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TITULO:
“LAS PROMESAS DE DIOS SON COMO SEMILLAS DE VIDA ESPIRITUAL QUE NECESITAN UN TERRENO FERTIL DONDE SE SIEMBREN, GERMINEN,
DESARROLLEN Y FRUCTIFIQUEN PARA LA GLORIA DE DIOS ”.
TEXTO:
2Pe 1:1 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe
igualmente preciosa que la nuestra:
2Pe 1:2 Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.
2Pe 1:3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel
que nos llamó por su gloria y excelencia,
2Pe 1:4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza
divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;
2Pe 1:5 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;
2Pe 1:6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;
2Pe 1:7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
2Pe 1:8 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro
Señor Jesucristo.
2Pe 1:9 Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados.
2Pe 1:10 Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.
2Pe 1:11 Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
A. NOMBRES 1. epangelia (ἐπαγγελία, G1860) , primariamente un término legal, denotando una citación (epi, sobre; angelo, proclamar,
anunciar), significaba también un compromiso a hacer o a dar algo, una promesa.
Con excepción de Act_23:21, se utiliza solo de las promesas de Dios. Con frecuencia se utiliza para denotar lo que ha sido prometido, y por
ello significa un don conferido en gracia, no una prenda conseguida mediante negociaciones; así, en Gl 3.14, «la promesa del Espíritu»
significa «el prometido Espíritu»; cf. Luk_24:49; Act_2:33 y Eph_1:13; lo mismo sucede en Heb_9:15, «la promesa de la herencia eterna». Por
otra parte, en Act_1:4, «la promesa del Padre» es la promesa hecha por el Padre.
En Gl 3.16 se utiliza el plural «promesas» debido a que la promesa hecha a Abraham fue repetida en varias ocasiones (Gen_12:1-3; 13.14-17;
15.18; 17.1-14; 22.15-18), y debido a que contenía el germen de todas las promesas posteriores; cf. Rom_9:4; Heb_6:12; 7.6; 8.6; 11.17.
Gl 3 expone que la promesa estaba condicionada a la fe, y no al cumplimiento de la ley. La ley fue posterior, e inferior, a la promesa, y no la
anuló (v. 21; cf. 4.23,28). Nuevamente, en Eph_2:12, «los pactos de la promesa» no constituye indicación de diversos pactos, sino un pacto
frecuentemente renovado, centrándose todo en Cristo como el prometido Mesías-Redentor, y comprendiendo las bendiciones que serían
conferidas mediante Él.
En 2Co_1:20 se utiliza el plural de cada promesa hecha por Dios; cf. Heb_11:33; en 7.6, de promesas especiales ya mencionadas.
Los usos de este término en relación con Cristo y lo que se centra en Él pueden ser dispuestos bajo los siguientes encabezamientos:
(1) el contenido de la promesa (p.ej., Act_26:6; Rom_4:20; 1 Joh_2:25);
(2) los herederos (p.ej., Rom_9:8; 15.8; Gl 3.29; Heb_11:9);
(3) las condiciones (p.ej., Rom_4:13,14; Gl 3.14-22; Heb_10:36).
PROMETER ES una de las palabras clave del lenguaje del amor. Prometer es empeñar uno a la vez su poder y su fidelidad, proclamarse
seguro del porvenir y seguro de sí mismo, y es al mismo tiempo suscitar en la otra parte la adhesión del corazón y la generosidad de la fe.
Dios, en su manera de prometer, en la certeza que posee de no decepcionar jamás, revela su grandeza única: «Dios no es hombre para
mentir ni hijo de Adán para retractarse» Num 23,19. Para Él prometer es ya dar, pero es en primer lugar dar la fe capaz de esperar que venga
el don: y es hacer, mediante esta gracia, al que recibe capaz de la acción de gracias Rom 4,20 y de reconocer en el don el corazón del dador.
Por eso Pablo, preocupado por mostrar que la base de la vida cristiana es la fe, se ve llevado a mostrar que la esencia de las Escrituras y
del designio de Dios consiste en la promesa dirigida a Abraham y cumplida en Jesucristo Gal 3,16-29.
Por eso la epístola a los Hebreos, queriendo presentar en el AT una historia de la fe, presenta por lo mismo una historia de las
promesas Heb 11,9.13.17.33.39.
