Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Advertencia y agradecimientos
nuestra especie y quizá hasta de la biosfera en su conjunto, tal entusiasmo ante tal fondo
y tal esperanzada perspectiva, los llevó a investigar con ahínco todo lo que se sabía de
Wilhelm Reich, lo escrito por él y sobre él, de suerte que nuestras sesiones de trabajo
aportaron mucho a mi propio libro en curso de elaboración, no sólo al que entre todos
ibamos esbozando.
De tal manera, buena parte de la bibliografía actualizada sobre el tema la debo a
estas reuniones de trabajo. Así que agradezco a todos mis compañeros: David Moreno,
Gonzalo Flores, Rolando Espinoza, Luis Eduardo Pérez, Karina Atayde, Mónica
Vázquez, José Vázquez, Daniel Sandoval, Fabiola Lara, Juanita Ochoa, Lilia Enríquez,
Carmen Juncos, Andrés Barreda y Silvia Espinosa su vitalidad y entrega. En especial, a
Rolando Espinoza le agradezco haberme proporcionado copias de materiales tan
valiosos como El Experimento ORANUR de Wilhelm Reich. (Ed. Cerici, Milán) o la
biografía de Wilhelm Reich escrita por Luigi de Marchi1. Además, nos proporcionó a
todo el grupo fascinantes películas sobre Wilhelm Reich como la de Kevin Hinchey
Man´s right to know (2002) o la de Simon Felows Cloudbuster (1999) y la de Peter
Robins Orgon Energy; así como el corto Wilhelm Reich and UFO´S (2006). Por su
parte, David Moreno me proporcionó The Einstein Affair2. Y, en fin, agradezco a
Fabiola Lara que haya capturado en computadora en libro que tiene en sus manos el
lector y otros dos correlativos también sobre Wilhelm Reich y que haya consolidado las
notas de los mismos, así como por haber confrontado conmigo pacientemente todo el
manuscrito en los varios momentos de su elaboración.
El presente libro recorre el trazo teórico, biográfico y político de Wilhelm Reich;
encargándose, primero, de la crítica de Wilhelm Reich a Freud sobre el principio de
muerte, según dije. Explora la lesión que Thanatos le ha infringido a la biología actual.
Después profundiza el trazo a teórico, biográfico y político de Wilhelm Reich a
propósito del Einstein Affair, en el que la vida de aquel se jugó al tiempo que el
desenlace del posible reconocimiento científico que pudo obtener en vida. Finalmente,
lleva a cabo la reconstrucción crítica de la propuesta de política revolucionaria de Reich.
La ciencia, la filosofía, la política, la psicología, la ética, la crítica de la ideología y la
vívida gesta de Wilhelm Reich así como su teoría orgonómica, se muestran en cada una
1
Luigi de Marchi Wilhelm Reich. Biografía de una idea. Península, Madrid, 1974.
2
Del Documentary Volume A-XI-E de la History of the discovery of the life energy, (american period
1939-1952); Orgon Institute Press, Orgonon Rangley, Maine, 1953.
8
de las partes de este libro, pero, cada vez, desde una faceta distinta, predominando ora el
aspecto político, ora el aspecto científico y el ético etcétera.
Las partes I y II se ocupan de la LIBERACIÓN Y SOMETIMIENTO DE LA
CIENCIA. ¿por qué el orden de las palabras liberación y sometimiento y viceversa
varían en las partes II y III respecto de la I?
La parte III, del SOMETIMIENTO Y LIBERACIÓN DEL CIENTÍFICO.
La parte V del SOMETIMIENTO Y LIBERACIÓN DE LA POLÍTICA.
La parte IV está involucrada en cada uno de estos sometimientos y liberaciones.
9
INTRODUCCIÓN
El crítico más radical de la pulsión de muerte ha sido sin lugar a dudas Wilhelm
Reich. Por eso también pudo conformar una propuesta político revolucionaria que
intenta confrontar eficazmente a la ideología dominante, a la psicología social
dominante y a las estructuras políticas y económicas de poder prevalecientes. La
10
3
La perspectiva política de Reich revocante de la política alienada
4
Cfr. el capítulo 2 de mi Reich versus Tánatos. Progreso científico de la libido a la bioenergía en la
época de la subordinación real del consumo bajo el capital. Freud, Reich, Hegel, Genética y
Sociobiología/Capítulo 2. Los aportes de Freud y Reich en la época de la subsunción real del consumo
bajo el capital
11
En el último capítulo (el 165) retomo la política revolucionaria propuesta por Reich
y le añado determinaciones ausentes en ella debido a que Reich tampoco registró en la
sociedad moderna ciertos rasgos que atentan contra la libertad y la salud física y
psíquica pero que no tienen que ver con represión sexual sino con distorsiones directas
de la energía vital de los individuos operadas a partir del consumo de los valores de uso
nocivos que sistemáticamente produce la actual industria capitalista según un canon de
subordinación real del consumo bajo el capital y no sólo de subordinación real del
proceso de trabajo inmediato. El título del capítulo 17 contiene la frase “El torcimiento
de Eros” precisamente porque el torcimiento de Eros característico de la modernidad se
revela como más hondo, extendido y complejo que lo que Reich registrara y combatiera.
Se trata de la dimensión energética vital y sexual de la subsunción real del consumo
bajo el capital cuya premisa es la conformación de un Gestell totalitario material tanto
tecnológico como consumtivo e institucional, incluida la actividad política tanto oficial
como de oposición –y aún ilegal– pero que aunque tiene la intención de trascender al
capitalismo transformándolo realmente no lo logra sino que por un rodeo –a veces
tortuoso– es integrada por el sistema de dominio. Es sobre todo en este punto que se
vuelve decisivo no sólo denunciar el referido Gestell totalitario de la subsunción real del
consumo bajo el capital sino llevar a cabo la denuncia más específica del torcimiento de
Eros; así como el diseño de la política revolucionaria en acuerdo a la estructura de dicho
torcimiento.
De tal manera el capítulo 17 escenifica el diálogo de Reich con Marx y el capítulo
16 concluye el nuestro con la modernidad capitalista así como con Wilhelm Reich.
5
El torcimiento de Eros y la nueva estrategia revolucionaria
12
a los diversos capitales privados; pero cada vez más quien financia la investigación
incide en la orientación y aún en el contenido de la misma. Lo que ya señala un
fenómeno de subordinación real de la ciencia bajo el capital. El resultado general de
algo así es la producción de saberes y de los productos materiales útiles
correspondientes con esos saberes que comienzan por torcer las verdades científicas y
concluyen en producir objetos nocivos para la salud física y mental de la sociedad, pero
que son inmediatamente benéficos para el capital: valores de uso subordinados
realmente bajo el capital. La subordinación real del consumo bajo el capital se sustenta
cada vez más en la subordinación real de la ciencia bajo el capital: ya que en décadas
pasadas conforme más nos alejamos en el tiempo 10, 15, 50, 100 o hasta 150 años del
día de hoy, la subodinación real del consumo bajo el capital cada vez en mayor medida
no muestra tener sustento científico sino sólo empírico industrial.
En el presente libro damos por supuesta la existencia de estos procedimientos
sometientes de las ciencias naturales y sociales, así que los tocamos sólo de pasada y
contextualmente. Pero existe otro camino de subordinación real de la ciencia bajo el
capital que es directo y no deriva del financiamiento capitalista de esta pero que se
articula con él. Es este proceso el que aquí investigamos. Se trata de la eficacia de la
estructura epistemológica general de la modernidad capitalista, –de la racionalidad
capitalista, podría decirse de la mano de Max Weber– para determinar la orientación y
el contenido sapiencial de cualquier investigación científica particular. El horizonte
epistemológico de la modernidad concretado en la ideología de dominio clasista
correspondiente –la ideología dominante burguesa– codifica dicha estructura
epistemológica con su alternancia de límites y ventajas, su libertad y sus prohibiciones.
La episteme moderna –como gustaba nombrarla Michele Foucault6– es un proceso
histórico cambiante no concluido de una vez y para siempre desde el inicio del
capitalismo sino que se forma a lo largo de la historia de la sociedad burguesa sobre la
base de unas premisas generales invariantes que pasan a ser afirmadas sea de modo
directo o a través de ser parcialmente contradichas a lo largo de de dicha historia. Por
eso Friederich Engels habló de horizonte7 de visibilidad y del saber de la época
burguesa por ejemplo. Este horizonte epistemológico es consistente con la existencia
del modo de producción capitalista en general y, sobre todo, con el modo de producción
capitalista específico o maquínistico gran industrial. De modo que la subordinación real
6
M. Foucault, Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas. SXXI, México, 1997
7
K. Marx, Prólogo a “Trabajo Asalariado y Capital” en Obras Escogidas/I, Progreso, Moscú, 1951
13
de la ciencia bajo el capital operada directamente por la episteme moderna inició desde
hace varios siglos promoviendo el desarrollo científico sin que valores de uso nocivos
fueran su resultado sea en forma aislada o frecuente o, aún, sistemática, como es el caso
hoy.
Por ejemplo, el concepto de vida de Hegel –que investigamos en el capítulo 58–
pertenece al horizonte teórico de la modernidad y en cuanto tal no ofrece aspectos
nocivos, aunque sí limitaciones y equívocos combinados con ventajas promotoras, por
ejemplo, del descubrimiento freudiano de la libido y del inconsciente (capítulo 5). Pero
la pulsión de muerte freudiana ya es un primer resultado francamente nocivo de dicho
horizonte teórico y que mediadamente depende del concepto de vida de Hegel. Con el
cual engrana la genética, la biología y la sociobiología actuales que ya muestran
múltiples inquietantes conceptos isomorfos con la pulsión de muerte (oncongenes y
genes egoístas etcétera) (capítulos 6 y 79).
El presente libro investiga la estructura epistemológica moderna particular de la
ciencia de la vida (filosofía, biología, medicina, psicología, y todas las ciencias sociales)
en cuanto a su prohibición o limitación inherente respecto de cómo representarse la
vida, porque de esta prohibición particular deriva la constitución de la pulsión de
muerte. La que a su vez constituye el singular núcleo de la ideología de dominio. Por
eso nuestra investigación le sigue la pista a la crítica radical de la pulsión de muerte
realizada por Wilhelm Reich; cuya gesta permite hacerle una radiografía a la ideología
de dominio en su conjunto (capítulo 11)
En efecto, conocemos por Marx del límite o prohibición de la ideología burguesa
codificado en la economía política, consistente en que el plusvalor no puede ser visto
sino de modo transfigurado como ganancia, con el consiguiente ocultamiento de la
explotación del obrero por el capital10. Otra prohibición correspondiente la muestra el
salario como presunto precio del trabajo; de suerte que la fuerza de trabajo en tanto
objeto de la explotación de plusvalor por el capital permanece invisible11 etcétera. En
otros ámbitos del saber moderno se ofrecen prohibiciones correspondientes incrustadas
en los conceptos de poder, Estado, democracia, igualdad, raza, género, hombre, mujer,
verdad, opinión, saber, belleza, deseo, placer etcétera. Pero de todos los conceptos ¿cuál
8
“La vida en La Enciclopedia de Hegel y la libido y el inconsciente en Freud”
9
“Genes de muerte y negación biológica básica de Tánatos” y “Un argumento tanántico neomalthusiano
y su subversión”
10
K. Marx, El Capital/t. III, secc. I (SXXI, Argentina, 2002).
11
K. Marx, Ibid./t. I, cap. XVII.
14
12
“Einstein, Reich y Freud dialogan y el amo urde la trama”
15
13
Reich habla de Freud. Anagrama, Barcelona, 1970. Los prologuistas de éste libro lo sitúan de la
siguiente manera “la relación de Reich con Freud y el psicoanálisis supuso el primer y fundamental paso
que condujo al descubrimiento de la energía cósmica del orgón. El propósito de este volumen es captar el
histórico significado de esta relación”. p. 14.
14
Herbert Marcuse, Ontología de Hegel y teoría de la historicidad, Martínez Roca, Barcelona, 1970.
16
capítulo denuncia una tragedia ya ocurrida y hace una advertencia con base en ella a
cada uno de nuestros científicos contemporáneos.
3.1 Con lo recién dicho hemos ubicado el núcleo fundamental del que trata este
libro; pero para redondear suficientemente su argumento matizaré en primer lugar,
cómo se escenifican en lo que sigue tres diálogos sostenidos por Sigmund Freud ¿en
diversas épocas de su vida?
Uno es epistolar y ocurrió entre él y Albert Einstein; y, aunque pareciera obvio,
debo decir que tuvo lugar en vida de ambos; pues el otro diálogo tuvo lugar ya muerto
Freud, con Wilhelm Reich, discípulo que fuera de aquel y que dialogara con él en vida
pero –todavía después de muerto Freud– las ideas de éste tuvieron suficiente fuerza
como para interpelar a Wilhelm Reich, así que –en la primera parte del libro– veremos a
Reich hablar de Freud. En el capítulo 10 (ya en la tercera parte) veremos el referido
diálogo de éste con Einstein. Mientras que en el capítulo 5 (de la segunda parte),
veremos dialogar a Freud con Hegel; quienes jamás se conocieron porque éste murió en
1831 y aquel nació en 1856. Así que este último diálogo sucedió en silencio, sin
palabras articuladas pero, en parte, a través de letras hegelianas leídas por Freud o por
otros que le influyeron. Y no obstante, el diálogo fue tan eficiente que puede ser
registrado también en sentido inverso ¿Cómo es que digo yo esto, si Hegel no pudo leer
a Freud o saber de él o siquiera verse influido sin saberlo por alguien que hubiera
conocido su obra? Ciertamente, pero las premisas psicológicas del discurso hegeliano
fueron forjadas en el contexto social epocal y familiar de Hegel, pero sólo pudo
explicitarlas rectamente décadas después Freud. Y sucedió incluso que también las
explicitó de modo transfigurado, como en el caso del instinto de muerte; premisa de la
lucha a muerte del señor y el siervo. Ese tema hegeliano tan central para comprender las
relaciones entre las clases, mismas que determinaron no sólo a Hegel sino también a
Freud; así como la historia escrita15en los últimos cinco mil años.
Llegados a este punto tenemos todos los ingredientes que nos permiten entender
no el diálogo sino el coloquio a tres –el triloquio– puesto en escena en el capítulo 8 de
la segunda parte; y en el que se sintetizan los tres diálogos antes mencionados de Freud
con Reich, con Einstein y con Hegel. El triloquio ocurre entre Reich, Freud y Hegel
pero de modo peculiar: aquellos dialogan y éste preside el diálogo y, por cierto, en un
15
Karl Marx y Friederich Engels, Manifiesto del Partido Comunista. Capítulo 1 “Burgueses y
Proletarios”, p. 1, n.1.
17
doble sentido. Por un lado, la toma de posición de Freud o de Reich afecta las
posiciones o tesis de Hegel pues difieren de él o lo critican directamente explícita o
implícitamente; por otro lado, Hegel preside el diálogo entre Freud y Reich en tanto
premisa insuperada de éstos que ancla sus respectivas posiciones o tesis. Así que el
cuatriloquio deja abierta una tarea que sólo nosotros, sus testigos futuros, podemos
cumplir: situar los límites y alcances de cada uno de ellos, esto es, de criticarlos; en
especial, las premisas hegelianas insuperadas por Wilhelm Reich o por Sigmund Freud,
no obstante que intentaron hacerlo por creerlas erróneas. De tal manera, todo el libro
que tiene el lector ante sí es de crítica, en vista de lograr superar premisas no verdaderas
y dar pasos científicos en el terreno de la psicología, la sociología, la antropología, la
historia, la ciencia política y la economía; así como de la biología y, en particular, de la
genética sí, todo el libro es de crítica y ésta se redondea en la parte IV titulada El Núcleo
de la Ideología Dominante y el fetichismo cósico de la subordinación real del consumo
bajo el capital.
4. La historia del siglo XX parece haberse desviado a mediados de la década de
los treinta y, correspondientemente el desarrollo teórico en el campo de la psicología
muestra también una especie de desvío16. Pues con la crítica de Reich a Freud se
configura el núcleo fundamental del desarrollo científico posterior en este terreno; sin
embargo, dicha crítica pasó casi desapercibida y la corriente fundamental de las
aportaciones al psicoanálisis renunciaron de doble manera a la columna vertebral de
éste: su teoría sexual. Por un lado a través de la crítica general e inespecífica a la teoría
instintual de Freud, cuyo resultado desexualizado sociologizó al psicoanálisis al tiempo
en que lo desexualizó. Tal y como lo podemos ver en los aportes de Erich Fromm17,
16
Síntoma del mismo es el siguiente hecho “Durante el 13 Congreso Psicoanalítico Internacional
(Lucerna, 26 al 31 de agosto de 1934), Wilhelm Reich fue expulsado de la asociación psicoanalítica
internacional”. (Reich habla de Freud, p. 242.). no deja de ser sintomático que el Dr. Walter Briehl “autor
del capítulo de Reich en la reciente [1967] publicación Psicoanalitic Pioners, perpetúa el mito de que
Reich «renunció» a su puesto en la Asociación Psicoanalítica Internacional”. Mito iniciado por el célebre
biógrafo de Freud, Ernest Jones en su Vida y Obra de Sigmund Freud/t. 3, p. 190 ss. Véase la reseña del
evento hecha por el propio Reich en People in trouble/ “The psychoanalitic Congress in Lucerne, August,
1943. (p. 224-253). Wilhelm Reich, People in trouble, Farrar Strauss and Jiraux, N.Y., 1976. Al respecto
cabe citar el libro de Karl Fallend y Bern Nitzschke Der “·Fall” Wilhelm Reich. Beiträge Verhaltnis von
Psiychoanalise und Politik (·El “caso” Reich. Aportes a la relación de psicoanálisis y política) Surhkamp,
Frankfurt, 1997. existe una reseña de este libro hecha por Bern Nitzschke (que puede consultarse en
Internet) bajo el título “El ‘caso’ Wilhelm REich y su Significación en el Esclarecimiento de la Historia
de las Actuaciones de la Sociedad Psicoanalítica Alemana Conjuntamente con la Dirección de la
Asociación Psicoanalítica Internacional bajo el Estado Nacional Socialista en el Período desde 1933 a
1945, y su Posterior Repercusión” fue presentado en el Séptimo Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis. La Plata, 3 y 4 de Noviembre de 2006.
17
Erich, Fromm, Miedo a la libertad Paidós, Barcelona, 2007.
18
Karen Horney18 y Harry Stuck Sullivan19. De cuya crítica en vista de reponer la teoría
instintual freudiana tanto de Eros como de Tánatos se ocupó brillantemente Herbert
Marcuse en su Eros y Civilización (1956). Por otro lado, la teoría sexual de Freud fue
revocada de hecho, aunque aceptada formalmente, en manos de psicoanalistas como
Melanie Klein20 o como Jacques Lacan21 quienes en diferente diapasón magnificaron la
pulsión de muerte en sus discursos. Y el de Lacan se convirtió, por cierto, en dominante
a partir de la década de los setenta del siglo XX.
Mientras tanto Reich asumió como fundamental la crítica que a fines de 1929 e
inicios de los treinta del siglo XX había hecho a Freud, y en torno a ella estructuró su
ulterior desarrollo intelectual; con lo que pudo ofrecer aportes científicos originales en
la psicología social22 y en la terapia (vegetoterapia y bioenergética)23 así como en
vertientes médicas y medioambientales24 de la teoría orgonómica con la que Reich
desarrolló la teoría freudiana de la libido. Y bien, poco antes de morir Reich habla de
Freud haciendo un balance de la crítica que le dirigiera veintitrés años atrás así como de
su propio desarrollo intelectual. Por nuestra parte retomamos la estafeta del desarrollo
científico asumiendo que la crítica de Reich a Freud constituye efectivamente un hito
esencial y entendiendo que el resto de aportes ocurridos desde mediados de los treinta
del siglo XX a la fecha al interior de la corriente dominante o bien son ramificaciones
de dicho tronco fundamental o bien simple y llanamente se desvían respecto de un
relámpago deslumbrante como si se tratara de desviar la mirada de los ojos de la muerte
y proceden a sepultar y olvidar el hecho o, incluso, construyen todo un andamiaje para
que sea imposible reencontrar el hilo de Ariadna.
