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La minería ofrece distintos métodos para extraer el uranio, típicamente minería por galerías, minería a
cielo abierto, o este método nuevo en la Argentina llamado lixiviación in-situ.
El proceso consiste en inyectar un producto químico llamado “lixiviante” dentro del acuífero por medio
de pozos inyectores. El lixiviante es arrastrado dentro del acuífero donde disuelve el uranio y otros
minerales, y luego es bombeado hacia la superficie usando bombas centrífugas por medio de pozos
productores. En superficie se separa el uranio y se manda a una planta de procesamiento. El agua
cargada de lixiviante, metales pesados, sales y elementos radiactivos, se recicla inyectándola
nuevamente, mientras el exceso de agua producida se acumula en piletas de superficie para su
decantación y evaporación.
Diagrama
esquemático mostrando dos pozos. Durante la explotación se perforarán cientos de ellos.
Dependiendo del tipo de formación subterránea, de la permeabilidad del acuífero, de las reacciones
químicas dentro del acuífero, de la velocidad del proceso de extracción y, sobretodo, de las urgencias
económicas de la compañía minera, el lixiviante puede ser ácido (ácido sulfúrico o ácido nítrico) o
alcalino (bicarbonato de sodio, bicarbonato de amonio, o también dióxido de carbono), más un oxidante
tal como agua oxigenada.
Cualquiera sea el lixiviante elegido, este presenta problemas serios para la integridad del acuífero y la
salud de los seres vivos. Los lixiviantes ácidos son más agresivos y diluyen fácilmente todo tipo de
minerales incorporando metales pesados al agua que se bombea a la superficie, incluyendo arsénico,
selenio, plomo, vanadio y otros. Además de metales pesados también aumenta la disolución de
oligoelementos, es decir, los metales necesarios para el funcionamiento de organismos vivos. Estos
oligoelementos quedan en el agua del acuífero y se incorporan a los organismos produciendo
desbalances y enfermedades.
Por su parte los lixiviantes alcalinos no son tan agresivos pero contribuyen a aumentar la disolución de
elementos radiactivos, particularmente radio-226. Cuando llega a la superficie este elemento continúa
con su proceso natural de desintegración radiactiva produciendo radón-222. Tanto uno como otro son
peligrosos agentes cancerígenos que expondrán a los trabajadores de la mina, a los vecinos del lugar y de
las localidades de la costa chubutense a serios riesgos para su salud.
A la destrucción del acuífero se sumará los daños producidos por la planta de procesamiento. El uranio
extraído del acuífero deberá ser procesado en superficie para obtener la “torta amarilla” de uranio, es
decir el compuesto uranífero que luego se deberá enriquecer en la planta de Pilcaniyeu (cerca de
Bariloche), convertirse en dióxido de uranio en la planta de Dioxitek (ahora en Alta Córdoba, luego en
Formosa), transportarse a Ezeiza para la producción del combustible nuclear y, finalmente, transportarse
a las plantas nucleares para su uso (Atucha y Embalse).
Cada uno de estos procesos implica riesgos graves de contaminación radiactiva, escapes y derrames, y
exposición a la población, además de generar residuos radiactivos que se acumularán a perpetuidad dado
que no hay manera segura de desactivarlos y limpiarlos.
Peor aún, estos proyectos se realizan sin tener licencia de la población. Todos estos proyectos son
rechazados no solo por sus riesgos inminentes, sino también por la certeza de que los funcionarios a
cargo no serán responsables de cualquier contaminación y daños resultantes. Un ejemplo claro, a la vista
de todos, es el estado en que se encuentran las minas de uranio abandonadas en toda la Argentina.
La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) faltó a su responsabilidad de remediar las minas
abandonadas dejando así un reguero de contaminación en cada uno de sus proyectos. Para citar algunos
ejemplos se puede mencionar a la abandonada mina Los Gigantes, en Córdoba, donde el drenaje ácido
de mina termina desembocando en la cuenca del lago San Roque. Por su parte la mina abandonada de
Sierra Pintada, a 40 km de San Rafael, Mendoza, descarga sus pestilencias en los ríos Atuel y Diamante.
