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2 | ESCRITURA EN CIENCIAS
DOCENTES APRENDIENDO EN RED |3
DEL GEN A LA PROTEÍNA
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PRESIDENTA DE LA NACION
Cristina FERNÁNDEZ DE KIRCHNER
MINISTRO DE EDUCACIÓN
Alberto SILEONI
SECRETARIA DE EDUCACIÓN
María Inés ABRILE de VOLLMER
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PRESENTACIÓN
Durante el año 2010 en el Instituto Nacional de Formación Docente se desarro-
lló la primera etapa del dispositivo Escritura en Ciencias que contó con la participa-
ción de profesores de institutos de formación docente de las provincias de Buenos
Aires, Catamarca, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, La
Rioja, Neuquén, Salta, San Luis, Santa Cruz, Santa Fe, Santiago del Estero, Tierra del
Fuego y Tucumán.
Inspirada en un programa del Sector Educación de la Oficina de UNESCO, Mon-
tevideo denominada Docentes Aprendiendo en Red, la propuesta de Escritura en Cien-
cias conforma una experiencia innovadora en nuestro país, reuniendo a 30 profe-
sores de diferentes provincias que, a través de un trabajo grupal, llevan a cabo la
escritura de 6 textos sobre contenidos de problemáticas actuales de las ciencias
naturales.
Esta experiencia se desarrolló a lo largo de un año mediante un dispositivo
semipresencial, en el cual los grupos de estudio se reúnen periódicamente orientados
por coordinadores de escritura y asesorados por destacados investigadores de
nuestro país, estudian e investigan sobre los temas. Los profesores llevan adelante
un proceso de elaboración de los textos, mediante un uso intensivo de aula virtual
realizando intercambios muy activos que tienen como meta específica producir
libros sobre temas científicos, en un ejercicio de trabajo colaborativo.
Escritura en Ciencias pretende inscribirse dentro de las tendencias actuales de
los dispositivos de formación docente, desplegando un trayecto de formación donde
se implica la experiencia y la práctica de los participantes, en un proceso conjunto
de construcción de conocimiento. Desde esta propuesta se asume que escribir
profesionalmente es una práctica y un aprendizaje continuo, que supone un arduo
trabajo, que se pone en juego en diferentes contextos sociales, y por eso, frente a
cada nueva situación es preciso ‘reaprender’ las maneras de escribir propias del
texto o disciplina que lo demanda.
El desarrollo actual de políticas de formación marca un tiempo de transición y
de cambios que empiezan a modificar las lógicas de formación de los docentes. La
característica de este dispositivo de Escritura en Ciencias traduce algunas de las
propuestas actuales de formación en investigación, tomando en cuenta un conjunto
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Paulatinamente se intenta poner en foco ‘las necesidades prácticas’ de los
docentes como centro de los programas de formación en servicio. Esta tendencia
muestra un movimiento opuesto a aquellas que se presentan alejadas de esas
necesidades y que sobredimensionan aspectos teóricos con escaso vínculo con la
producción durante la oferta de formación.
En esta propuesta, la práctica de la escritura se coloca en el centro, concebida
más que como una macrohabilidad que hay que dominar, como una herramienta al
servicio del pensamiento epistémico, que trabaja en la adecuación y reorganización
de géneros discursivos primarios, para expresar saberes y conocimientos, en géneros
secundarios pertinentes a situaciones comunicativas con otro nivel de complejidad.
Argumentar, explicar, describir, ejemplificar, manejar el discurso de autoridad, referir
a fuentes, de manera directa o indirecta, incluir y presentar una evidencia empírica
son algunas de las operaciones específicas de este tipo de escritura. Constituyen
estrategias puntuales que requieren aprendizaje, reflexión y desarrollo autónomo.
Escritura en Ciencias se convierte en un espacio y oportunidad para que los
profesores puedan desarrollar la práctica de la escritura ligada a contextos muy
específicos del campo científico.
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• Las producciones combinan procesos investigativos y formativos
La confluencia entre investigadores, docentes y coordinadores de escritura reu-
nidos en este dispositivo del INFD implica una apuesta por superar la escisión entre
investigación y formación docente que ha caracterizado durante muchos años los
modelos de la formación pedagógica. El vínculo de cooperación y acompañamiento
a las producciones entre los distintos perfiles involucrados en el dispositivo de la
primera edición, superó con creces las expectativas iniciales del equipo del INFD
que generó el dispositivo.
Las producciones que se presentan a continuación expresan la potencialidad
de un modelo hermenéutico de la formación docente frente a las limitaciones de
concepciones aplicacioncitas o academicistas.
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ESCRITURA EN CIENCIAS
Autores:
Mónica Mardarás
Verónica Viviana Corbacho
Lucía Dina Galotti
Analía Gladys Maggi
Del gen a la proteína / Verónica Viviana Corbacho ... [et.al.]. - 1a ed. - Buenos Aires:
Ministerio de Educación de la Nación, 2012.
148 p. : il. ; 20x16 cm. - (Escritura en ciencias)
ISBN 978-950-00-0924-9
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ÍNDICE
Introducción 17
Capítulo IV: ¿Qué desafío nos plantea el conocimiento del genoma? 115
Verónica Corbacho
Breve recorrido por algunos de los principales cambios 116
El determinismo biológico y sus consecuencias 121
Cambios en la forma de producción de conocimientos 122
¿Qué significado tuvo la secuenciación completa de todos los
genes de un individuo? 125
¿Qué tenemos en común ratones, seres humanos y levaduras? 126
¿Cómo se descifró la secuencia completa de genes? ¿Qué impacto
provocó sobre el conocimiento de los genes y su funcionamiento? 130
¿Cómo se origina la diversidad en el proceso evolutivo del genoma? 133
Cambios sociales y éticos 134
El modelo de gen como producto dinámico 137
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INTRODUCCIÓN
En el mes de junio del año 2010, se realizó una convocatoria para profesores de
institutos de formación docente para formar parte de un proyecto denominado “es-
critura en ciencias”. Cada uno de los participantes elegimos algunas temáticas de
preferencia entre un listado que incluía todas las opciones que forman parte de esta
colección. En el primer encuentro, se fueron despejando nuestras dudas iniciales. La
invitación del INFD implicaba la escritura de un libro destinado a los institutos de
formación docente. A nuestro grupo le fue asignado un probable título “del gen a la
proteína”. La primera orientación acerca de cómo encarar esta tarea titánica, al me-
nos para nosotras, fue una conferencia del Dr. Alberto Kornblitt, la cual nos planteó
algunos hilos conductores posibles a ser abordados en nuestro libro.
Cuando en nuestro primer encuentro discutíamos sobre como encarar el de-
safío de escribir un libro sobre genética, quedo rápidamente en claro a quién iría
dirigido, nuestros alumnos de los Institutos de Formación Docente. Tan claro estuvo
este acuerdo entre nosotras que siempre tuvieron un lugar en torno a nuestra mesa
de trabajo, o en nuestros mail cuando discutíamos algo y plateábamos “…teniendo
presente a mis alumnos……”
El otro acuerdo al que llegamos fue que no se trataría de un libro de historia ni
de un tratado de genética. El énfasis estaría puesto en recorrer y reconstruir algunos
experimentos claves para tratar de comprender cuál era el impacto de los nuevos
conceptos de genética y cómo se modificaron los modelos explicativos acerca de
los genes y sus funciones, poniendo de manifiesto el carácter dinámico de las cien-
cias. Este carácter dinámico estuvo presente cuando pensamos a la ciencia como un
conjunto de procesos sociales de producción de conocimiento y no como cúmulos
de descubrimientos.
Como objetivo de trabajo nos planteamos dar cuenta de los cambios de los
modelos explicativos y de las evidencias que les dan sustento. El hilo conductor
que plasmaríamos sería el recorrido histórico desde las primeras preguntas e ideas
acerca de la herencia, hasta las explicaciones sobre este proceso, aportadas por la
biología molecular.
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responde a los cambios del ambiente y cuáles son los mecanismos genéticos impli-
cados la diferenciación celular. Asimismo damos cuenta de cuál fue el camino que
llevó a la construcción de esos modelos explicativos.
En el cuarto capítulo realizamos un recorrido por algunas de las cuestiones que
se plantearon en los capítulos precedentes, y se ponen de manifiesto algunos de los
principales cambios en las ideas acerca de la noción de gen. En este capítulo nos
propusimos discutir fundamentalmente tres aspectos que consideramos medulares,
la modificación en los conocimientos biológicos, los cambios en la ciencia y sus for-
mas de producción en relación con la comprensión de la naturaleza, las característi-
cas y el contenido de la información genética y los cambios sociales que promueven
los conocimientos acerca de los genes y su funcionamiento.
Esperamos que este libro sea una contribución a la comprensión del camino
recorrido hasta el momento en relación con los genes y la forma en que funcionan,
pero que también abra la mirada hacia los procesos de construcción del conoci-
miento y de las explicaciones científicas. Consideramos que puede ser un aporte
útil e interesante, tanto para los formadores de docentes como para los alumnos de
los institutos, que se abocarán a la noble tarea de enseñar Ciencias y de despertar
vocaciones científicas.
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CAPITULO I
En los primeros años del siglo XX William Bateson (1861- 1926) propuso el tér-
mino Genética para dar nombre al nuevo campo de la Biología dedicado a investigar
las reglas gobernantes de la herencia y la variación entre individuos. Este autor
sostenía que el proceso por el cual se transmiten a un hijo las semejanzas con sus
progenitores era tan oscuro y misterioso como el origen de los relámpagos lo fue
para el hombre primitivo.
A pesar de que la genética es una ciencia relativamente joven, ha tenido un
amplio impacto en nuestra vida cotidiana, la que fue su pregunta central durante
muchos años ¿Por qué hay similitudes y diferencias entre organismos genealógica-
mente relacionados? ha estado presente a lo largo de la historia del conocimiento
humano. El cultivo de plantas y la domesticación de animales que dio origen de
alguna forma a la agricultura primitiva y a las primeras colonias sedentarias hace
más de 10.000 años, brindan las primeras evidencias de que los seres humanos
comprendían algunos aspectos básicos de la herencia.
La transmisión de características de una generación a la otra es lo que se conoce
como herencia biológica, y fue probablemente uno de los primeros fenómenos ad-
vertidos con carácter científico por el hombre. El reconocimiento de este fenómeno
y su aplicación a la cría selectiva de animales y cultivos de vegetales condujo a la
aparición de los primeros animales domésticos y plantas cultivadas ¿fueron acaso
estos los primeros éxitos biotecnológicos?
Una de las primeras teorías sobre la herencia fue propuesta por Hipócrates
(460- 377 a.C.) y hoy es conocida como “Pangénesis”. Esta teoría trataba de explicar
cómo los niños heredaban características de sus progenitores. Sostenía que peque-
ños elementos representativos de todas partes del cuerpo paterno se concentraban
en el semen y que estos elementos se transmiten a la progenie en el momento de la
concepción, para luego dar origen a las partes correspondientes en el embrión. En
este momento se asociaba la pangénesis a la idea de la herencia de características
adquiridas, según la cual los rasgos adquiridos por un individuo durante su vida se
transmitía a la descendencia.
Un siglo después, Aristóteles (384-322 a.C.) rechazaba la teoría de Hipócrates
planteando que de ser cierto de padres mutilados nacerían hijos mutilados y esto
no ocurría. Otra observación que realizó era que a veces algunos individuos tenían
rasgos más parecidos a uno de los abuelos o a otro ancestro más que al propio pro-
genitor, entonces ¿cómo se explicaba la herencia?
Según Aristóteles el semen paterno contenía un plan con instrucciones precisas
para modelar la sangre “informe” de la madre, es decir tenia presente la necesidad
de la transmisión de información para el desarrollo embrionario. Consideraba que
tanto los machos como las hembras contribuían en la descendencia y que existía
una controversia en el aporte de ambos sexos (Pierce, 2005).
Para Aristóteles lo que se hereda no son los rasgos en sí mismos, sino la potencia-
lidad de producirlos. Estas explicaciones se asemejan extraordinariamente a la idea de
gen que actualmente tenemos, pero en su tiempo fue una propuesta revolucionaria a
la que no se le dio toda la importancia que requería (Novo Villaverde, F J, 2007).
En una época donde eran totalmente desconocidas las nociones básicas sobre
reproducción sexual, meiosis o la existencia de gametas, resultaba difícil de explicar
la concepción de herencia a lo largo de generaciones. Quizás esto en parte contribuyó
a que la propuesta de Aristóteles quedara en el olvido durante más de veinte siglos.
De la misma manera que el telescopio de Galileo amplió las fronteras de ob-
servación desde nuestro planeta al permitir una exploración más detallada del
cosmos revolucionando así los estudios de Astronomía, el microscopio amplió la
frontera intracelular a los ojos admirados ante mundos insospechados, provocán-
dose una revolución en el contexto de los estudios de los seres vivos.
Hacia mediados del siglo XVII Anton van Leeuwenhoek, un comerciante de te-
las holandés sin ninguna preparación científica, utilizando microscopios simples de
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¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
Hacia fines del siglo XIX August Weismann (1834-1914), quien fuera discípulo
de Darwin, creía que la pangénesis no era correcta y para probarlo diseñó y llevó a
cabo un experimento donde le cortó la cola a ratones durante 22 generaciones suce-
sivas, observando que en ningún caso el tamaño de las colas disminuía al nacer. Con
este experimento se sepultó la teoría de los caracteres adquiridos.
Teniendo en cuenta los avances científicos de estos años (la existencia de células
germinales, la importancia del núcleo y la existencia de cromosomas), Weismann
hizo un aporte teórico, casi intuitivo, con la elaboración de la Teoría del Germoplasma
como material hereditario. Diferenciaba entre el “plasma germinal”, que se trasmite
de generación en generación, y el “plasma somático” que constituye el cuerpo de los
organismos. Ambos factores serían independientes de modo que, cualquier modifi-
cación que sufriera el plasma somático no sería transmitida a los descendientes.
Según George Beadle en su libro Introducción a la Nueva Genética “Weismann
afirmaba que debía existir algún tipo de división nuclear mediante la cual cada célula
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¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
hija recibe sólo la mitad del plasma germinal de la célula progenitora”. Su conclusión
era que la herencia se trasmitía únicamente a través de las células germinales. Su
propuesta no tenía comprobación experimental.
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¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
Sutton fue quien más evidencias experimentales produjo de forma tal que pudo
relacionar los procesos citológicos con las leyes de Mendel. Al final de una de sus
publicaciones presentaba su hipótesis de la siguiente manera: “Finalmente llamó la
atención sobre la probabilidad de que la asociación de cromosomas paternos y maternos
en parejas y su separación subsiguiente durante la división reduccional como se indica an-
teriormente, puede constituir la base física de la ley Mendeliana de la herencia” (Sutton,
1902). Su contribución permitió explicar las bases físicas del comportamiento de los
factores mendelianos, es decir que los factores que se transmiten de una generación
a otra están localizados en los cromosomas.
Como ocurre frecuentemente a lo largo de la historia distintos científicos inves-
tigan en forma independiente un mismo tema llegando casi simultáneamente a las
mismas conclusiones. En este caso ambos, Boveri y Sutton, pudieron establecer la
correlación entre las unidades hipotéticas con estructuras visibles llamadas cro-
mosomas. Es decir establecieron la similitud en el comportamiento de los factores
hereditarios de Mendel (hoy conocidos como genes) y los cromosomas en la for-
mación de las gametas en la meiosis. Con el descubrimiento de los cromosomas
aquello que Mendel denominó factores cobró una entidad física, ya que se los podía
ubicar en los cromosomas presentes en las células. Esto hallazgos permitieron pro-
poner la teoría Cromosómica de la Herencia.
Tengamos presente que lo que hoy nos parece obvio fue sorprendente en el
contexto de una época en que se consideraba al gen como una idea abstracta y el
cromosoma era solo un cuerpo con función desconocida que se teñía fácilmente y
del cual no se tenía ni idea de cuál era su composición química.