De ahí nuestra peculiar elección teórica que parece saltar los tiempos para
retomar la estafeta que ofrece la crítica de Reich a Freud, como si después de 1952 en
que Reich habla de Freud el cosmos teórico en este terreno se encontrara vacío. El
efecto de este procedimiento es volver actual dicha crítica para, a partir de ella,
promover el desarrollo científico del psicoanálisis y la bioenergética, así como de la
18
Karen Horney, La personalidad neurótica de nuestro tiempo. Paidos, Buenos Aires, 1967
19
Harry Stuck Sullivan, Psicoanálisis de la sociedad contemporánea : hacia una sociedad sana, FCE,
México, 2006
20
Melanie Klein La neurosis y el desarrollo humano. Psique, Buenos Aires, 1955
21
Jacques Lacan, Escritos 1, Siglo XXI, Buenos Aires, 1985. Escritos 2, Siglo XXI, México, 1984.
22
Wilhelm Reich, Psicología de masas del fascismo (1933), La irrupción de la moral sexual (1932), La
revolución sexual (1945) ¡Escucha pequeño hombrecito!, El asesinato de cristo (década de los cincuenta).
23
Análisis del carácter (1934) (Paidos, Buenos Aires, 1972) La función del orgasmo (1927),(Paidos,
México, 1984.
24
Wilhelm Reich, La biopatía del cáncer (1948) (Nueva Visión, Buenos Aires, 1985)
19
25
Jacques Lacan, Escritos/I. SXXI, México, 1980.
20
vida en Hegel en tanto límite no sólo de Freud sino también de Reich y de la biología y
la genética contemporáneas prisioneras en Tánatos y en el torcimiento de Eros
complejizados más allá de donde Freud y Reich los testificaron. La parte III redondea la
pulsión de muerte con su desarrollo, la noción de guerra y del combate contra ella en
Freud y en Einstein (1932) y se los critica; además escenifica la relación de Reich con
un Einstein orientado por una concepción de la guerra tanaticamente entendida, así que
lo veremos promoviendo el desarrollo de la bomba atómica para frenar la guerra y al
nazismo y, luego, testificar horrorizado y culpable el estallamiento de las bombas
atómicas en Hiroshima y Nagasaki (1945) cuando poco antes testificó vacilante y
desconfiando hasta de sus propias percepciones los experimentos orgonómicos de Reich
(1940). Así queda redondeado el núcleo de la ideología de dominio -la pulsión de
muerte y la amenaza de muerte hasta la guerra- y escenificada una personificación
trágica del mismo por un científico tan grande como Einstein, de inclinaciones
humanistas y pacifistas, con todas las contrafinalidades del caso. Por eso la parte IV
inicia con el capítulo 11 en el que expongo el núcleo tanático guerrerista de la ideología
de dominio, sus raíces sociales y tecnológicas y la elaboración correspondiente de un
mundo material cuyos valores de uso y consumo se encuentran subsumidos realmente
por el capital; de suerte que su nocividad fisiológica y psicológica intrínseca amenazan
y atacan la mente y el cuerpo de las gentes en un sentido isomorfo con el de la ideología
de dominio provocando, también, conformismo y deseos de muerte. Si la discusión del
concepto de vida de Hegel nos mostró el limite epistemológico último de Reich, ahora
profundizamos en aquel aspecto social e histórico ausente -ya denunciado desde el
capítulo 2- en la consideración reichiana del fascismo y del dominio conductual y
psicológico de las masas: la civilización material resultante del proceso de subsunción
real del consumo bajo el capital, correlato material de la ideología de dominio cuando el
núcleo tanático de ésta pasa a primer lugar y se realiza en el mundo material al tiempo
que -del fetichismo cósico de este mundo- renace y se desarrolla continuamente dicha
ideología. El penúltimo capítulo dilucida la política revolucionaria de Reich en relación
a la de Marx en vista de recuperar su malversado legado a cincuenta años de su muerte
para con ellas combatir la civilización material tanática y la cultura tanática que les
corresponde en la época de la subordinación real del consumo bajo el capital, del
fascismo neoliberal mundializado y del torcimiento de Eros y del “asesinato de Cristo”
como nudo epocal de la relación lider masas cuando los seres humanos intentamos
22
liberarnos. Por eso el último capítulo se titula “El torcimiento de Eros y la nueva
estrategia revolucionaria”.
En síntesis, discutiremos la pulsión de muerte (parte I); luego el concepto de
vida (parte II); en tercer lugar, mediremos la impotencia de Freud y Einstein -basados
en la pulsión de muerte- para combatir la guerra y observaremos la personificación de
dicha pulsión y de la amenaza de muerte (guerra) por un científico en forma trágica
contra su propia buena conciencia (parte III). Pues si Freud personifica rígidamente -
hasta el cáncer de mandíbula- la dualidad Eros Tanatos (parte 1) Einstein personifica
de modo inconsciente y culpable la dupla pulsión de muerte/amenaza de muerte (parte
III). Finalmente, descubriremos cómo es que la ideología de dominio está basada en
Tánatos (parte IV); mientras que la política revolucionaria en la vida, según nos la
muestra la orientación política de Reich y sobre esa veta continuamos la nuestra (parte
V).
Einstein y Freud, grandes científicos del siglo XX de talla universal, lucharon
por la liberación de la humanidad y por la paz pero sin ser cabalmente conscientes del
sometimiento de la ciencia que ejercitaban a favor del capital -Einstein, incluso, se
afanó en consolidar dicho sometimiento bajo la hegemonía de Estados Unidos- además
de hallarse ambos internamente minados en su lucha positiva a favor de la humanidad
por el deprimente principio de muerte, núcleo de la ideología de dominio que ellos
tomaron por concepto científico. Así que aunque con poderosos cerebros y valientes y
bien intencionados corazones, vieron paradójicamente mentidos, falseados y, aún,
contrafinalistamente degradados sus afanes a favor de la humanidad. Y en el caso de
Freud, incluso aquellos que desplegó a favor de la ciencia y la verdad.
Einstein y Freud, ejemplares como son en un sentido positivo superlativamente,
también lo son negativamente, como vemos. Así que su trazo histórico biográfico
subraya la necesidad de demostrar la falacia del principio de muerte, de sus efectos en la
conducta y en la lucha por la verdad, por la humanidad y por la vida. La necesidad, en
fin, de patentizar todo ello a favor de la gente pero, sobre todo, de los científicos
actuales y futuros también con un ejemplo positivo como el de Wilhelm Reich cuya
tragedia obliga ser explicada desde la raíz para, en siguiendo su ejemplo positivo,
preservarnos de caer en ella. Ciertamente hay ejemplos a seguir y a rechazar y aunque
fueran perfectos en su índole la alternativa jamás deja de ser nuestra en cuanto a cómo
lo hagamos o si lo hacemos o inventamos mejor camino o peor. Y como yo la quisiera
mejor, escribí este libro para otros y para mi propio aclaramiento no con afán edificante
23
sino ejemplar por lo extremado y paradójico de los casos explorados. Y qué decir de
científicos como algunos genetistas, etólogos y biólogos que se afanan en someter a la
ciencia bajo el instinto de agresión y de muerte al servicio de grandes empresas
transnacionales y Estados imperialistas, mientras en el fondo de sus mentes la
humanidad palidece conforme ellos creen prestigiarse con estas operaciones.
26
Paidós, PONER FICHA COMPLETA
27
Profundizo en la propuesta político revolucionaria de Reich en la parte V del presente libro.
26
8. Para dar pie al inicio de nuestro capitulado procedo a ofrecer una breve
ubicación histórica de Más allá del principio de placer (primera edición, 1920) de
Sigmund Freud en donde este introduce su concepto de instinto de muerte antes ausente
de su corpus teórico.
1895. Freud comienza a investigar la neurosis; para lo cual investiga los sueños:
revelación28 de lo reprimido, expresión de lo más profundo del sujeto y que éste
desconoce, por lo tanto hay que interpretar. Llegando a la conclusión de que la mente
del hombre se rige por el principio del placer.
Freud formula en 1900 el concepto de inconsciente y la teoría de la libido.
El sujeto se forma a partir de la represión de los deseos, mismos que se expresan
en el sueño: estructurando el campo de lo inconsciente. De tal manera, los sueños son el
material fundamental de trabajo del psicoanálisis porque expresan el inconsciente: “La
interpretación de los sueños” (1899)
De 1895 a 1920 Freud mantiene el principio de placer como único principio.
El concepto de pulsión de muerte es introducido por vez primera en el libro Más
allá del principio de placer (1920). Antes Sigmund Freud habló de 1) pulsión sexual;
luego de 2) Pulsión de agresión y de 3) la Pulsión de dominio. Hasta que arriba a la
Sueños
Transferencia al psicoanalista
Juegos infantiles
28
Sigmund Freud, Capítulo “3. Los sueños” Dificultades y primeras aproximaciones” Introducción al
psicoanálisis, Alianza Editorial, Madrid, 1975, pp. 81-100.
27
29
Pontalis. Diccionario de psicoanalisis, Labor, Barcelona, 1981.(pp. 330-331) en donde remite a El yo y
el ello (1923): “En otros textos no se hace resaltar tan claramente este sentido restrictivo de la pulsión
destructiva en comparación con la pulsión de muerte, al incluir Freud dentro de la pulsión destructiva la
autodestructiva (Seblstdestruktion).”
28
30
Es ejemplar al respecto el caso de Norman O. Brawn (Eros y Tánatos. El sentido psicoanalítico de la
historia, (1959), Joaquín Mortiz, México, 1967) quien adicionalmente se opone a la liberación sexual por
creerla simplista, aunque oculta el carácter reaccionario de su intervención sugiriendo la posibilidad de un
programa de liberación sexual más complejo que, sin embargo, no nos ofrece por ningún lado. Citémoslo:
“en el comienzo de su carrera, cuando aún estaba bajo el hechizo de los famosos diagnósticos de Charcot
(´C´est toujours la chose génitale, toujours –toujours– toujours’), [Freud] tendió a identificar la
liberación de los instintos y una recuperación de la salud con una relajación de la moralidad sexual
victoriana, con la liberación sexual en el sentido común del término, punto de vista que se puede estudiar
mejor en Wilhelm Reich [The function of the orgasm p. 63-64], que lo conservó esencialmente, y que
rompió con Freud para conservarlo. Esta visión ultrasimplificada del problema, engendró naturalmente un
ultrasimplificado optimismo en lo que toca a su solución. En este período, el realismo y el humanitarismo
freudiano pudieron reunirse en un programa de liberación sexual simplificada en extremo.” (p. 76).
29
30
El título de esta parte del libro sugiere, en primer lugar, a Sigmund Freud y a
Wilhelm Reich como esclavos. Si se piensa en la revolución teórica que significó el
psicoanálisis se concederá que ésta presupone en el campo de la psicología no sólo una
ignorancia previa sino un sometimiento, mismo que fue desafiado y cuestionado,
incluso subvertido parcialmente por Freud pero no completamente destruido. Y si se
sugiere a Reich también como esclavo, -él, que criticó a Freud y lo superó en aspectos
fundamentales-, cae por su propio peso que el título del libro implica que la “revolución
en la revolución” realizada por Reich dejo en pie todavía pilares fundamentales del
referido sometimiento, —toda vez que según queda asentado— el amo aún preside.
Pero a todo esto ¿quién es el amo del que aquí se habla? Ni más ni menos que el
dominio psíquico que el sistema capitalista instaura para garantizar su sobrevivencia y
con el que apuntala su dominio ideológico, necesario para que el dominio político y
económico del capitalismo se reproduzca una y otra vez. Freud y Reich revelaron la
existencia de dicho dominio y lo criticaron. Freud con intención de reformarlo, Reich de
revolucionarlo. En otros términos, si asumimos la palabra sentido más allá de su
acepción discursiva hacia las raíces fisiológicas y psicológicas del significar y el sentid,
el amo del que aquí se habla es la interdicción del sentido común por la ideología de la
clase dominante; interdicción posibilitada por la previa estructuración del sentido
común por la forma mercancía31 y la civilización material que le corresponde a su
universalización, así que el sentido común se orienta señaladamente en referencia al
dinero y al capital en sintonía con los intereses dominantes, aunque dicha estructuración
contenga aún viva la fuerza del valor de uso y de la comunitareidad popular, pero las
contiene en estado de sometidas. De ahí que la formación psicológica de la sociedad y
del individuo es correspondiente con las tendencias contradictorias de la acumulación
capitalista. De suerte que el desarrollo del sentido común y de la ideología dominante
31
Karl Marx, capítulo 1. El Capital/t.1, capítulo 1 “La Mercancía” así como Georg Lukács, “El
fenómeno de la cosificación y la conciencia del proletariado” en Historia y conciencia de clase, Grijalbo,
México, 1968.
31
sobre esta base en el cuerpo discursivo de toda la cultura tienda a desarrollar dicha
ideología hasta su máxima expresión, no sin desarrollar a la par su contradicción de
base posibilitante, la emergencia de un discurso crítico más o menos radical en contra
de la vigencia de la sociedad burguesa tanto en sus aspectos particulares —como los
cuestiona Sigmund Freud— o como un todo —como lo intenta Wilhelm Reich o
previamente Karl Marx—
El caso es que si el amo preside la discusión entre Reich y Freud en torno al
análisis y cuestionamiento de la psicología social e individual de la sociedad burguesa,
este amo se presenta en por lo menos una doble versión; no sólo es un aparato
impersonal y silencioso que desde la oscuridad de la psique profunda secretea sin
palabras, susurros y guiños, en todos los agentes sociales las mismas motivaciones de
alguna manera afines a él; sino que ese amo se desarrolla hasta obtener voz audible,
discurso pleno y una personalidad singular. Y es el caso que el máximo desarrollo del
pensamiento burgués lo ofrece la filosofía de G. W. F Hegel32.
En efecto, es demostrable cómo no sólo la concepción hegeliana de la dialéctica
del amo y del esclavo —señoreada por la muerte33 preside al discurso de Sigmund
Freud escindido en Eros y un Tánatos enaltecido por sobre Eros (aspecto del
psicoanálisis tardío que Wilhelm Reich supo criticar radicalmente) sino que, también, el
concepto de vida de Hegel ha permeado al psicoanálisis no sólo en el sentido positivo
de posibilitarle establecer la noción de libido34 sino de incluir en ella remanentes
idealistas que contradicen su sentido fundamental. Así que por un rodeo ese concepto de
vida nos arroja en brazos de Tánatos. Tal y como le sucedió a Sigmund Freud.
Y fue aquí donde Wilhelm Reich intervino originalmente en el discurso y la
práctica psicoanalíticos para desarrollar materialistamente la noción de libido hasta
lograr darle estatuto de concepto integrándola en la función que para la psique tiene el
orgasmo35 reconociendo luego al orgón como forma de energía vital medible y
precisable. No obstante que las premisas discursivas del concepto hegeliano de vida no
fueran completamente subvertidas por Reich.
32
George Lukács, Ibid.
33
G.W.F. Hegel, La fenomenología del espíritu, FCE, México, 1966 Capítulo C “La Autoconciencia” así
como Jorge Veraza U, Pensar la opresión y la emancipación desde la posmodernidad. Crítica a la
dialéctica del amo y el esclavo de Hegel, Itaca, México, 2005
34
Y aún la noción de inconsciente
35
Cfr. Wilhelm Reich, La función del orgasmo, Paidós, México, 1984.
32
De tal suerte, Freud y Reich son conscientes del amo en su aspecto básico, así
que lo analizan y cuestionan; pero permanecen inconscientes a la presidencia que ejerce
el amo en su versión desarrollada como Hegel…
Una aclaración más. Reich habla de Freud fue el título que recibieron una serie
de ya célebres entrevistas –publicadas en forma de libro36– que Kurt Eisler le hizo a
Wilhelm Reich en 1952 por encargo de la Sociedad Psicoanalítica Internacional. Las
contestaciones dadas por Reich constituyen una refinada intervención teórica porque a
propósito de ofrecer la semblanza biográfica de su maestro, Freud, no sólo esboza la
teoría de éste sino que distingue dos etapas en ella (la primera presidida por el principio
de placer llega hasta 1920 y la segunda se abre a partir de 1920 y está presidida
dualmente por el principio de placer y por el principio de muerte) y lleva a cabo una
crítica puntual del principio de muerte; por donde se abre a una reflexión sobre el
desarrollo científico y epistemológico del psicoanálisis contextuándolo histórica y
políticamente así como el entorno familiar y profesional de Freud. A partir de ésta
crítica Reich prosigue la referida reflexión epistemológica ahora para dar cuenta de su
propio aporte más allá de Freud: la construcción de la teoría orgonómica (1934 a 1957)
con base en su descubrimiento sobre la función del orgasmo (1927). De cómo partió del
psicoanálisis y la indagación científico experimental acerca de la libido lo condujó al
campo de la biología y de la física en los que descubrió una nueva forma de energía, el
Orgón, llevando a cabo aplicaciones médicas y psicoterapéuticas de la misma así como
de ingeniería mecánica, control climático y otras aplicaciones en el terreno de la física.
En lo que sigue nos ocuparemos de comentar esta compleja reflexión sobre el progreso
científico en el siglo XX, sus desvíos y alienaciones.
36
Mary Higgins, (ed). Reich habla de Freud. (ed. Cit)
33
34
En efecto, en 1920 aparece el libro de Freud Más allá del principio de placer,
donde por primera vez se anuncia la entrada en la escena del psicoanálisis del principio
de muerte, pero no será sino hasta 1924 con la publicación de El yo y el ello39, que
Freud tematice a fondo esa doctrina y trate de ponerla en correlación con su anterior
tópica y economía de la psique. En todo caso, en 1924 ya se suscita un franco reflujo de
diversos movimientos revolucionarios al interior de Europa y especialmente al interior
37
“Muchas cosas serían diferentes en el mundo que nos rodea si en esa segunda ocasión sus encantos [de
Pauline, la hija de su medio hermano, compañera de juegos de su infancia de la que se enamoró en un
primer encuentro] hubieran igualado a los de aquella moza campesina [Gisela Fluss]” dice Ernest Jones
sugiriendo que la no realización de este amor posibilitó el que Freud llevara a cabo su monumental obra
psicoanalítica.
38
En la citada entrevista Reich habla de Freud.
39
Sigmund Freud, El yo y el ello, Madrid, Alianza, 1973.
35
40
Georg Lukács, Historia y conciencia de clase, Ed. Cit.
41
Karl Korsch, Marxismo y filosofía, Era, México, 1977.
42
Vladimir I. Lenin, La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, Ediciones de Lenguas
Extranjeras, Moscú, 1941.
43
Reich habla de Freud, Ed. Cit. p. 31.
36
¿“cree usted que esto es aplicable también a Freud? (es decir ¿qué se encontraba
genitalmente trastornado?)”
Reich indica más abajo que Freud se movía lógicamente en la dirección del
problema de la genitalidad hasta el que Reich llegó más tarde, unos 15 años después;
pero –dice Reich– “no lo consiguió”. Trató de llegar a él en las “Three contribucions to
the theory of sex” (1905). Pero ya entonces algo no marchaba bien. Y es que [en la
doctrina de Freud] la genitalidad estaba «al servicio de la procreación». Esto lo
encontramos en “Three Contributions”. Ya comprenderá usted que eso no es cierto y él
llegó a darse cuenta. En nuestras discusiones, quedó bien de manifiesto que se sentía
atosigado por el mundo, que no quería aceptar la vida sexual de los infantes, niños y
adolescentes, porque esto trastronaría el mundo de pies a cabeza. Sí. Freud lo sabía,
pero no deseaba sus repercusiones sociales, y como consecuencia elaboró la teoría de la
sublimación, atribuyéndole un carácter absoluto. Fue una evasión [interpreta Reich].