No solo que no se hizo ningún esfuerzo para remediar estas minas, sino que se empeoró su situación al
usar estas minas como vertedero de residuos radiactivos provenientes de la planta de conversión química
de Dioxitek.
Nuevamente la CNEA trabaja contra los intereses del pueblo argentino al ser partícipe del proyecto
planeado por el Gobierno central a espaldas de la población. Durante años lideró programas de
exploración de uranio en el Chubut y otras provincias, para ahora entregar esta información al mejor
postor.
La zona donde se planea instalar la explotación de uranio está ubicada en el centro de la meseta
chubutense, a orillas del río Chubut. Los acuíferos afectados desembocan en este río, el cual llegará
cargado de contaminación a las poblaciones que dependen de sus aguas: Los Altares, Las Plumas, 28 de
Julio, Dolavon, Gaiman, Trelew, Rawson, Playa Unión y Puerto Madryn. Por su parte la provincia de
Río Negro también está amenazada dado que se encontró depósitos de uranio entre Lamarque y
Valcheta.
Una vez más, el Gobierno argentino se pone al servicio del capital, aunque esto implique la destrucción
de un acuífero, riesgos graves a la salud de las personas y el desplazamiento de las actividades
tradicionales de las regiones afectadas.
La pregunta es: ¿hasta cuándo aguantará el pueblo argentino los desmanes, la codicia y la desidia de este
gobierno?
Ññññññ
Isótopo: se descubrieron debido al estudio de sustancias radiactiva. El nombre de isótopo
lo dió F. Soddy en 1911.
Lixiviación in situ: es un método utilizado en la extracción de materiales que consiste en
introducir en los yacimientos una disolución acuosa (disolución mediante agua) y extraerla a
través de bombonas.
Uranio-234: no fisionable, puede vivir entre 245-400.
Uranio-235: sostiene el proceso de fisión y armamento nuclear, aparece naturalmente y
su vida media es de 703,7.
Uranio-238: se utiliza para hacer materia fionable, vive entre 4.468 millones de años.
Este es capaz
La "cosa" más peligrosa del planeta es ''El pie del Elefante". Esta "cosa", emite un
elemento de la tabla periódica denominado "Roentgenio" (Rg). Si te expones por ejemplo a 400,
Roentgenios, dejaría tan mal tu cuerpo, que te quedarían más o menos, solamente 7 u 8 semanas
de vida. Si eso parece mucho, el pie del elefante emite unos 10.000 Roentgenios. Todo el que se
acerque al pie del elefante morirá. Sea un robot, cualquier animal o un humano.
Hexafluoruro de uranio: es el gas que conecmos más pesados.
Minería
Un depósito aluvial de superficie es el lecho de un rio donde la corriente acumulo arena y grava
de distintos tamaños, o quizás también polvo de arcilla. Estas acumulaciones van cambiando de
forma y posición con el transcurso del tiempo y sucesivas correntadas, tal como lo podemos ver
en el lecho del rio Chubut, con su ancho cauce, islotes, y posición variable del rio. El diagrama
muestra en forma esquemática la amplia variabilidad en las zonas de acumulación del aluvión.
Fig. 1 – Lecho de río entrelazado
Con el paso del tiempo, después de millones de años, estos depósitos aluviales quedan
enterrados bajo estratos geológicos. Los acuíferos se forman por la acumulación de agua de
lluvia y corrientes dentro de estos depósitos aluviales subterráneos. Estos son estratos de arena
y grava, o también rocas porosas de carbonatos, rodeados arriba y abajo por estratos
impermeables que no dejan escapar el agua.
Fig. 2 – Ejemplos de
acuíferos subterráneos
(a) areniscas acuíferas de pendiente suave con recarga al pie de las montañas.