De esta manera a principios del siglo XX se establecía una conexión entre la ci-
tología y la genética. Aunque no todos los biólogos aceptaron inicialmente la teoría
Cromosómica de la Herencia. Algunos buscaban sus debilidades para desacreditar-
la, durante muchos años se produjeron controversias sobre su validez. Una de las
objeciones fue que durante la interfase no podían ser identificados los cromosomas,
“Boveri realizó estudios detallados sobre la posición de los cromosomas antes y
después de la interfase, para defender que los cromosomas mantienen su integridad
aunque en ese momento fueran citológicamente invisibles” (Griffths, 2002).
Hubo que esperar unos años para contar con pruebas concretas que sostuvie-
ran la teoría Cromosómica de la Herencia, porque hasta aquí todo estaba basado
en correlaciones. La demostración formal llegaría años más tarde gracias al trabajo
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¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
que el patrón de la herencia de esta mutación dependía del sexo del progenitor que
transmite la mutación. Él observó que en las sucesivas generaciones esta mutación
aparecía casi exclusivamente en los machos, lo que le permitió inferir la relación en-
tre la transmisión de este “factor mendeliano” y la transmisión de los cromosomas
sexuales, diciendo que el factor determinante del color de ojos estaba contenido en
los cromosomas sexuales X. De este modo asoció, por primera vez, un factor men-
deliano a un lugar en un cromosoma. No le quedaron dudas sobre la validez de la
teoría cromosómica de la herencia.
El mérito de Morgan radica entonces en haber hecho coincidir las leyes abstrac-
tas de la herencia formuladas por Mendel con los datos de la biología celular. Quedó
claro desde entonces que los factores mendelianos tenían una existencia concreta.
Estos experimentos son hoy considerados unos clásicos y propiciaron que en 1933
fuera reconocido el trabajo de Morgan con el Premio Nobel. Alfred Henry Sturtevant
(1891-1970), alumno de Morgan, observó que algunos genes tienden a heredarse
juntos, colocados en forma lineal sobre el cromosoma y en función de esto elaboró
el primer mapa genético que fue el de la mosca Drosophila melanogaster.
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¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
su origen la nombro nucleína. Su análisis químico mostró que era de naturaleza áci-
da, contenía fósforo y no reaccionaba igual que las proteínas a los diferentes agen-
tes. La llamada nucleína no concordaba con ninguna de las biomoléculas conocidas
como las proteínas, los carbohidratos o los lípidos. La necesidad de Hoppe-Seyler
de confirmar lo encontrado por un lado y la guerra franco-prusiana por otro lado
retrasó la publicación de lo descubierto por Miescher hasta 1871.
En 1881, Edwards Zacharias demostró que los cromosomas que estaban en el
interior del núcleo de la célula contenían la nucleína de Miescher. Cuatro años más
tarde, Hertwig afirmó que esa nucleína era la que transmitía los caracteres heredi-
tarios. Esta afirmación no fue aceptada hasta 1929, cuando Fred Griffith la volvió a
replantear realizando un experimento ya clásico, en el que transfería las característi-
cas patológicas de una bacteria a otra mediante el traspaso del ácido nucleico.
En 1889, Richard Altman quien era alumno de Miescher, logró a partir de la
nucleína separar proteínas y una sustancia remanente, para nombrar a esta últi-
ma acuñó el término de ácido nucleico. Tuvieron que transcurrir unos cuantos años
hasta que Albert Kossel (1853-1927) , bioquímico de origen alemán, identificara
por primera vez que la porción proteica estaba conformada por histonas y la parte
no proteica, el ácido nucleico, contenía cuatro sustancias distintas que contenían
nitrógeno, pero que pertenecían todas al tipo que los químicos llaman bases. Estas
bases se clasificaban según la estructura del anillo que las conforman, las de anillo
doble a las que se llamó purinas y a las que presentan una estructura de anillo sim-
ple o pirimidinas. El ácido nucleico sobre el que trabajaba Kossel, es el hoy conocido
ADN; se podía encontrar dos clases de purinas la adenina y la guanina; y dos clases
de pirimidinas: la timina y la citosina.
Kossel también presentó las pruebas de la presencia de un glúcido de cinco áto-
mos de carbono, azúcar que más tarde fue identificada por su discípulo Levene como
desoxirribosa. Por estas investigaciones Alberts Kossel recibió en 1910 el Premio Nobel
de Fisiología y Medicina por su aporte al conocimiento de la química de las células.
El inicio del siglo XX se caracterizó por los estudios sobre la composición quí-
mica del ADN que se realizaron en Instituto Rockefeller de Nueva York donde, el
bioquímico ruso-norteamericano, Phoebus A Levene (1869-1940) pudo comprobar
que la nucleína se encontraba en todas las células animales. Repitiendo algunos de
los experimentos de su mentor puso en evidencia que los ácidos nucleicos estaban
compuestos por ácido fosfórico, una pentosa y las bases nitrogenadas. Levene defi-
nió que el ADN consiste en un gran número de unidades repetidas y ligadas, a las
que llamó nucléotidos. Cada nucleótido está compuesto por una base nitrogenada,
un azúcar desoxirribosa y un fosfato.
En 1914 el químico alemán Robert Feulgen (1884-1955) describió un método
para teñir diferencialmente el ADN por medio de un colorante rojo llamado fucsina.
En principio, teñir el ADN, no le pareció relevante por lo que tardó años en comu-
nicarlo, pero cuando finalmente empezó a ser usada con el nombre de coloración
de Feulgen se transformó en una evidencia más sobre la composición química de
los cromosomas. Con esta coloración, se demostró que el ADN estaba en todas las
células y que se localiza en los cromosomas. ¿Cuál era su papel en el metabolismo
celular? Fue la pregunta que quedó durante años sin ser contestada.
Levene trabajando a partir de extractos de levadura pudo demostrar que la
pentosa que aparecía en la nucleína era la ribosa. Hacia 1929 identificó como des-
oxirribosa la pentosa presente en muestras del timo animal. Esta diferencia le hizo
proponer que la nucleína de los vegetales era ARN o ácido ribonucleico y la de los
animales era ADN. Pronto se demostró que esta propuesta era incorrecta, pero a
partir de ese momento se diferenciaron dos tipos de ácidos nucleícos, el ácido ribo-
nucleico o ARN y ácido desoxirribonucleico o ADN.
En las muestras analizadas de ADN, Levene encontró que las proporciones de
las bases nitrogenadas eran aproximadamente iguales, por lo que concluyó que las
cuatro bases debían estar presentes en el ácido nucleico en cantidades iguales. Am-
pliando esto supuso que estas moléculas debían estar agrupadas de a cuatro en un
ramillete, conformando un tetranucleótido plano.
Aunque este primer modelo tridimensional sobre la estructura del ADN era
incorrecto, por la autoridad científica de quien lo proponía fue aceptado y práctica-
mente no discutido. De este modelo se asumía que la molécula de ADN era una
molécula muy monótona, casi invariable y rígida, por lo tanto no apta para transmitir
información genética. Por eso, cuando Levene postuló que los cromosomas eran las
estructuras que almacenan la información hereditaria, y que específicamente las
proteínas presentes en ellos eran las moléculas responsables de transmitir esa in-
formación y no los ácidos nucleicos, influyó para que el estudio de la química de la
herencia se concentrara fuertemente en las proteínas.
En la discusión sobre si el ADN o las proteínas ejercían un rol destacado en la
transmisión de la herencia, lo planteado por Levene junto con la determinación de
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¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
Emil Fischer ( se le concedió en 1902 el Premio Nobel de Química por sus estudios de
síntesis del grupo de la purina) quien demostró que las proteínas están compuestas
por cadenas de aminoácidos, de los que existen veinte y que según en la cantidad
y variedad que se unan se conforman distintas proteínas, terminaba inclinando la
discusión hacia las proteínas.
¿Proteínas o ADN?
La historia de la biología está llena de incidentes en los cuales la investigación
referida a un tema específico- habiendo respondido o no la pregunta originalmen-
te planteada- contribuyó a enriquecer otras áreas aparentemente no relacionadas.
Éste fue el caso afortunado del trabajo del médico ingles Frederick Griffith.
Sobre el final de la primera gran guerra mundial que se libro entre 1914 y 1918,
se desató la primer gran pandemia de “gripe española”, denominada así no por que
se iniciara en España sino por que al no participar de la contienda España no guardó
secreto sobre lo que acontecía sino que, al contrario, se brindaba información en los
diarios. La propagación de la gripe puede haber sido una consecuencia de la misma
guerra por el flujo de personas de un lugar a otro.
En principio en los distintos países no se dio importancia el desarrollo de la en-
fermedad que repitió el mismo modelo de transmisión, el primer brote era benigno
atacó a muchas personas pero causó muy pocas defunciones, pero el segundo brote
fue muy fuerte y rápidamente se propagó causando alta mortalidad, las complica-
ciones eran debidas principalmente a afecciones pulmonares. En el lapso de un
año se produjeron más victimas que durante toda la guerra, países Europeos, Gran
Bretaña, África central y del Sur, Canadá, incluso Isla Mauricio situada en el océano
Indico fueron afectados.
En este contexto, hacia 1920 Griffith estudiaba el comportamiento del neumo-
coco o Streptococcus pneumoniae, uno de los agentes causales de neumonía. Trata-
ba de desarrollar una vacuna para proteger de la neumonía, enfermedad que en ese
momento era mortal ya que todavía no se conocían los antibióticos.
Una cepa bacteriana es una población de células que desciende de una célula
madre única; las cepas difieren en una o más de las características heredadas. Las
cepas con las que Griffith trabajó fueron designadas S y R debido que, cuando cre-
cen en el laboratorio, una produce colonias brillantes y lisa (S por smooth, del inglés
liso) y la otra forma colonias rugosas (R por rough, del inglés áspero). Cuando se
inyectó la cepa S a ratones, éstos murieron en el día y se encontró en su necropsia
que sus corazones estaban llenos de neumococos. Cuando se inyectó a los ratones
la cepa R, los ratones no se infectaron. En otras palabras la cepa S fue virulenta
(causa enfermedad) y la cepa R fue no virulenta. La virulencia de la cepa S fue cau-
sada por una cápsula de polisacáridos que protegía a la bacteria de los mecanismos
inmunológicos del huésped. La cepa R carecía de la cápsula, por lo tanto sus células
pudieron ser inactivadas por las defensas del ratón.
Con la esperanza de desarrollar su vacuna, Griffith inoculó algunos ratones con
neumococos que habían sido muertos por calor. Estas bacterias muertas por calor
no debían producir infección, sin embargo, cuando inoculó otros ratones con una
mezcla de bacterias R vivas y bacterias S muertas por calor, para su sorpresa, los
ratones se murieron de neumonía. Cuando se examinó la sangre de estos ratones,
los encontró lleno de bacterias vivas, muchas de ellas con características de la cepa
virulenta S. Griffith concluyó que, en presencia de neumococos S muertos, algunos
neumococos R vivos habían sido transformados en organismos de la cepa S virulen-
ta. Griffith postuló la existencia de un factor de transformación como responsable
de este fenómeno.
Figura 1.1.
34 | ESCRITURA EN CIENCIAS
¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
Sin saberlo Griffith obtuvo la primer evidencia de transferencia de los genes pro-
cariontes, genes bacterianos, cuando descubrió el “principio transformante”. Ahora
conocemos la razón de sus resultados: el ADN había escapado de las células muertas
de los neumococos virulentos y fue recogido como ADN libre por los neumococos no
virulentos, que como resultado se convierten en virulentos. Este experimento marcó
el inicio de la investigación hacia el descubrimiento del ADN como material genético.
Oswald Avery (1877-1955) fue un médico microbiólogo canadiense. Realizó casi
todo su trabajo en hospital del Instituto Rockefeller en Nueva York, a un paso de
jubilarse anunció su descubrimiento luego de años de trabajar en pos de resolver
el problema que se desprendía del trabajo realizado en 1928 por Frederick Griffith
quien demostró la existencia de un “principio transformador” pero no cuál era su
naturaleza química. Precisamente la búsqueda de Avery, con respecto al “principio
transformador” tenía por objeto “identificar si es posible su naturaleza química, o
al menos, poder colocarlo en un grupo de sustancias químicas conocidas” (Avery y
otros, 1943)
Oswald Avery, Colin MacLeod y Maclyn McCarty trabajaron in Vitro, emplea-
ron un procedimiento denominado de eliminación paso a paso, que consistía en la
extracción mediante el uso de enzimas de las distintas sustancias químicas que
componían la estructura celular del neumococo Streptococcus pneumoniae. Además
utilizaron la morfología de la colonia en el medio de cultivo como evidencia de la
transformación, en vez de la bacteremia, presencia de las bacterias en la sangre de
los ratones, utilizado por Griffith.
Iniciaron el trabajo aislando y purificando el “principio trasformador”, luego tra-
taron porciones de este extracto con distintas enzimas para inactivar proteínas, los
hidratos de carbono, lípidos, ARN y ADN. Los extractos tratados fueron puestos en
contacto con cultivos de bacterias avirulenta de la cepa llamada R, ya que en cultivo
en cajas de Petri crecían producían colonias de apariencia rugosas. Lo que pudie-
ron observar fue que en todos los casos, menos en aquellos tratados con la enzima
que puede cortar el ADN se producía una transformación la cepa R al tipo cepa S
que producían colonias de tipo lisa. Solo cuando añadieron enzimas que cortaban el
ADN desapareció la capacidad transformadora.
Al igual que Griffith, comprobaron que los preparados purificados introducían mo-
dificaciones permanentes en las bacterias. Los cultivos donde no se observaba trans-
formación eran aquellos donde se había eliminado la actividad biológica de la sustan-
cia transformadora al tratarlas con enzima DNasa que destruiría el ADN y puestas en
contacto con cultivos de bacteria de tipo R no se producía su transformación.
Este experimento hoy lo reconocemos como “clásico”, no tanto por lo que de-
mostraron sino por que alertaron por primera vez con evidencias que el ADN podría
ser “el” material genético. Sin embargo en su momento fue discutido. Por un lado,
desde el punto de vista químico el ADN en comparación con las proteínas no era su-
ficientemente complejo, en este momento prevalecía la idea que las proteínas consti-
tuían el material hereditario. Uno de los más escépticos fue Levene una autoridad en
el tema del ADN. Por otro lado todavía la genética bacteriana no se había desarrollado
y no se tenía en claro si las bacterias tenían o no genes. Al respecto Browm, en 2008,
en su libro Genoma afirmó “solo unos pocos microbiólogos reconocieron que la trans-
formación implica transferencia de genes del extracto celular a las bacterias vivas”.
Sin embargo hubo científicos que reconocieron la jerarquía de este anuncio al
punto de cambiar su línea de trabajo, por ejemplo Erwin Chargaf (1905-2002), de la
Universidad de Columbia, cambió su investigación sobre los lípidos de la membrana
celular de Mycobacterium tuberculosis por el estudio de la composición química del
ADN, este cambio lo llevaría a concluir lo que actualmente conocemos como las
leyes de complementariedad de bases o “reglas de Chargaff ”. En 1950 Chargaff
determinó las cantidades de las cuatro bases del ADN de diversos organismos y
encontró que de organismo a organismo, de distintas especies, variaba su composi-
ción pero que en organismos de la misma especie encontró cierta regularidad en las
proporciones de las bases; la cantidad total de adenina (A) es igual a la de timina (T)
y la cantidad de guanina (G) es igual a la de citosina (C).
La complementariedad entre las bases y la composición variable eran difícil-
mente explicables en el modelo del tetranucleótido, así que lo descubierto por Char-
gaff sirvió para poner en entredicho este modelo y a su vez fue tenido en cuenta
junto a otras evidencias para el planteo del modelo estructural hecho por James
Watson y Francis Crick en 1953.
Confirmar que el ADN era el material hereditario requirió de la conformación de
un grupo especial de trabajo y de un organismo modelo con características particu-
lares. El astrónomo alemán Max Ludwig Henning Delbrück (1906 - 1981) al decir
de Thuillier en 1972 “era un físico para quien la biología ofrecía a los investigadores
problemas nuevos particularmente interesante”. Decidió dedicarse a la genética a
partir de su interés, en la década de 1930, por los estudios que algunos biólogos
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¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
ron en cuenta que, como cualquier otro virus, cuando los fagos invaden las células
bacterianas se reproducen mediante la maquinaria enzimática de las mismas. Se
propusieron dejar que el fago infectara a las bacterias para así identificar si las pro-
teínas o el ADN era lo que penetraba en las mismas.