Tuvo que hacerlo. Se vio trágicamente atrapado ¿Sabe usted por quién? Por los muchos
estudiantes, discípulos y seguidores ¿Y qué hicieron? Tomaron lo que él tenía y lo
aprovecharon para hacer dinero. Siento tener que mencionar eso, aunque ya lo declaré
públicamente con anterioridad. Atosigaban a Freud. Tan atosigado estaba que no podía
44
“PLAGA EMOCIONAL: «El carácter neurótico actuando destructivamente en la esfera social» …”
Ibid. p. 220, n. 43.
45
Reich construyó este nombre combinando el de Stalin (Djugasvili) –dju– y el del Mocenigo –Mo–
presunto mecenas de Giordano Bruno que por envidia y celos denunció y entregó al sabio a la inquisición.
Cfr. Wilhelm Reich, El asesinato de cristo, Bruguera, Barcelona, 1980.
37
Y añade poco más abajo Reich: “Freud y yo nunca nos hablamos el uno al otro
de cuestiones personales. Su matrimonio era muy desgraciado ¿sabía usted eso?
“¿No lo sabía usted? No creo que su vida fuera feliz. Llevaba una vida familiar
muy sosegada, tranquila y decente, pero existen pocas dudas de que sexualmente se
hallaba muy insatisfecho. Eran prueba de ello, a un tiempo su resignación y su cáncer.
Freud tuvo que renunciar como persona. Tuvo que renunciar a sus goces íntimos y a
sus deleites personales cuando era un hombre de mediana edad. Ignoro qué pasó antes.
En tanto que tenía una gran comprensión para los problemas de la juventud, y por los
motivos íntimos de la gente, en lo que a él respecta, tuvo que sacrificarse. Así pues, si
mi teoría es correcta, y mi enfoque del cáncer es exacto, así que renuncias, te resignas y
a continuación te disminuyes. La causa de su epulis (cáncer de mandíbula), es
perfectamente comprensible, fumaba mucho, muchísimo. Siempre tuve la impresión de
que no fumaba por nervios, sino porque deseaba decir algo (subrayado mío) que nunca
pasó más allá de sus labios ¿ve usted por dónde voy?
“«Como si tuviera que morder algo». Bien, no sé si está usted conmigo. Morder,
un impulso de morder, tragándose algo para no expresarlo nunca. Siempre se mostraba
cortés en ocasiones mordazmente cortés ¿ve usted lo que quiero decir?”
—Sí
Y luego resume Reich las dos dimensiones en las que Freud se encontraba
copado y que lo llevaron a la desesperación y resignación, según Reich: “Freud era
desgraciado por partida doble. Primero estaba atrapado por sus discípulos y su
asociación, no podía avanzar; y, en segundo lugar, se sentía personalmente atrapado”.
Se entiende, en relación con su mujer. Así que la doble desgracia de Freud lo lleva a
fumar como modo simbólico de morder y este impulso de morder, como forma
simbólica de tragarse algo para no expresarlo nunca, justamente porque socialmente no
era aceptado; Freud se resignaba.
46
K. Marx, La diferencia entre las filosofias de la naturaleza de Demócrito y Epicuro. Tesis doctoral
(1839)
47
Jean Paul Sartre, El idiota de la familia.
48
Por mi parte intenté mostrar en tanto forma social concreta personificada en la que se anudan las
relaciones sociales familiares, civiles, regionales, nacionales y aún las relaciones que tensan el desarrollo
geopolítico de México y EU entre 1836 y 2000 a Antonio López de Santa Ana en Perfil del traidor. Santa
Anna en la historiografía y la conciencia nacional. Itaca, México, 2000, y en Presidencialismo y
Entreguismo Mexicanos. En el ensayo “Lolita” que constituye el capítulo 2 de mi Para la historia
emocional del siglo XX (Itaca, México, 2003) intenté lo propio respecto del célebre personaje de Vladimir
Nabokov, de evidente contenido histórico, con sus nudos emocionales y sexuales y sus determinaciones
geopolíticas europeo norteamericanas correspondientes etcétera.
49
Ernest Jones, Op. cit.
39
capitalistas, como para que Freud se viera llevado a construir una noción ideológica
tal50. Algo que sólo nos entrega la semblanza de Freud llevada a cabo por Reich.
Debemos advertir que parte de las afirmaciones de Reich en esta entrevista que
le hace Kurt Eissler obedecen a la necesidad de contrarrestar el desequilibrio y sesgo de
la manera en que Ernest Jones refiere la vida de Freud precisamente a propósito de la
relación de éste con Reich. En efecto, aunque Reich entra en contacto con Freud desde
1919 lo vemos aparecer en el libro de Jones sólo hasta 1932 sin que nada de la anterior
relación sea referido y, por cierto, aparece estigmatizado y minimizado.51 Como de
pasada vuelve a aparecer más adelante el 26 de agosto de 1934 en ocasión de referirse
Jones al Congreso Internacional de la Sociedad Psicoanalítica: “este fue el momento en
que Wilhelm Reich renunció a la Asociación. Freud había tenido de él, en los primeros
tiempos, [de los que precisamente por positivos nada dice Jones sino esta referencia a
posteriori] un alto concepto, pero su fanatismo político condujó a Reich a alejarse de él,
tanto en lo personal como en lo científico.” Esta conclusión omite simplemente la
pertinencia de la crítica de Reich al instinto de muerte así como las razones del propio
Freud para alejar a Reich. De hecho, la primera oración es un falsum que molestó
mucho a Reich, pues él no “renunció a la Asociación” sino que fue vetado, echado,
según lo refiere en el apéndice de Reich habla de Freud y con mayor amplitud en el
capítulo final de People in Trouble.52
es posible cuando no hay represión sexual; mientras que en Freud la sublimación tiene
un carácter represivo absoluto: en cualquier situación, para cualquier individuo. Otra
delimitación propuesta por Reich. Dice: “la sublimación, (se entiende la sublimación de
energía libidinal) que se desvincula respecto de sus objetos de placer directos sólo es
aplicable a los impulsos pregenitales (es decir, anales y orales) mientras que en Freud
también la represión de los impulsos genitales y sobre todo ésta, es la que conduce a
sublimación. Entiéndase que la sublimación constituye la forma psicológica germinal a
partir de la cual, al interior de la teoría psicoanalítica y reichiana, se da cuenta de la
existencia social, del desarrollo cultural. Es a partir de la sublimación de la libido en
tanto que se separa de sus objetos directos de placer que se constituyen objetos
sustitutivos de placer: imaginarios, culturales. Si se sigue la teoría de Freud se llega al
absurdo de que no puede haber cultura humana si no es que hay represión sexual;
mientras que la teoría reichiana indica que muy bien puede haber una cultura humana y
gratificación sexual genital completa. Puesto que la energía libidinal que se deriva para
la sublimación, deriva de los impulsos pregenitales, deja en libertd gran cantidad de
energía para la creación cultural.
También se nos proporciona una interesante nota acerca de que Freud tuvo que
sacrificarse, frente a la incomprensión moralista del mundo que lo rodeaba, incluido en
primer lugar el mundo académico. Ernst Jones en su biografía de Sigmund Freud54 nos
dice que en un manuscrito adjunto a una carta a Fliess fechada el 31 de mayo de 1897,
Freud puntualizaba la siguiente fórmula: “la civilización consiste en la progresiva
renuncia. No admite súper hombres”. De paso Freud aprovecha para criticar con un
realismo moderado la teoría nietzscheana del súper hombre. Y prosigue Jones: “es éste
un lema que ocupa un lugar central en sus últimos escritos sobre sociología;
probablemente tiene origen en su juventud, cuando se sintió impulsado por íntimos
motivos a renunciar a los goces personales sexuales, y se vio obligado por razones
económicas a renunciar a otras satisfacciones con la compensación de conseguir de esta
manera avances y beneficios intelectuales”
Así la teoría freudiana se nos muestra como construida en el crisol del sacrifico
y ella misma como una teoría sacrificial. Una teoría producto de una sociedad de
escasez y que no puede sino reproducirla. La línea argumental de Reich es nítida. Freud
descubre ante el mundo la sexualidad infantil y general pero debe pasar a moderarla
54
Ernst Jones,Op. Cit/Tomo 3 p. 335.
41
porque este mundo se escandaliza, sobre todo, frente a la sexualidad infantil. Y Freud
pasa a moderarla mediante la teoría de la sublimación, pero ésta primera negación del
principio del placer que ataca al cuerpo social pretextando que sólo se ataca al cuerpo y
a la psique de un individuo, indica Reich, que conduce directamente al instinto de
muerte; es una primera negación y esboza ya un campo tanático así sea sólo
tendencialmente. De hecho todavía faltan algunos años para que Freud llegue a definir
nítidamente al instinto de muerte como el núcleo de ese campo abierto por la negación
del principio del pacer y de la sexualidad infantil. El hecho de que Freud se encuentre
preso de esa sociedad represiva contemporánea, se observa microsocialmente en que
Freud se encuentre preso de la sociedad de discípulos que lo siguen y atosigan. Por lo
cual si Reich insiste en que “tomaron lo que él tenía y lo aprovecharon para hacer
dinero”, no es una frase al azar. Indica: Freud era genitalmente sano y por ahí es que
pasa a descubrir ante el mundo la vida sexual de los infantes, niños y adolescentes,
etcétera —todo ello en dirección a la reivindicación de la genitalidad— pero ocurre que
los discípulos eran genitalmente trastornados, eso significa que su genitalidad no se
encontraba bien constituida sino contaminada por fijaciones anales y orales y de ello
precisamente es prenda el hecho de que buscaran simplemente hacer dinero, puesto que
el dinero simbólicamente guarda conexión con la mierda, con los excrementos, con la
basura, con el excedente y con lo que utilizo como instrumento para manipular y
someter al otro, en tanto que el otro me es deleznable y aún el instrumento que utilizo
para ello es deleznable aunque lo asumo valioso sólo porque sirve para someter. Así
pues con la teoría sexual-genital de Freud los discípulos simplemente quieren hacer
mierda, es la indicación de Reich.55
55
En esta nota ilustraremos cómo Norman O. Braun distorsiona el planteamiento de Reich, tanto del
problema como de la solución, comenzando por reseñarlo adecuadamente luego lo va torciendo hasta
remachar con una franca mentira: Reich abandona “toda la noción de la sublimación”. En realidad
Norman O. Brawn no ha podido observar que en verdad la teoría de la sublimación de Reich es más
compleja que la de Freud. Citémosle: “…puesto que Reich sostuvo que la represión de la sexualidad
adulta normal no es necesaria para la existencia de la cultura como tal, sino que la requieren sólo aquellas
culturas particulares que se basan en el dominio patriarcal, se deduce que para él la eliminación de la
represión no amenazaría la cultura en sí misma, sino sólo la dominación patriarcal” [The Function of the
Orgasm, p. 77, 111, 141.
Freud está de acuerdo con Reich en que la civilización moderna reprime la sexualidad genital adulta
normal: ‘ya no hay ningún lugar en nuestros días civilizados para un amor simple y natural entre dos seres
humanos’ [El malestar en la cultura, Alianza Editorial, Madrid, 1972, p. 77 n.] y Freud conviene con
Reich en que la sociedad exige cantidades innecesarias de renuncia a los instintos: el psicoanálisis…
propone que debería haber una reducción en la severidad con la cual los instintos son reprimidos’
[Collected Papers V, 171, Introducción al psicoanálisis p. 441] pero cuando Freud difiere de Reich es al
afrontar la cuestión de si, fuera de la represión sobrante (en la terminología de Marcuse [Eros y
civilización, p. 35, 37] vinculada a la dominación patriarcal, toda cultura como tal implica represión.
42
Pero antes junto con los discípulos y psicoanalistas que lo rodeaban como
seguidores, tenemos, en quinto lugar, a los disidentes Jung y Adler, cuyas teorías
alternativas intentan en lo fundamental prescindir y atacar al principio del placer y la
sexualidad freudianos. Freud primero resiste, pero vemos que tiene que moderar su
postura. Más allá de la estricta biografía de Freud tenemos, en sexto lugar, las corrientes
sociologizantes del psicoanálisis representadas en particular por Fromm, Karen
Horney56 y otros que a diferencia de Reich, que vincula al psicoanálisis con la
sociología pero manteniendo el principio del placer y la sexualidad como núcleo
estructurante de la psique; ésta sociologización del psicoanálisis presente en Fromm
El meollo del problema no es la represión de la sexualidad genital adulta normal, sino qué hacer con la
sexual pregenital infantil perversa. Para Reich, por una parte, las etapas pregenitales desaparecerían
simplemente si lo genital total se estableciera [primera distorsión del planteamiento reichiano]; y por otra
parte, toda la noción de la sublimación se abandona [he aquí la mentira franca] para dejar su lugar a una
vaga doctrina del trabajo y del ‘conocimiento’ como manifestaciones naurales de las fuerzas de la vida no
reprimidas [The Function of the Orgasm, p. 52-53, 92; The mass psicology of Fascism, pp. 183, 244, 337-
38]” (Norman O. Brawn, Op. Cit. P. 169).
56
“A propósito,-dice Reich- tengo que decir que Horney se hizo con mi teoría bio-energética. Cuando el
dualismo de Freud no marchaba, me lancé por el campo fisiológico y biológico, y a continuación por el
de los movimientos del plasma. Si yo quiero algo voy a su encuentro ¿no? Si me asusto me detengo. Y si
quiero conseguir algo, me lanzo a ello con ardor. Así que tenemos: me lanzo con ardor, me retiro con
angustia, y la retirada misma es angustia. Esto es sencillo, es el movimiento del plasma quien lo hace.
Cuando vine a los Estados Unidos visité a Horney, que me preguntó por mi trabajo, y yo le hablé de él.
Tres o cuatro años después apareció un libro suyo. No sé cuál era, «personalidad» [se refiere a La
personalidad neurótica de nuestro tiempo], o alguno de ellos. Decía en él que había logrado una nueva
teoría: la gente se mueve hacia la gente, se aparta de la gente y contra la gente ¿Ve usted la cuestión?”
(Reich habla de Freud, ed. Cit. p. 80).
43
“Lo que sí es importante es lo que hicieron, lo que analistas como Adler, Stekel
y Jung hicieron. Se apoderaron de su teoría. Violaron lo más importante, la hicieron
añicos, lo echaron por la borda, y se fueron a adquirir fama. Esto es lo que realmente
hicieron. Siempre despreciaron la sexualidad. En las discusiones que tuve con él, puedo
asegurarle que Freud nunca abandonó la teoría sexual, la teoría de la libido ¡nunca! Y
todos los ataques, por ejemplo, de los sociólogos que dicen «no» a la líbido son
absurdos, [se refiere aquí a Fromm, Horney y otros]. No se trata de contraponer libido y
sociedad. La libido es la energía moldeada por la sociedad. No hay ahí contradicción.
Siempre me quedo atónito cuando oigo tales cosas o las leo ¡o libido o sociología! ¿Por
qué semejante disparate? Ningún psicoanalista serio creyó esto nunca, ni lo propugnó,
ni lo enseñó. El niño trae consigo una cierta cantidad de energía. El mundo la toma y la
moldea, de forma que en un organismo encuentra usted sociología y biología.58 Pues
bien, a mi entender, toda la escuela sociológica del psicoanálisis [frommianos y otros]
que ha abolido la teoría de la libido, la teoría sexual y declara «no sexualidad, sino
sociedad» constituye una total evasión, miedo absoluto a mantenerse en contacto con lo
más sucio de la sociedad, la neurosis sexual del hombre”59.
57
“En una conferencia celebrada el año 1952, Reich comentaba el hecho de que, aunque hoy Horney y
Erich Fromm están asociados para la aplicación sociológica del psicoanálisis, fue Reich quien se echó a la
calle de una manera efectiva, y trabajó entre la gente, comenzando en realidad la aplicación social del
psicoanálisis científico natural. Durante aquellos primeros años, Horney sabía nada de ello. Ella y la
mayor parte de los analistas todavía trabajaban con pacientes individuales” (Ibid, p. 81 n. 123).
58
La sociobiología formulada por E. O. Wilson en 1975 (Sociobiology. The New Sinthesys. Cambridge+
Harvard University Press) representa un torcimiento ideologizado hacia el determinismo biológico de esta
tesis materialista racional que Reich puntualiza. La identidad funcional entre placer y vida preside la idea
de Reich (La función del orgasmo) contrastando con la escisión de ambos que prevalece en Wilson en
vista de priorizar la función reproductiva por sobre el placer sexual, a lo más sugiriendo a éste como mero
pretexto para fomentar la reproducción sexual incluso en el caso de los seres humanos cuya sexualidad es
generalizada (P. J. Wilson, El hombre como promesa. FCE, México, 1980.) y polimorfa contrastando con
la sexualidad limitada del resto de seres sexuados. Cfr. Julio Muñoz Rubio, Sociobiología: pseudociencia
para la hegemonía capitalista. CIIECH-UNAM, México, 2006, p. 221. En la parte II abundaremos al
respecto.
59
Reich habla de Freud, ed. Cit. p. 36.
44
Este cuadro nos muestra a los disidentes sin libido y un sociologismo contra la
libido. El desarrollo de la ciencia para Freud significaba, al mismo tiempo, el crear una
escuela que lo presionaba para aplanar y moderar ese desarrollo científico libidinal: la
organización psicoanalítica aparece moldeando la libido de Freud; la organización
psicoanalítica como representante del conjunto de la sociedad para preservar sus valores
reaccionarios.
En un escrito de 1952 dice Reich (y tiene que ver con este pasaje de la
entrevista): “No cabe la más ligera duda de que Freud era perfectamente conocedor de
la crucial importancia del “mundo exterior”, el cual ejercía su influencia sobre el niño a
través de la familia. (Complejo de Edipo) [por ahí digamos entre paréntesis lo naturalizó
y eternizó]. Cierto que interpretó erróneamente la sociedad en varias ocasiones; pero él
se daba perfecta cuenta del impacto de lo social, la influencia del mundo exterior sobre
los “instintos”; sólo que no profundizó en sociología, salvo en libros como Tótem y
tabú, o el posterior El porvenir de una ilusión [y El malestar en la cultura]”
—Si
No se trata exactamente de ayuntarse, ya me entiende, ni del abrazo en sí mismo,
ni de la cópula, hablo de la verdadera experiencia emocional, de la pérdida del propio
ego, de la pérdida de la completa mismidad espiritual. Bien, Freud entendió esto. Y yo
le pregunté muchas veces: «¿Dónde vamos a parar? La teoría de la libido está
pereciendo» (la teoría del instinto de muerte apareció [completamente formulada en El
yo y el ello] hacia 1924 o 1925). Él decía en muchas ocasiones «No importa, sigamos
60
Herbert Marcuse, Eros y civilización, Joaquín Mortiz ed. México, 1966.
61
Ibid.
45
adelante. Siga con su trabajo clínico». Llevaba razón. Hoy (1952) eso del instinto de
muerte ha desaparecido, ha concluido. No se ha vuelto a hablar de él62. No obstante creo
que Freud veía muy nítidamente que había sido traicionado en su teoría sexual. La
teoría de la libido había sido traicionada, había desaparecido. Es desde luego, evidente
que en el movimiento psicoanalítico actual no existe teoría de la libido ¿Está usted de
acuerdo? No tiene usted obligación de pronunciarse”
62
Pero no tardaría mucho para que se difundieran ampliamente las posiciones de Melanie Klein que ya
en 1948 llegó a formalizar su adhesión vehemente al principio de muerte en “SOBRE LA TEORÍA DE
LA ANSIEDAD Y LA CULPA” (1948); y poco después y con más fuerza las de Jacques Lacan,
(Escritos) volviéndose dominantes desde fines de los sesenta del siglo XX.
46
Para profundizar la crítica que el propio Reich hace a Freud, ocurre no sólo que,
de un lado tenemos la teoría de la libido y del placer y, de otro lado, a Tánatos, sino que
es la propia incoherencia con la que Freud presentó la teoría de la libido, la que suscitó
luego la necesidad de construir la teoría de Tánatos. Así pues, no sólo es que Freud
moderara la libido mediante la sublimación; que ésta es ya una aplicación externa sobre
la problemática de la libido. Sino que esta misma se encuentra deficientemente
formulada en la teoría freudiana. Aquí no lo dice Reich con todas sus letras pero en La
función del orgasmo es más explícito al respecto: esto es, al momento en que el propio
Reich construye su propia teoría libidinal.
