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Un sistema HVAC (heating, ventilation and air conditioning) es un sistema de

climatización y ventilación. Como sistema de climatización, actúa como calefacción en


invierno y como refrigeración en verano. Su finalidad es la de proporcionar al usuario un
ambiente interior cuya temperatura, tasa de humedad relativa y purificación del aire
sean confortables.

¿Cómo funciona?
El sistema contiene un gas que, al ser comprimido, aumenta su temperatura debido a la
presión. Una vez caliente, discurre por un conducto donde disipa su calor. Después, se
va enfriando poco a poco hasta que se transforma en un líquido de baja temperatura.
Este líquido se desplaza por una válvula de expansión y se evapora convirtiéndose en un
gas frío de baja presión. Luego discurre por un conducto absorbiendo el calor interior o
exterior del ambiente. Después, es expulsado a través de unas rejillas de ventilación.
Este proceso funciona de manera ininterrumpida mientras el sistema está en marcha.
Algunos sistemas disponen de termostatos que detienen el proceso o lo dejan en espera.
Una cuestión que no se debe obviar es que los sistemas HVAC han de velar por la
seguridad y el bienestar de los usuarios, y proporcionar un óptimo confort térmico. Por
lo tanto, se deben llevar a cabo las acciones de mantenimiento e higienización
pertinentes para garantizar que el aire interior de los recintos climatizados es un aire de
calidad que no pone en riesgo la salud de las personas.

Aspectos a tener en cuenta a la hora de instalar un sistema HVAC


• Debemos asegurarnos de que el diseño de la instalación ha tenido en cuenta la
potencia frigorífica adecuada y una correcta distribución del aire (una de las quejas más
comunes se debe a la corrientes de aire directas y molestas).
• Es indispensable que el diseño del sistema se adecue al uso del recinto climatizado. No
es lo mismo el diseño de climatización de una vivienda que el de una oficina.
• Se ha de dotar al sistema de un mantenimiento y limpieza adecuados, teniendo en
cuenta las exigencias de la normativa vigente. Cabe recordar que unos conductos
deteriorados y sucios se encuentran entre las causas de diversas molestias que pueden
sufrir los ocupantes: alergias, tos, irritación de garganta y de ojos, malos olores, etc. Ha
de hacerse especial hincapié en el estado y sustitución de los filtros, ya que son los
encargados de purificar el aire filtrando las sustancias contaminantes. También del
estado de las bandejas de condensación y del tendido de conductos, recordando que
debe evitarse la acumulación de agua en su interior (el agua estancada es el caldo de
cultivo para la proliferación de microorganismos bacteriológicos).

Hacia un cambio de paradigma


Debido a la necesidad de reducir la factura energética y cumplir, de esta manera, con
los objetivos fijados por la Unión Europea en materia de sostenibilidad y
medioambiente, cabe señalar la urgencia de cambiar de paradigma y prescindir, de
manera gradual, de los tradicionales sistemas de climatización, ya que son, en su
mayoría, altamente ineficaces desde el punto de vista energético. Existen en la
actualidad sistemas pasivos capaces de reducir la disipación de la energía del interior de
nuestras viviendas, reduciendo, de esta manera, el uso de estos sistemas
convencionales de climatización. Se tratan de sistemas de ventilación mecánica
controlada totalmente herméticos y estancos que, gracias a los recuperadores de
calor que incorporan, son capaces de dotar a nuestros interiores de un aire interior
saludable (libre de impurezas) sin hipotecar el confort térmico.

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