En el planteo de su hoy famoso experimento se propusieron resaltar las dife-
rencias químicas que ya tenían en claro que existen entre el ADN y las proteínas. El
ADN contiene fósforo y solo las proteínas contienen azufre, presente en los aminoá-
cidos metionina y cisteína. Hershey y Chase hicieron crecer un lote de fagos en un
cultivo bacteriano en presencia de fósforo radiactivo y de esta manera se marcaría
en ADN, y al otro lote de fagos, lo hicieron crecer en un cultivo bacteriano con azufre
radiactivo para así marcar las proteínas. De esta manera trataron de asegurase que
tanto las proteínas y como el ADN adquiriera un “etiqueta radiactiva”. La presencia
de estas etiquetas permitiría seguir el destino del ADN y las proteínas del fago una
vez producida una infección.
El paso siguiente consistió en mezclar los fagos marcados radiactivamente con
las bacterias y esperar que se produjera la infección. Esto permitió que las partes
vacías de los fagos quedaran pegadas al exterior de las células bacterias, mientras
que los contenidos de los fagos con las instrucciones para fabricar nuevos fagos,
acabaron en el interior de las bacterias. La mezcla obtenida se agitó enérgicamente
con una licuadora de cocina con el fin de eliminar la conexión entre los fagos y las
bacterias (sin romperlas). Posteriormente con una centrífuga buscaron separar las
bacterias del resto para diferenciar que había adentro. Por un lado encontraron la
etiqueta radiactiva del fósforo (el ADN) con la porción de bacterias, de lo que pudie-
ron concluir que los fagos habían inyectado el ADN en el interior de las bacterias.
Por otro lado encontraron el azufre radiactivo en la porción donde estarían presentes
las cápsides vacías, envolturas de los fagos. Por lo que concluyeron que las pro-
teínas solo habían suministrado una envoltura protectora para el ADN, no poseían
instrucciones para que los fagos se reprodujeran.
De esta manera confirmaron el descubrimiento de Avery respecto que el ADN
era el anteproyecto de la vida. Según George Beadle, premio Nobel de Fisiología y
Medicina 1958, se “suministró una prueba concluyente de que se había descubierto
una ley universal y no una excepción”.
El pasar de considerar a las proteínas como transmisoras de información a la
aceptación de que el ADN es la molécula que transmite la información entre ge-
38 | ESCRITURA EN CIENCIAS
¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
neraciones, puede ser visto como un cambio de paradigma que a su vez propició
la generación de nuevas preguntas, en particular sobre cómo transporta el ADN la
información o cómo se traduce esas instrucciones en la actividad del metabolismo
celular. Estas preguntas se convirtieron en los puntos centrales en la biología en los
siguientes años. En 1969 Max Delbrück, junto a Salvador Luria y a Alfred Hershey
recibieron el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por sus investigaciones sobre los
mecanismos de la replicación y la estructura genética de los virus.
40 | ESCRITURA EN CIENCIAS
¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
La clave para resolver la estructura surgió cuando Watson se dio cuenta de que
una base de adenina podía unirse a una base timina y que una guanina a una cito-
sina. Estos apareamientos explicaban la proporción de las bases descubiertas por
Chargaff (Pierce, 2005). Relación que se denomina complementariedad. Los puen-
tes de hidrógeno solo se podrían formar si la polaridad de las dos cadenas iba en
direcciones opuestas, es decir antiparalelas.
La construcción del modelo fue la técnica que Watson y Crick realizaron por sí
mismos. En las últimas líneas del artículo, citado previamente, ellos afirmaron “No ha
escapado a nuestr atención que el emparejamiento específico que hemos postulado
sugiere inmediatamente un posible mecanismo de copia para el material genético”.
Determinada la estructura y naturaleza química de los factores mendelianos,
luego conocidos como genes, se encontró la clave en cuanto a la transmisión de la
información genética.
El planteo de la estructura de una doble hélice, entrelazada y larga para el ADN
les posibilitó a Watson y Crick ganar el premio Nobel de Fisiología y Medicina en
1962 junto con Maurice Wilkins “por sus descubrimientos concernientes a la es-
tructura molecular de los ácidos nucleicos y su importancia para la transferencia de
información en la materia viva” según se lee en el sitio web de la organización del
Premio Nobel. El Nobel a Watson y Crick generó cierta controversia por que se ha-
bían limitado a recopilar información, sin aportar nuevos datos. Pudieron interpretar
algo que otros científicos no vieron, quizás allí esta su genialidad.
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¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
El ADN mitocondrial
Las mitocondrias son organelas presentes en todas las células humanas menos
en los glóbulos rojos maduros. En ellas se lleva acabo principalmente el proceso
metabólico oxidativo dando como resultado la producción de ATP, (molécula trans-
portadora de energía utilizable para la célula).
El ADN mitocondrial tiene características propias que lo diferencian del ADN
nuclear, y la expresión de sus genes se rige por pautas diferentes a las pautas que
rigen a los genes mitocondriales:
La primera de las características estructurales más sobresaliente es que en el
ADN mitocondrial los genes se encuentran uno a continuación del otro, solo posee
un tres por ciento de secuencias no codificante, carecen de intrones. Este rasgo evo-
lutivo lo emparenta con el ADN de procariotas.
La segunda diferencia es que el ADN mitocondrial no se recombina. Esto no
implica que sea estable ya que presenta una alta tasa de mutaciones que se cons-
tituyen en la única fuente de variabilidad. La frecuencia de mutación es aproxima-
damente 10 veces mayor que a nivel nuclear. Estas elevadas frecuencias podrían
explicarse por la carencia de histonas que lo protejan, de la producción continua
de radicales libres que dañan al ADN y promueven un elevado efecto mutagénico.
También podría explicarse por la escasa actividad correctora de la ADN polimerasa
44 | ESCRITURA EN CIENCIAS
¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
Figura 1.2. : Los orgánulos de una célula heteroplás,ica se distribuyen al azar en las células de la descendencia
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¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
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¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
Otra científica con la que se contactaron fue con Mary-Claire King, una genetis-
ta de Berkeley, California, especialista en epidemiología genética, que fue presenta-
da como quien podía ayudar con el tratamiento estadístico de datos y que a su ves
estaba vinculada a científicos que trabajaban con variación genética a nivel pobla-
cional. Podemos remarcar que es una especialista en ADN mitocondrial. Fue alumna
de Allan Wilson, un genetista de la Universidad de California quien determinó a
mediados de los 80 de donde provenían los primeros hombres, quien fue apodado
como el “padre de Eva” al proponer la existencia de la “Eva mitocondrial” a partir
de sus estudios que condujeron a proponer que era africana, esto se basaba en el
conocimiento de que las mujeres de procedencia africana tienen una diversidad de
variantes de ADN dos veces mayor que las poblaciones de otras partes del mundo,
a partir de esto se concluyó que el Homo sapiens vivió más tiempo en África.
Todos los genetistas contactados por la abuelas en estos años buscaban cómo
se podía hacer para identificar a los hijos de desaparecidos apropiados por la dic-
tadura argentina. El fruto de este trabajo en conjunto fue el desarrollo del “índice
abuelitud” para probar la relación de parentesco entre los niños apropiados y sus
abuelos biológicos. La primer identificación fue la de Paula Eva Logares en 1984,
cuya base biológica era el reconocimiento de los antígenos de histocompatibilidad.
Se trabajaba con los productos de expresión del ADN pero no con el ADN mismo.
Para fines de 1987 en el laboratorio de Allan Wilson se estaban utilizando la téc-
nica de PCR, reacción en cadena de la polimerasa, en estudios ADN mitocondrial. La
técnica de la PCR consiste en amplificar, in vitro, la cantidad de ADN presente en una
muestra en forma rápida y con alto nivel de confiabilidad y fue descubierta en 1985
por el científico Kary Mullis, quien recibió el premio Nobel en 1993, este método de
clonación de fragmentos ADN sin utilizar células se transformo en la causa de un
salto tecnológico, convertida hoy en una herramienta de uso corriente en investiga-
ciones en biología y genética molecular y aplicada en medicina.
May-Claire King se terminó de convencer que ADN mitocondrial era la molé-
cula para la búsqueda de las abuelas ya que presentaba la convergencia de tres ele-
mentos de la biología y la tecnología. Ser una molécula exclusivamente materna, por
lo cual se podría comparar el ADN con el de cualquier pariente materno; tener ex-
traordinarios niveles de variabilidad genética; y una secuenciación simple y directa.
Meses después Mary-Claire King realizaría la primera identificación de uno de
los nietos desaparecidos a través de ADN mitocondrial. Es decir una nueva herra-
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¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
mienta se sumaba a las ya existentes para identificar los niños desaparecidos. A los
estudios de grupos sanguíneos, HLA, isoenzimas eritrocitarias y proteínas plasmá-
ticas, ahora se sumaba el ADN mitocondrial. A estas técnicas en poco tiempo se le
sumarían el estudio de los marcadores del cromosoma Y para el seguimiento de la
“línea paterna”. Es decir se pudo determinar que por medio del cromosoma Y todos
los varones de una familia comparten el mismo patrón genético que pasa de gene-
ración en generación, de individuo de sexo masculino de una generación a individuo
masculino de la siguiente generación.
El ADN es la molécula hereditaria que se transmite de padres a hijos. Hoy sa-
bemos que el 99 % del ADN se encuentra en los cromosomas, en el núcleo de las
células, constituyendo el ADN nuclear, del que se hereda el 50% de cada progenitor.
Las dos variaciones del porcentaje de herencia la presentan la “herencia del ADN
mitocondrial”, donde el 100% del ADN proviene de la línea materna, y la “herencia
del cromosoma Y” donde el 100% del ADN proviene de la línea paterna. Estas varia-
ciones son útiles en el momento de analizar vínculos biológicos.
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¿CUÁL ES EL MATERIAL HEREDITARIO?
NOTAS:
54 | EES
54 ESCRITURA
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CIENCIAS
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CAPÍTULO II
La base material de los genes fue una revelación que nos mostró una “visión” del
futuro de la biología pero aún faltaba enfrentarse con los detalles operativos de su
funcionamiento (tarea que no resultó sencilla), es decir: ¿cómo esta estructura se
materializa en proteínas, con formas concretas, funciones específicas e interaccio-
nes complejas en la célula? Resumiendo de otro modo: ¿Cómo “informa” el ADN las
características de un organismo?
La necesidad de dar respuesta a estos interrogantes guio nuevas investigacio-
nes que implicaron caracterizar algunos principios bioquímicos que llevaron a la
descripción de las proteínas, su relación con las enzimas, lo que permitió comenzar
a establecer una relación entre los genes las proteínas.
56 | ESCRITURA EN CIENCIAS
¿CÒMO FUNCIONAN LOS GENES?
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¿CÒMO FUNCIONAN LOS GENES?
¿Qué tienen que ver en esta historia las enzimas? ¿qué relación tienen con los
genes? Las enzimas son casi siempre de naturaleza proteica, es decir químicamen-
te son proteínas, pero a diferencia de una proteína estructural como por ejemplo
aquellas que formas los filamentos contráctiles de los músculos, las enzimas tienen
actividades medibles. Esta es la clave que permitió dar respuesta al interrogante.
El estudio de las enzimas permitió analizar que la falta de una enzima puede
llevar por ejemplo a cambios en la coloración. Estos cambios son fácilmente obser-
vables y medibles lo que permitió a los hombres de ciencia comprender las propie-
dades químicas de los genes.
Algunas investigaciones estuvieron relacionadas con las levaduras. Durante el
siglo pasado hubo una época en la cual se aprendió mucho acerca de la constitución
química de los agentes que desdoblan o fragmentan sustancias. En parte ello se
debió a las acaloradas discusiones entre Luis Pasteur y Justo Von Leibig, en las que
cada uno trataba de probar su punto de vista.
Leibig consideraba que los fermentos vivos y los catalizadores industriales pro-
ducen un mismo efecto, por eso los consideraba esencialmente iguales. Pasteur en
cambio consideraba que los fermentos vivos constituyen un caso especial: que las
levaduras no elaboran sustancias químicas, sino que inician cambios químicos para
mantenerse con vida.
El inicio de la pulverización resultó un aporte a estos estudios. Cuando el quí-
mico alemán Eduardo Buchner en 1897 pulverizó, es decir, se propuso conservar un
extracto de levaduras moliéndolas con arena y azúcar. Esto le permitió descubrir una
preparación enzimática soluble capaz de llevar a cabo la fermentación alcohólica.
El estudio detallado de este mecanismo libre de células posibilitó demostrar
que este complejo proceso metabólico puede ser interpretado como resultado de
una sucesión de reacciones químicas. Los hombres de ciencia se percataron de que
no existían diferencias entre los fermentos consistentes en células vivas y los con-
sistentes en células muertas, y les dieron a ambos un nombre común: “enzimas”.
En conclusión ambos tenían razón: Leibig sostenía que lo que esos compuestos
hacen por las sustancias orgánicas es exactamente análogo a lo que realizan los
catalizadores industriales , siendo estos de naturaleza inorgánica, aceleran nota-
blemente reacciones químicas que de otro modo, apenas si avanzarían. Por otra
parte Pasteur sostenía que cuando los organismos vivos (como las levaduras), ge-
neran cambios químicos en diversas sustancias, consiguen este efecto como acción
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¿CÒMO FUNCIONAN LOS GENES?
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¿CÒMO FUNCIONAN LOS GENES?
acerca de tal relación provino de los niños que nacen con un defecto en una o más
rutas metabólicas.
El interés de Garrod se centraba alrededor de las enfermedades hereditarias a
las que él mismo denominaba “errores innatos del metabolismo”. En 1909 publicó
un libro donde exponía con detalle un mal llamado alcaptonuria. Describió así la pri-
mera enfermedad genética identificada en humanos. La dolencia es poco frecuente
y benigna, tiene un síntoma visible (y por lo tanto medible): la orina adquiere colora-
ción negra en contacto con el aire. Esto se debe a que el organismo presenta el com-
puesto denominado “ácido homogentísico”, que no se presenta en los organismos
sanos. Es un producto del metabolismo de los aminoácidos tirosina y fenilalanina,
tanto en sangre como en orina, que es auto oxidable y cambia a color café.
Garrod realizó intercambios con el genetista Bateson y llegaron a la siguiente
conclusión acerca de su explicación genética: un único gen es responsable de esta
anomalía (los enfermos son homocigotas y portadores del alelo recesivo) .Como los
aminoácidos fenilalanina y tirosina son absorbidos en abundancia por estos enfermos,
su nivel de ácido homogentísimo en sangre y en orina aumenta considerablemente. En
los individuos sanos la forma alélica dominante del gen permite la degradación de este
ácido hasta dióxido de carbono y agua. Garrod suponía que la ausencia de ácido ho-
mogentísico en la orina normal se debía a que era degradado por una enzima y que la
falta de esta enzima era lo que provocaba la alcaptonuria. Propuso que la alcaptonuria
era el resultado de una deficiencia enzimática y de naturaleza hereditaria.
¿Cuál es el agente específico que produce la transformación del ácido homo-
gentísico en ácido acetoacético? La teoría de Garrod – que, por lo que se vio des-
pués, fue un brillante ejemplo de intuición feliz- afirmaba que:” la transformación
del ácido homogentísico durante el curso del metabolismo normal era “obra” de una
enzima especial, que faltaba en el caso de la alcaptonuria “.En verdad, no mencionó
un “gen” defectuoso como determinante de la ausencia de aquella “enzima espe-
cial”, pero en su trabajo se hallaba claramente implicada la relación causa – efecto.
En su investigación trató a los enfermos con dietas “especiales”, nutriéndolos
con compuestos de los que se creía eran los precursores del ácido homogentísico.
Así pudo observar que la cantidad expulsada de aquella sustancia correspondía
cualitativamente a la masa ingerida de dichos compuestos.