Ahora bien, es cierto que Freud pudo no objetivar esa tontería hasta llegar a
construir con base en las incoherencias de la teoría de la libido una presuntamente
coherente teoría de la pulsión de muerte, pudo no objetivarla pero, sin embargo lo hizo.
Lo hizo empujado por la guerra y, según vimos, la postguerra primera y la resignación
vivida a nivel de la organización psicoanalítica y frente a sus relaciones sexuales.
63
Esta tesis reichiana se ve ampliamente tematizada porAlexander Lowen en Amor y Orgasmo. Cairos,
Barcelona, 2000. Grijalbo, en donde son más claras las repercusiones tanaticas del argumento
64
Tanto en Mas allá del principio del placer (1920) como en El malestar en la cultura (1930)
47
la vida: “se trata de medios de investigación que ignoran la plasticidad de los recién
nacidos” y uno parece “descubrir el odio a la vida” (en este mismo tipo de investigación
y en la atmósfera completamente falta de cariño con la que es tratado el infante).
Mientras que la presunta “imparcialidad científica” en la que se insiste, a menudo no es
sino una “pantalla para la indiferencia y para una sádica frialdad”. En otros términos y
en resumen, el infante recién nacido, (y eso fuimos todos alguna vez) es dado a luz al
interior de una objetividad sádica, intrínsecamente sádica y para nada neutral. Misma
que será luego funcional con la sociedad mercantilizada y mecanizada de la
modernidad.
65
Reich habla de Freud, p. 39.
48
aseguro que, a menos que esta cuestión sea aclarada sociológica, política, económica,
psicológica, estructural y caracterlógicamente, en todos y cada uno de sus aspectos, no
habrá solución a los problemas de este mundo. No creo que haya solución alguna para
ningún problema social mientras los niños y los adolescentes crezcan con una estasis
de energía biológica, cerrados, irracionales, con síntomas neuróticos etcétera. Esta es
la razón por la que ofrecí mi ayuda”
Antes de entrar al siguiente inciso con el que habremos de concluir este primer
capítulo recordemos que nos interesa observar a Freud como una forma social concreta
personificada. Y es posible verlo así justamente a lo largo de la descripción que hace
Reich. Entiéndase, forma social concreta es, por ejemplo, la forma mercancía, la cual
indica Marx que a diferencia de los meros conceptos se encuentra “dada a la vez en la
cabeza y en la realidad”67. Es decir que la forma mercancía estructura los pensamientos
de los agentes sociales de la sociedad burguesa y también la realidad material, estructura
la psique de éstos. Pues bien, puede darse el caso de formas sociales concretas
personificadas dadas a la vez en la realidad y en el pensamiento, tal es el caso de Freud.
De un lado se presenta en su vida lo útil, la satisfacción, el placer, la libido como
dimensión de valor de uso; y de otro lado –como dimensión de valor, correspondiente al
otro polo de la mercancía– tenemos a Thanátos; y, precisamente, como el valor, puesto
en igualdad de circunstancias frente al valor de uso si hablamos de una mercancía
simple; pero si hablamos de la mercancía capitalista, vemos al valor explotando al valor
de uso, a Tánatos siendo prioritario respecto de Eros. Al trabajo muerto explotando al
trabajo vivo, para decirlo en la intensa terminología de “Trabajo Asalariado y Capital”,
escrito de Marx que data de 1846.
66
En otro lugar he desarrollado la aportación correspondiente bajo el concepto de subsunción real del
consumo bajo el capital. Por ejemplo en Para la historia emocional del siglo XX. Itaca, México, 2003.
67
“”K. Marx, “Glosas marginales al Tratado de Economia Política de Adolf Wagner” (1874). Pasado y
Presente, no. 97, México, 1982.
49
Ahora podemos resumir lo visto hasta aquí, así como espigar las recientes
críticas enderezadas a Reich por nosotros bajo el subtitulo siguiente.
RESPUESTA
Adler no tiene una “perspectiva sociológica”; hace a un lado la libido, pero no
para pasarse a una perspectiva sociológica sino que quiere construir una psicología
individual con base en la voluntad del poder del “yo” pero sin que haya un ello y
entonces, una remisión a la libido y a la sexualidad, que son determinaciones con las
que Freud vincula el “Ello”.
RESPUESTA
Según vimos, en la teoría de la sublimación de Freud –no así en la de Reich–
ocurre que la cultura se constituye a partir de la represión de los impulsos no sólo
pregenitales sino también genitales. Entonces la cultura, la socialización y la sociedad
en Freud se constituyen a partir de una dualidad constituida por Eros pero también por
la represión de Eros; así como de su contrario puesto en pie, Tánatos. De tal manera que
si Marcuse quiere construir una teoría sociológica psicoanalítica creerá que sólo lo
puede hacer retomando a Eros junto con Tánatos. Pero eso es debido a que Marcuse no
se da a la tarea de construir por cuenta propia otra teoría sexual, otra teoría libidinal.
Sino que asume la de Freud, y la de éste desde un principio está coartada-en-su-fin, está
“sublimada” –en el sentido freudiano del término– y en algún momento dado de su
propia biografía tendrá que llegar a la producción de un teorema como el de Thanátos.
68
El comentario antecedente ocurrió de viva voz ante una veintena de amigos, así que en las preguntas y
respuestas que suscitó se resume y afina lo antedicho.
50
RESPUESTA
En efecto y, precisamente, en el sentido de que en Freud el enfoque se queda
sobre todo en psicología –es decir, en logos, en mero discurso–. Pero Reich quiere
rebasar este enfoque. En Freud la libido tiene un estatuto muy extraño entre material y
espiritual, no algo meramente ideal… no se sabe qué tipo de sustancia es; en cambio en
Reich la libido tiene un estatuto claramente material, energético, palpable, perceptible y
junto con ello su estatuto no es ambiguo sino nítido; en primer lugar, es material y eso
significa también que su acercamiento al psiquismo humano no es psico-lógico-, no es
meramente discursivo o polarizado hacia el discurso sino que es psicológico y corporal,
porque a él lo que le interesa es encontrar dónde está la libido circulando en el cuerpo y
no solamente suponerla en las ideas. Por eso su acercamiento no será psico-lógico sino,
–subraya– bio-energético o para establecer una vegetoterapia. Por aquí es que desarrolló
la teoría sexual más allá de donde Freud la dejara –con su concepto de libido
incompleto o cuasi idealista69– siendo solidario este estatuto con su tanatismo. En el
caso de Marcuse él no reconstituye una nueva teoría sexual, sino retoma la de Freud tal
cual la encuentra y para hacer sociología se verá obligado a requerir de la teoría de
Tánatos. Como algunas de las consideraciones de Freud le molestan a Marcuse, lo más
que hará será moderar un poco a Tánatos, en vista de poder reconducir el análisis hacia
69
La solidaridad entre nihilismo (y tanatismo) e idealismo la demostré puntualmente en el caso de la
filosofía de Hegel a propósito del tema de la así llamada dialéctica del amo y del esclavo, por lo demás
asociada –a través de la destinal lucha a muerte entre ambos– con el del principio de muerte. Cfr. mi
Pensar la opresión y la emancipación desde la posmodernidad. Crítica a la dialéctica del amo y el
esclavo de Hegel. Itaca, México, 2006. Cfr. Capítulo 5 del libro que el lector tiene en manos.
51
RESPUESTA
Es que éstos vienen a cuento porque son las premisas constitutivas de aquel
factor, él mismo material, que es la libido o la energía vital o la bio-energía.
PREGUNTA ¿Y cómo es que Reich pierde esta dimensión? ¿Es eso visible o
no?
RESPUESTA
No se ve tan fácilmente. Porque tú puedes presuponer que efectivamente la
libido, la energía sexual, la bio-energía está relacionada en general con lo que comes,
pero no puedes indicar -o permanecer acrítico respecto de- lo que específicamente
comes: es decir, piensas que todo lo que comes tiene igual efecto, no estableces
diferencias entre tipos de valores de uso con tipos de energía y tipos de producción de
energía vital; sino que crees que no hay calidades de todo ello; entonces toda la comida
genera energía vital, y con eso te conformas, con esta homogeneización y con tal
elemento más o menos cuantitativo de análisis ¿Por qué cuantitativo? Véase. Alguien
que está desnutrido tendrá poca energía vital, alguien que come bien, bien nutrido pues
tendrá mucha energía vital. Pero ¿qué significa estar bien nutrido? Pues una cierta
cantidad de proteínas, de carbohidratos, etcétera, sin pensar en la calidad de los mismos
y en la calidad del metabolismo para desdoblarlos según en qué alimentos se consumen.
Se es acrítico respecto del tipo de alimento. Este es un paso siguiente que no tiene por
qué tenerlo a mano Reich pero que era esencial para el tema y que es un conocimiento
muy antiguo para los orientales. Y por supuesto se encuentra en la propia línea
materialista de Reich.
más sensible a ello que, por ejemplo, a la determinación cualitativa del tipo de alimento
en el tipo de energía vital. Incluso en su acercamiento al cáncer, la perspectiva es
meramente energética pero no cualitativa, por ahí materialista y no simplemente
psicológica pues la resignación genera efectos energéticos y fisiológicos etcétera, pero
para nada se ocupa de ver el tipo de alimento como generador de cáncer. Pero el cáncer
es generado debido a que cierto tipo de alimento obliga a la producción de cierto tipo de
energía vital: una que es nociva. Otra es benéfica; una se estanca y otra fluye bien; la
que se estanca evidentemente es punto de apoyo para resignaciones y frustraciones, las
intensifica y reproduce.
Así que este terreno es algo todavía por desarrollar. Reich es ciego o por lo
menos opaco ante este problema; no obstante constituye un desarrollo de su propia
perspectiva, una perspectiva materialista de la psicología. En primer lugar se descubre la
sexualidad, muy bien; en segundo lugar, se descubre la libido; en tercer lugar, se
descubre que la libido es algo material, energía; en cuarto lugar se descubren las
premisas materiales de la libido, alimento, aire, agua, etcétera70; en quinto lugar, se
descubre que estas premisas en tanto son materiales son cualitativas; entonces tienes que
hacer diferencia entre un material y otro, diferenciar el material que las constituye. Esto
no está dicho en Reich, pero es un quinto punto consecuente. Mi señalamiento es una
puntualización, no una revocación.
Con lo dicho se revela cuanto más eficaz puede ser la terapia psicoanalítica no
sólo desarrollada en la línea bioenergética de la terapia reichiana sino en tanto que
también a ésta se la desarrolle en la línea bioenergética de la alimentación.
Complementar con buena alimentación energéticamente equilibrada de yin y yang –
digámoslo con los términos chinos para aludir a la calidad de energía vital o chi– la
terapia psicológica y bioenergética tiene, además, un efecto salutífero en términos
70
En efecto, hasta aquí llega la investigación de Reich. Pues incluso observa la determinación energética
de los alimentos en vista de generar la energía vital del cuerpo humano. De hecho, comenzó por aquí la
indagación que lo llevaría a descubrir las “vesículas de energía” como denominó inicialmente a los biones
en los que se desintegra la materia orgánica no viviente de los alimentos a partir de la cual reconstituimos
nuestro organismo no sólo en términos químicos sino también bioenergéticos. Reich se fija sobre todo en
los movimientos internos de los biones, movimientos que descartan la hipótesis mecanicista referida al
“movimiento browniano” de “bombardeo de moléculas en el líquido” y obligan a considerar que “la
motilidad interna debe ser atribuida a la energía liberada por la formación de materia durante el
calentamiento y la expansión (swelling)” (p. 263) de los alimentos puestos sobre la estufa. Posteriormente
Reich estableció que se trataba de un tipo de energía hasta entonces desconocida a la que llamaría Orión.
Un matiz subsiguiente que no llevó a cabo Reich hubiera sido el caracterizar dicha energía según el tipo
de alimento. Cfr. Wilhelm Reich, “Toward Biogénesis” en People in trouble, Farrar Strauss and Jiraux,
N.Y., 1976. p. 256-273.
53
71
Con lo dicho hasta aquí quedan comentadas las páginas 19 a la 41, y 52-53 de la entrevista realizada
por Kurt Eissler a Reich. En el capítulo siguiente comentaremos las páginas 54 a 81, con lo que
concluiremos la primera entrevista.
54
“No podía hablar. Fíjese usted, Freud había sido un estupendo conversador. Sus
palabras fluían clara, sencilla, lógicamente. Recuerdo aquel congreso de Berlín. Estuvo
fantástico. Habló sobre «El yo y el ello» [es decir, habló de aquel ensayo suyo en donde
tematiza más ampliamente a Tánatos] habló con gran claridad [Nótese la paradoja que
maneja Reich: en primer lugar, Freud realmente está hablando, expresándose y por otro
lado, habla con gran claridad justamente aquello más oscuro, la pulsión de muerte]. Y
entonces le atacó exactamente ahí, en la boca. Tuvo que resignarse [no podía hablar].
Este hombre había querido conversar, salir, hablar, moverse. Miré su boca, la
configuración de su boca; quería manifestarse”. Poco más abajo dice Reich: “Fue la
última vez que habló en un congreso”
“Sí, claro que sí. Le dije que no creía en el sentimiento inconsciente de culpa, si
la necesidad de castigo [que Freud tuvo que construir como cuerpo doctrinal para dar
cuenta del hecho de la reacción terapéutica negativa en sus pacientes y como parte de su
proposición de Tánatos en Más allá del principio de placer, pero Reich cree que ésta
proposición todavía puede ser moderada, extirpada respecto del corpus psicoanalítico;
por eso dice: si la necesidad de castigo] indica tan sólo un sentimiento de culpa,
conforme. En otras palabras, si tu destructividad se halla inhibida y la vuelves contra ti,
y te consume por dentro, entonces estoy completamente de acuerdo con usted. [Pero en
ese caso entonces no hay necesidad de recurrir a Tánatos como explicación última pues
una inhibición que viene del exterior es lo que determina que vuelvas contra ti tu
destructividad; y así lo dice Reich en otras palabras:] pero creer en un masoquismo
primario [como lo hacía Freud] en un deseo de castigarse a sí mismo, en un deseo de
morir, no y no. Freud me dijo explícitamente: “Siga adelante tranquilamente con su
labor clínica. Esto no es más que un juego de ideas […] es sólo una hipótesis […]. No
es fundamentalmente esencial para la construcción del psicoanálisis, puede que se
realice y puede que no se realice” etcétera. Estas fueron, poco más o menos, sus
palabras: “siga adelante con su labor clínica, esto no es más que un juego de ideas”
56
¡Sólo una hipótesis! Y sin embargo, de aquí nació el enorme abuso de Tánatos. Pero yo
logré acabar con eso. ¿Ya sabe usted que fue así?
—“Sí”
A continuación hay una nota interesante donde se nos informa que en la Vida y
Obra de Sigmund Freud, de Ernest Jones, éste afirma inequívocamente que «no existe
deseo primario de autodestrucción, por lo que al cuerpo respecta; las pruebas clínicas
apuntan claramente en dirección opuesta». Fue Reich quien se opuso desde un principio
a este concepto, tanto en el campo teórico como en el clínico. Según Jones, los únicos
análistas que en la actualidad aplican el término «instinto de muerte» en la esfera clínica
son: Melanie Klein, Karl Menninger y Herman Nunberg”: [esta nota fue redactada antes
de que se volviera moda la corriente lacaniana del psicoanálisis que es la que con mayor
fuerza, incluso que –Melanie Klein– rescata la pulsión de muerte como principio
explicativo. Todavía en otra nota a pie de página se nos informa cómo el propio Freud
relativizaba su propuesta, su hipótesis; se dice: “Es interesante observar que hasta el año
de 1937 Freud advirtiera, en una carta a la princesa María Bonaparte, de no «atribuir
excesivo valor a mis observaciones acerca del instinto de destrucción». Y dice Reich
para terminar:
“Era la muerte. Creo que el deseo de morir era en parte el suyo propio. Estaba
enfermo, era desgraciado, estaba sólo”.
Reich se encuentra refiriendo que hacia 1920-25 “no se tenía una teoría de la
terapia de la neurosis en forma, ni el propio Freud la tenía, no decía más que «ser
paciente, analizar, entender es más importante que hacer». Ni él, ni yo ni nadie, sabía en
57
aquella época de la existencia en el ser humano de éste no, de este radical no, de este
«no quiero» que fundamenta la «reacción terapéutica negativa» [“No me quiero
curar”]. El protoplasma [A partir de aquí comienza la explicación de Reich, es decir,
una explicación de la reacción terapéutica negativa que no va a hacer uso de Tánatos
para ser argumentada; mientras que es justamente el síntoma de reacción terapéutica
negativa lo que conduce a Freud a situar su causa en el presunto instinto de muerte; si la
persona no quiere curarse, es que quiere sufrir, quiere castigo, quiere morir. La
proposición de Reich alternativa dice así: el protoplasma] está totalmente estancado, y
no puede desarrollar adecuadamente sus funciones. [no funciona entonces como un
protoplasma erótico que muestra rectamente el principio del placer, sino que muestra al
principio del placer pero retorcido; esto es lo que le ha parecido a Freud ser el principio
de Tánatos, otro principio opuesto, autónomo respecto del principio original de placer].
Esto se pone claramente de manifiesto ahora, en biología y en la práctica. Como usted
ve, esto es puro Freud, porque sin su formulación de la reacción terapéutica negativa y
el interés que despertó, nadie hubiera logrado hallar la respuesta con la que hoy
contamos. La respuesta es sencillamente que [esta es la explicación puntual de Reich] la
función del plasma biológico de la raza humana ha venido siendo corrompida durante
milenios”.
72
En su comentario a la voz “DOR” en Cien flores para Wilhelm Reich, Anagrama, Barcelona, 1978, p.
197.
59
remedio. Fueron realmente grandes hombres, y llevaban razón. Ahí aprendí buena y
verdadera sociología”73.
“Y bien ¿Cuáles son esas consecuencias sociales? [se pregunta el propio Reich,
y aquí es que lleva a cabo un resumen de todo su argumento ¿Cuáles son las
consecuencias sociales de la teoría de la libido?] Las tiene usted en todas mis
publicaciones. Desearía resumirlas en unas cuantas palabras: si tenemos una corriente,
una corriente natural debemos dejarla correr. Si le ponemos diques por algún sitio
llegará a rebasarlos. Esto es todo. Por tanto, cuando se levantan diques al natural fluir de
la bio-energía también los rebasa conduciendo a irracionalismos, perversiones,
neurosis,” etcétera”. Así pues hay excesos en cuanto a las relaciones personales porque
de antemano hay prohibiciones que establecen una artificial escasez; y no más bien
como aparece en Freud después de Tánatos –luego retomado por Bataille para formular
su principio de pérdida74 – que no se reconoce la escasez, sino que de entrada se
reconocen primero los excesos, aquello que va y salta sobre la regla de modo irracional,
aquello que apunta a Tánatos partiendo desde la vida, el exceso en primer lugar,
olvidándose ya de que se estableció una regla prohibitiva que establece o que produce
73
Este señalamiento de Reich casi al final de su vida desmiente la leyenda y los chismes respecto de que
desde mediados de la década de los cuarenta rechazara al materialismo histórico. Para ilustrar dicha
leyenda véase por ejemplo David Zane Mairowitz, Reich para principiantes. Era naciente, Buenos Aires,
1995. En mi libro Reich versus Tánatos y la subsunción real de la política bajo el capital el lector
encontrará una demostración puntual del asunto.
74
Cfr. Georges Bataille “La noción de Gasto” (1934) en La parte maldita (1949)., Icaria, Barcelona,
1987,
60
una escasez artificial. Un dique que la libido deberá rebasar pero lo rebasa mediante
irracionalismos, perversiones, neurosis, con dolor.
