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EL FEMINISMO
Juegos Del Lenguaje

Paulina Gracidas Ramos y Lizbeth Mora Rosas


BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA Teorías de la comunicación II: Enfoques Filosóficos
INTRODUCCIÓN
El lenguaje es considerado como algo natural que tiene como objetivo satisfacer la necesidad
humana de comunicarse. Dentro del lenguaje existen reglas que sirven para la compresión
del significado de cada expresión. Si cada hablante y oyente acepta y entiende las reglas
establecidas, se dice que están dentro de un mismo juego del lenguaje. En estos juegos
propuestos por Wittgenstein (1889-1951), plantea que los significados de las expresiones son
dados por las reglas. Y estas reglas son resultado del acuerdo de los usuarios, es decir, es
resultado de convenciones. Entonces se dice que el significado no se limita a un significado
lingüístico, sino que se lleva más allá, al significado o interpretación de los hablantes y
receptores.

El feminismo se refiere a un movimiento que conduce a la liberación femenina. Si bien es


cierto que la represión existe y ha existido desde hace mucho tiempo, es por este motivo que
se puede identificar el juego del lenguaje feminista. Este juego hace uso de ciertas
expresiones en sus discursos, que significan porque están dentro de un contexto donde los
participantes de este movimiento comparten experiencias y situaciones, y de cierta manera
han llegado a un acuerdo de aceptación de dichas expresiones. Pero como sabemos los
contextos cambian constantemente por el paso del tiempo y los discursos dados, en este caso
del feminismo, no pueden ser los mismos; por ejemplo la situación social para las mujeres
del siglo XVIII no es la misma que la de las mujeres contemporáneas. Es por este motivo que
los discursos tienden a evolucionar de manera que satisfagan las necesidades de los
participantes.

En este ensayo vamos a mencionar el juego del lenguaje feminista y cómo este ha ido
cambiando de acuerdo al contexto histórico que atraviesa. En este punto se hará énfasis en
cómo los significados son cambiantes y dejan de ser aceptados por los usuarios o bien estos
usuarios dejan de entender las reglas del juego por cual son excluidos de este. Sin embargo,
la evolución del discurso feminista en necesario, pues las necesidades de sus participantes
cambian, dicho de otro modo, la realidad es cambiante y por ende también lo son las
situaciones a las cuales de enfrentan los usuarios. Por este motivo surge la necesidad de
cambiar las normas del juego para satisfacer dichas necesidades.
LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
Desde este eje filosófico, todo lenguaje tiene significado y esto es visto como la unidad
mínima para entender lo que se expresa y acompañado de ello, las acciones racionales. Por
ello se dice que los actos lingüísticos tienen significados y estos significados se basan en lo
que quiere comunicar el emisor. El lenguaje es un conjunto de expresiones significativas
(Frápolli y Romero, 2007) que se rigen por reglas sintácticas (combinación), semánticas
(lingüísticas) y pragmáticas (contextos). Por lo anterior se describe la capacidad significativa
(significatividad) como las condiciones de verdad y las intenciones (Frápolli y Romero,
2007).

Una expresión puede ser interpretada según el contexto de uso, es decir, el contexto es
necesario para interpretar lo expresado y en esto se basan las reglas de uso, o lo que sería
igual al juego del lenguaje. Dentro de un juego del lenguaje podemos identificar dos tipos de
significados; el lingüístico y el pragmático o de contexto, o lo que sería igual a la
interpretación que le dan los receptores a los objetos portadores de significado. En base a
esto se puede decir que lo que expresan los hablantes no siempre coincide con el significado
lingüístico, dado que se encuentran dentro de un juego del lenguaje específico donde los
significados son convenciones establecidas entre los usuarios. La identificación de los
significados depende de la situación en la que los hablantes aprendieron su lengua y el
contexto en que la ejercen (Frápolli y Romero, 2007).

“Las teorías del significado se basan en la naturaleza simbólica que diferencia de lo que
representa o significa en el lenguaje una preferencia” (Frápolli y Romero, 2007, p.26). Dentro
de estas teorías podemos identificar a los portadores de significado que son los actos del
habla y los objetos (Frápolli y Romero, 2007). Aquí podemos encontrar nuevamente la
importancia del contexto pues cuando este se conoce, se sabe que significan los actos del
habla y como significan. Según Wittgenstein (1920) el lenguaje significa porque es una figura
de la realidad que se basa en hechos que son los átomos del mundo (atomismo lógico). Bajo
esta filosofía, podemos decir que el pensamiento es la imagen mental del mundo, es decir un
hecho que bien puede ser falso o verdadero, según la lógica del lenguaje plantea: que dentro
de lo lógico no hay posibilidades y esto limita la significatividad por lo cual se limita el
lenguaje y por ende se limita el mundo del hablante (Frápolli y Romero, 2007). Wittgenstein
(1921) afirma “los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo”. De esto
podemos concluir que no podemos decir lo que no podemos pensar por lo cual no podemos
pensar un mundo ilógico (Frápolli y Romero, 2007). En base a lo anterior podemos decir que
la realidad se expresa a través del lenguaje y sí este tiene límites, entonces lo pensable
también.