En 1908 Garrod anuncia la hipótesis según la cual una alteración del metabo-
lismo quizá está relacionada con la mutación de un gen único; este es el célebre
concepto de “error innato del metabolismo”. Esta idea fue revolucionaria y per-
mitió explicar muchos hechos, pero tuvo poco impacto entre sus contemporáneos.
Durante mucho tiempo se aceptó la idea de la existencia de los genes, pero se des-
conocían tanto su composición química como específicamente qué función tenían.
Por primera vez se había formulado una correspondencia precisa entre un gen y un
compuesto químico, aunque sería necesario aguardar más de 40 años para com-
prender el sentido de esta observación.
Recién a mediados de la década del 30 empezaron a surgir interpretaciones
similares basadas en nuevas investigaciones acerca de la química de la pigmenta-
ción. Garrod quedó rescatado del olvido gracias al genetista británico J.B.S.Haldane,
quién hizo notar en 1942 que ciertos descubrimientos respecto de la interpretación
gen- enzima (que se proclamaban abiertamente como nuevos) habrían sido en rea-
lidad proclamados hacía nada menos que treinta años atrás.
Una característica común de la historia de la Biología y en este caso de la gené-
tica en particular, es que los descubrimientos fundamentales suelen no ser recono-
cidos o ser pasados por alto porque requieren una diferencia radical en la forma de
ver los principios básicos de la disciplina.
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¿CÒMO FUNCIONAN LOS GENES?
las vacuolas de las células vegetales y que otorgan el color rojo, púrpura o azul a las
hojas, flores y frutos), y se comprobó, utilizando variantes naturales, que estos cam-
bios de los pigmentos se relacionan con la modificación de genes únicos.
Del mismo modo, en 1935 se aplicó un método que asoció la genética “normal”
con experimentos muy complicados de injertos de órganos en la mosca de la fruta:
Drosofila melanogaster. Demostraron que el color de los ojos se relacionaba con la
presencia de un pigmento producido por acción de diversos genes que funcionaban
“en cascada”, como una línea de ensamblaje molecular y daban lugar a la aparición
de diversos compuestos intermediarios hipotéticos.
No obstante, debido al limitado número de análisis para establecer una relación
de causalidad directa entre un gen y un producto químico a menudo no identificado,
fue imposible proponer alguna teoría general sobre el modo de funcionamiento de
los genes.
Más adelante se aplicó un modelo biológico conocido en los campos de la ge-
nética y la fisiología, que combina el uso sistemático de mutaciones inducidas expe-
rimentalmente, permitiendo analizar las consecuencias fenotípicas de las mismas.
Esto posibilitó que se realizaran avances significativos para resolver este problema.
Entre 1937 y 1941, los genetistas estadounidenses Beadle y Eprhussi estudia-
ban mutaciones que afectan el color de las moscas Drosophila melanogaster obteni-
das en el laboratorio de Morgan. Desarrollaron la hipótesis de que cada variación
en el color de los ojos de las moscas se debía al cambio de una sola enzima en una
ruta biosintética.
Analizaron diversos mutantes (que habían experimentado un cambio heredita-
rio de material genético)y prestaron atención a los mutantes “bermellón” y “cina-
brio” con color bermellón y rojo cinabrio respectivamente. Ambos tenían afectada
la ruta de formación del pigmento marrón. Los dos científicos supusieron que los
organismos mutantes bermellón y cinabrio tenían bloqueado algún paso de la ruta
que conduce a la formación de los pigmentos del ojo.
Llegaron a la conclusión de que había enzimas que bloqueaban un paso particu-
lar de la ruta o vía metabólica que conduce a la síntesis de una sustancia, en este
caso el pigmento marrón de los ojos.
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¿CÒMO FUNCIONAN LOS GENES?
La bioquímica ayudó a explicar que las vías metabólicas también podían apli-
carse a las bacterias. Los trabajos de Beadle y Tatum permitieron establecer que
cada una de las enzimas que catalizaban estas etapas esenciales del metabolismo
está controlada con mucha precisión por un gen. Luego de la exposición a rayos X,
se modificaban y alteraban- según demostró Muller- los genes que perturbaban el
desarrollo de las bacterias.
El mecanismo de la mutación ha sido utilizado con resultado en la producción
de penicilina. El conocimiento del origen mutacional de microorganismos resisten-
tes a la acción de los antibióticos ha sido, igualmente, un hallazgo de gran valor
para un mejor uso de ciertos recursos terapéuticos. La teoría formulada por Beadle
y Tatum, gracias a la utilización de mutantes en su diseño experimental, permite
interpretar algunos procesos patológicos provocados por defectos genéticos del
metabolismo, conformando la hipótesis sostenida por Garrod en su libro “Errores
innatos del metabolismo”.
La idea que pretendemos defender con este ejemplo es que el conocimien-
to científico afecta inevitablemente, de manera específica en diferentes momentos
históricos, la cosmovisión de los hombres y; por lo tanto es una fuerza poderosa
constitutiva de la subjetividad humana. Es allí donde reside la no neutralidad ética,
históricamente condicionada de la ciencia, y no en que avale tal o cual acción huma-
na a través de un enunciado, una ley o un modelo en particular.
¿En qué consistió el trabajo de estos científicos? 1941 Beadle y Tatum postula-
ron la existencia de la relación “un gen, una enzima”. Las técnicas y métodos que
desarrollaron fueron decisivos, no solo para el análisis de la esta relación, sino tam-
bién para el estudio de los caminos o rutas del metabolismo. El trabajo consistió
en comenzar con reacciones químicas secuenciales, controladas por enzimas para
ver si las mutaciones afectaban a estas reacciones. Para esto tuvieron que elegir
un organismo cuyos procesos químicos fuesen conocidos para irradiarlo e, inducir
cambios en sus genes; mutaciones tales que los resultados fuesen el bloqueo de
alguna reacción química específica y luego (si la suerte les era propicia) identificar
los genes que controlaban esas reacciones.
El organismo adoptado para sus experimentos era un organismo igualmente
manejable y común como la mosca de la fruta: el moho rojizo del pan Neurospora
crassa. En este caso como en tantos otros en ciencia, es de vital importancia la se-
lección del modelo experimental (aspecto que destacaremos en el capítulo 4). Las
ventajas que ofrecía este hongo eran numerosas: su ciclo de vida es corto, por lo que
se reproduce rápidamente; es fácil de cultivar en el laboratorio y sus caracteres ge-
néticos eran bien conocidos por ese entonces. Además, la principal parte vegetativa
del hongo es haploide es decir con un solo juego de cromosomas, permitiendo que
los efectos de las mutaciones recesivas se observen con facilidad .Pero faltaba un
dato fundamental para esta investigación que pretendía intervenir en los procesos
metabólicos del hongo: no conocían mucho sobre requisitos nutritivos.
Aunque el hongo Neurospora crassase encuentra normalmente en el pan que tie-
ne varios días de elaborado, puede sobrevivir con una dieta mucho más simple. Todo
lo que necesita es una fuente de energía como el azúcar, unos cuantos minerales y
vitamina B6, también llamada biotina. Con estas condiciones fabrica las enzimas
necesarias para elaborar prácticamente todas sus moléculas orgánicas, incluidos
los aminoácidos. (A diferencia, los seres humanos no somos capaces de sintetizar
muchas vitaminas ni tampoco nueve de los veinte aminoácidos más comunes, por
lo que debemos obtenerlos de los alimentos).
Este moho, como cualquier organismo, puede sufrir mutaciones en algunos de
sus genes que interrumpen su crecimiento porque le impiden sintetizar una o más
moléculas biológicas esenciales. A estas estirpes mutantes nutricionales incapaces
de vivir en medio mínimo también se las denomina cepas auxótrofas o dependien-
tes. Las mismas no crecen en medio mínimo, pero si lo pueden hacer en un medio
que contenga la sustancia que no pueden sintetizar.
Irradiaron al hongo salvaje con rayos X y al examinarlos, encontraron que estas
cepas eran incapaces de crecer en un medio mínimo, sino que necesitaban nutrien-
tes adicionales que no podían fabricar por su cuenta. Propusieron que estos auxótro-
fos deben haber sufrido mutaciones en genes que codifican las enzimas necesarias
para sintetizar los nutrientes que ahora debían ingerir.
Para cada cepa auxótrofa, Beadle y Tatum encontraron un único compuesto que,
cuando era adicionado al medio mínimo, permitía el crecimiento de la cepa. Este
resultado apoyó la idea de que las mutaciones tienen efectos simples y que cada
mutación causa un defecto en una sola enzima de una vía metabólica.
Si una mutación genética determina una enzima “anormal”, entonces el gen de
tipo salvaje debe codificar la enzima normal. Esta conclusión los condujo a formular
la hipótesis de un gen una enzima. De acuerdo con ella la función de un gen es con-
trolar la producción de una única enzima específica.
68 | ESCRITURA EN CIENCIAS
¿CÒMO FUNCIONAN LOS GENES?
Figura 2.1 esquema de la experiencia de Beadle y Tatum ( Purves, Vida. 6 ed. Médica Panamericana.
Buenos Aires. pág.217)
Imágen Nº 2: vía metabólica que permite la síntesis de arginina- se encuentra escaneado en la última
parte del esquema anterior
Estos dos científicos contaron con mucha suerte en cuanto a la época en que
efectuaron sus investigaciones, ya que solo uno o dos años atrás la biotina no era co-
nocida y recién en la época en la que comenzaron a trabajar empezó a estar disponi-
ble para su empleo en el laboratorio. El término “suerte”, “suena” incorrecto cuando
se trata de ciencias pero nos permite una mirada reflexiva sobre el llamado “contexto
de descubrimiento”, es decir la etapa de la investigación en la que ocurren los proce-
sos o eventos ( en este caso contar con la biotina)que permiten generar ideas nuevas
Beadle y Tatum recibieron el Premio Nobel de medicina y fisiología en 1958 por
sus contribuciones al conocimiento del mecanismo genético por el cual se regulan
determinadas transformaciones químicas. La misma constituyó un hallazgo funda-
mental, no solo porque indicaba un modo de acción preciso para los genes, sino que
además aportó una herramienta para analizar el metabolismo. Es decir fueron el
sustento del estudio de las rutas metabólicas desde el punto de vista genético, que
responde a los siguientes principios básicos:
• El bloqueo de una reacción o paso de una ruta metabólica, por falta de la en-
zima o fallo en el funcionamiento de la enzima que controla ese paso, produce
la acumulación en las células del compuesto inmediatamente anterior al paso
alterado.
• El suministro de una sustancia o compuesto posterior al paso metabólico blo-
queado permite que el individuo mutante supere el bloqueo y pueda completar
la ruta, llegando a fabricar el producto final
• Cuantos más mutantes crecen con un determinado compuesto, tanto más hacía
el final de la ruta estará el compuesto añadido.
• Cuantos menos mutantes crecen con una sustancia tanto más hacia el principio
de la ruta estará esa sustancia.
“Un gen: una enzima” resultó ser una simplificación. Aunque la mayoría de las
enzimas son en verdad proteínas (decimos la mayoría porque como describiremos
70 | ESCRITURA EN CIENCIAS
¿CÒMO FUNCIONAN LOS GENES?
luego hay ARN con función enzimática), no todas las proteínas son enzimas. Como
ya hemos mencionado, algunas proteínas, por ejemplo, son hormonas, como la in-
sulina, y otras tienen función estructural, como el colágeno. Como estas proteínas
también son codificadas por genes. “Un gen-una enzima”, fue simplemente corre-
gido a “un gen-una proteína”. Posteriormente, al conocerse que muchas proteínas
están formadas por más de una cadena polipeptídica, o subunidad (es decir poseen
una estructura cuaternaria), el concepto se modificó una vez más al menos impac-
tante, pero más preciso, “un gen-una cadena polipeptídica”.
Mucho más tarde se descubrió que algunos genes codifican formas de ARN que
no se traducen en polipéptidos y otros genes están involucrados en controlar cuáles
son las secuencias de ADN que se expresan. Estos descubrimientos que describi-
remos en el próximo capítulo derrumbaron la idea de que todos los genes codifican
proteínas pero no invalidaron la relación entre los genes y los polipéptidos.
En síntesis, lo realizado por Beadle y Tatum consistió en descubrir mediante el
recorrido de un camino penoso, lo mismo que Garrod había analizado treinta años
antes. Pero habían podido ir un poco más allá del único ejemplo que este último
había presentado. Además la época de sus publicaciones era mucho más propicia,
ya que por 1941, los genetistas y los bioquímicos parecían estar dispuestos “a tirar
del mismo carro”.
Lo anteriormente analizado posibilitó que el concepto de gen evolucionara
desde “un gen una enzima” a “un gen una proteína” a “un gen una cadena polipep-
tídica”. Pero, como veremos más adelante no fueron las últimas reformulaciones
del concepto.
ADN y de las proteínas, sino que tampoco se creía con convicción que el ADN fuera
el soporte de los caracteres hereditarios.
Gracias al trabajo de los genetistas, que por medio de la construcción de mapas
de mutaciones en el ADN estudiaron la estructura “fina” de los genes y a las técni-
cas de secuenciación de proteínas, fue posible averiguar el aminoácido alterado por
cada mutación.
Al mismo tiempo, los progresos en bioquímica, posibilitaron establecer que
las proteínas son moléculas lineales no ramificadas, con el número y la secuencia
de aminoácidos constitutivos igualmente definidos. Esto permitió establecer una
correlación entre dos estructuras lineales funcionalmente relacionadas.
El concepto de colinealidad entre el gen y la proteína posibilitó la correspon-
dencia punto por punto entre los sitios mutados a nivel de un gen y los aminoácidos
modificados a lo largo de la cadena polipeptídica alterada, cuya síntesis era regida
por dicho gen.
En 1958 Crick propuso “la hipótesis de la secuencia”, la misma expresa: “ que
existe una relación entre la ordenación lineal de nucleótidos en el ADN y la ordenación
lineal de aminoácidos en los polipéptidos”. Su demostración se realizó varios años des-
pués de su formulación. Hubo dos demostraciones de la hipótesis de la secuencia:
En 1964 dos grupos de investigación el grupo de Yanofsky y el de Sarabhai publica-
ron resultados que la apoyaban.
La comunidad científica admitió esta hipótesis y se plantearon dos preguntas
fundamentales en el avance de la genética molecular: ¿Cómo se “convierte” la infor-
mación contenida en la secuencia de ADN en una estructura química de una proteí-
na? ¿Existe algún código o clave que permite pasar de la secuencia de nucleótidos
en el ADN a la secuencia de aminoácidos en las proteínas?
72 | ESCRITURA EN CIENCIAS
¿CÒMO FUNCIONAN LOS GENES?
Los trabajos y aportes de varios científicos permitieron armar una parte del
rompecabezas en el proceso de Síntesis proteica. La respuesta estaba en el ARN, en
sus tres variedades: ARN mensajero, el ARN de transferencia y el ARN ribosómico.
Los tres tipos de moléculas de ARN llevan a cabo funciones diferentes pero coo-
perativas en la síntesis de proteínas:
− El ARN mensajero: transporta la información genética desde el ADN, bajo la
forma de una serie de “palabras” en código de tres bases, cada una de las cuales
Los tres tipos de ARN participan en la vía de la síntesis proteica de todas las
células llamada traducción; de hecho, en nuestra opinión, es probable que el desa-
rrollo de estas tres funciones diferenciadas haya sido la clave molecular del origen
de la vida.
74 | ESCRITURA EN CIENCIAS
¿CÒMO FUNCIONAN LOS GENES?
El “Dogma” aportó una nueva refutación de la antigua y arraigada idea del natu-
ralista francés Jean B. Lamarck, quién en 1909 había establecido que las caracterís-
ticas durante la vida de un organismo son heredadas. Si bien el trabajo de algunos
genetistas a principios del siglo XX como August Weisman, entre otros, habían
refutado esta idea; distinguiendo que las modificaciones del “plasma somático” no
se transmiten a la descendencia, la noción de que las proteínas no pueden transmitir
información al ADN dio el “golpe” final a la ideas Lamarkianas.
lenguaje del ADN en el lenguaje de las proteínas. Los adaptadores se alinean sobre
el ARN mensajero de manera que los aminoácidos se ubiquen en la secuencia co-
rrecta para una cadena de polipéptidos en crecimiento, proceso llamado traducción.