“¿Qué es lo que hay que hacer para corregir esto? Hay que hacer retornar la
corriente a su cauce normal, [destruir la prohibición, dar satisfacción al instinto
auténtico y con ello cancelar la escasez artificialmente provocada] y dejarla fluir de
nuevo naturalmente. Esto requiere una buena dosis de cambios educativos en la manera
de criar a los niños, y en la vida de familia. Esas son las consecuencias sociales. [Reich
se encuentra indicando una modificación radical del tipo de familia, y una modificación
entonces radical en la crianza de los niños porque es, en definitiva, aquellos en quienes
fluye la bio-energía todavía de modo natural pero les van siendo impuestas barreras
artificiales que cada vez habrán de crear irracionalismos, perversiones, neurosis. Reich
primeramente habla en términos individuales, generales también para los adultos, pero
luego habla a nivel social general, y ahí ya no habla sobre todo para rehabilitar adultos
sino para rehabilitar a la sociedad. Y así, lo que se requeriría sería modificar a la familia
y enfocarse, sobre todo, “en los niños que es en quienes verdaderamente se puede hacer
algo de importancia, en los adultos ya es muy difícil”.
Este párrafo es interesante por la dualidad que mantiene, puede haber alternativa
para ambos casos. En publicaciones posteriores, Reich cada vez más se decepciona de
las posibilidades que hay para el trabajo con individuos adultos. Podría pensarse que
también algo del instinto de muerte le cae encima a él. En todo caso dice: “esas son las
consecuencias sociales” pero algo hizo que Freud no pudiera seguirme hasta aquí. No
fue la técnica de análisis caracterológico lo que le molestaba sino la revolución sexual
¿Alguna pregunta?”
“No hubo objeciones «Kultur» eso es todo. [Así que en Freud la Kultur
ocupa análogo lugar represor que el concepto de Estado en Hegel. Por lo demás,
es muy importante esta proposición sintética de Reich. Quien propugna por un
movimiento de higiene mental social que toma cauce al modo de revolución
sexual. Se trata de una terapia individual/social. Al respecto –de esta terapia
individual social–, Freud no responde, en términos terapéuticos ni individuales
ni sociales. Pero da una pseudo respuesta, por eso dice Reich, no hubo respuesta,
solamente hay Kultur. Esa no es respuesta a la terapia individual/social, pero
Freud tiene una pseudorespuesta a nivel social no individual y la respuesta es
Kultur. No terapia individual social ya que lleva a la revolución sexual. No
responde a un problema material práctico de curación, de relación práctica con el
otro ser humano sino dice más bien: “analicemos la cultura”, es decir, se safa del
problema además de sustituirlo. Entonces Reich dice:] No hubo objeciones
«Kultur», eso es todo. Quiero dejar bien sentado que El malestar en la cultura
fue escrito específicamente como respuesta a una de mis conferencias en casa de
Freud.75 Yo era el único que estaba mal en la cultura, que provocaba malestar en
la cultura. [lo dice así Reich: “Yo era el único que fue «Unbehaglich76 in der
Kultur», haciendo juego de palabras con el título en alemán del libro de Freud
Das Unbehagen in der Kultur]
-¿Hubo discusión? ¿Discutió Freud este escrito? ¿Qué escrito fue el que
…?
-“Sí. Mi ensayo fue el de The prophylaxis of the Neurosis (La profilaxis de la
neurosis) [es decir un movimiento de higiene profiláctico para que no hubiera neurosis,
no sólo para curar las neurosis actuales ya existentes, sino para que no halla neurosis, y
para que no halla neurosis la modificación debe operarse en la familia, en las relaciones
sexuales y en la crianza de los niños:¿Y qué dijo Freud?]
75
Ernest Jones (Op. cit) nada dice al respecto cuando en la página 180 de su volumen tercero da noticia
de que “en 1929 Freud reanudó su actividad literaria y escribió otro libro. Comenzó a hacerlo en julio y
terminó el primer borrador al cabo de un mes más o menos. El título que en un comienzo le quiso poner
era Das Unglück in der Kultur (“La Desdicha en la Cultura”) pero luego lo cambio por Das Unbehagen in
der Kultur.” Luego se ensarza en las dificultades que tuvieron los ingleses para traducir el término y pasa
a hacer una breve semblanza a lo largo de tres páginas de su contenido. Sin alución ninguna a Reich o
siquiera a la importancia que la explícita crítica al bolchevismo –con el que Freud vinculaba a Reich–
tiene en el libro. Cfr. Jorge VERaza U, Recepción crítica de El Malestar en la Cultura a 75 años de su
Publicación. En imprenta.
76
Desagradable, incómodo.
62
“La observación de Freud fue, «la cultura tiene preferencia» [es decir, tiene
preferencia frente al orgasmo, frente a la modificación terapéutica en sentido de la
normalidad, más allá de la perversión y la neurosis, etcétera; por tanto aquí cultura es
directamente idéntica con represión. Por este motivo Freud debe justificar en El
malestar en la cultura la represión como productora, originadora de la cultura, como
única vía para producir cultura:] “la observación de Freud fue «Die Kultur Geht Vor»
(la cultura tiene preferencia) [es decir, que Freud a los hombres de carne y hueso,
individuos y colectividades también de carne y hueso, les enfrenta la humanidad pero
traducida bajo la figura de cultura. La cultura tiene preferencia respecto de cualquier
problema individual, es como la proposición de Hegel de que el Estado tiene preferencia
en cualquier “colisión con los intereses individuales77. Dice Reich:] su postura fue
irracional. Lo siento pero fue irracional. [irracional porque opone a los hombres de
carne y hueso la imagen de los hombres que él llama cultura] yo le dije: «si su propia
teoría dice que la estásis, [la estásis de la libido o éstasis de la energía] constituye el
núcleo de la neurosis, del proceso neurótico, y si la potencia orgásmica, que usted no
niega, (él nunca negó esto) [insiste Reich] es la clave para superar esta estásis, o al
menos, para su tratamiento, entonces mi teoría de la prevención de las neurosis es
correcta, y es su propia teoría. Yo me he limitado a sacar las consecuencias». Pero él no
quiso admitirlo. Aquí surgió el viejo caballero, ligado a su familia. Ligado a sus
discípulos, que eran parcialmente neuróticos y estaban parcialmente ligados a sus
familias etcétera”.
Así pues Freud se retiene, se resigna y capitula, digamos, a lo Hegel, por ello
podemos poner en conexión este pasaje con otro de páginas más adelante (70-73) en
donde podemos observar el vínculo entre el idealismo de un lado con el intelectualismo
de Freud y con su resignación, y cómo esto figura un tipo de cultura “idealizante”
represiva, al modo de la occidental. Dice así:
“Muchos judíos sufrieron por esta razón [es decir, por el desarrollo antisemita de
la Europa nazi]. En «Moisés»78 está claramente expresado. Freud era el Moisés que
jamás alcanzó la tierra prometida. Su inconsciente sólo era una idea. No es real. Nunca
fue real. ¿Sabe usted cuando se convirtió en real?
—No
77
G.W.F. Hegel, Filosofía del derecho (1831). Criticado en este punto en 1843 por Karl Marx en su
“Crítica a la filosofía del derecho y del Estado de Hegel” en La Sagrada Familia, Grijalbo, México, 1968.
78
Se refiere al libro de Freud Moisés y la religión monoteísta.(1937-38)Alianza, Madrid, 2001
63
79
Que este titulara Madurez sexual, abstinencia y moralidad marital (en alemán: Geschlechts Reife,
Enhaltsamtkeit, Ehemoral).
80
Ibid. p. 62. n. 91 Comentario de Mary Higgins y Chester M. Raphael, M.D. Editores de Reich habla de
Freud.
81
“Feuerbach arranca de la autoenajenación religiosa, del desdoblamiento del mundo en un mundo
religioso, imaginario, y otro real. Su cometido consiste en disolver el mundo religioso, reduciéndolo a su
base terrenal. No advierte que, después de realizada esta labor, queda por hacer lo principal. En efecto, el
que la base terrenal se separe de sí misma y se plasme en las nubes como reino independiente, sólo puede
explicarse por el propio desgarramiento y la contradicción de esta base terrenal consigo misma. Por tanto,
lo primero que hay que hacer es comprender ésta en su contradicción y luego revolucionarla
prácticamente eliminando la contradicción. Por consiguiente, después de descubrir, v. gr., en la familia
65
terrenal el secreto de la sagrada familia, hay que criticar teóricamente y revolucionar prácticamente
aquélla” (Marx, Tesis ad. Feuerbach/tesis 5) (Revolucionar o Subvertir pues en alemán Marx dice
umwältzen)
82
La diferencia y a veces antagonismo por sobre las similitudes de la subversión (Unweldzung) de la
familia propuesta por Marx (1845) y la “revolución sexual en Estados Unidos” suscitada entre 1940 y 70
sería objeto de un libro de por sí. Cabe aquí sólo acotar la falsa identificación que por reduccionismo
empirista opera Wilhelm Reich de ambas cuestiones.
66
—Sí
“Ese es el problema. Si está en mi mano evitarlo ocurrirá lo primero. [Dice
Reich] Ojalá. Sólo cuando las necesidades fundamentales se hallan satisfechas serán
posibles el trabajo sublimado y las grandes obras de la cultura. Ya lo demostré en
1927”83
Reich se encuentra propugnando por la satisfacción directa de las necesidades
primarias, a partir de esta satisfacción es que ocurre una sublimación no represiva.
Mientras que la postura de Herbert Marcuse retomando a Freud y retomando también la
teoría sexual de Freud frente a todos los freudianos que no la retomaron, especialmente
contra Fromm, Karen Horney, etcétera, también retoma al instinto de muerte, entonces
le parece completamente necesaria la teoría de la sublimación mediante o previa
represión de las necesidades primarias para que exista la cultura. Por eso se enfrenta
Marcuse –seguramente contra Reich y reichianos sin decirlo explícitamente en su
prefacio a la edición francesa de El hombre unidimensional– se enfrenta contra todos
aquellos que quieren exaltar la satisfacción directa de las necesidades. Sin embargo aquí
se ofrece muy bien razonada la postura de Reich, pues no indica que con la satisfacción
de las necesidades primarias el ser humano concluya ahí, sino que, sólo con ello, así,
“serán posibles el trabajo sublimado y las grandes obras de la cultura”. Reich se
encuentra indicando un otro tipo de sublimación. Algo no considerado por Marcuse y
que lo rebasa: la posibilidad de una sublimación no represiva. Mientras que él denosta
como irracional –preso como se encuentra en el prejuicio freudiano de la forzosa
represión para que exista sublimación– sí, denosta como irracional, lo que denomina
“resublimación, represión”; precisamente porque la evalua como un forzamiento frente
83
Esta idea reichiana se hace eco de una ya célebre de Marx expuesta en el Capítulo XLVIII de El
Capital “La Formula Trinitaria” (p. 1044): “De hecho, el reino de la libertad sólo comienza allí donde
cesa el trabajo determinado por la necesidad y la adecuación a finalidades exteriores; con arreglo a la
naturaleza de las cosas, por consiguiente, está más allá de la esfera de la producción material propiamente
dicha. Así como el salvaje debe bregar con la naturaleza para satisfacer sus necesidades, para conservar y
reproducir su vida, también debe hacerlo el civilizado, y lo debe hacer en todas las formas de sociedad y
bajo todos los modos de producción posibles. Con su desarrollo se amplía este reino de la necesidad
natural, porque se amplían sus necesidades; pero al propio tiempo se amplían las fuerzas productivas que
las satisfacen. La libertad en este terreno sólo puede consistir en que el hombre socializado, los
productores asociados, regulen racionalmente ese metabolismo suyo con la naturaleza poniéndolo bajo su
control colectivo, en vez de ser dominados por él como or un poder ciego, que lo lleven a cabo con el
mínimo empleo de fuerzas y bajo las condiciones más dignas y adecuadas a su naturaleza humana. Pero
éste siempre sigue siendo un reino de la necesidad. Allende el mismo empieza el desarrollo de las fuerzas
humanas, considerado como un fin en sí mismo, el verdadero reino de la libertad, que sin embargo sólo
puede florecer sobre aquel reino de la necesidad como su base. La reducción de la jornada laboral es la
condición básica.”
68
descubierto por Freud, el inconsciente, fuera un ello no material o sin bio-energía, como
el pezón de la madre autoreprimida, que es un producto cultural genuino de la cultura
occidental, y que ya implica o expresa la resignación en la que se encontraba Freud y
que más adelante habría de tener efectos o secuelas más graves en la formulación
freudiana. Veamos directamente la entrevista, Reich nos habla acerca del estilo literario
de Freud:
“Freud fue, pues, un verdadero alemán. Su estilo, su pensamiento, sus intereses,
todo era alemán. Pero se sentía desgarrado. Por un lado era sionista. Por otro alemán. Le
gustaba Goethe, el Fausto, su lengua era alemana, su estilo el retorcido estilo alemán de
Thomas Mann de circunloquial, armónica, pero muy complicada expresión,
contrariamente al inglés, directo y conciso. Esto se hizo cada vez más y más evidente
conforme pasaban los años y aumentaba su fama84. Y luego estaba su interés por
Moisés, que en opinión de Freud tampoco era judío ¿Está claro?”
—Sí
—“Para mi esto indica que en realidad Freud no quería ser judío. Pero no podía
soltar amarras.
—Ya,
—Y cuando los nazis iniciaron las persecuciones sufrió muchísimo [se dice en
nota a pie de página] “la consecuencia lógica es que Freud, siendo y queriendo ser
alemán, se atormentaba por la seria amenaza de su identificación y la necesidad de
afirmar, según las circunstancias, su judaicidad”.85
84
Para una inquietante semblanza de las condiciones de crianza y pedagogía de la infancia en Alemania y
Austria hacia la época en que ocurrió la formación de Freud véase Morton Schatzman El asesinato del
alma en donde se describe cómo los métodos pedagógicos prevalecientes a partir del último tercio del
siglo XIX hasta ya entrada la década de los veintes del siglo XX provocaron el suicidio en uno de sus
hijos (Daniel Gustav Schreber) y la esquizofrenia en el otro del entonces renombrado pedagogo Daniel
GottliebMoritz Schreber, padre del célebre Daniel Paul Schreber, Presidente del Senado del Tribunal
Supremo de Sajonia. Daniel Paul Schreber, cuyo caso de esquizofrenia tuviera Freud la oportunidad de
tratar con base en el diario publicado a modo de memorias del “Presidente Schreber”. No es casual que al
respecto Freud fantaseara la aplicación del complejo de Edipo en un caso en el que no observó que la
forma de educación aplicada a Schreber por su padre constituía una práctica de represión vital continuada,
de punición y persecución referidas insistentemente de modo simbólico por el paciente pero que Freud
siempre tomó por meras fantasías. Seguramente debido a la acriticidad con la que asumía la crianza y
pedagogía infantiles que le tocó vivir.
85
En efecto, Ernest Jones señala (Vida y obra de Sigmund Freud. Anagrama, Barcelona, 1970/t. I, p. 48)
respecto de Freud que “… él se sentía judío hasta lo más hondo de su ser y ello, evidentemente, significó
mucho para él. Tenía una exagerada sensibilidad, común en los judíos, al más leve indicio de
antisemitismo, y tenía muy pocos amigos que no fueran judíos. Se oponía enérgicamente a la idea de que
los judios fueran impopulares, o inferiores en cualquier sentido, y evidentemente sufrió mucho, desde la
época escolar en adelante, y especialmente en la Universidad, a causa del antisemitismo de que estaba
impregnada Viena. Ello terminó para siempre con la fase de entusiasta nacionalismo germano por la que
había pasado en su temprana edad”. Pues “la guerra franco-prusiana –continúa Jones–, que estalló cuando
70
tenía catorce años, despertó en él agudo interés [a favor del ejército prusiano]. Su hermana nos cuenta que
tenía sobre el escritorio un mapa de grandes dimensiones, sobre el que seguía en detalle las operaciones,
mediante banderitas.”
86
En mi libro Reich, Freud y Einstein o la pulsión de muerte vuelvo sobre este punto para rastrear el
origen de la pulsión de muerte en la formación emocional de Freud.
87
P. 71.
71
falsea los hechos, que los reprime, que reprime la vida. Como represora de vida es que
es criticada la cultura occidental por los diversos irracionalistas, románticos, etcétera,
hasta llegar a Heidegger y en otro diapasón por las corrientes del underground
contemporáneas88. Pero por ahí pasarán a indicar que la razón no debe ser objetiva o
describir la realidad etcétera, sino que más bien debe suprimirse o estar conectada con la
afectividad, -lo cual es cierto- pero desconectándose de la objetividad etcétera89. Pero
Reich insiste en que puede estar conectada de dos modos con la afectividad: un modo de
conexión es el que posibilita que describa la realidad, que sea objetiva y a favor de la
vida; otro modo de conexión con la afectividad es el que posibilita que sea negativa, que
incluso diciendo que describe la realidad más bien la falsee. Tal y como lo hace el
positivismo90
El intelecto, por tanto, puede actuar en dos direcciones fundamentales del
aparato psíquico, de cara al mundo y de espaldas a él. Dentro de una misma dirección
puede actuar como un afecto vívido, y en oposición a él. Es decir, que no existe una
relación mecánica absolutamente antitética entre intelecto y afecto, sino, una vez más,
una «relación funcional» etcétera. Y más abajo dice Reich en nota a pie de página: “El
mundo moralista viene suprimiendo desde hace miles de años, especialmente desde el
comienzo del primitivo patriarcado, los impulsos genitales naturales, creando por tanto
los sustitutivos o perversos y pornográficos, hallándose luego obligado a elevar una
valla de leyes moralizantes, higiénicamente desastrosas, y normas, contra el mismo
pensamiento pornográfico, que fue fundamentalmente promovido por la eliminación de
la sexualidad natural”.
Así pues tres pasos: 1) construcción de un mundo moralista, luego 2) el efecto de
ello al recaer este sobre la sexualidad natural, generación de una serie de impulsos
sustitutivos, perversos y pornográficos y, luego, en tercer lugar 3) el contragolpe del
mundo moralista sobre este afecto perverso, pornográfico, la creación de una serie de
leyes que prohíben lo pornográfico, etcétera que era la vía mediante la cual la sociedad
todavía podía satisfacer, dar válvula de escape a su sexualidad natural deformada. Así es
como ve Reich las cosas y ahora pasa desde esta plataforma a criticar a Freud. Veamos:
88
Luis Racionero, Filosofías del underground. Anagrama, Barcelona, año. De hecho, en autores como
Max Horkheimer y Teodoro W. Adorno (ver su Dialéctica de la ilustración, Madrid, Trotta, 1994) no se
logra establecer en todos los casos una nítida diferencia entre una razón detenida –a la que los autores
quieren criticar– como propia de occidente y en particular de la modernidad burguesa y la razón en
general, que éstos mismos autores terminan criticando. Efecto análogo puede observarse en Michell
Foucault, (Las palabras y las cosas, Ed. Cit). y otros.
89
Ibid.
90
Cfr. Theodor W. Adorno, Dialéctica de la ilustración, Ed. Cit.
73
inconsciente) como si ésta fuera “la última realidad humana”, mientras que más abajo
hay un núcleo práctico, energético que es de generosidad, de genericidad y de armonía]
para advertir que la perversidad polimorfa ni se adentra con la suficiente profundidad en
la esfera del funcionamiento bio-energético para advertir que la «perversidad
polimorfa» y la antisocialidad del inconsciente son instrumentos de nuestra cultura, [y
no más bien elementos naturales como cree Freud, sí], que elimina las emociones bio-
energéticas naturalmente condicionadas; no advierte que estos impulsos secundarios,
artificiales (Reich) están [la perversidad polimorfa y la antisocialidad del inconsciente]
constantemente alimentados por la libido insatisfecha. [De ahí entonces nace todo el
malestar en la cultura realmente existente y de esos presupuestos nació el libro de Freud
El malestar en la cultura] Este enfoque es, por supuesto, completamente inútil, por lo
que a la profilaxis de la neurosis se refiere. Si los impulsos inconscientes, antisociales
están determinados biológicamente, si el niño nació «animal, salvaje, cruel, asocial», no
se vislumbra el fin de la plaga neurótica represiva. Desde el nacimiento, los niños son
condicionados y adaptados a la cultura basada en la supresión de los impulsos
secundarios. El psicoanálisis no ve más que una vida frustrada, que confunde con la
biología del hombre naturalmente determinado”91.