(b) Areniscas y gravas entrelazadas que se extienden de la zona montañosa.
(c) Acuíferos con plegamientos y fallas en zona desértica. Los cuerpos superficiales de agua
reflejan las características estructurales.
En edades geológicas el agua de las corrientes arrastró rastros de uranio que se fueron
acumulando dentro de los acuíferos, dando lugar a la formación de yacimientos uraníferos.
El uranio se acumula donde se encuentra con una roca impermeable que impide su flujo.
Fig. 3 – Frente típico de mineralización subterránea de uranio
El lixiviante se inyecta a presión por el pozo inyector, fluye a través del acuífero disolviendo el
uranio, y toda esta mezcla se bombea a la superficie por medio del pozo productor. El pozo
productor extrae un volumen más grande que el inyectado. De esta manera se baja la presión
total en el acuífero para evitar que un exceso de presión produzca algún escape (excursión) del
lixiviante hacia afuera del acuífero uranífero.
Este volumen incluye el lixiviante mas agua del acuífero, la cual contribuye a diluir el
lixiviante. El exceso de agua extraída se llama “purga”. Esta agua llega cargada no solo de
lixiviante y uranio sino también de cualquier metal pesado, compuestos químicos y elementos
radiactivos que hayan sido diluidos bajo tierra (torio, radio, radon). Esta agua de purga forma
parte del volumen total de desechos que deberán procesarse en superficie.
Por su parte el componente de uranio pasa por distintos procesos hasta llegar al producto final
de toda mina de uranio que es la “torta amarilla. Los procesos incluyen separación de sólidos,
extracción del jarabe de uranio, precipitación del uranio, nuevamente separación de sólidos,
secado, y preparación de la “torta amarilla” (oxido de uranio concentrado – U₃O₈). (85% de su
peso en uranio).
Lixiviantes
El uranio es soluble tanto en medio acido como en medio alcalino, por lo tanto es posible usar
cualquiera de estos. La elección del lixiviante depende de estos criterios:
Lixiviantes ácidos
Acido sulfúrico (SO4H2) o acido nítrico (NO3H). De la misma manera que diluye el uranio, los
lixiviantes ácidos también aumentan la solubilidad de metales pesados, de manera tal que la
concentración de arsénico, selenio, plomo, vanadio y otros elementos puede terminar varios
órdenes de magnitud más alta que los niveles previos a la extracción.
Lixiviantes alcalinos
Bicarbonato de amonio (NH4HCO3), bicarbonato de sodio (NaHCO3), o dióxido de carbono
(CO2)
Agente oxidante
Además se inyecta un agente oxidante para asegurarse que la solución mantiene un estado
redox positivo. La elección del oxidante depende del tratamiento seleccionado (acido o
alcalino). Peróxido de hidrogeno (agua oxigenada) (H2O2), oxigeno (O2), clorato de sodio
(NaCLO3), dióxido de manganeso (MnO2), sulfato férrico (SO4Fe)
– Menores problemas de interferencia con las arcillas (comparado con soluciones basadas en
sodio o amonio)
Fig. 5 – Descripción
de pozo productor
Fig. 6 – Explotación de uranio en Highland Smith, Wyoming, EEUU4
Fig. 7 – Esquema mostrando
flujo de lixiviante en unidades de 5 y 7 puntos en zona de mineralización irregular.
Fig. 8 –
esquema de instalación típica
Fig. 9 –
Instalaciones de superficie en Wyoming, EEUU
Cada conjunto de pozos puede operar entre 1 y 3 anos, al cabo de los cuales se extrajo todo el
uranio accesible en esa zona, típicamente entre 50 y 80% de todo el uranio. En algunos casos
estas explotaciones trabajan de 15 a 20 anos.
En una instalación chica, si se asume que el agua de purga (el exceso de agua extraído del
acuífero) varía entre 2 y 5% del total, esto significa que cada día se acumulan entre 43.200 y
108.00 litros de agua contaminada que se van acumulando en diques de cola o piletas de
evaporación.