La traducción permite la síntesis de proteínas y se basa en un principio diferente y en
la existencia de un mecanismo complejo. A finales de la década del 50 se creía que
todos los ARN tenían función de matriz para la síntesis proteica. El término utilizado
en este caso- traducción - también resultó apropiado porque la información debe
traducirse del lenguaje de los nucleótidos al lenguaje de los aminoácidos.
Las principales características del dogma central, la hipótesis del mensajero y la
hipótesis del adaptador que indica el sentido de flujo de la información genética se
puede resumir de la siguiente manera: un gen dado es transcripto para producir un
ARN mensajero complementario de una de las cadenas de ADN y las moléculas
del ARN de transferencia traducen la secuencia de las bases en el ARN mensajero
a la secuencia apropiada de aminoácidos.
Una diversidad de experimentos demostraron que se cumple (el flujo unidi-
reccional), salvo algunas excepciones. La principal excepción al dogma central es
un proceso llamado transcripción reversa, en el cual la información codificada por
ciertos virus que contienen ARN se transcribe a ADN por la acción de la enzima
transcriptasa reversa – esta enzima le dio a la ingeniería genética la posibilidad de
sintetizar ADN complementario a partir de ARN mensajero y de esta manera clonar
sólo las regiones codificantes de los genes -y en algunos elementos transponibles.
La transcripción reversa es el proceso de hacer un doble trenzado de ADN. Esta
idea era muy impopular al principio pues contradijo el dogma central de la biología
molecular. Sin embargo en 1970 en que los científicos Howard Temin y David Balti-
more descubrieron cada uno por su lado la enzima responsable de la transcripción
reversa, la posibilidad de que la información genética pudiera pasar de este modo
finalmente fue aceptada.
Temin recibió el Premio Nobel en 1975 por sus descubrimientos en relación con
la interacción entre los virus tumorales y el material genético en la célula, en particu-
lar por el descubrimiento de la transcripción reversa en virus ARN-ADN.
Aún con el descubrimiento de la transcripción reversa, el dogma central de la
biología molecular sigue siendo válido. No “cayo´” en desuso, pero sí fue modificado.
76 | ESCRITURA EN CIENCIAS
¿CÒMO FUNCIONAN LOS GENES?
ejemplo CAT, o TAG) por su aminoácido correspondiente. O, dicho con otras pala-
bras, la transmisión de la información contenida en un alfabeto de cuatro letras (co-
rrespondiente a los ácidos nucleicos) al alfabeto de veinte letras (correspondiente a
las proteínas) se denomina código genético, es decir, el sistema de correspondencia
formal entre ambas categorías de moléculas.
Consideraciones matemáticas simples conducen al concepto de que es ne-
cesario que como mínimo intervengan grupos de tres nucleótidos sucesivos (tri-
pletes) para especificar los aminoácidos: Las proteínas contienen 20 aminoácidos
diferentes, pero el ADN y el ARN contienen, cada uno, sólo cuatro nucleótidos
diferentes. Si un solo nucleótido “codificara” un aminoácido, entonces sólo cuatro
aminoácidos podían ser especificados por las cuatro bases nitrogenadas. Si dos
nucleótidos especificaran un aminoácido, entonces podría haber, usando todos
los arreglos posibles, un número máximo de 4 x 4, o sea 16 aminoácidos, lo cual es
insuficiente para codificar los veinte aminoácidos. Por lo tanto, por lo menos tres
nucleótidos en secuencia deben especificar cada aminoácido. Esto resulta en 4 x
4 x 4, o sea, 64 combinaciones posibles -los codones- lo cual, claramente, es más
que suficiente.
Además, las experiencias de genética en los bacteriófagos (virus que infectan
bacterias) sugieren que bastan tres nucleótidos para asegurar la codificación. Estas
unidades elementales de información genética se denominan codones. Es decir que
los codones son “las ventanas” con que mira el ARN mensajero al ribosoma. El có-
digo genético consiste en 64 combinaciones de tripletes (codones) y sus aminoáci-
dos correspondientes. De los 64 codones, 6l especifican aminoácidos particulares.
Los otros 3 codones son señales de detención, que determinan la finalización de la
cadena. Dado que los 61 tripletes codifican para 20 aminoácidos, hay “sinónimos”
como, por ejemplo, los 6 codones diferentes para la leucina. (Uno de los 20 ami-
noácidos conocidos) La mayoría de los sinónimos, difieren solamente en el tercer
nucleótido. Sin embargo, la afirmación inversa no es válida: cada codón especifica
solamente un aminoácido.
Con respecto al código podemos preguntarnos: ¿Por qué se dice que es degene-
rado? Con respecto a este término “degenerado” para asignar a la característica de
que hay más de un codón para la mayoría de los aminoácidos es un vocablo usado
por los físicos para describir los estados múltiples que se refieren a la misma cosa y
no indica ningún juicio moral.
78 | ESCRITURA EN CIENCIAS
¿CÒMO FUNCIONAN LOS GENES?
Por otro lado también se dice que el código es universal. Cada serie de tres letras
en el ADN de un gen significa un aminoácido en la proteína correspondiente, y el có-
digo genético no es más que el diccionario que traduce lo primero en lo segundo. Y lo
sorprendente es que con algunas excepciones (codones en muchas mitocondrias, en
protozoos ciliados, y en el alga unicelular Acetabularia), ese diccionario es el mismo
en todas las especies del planeta tierra. La mayor parte de estas modificaciones im-
plican la lectura de codones de detención normales como aminoácidos, no del reem-
plazo de un aminoácido por otro. En la actualidad se piensa que estas excepciones al
código general son desarrollos de la evolución posterior; es decir, en ningún momento
se mantuvo fijo e inmutable el código, si bien no se toleraron cambios masivos una
vez que el código general comenzó a funcionar, al comienzo de la evolución.
Todas las células que constituyen nuestro cuerpo como todas las que confor-
man a todos los seres vivos, así como todas las bacterias que hay en el mundo ,
descienden evidentemente de la misma célula, la única madre de todas las células.
¿No suena sorprendente esta afirmación?
Sin embargo, a nuestro criterio, no hay la menor duda de que es así. Que
“Eva”(primeras células) es una sola y puede mostrar de muchas formas: la univer-
salidad del metabolismo central, es decir , de las principales y complejas estrategias
que todas las células usan para trasformar energía ; la universalidad de las membra-
nas plasmáticas , las estructuras que todas las células usan para individualizarse del
entorno y para subdividirse en múltiples compartimientos selectivamente estancos;
la universalidad del ADN , el soporte que todas las células utilizan para almacenar
información y replicarla establemente.
Las pruebas de la universalidad de la vida son innumerables, pero ninguna es tan
aplastante como la universalidad del código genético. Bien entendido que del éxito
de la correspondencia depende la estabilidad de las especies y por eso hablamos del
llamado «código genético». La primera gran sorpresa en estas investigaciones fue
que los cuatro nucleótidos con los que están hechos el ADN y los cuatro del ARN,
así como las veinte moléculas diferentes (los aminoácidos) con las que se hacen las
proteínas y, en definitiva, el mecanismo del código genético, son universales, esto
es, son los mismos para todos los seres vivos: es decir, que todos provenimos de un
ancestro común desde el origen de la vida en la Tierra.
La paradoja es a nuestro criterio complicada. Esto es debido a que no hay nin-
guna razón física para que el codón GCT signifique el aminoácido alanina, y por lo
tanto la universalidad del código genético solo puede estar revelando que toda la
vida de la tierra proviene de una sola bacteria primitiva que ya utilizaba ese diccio-
nario. La pregunta que surge es: ¿de dónde salió ese diccionario? Esto no supondría
un problema “sofocante” si el diccionario fuera simple, pero no lo es. El diccionario
consiste en 20 proteínas llamadas: aminoacil-arntsintetasas y que se ocupan de
fabricar una batería de “adaptadores” (también llamados ARN de transferencia). Un
adaptador es una molécula que lleva en un extremo tres letras y en el otro un ami-
noácido: no cualquier aminoácido, naturalmente, sino el aminoácido significado por
las tres letras en cuestión. Que los adaptadores vinculen físicamente una serie de
tres letras con un aminoácido concreto es la razón última de que el código genético
sea el que es, y no otro. Y que los adaptadores sean así se debe a la actividad de la
mencionada veintena de proteínas nombradas más arriba. Pero estas proteínas no
existirían si la información necesaria para fabricarlas no estuviera contenida en una
veintena de genes. Para traducir esos 20 genes a las 20 proteínas de nombre difícil
se necesita un código genético. ¡Pero parte del código genético son precisamente
esas 20 proteínas! .
La razón de que el código genético sea el que es son estas moléculas adapta-
doras, llamadas ARN de transferencia. Estos ARN llevan en un extremo tres letras
de ARN (anticodón) Por ejemplo: UCG; y en el otro, un aminoácido concreto. La
relación entre las tres letras y el aminoácido no tiene causa física inevitable: cual-
quier grupo de tres letras podría significar cualquier aminoácido. Que sean las que
son es responsabilidad de las enzimas que sintetizan los ARN de transferencia: las
aminoacil-arntsintetasas, que son la esencia última del código genético.
El código de tres nucleótidos fue ampliamente adoptado como hipótesis de tra-
bajo. Sin embargo, su existencia no fue realmente demostrada hasta que finalmente
fue descifrado.
Una década después que James Watson y Francis Crick presentaran por pri-
mera vez su modelo en 1953. Los científicos que llevaron a cabo los experimentos
cruciales para descifrarlo fueron los estadounidenses Marshall Nirenberg y Hein-
rich Matthaei. En aquellos primeros tiempos se supuso que cada palabra escrita en
el código del ADN debía ser un triplete de nucleótidos. Pero, ¿Cómo encontrar la
prueba de ello?
Si el desciframiento de la piedra roseta fue decisivo para entender los jeroglífi-
cos del antiguo Egipto, en biología molecular el código genético supuso un aconteci-
80 | ESCRITURA EN CIENCIAS
¿CÒMO FUNCIONAN LOS GENES?
miento similar. Descifrarlo era necesario para conocer cómo las células son capaces
de traducir un lenguaje de ácidos nucleicos a proteínas; y resultó ser un estudio
apasionante que duró solo cinco años.
La asignación de un aminoácido a cada triplete o el desciframiento de la clave
genética, se llevó a cabo fundamentalmente gracias al esfuerzo de tres grupos de
investigación: el grupo de M. W. Nirenberg, el grupo de S. Ochoa y el equipo de
H. G. Khorana. Parece lógico pensar que el desciframiento del código se debería
haber realizado comparando las secuencia de nucleótidos de un gen y la de ami-
noácidos del polipéptido codificado por dicho gen. Sin embargo, en la época en la
que se realizaron estos trabajos no era posible todavía obtener la secuencia de los
ácidos nucleicos.
Los experimentos para descifrar a los codones comenzaron en 1961; en ellos se
utilizaron sistemas de traducción in vitro y ARN mensajero de tipo artificial sinte-
tizados mediante tecnología enzimática. El primer codón que se identificó es el que
especifica para el aminoácido fenilalanina, que se polimeriza en forma de polipépti-
do cuando se utiliza una matriz de ARN mensajero constituida por uracilo ( poli u) .
La mayoría de los trabajos realizados por estos grupos de investigación con-
sistieron en sintetizar ARN mensajeros para utilizarlos posteriormente como men-
sajeros artificiales en un sistema acelular de traducción “in vitro”. Estos sistemas a
celulares de traducción “in vitro” procedían de la bacteria Escherichia coli y contenían
todo lo necesario para llevar a cabo la traducción: ribosomas, todos los ARN de
transferencia, aminoácidos, enzimas, etc. Sin embargo, a estos sistemas a celulares
se les quitaban los ARN mensajeros de la bacteria y se les añadía un ARN sintetiza-
do artificialmente. En estos sistemas a celulares se sintetizaba un polipéptido.
Posteriormente, se comparaba la secuencia conocida del ARN mensajero sin-
tético utilizado en el experimento con la secuencia de aminoácidos del polipéptido
producido. La puesta a punto de estas técnicas requería poder sintetizar ARN men-
sajero de forma enzimática (grupo de Ochoa) o de forma química (grupo de Khora-
na) y conseguir un sistema a celular para sintetizar proteínas (grupo de Nirenberg).
Nirenberg y Matthaei prepararon veinte tubos de ensayo diferentes, cada uno
con extractos libres de células de la bacteria Escherichia coli que incluían ribosomas,
ATP (energía química ), las enzimas necesarias y todos los aminoácidos. En cada
tubo de ensayo, un solo tipo de aminoácido llevaba una marca radiactiva. A cada
tubo de ensayo se le añadió la poli-U sintética (propuesta por Ochoa).
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¿CÒMO FUNCIONAN LOS GENES?
84 | ESC
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CAPÍTULO III
Cuándo y cómo
se expresan los genes
Lucía Galotti
1 Los tritones son anfibios del orden de los urodelos (con cola). Tiene un aspecto similar a un lagarto
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CUANDO Y CÓMO SE EXPRESAN LOS GENES
prueba esta idea, intrépida y brillante, aunque imposible en esa época. Sin embargo,
en el año 1914 realizó un nuevo y audaz experimento que permitió comprender el
papel crucial de la información contenida en el núcleo para el desarrollo. Lo que
resulta apasionante de esta historia es que constituye un primer antecedente de las
técnicas de transferencia nuclear empleadas actualmente.
Utilizando también en este caso un pelo, realizó una constricción sobre un
huevo fertilizado de anfibio y separó una porción de su citoplasma. La fracción que
contenía el núcleo, continuó su desarrollo dividiéndose repetidamente, pero no su-
cedió lo mismo con la porción recortada de citoplasma, carente de núcleo. Cuando
el embrión alcanzó el estadio de 16 células, Spemann aflojó el estrechamiento que
había realizado. Como consecuencia, el núcleo de una de las células del embrión fue
transferido a la porción de citoplasma que había segmentado al comienzo. Luego,
volvió a separar este trozo de citoplasma, ahora con núcleo, del resto del embrión.
Esta nueva célula, generada por el citoplasma de un huevo fecundado y el núcleo de
una célula en proceso de desarrollo, se dividió normalmente, generando un nuevo
embrión, ligeramente más viejo. Mediante este experimento se pudo comprobar en-
tonces, que el núcleo conserva su potencial de desarrollo, al menos hasta el estadio
de 16 células, dando lugar a un renacuajo completo.
Este científico, de talento extraordinario se hizo acreedor del premio Nobel de
Medicina, en 1935, por sus trabajos sobre el desarrollo embrionario en anfibios. Sin
embargo, tanto las ideas, como los resultados de Spemann permanecieron en el ol-
vido por catorce años hasta que, en 1952, Robert Briggs y Thomas King del Instituto
por la Investigación del Cáncer en Philadelphia, realizaron el primer experimento de
transferencia nuclear. Obtuvieron así, renacuajos de rana, por lo que se convirtieron
en los pioneros en la clonación animal. Pero no olvidemos que esta ingeniosa idea ya
había sido conceptualizada por Spemann, aunque en ese momento, por cuestiones
tecnológicas, era imposible de realizar exitosamente. Además, todos estos hallazgos,
fueron contundentes para rechazar la idea de Weissman y apoyar la hipótesis que sos-
tenía que las células conservarían toda la información genética presente en el cigoto.
También quedaba claro a partir de estos resultados, que las células deberían tener me-
canismos para controlar qué parte de esa información estaría en actividad y cuál no.
Los resultados experimentales demostraron entonces que las células de los orga-
nismos pluricelulares mantienen toda su dotación genética, por lo que se descartó por
completo la primera hipótesis. Surgió entonces una nueva pregunta: ¿cómo se produ-
ce el control de los genes? ¿Qué hace que unos estén “encendidos” y otros “apaga-
dos”? Se conoce que hay unas proteínas, llamadas reguladoras, que al interactuar con
el ADN en sitios específicos favorecen o bloquean la expresión de los genes. A su vez,
estas proteínas reguladoras, son codificadas por otros genes, llamados reguladores,
de gran importancia para el funcionamiento celular. Pero, ¿cómo se supo que esto es
así? ¿Cuáles han sido las evidencias que sostienen este modelo explicativo?
También en las bacterias (organismos unicelulares) es necesario que se regule
la expresión de los genes en función de las variaciones del medio que las rodea.
Como son sistemas más sencillos para estudiar, las primeras respuestas sobre cómo
se activan o desactivan los genes, se obtuvieron estudiando bacterias.
A fines de los años cincuenta, los microbiólogos de origen francés, François
Jacob y Jaques Monod, que trabajaban en el Instituto Pasteur de París, realizaron
el primer aporte importante para el conocimiento de la regulación genética. Ellos
estudiaron específicamente el metabolismo de la lactosa en la especie de bacteria
Escherichia coli (habitante bastante común de los intestinos de animales del gru-
po de los mamíferos) y recibieron en 1965 el premio Nóbel por sus hallazgos. Co-
menzaron por preguntarse por la forma en que las bacterias modifican el patrón
de expresión de sus genes frente a determinados cambios en el ambiente en que
se encuentran. En función de sus observaciones en la bacteria Escherichia coli se
plantearon los siguientes interrogantes: si estas bacterias pueden usar como fuente
de energía al azúcar lactosa entre otros hidratos de carbono, ¿De qué modo una
bacteria pone en marcha mecanismos enzimáticos para la degradación de la lac-
tosa, de forma repentina, cuando se agrega este tipo de azúcar en el medio? ¿Las
enzimas estarán presentes en la célula en una forma inactiva cuando no hay lactosa
y se activan en su presencia? ¿O las enzimas se producen como resultado de la
presencia de lactosa?
Jacob y Monod advirtieron que estas bacterias pueden adaptarse a utilizar di-
ferentes azúcares como fuentes de energía según su disponibilidad en el medio que
las rodea. Si se colocan algunas células de E. coli en un medio de cultivo al que se le
agrega glucosa, las células se dividen incrementando su número hasta que la gluco-
sa se agota, y entonces detienen en este punto su crecimiento. Si se lleva cabo una
experiencia semejante, pero con el agregado del azúcar lactosa, también ocurre un
incremento del número de células aunque a menor velocidad. De la misma forma
que en el caso de la glucosa, al agotarse la lactosa, el crecimiento se frena. Pero, si
88 | ESCRITURA EN CIENCIAS
CUANDO Y CÓMO SE EXPRESAN LOS GENES
2 Recordar que los aminoácidos son necesarios para la síntesis de proteínas, en este caso en particular,
de las enzimas que intervienen en la degradación de la lactosa.
90 | ESCRITURA EN CIENCIAS
CUANDO Y CÓMO SE EXPRESAN LOS GENES
esta no es necesaria para la célula. Por este motivo, lo llamaron represor y postula-
ron que tendría una función reguladora ya que controlaba la expresión de otro gen.
Pero esto no es todo…también identificaron un tercer mutante relacionado con
la degradación de la lactosa. Se trataba de una mutación en un fragmento de ADN,
próximo al gen de la enzima al cual llamaron operador. Esta mutación hacía que la
proteína represora no pudiese reconocer la secuencia de nucleótidos del operador.
Al no poder unirse a este sitio no fue capaz de reprimir la síntesis de las enzimas
que degradan la lactosa, las que de esta forma, se sintetizaban de manera continua,
independientemente de las necesidades de la célula.
¿Qué mecanismos se ponen en juego para dar lugar a esta diferenciación celular
en los eucariotas? Si las características de las células dependen en gran parte de las
proteínas que tiene, ¿de qué manera se regulan diferentes procesos que darán lugar
a la especificad de cada célula?
En el camino que va desde el ADN hasta las proteínas hay una serie de pasos
intermediarios en los que es posible regular la producción de proteínas y por lo tanto,
su presencia o no en la célula: la transcripción, el proceso de “corte y empalme” (pro-
ceso que en inglés se denomina “splicing”), transporte del ARN desde el núcleo hasta
el citoplasma y la estabilización del ARN en el citoplasma evitando que se degrade
y permitiendo que sea reconocido por los ribosomas. Aunque hay muchos mecanis-
mos de control de la expresión de un gen, el control de la expresión de un gran núme-
ro de genes estudiados, se realiza mediante la regulación de la transcripción. Por este
motivo, centraremos el análisis en este tipo de control. En este punto es conveniente
recordar que la transcripción es el proceso por el cual se copia la información gené-
tica que contiene el ADN en otra molécula, el ARN mensajero. Ésta última molécula
es la que tiene como función participar en la traducción de esa información para dar
lugar, en los ribosomas, a una proteína específica (véase capítulo 2)
En determinados lugares de la molécula de ADN hay secuencias reguladoras,
los promotores, que son cruciales para el inicio de la transcripción por medio de la
enzima ARN polimerasa II (esta enzima cataliza la síntesis del ARN) También hay
otras regiones del ADN que determinan el grado en que se expresa un gen. Esas re-
giones se denominan “amplificadoras” (también llamadas enhancers) o “silenciado-
ras” según sea su efecto sobre la transcripción. Aunque es común que se encuentren
cercanos al gen, también pueden ubicarse en sitios muy distantes al gen, a miles de
pares de bases de este.
Por lo tanto, en cada gen, la transcripción comienza en su promotor. Pero para
que esto ocurra, se requiere de la interacción de muchas proteínas que se unen de
manera específica, posibilitando la acción de la ARN polimerasa II. Consecuente-
mente, para que se inicie el proceso de transcripción, las proteínas que actúan como
señales químicas han de unirse al ADN en una zona próxima al gen que ha de trans-
cribirse. Si la combinación de estas señales químicas, que provienen del interior o del
exterior de la célula, son las apropiadas, entonces la ARN polimerasa II, comenzará la
transcripción. Por ejemplo, los estrógenos son hormonas que regulan el ciclo mens-
trual y la aparición de caracteres sexuales secundarios femeninos. Esto implica que
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CUANDO Y CÓMO SE EXPRESAN LOS GENES
en determinadas células, como por ejemplo las de las glándulas mamarias, ante el
estímulo de estas hormonas, deben producirse proteínas determinadas que le con-
ferirán propiedades y funciones particulares. Por lo tanto, estas hormonas al ingresar
en la célula se transforman en señales químicas que activarán genes específicos.
Uno de los primeros casos estudiados en eucariotas fue el de las hormonas es-
teroides (estrógenos, cortisona, progesterona) en la década del 60 en Francia. Estas
hormonas activan un conjunto determinado de genes en las células blanco3. Por ejem-
plo, la progesterona en las células del útero activa determinados genes que codifican
proteínas encargadas de la adhesión del feto a las paredes del útero. Las hormonas
esteroides ingresan a la célula y se unen a una proteína receptora que a su vez se fija
al ADN activando genes específicos. Es decir, esas proteínas solo podrán activar los
genes en presencia de la hormona correspondiente. Estos conocimientos permitieron
desarrollar por ejemplo, una sustancia que se une fuertemente a la proteína receptora
de la progesterona. De esta manera, al no activarse el correspondiente gen, no se pro-
ducirán las proteínas que fijan al feto, lo cual determina la interrupción del embarazo.
3 Células blanco, o células diana: Reciben este nombre las células que responden al efecto de las hormo-
nas, porque contienen receptores específicos para estas sustancias.
4 Se destaca que los factores generales de transcripción son aquellos que se unen al promotor (TFIID
TFIIH, etc.) Los factores de transcripción se unen a los enhancers (SP1 u hormonas como el estrógeno o
la progesterona)
todos los genes y otras proteínas, activadoras y represoras que determinan el inicio
de la transcripción por parte del complejo basal. Los factores generales de trans-
cripción y la ARN polimerasa II constituyen el aparato basal de transcripción. Esta
enzima es incapaz de iniciar la transcripción por sí sola y requiere de la intervención
de los factores generales para hacerlo.
A fines de los años setenta, el grupo de investigación de Robert Tjian comenzó a
trabajar con genes humanos y de otros tipos de células eucariotas. En ese entonces
era muy poco lo que se conocía acerca de la regulación de la transcripción en las cé-
lulas eucariotas. Sin embargo sí se tenía una visión más clara de cómo ocurren estos
procesos en las células procariotas, lo cual constituyó el punto de partida para el es-
tudio de genomas más complejos. Los avances fueron muy rápidos y consistieron en
parte en identificar los complejos de proteínas o “factores de transcripción” que regu-
lan la actividad de los genes en este tipo de células. A fin de adentrarse en las claves
del funcionamiento de los factores de transcripción Tjian y colaboradores abordaron
el problema intentando aislar y purificar estas moléculas. Para ello buscaron proteí-
nas que se acoplaran in vitro a la molécula de ADN y disparasen la transcripción. Esto
no fue fácil de lograr ya que estos factores están en proporciones ínfimas en la célula.
En 1982, Wiliam Dynan observó que una determinada mezcla de proteínas pa-
recía contener un factor transcripcional. Este componente se unía a un bloque regu-
lador denominado GC por su abundancia en estos nucleótidos. Teniendo en cuenta
esta propiedad, se sintetizaron artificialmente estas secuencias y se combinaron
con la mezcla de proteínas. Se pudo así aislar el componente proteico específico al
que se lo llamó SP1 (specific protein 1)
Al estudiar esta proteína, se advirtió que se plegaba formando “tres dedos de
Zinc” a través de los cuales se une al ADN (porque la proteína se pliega alrededor de
un átomo de Zinc) También se observó que el otro extremo de esta proteína contie-
ne un dominio rico en el aminoácido glutamina. Además, los mutantes que carecían
de este dominio podían unirse al ADN pero no estimulaban la transcripción. Esto
hizo pensar que esta porción de la molécula era importante para la regulación de
este proceso, tal vez, interactuando con alguna parte del sistema de transcripción.
La respuesta a esta conjetura se develó a mediados de los ochenta cuando, Ro-
bert Roeder5 demostró que para que la transcripción ocurra, la polimerasa debía aco-
94 | ESCRITURA EN CIENCIAS
CUANDO Y CÓMO SE EXPRESAN LOS GENES
6 Una “secuencia consenso” especifica cuáles son los elementos comunes a las secuencias encontradas,
para una misma función. La mera existencia de ese consenso, es decir, la presencia sistemática de esos
elementos comunes, es informativa porque nos indica que son importantes.
En 1991, Brian Dynlacht, Timothy Hoey, Naoko Tanese y Robert Weinzierl pu-
dieron aislar copias puras del factor D. Al analizarse las copias se encontraron ocho
proteínas hasta ese entonces desconocidas a las que se llamó TAF (factores aso-
ciados a la TBP). También se encontró que la producción de ARN mensajero in vi-
tro ocurría solo si se agregaban estas ocho proteínas. Además se demostró que las
proteínas activadoras se unían a los TAF. Por lo tanto, todas estas proteínas que
conforman el factor D integran las distintas señales de las proteínas reguladoras
(activadoras o represoras) posibilitando el avance de la ARN polimerasa hacia el
gen a transcribir. En el caso de las proteínas represoras, es probable que su acción
consista en inhibir la transcripción evitando que los activadores se ensamblen en
sus sitios específicos. Es decir que la acción de la proteína represora consistiría bá-
sicamente en impedir la acción de las activadoras.
96 | ESCRITURA EN CIENCIAS
CUANDO Y CÓMO SE EXPRESAN LOS GENES
con rayos X de las proteínas unidas al ADN permitió visualizar la interacción entre
un aminoácido y varios pares de bases. De esta manera, se pudo explicar como
ocurriría el acoplamiento entre la hélice de reconocimiento de la proteína y el ADN.
Se vio que este engarce, (entre proteína y ADN) depende también del resto de la
molécula y no solo de los aminoácidos que tienen un contacto directo con las bases
nitrogenadas de los nucleótidos del ADN. Por otra parte la relación es de carácter
dinámico, y por lo tanto transitorio. Asimismo, ambas moléculas, proteína y ADN
modifican su forma cuando se encuentran.
El motivo hélice-vuelta hélice es muy común en el mundo vivo y se encuentra
presente en una gran variedad de proteínas reguladoras. No obstante, se han hallado
otros motivos. En los años ochenta el equipo de Aaron Klug de Cambridge describió
una estructura llamada “dedos de zinc” que contiene un átomo de zinc, rodeado por
cuatro aminoácidos. Esta estructura se encuentra bajo formas muy variadas tanto
en distintas proteínas reguladoras como por ejemplo, en las proteínas receptoras de
hormonas esteroides.
Otro motivo es el “cierre de cremallera con leucinas” que se encuentra, por
ejemplo en proteínas que intervienen en el control de la proliferación celular. El mo-
tivo “hélice-vuelta-hélice”, se encuentra por ejemplo en los factores responsables de
regular la formación de los músculos en el embrión, el factor MyoD
Estos motivos proteicos, son capaces de reconocer de tres a seis pares de bases,
pero esto no es suficiente para reconocer sin ambigüedad las secuencias regulado-
ras de un gen determinado. Por ello, las proteínas reguladoras tienen varios campos
de enlace para reconocer secuencias más largas. Por ejemplo, el motivo dedos de
zinc puede estar repetido muchas veces en una misma proteína.
Otra forma de alargar la secuencia de reconocimiento es la asociación de dos
proteínas (dímeros), que pueden ser iguales o diferentes, cada una de las cuales
tiene zonas de unión con el ADN. De esta manera, en los eucariotas, una reducida
cantidad de proteínas pueden combinarse de diversas maneras para dar lugar a mu-
chos factores de transcripción diferentes.
¿De qué manera es posible identificar qué aminoácidos tienen un papel impor-
tante en la función reguladora de un factor de transcripción? En 1982, Steven L. Mc-
knight y Robert Kingsbury estudiaron un gen del virus del herpes que se expresa en
los ovocitos de una especie de rana. Provocaron mutaciones cerca de este gen con el
fin de averiguar qué zonas serían clave para su transcripción. Encontraron una región
98 | ESCRITURA EN CIENCIAS
CUANDO Y CÓMO SE EXPRESAN LOS GENES
8 Este proceso implica la interacción entre las dos cadenas de ácidos nucleicos que se aparearán de
acuerdo a la complementariedad de sus bases.
9 En los experimentos biológicos, formación producida exclusivamente por los reactivos empleados y
perturbadora de la recta interpretación de los resultados obtenidos.
Aquí entraron en juego los resultados obtenidos anteriormente por Phillip Sharp
y Richard Roberts junto con sus equipos de trabajo. Como ya se mencionó más
arriba, estos investigadores hallaron que en algunos virus los genes se encontra-
ban fragmentados ya que poseían secuencias que no se traducen seguidas de otras
que sí lo hacen. El conocimiento de estos hallazgos por parte del equipo de Pierre
Chambon, hicieron revisar los resultados obtenidos para el gen de la ovoalbúmina,
y llevaron a pensar que lejos de ser producto de un artefacto podían reflejar alguna
particularidad en este gen.
Para averiguar si esto era realmente así debían encontrar alguna evidencia que
sustentase su hipótesis. Para ello, se cartografiaron tanto el ADN del gen como el
ADN artificial complementario que reflejaba la estructura del ARN mensajero. Esto
puso de manifiesto que el gen de la ovoalbúmina estaba interrumpido por otra se-
cuencia de ADN que no estaba representada en el ARN mensajero. Lo sorprendente
es que muchas interrupciones parecían ocurrir en el interior de la secuencia de ADN.
Es decir, el gen que codifica para esta proteína estaría fragmentado. Paralelamente
otro equipo de investigación, dirigido por R. Flavell y P. Leder, llegaron a la misma
conclusión para el gen que codifica la beta globina (componente de molécula de he-
moglobina). S. Tonegawa observó también este fenómeno en genes de la inmunoglo-
bulina y N. H. Carey y sus colegas sugirieron de manera independiente que el gen de
la ovoalbúmina podría estar fragmentado. En conclusión esta organización fragmen-
tada en regiones llamadas intrones y exones, de los genes de los eucariotas, parecería
ser más común de lo que se pensó en un principio. El descubrimiento de que muchos
genes de las células eucariotas están interrumpidos por secuencias de ADN que no
formarán parte del ARN maduro, hace replantear la idea de gen como una secuencia
ininterrumpida que codifica una molécula de ARN funcional o una proteína.