Con esto concluimos el comentario a la segunda parte de la entrevista; y
observamos que toda ella se encuentra polarizada entre la teoría sexual como principio
vital y Tánatos en tanto principio de muerte que se le opone. La teoría sexual
representando una primera época vital de Freud, la teoría de Tánatos una segunda época
desvitalizada de la propia biografía de Freud. De la primera etapa, la auténtica, la vital,
es de donde arranca Reich para desarrollar la teoría sexual y, entonces, oponerse a
Tánatos. Pues el propio Freud no pudo hacerlo, sino que, tensado por esos dos grandes
campos que se oponían en su interior, llega a formular primero la teoría sexual sin
hablar todavía explícitamente de Tánatos; pero él se encuentra ya tensado bio-
energéticamente por estos dos campos; así que en medio produce como mediación, un
Eros moderado, así como el que acepta en su familia; y, entonces, pasa a producir la
teoría de la sublimación cultural como primera forma de moderar la teoría sexual, como
primera expresión de la gran oposición entre la sexualidad de Freud y la inhibición
91
Aquí se ve por ejemplo todo lo que separa a Freud de Heidegger o de Hegel, aunque, por un rodeo,
Heidegger o Hegel luego habrán de conectarse con Freud, con una libido insatisfecha. Y de hecho se
visualiza cómo la cultura moderna como un todo con su abigarrada heterogeneidad y contradictoriedad
internas no deja de lograr unidad, así sea alienada, tanática.
75
92
En El asesinato de cristo se puede ver un esquema sencillo de esta división de la libido en dos: una
hacia arriba y otra hacia abajo). Wilhelm Reich, Ed. cit.
76
93
K. Marx, Introducción de 1857, parágrafo 2 “Relación general de la producción, el intercambio, la
distribución y el consumo”
79
curar ya se curaba, pero no, esto no es cierto”. Aunque Reich no pierde la esperanza sin
embargo no sabe retomar de otra manera su propia experiencia, rescatarla de otra
manera que ésta resignada y Tanática. Pero ya vemos que por lo menos hay dos
dimensiones materiales que Reich no está captando y que se han vuelto virulentamente
actuales en el siglo XXI: la de los valores de uso –que ya se encontraban sometidos
realmente bajo el capital, siendo nocivos desde la época de Freud y de Reich– y la de
formas alternativas a la familia que durante todo el movimiento del 66´y 68 hasta los 70
generaron los distintos tipos de vida comunitaria, las distintas experiencias comunitarias
en Europa y Estados Unidos; no porque ahí se encuentre la clave o la panacea, sino
porque en todo caso son formas distintas de organización libidinal, que permiten
perfeccionamiento, mejoría y una alternativa distinta a la que experimentó Reich y que
le posibilit de todas maneras a recorrer un largo camino desde Freud.
95
Cfr. Parte II del presente libro.
96
Sobre el FBI, la FDA, la CIA y otras flamantes instituciones norteamericanas hacia la época de Reich.
Cfr. Jim Martin Wilhelm Reich and de Cold War, Flatand, Fort bragg, CA, 2000: Así como James de
Meo. “Wilhelm Reich and Orgonomy”, Pulse of the Planet #4, 1993
81
97
Luigi di Marchi, Wilhelm Reich. Biografía de una idea. Peninsula, Madrid, 1974.
98
Myron Sharaff, Fury on Earth. A Biography of Wilhelm Reich. Da Capo Press, New Yor, 1994.
99
Natalie Sinelnikoff, Las psicoterapias: inventario crítico, Herder, Barcelona, 1999. Introducción.
100
Bertell Olman también distingue dos períodos pero es más benevolente en la calificación del segundo.
Y el análisis que hace del primero es por demás pertinente. Cfr. su Social and sexual revolution: essays
on Marx and Reich. South End Press, Massachusets, 1978.
101
En la parte V del presente libro expondré mi punto de vista sobre el asunto por la vía de caracterizar la
política revolucionaria de Reich.
82
102
Cfr. mi Comentario crítico a El malestar en la cultura a 75 años de su publicación.
83
Adler, no solamente con Freud; y a partir de ahí situar su propia perspectiva. Vamos a
seguir este derrotero fijándonos –como anteriormente lo hicimos– en qué le ocurre a la
pulsión de muerte en cada uno de estos ámbitos. Pero antes de ello vale la pena fijarnos
en las primeras dos páginas porque ahí se ve que el entrevistador y Reich intentan
introducirse al problema político.
El problema de la prevención de las neurosis en las masas –no solamente la cura
de la neurosis sino su prevención, que era la línea que trataba de sacar adelante Reich al
interior de la Asociación Psicoanalítica– parte de la consideración de las neurosis como
un problema social y, entonces, conduce a captar el problema de las neurosis de masas y
por ahí a la construcción de una psicología social ad. hoc (y del concepto de plaga
emocional etcétera). El carácter neurótico se convierte en masivo bajo el capitalismo, es
el carácter masivo del capitalismo y la sugerencia es nítida, es un efecto de las
condiciones de posibilidad del surgimiento de Tánatos en la época capitalista lo que
propicia que las neurosis se conviertan en un fenómeno masivo es Tánatos. Como decía,
esta dimensión se va a tematizar sólo hasta la tercera entrevista, cuando se aborde el
problema de la plaga emocional en las masas. Tanto en el capítulo primero como en el
segundo hemos tratado de hacer evidentes ciertas limitaciones en los descubrimientos
de Reich que sugieren la necesidad de ser completados en dirección a la consideración
del efecto nocivo –tanto fisiológico como emocional– del consumo de los valores de
uso nocivos que la novísima producción capitalista ofrece sistemáticamente a la
población; por lo que hablamos de subsunción real del consumo bajo el capital. Y le
seguiremos la pista a este asuntoen el capítulo 4; mientras tanto en la segunda
entrevista, nos ocuparemos de las diversas maneras de desviarse respecto de la teoría
sexual de Freud. Estas diversas maneras van a expresar diversas maneras en que el
principio de muerte está causando efecto al momento en que Reich describía la
personalidad de Freud y sus avatares biográficos.
103
Cfr. Parte V del presente libro.
85
libido hacia el medio ambiente social como la única clave determinante de las
neurosis104.
Por su parte –este es el segundo comentario que haríamos– Freud insiste en la
teoría de la libido pero sabe que hay que retomar el problema del ego, y con él, el
problema de las conexiones sociales; pero ya que lo hace, ya que retoma el problema del
ego y de las conexiones sociales, lo hará pero para minar a la libido.
Después la pregunta es acerca de Jung:
“¿Jung? No. no recuerdo ninguna discusión especial sobre este conflicto. ¡oh! Sí,
sí, había un problema y Freud también se equivocó en este caso. Jung buscaba algo muy
importante”.
Veamos la nota a pie de página en donde los editores nos informan acerca de
ello: “Carl Gustav Jung, psicoanalista suizo, fundador de la escuela de psicología
analítica que utilizaba, además del inconsciente personal procedente de la existencia
finita de la persona individual, el concepto de «inconsciente colectivo», una vuelta a las
«ideas místicas colectivas» procedentes de la «posibilidad de una estructura psíquica
universal transmitida por herencia» [o sea que habría un elemento supraindividual que
luego tomaría cuerpo en cada individuo, habría un inconsciente colectivo y como sería
también supraindividual y de algún modo material, podría ser transmitido por herencia.
Así pues, de un lado, hay ideas místicas colectivas; de otro, hay un problema material
según el cual este inconsciente colectivo queda grabado materialmente y puede ser
entonces heredada su grabación. El estatuto del inconsciente colectivo entonces es
ambiguo: entre meramente ideal y burdamente material y por supuesto en todos los
casos –eso sí– supraindividual. Con el problema del inconsciente colectivo, Jung se safa
de entrada de la psicología individual para establecer una pura psicología social, además
no abordando un problema sólo psicológico sino directamente material. Así que Jung
buscaba algo muy importante a ojos de Reich:] ¿sabe usted lo que pretendía? [y ahora
Reich va a pasar a traducir a términos racionales esta búsqueda entremezclada y
aparentemente incoherente de Jung:] buscaba la energía del universo, una libido
universal. Freud dijo que aquello no era científico [dijo así Freud: «todo lo que se ha
104
Colin Wilson ha realizado una biografía de Wilhelm Reich (A la búsqueda de Wilhelm Reich, Argos
Bergara S.A., Barcelona, 1981) en donde se enfrenta a la teoría sexual de éste sobre la base de haberse
enfrentado a la teoría sexual de Freud a partir de un punto de vista análogo al de Adler y Jung que Wilson
intenta fundamentar en Víctor Frankl y en Abraham Maslow, como en revancha en contra de la crítica
que Adler y Jung –y luego la aludida corriente sociologizante del psicoanálisis– recibieran no sólo por
parte de Freud sino de Reich. Por lo demás Wilson es más favorable a Reich que a Freud por el aporte
terapéutico de aquel.
86
puede ser planteada en términos directamente sexuados; pero por supuesto también la
energía sexual tiene que ver o se alimenta de esta energía vital no sexuada que circula a
través de los canales bioenergéticos descubiertos por la acupuntura hace más de mil
años105.
Así pues hay el peligro de una reducción de energía vital a energía sexual en el
planteamiento de Reich –por basarse en el de Freud– aunque él mismo trató de resolver
la conexión entre la energía sexual del ser humano y el Orgón cósmico externo al ser
humano. La respuesta de Jung –además alimentada en la lectura de textos orientales,
especialmente chinos– arroja luz sobre este problema de la energía vital pero siempre
más allá de Jung, es decir, como algo que se le escapa a Jung. O dicho de otra manera,
en Jung prevalece la ambigüedad entre una idea mística y una determinación material
grabable, heredable; y entonces si es heredable el inconsciente colectivo, también lo es
la ideología de los pueblos, el nacionalismo y el afianzamiento de una raza tanto a nivel
celular como en la psique de la gente. Así que se suscita una psicología social
inmediatista al servicio del chouvinismo.
De allí el peligro de anular el tema de la psicología individual y de la sexualidad
correspondiente. Si solamente hay psicología de grupos es muy sencillo establecer
localistamente estos grupos al interior de un breve tramo histórico y de otra manera
recaer en diversas figuras de nacionalismo, incluido el nacionalsocialismo, al que estuvo
inquietantemente vinculado Jung.106 Se pierde en todo caso la dimensión genérica de la
psicología al perder su aplicabilidad a cada individuo y en especial según cada
individuo.
En todo caso, acabamos de ver las respuestas dadas, el problema que está de
fondo y, de todas maneras, un peligro posible: el reduccionismo freudiano reichiano de
105
Acerca de la conexión entre el descubrimiento de la bioenergética por parte de Reich con los
descubrimientos de la acupuntura china véase mi artículo en conmemoración de los treinta años de la
muerte de Reich, 1987. “La actualidad de la obra de Wilhelm Reich” Ciclo Wilhelm Reich. XXXIII
Aniversario de su muerte. Instituto Wilhelm Reich 11 de Diciembre de 1990.
106
Ernest Jones, (Op. cit., vol III/ pp. 221-222) refiere lo siguiente: en junio de 1933 la Sociedad Alemana
de Psicoterapia cayo bajo el control de los nazis y poco después, ya bajo el rotulo de ‘Sociedad Médica
General Internacional de Psicoterapia’, fue ‘reajustada’ de acuerdo con los principios de la ‘Revolución
Nacional Alemana’. El Reichsführer Dr. M. H. Göring hizo saber a todos los miembros de la Sociedad
que deberían realizar un estudio intenso del Mine Keimpf de Hitler, que debería servir de base a sus
tareas. Bien pronto Krechstmer renunció a la presidencia y ésta fue ocupada –con igual celeridad por C.
G. Jung. Este fue designado también para dirigir el Órgano Oficial de la Sociedad, el Zentralblatt fur
Psychoteraphie, y en 1936 se le unió, como codirector, el mismo Göring. Jung renunció en 1940. Su
función principal consistía en discriminar entre psicología aria y psicología judia y destacar la
importancia de la primera. Inmediatamente se escuchó la protesta de un psiquiatra suizo por esta actitud,
que significaba apartarse de la neutralidad científica. Esta conducta de Jung ha sido objeto desde
entonces, de severas críticas provenientes de distintos sectores.”
88
energía vital a energía sexual, aunque de otro lado Reich tiene la salida del Orgón
cósmico.
Regresemos a la entrevista
“Sí, ahora recuerdo cuando se suscitó la disputa con Jung. En aquel momento
trabajaba yo en la unificación de la teoría de los instintos; lo cual supondría que todos
los instintos que poseemos –oral, anal, etcétera– tendrían un entronque común, mientras
que, según Freud, emergen como pilares separados. Yo había emprendido ya el camino
de la unificación de los instintos parciales en un principio biológico común. Pero hube
de mantenerme alerta con Jung porque había mistificado toda la cuestión. Freud se
mantenía en su dualismo. Decía que debían existir dos fuerzas separadas, opuestas. Dos
fuerzas. Esto se hallaba en relación con la polémica del instinto de muerte. Al
preguntarle si el masoquismo era primario, secundario, si es un sadismo o agresión
retroprersonal, o una desviación de la agresión a otro, o si estaba relacionado con el
instinto primario de muerte, Freud defendía curiosamente ambas cosas a la vez.
Afirmaba que el masoquismo, clínicamente, era secundario, pero que por su
significación teórica fundamental debía considerársele como instinto de muerte. Pues
bien, a pesar de lo equivocado que Freud estaba en cuanto al instinto de muerte,
equivocado y todo, aún en eso llevaba algo de razón”.
Antes de que abordemos en qué punto le parece a Reich que el problema del
instinto de muerte devela algo de razón en la observación de Freud, puntualicemos que
el dualismo biológico de Freud se complementa con su proposición del principio de
muerte, así como en el caso de Jung la dualidad constitutiva del inconsciente colectivo –
ora como ideas místicas colectivas ora como determinación material grabable en la
herencia–, está implicando el que su tesis se encuentra escindida por la influencia de un
instinto de muerte virtual, pues aunque él no lo formule es el instinto de muerte el que
está causando efecto en su perspectiva. Una perspectiva tanática dualiza tanto a Freud
como a Jung, etcétera. Por eso los esfuerzos de Reich en no dejar autonomizados los
instintos parciales: oral, anal, sexual, etcétera sino unificarlos todos en uno.
Ahora sí volvamos a ese “aún ahí donde se equivocó Freud llevaba algo de
razón” luego del cual dice Reich:
“Lo que percibía [Freud] en el ser humano, era una cierta disposición a la
muerte. En su acepción física, nosotros lo denominamos actualmente DOR [es decir,
Deathly Orgón Energy, Energía Orgónica de Muerte, un Orgón de muerte]. Existe una
Energía Orgónica Degradada. Se halla en la atmósfera. Se puede demostrar echando
89
mano de un contador Geiger. Es una cualidad de los pantanos ¿sabe usted lo que son los
pantanos? Agua paralizada, degradada, que no fluye, que no experimenta metabolismo
alguno107. El cáncer también se debe a una paralización del fluir de la energía vital por
el organismo. Freud trataba de captar esa cualidad. Hoy día sé que él tenía la sensación
de que algo letal había en el organismo humano [es decir en todos los estancamientos
del organismo humano]. Pero discurría en términos de instintos. Así halló el término
«instinto de muerte». Esto era un error [es correcta la búsqueda y es correcto que exista
algo así como una disposición de muerte cuando hay estancamiento energético
expresable tanto al interior del cuerpo humano como fuera del cuerpo humano, en la
existencia del Orgón de muerte, pero esto no debe ser traducido en términos de instinto;
“esto era un error”:] Porque no es algo que quiera el organismo [y la voluntad va
implicada en el concepto de instinto]. Es algo que sucede al organismo [algo que causa
efecto sobre el organismo o en él]. Por tanto, no se trata de un «instinto». Freud fue
muy profundo en eso. Tenía un estupendo olfato para estas cosas. ¡Algo estupendo!
¡Estupendo! Teóricamente era muy capaz. Hay que dispensar ciertos errores a un
hombre que tenía que moverse por un terreno tan vasto como el del inconsciente. Todo
el mundo comete errores”
Estas afirmaciones de Reich han sido malinterpretadas. Por ejemplo, Roger
Dadoun ve en ellas “el humilde y gradioso movimiento del pensamiento reichiano que,
muy cerca de su trágico final [en 1957] vuelve a poner en pie en el antagonismo entre la
energía de Orgón viviente y su moral contrario, DOR, alucinante proyección cósmica, el
sencillisimo y «formidable» duelo o dualismo freudiano de la vida y de la muerte”108.
Pero es al contrario, Reich no vuelve a poner en pie a Eros y a la pulsión de muerte
freudianos sino que desbanca este dualismo porque desbanca la pulsión de muerte en
cuanto tal. Reich no habla de instinto o de pulsión. Señala que se trata de “algo que le
sucede al hombre”, “no algo que el hombre quiere”. Reich habla de causas mientras que
el instinto y la pulsión implican telos, finalidad, voluntad, según acabamos de ver.
Además, DOR es una transformación de OR y por tanto depende de éste; mientras que
Thánatos, la pulsión de muerte freudiana, en realidad carece de energía -porque carece
de fuente109 para tener alguna- pero pretende ser una energía independiente respecto de
Eros, un instinto independiente respecto del del placer y vida; y, además, anterior. Así
107
Las recientes investigaciones y fotografías de Masaru Emoto (Mensajes del agua, La liebre de Marzo,
2003) sustentarían estos planteamientos de Reich
108
Roger Dadoun, Cien flores para Wilhelm Reich. Anagrama, 1978, p. 199.
109
Cfr. Jorge Veraza, Recepción Crítica de El Malestar en la Cultura (a 75 años de su publicación)
90
que Tánatos estaría por encima de Eros además de serle exterior110. Con todo eso ha
barrido puntualmente Reich al mismo tiempo que ha dado una base material energética
a la intuición freudiana que permanecía equívoca y con repercusiones reaccionarias.
Mientras que ahora desde Reich la realidad -por ejemplo de la plaga emocional en los
movimientos racistas etcétera- puede ser explicada racional y positivamente y, por ende,
criticada de raíz.
110
En la parte II veremos cómo la biología y la genética actuales se confundieron en este punto asociando
de manera equívoca los genes de muerte con Tñanatos y los “genes egoístas con Eros”
111
Jorge Veraza U, El siglo de la hegemonía mundial de Estados Unidos. Primera parte.
112
Martín Heidegger, Ser y tiempo. FCE.
91
113
Sustento más ampliamente este tema en mi El siglo de la hegemonía mundial de Estados Unidos.
Ed.cit.
92
reichiana llevan a cabo hallazgos que convalidan las observaciones de Reich acerca del
DOR y del Orgón en aspectos particulares, como es el caso de las investigaciones en
torno a la ionización del aire y del agua; cuya distinción entre iones positivos y
negativos es correspondiente con las características del DOR, los primeros y del Orgón
los segundos. En efecto, encontramos iones positivos en el agua que no fluye; mientras
que los iones negativos son benéficos para que las moléculas de oxigeno e hidrógeno se
conecten eléctricamente con otras moléculas, así que suceda una interconexión
molecular, una ampliación entonces, de la eficacia vital energética de la persona que
habita un ambiente ionizado (negativamente). Mientras que en presencia de una
preponderancia de iones positivos éstos se encuentran cerrados, sin posibilidad de
conectarse con otras moléculas, lo cual se percibe como un estado de ánimo deprimido,
etcétera. Actualmente en innúmeras casas, hospitales, oficinas o al interior de los
automóviles encontramos en funcionamiento pequeñas maquinas ionizadoras que
refrescan el ambiente y que constituyen la aplicación técnica de la investigación sobre
los iones positivios y negativos. La correlación de la misma con la teoría orgonómica
constituye un trabajo teórico aún por realizarse; pero la diferencia directa de Reich
acerca del DOR en conexión con el agua estancada permite aludir al señalado
desarrollo científico de los iones positivos y negativos. (80´s).