– Confinada (aislada) por abajo y arriba por un estrato continúo impermeable tal como arcilla o
pizarra
– Debe estar ubicada por debajo de las capas freáticas y por lo tanto saturadas con agua
subterránea natural.
– Debe mantener una presión artesiana del agua sobre el estrato de arcillas superior.
(Preferiblemente por lo menos 15 metros, pero mejor si supera los 75 metros)
– Debe contener mineralización de uranio en una forma que sea fácilmente lixiviable, por
ejemplo coffinita o uraninita.
– Debe reunir criterios de concentración y espesor mínimos para que sea económicamente
recuperable el uranio contenido en la veta
– Contacto efectivo entre la solución lixiviante y el mineral de uranio. Sin embargo, las
variaciones impredecibles de extensión horizontal y variabilidad vertical de depósitos aluviales
imposibilitan determinar efectivamente la hermeticidad y aislamiento de las vetas, desvirtuando
así uno de los requisitos fundamentales para ejecutar este método.
Pozos de monitoreo
Dado el alto potencial de contaminación de estas explotaciones, el monitoreo constante de los
acuíferos debe ser parte integral del proyecto. La detección oportuna de perdidas permite
reaccionar a tiempo y tomar medidas correctivas, y esto se aplica tanto para perdidas en
superficie como a profundidad.
El proceso de monitoreo comienzo con la elaboración de una línea de base que permita
determinar el estado de las aguas subterráneas antes del comienzo de la explotación. Esta línea
de base permite luego la comparación con parámetros reales y tomar medidas correctivas en
caso de contaminación.
La ubicación de los pozos de monitoreo es una tarea delicada porque depende de una
evaluación exhaustiva del área a explotar. Una vez definida esta área se planea la ubicación, la
cantidad de pozos, la profundidad de los mismos, y se determina la frecuencia y tipo de los
análisis periódicos.
Si los pozos están demasiado lejos del área afectada, o muy separados entre sí, o no cubren las
profundidades de los acuíferos, entonces no sirven para un monitoreo efectivo. De la misma
manera la velocidad de transporte del agua y la dirección de flujo son cruciales para poder
recoger muestras de agua en el momento apropiado.
Fig. 10 – Configuración de pozos de monitoreo
Sin embargo, pese a la existencia de regulaciones especificas en cuanto a las condiciones del
acuífero después de la extracción, en los EEUU no existe un solo caso en que se haya
completado el proceso de limpieza a completa satisfacción de los inspectores. Ni una sola
compañía minera consiguió hasta ahora la certificación correspondiente al proceso de cierre de
la explotación. En Europa, Rusia y Australia se repite la misma situación con el agravante que
muchos de estos gobiernos ni siquiera exigen la limpieza de los acuíferos al cierre de la
explotación.
Por otro lado la minería por lixiviación in-situ también conlleva sus riesgos, como cualquier
otra actividad humana. En general estos riesgos se pueden clasificar como:
Fallas mecánicas
◦ Fallas de las bombas subterráneas,
Problemas químicos
◦ Precipitación de minerales
◦ Interferencia de arcillas
◦ Materias orgánicas
Interferencia biológica
◦ Crecimiento de bacterias
◦ Reducción de permeabilidad
◦ Problemas de escala
◦ Ejemplo de Fukushima
Errores humanos
◦ Ejemplo de Chernobyl
◦ Ejemplo de Three Mile Island
Estas excursiones de lixiviante y metales pesados son frecuentes, tal como lo muestra la larga
lista de penalizaciones y multas a las compañías operadoras (ver “Problemas en minas y
moliendas de uranio en operación en los EEUU”).
Si los pozos de monitoreo detectan un aumento de contaminación del agua el único control
efectivo es parar el bombeo hasta que se pueda determinar, de todas las unidades en operación,
cual es la que genera la excursión de lixiviante. Esto significa que no hay controles efectivos e
inmediatos que permitan detener procesos de contaminación subterránea.