Para hacer un análisis más preciso de este fenómeno se hizo un experimento
en el que una cadena sencilla de ADN, que incluye al gen que codifica a la proteína
ovoalbúmina, se dejó hibridar con el ARN mensajero, la molécula a partir de la cual
se traduce la proteína. Las imágenes de los híbridos proporcionaron una indudable
evidencia de cómo se organizan los genes fragmentados. Las regiones del ADN que
no tenían sus nucleótidos complementarios en el hibrido, sobresalían a modo de
bucles, Estas secuencias intercaladas, los intrones, se alternan con las regiones que
se aparean con el ARN mensajero. Las secuencias que están presentes en el ARN
maduro, son los exones. Los bucles, que están en el ADN y en el ARN inmaduro, pero
que no están presentes en el ARN maduro, son los intrones. Estos son removidos por
un proceso llamado splicing, que se explica más adelante, en este capítulo.
Figura 3.2
GRÁFICO que muestra los “bucles” que corresponderían a las secuencias intercaladas en el ADN (intro-
nes) que son eliminadas cuando se procesa el ARN mensajero y se forma el ARN maduro.
A partir de estos datos surge una nueva pregunta ¿este tipo de organización
de genes que no son continuos, que están interrumpidos por secuencias que no
son traducidas a proteínas, sufrirá modificaciones durante la diferenciación de las
células del oviducto? ¿O estará presente en todos los tipos celulares aunque sin
expresarse? A fin de responder esta pregunta se comparó el gen clonado a partir
del ADN del oviducto con el mismo gen clonado a partir de los eritrocitos –glóbulos
rojos- de gallina (recordemos que los glóbulos rojos de las aves, a diferencia de los
mamíferos, son nucleados). No se encontraron diferencias entre ambos. Se pudo
concluir entonces, que la organización fragmentada es propia del genoma y no una
particularidad de las células especializadas del oviducto. Pero, como si esto fuera
poco, estos resultados coinciden con otros obtenidos para otros genes. En mamí-
feros, aves y anfibios se encontró que los genes están generalmente fragmentados.
Una excepción que merece mencionarse es la de los genes de las histonas, que
son proteínas que están asociadas al ADN en el cromosoma. Tampoco tienen intrones
los genes de los interferones y muchos ARN mensajeros sintetizados por virus que
infectan células humanas. Sin embargo parecería que los genes con exones e intrones
no abundan en todos los eucariotas. Aunque se ha encontrado este tipo de estructura
fragmentada en levaduras o insectos, la misma no es tan frecuente como en los ver-
tebrados. Por ejemplo los genes que codifican al citocromo C en células de ratas y en
humanos presentan intrones, mientras que el mismo gen en levadura carece de estos
elementos. Asimismo, en levadura se encuentran pocos genes con intrones. Por otra
parte también se observaron genes fragmentados que codifican ARN ribosómico y de
transferencia. En general puede decirse que a medida que merma la complejidad del
organismo10 en cuestión va disminuyendo el número de genes con intrones, y además
son de menor tamaño que los encontrados en organismos más complejos
¿Qué mecanismos se ponen en juego en el núcleo para readaptar el ARN inicial
en uno sin intrones? El hecho que la molécula que se transcribe sea más larga que el
ARN citoplasmático nos permite pensar que la ARN polimerasa da lugar a la sínte-
sis de un ARN precursor, continuo, colineal y que incluye todo el gen, con intrones
y exones. Posteriormente se eliminarían los intrones y los exones se unirían para
formar una molécula madura de ARN mensajero. (Véase figura número 7)
10 La complejidad se refiere tanto al nivel de organización como a la diversidad de estructuras, órganos
y tejidos especializados.
Se encontraron, en las células del oviducto este tipo de ARN precursor que po-
día superponerse perfectamente con la secuencia del gen. También se encontraron
moléculas de ARN de longitudes intermedias en el núcleo, así como las correspon-
dientes al ARN definitivo, lo cual insinúa que el proceso de maduración ocurriría
en varios pasos. Se hibridaron las distintas moléculas intermedias con el gen co-
rrespondiente. Se pudo verificar entonces la eliminación sucesiva de los distintos
intrones. Pero, ¿cómo se lleva a cabo este proceso de corte y unión? Es de suponer
la existencia de enzimas que reconozcan las secuencias de nucleótidos que señalan
de alguna manera, los lugares de corte del ARN mensajero inicial. Por otra parte,
los cortes deben ser muy precisos para no modificar la secuencia de nucleótidos,
originando una mutación que modifique la lectura de los codones y la síntesis de la
proteína en cuestión.
11 El trabajo de Joan Steitz sobre el papel de las ribonucleoproteínas en el pre - ARN mensajero, y su rela-
ción con la enfermedades autoinmunes, fue pionero y ganó el reconocimiento mundial, otorgándosele en
el año 2008, “Premio Centro Médico de Albany” a la medicina y a la investigación biomédica.
de una misma molécula de ARN mensajero, pueden dar lugar a diferentes proteínas
a partir de una misma región del genoma. Se observó que las secuencias intrónicas
y exónicas no son fijas. Las que se eliminan en un ARN mensajero se conservan en
otro procedente del mismo gen. Cuando se identificó este fenómeno se pensó que
era propio de los virus, aunque actualmente se sabe que esto es también común en
las células eucariotas. Pero fue la genómica comparada que permitió reconocer que
se trata de un proceso frecuente y crucial para la fisiología celular, sobre todo en los
organismos más complejos.
La presencia de intrones, por lo tanto, da lugar a la posibilidad que un gen es-
tablezca más de una proteína, a través de un mecanismo de corte y empalme alter-
nativo. Lo que en determinadas condiciones celulares constituye un intrón que ha
de ser eliminado, en otras permanece,transformándose en un exón, originando en-
tonces una proteína distinta. A medida que los organismos son más complejos, au-
menta el número de genes que poseen mecanismos de corte y empalme alternativo.
Esto permite presumir que este mecanismo favoreció la evolución de la complejidad.
Por otra parte, también se ha observado la relación entre algunos procesos tu-
morales y un procesamiento defectuoso del ARN mensajero. Muchas mutaciones
genéticas causantes de enfermedades alteran el mecanismo de corte y empalme.
Una enfermedad hereditaria, la disautonomía familiar, que da lugar a un desarrollo
anormal del sistema nervioso e induce la muerte en edades tempranas (aproxima-
damente a los 30 años), está provocada por una mutación que hace que se produz-
ca un corte y empalme diferente en tejidos del sistema nervioso, lo cual establece un
desarrollo anormal del sistema nervioso.
Sin embargo, los genes fragmentados confieren la posibilidad de amplificar la
información del genoma, cuando un mismo gen puede dar lugar a más de una pro-
teína, con diferentes funciones en la célula. Esto permite por ejemplo a nuestra
especie sintetizar unas cien mil proteínas con solo algo más de veinte mil genes. Por
lo tanto, a la luz de los hallazgos de las últimas décadas, el clásico principio “un gen,
una proteína” ha dejado de ser válido, sobre todo, para los organismos con células
eucariotas. Por otra parte, este proceso explica también por qué organismos con ge-
nomas similares tienen diferencias fenotípicas importantes. Por ejemplo, los ratones
y nuestra especie poseen genomas similares que comparten la misma disposición
de intrones y exones. ¿Qué nos hace entonces diferentes? Hay evidencias que una
variable en la diversificación entre ambas especies está dada por una edición di-
1114
11
14 | EES
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CIENCIAS
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CAPÍTULO lV
Era la primavera de 1900 y entre los pasajeros del Great Eastern Railway se en-
contraba W. Bateson, profesor del St. John´s College de Cambridge. Cuando subió al
tren, Bateson no tenía ni idea de que durante los próximos sesenta minutos iba a leer
un trabajo acerca de “la determinación exacta de las leyes de la herencia” que, según
sus palabras “haría cambiar el concepto que el hombre tiene del mundo, y su poder
sobre la naturaleza”. Bateson, cuenta la historia, iba leyendo un artículo, escrito por
un desconocido monje llamado Gregor Mendel, que describía experimentos botáni-
cos realizados durante 7 años en un Monasterio de Moravia. Sus experimentos ha-
bían sido comunicados en 1865 y publicados en los anales de la sociedad científica
local en forma de un artículo de 44 páginas que quedó en el olvido. Bateson acuñó la
palabra genética y se convirtió en el principal apóstol de una nueva disciplina cientí-
fica que representaba la apoteosis del siglo XX (Henig, R 2000).
Desde los primeros enunciados propuestos por Mendel y su redescubrimiento
en la primavera de 1900, se han producido en los últimos años importantes trasfor-
maciones en el conocimiento sobre la información hereditaria presente en los seres
vivos. Estos cambios han modificado los saberes relativos a la información genética,
su transmisión y regulación a distintos niveles, y se ha avanzado en el conocimiento
del genoma humano en particular, y de los genomas de números seres vivos. El im-
pacto de estos conocimientos ha provocado un cambio en la ciencia y sus formas de
1982. Se funda el Gen Bank, (banco de genes) la base de datos pública de las secuencias génicas, en
el laboratorio Nacional de los álamos.
1988. El comité del Consejo Nacional de Ciencia, brazo de la National Academy of Science encargó el
trabajo de mapeo genético de la especie humana y de otros organismos.
1990. Simon y colaboradores estudiaron cómo emplear los cromosomas artificiales de bacterias
(BAC), para que pudiesen transportar grandes fragmentos de DNA humano, clonado para su
secuenciación. Se inicia oficialmente el Proyecto Genoma Humano (PGH), con financiación
estatal y comienza la tarea de secuenciación del genoma humano.
1991. Se establecen los primeros centros destinados a secuenciar el genoma humano y son oficializa-
dos en los Estados Unidos.
1993. Jerry Hall clona un embrión humano.
1995. Craig Venter ofrece un nuevo método de secuenciación y, junto a Hamilton O. y Smith, secuen-
cian el primer genoma completo correspondiente a la bacteria Haemophilus influenzae.
1996. Goffeau y un consorcio internacional de investigadores anuncian la finalización de la primera
secuencia genómica de un eucariota, la levadura Saccharomyces cerevisiae.
1997. Se secuencia el genoma de la bacteria Escherichia Coli’.
1996-1997 Lockhart y colaboradores, y Brown y De Risi desarrollan microchips de ADN, que permiten
el estudio simultáneo de miles de genes.
1998. Se secuencia el primer genoma completo del gusano Caenorhabditis elegans. 2000 Craig Ven-
ter y Gerald M. Rubin secuencian el genoma de la mosca de la fruta, Drosophila melanogaster’.
Venter y Francis Collins anuncian que han logrado, mediante técnicas distintas, el primer borra-
dor del genoma humano y se establece que la información del genoma será de libre acceso.
2001. Se publican los resultados del grupo científico liderado por Venter en el artículo “The sequence
of the Human Genome” del volumen 291 del 16 de febrero de la revista Science, y Nature hace
lo propio con los del equipo de Collins.
2002. Se completa y publica el genoma del ratón y la rata.
2003. En el mes de abril, un consorcio privado y grupos de investigación pública liderado por la agen-
cia gubernamental de los EEUU, el National Human GenomeInstitute, enuncian la obtención de
la secuencia completa del genoma humano.
2005. La compañía Life Sciences (EEUU) desarrolla una tecnología para descodificar el ADN de
forma más rápida y económica. EEUU selecciona 13 especies de animales para secuenciar
su genoma. Se obtiene la secuencia del genoma del chimpancé.Actualmente se conocen
aproximadamente 200 genomas completos de organismos como bacterias, hongos, animales
y plantas.
2006 . Se descubre que los neandertales y humanos modernos comparten el 99,5% de su genoma.
2007 James Watson, el ‘padre’ del ADN, secuencia su propio genoma y Venter también se se-
cuencia a sí mismo. Nature se hace eco del proyecto ENCODE, que analiza todos los elementos
del genoma, y del mapa de las diferencias genéticas.
2008 . Secuencian por primera vez el genoma del cáncer de un individuo.
Comienza el uso de los mapas genéticos de la salud.
2009 Proliferan los análisis genéticos personalizados.
2010. Se sintetiza la primera bacteria artificial. Es decir se logra la síntesis química a partir de la sola
secuencia de un ADN digitalizado, obtenido de la bacteria M genitalis.
Numerosos factores explican las dificultades que han encontrado los filósofos para
ponerse de acuerdo en una definición de ciencia. La ciencia es considerada al mismo tiem-
po una actividad (lo que hacen los científicos) y un cuerpo de conocimiento (lo que saben
los científicos) dice Mayr (1995; 40). Desde esta postura es que consideramos que
los conocimientos en la ciencia de la vida, en este caso particular los referidos al mo-
delo de gen, no solo han producido modificaciones en el cuerpo de conocimientos,
sino que también han modificado la forma de producirlos. En este acápite desarro-
llaremos tres cuestiones: los cambios operados sobre el conocimiento científico y
sus formas de producción, las modificaciones en la supremacía de una ciencia sobre
otras, promovida por la comunidad científica y la ciencia como construcción social;
y el determinismo en biología y sus efectos actuales y en el pasado.
En palabras de Lewontin (2000) la entronización de la física como ciencia triun-
fante tuvo lugar el 6 de agosto de 1945, fecha en que la ciudad japonesa de Hiroshi-
ma, situada en Honshu, la isla principal del Japón, sufrió la devastación de un ataque
nuclear. Ese día, muchos estudiantes decidieron que debían estudiar física nuclear.
Posteriormente recibió otro gran impulso con el lanzamiento por del Sputnik 1°. El
4 de octubre de 1957, la entonces Unión Soviética, envía el primer satélite artificial
de la historia.
Después de un inicio lento en los años 50 del siglo XX y cuando se encontraba
en la cima del prestigio, algunos físicos comenzaron a pasarse a la biología y esto
actual hacia la comunidad científica. La ciencia, dice Gould, (1981) “es una actividad
social que refleja la ideología dominante de una sociedad en la que se realiza, así como
las exigencias políticas de la época y los perjuicios personales de sus practicantes.”
del determinismo de los siglos XIX y XX, que han dejado sus marcas en la sociedad
al avalar concepciones racistas y sexistas el ser humano. Estas ideas ligadas a la
psicología, la antropología y otras Ciencias Sociales intentaron explicar si los rasgos
biológicos de una persona o de una raza determinan su comportamiento social.
Otro ejemplo de investigaciones orientadas en las concepciones deterministas
son las que han intentado probar que en los genes se halla la explicación al concepto
de razas humanas. Erróneamente se pretendía probar que las razas eran el resultado
de las diferencias genotípicas entre los individuos de distintas poblaciones. Galton
(1822-1911) uno de los primeros en recurrir a la estadística para estudiar poblaciones
de seres vivos, acuñó en Inglaterra el término eugenesia, que indica “buen engendra-
miento” para denominar el estudio de los factores que influyen en la herencia de los
rasgos biológicos en seres humanos. Estos estudios sirvieron de justificación para la
esterilización de personas con rasgos considerados negativos.
Los trabajos de Davenport en 1911 sobre las razas humanas otorgaron “barniz
científico” a las ideas del momento que sostenían la superioridad de unos grupos
raciales sobre otros y tuvieron graves consecuencias sociales. El concepto de raza
como la distinción de grupos humanos por sus diferencias en el color de piel, rasgos
faciales, u otras características fenotípicas, comenzó a erosionarse con los trabajos
de Morgan en la década del 30´ y con las investigaciones de Watson y Crick en los
50´. De este modo, dentro de los supuestos básicos que tienen un efecto profundo
sobre las formas de explicación, el determinismo en biología desemboca en una
perspectiva que percibe los organismos como individuos “determinados” por facto-
res o causas internas: los genes.
En este sentido y relacionando con el Proyecto Genoma Humano es interesante
el planteo de Ayala, (2001) que sostiene que “es arrogante e ingenuo pensar que el
descifrar la secuencia de letras del ADN de un individuo sea equivalente a “conocer”
lo que es esa persona” para referirse a estas ideas que sostienen que “todo” está en
escrito en los genes.
20 grupos de EEUU, Reino Unido, Japón, Francia, Alemania y China, que produjeron
la primera versión del genoma humano que se publica en el año 2001. El segundo
principio es la publicación rápida e irrestricta de la secuencia obtenida dentro de las
24 horas de producido el ensamblaje.
Veamos otro ejemplo de cómo va cambiando gradualmente la ciencia: el pujan-
te empirismo hizo que se insistiera mucho en el descubrimiento de nuevos datos y,
curiosamente apenas se habla del importante papel que desempeña el desarrollo de
nuevos modelos en la construcción de conocimientos científicos, como por ejemplo
la modificación del concepto de gen que hemos venido desarrollando a lo largo de
este libro y al que no podemos asignarle la categoría de descubrimiento, ya que es
un modelo que se ha ido modificando gradualmente a medida que se incrementan
las teorías explicativas acerca de su estructura y su funcionamiento. Esta concep-
ción se sostiene aún hoy en día y se refleja en normas editoriales y de premios o dis-
tinciones a “descubrimientos científicos”. Es más, podemos pensar que si existiera
un premio Nobel de biología, que no lo hay, Darwin no habría podido ganarlo por de-
sarrollar el modelo de selección natural, porque no se trataba de un descubrimiento
y no hubiera podido presentar resultados de experimentos.
Quizá el avance más revolucionario de la biología en el siglo XX fue el surgimien-
to de la biología molecular que tuvo como resultado un nuevo campo, con nuevos
científicos, nuevos problemas, nuevos métodos experimentales, nuevas publicacio-
nes periódicas y nuevos “héroes culturales”. Pero si consideramos la idea de revolu-
ción al estilo de Kuhn, en realidad no existió una revolución en la cual se rechazara la
ciencia anterior, sino que fue una continuidad fluida de ideas. No hubo “paradigmas
inconmensurables”. Fue más bien sustitución de explicaciones y análisis, y métodos
enteramente originales, (Mayr, 2006). Tomando como ejemplo el concepto de gen y
lo que se denominó “el dogma central de la biología” este sufrió modificaciones pero
no fue totalmente descartado y surgió una explicación diferente, a modo de revolu-
ción en las teorías que reemplazaron radicalmente la anterior. En el caso particular
del genoma, el primer borrador obtenido en el año 2000 generó un mapa físico que
describía aproximadamente el 96 % de la eucromatina y secuencias adicionales que
cubren el 94 % del genoma total. Luego se perfeccionaron las técnicas, y del 10 %
obtenido inicialmente se amplió al 90 % en 15 meses pero no podemos afirmar que
los métodos cambiaron radicalmente sino que existió una continuidad.
• Mycoplasma genitalium
Es una bacteria presente en el tracto urogenital de los primates. Es considerada
por Venter y Smith como un modelo de célula mínima. Presenta un genoma de 580
kb. Tiene el potencial para expresar 480 productos de los genes, por lo que es con-
siderado como un modelo excelente para evaluar: el metabolismo mínimo requerido
por una célula de vida libre; técnicas de proteómica y la información obtenida por
el análisis del proteoma. Durante el año 2010 se ha logrado sintetizar a partir de un
genoma sintético el organismo más simple capaz de autoreplicarse.
• Saccharomyces cerevisciae
Las levaduras son organismos unicelulares, que pertenecen al reino de los hon-
gos y está próximo tanto a los animales como a las plantas Es un individuo eucariota,
unicelular robusto y fácil de cultivar. Tienen pared celular, y no se desplaza. En un
medio nutritivo adecuado crece y se divide casi tan rápidamente como una bacteria.
Tienen reproducción sexual y asexual. Su genoma es extremadamente pequeño, y
puede realizar todas las tareas básicas de una célula eucariota. La secuencia com-
pleta se obtuvo en 1997.
• Drosophila melanogaster
La mosca de la fruta, es un díptero pequeño que ha sido usado como modelo
de la genética clásica. Su ciclo de vida es sencillo y tarda 9 días en pasar de huevo
fecundado a adulto. Fue usada principalmente para correlacionar las proteínas con
sus genes a través de la producción de mutantes, que han permitido dilucidar las
instrucciones genéticas codificadas en los cromosomas en relación con la estructu-
ra del cuerpo del organismo pluricelular adulto. La secuenciación del genoma de la
mosca de la fruta, se completó en marzo del 2000. Su genoma posee 289 genes de
enfermedades equivalentes a las humanas, y alrededor de 7000 proteínas muestran
semejanzas con las proteínas de mamífero. A medida que se secuenciaron estos
genes en D. melanogaster los genomas de vertebrados pudieron ser analizados para
buscar homólogos.
• Caenorhabditis elegans
El “gusano” Caenorhabditis elegans es un nematodo de aproximadamente 1 mm
de largo formado por 959 células. Tiene tres propiedades que lo hacen un buen
animal modelo: una es que puede “cultivarse” fácilmente en placas de Petri sem-
bradas con bacterias; la segunda es la capacidad de sobrevivir indefinidamente en
un estado “congelado de animación suspendida” denominado “larva dauer”, (que
puede considerase como una forma de resistencia en condiciones desfavorables).
Otra propiedad es que C. elegans presenta dos sexos diferentes, pero en su caso no
son machos y hembras, sino machos y hermafroditas. Los hermafroditas poseen
gónadas y son capaces de autofecundarse, los machos, tienen aparato copulatorio
y fecundan a los hermafroditas que se comportan como hembras. Al seleccionar un
mutante hermafrodita, se obtienen al mismo tiempo una cepa por medio de la auto-
fecundación donde los descendientes de un hermafrodita constituyen un clon de su
“madre”, con excepción de los machos, que se obtienen en una proporción 1/1000
en el laboratorio y que solo tienen un cromosoma sexual en lugar de dos.
La secuencia completa de su genoma se obtuvo en 1998 y se encontró que la
tercera parte de las proteínas del gusano son similares a las de los mamíferos.
• Arabidopsis Thaliana
Es una planta con flor, de tamaño pequeño, miembro de la familia de las Brassi-
caceae, a la cual pertenecen el repollo y el rábano. Crece en interiores y es de fácil
cultivo en condiciones de laboratorio. Su ciclo de vida es muy rápido, alrededor de 6
semanas entre la germinación y la aparición de semillas maduras.
Arabidopsis no posee valor agronómico, pero su importancia radica en que se
ha constituido en el primer modelo vegetal escogido para el estudio de genética mo-
lecular en plantas. Su genoma se completó en diciembre de 2000 y posee aproxi-
madamente 25.000 genes de los que el 70% ya tiene una función asignada. Tiene
1.400.000 pares de bases, once veces mayor que la levadura, pero pequeño com-
parado con otras de las plantas superiores. En la actualidad, se cuenta con el mapa
genético y físico de sus 5 cromosomas.
• Muss musculus
Es un mamífero pequeño robusto y prolífico y se ha convertido en el organismo
modelo más utilizado en estudios de genética molecular en vertebrados. Los ratones
están muy próximos a los seres humanos, ya que más del 90 % de las proteínas de
ratón identificadas muestran semejanzas con las humanas. Se han desarrollado mé-
todos para analizar la función de cualquier gen de ratón o de cualquier porción. Un
• Homo sapiens
Este organismo nos interesa particularmente, no porque podamos experimentar
sobre el sino porque hay aproximadamente 7 mil millones de individuos lo que nos
proporciona un enorme base de datos relativo a mutaciones.
de cada uno de los fragmentos con un secuenciador, para finalizar se reúnen los
fragmentos secuenciados según su orden relativo conocido.
De todos modos conviene destacar que si bien el proceso de lectura estuvo
terminado en 2003, su comprensión llevará varios años, ya que los datos de “las
bases” son solo una parte del proceso y la “secuencia bruta” debe ser analizada en
busca del contenido de genes y además es necesario adosarle información adicional
relevante para la comprensión de su papel biológico.
El genoma de la especie humana es complejo ya que abarca variantes génicas
que se encuentran en la población humana y además cambia como resultado de la
reproducción sexual. El PGH a partir del estudio del ADN de personas escogidas al
azar, ha mostrado que genotípicamente solo se diferencian en uno o dos pares de
nucleótidos cada 1000 pares en las secuencias de ADN, a pesar de que miradas
“fenotípicamente” pueden tener rasgos muy diferentes.
Para poder entender el impacto que provocó el desciframiento del genoma enun-
ciaremos algunos de los resultados presentados en el artículo de Nature (2001). En
principio podemos destacar que el genoma humano fue el primer genoma de verte-
brado secuenciado En él creyeron hallar aproximadamente 30.000 a 40.000 genes
que codifican para proteínas, pero actualmente se habla de 25.000. Lo inesperado de
este dato es que resulta ser solo el doble que en el gusano (caenorhabditis elegans) y
moscas de la fruta (Drosophyla melanogaster) Este hallazgo fue sumamente importante
ya que pone en evidencia que los genes son más complejos y poseen variados meca-
nismos de amplificación de la información genética. Es decir que el mayor número de
productos proteicos no implica el incremento proporcional en el número de genes.
En principio, se podría suponer que cuanto más complejo es el organismo mayor
es la cantidad de genes requerida para llevar a cabo todos los procesos metabólicos,
por consiguiente, las especies más complejas, como por ejemplo el ser humano,
tendrían genomas más grandes que los de los organismos más simples como las
bacterias, los gusanos o las moscas.
El análisis comparativo de los genomas indicaría que el incremento en el núme-
ro de genes no se refleja en un incremento en la complejidad morfológica ni funcio-
nal. Así por ejemplo el nematodo (Caenorhabditis elegans), posee aproximadamente
20.000 genes pero no posee ni el rango de tipos celulares ni de tejidos que presenta
la mosca de la fruta (Drosoplila melanogaster) que contiene menos de 14.000 genes
y mas aún que el organismo humano tienen 25.000.
Estas ideas eran inimaginables para los biólogos moleculares antes de los pri-
meros resultados de la secuenciación del Genoma humano, quienes seguramente
estimaban que se describiría un número mayor de genes. La lógica llevaba a pensar
que si el ser humano fabrica unos 90.000 tipos de proteínas deberían contarse con
al menos la misma cantidad de genes, pero esto no fue así. Uno de los hitos funda-
mentales de este siglo en lo que respecta a los nuevos avances en la secuenciación
del genoma humano es su característica de producto dinámico. Esto quiere decir que
un segmento de ADN genera un transcripto primario de un gen que puede ser “edi-
tado” de varias formas, es decir puede experimentar distintas opciones de corte y
empalme, y da como resultado diferentes ARN mensajeros (ARNm).
Esta idea del ADN como producto dinámico se perfiló como una primera inter-
pretación de los resultados inesperados obtenidos del primer borrador de la secuen-
ciación del genoma humano, en Febrero de 2001, cuando se publicó la cifra de 30.000
a 35.000 genes codificadores de proteínas que se redujeron posteriormente a aproxi-
madamente 25.000 cuando se completó la “cartografía” del genoma humano.
Entonces, ¿Cuáles son los factores responsables de estas grandes variaciones
en el tamaño del genoma de los organismos eucariotas? Durante muchos años esta
pregunta, denominada paradoja del valor c – que representa el tamaño del genoma- ,
careció de respuesta. La información proveniente de recientes proyectos relacio-
nados con la secuenciación del ADN ha aportado datos interesantes para entender
esta paradoja. Un factor que contribuye a determinar el tamaño del genoma es la ex-
tensión de las secuencias de ADN que son capaces de moverse dentro del genoma.
Los genomas de muchos eucariontes poseen remanentes evolutivos de los elemen-
tos transponibles y estos son responsables de parte de las grandes diferencias en el
tamaño del genoma observadas entre los eucariotas multicelulares. Por ejemplo el
50% del genoma humano está compuesto por estos elementos y muchos genomas
grandes lo son debido a su abundancia.
Todavía no se sabe cuánto ADN hace falta para construir un organismo, pero
está claro que hay distintos tipos de secuencias de ADN y que algunos podrían ser
más importantes para determinar la complejidad que los otros.
los tres mil millones de nucleótidos de cada genoma secuenciado, aún no sabemos
cómo interpretar esa información.
moléculas, tales como el ADN, proteínas estructurales, así como de las técnicas de
análisis masivo del comportamiento de genes y proteínas (genómica y proteómica).
La Genómica es considerada como el campo con mayor impacto de la revolu-
ción molecular sobre la biología, principalmente sobre la biología evolutiva ya que
permite, el estudio de las secuencias génicas. La genómica permite el estudio de los
efectos del reemplazo de pares de bases singulares, el efecto de la inserción de ADN
no codificante, el reemplazo de genes por transferencia lateral y el efecto de todos
los numerosos cambios de genes, de su posición en los cromosomas.
Un campo especial dentro de esta disciplina es la genómica comparada que
como indica su nombre compara secuencias del genoma de diferentes especies. Al
comparar las secuencias de referencia los investigadores pueden hallar regiones
similares o distintas que permiten detectar cambios evolutivos entre organismos,
ayudando a identificar los genes que se conservan entre las especies, así como el
surgimiento de otros nuevos.
La Farmacogenomia también es una disciplina emergente y tiene su origen en
las variaciones génicas que hacen que algunos fármacos no sean efectivos en el tra-
tamiento de algunas enfermedades. Se cree que el 99.9 por ciento de los genes de
todas las personas son exactamente iguales. Pero el 0.1 por ciento restante varía y
son esas variaciones lo que más interesa a las compañías farmacéuticas. Incluso un
simple polimorfismo de un nucleótido individual (SNP), puede significar un proble-
ma. Estas minúsculas variaciones son la causa que muchos remedios no produzcan
efectos más que en un 30 a 50 % de la población humana.
Por último nos ocuparemos de la Bioética que constituye una de las nuevas for-
mas de la ética aplicada, que caracteriza la sociedad, la cultura y los valores mode-
los. Según Clotet (2005), el pensamiento ético en la actualidad se caracteriza por el
creciente interés de problemas de carácter individual y colectivo. La ética aplicada,
se ocupa de cuestiones pertenecientes a las personas y a la humanidad e intenta
enfocar el fenómeno de la reflexión ética de la vida. Los avances en la biología mo-
lecular, la genética y la medicina preventiva dan lugar a una nueva disciplina que se
ocupa de los problemas éticos relativos a la autonomía y la beneficencia. ¿Quién
decide sobre la continuidad de la vida de un embrión anencefálico? ¿Cuál es la me-
jor manera de remediar el dolor insoportable de un paciente terminal? Cuando se
difundió la técnica (descubierta por Mullis, que le valió e premio nobel en 1993) del
PCR denominada reacción en cadena de la polimerasa, que permite producir miles
NOTAS:
PALABRAS FINALES
Uno de los primeros problemas que enfrentamos fue definir cuál sería el aporte
original del libro. Sin embargo, luego de varias idas y vueltas logramos establecer
un índice preliminar, el cual fue enriquecido por los aportes generosos de los espe-
cialistas tanto de escritura como en Biología molecular. Mientras María, especialista
en escritura, nos fue aportando elementos para fortalecernos en nuestras habili-
dades de escritura y preparándonos para este desafío, los encuentros con Manuel,
especialista en biología molecular, y sus preguntas desestabilizadoras nos fueron
abriendo la mirada hacia cuál debería ser la idea rectora.
Una vez establecido el índice y los contenidos a desarrollar al interior de cada ca-
pítulo, nos lanzamos al proceso de escritura. Los primeros borradores, eran un esbozo
incipiente de lo que hoy plasmamos en este libro. Estos escritos fueron objeto de mu-
chas lecturas y relecturas donde cada una de nosotras aportó su mirada constructiva.
Por lo tanto, aunque cada capítulo tiene un único autor se trata de un proceso reflexivo
de construcción cooperativa de un texto que mantiene aquella idea original surgida en
nuestros primeros encuentros y madurada a lo largo de todo el proceso.
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