Así pues ahora Reich se encuentra indicando que es posible captar un sustrato
material del instinto de muerte, pero que eso significaría no tomarlo como instinto sino
como factor a posteriori recayendo sobre el bios, sobre la vida además de, en primera
instancia, depender y originarse en ella114. Después veremos que hay otra manera
también de captar la posibilidad de que los seres humanos se planteen algo así como un
movimiento de huída ante la vida, y es cuando Reich habla de Otto Rank y su libro
sobre el trauma de nacimiento115. Aunque Freud era de la opinión de que Rank
sobrestimaba su influencia en la psique. La postura de Reich es la siguiente:
“Sin saberlo, Rank expresó algo muy real. Es tal y como trabajamos hoy en
nuestras clínicas de maternidad. Lo que ahoga al niño es el útero tenso, el útero
espasmódico y contraído. Falta el oxígeno [de iones negativos, podríamos decir] y hay
un exceso de bióxido de carbono. Así que la salida del útero espasmódico constituye
realmente un trauma. El tiempo del parto es en las primerizas de 20 a 40 horas y de 1 a
5 en cambio, en los organismos relajados”. Así que en la salida hacia la vida externa del
114
Caso de los genes de muerte que exploraremos en el capítulo 6.
115
Otto Rank, El trauma de nacimiento, Paidos, Barcelona, 1991
93
útero, el niño vive una sensación de muerte que queda grabada como si la vida fuera
idéntica con la muerte, por tanto constantemente busca huir de esa vida ¿hacia dónde?
Tal parece que quisiera huir hacia la muerte, pero más bien quiere huir hacia una vida
vivible, vital que era la que él vivía al interior del útero. La vida fuera del útero también
podría ser vital, pero ocurre que ya se le anuncia cómo va a ser por cómo encuentra el
útero de su propia madre. Su propia madre vive socialmente fuera y está determinada
material y socialmente por esa sociedad, y según esa influencia ha llegado a constreñir
su útero. Este es el mensaje del mundo que recibe el recién nacido a través del útero
contraído de su madre. Mensaje que confunde lo vital con muerte, placer con displacer
al confundir huida del displacer actual hacia el placer previo como huída de lo actual
vivido hacia su negación… Aquí se tiene la producción social de Tánatos desde el
momento en que influye en el aparato –un verdadero torcimiento de Tánatos como
veremos más abajo– sexual y procreativo de gran parte de las mujeres y en la confusión
del principio del placer en los bebés recién nacidos.
Por eso insiste Reich en el hecho de que los niños deben ser cuidados de otra
manera y no solamente ya una vez que nacen, sino incluso antes de su nacimiento. Esta
sería una manera eficaz de contraatacar la pulsión de muerte socialmente instrumentada.
Abundará al respecto cuando hable de la plaga emocional en la tercera entrevista.
Mientras tanto acerquémonos a la actitud de Freud.
116
De lo que es prenda el capítulo primero de El malestar en la cultura. Cfr. Jorge Veraza U. Recepción
crítica del malestar en la cultura a 70 años de su publicación. En imprenta.
94
así, nunca entendí bien por qué. Es evidente que las « Ozeanische Gefühle», sentimiento
de comunidad entre uno y la primavera y Dios, lo que la gente llama Dios y la
naturaleza, es un elemento muy fundamental en cualquier religión, en cualquier
sentimiento religioso, siempre que no esté enfermo o desvirtuado. Freud rechazaba esto.
Y en lo que a mi respecta, siento decir que tengo la sensación de que en el proceso de
subyugar su propia vitalidad biológica hubo de restringirse a sí mismo, de sublimarse,
de vivir de una forma que le disgustaba, y de conformarse”
De ahí el rechazo de Freud a los sentimientos oceánicos; mientras que Reich los
articular directamente con los flujos genitales, con en el fluir genital de las emociones.
“Tengo la sensación de que hasta cierto punto [Freud] no podía aceptar el
concepto en que se basa toda religión válida. ¿Ve usted mi punto de vista? Toda religión
válida. Me refiero a la actividad biológica del organismo, que forma parte del universo.
[Reich indica que esta actividad biológica del organismo en conexión con el universo es
un sustrato material y experienciable que está en la base de toda religión y sugiere que
toda religión se ocupa de transfigurar, de mistificar, y hasta cierto punto entonces de
falsear dicha conexión. Pero Freud no solamente estaría enfrentándose a este
falseamiento religioso sino, incluso, al sustrato que Reich ve válido, a este sustrato
material: la actividad biológica del organismo en conexión con el universo, y que
alcanza a captarse en los sentimientos océanicos experimentados por la gente cuando se
deja ir con el fluir genital, con el orgasmo117:] Freud lo rechazó; sé que no le gustaba.
Ahora bien, mi trabajo se desarrollaba precisamente en tal sentido. Por ejemplo en los
esquizofrénicos, el flujo que perciben, las emociones que sienten, es todo muy real. Y
117
Este error de Freud al negar todo sustrato experiencial positivo a la religión, obsrvándola sólo como
falsa conciencia se origina en el racionalismo volteriano del que también lo heredaran múltiples marxistas
y descollantemente Lenin (cfr. su Acerca de la Religión, Progreso, Moscu, 1961) pero que es extraño a
Marx, como puede comprobarse en las características de su crítica a la religión tal y como ésta aparece en
En Torno a la Crítica a la Filosofía del Derecho de Hegel de 1843 (En K. Marx, La Sagrada Familia)
donde habla no sólo de falsas ideas sino de sentimientos comunitarios (y de comunidad con la naturaleza,
infiérese). Al negar todo sustrato positivo afirmativo a la religión se llega al absurdo de que la superación
de la enajenación religiosa no deja en pie ninguna experiencia positiva específica; al contrario de la
desenajenación del Estado que lo abole para dejar en pie el gobierno de los productores y cosumidores
directos, o la desenajenación de la economá que deja en pie una economía sin explotación del trabajo
etcétera. Análogamente la desenajenación religiosa debe dejar en pie una experiencia positiva del mundo
como la que refiere el sentimiento oceánico cuyas condiciones materiales de posibilidad son lo que debía
ser investigado en lugar de prejuiciosamente pasar a denegarla como una falsa idea mera. Procedimiento
freudiano y de ciertas corrientes marxistas presas en el racionalismo burgués (Para mayor abundamiento
sobre este tema cfr. Jorge Veraza U “Karl Marx y la Técnica desde la Perspectiva de la Vida”. Revista
Críticas de la Economía Política.no. 22/23, Ediciones El Caballito, México, 1984). Ambas posturas no
son científicas sino ideológicas, cuasi religiosas, así que no es casual que tanto el Partido Comunista
Alemán como el Instituto Psicoanalítico de Viena hayan combatido de manera fundamentalista la
intervención científico política de Reich ocupado de fundamentar científicamente la experientia mundi de
los seres humanos.
95
hasta cierto punto Freud no podía seguir esto”118. [El trasfondo de esta aseveración de
Reich se encuentra en el hecho de la gran dificultad que tuvo Freud para analizar la
esquizofrenia. Si podía analizar con relativa facilidad la neurosis, la esquizofrenia
parecía escapársele. Hay un caso de esquizofrenia célebre muy sonado, el caso
Schräber. Freud lo abordó con los conceptos psicoanalíticos que había rescatado en el
análisis de las neurosis. Todo el texto de Freud sobre Schräber, es una comedia de
equivocaciones. Es conocida y ya clásica la incapacidad del psicoanálisis para abordar
el problema de la esquizofrenia119. Mientras que Reich, siguiendo la veta energética,
pudo acercarse con mayor éxito no sólo a las neurosis sino también a la esquizofrenia.
Pero lo que uno encuentra en El análisis del carácter120 no sólo exposiciones de
caracteres neuróticos sino también de un carácter esquizofrénico con éxito curativo, “y
hasta cierto punto Freud no podía seguir esto:] “Su trabajo se intelectualizó. Y en mi
opinión ese fue uno de los aspectos del equivocado camino que siguió. Se enredaba en
palabras. Se enredaba en palabras”
Reich repite “se enredabla en palabras”, porque Freud se encuentra en una doble
suspensión tanto oral como anal antes de llegar a la genitalidad, al problema orgásmico:
por eso se enredaba en palabras en lugar de dejarse ir en el fluir genital orgásmico. Si
Freud llega a intelectualizarse es porque considera las emociones como malas, como
una parte baja, así que procede a sublimar la libido –subraya Reich– hacia una parte
elevada: el intelecto, que controla rígidamente; pero por ahí entonces el intelecto se
vuelve impotente para reconocer ciertas realidades fundamentales y para analizarlas,
como el sentimiento océanico que guarda relación con el Nirvana, con el principio de
Nirvana que el mismo Freud traduciría como principio de muerte. Y es que en el
principio de Nirvana hay una unificación, un sentimiento de unificación entre el ser
humano y el cosmos, un sentimiento oceánico, pero esta unificación que significaría la
apertura del organismo es entendida, traducida y trastocada por Freud hacia el instinto
de muerte. Así que, en lugar de como una plenificación de la vida, como una disolución
de la misma. El sentimiento oceánico en conexión con el tipo de movimientos
118
Wilhelm Reich, “La escisión esquizofrénica” en Análisis del carácter. Paidós, Buenos Aires, 1978.
así como "Orgonomic Functionalism, Part I: Ether, God & Devil", Annals of the Orgone Institute (Editor
Wilhelm Reich; Orgone Institute Press, New York), vol. II (1949), (partialy reprinted in 1960b; reprinted
in ETHER, GOD & DEVIL / COSMIC SUPERIMPOSITION; Farrar, Straus & Giruox, NY,1973).
119
Para una crítica a fondo de la incapacidad de Freud para comprender la esquizofrenia cfr. Morton
Schatzman, El Asesinato del Alma. Ed. Cit. Acerca del caso Schaaber cfr. Obras completas de Freud/XVI
Historiales clínicos (II), caso 4. “Observaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia
autobiográficamente descrito” Ed. Iztaccihuatl, México,
120
Sigmund Freud, El análisis del carácter, Paidos, Buenos Aires, 1957
96
121
Wilhelm Reich, Análisis del carácter. Capítulo sobre la esquizofrenia
122
Ibid.
123
V. I. I. Lenin; “Acerca de la religión”. Ed. Cit.
97
124
Marx.
125
Reich, Ed. Cit.
126
El comentario antecedente ocurrió de viva voz ante una veintena de amigos, así que suscitó algunas
preguntas; las respuestas a las mismas se resumen en este apartado.
127
Paul Roazen, Freud y sus discípulos, Alianza, Madrid, 1978.
98
le valora a Freud su gran importancia científica. Pues es ahí también donde se muestra,
en este gran avance científico, qué tanta vitalidad y qué tanta autenticidad tiene Freud.
En su biografía de Wilhelm Reich, Colin Wilson128 insiste en estas limitaciones
negativas del carácter de Freud para subrayar la benevolencia con la que Reich las trata
para, así, mejor poder pasar a criticar a Reich y a la teoría orgonómica de éste. Así que
perder de vista las dimensiones políticas del entorno en el que se desarrolla una
investigación científica por fijarse solamente en las cuestiones psicológicas conduce a
manipulaciones pseudocríticas como la de Wilson en el momento mismo en que cree
interpretar agudamente el Reich Habla de Freud, en el sentido de que Reich no ataca a
Freud porque, finalmente, se identifica plenamente con él como si se identificara con su
padre; como si para Reich Reich es Freud… pero mejorado, es su propio papá y así
seguido. Lo demás no importa.
O véase, cuando Reich menciona algo acerca de una mujer bella que le gustaba
a Freud, hay quien se fija sobre todo en que así excluía a otras de su óptica.
128
Op. Cit.
99
Además de que en este punto puede haber mucha fantasía y mucha ideología,
también hay elementos energéticos. Son los que está tratando de resaltar Reich. Más
abajo veremos que en el Postscriptum Reich indicará que el propio Freud se encontraba
también constreñido libidinalmente. Que él (Reich) a lo largo de las entrevistas que le
hicieron creía que no, pero que luego al revisar más a fondo la biografía de Freud,
ampliamente publicada hasta después de las entrevistas se percata de que también había
otras detenciones en la economía sexual de Freud. Mientras tanto cabe resaltar que las
posiciones democratistas son otro tipo de moralismo que no ve las especificidades y
cualidades, sino que homogeniza indiferentistamente y de hecho lo hace así con
resentimiento: “¿ah entonces por qué esto sí y por qué aquello no?” Implicando un
“¡Que inusticia!” Se trata de una óptica basada en el reproche, la envidia y el
resentimiento y, de hecho, ¿por qué tendría que ser igual?
Al mismo Reich le gustaban las mujeres bellas. Pero lo interesante es que hay
quien trae a colación el tema de las mujeres bellas como un tema que indica mala fe,
parcialidad y exclusión etcétera.
O hay quien toca el tema en el sentido de que Freud sufría represión; que le
gustaban las mujeres pero no podía establecer un vínculo íntimo con ellas por su
relación familiar, por su matrimonio. Lo que no deja de ser cierto…
Pero no cabe sobredimensionar dicha represión sin notar su gusto por las
mujeres. Porque incluso podría haber sido más reprimido y ni siquiera manifestar su
inclinación. En realidad tal preferencia es mayormente una muestra de vitalidad por
parte de Freud.
100
sin que cambiara todo su ser”129. Es decir, si Freud aceptaba ese comportamiento
en sus colaboradores, por ejemplo en Reich, él mismo se permitiría la licencia de
hacerlo pero no podía hacerlo sin poner en peligro a su familia y la manera en
que sus familiares lo veían a él, ponía en peligro la relación con su mujer y
también ponía en peligro su relación familiar con el resto de parientes. La cuarta
adición dice así:
4. “Yo tampoco sabia que Sigmund Freud había estado, en su
actividad clínica, cerca de descubrir la bio-energía , (véase la apreciación de
Jones sobre el «proyecto de Manuscrito» que más tarde rechazó). Freud falló en
el descubrimiento de la energía física vital, como falló en terminar sus estudios
sobre la cocaína debido a las severas inhibiciones impuestas por una familia
judía a su muy activo y emocionalmente potente bio-sistema. Este trágico
aspecto del ambiente de Sigmund Freud se manifiesta con evidencia, y explica
lo que yo recalcaba al principio sobre la gran desesperación de su expresión
facial. Sus descubrimientos psicológicos aun con todo lo grandes y decisivos
que fueron, demuestran una deserción de la cabal realización de aquellos
aspectos de su descubrimiento que durante una década proseguí yo en nombre
de Freud, pero que más tarde tuve que cargar sobre mis espaldas, cuando se negó
a reconocer sus lógicas consecuencias, expuestas en mi teoría del orgasmo”.
Dice así Reich en una conversación telefónica con el representante de los
Sigmund Freud Archives: “yo acepte la responsabilidad de Freud, o lo que es lo
mismo, la responsabilidad por las cosas que Freud no quería afrontar”.
Cabe aquí hacer notar la conexión del fundamento materialista entre, por un
lado, sacar lógicas consecuencias, y, por otro lado, tener un comportamiento y un
pensamiento lógico y claro conectado con una genitalidad libre; y también cabe
resaltar que –tal y como dice Reich– estas adiciones recalcan lo que ya había dicho
antes y al propio Reich le sirven de comprobación. En efecto, la lectura de la
biografía de Jones –alguien muy distante de las posiciones de Reich, que, sin
embargo, relata lo más fielmente posible la vida de Freud– traza rasgos que
129
Colin Wilson (Op. Cit) valora adecuadamente que fue el moralismo freudiano el principal factor que
condujo a la ruptura de Freud con Reich (“…Freud era lo bastante agudo como para reconocer a un
rebelde peligroso cuando lo tenía ante sus ojos. Esta fue la verdadera causa de la ruptura de su relación”.
p. 122). Sin embargo, extrañamente critica a Wilhelm Reich por ser insensible a esta causa tan
circunstanciadamente matizada por Reich en la entrevista que le hiciera Eissler.
103
corresponden esencialmente con los que Reich indicara para sacar las conclusiones
analíticas que antes presentó.
130
Reich habla de Freud. p. 109.
109
131
Lo dicho aquí apunta a la investigación sobre la política revolucionaria de Reich en su conjunto. Cfr. al
respecto la parte VI del presente libro.
113
Nadie quiere tratar de los problemas freudianos, ¿entiende? «Dejémosle de lado por
un periodo de 100 años. Dejemos pasar dos o tres generaciones antes de decidir. No
queremos saber nada del asunto»”132.
Se refiere Reich con esos 100 años al hecho de que decidieron mantener
cerrados los archivos de Freud durante 100 años, sin revisar sus cartas, escritos
inéditos, investigaciones, etcétera, en los que evidentemente se revelan más cosas
acerca de la autorepresión de Freud, de sus propias investigaciones y confesiones
intentando safarse de esta autorepresión y que todo ello apunta al descubrimiento de
la función del orgasmo. Así dice:
“Todos y cada uno procura arrinconar a Freud, [recuérdese la imagen de
pionero acosado como un ciervo en el bosque] y todo este asunto no quiere tocarlo
realmente, completamente. No quieren tratar de ello. No quieren saber nada.
[Percival Bailey escribe una tragedia en tres actos en donde expresa claramente la
tendencia dominante encaminada a desacreditar a Freud y deshacerse de él133]. Es
esta una característica humana fundamental, que actúa en todos los campos de la
psiquiatría”.
Al respecto vale precavernos de la expresión reichiana: “una característica
humana fundamental”; mas bien, debe decir con precisión -y él lo aceptaría- que
aquí tenemos una característica humana cuando la humanidad se encuentra plagada
emocionalmente y no, más bien, que sea “algo fundamental en la humanidad”
porque este tipo de expresiones propician el que luego Reich se deslice fácilmente a
diversos modos de desesperanza destinal, según vimos:
“El problema de la pubertad, el problema de la adolescencia, nadie los toca.
¿Ve usted la relación? Incluso Freud se apartó de su propio camino y de muchos de
sus descubrimientos. La presión de la plaga neurótica represiva es demasiado grande
y peligrosa para hacerle frente”.
Ahora Reich pasa a situar aquella condición social que posibilita el
surgimiento de la plaga emocional. Se trata de la estructura patriarcal capitalista de
la familia, ésta es productora de la plaga emocional. Presenta así el problema. Reich
ha hablado de cómo presionaba la mujer de Freud a Freud, así que Eissler le
pregunta más directamente:
-“¿Su mujer ejercía influencia sobre él?”
132
p. 114
133
Percival Bailey, Sigmund the unserene. A tragedy in trhree acts., Ch. C. Tomas, 1995.
114
-“No sé, siempre tuve la sensación de que él también era una persona muy
vital. Siempre sucede lo mismo: el hombre era una persona muy vital, y la mujer era
una persona sin vitalidad. Los hombres se entregaban y se ponían entonces celosos,
o sentían animadversión por aquellos que no cedían, [es decir que no aceptaban
inhibirse, los envidiaban y pasa a describir a Federn del siguiente modo, y vale
también para Freud, pero aquí la descripción es más rigurosa acerca de Federn; era
muy desgraciado en su matrimonio:] Federn era un Modju psicoanalítico, [es decir,
un psicoanalista emocionalmente plagado] era muy desgraciado en su matrimonio
pero era un buenísimo esposo. Vivía pegado a ella con todas sus consecuencias. Era
un «culturalista» [es decir sublimado].
Acostumbraba leer a Goethe a sus pacientes. [ahora le preguntan] “¿su mujer
ejercía influencia sobre él?” etcétera. En fin, llegamos al punto en que dice lo que
citamos más arriba y luego prosigue:
“Los hombres se entregaban y entonces se ponían [luego] celosos o sentían
animadversión por aquellos [otros hombres] que no cedían [que no se mantenían
pegados a su mujer no obstante que fuera falta de vitalidad] etcétera”.