Por eso, aun antes de las reflexiones de Pablo, el discurso de Pedro en pentecostés, caracteriza con una perspicacia infalible el don del
Espíritu y la aparición de la Iglesia como la «promesa» Act 2,39 y el cumplimiento de las profecías 2,16.
Para un judío las Escrituras son en primer lugar la ley, la voluntad de Dios que se ha de observar a toda costa; para los cristianos vienen a
ser ante todo el libro de las promesas; los israelitas fueron los depositarios de las promesas Rom 9,4, los cristianos son sus
herederos Gal 3,29.
El lenguaje del NT traduce este descubrimiento: al paso que el hebreo no tiene palabra especial para designar la noción de promesa y la
expresa a través de una constelación de voces, palabra, juramento, bendición, herencia, tierra prometida, o en fórmulas, como «el Dios de
Abraham, de Isaac y de Jacob», «la raza de Abraham», el NT, por el contrario, conoce una palabra propia para la promesa, gr. epangelia, que
subraya el valor de la «palabra dada»: es una «declaración». Por lo demás, la palabra tiene afinidad con «evangelio», es'angelion, la «buena
nueva».
¿CÓMO PODEMOS SABER CUÁLES PROMESAS SE APLICAN A NOSOTROS Y CUÁLES PROMESAS PODEMOS RECLAMAR?
Para enmarcar esta pregunta de otra forma, ¿cómo se puede saber la diferencia entre LAS PROMESAS GENERALES Y LAS PROMESAS
ESPECÍFICAS?
Una PROMESA GENERAL es una que el Espíritu Santo da a cada creyente en cada época. Cuando el autor escribió la promesa, él no estableció
limitaciones de tiempo o destinatario.
1 Juan 1:9, "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad". Esta
promesa se basa en la naturaleza del perdón de Dios y está disponible a todos los creyentes de todo el mundo.
Filipenses 4:7, "Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo
Jesús". Esta promesa se hace a todos los creyentes que, negándose a preocuparse, traen sus peticiones a Dios (Filipenses 4:6).
Salmo 1:3; 27:10; 31:24; Juan 4:13-14 (observe la palabra "cualquiera"); y Apocalipsis 3:20.
Una PROMESA ESPECÍFICA es una que es hecha a PERSONAS ESPECÍFICAS en MOMENTOS ESPECÍFICOS.
1 Reyes 9:5 es MUY ESPECÍFICA: "yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre…". Los versículos anteriores y siguientes aclaran
que Dios está hablando solamente al REY SALOMÓN.
Lucas 2:35 contiene otra PROMESA ESPECÍFICA: "y una espada traspasará tu misma alma.…". Esta profecía/promesa fue dirigida a María y
se cumplió en su vida.
Mientras que una PROMESA ESPECÍFICA no es para para todos los creyentes en general, el Espíritu Santo puede aún UTILIZAR una promesa
específica PARA orientar o animar a cualquiera de sus hijos.
Por ejemplo, la promesa de Isaías 54:10 se escribió teniendo en cuenta a Israel, sin embargo el Espíritu Santo ha usado estas palabras para
consolar a muchos cristianos de hoy: "… pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará…"
Mientras el apóstol Pablo era guiado para llevar el evangelio a los gentiles, el afirmó la promesa de Isaías: "Te he puesto para luz de los gentiles,
A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra" (Hechos 13:47). La promesa de Isaías fue originalmente para el Mesías, pero en
ella Pablo descubrió la guía del Señor para su propia vida. Cuando reclamamos una de las promesas de Dios en las escrituras, debemos tener en
cuenta los siguientes principios:
Las promesas de Dios a menudo son condicionales. Busca la palabra "si" en el contexto.
Dios nos da promesas para ayudarnos a someternos mejor a su voluntad y confiar en él. Una promesa no hace que Dios se doblegue a
nuestra voluntad.
No asumas saber exactamente cuándo, dónde o cómo es que las promesas de Dios se cumplirán en tu vida.
1. Dios cumple sus promesas siempre.
II Corintios 1:19-20, "Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él; porque todas las promesas de
Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios".
Josué 23:14, "Reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra que Jehová
vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas".
4. Se nos ha prometido vida eterna.
1 Juan 2:25, "Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna".