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agentes individuales, como son los consumidores, las empresas, los trabajadores y los inversores;
así como de los mercados. Considera las decisiones que toma cada uno para cumplir ciertos
objetivos propios. Los elementos básicos en los que se centra el análisis microeconómico son los
bienes, los precios, los mercados y los agentes económicos. En contraposición, la macroeconomía
es la parte de la teoría económica que se encarga del estudio general de la economía, mediante el
análisis de las variables agregadas como el monto total de bienes y servicios producidos, el total
de los ingresos, el nivel de empleo, de recursos productivos, la balanza de pagos, el tipo de cambio
y el comportamiento general de los precios.
Índice
1 Introducción a la microeconomía
4 Estructura de mercados
4.2.1 Monopolio
4.2.2 Oligopolio
5 Evolución reciente
6 Véase también
7 Referencias
7.1 Bibliografía
8 Enlaces externos
Introducción a la microeconomía
La microeconomía tiene varias ramas de desarrollo de las cuales las más importantes son: la teoría
del consumidor, la de la demanda, la del productor, la del equilibrio general, y la de los mercados
de activos financieros.
La teoría del consumidor parte de las preferencias de un individuo y tiene como objeto determinar
qué elección realizará un consumidor entre los bienes que tiene disponibles y los que puede
adquirir con los recursos que dispone. En lo que sigue y, a menos que luego se diga lo contrario,
todo lo dicho se referirá a la teoría del consumidor a la teoría neoclásica habitual. Debe tenerse
presente que otros enfoques microeconómicos rechazan algunos supuestos que se requieren por
ejemplo para afirmar la existencia de una curva de demanda para un consumidor concreto.
Se supone entonces, que para la mayoría de los consumidores habrá unas preferencias que
podrían manifestar para cualquier conjunto de cestas que se les presentara. Cada consumidor
tendría sus preferencias y no tendrían por qué coincidir con las de otro, aunque pueden. Sin
embargo, se espera que para la mayoría de los consumidores esas preferencias sí que tengan unas
propiedades comunes. Algunas de esas propiedades serían:
Completitud: el consumidor podría clasificar todo los tipos de cestas, es decir todos los
conjuntos de indiferencia no tienen fisuras.
Monotonicidad: Si una cesta A tiene los mismos bienes que otra cesta B, y alguno más, o bien
mayor cantidad de alguno de ellos, entonces A se prefiere o se considera al menos tan buena
como B
Convexidad: Se espera, aunque este supuesto es algo restrictivo, que dadas dos cestas A y B de
bienes, se prefiera a ambas una cesta C que fuera una combinación convexa de ambas. Es decir,
una cesta que se compusiera en un porcentaje de las cantidades de cada uno de los bienes
presentes en A y en el resto del porcentaje (hasta completar el 100%) de las cantidades de los
bienes de B. Este supuesto está relacionado con el principio de utilidad marginal decreciente.
La restricción presupuestaria
La función de utilidad
Una forma de representar las preferencias, cuando éstas tienen las propiedades adecuadas, es
mediante lo que se llama una función de utilidad. En este caso, las canastas de bienes se pueden
representar también como vectores numéricos, en que cada componente del vector nos dice qué
cantidad de cada bien hay en esa cesta. Introduciendo dos vectores de bienes en una misma
función de utilidad y viendo qué números nos devuelve esta, es posible ver si una canasta es
preferida a la otra o considerada como igual a la otra desde el punto de vista del consumidor.
Entonces, el problema del consumidor podría considerarse como el problema matemático de
maximizar una función matemática (a menudo de varias variables), que sería la función de
utilidad, dentro del conjunto representado matemáticamente por todas las canastas de bienes
(vectores) que cumplieran la restricción presupuestaria, esto es, que su valor (resultado de
multiplicar el vector de bienes de la canasta por el vector de los precios correspondientes) fuera
igual o menor que el valor de la renta disponible.
Nótese que la función de utilidad se considera una función monótona creciente de los bienes, pero
que su valor es puramente ordinal, esto es, sirve para ordenar canastas , pero no para decir cuánto
es mejor una canasta que otra, esto es, no es una función cardinal. De hecho, pueden usarse
distintas funciones de utilidad para representar unas mismas preferencias, y al resolver el
problema de maximización todas darían el mismo resultado.
Otra cuestión de importancia en el estudio de la teoría del consumidor son las llamadas curvas de
indiferencia. Una curva de indiferencia representaría a todas las cestas que para una función de
utilidad dada tienen el mismo valor.
Las curvas de indiferencia son el conjunto de puntos de combinaciones de bienes para los que la
satisfacción del consumidor es idéntica, es decir que para todos los puntos pertenecientes a una
misma curva, el consumidor no tiene preferencia por la combinación representada por uno sobre
la combinación representada por otro. La satisfacción del consumidor se caracteriza mediante la
función de utilidad en la que las variables son las cantidades de cada bien representadas por el
valor sobre cada eje.
Por otro lado la relación marginal de sustitución nos informa de cuanto es capaz de intercambiar
un consumidor de un bien por otro de manera que su utilidad se mantenga igual.