DISCUSIÓN
Como se mencionó en la teoría, el lenguaje es una figura de la realidad y en este caso el
discurso feminista es una figura en contra de la llamada “sociedad patriarcal”. Este término
es utilizado dentro del juego del lenguaje feminista y hace referencia a una “estructura de
opresión y dominación que despliega el poder masculino sobre las mujeres en todos los
contextos de la vida” (Gutiérrez, 2013, p.1). Se puede decir que las participantes de este
movimiento comparten situaciones donde el género masculino es el dominante.

Dentro de este movimiento hay distintas tendencias que comparten un fin, que es liberar a
las mujeres de la represión social. Estas tendencias se diferencian por los métodos utilizados
para lograr dicho fin, así también como los ideales que mueven cada tendencia. Existe el
feminismo radical, el feminismo socialista (materialista), el feminismo de la diferencia y el
feminismo de la igualdad. Este último es el que predomina en la actualidad y se le conoce
como la tercera ola del feminismo. Este se caracteriza por la heterogeneidad e
institucionalización del movimiento y se cree que por este motivo el movimiento ha perdido
fuerza.

La pérdida de fuerza del movimiento se dio por la diversificación teórica, lo que generó
diagnósticos y explicaciones complejas debido a las corrientes sociales de esa época
(estructuralismo y posestructuralismo) (Gamba, 2008). Por este motivo se puede inferir que
el juego del lenguaje cambió, es decir, cambiaron los significados de las expresiones e incluso
se incluyeron nuevas expresiones en el discurso. Se puede decir que las reglas del juego
cambiaron y no están siendo explicadas por lo cual no se pueden comprender los actos, ni los
significados (Frápolli y Romero, 2007). Lo cual nos lleva a decir que los participantes del
movimiento dejaron de entender el discurso, por lo cual dejaron de identificarse con él.

Un factor para que un juego del lenguaje cambie, es el contexto; pues como bien ya se ha
mencionado, el contexto es un punto esencial para la interpretación del significado. El
lenguaje es una figura de la realidad, es decir el lenguaje nos sirve para expresar la realidad
y en base a ello formamos reglas en el lenguaje que nos ayudan a comunicarnos. Pero si esa
realidad a la cual figura el lenguaje cambia, las reglas aceptadas por los usuarios ya no
servirán, pues ya no representan la realidad. Lo cual nos lleva por necesidad a formar un
nuevo juego del lenguaje con nuevas reglas que sirvan para representar la realidad y así
satisfacer la necesidad de comunicarnos. Esto es lo que pasó con el discurso feminista, la
realidad cambió y el movimiento se vio influenciado por otros juegos del lenguaje.

Dentro del juego del lenguaje del feminismo se requiere hacer una diferencia entre hombre
y mujer, pues como sabemos dentro de la biología existen diferencias como la de los órganos
reproductivos, los cromosomas, etc. Sin embargo dentro del juego feminista se dice que la
imagen de la mujer es producto del contexto social de su época y por este motivo se cree que
está limitada a ciertos comportamientos que determinaran su rol dentro de la sociedad. “El
género resulta entonces del proceso de producción de normas culturales sobre el
comportamiento de los hombres y las mujeres en su interacción en las instituciones
culturales, sociales, políticas y religiosas” (Icháustegui, et al., 2016, p.3). De esta manera
dentro de este juego del lenguaje se identifican ciertos hechos que marcan la diferencia entre
géneros.

Pero ¿de dónde viene la marcada diferencia entre ambos géneros? Pues bien, esta diferencia
se define como inferioridad, es decir, “una desigualdad de valores en donde las mujeres son
interpretadas como faltas de ser” (Rodríguez, 2008, p.80). El poder masculino se deriva de
lo biológico y por esto se genera una jerarquía de lo masculino sobre lo femenino. Esto genera
consecuencias en distintos ámbitos sociales, que han afectado al sector bajo de esta
jerarquización.

