensamientos/?lang=es

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