Se puede estudiar cómo cambian las soluciones al problema del consumidor cuando cambian los
parámetros de la función de utilidad o bien cambian los precios o la renta disponible del
consumidor. Por ejemplo, si cambia el precio de uno de los bienes, el cambio en la pendiente de la
restricción presupuestaria llevará a cambiar de cesta de bienes escogida, en la que el bien cuyo
precio ha cambiado, también cambiará en cantidad (y posiblemente las de otros de los bienes
también cambien). Según el efecto que se produzca, se puede clasificar a los bienes. Así,
normalmente los bienes disminuyen en cantidad demandada cuando aumenta su precio, aunque
existen excepciones a esto, en las que aumentan (llamados bienes giffen). Lo que hace que un bien
cambie es la suma de dos efectos, el efecto renta y el efecto sustitución.
El efecto renta es el derivado del hecho de que al aumentar un precio, en cierto modo, es como si
se perdiera renta, mientras que el efecto sustitución está relacionado con como el consumidor
puede tender a sustituir el consumo de un bien por el de otro. Si aumenta el precio del bien, el
efecto renta tenderá a hacer que disminuya su consumo, pero el efecto sustitución puede
afectarle de dos maneras. Normalmente tenderá a hacer que también disminuya, porque el
consumidor también vaya a consumir otro tipo de bienes que su precio no haya cambiado, pero en
otras ocasiones podría ser que hiciera que aumentara. Nombrando lo anterior en términos
marshalianos, podemos decir que se sustituye el valor de la mercancía sucedida por dinero
equivalente, logrando así, que el consumidor tenga el mismo nivel de satisfacción con una curva
diferente. En este último caso tendríamos lo que se llama un bien inferior (uno cuyo efecto
sustitución tiende a aumentar el consumo cuando el precio sube). Si, en cambio, el efecto de
sustitución fuera del mismo signo que el efecto renta, estaríamos ante un bien normal. Pero es la
suma de los dos efectos lo que produciría el efecto total. En el caso de los bienes normales, el
efecto renta hará que su consumo disminuya al aumentar el precio, y también ocurrirá así con los
bienes inferiores, excepto cuando, en el caso de algunos de estos últimos, el efecto sustitución
llegara a ser más fuerte que el del efecto renta, y por tanto tendríamos un bien giffen. Cuando
aumenta la renta y los precios permanecen constantes, los bienes normales tienden a aumentar
en consumo mientras que disminuye el de los bienes inferiores.
Nótese que hemos mencionado que cuando sube el precio bajará el consumo de un bien, el
análisis es completamente simétrico cuando baje el precio, es decir, aumentará el consumo con
las particularidades ya dichas en los párrafos anteriores. Se ha de saber también que el consumo,
por supuesto, también variará con la renta disponible, aumentando o disminuyendo conforme lo
haga ésta, hasta que se alcance para los bienes lo que se llama punto de saciedad, que sería el
máximo posible para la función de utilidad, un punto más allá del cual al consumidor ya no le
interesaría tener más de ninguno de los bienes.
Otra forma en que se relacionan los bienes unos con otros es como complementarios o como
sustitutivos. Los complementarios tienden a compartir el mismo destino cuando sube o baja el
precio de uno de ellos, mientras que es al contrario en el caso de los sustitutivos.
También es posible considerar algunos bienes como males, cuyo consumo produce desutilidad o
utilidad negativa. Los males serían aquellos de los cuales al consumidor, al contrario que los otros,
estaría interesado en tener lo menos posible. Por ejemplo, en ciertos análisis microeconómicos se
puede presentar el salario como un bien y el trabajo como un mal y tener que estudiar la decisión
de optimizar el tiempo teniendo en cuenta la restricción, es decir, más horas de trabajo (mal)
producen más salario (bien) y el límite, restricción presupuestaria, es el tiempo disponible por un
trabajador hipotético.
Véanse también: Bienes complementarios, Bienes sustitutivos, Bien normal, Bien inferior y Bien de
Giffen.
La curva de demanda
La teoría de la demanda puede derivarse de la del consumidor, esto es, agregando las demandas
individuales de un bien y viendo cuánto sería el total demandado para cada precio por cada
consumidor. Esto nos llevaría a la curva de demanda total del bien, que generalmente se
representa como una curva descendente (pendiente negativa), debido a que en el eje de
ordenadas se representa el precio, y en el de abscisas la cantidad de bien demandada. Significa
que cuanto menor es el precio, mayor es la cantidad demandada. La fórmula matemática
simplificada que resume este concepto, que expresa la demanda como una recta es la siguiente: Q
d = a − b p {\displaystyle Q_{d}=a-bp} {\displaystyle Q_{d}=a-bp}, donde P {\displaystyle P} P
representa el precio y a {\displaystyle a} a y b {\displaystyle b} b son constantes.
Véanse también: Ley de la oferta y la demanda, Efecto renta, Efecto sustitución, Elasticidad precio
de la demanda y Elasticidad cruzada de la demanda.