Las características sexuales biológicas, como ya se mencionó, son un punto clave para la
diferencia de géneros. El carácter sexual tiene como “fin promover la diferencia sexual entre
los géneros para institucionalizar una esencia propia de cada sexo” (Rodríguez, 2008, p.80).
Las interpretaciones que se hacen sobre lo masculino como lo humano en general dan paso
al discurso del feminismo de las diferencias, que postula que sólo afirmando las diferencias
se puede conseguir la libertad femenina (Rodríguez, 2008).

Como ya lo mencionamos el estructuralismo y el posestructuralismo afectaron directamente


los discursos feministas, generando así resistencias teóricas e ideológicas que plantean una
destrucción de las estructuras dominantes y con ello la destrucción de las estructuras
patriarcales. En este punto se plantea que las estructuras son artificiales por lo cual sus
componentes pueden cambiar si así se quiere. Al decir que las estructuras sociales son
artificiales, se dice que las estructuras del lenguaje también lo son, estructuras que, a fin de
cuentas, son las que definen como entendemos cualquier cosa (Krieger, 2004). Por lo cual
podemos entender que si cambiamos las normas del juego del lenguaje, cambiamos la
estructura social y se puede entender esto como la demolición de la estructura que genera la
jerarquización de lo masculino sobre lo femenino.

Todo lo dicho nos pone en evidencia que la base de la organización social es la limitación y
estructura de nuestro lenguaje. Sin embargo, dentro de este podemos encontrar distintos
juegos de lenguaje que tienen normas y que pueden ser cambiadas si se rompe con la
estructura existente. Dentro del feminismo podemos decir que “desmentir la cultura significa
desmentir la valoración de los hechos que constituyen la base del poder” (Rodríguez, 2008,
p.82). En base a esto, cito el “problema no se resuelve ni con la muerte de los hombres ni con
la demanda de igualdad, pues ambas alternativas forman parte del mundo masculino donde
las mujeres no tienen un lugar” (Rodríguez, 2008, p.82).

Bien así podemos plantear una lucha contra las estructuras que centralizan el poder y
excluyen, en este caso lo femenino o inferior. Para esto se lleva a cabo una fragmentación de
los discursos, en donde se detectan fenómenos marginales, anteriormente reprimidos por un
discurso hegemónico (Krieger, 2004). Aplicado esto al feminismo, se puede inferir que se le
puede otorgar otro sentido a la interpretación de la estructura dominante por lo cual se genera
una apertura en el juego del lenguaje para la entrada de otra posible significación. Con esto
queremos decir que si se pone en el centro lo marginado, que en este caso sería el discurso
feminista como centro, el juego del lenguaje cambiara, es decir, los hechos cambiaran y el
lenguaje como figura de la realidad también.
Sin embargo esto generaría un problema, porque se estaría cayendo en la misma estructura
dominante pero esta vez invertida. Pues al hacer al hacer centro al discurso feminista y todos
sus ideales, se marginaría lo masculino y para evitar este fenómeno, se debe de estar en un
libre juego, que no tenga significados trascendentales para que la significatividad sea libre.
Parece ser que con todo lo dicho, consideramos que el discurso feminista (juego del lenguaje)
ha atravesado distintos cambios relativos a los contextos históricos-sociales y los significados
de sus expresiones han cambiado, generando nuevas tendencias feministas.

Referencias:

Rodríguez, M. E. (2008). Ética feminista y feminismo de la igualdad. Espiga,


17(16), 79- 88. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/4678/467847230006.pdf

Gamba, S. (2008). Feminismo: historia y corrientes. Diccionario de estudios de


Género y Feminismos, 74(2), 153-25. Recuperado de
https://www.aacademica.org/tania.diz/18.pdf

Gutiérrez, A. M. (2013). ¿Feminismo o feminazi?. Política critica, (20).


Recuperado de https://politicacritica.com/2013/02/07/feminismo-o-feminazi/

Icháustegui, T., Ferreyra, M., Vargas, M., García, A., y Olivos, L. (2016). Género y
feminismo. Gaceta Políticas, (261), p. 32. Recuperado de
https://www.politicas.unam.mx/gacetas/gaceta261.pdf

Krieger, P. (2004). La deconstrucción de Jacques Derrida. Anales del Instituto de


Investigaciones Estéticas, 26(84), 179-188. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=36908409

Frápolli, M. J., y Romero, E. (2007). Una aproximación a la filosofía del lenguaje.


Madrid, España: Síntesis. Recuperado de
https://lenguajeyconocimiento.files.wordpress.com/2014/04/una-aproximacic3b3n-
a-la-filosofc3ada-del-lenguaje-maria-jose-frapolli-y-esther-romero.pdf

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