En superficie se instala una maraña de cañerías que llevan el lixiviante a presión hacia cada
pozo inyector, más las cañerías que conducen la producción hacia la sala de bombas. A esto se
le suma las cañerías que conectan la sala de bombas con la planta de procesamiento.
Estas cañerías trabajan a presión con elementos químicos corrosivos, por lo tanto las roturas y
pérdidas son frecuentes.
El agua de purga contaminada debe eliminarse de alguna manera. Los métodos tradicionales
incluyen:
Inyección dentro del mismo acuífero. Esto se hace si el acuífero naturalmente contiene agua salobre
no apta para otro uso.
Inyección dentro de un acuífero profundo o formación permeable más profunda.
Evaporación en piletas diseñadas al efecto.
Las piletas de evaporación acumulan un residuo solido que debe ser tratado adecuadamente.
Experiencias internacionales
Estados Unidos, Australia, Rusia, Europa Central y Europa Oriental
Interrogantes
La información provista hasta ahora por el gobierno nacional es limitada y deformada por
razones políticas. Esta falta de información valedera nos lleva a hacer preguntas con la
esperanza que el gobierno en algún momento pueda responder:
– ¿Cómo pueden las compañías rusas, a la distancia, saber que efectivamente pueden hacer
lixiviación in-situ?
– ¿Que consecuencia puede tener esta explotación para el rio Chubut, para los productores de la
zona, y las ciudades de la costa?
– ¿Que organismo independiente analizara el agua antes, durante, y después del proyecto?
– ¿Quien determinará la línea de base de condiciones del agua antes del comienzo de la
lixiviación in-situ?
– ¿Como se le informará a los productores locales y gente de la costa sobre los problemas
potenciales de este proceso de minería?
Reflexiones finales
Es de destacar el rol que juega la CNEA como supervisor de estas avanzadas mineras
coordinando la exploración de uranio en todas nuestras provincias, armando bases de datos
sobre cada uno de los depósitos de uranio, para después pasar esta información a compañías
internacionales que quieran llevárselos.
Por su parte, el Ejecutivo Nacional recurre a mentiras clásicas ya usadas en otros países para
disimular el peligro real de estos proyectos de explotación, entre las cuales nos dicen que “la
lixiviación in-situ es un proceso benigno”, “las vetas de uranio están perfectamente
aisladas por estratos impermeables”, “que el proceso de extracción culmina después de la
restauración a condiciones originales”, y “que la emergencia energetica nos obliga a
tomar este tipo de decisiones”.
Lo que no nos cuenta el gobierno es la experiencia de los países en los cuales se practica la
minería de uranio con este método:
Las condiciones geológicas reales son totalmente diferentes a las condiciones ideales asumidas por
los geólogos ante la imposibilidad de asegurar que los estratos impermeables cubren efectivamente
el 100% del área de explotación a perpetuidad.
Contaminación permanente e irreversible de acuíferos.
Falta de supervisión oficial y controles efectivos.
Efectos nocivos demostrados en la salud de las personas y los operarios.
Fallas en el monitoreo de contaminación del agua y el aire.
Destrucción superficial del terreno.
Legado de diques de cola y piletas de evaporación abandonadas al fin de la explotación.
Escapes de lixiviante, metales pesados y elementos radiactivos aguas abajo de los acuíferos
contaminados.
Tampoco nos cuentan que la verdadera razón para la aplicación de este método es puramente
económica, al ser menor la inversión de capital y los costos operativos. Es decir, se sacrifica a
la naturaleza y a los seres vivos para mantener las ventajas económicas de una corporación
minera.
https://cnpp.iaea.org/countryprofiles/Argentina/Argentina.htm
2 Asociación Nuclear Mundial, Energía Nuclear en la Argentina (2016)
http://www.world-nuclear.org/information-library/country-profiles/countries-a-
f/argentina.aspx
*Roberto Ochandio –Geógrafo especializado en explotaciones mineras y petroleras.