Las transformaciones que durante el siglo XX ha sufrido la forma de familia
patriarcal monogámica no la han abolido ni tampoco han abolido sus premisas
sexual represivas sino que, en parte, en algunos casos las han aminorado y en
general han complejizado las versiones en que la represión y la manipulación sexual
pueden presentarse. Así que también la génesis de la plaga emocional se ha
complejizado socialmente. No sin que al tiempo hayan surgido nuevos factores –y
ya desde la formación de la personalidad infantil de los actores sociales– que
permitan combatirla. Pero prosigamos con Reich.
variadas formas de gestión de la sexualidad tanto entre los sexos como homosexual,
no constituyen factores que por sí mismos indiquen una mayor libertad humana y un
retroceso en las formas de dominio y enajenación sociales. Sino más bien formas
complejizadas de llevarse a cabo el dominio capitalista total sobre la población
corresondientes con la mundialización del capitalismo. Así que la transformación de
la comunidad doméstica capitalista –que así podemos resumir lo dicho– es
correlativa al desarrollo de la subsunción real del consumo bajo el capital a nivel
mundial. Evidentemente esta transformación abre también nuevas oportunidades de
libertad. Y Wilhelm Reich no cayó en un espejismo cuando arribó a los EU y se
topó allí con formas de relación entre los sexos menos represivas que las que había
experimentado en Europa. Pero de este hecho sacó conclusiones psicológicas,
políticas e históricas equívocadas, que sólo al final en sus tres últimos años de vida
pudo reconsiderar134.
134
Así lo demuestro en la parte III del presente libro.
117
135
P. 127, n. 27
136
123
137
Lo que también es aplicable a la actitud que como testigo de los experimentos de Reich asumió
Einstein en 1940. Cfr. parte III del presente libro.
118
138
“Este hombre, por ejemplo, es rey porque los otros hombres se comportan ante él como súbditos; éstos
creen, al revés, que son súbditos porque él es rey.” K. Marx, El Capital, Capítulo 1. n. 30.
N. 30: “Con estas determinaciones reflejas ocurre algo peculiar. Este hombre, por ejemplo, es rey porque
los otros hombres se comportan ante él como súbditos; éstos creen, al revés, que son súbditos porque él es
rey.” Karl Marx, El Capital/t. I, capítulo 1 “La Mercancía” pp. 70-71 y nota 30.
119
“No, nunca, nunca. Solo que no pudo averiguar qué camino tenía que seguir.
Creo que el camino que debió seguir era mi camino. El camino en el que yo he
139
pp. 125-126.
120
logrado tanto. Yo me dedique al análisis del carácter, las emociones y la angustia del
placer, las direcciones que se oponen al flujo de la bio-energía del organismo, y de
aquí me fui al movimiento plasmático, sí, a la ameba-, y de allí a la energía orgánica
exterior. Libido en cuanto realidad física cósmica, esta es mi labor. Freud facilitó el
concepto. Luego vine yo. Esta fue a mi parecer su más fecunda semilla. Fue un gran
hombre. Un gran hombre”. Ahí termina la última entrevista140 y antes de pasar al
siguiente inciso vale la pena hacer la siguiente reflexión.
140
“Lo que Freud denominó libido dentro del organismo, es también realidad fuera del mismo y puede
comprobarse con los instrumentos. Ese azul que existe fuera del organismo es energía orgónica. El «azul
es el color específico de la energía orgónica existente dentro y fuera del organismo. La física tradicional
trata de explicar el azulado del cielo por la dispersión del azul y de las series de color del espectro de la
atmósfera gaseosa. Sin embargo, es un hecho que el azul es el color que se halla en todas las funciones
relacionadas con la energía orgánica cósmica, atmósferica y orgánica:» Cualquier tipo de protoplasma de
toda célula o bacteria es azul. Generalmente se le considera por error como ‘refracción’ de la luz, lo que
es falso desde el momento en que la misma célula en las mismas condiciones de luz pierde su azulado
cuando muere. »Los nubarrones tormentosos son de un azul muy oscuro, debido a las altas cargas
orgánicas que contienen las masas de agua en suspensión. »Una habitación completamente a oscuras
forrada con láminas de hierro (la llamada ‘sala orgónica’) no aparece negra, es decir, libre de toda luz,
sino azulada o gris-azulada. La energía orgánica la ilumina espontáneamente; se hace fosforescente. »El
agua de los lagos profundos y del océano es azul. »El color de la madera en descomposición, cuando se
ilumina, es azul; así es la parte final iluminada de las luciérnagas, los fuegos de S. Telmo y la Aurora
Boreal. »La luz de los tubos en los que se ha practicado el vacío y han sido cargados con energía orgánica
es azul» Reich, The Orgone Energy Accumulator. Its Scientific and Medical use. Orgone Institute Press,
1951, p. 15”. Reich habla de Freud, p. 122-123, n. 22.
121
propuesta de Engels en la década de los setenta del siglo XIX de una concepción
dialéctica de la naturaleza en la que quedaría involucrada una concepción dialéctica de
la sociedad141.
Ahora bien, la propuesta de Engels de la dialéctica de la naturaleza -entendiendo
por naturaleza toda la realidad, incluyendo la historia humana- se basa en tres factores:
en primer lugar la existencia de un pensamiento dialéctico desarrollado hasta su forma
general por cuenta de Hegel; en segundo lugar, la presencia de las ciencias naturales -en
la segunda mitad del siglo XIX- en la que se observan interconexiones entre las distintas
ciencias, interconexiones conceptuales y a través de teorías que intentan pensar los
puntos de intersección; finalmente se basa en factores reales descubiertos por dichas
ciencias en los que la realidad natural se encuentra de hecho interconectada (la química
con la física y ambas con la biología; así como los diversos sectores materiales de cada
una de ellas entre si). Los factores reales que permiten la interconexión son factores
energéticos; y en particular la transformación de la energía mecánica en energía calórica
o de la energía química en calórica y en mecánica etcétera; así como el hecho de que la
biología se ha desarrollado en Darwin bajo el aspecto de un proceso evolutivo o
histórico basado a su vez en la forma evolutiva que adquirió la geología por cuenta de
Charles Lyell, así como la forma histórico procesual que logró presentar la astronomía
sobre todo en referencia a la formación del universo y del sistema planetario. Todo lo
cual sugeriría un universo organizado por leyes históricas en el que las transformaciones
de una forma de energía en otra nos muestran los puntos de transición de un sector de
realidad en otro y de una ciencia en otra. Así que la dialéctica de la realidad sustentaría
la dialéctica de las ciencias.
El argumento engelsiano da un mayor peso a la existencia formal de la
dialéctica como forma de pensamiento y a la existencia formal de la estructura de las
ciencias decimonónicas no sin asentar su propuesta de dialéctica de la naturaleza en
diversos hechos reales en los que se verifica la transformación de una forma de energía
en otra y por tanto la existencia de la interconexión universal.142 Mientras que la
argumentación reichiana respecto de la conexión de la psicología con la ciencia natural
no se atiene en primer lugar a un argumento formal sea éste el de la estructura de las
ciencias en juego o el de la dialéctica de cada una, del pensamiento o de la naturaleza.
141
Cfr. Joseph Ferraro, ¿Traicionó Engels la dialéctica de Marx? Itaca, México, 1998.
142
Cfr. Jorge Veraza U, Praxis y Dialéctica de la Naturaleza en la Posmodernidad, Itaca, México, 1996
Parte I.
122
143
Michael Schneider, Neurosis y lucha de clases. SXXI, México, 1979.
123
144
Jorge Veraza U, Praxis y dialéctica de la naturaleza en la posmodernidad, Itaca, México, 1997.
145
Ibid. p. 96, n. 32.
146
Ibid. pp. 96-97.
124
147
Cfr. al respeto T. W Adorno, Dialéctica negativa, Taurus, Madrid, 1976.
125
148
Colin Wilson, Op. Cit. Capítulos 2-4.
149
Wilhelm REich, Escucha pequeño hombrecito.
150
Wilhelm Reich, El asesinato de Cristo. Bruguera, Barcelona, 1980.
126
china151 y sus variantes, basada en el manejo de la energía vital (chi), mapas del
recorrido de la misma y técnicas e instrumentos (como las agujas) basados en teorías
sobre dicha energía que ponen en contacto la energía vital de nuestro organismo con
la exterior al mismo y aún con la energía cósmica. En segundo lugar, debemos
aludir a las teorías taoistas sobre la sexualidad y el amor y sobre todo a las prácticas
sexuales taoistas cuyo objeto de manipulación específico es la energía sexual y cuya
eficacia es hoy ampliamente comprobada.152 Todos ellos aspectos consistentes con
las reflexiones y descubrimientos reichianos. En segundo lugar, hicimos referencia a
las fotografías de las configuraciones energéticas de las moléculas de agua por
Masaru Emoto. A lo que podría añadirse las fotografías de la energía vital en forma
de aura en torno a hojas, manos, cuerpos etcétera llevadas a cabo por Semión
Kirlian153 en 1939 (“La mano irradia como una Vía Lactea –dice Kirlian–, emite una
intensa luz dorada y azul con constelaciones de minúsculas titilaciones y de estelas
flamígeras…”154) –fotografías mofadas por Wilson y rechazadas por él con
superficialidad–155. En tercer lugar cabe hacer referencia a la medicina homeopática
que también cura millones de seres humanos sobre el planeta, que Samuel
Hannemann, su fundador, asienta explícitamente sobre el concepto de energía
vital156 y cuya materia médica, posología, farmacología, patología y terapéutica no
podrían ser explicadas consistentemente –y, aún más, ni siquiera podrían ser
posibles como en el caso de lo que la homeopatía llama experimentación pura
mediante la cual se construye la materia médica homeopática– sin recurrir a la
existencia de una energía vital como a la que Hannemann aludió correspondiente
con el Orgón reichiano157.
151
Huang Ti, Huang Ti Nei Ching Su Wen. Berkeley, University of California, 1973.
152
Mantak Chia, Secretos taoistas del amor. Cultivando la energía sexual masculina. Equipo Difusor del
Libro, Madrid, 2000.
153
Roger Dadoun, Op. cit. menciona bajo la voz Kirlian una serie de investigadores soviéticos y checos,
italianos y británicos que entre 1939 y 64 llevaron a cabo investigaciones y descubrimientos coincidentes
con los de Reich acerca del orgón o incluso como en el caso del checo Robert Pavlita parecen haber
plagiado a Reich para sobre esa base lograr nuevos desarrollos como los generados psicotrónicos capaces
de “fabricar aleaciones con formas particulares que están dotadas de extrañas propiedades: son capaces de
acumular la energía que emana de una persona, energía que luego puede utilizarse para hacer girar un
motor.” p. 322. o las investigaciones acerca del agua del premio nobel Szent Gyorgy emparentadas con
los posteriores descubrimientos de Masaru Emoto etcétera.
154
Roger Dadoun, Op. cit. p. 319.
155
Wilson, Op. Cit.
156
Cfr. Samuel Hahnemann, Organon de la medicina homeopática.
157
Jorge Veraza U. artículo periodístico a los treinta años de la muerte de Wilhelm Reich (EN UNO
MÁS UNO)
127
158
G. W. F. Hegel, Fenomenología del espíritu “A. Independencia y sujeción de la autoconciencia;
señorío y servidumbre” en capítulo “B. Autoconciencia” FCE, México, 1966.
159
Pensar la opresión y la emancipación desde la posmodernidad. Crítica a la dialéctica del amo y el
esclavo de Hegel, Itaca, México, 2006.
130
160
K. Marx, Manuscritos de 1844. Tercer manuscrito donde señala que la dialéctica del señorío y la
servidumbre y su implícita dialéctica del trabajo presente en la Fenomenología del Espíritu de Hegel
constituye la clave de toda la filosofía hegeliana.
161
Morton Schatzman El asesinato del alma. SXXI, México, 1974.
162
Cfr. Paul Laurent Assoun, Freud. La filosofía y los filosófos. Paidós, España, 1982.
131
Assoun parece confundir ambas cosas y por ello ya no rastrea dicha influencia.
Quedándo, así, abierta la oportunidad para que nosotros arriesguemos el análisis que
sigue.
163
Ontología de Hegel y teoría de la historicidad, Martínez Roca, Barcelona, 1970.
164
G.W.F. Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosóficas. Alianza, Madrid, 1977.
132
esta cumbre nos retrotraemos al inicio “a) la vida”, entendemos que ésta es forma
inmediata de la idea o que la idea se presenta por primera vez –antes de como idea
teórica o como el conocer propiamente dicho– como vida. Tesis que Hegel explicita
precisamente en la “Física Orgánica”, cuando habla de los seres vivos.
De tal suerte, la idea es idea y es vida, mientras que esta es vida y es idea. Hegel
requiere este doblete para validar su peculiar sistema idealista. El cual no es fijista o
metafísico sino procesual y evolutivo, rasgos que le confiere el asentarlo/asimilarlo con
la procesual vida a costa de idealizarla. De tal manera, la vida en la Enciclopedia está
antes de la vida en la Lógica, como idea desarrollada (en su primera estancia) que
espera llegar a ser absoluta; luego aparece como vida en la “Física Orgánica” pero,
precisamente, como vida ya idealizada. Y a contrario senso, la idea aparece después de
la idea, en la “Física Orgánica”, como vida cuya evolución generará en el momento
culminante a los animales orgánicos que piensan y de entre ellos a aquellos que somos
nosotros, en los que la idea se corona de modo conceptual.
Pero piénsese que la vida es anterior a la idea no sólo en la exposición
sistemática de la Enciclopedia sino en la realidad; por lo que es un equívoco sistemático
el que Hegel en su Enciclopedia haga anteceder la filosofía de la naturaleza por la
Ciencia de la lógica, sugiriendo así que antes de existir la naturaleza estuvo la idea, que
luego, engendró a la naturaleza, como su-ser-de-otro-modo165. Esto es, bajo modo
material, exterior y no en el propio de la idea –según postulara René Descartes166 su res
cogitans– que es aquel modo según el cual la idea es en su interior autoevidente para sí.
165
Cfr. Karl Marx, Manuscritos de 1844. Tercer Manuscrito. Parágrafo 6 “Crítica de la Dialéctica y la
Filosofía Hegelianas en general”
166
René Descartes, Discurso sobre el método.
133
fácilmente una de la otra; sino que la idea sin dejar de serlo involucra vitalidad y una
textura de algo material y vivo pero sin dejar de ser idea fluida, nada corpóreo ni cósico.
Y a la inversa la vida, sin dejar de serlo, se mantiene como idealizada y sublimada,
desmaterializada etcétera. Por donde los lectores de Hegel y luego, los contemporáneos
de éstos que conversaran con ellos o se vieren influidos de alguna manera por ellos,
participaron de una representación del mundo y en particular, de la idea y de la psique o,
bien, del organismo humano en la que todo lo dicho se fusionaba.
El caso de Sigmund Freud, con su teoría de la libido como energía sexual que
mueve a la psique y a toda emoción e ideación es resaltante al respecto. Pues en el
discurso freudiano el estatuto mismo de la libido está a medio camino entre algo sólo
ideal y algo con consistencia material. Su presencia como energía participa de la
consistencia resistente de la materia pero incluye la fluidez de la idea.
Según lo dicho, el estatuto ontológico de la libido es equívoco en Sigmund
Freud pero correspondiente con la presencia dual de la idea como vida, y de ésta como
idea que ofrece La Enciclopedia de Hegel.
167
Wilhelm Reich, La función del orgasmo (1927)
168
Análogamente a como Marx pudo superar la prohibición epocal del horizonte burgués para descubrir
la explotación de plusvalor a la clase obrera. Ciertamente son resaltantes las múltiples formas en que
dicha prohibición se hace presente en la episteme moderna, según determina el propio Marx estas
prohibiciones en su Teoría Crítica del Plusvalor.
134
En realidad, Hegel y Freud, ambos hombres durante los años que les tocó vivir
piensan dentro del horizonte de visibilidad que abre para la sociedad y la historia el
predominio del capital industrial. La subsunción de toda la realidad natural y social —
en fin, cósmica— por la idea no es sino la transfiguración de la subsunción de todos los
contenidos sociales por el capital industrial. Subsunción que se efectiviza en el
continente europeo hacia 1825 –año de la primera crisis cíclica del capitalismo– con el
predominio maquinístico gran industrial del capital frente a otros modos de producción
y relaciones sociales no específicamente capitalistas que perviven dentro de la sociedad
burguesa. Subsunción que se irá singularizando de manera mounstrosa a lo largo de los
años hasta la fecha, figurando dicha subsunción no sólo un Moloch que engulle toda la
realidad sino que la vomita y de ese modo se reproduce y afirma, que es lo que
escenifica materialmente la subsunción real del consumo bajo el capital169. Es decir, no
sólo es que los conceptos de libido y de inconsciente freudianos constituyen el desglose
y la transfiguración del concepto de vida hegeliano sino que el discurso de Hegel y el
discurso de Freud transfiguran, en general, el dominio del capital industrial sobre la
sociedad y –en particular el de Freud, transfigura– la subsunción real del consumo bajo
el capital industrial.
En lo que sigue iremos más allá de las anteriores críticas generales y específicas
a pormenorizar la presencia del concepto de vida en la Enciclopedia de Hegel en
parágrafos señalados de la misma. No se trata de un comentario exhaustivo en torno a
este tema sino de uno que ilustre con intervenciones particulares las críticas generales y
específicas ya avanzadas. Nos atendremos al conjunto de parágrafos que tratan
expresamente el tema de la vida en la parte final de la Ciencia de la Lógica (parágrafos
215-221). Esto es, los correspondientes al inciso “a) La vida” del capítulo “C. La idea”.
Veamos.
169
Explicar el concepto de Subsunción real del consumo bajo el capital.
136
Los §216 a 221 de la Enciclopedia, Hegel los unifica bajo el título “La Vida”,
apartado a) del capítulo “C. La Idea” con el que termina La Ciencia de la Lógica;
primera parte de tres, de la Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas; le siguen el
apartado “b) El conocer” y el conclusivo “c) La Idea Absoluta”. De lo que se desprende
que la idea en tanto proceso que es (§ 215) se desarrolla en tres estancias o como idea
inmediata, mediata, y absoluta (o inmediata/mediata), siendo la mediata el conocer y la
idea inmediata la vida. “La idea inmediata es la vida”, es efectivamente la primera tesis
con la que inicia el §216, el primero del apartado “a) la vida”. Según lo cual ésta queda
subsumida a la idea como figura primera de esta y la idea, por su parte, gana en
presencia, pues queda figurada con la concreción material de la vida. No sólo como si
de por si fuera algo vivo, sino como ya siendo de por sí la vida.
Como esta es unidad metabólica entre el sujeto viviente y el entorno del que este
se alimenta, la idea se presenta como proceso de esta unidad en la que se afirma y
prepondera el sujeto: unidad sujeto-objeto subjetivizada o cargada hacia este, en su
beneficio o para si, para su afirmación.
Hegel puntualiza que la expresión “unidad de sujeto y objeto” o de lo infinito y
lo finito, del pensar y del ser etcétera, es incorrecta porque lo de unidad mueve a pensar
en fijeza; mientras que la idea es proceso; unidad en proceso diríamos.
Así lo expresa el §215 antecedente al apartado “La vida”170.
Dicho parágrafo se ocupa a renglón seguido de corregir la mala expresión
(“unidad de infinito y finito” en la que ésta “neutraliza” a lo infinito etcétera)
puntualizando qué es en general la idea. Por eso es que, como antesala, señala la
primera figura de esta: “la vida”. Hegel especifica así la cuestión: “Pero en la unidad
negativa de la idea, lo infinito excede a lo finito, el pensamiento del ser, la subjetividad
de la objetividad”. Este exceso que es la idea sólo podría ir más allá de lo finito,
objetivo y del ser negándolos; por eso Hegel señala a la idea como “unidad negativa”.
Esto es, no fija y neutralizada sino unidad del sujeto y del objeto pero del lado de este,
mismo que se enfrenta activamente, creadoramente, al mundo reteniendo una
disposición negativa hacia éste.
170
“Como la idea a) es proceso, la expresión que descansa en lo absoluto como unidad de lo finito y de lo
infinito, del pensamiento y del ser, etcétera, es, según ya se ha repetido muchas veces, falsa, porque la
unidad expresa la identidad abstracta, persistente, en reposo. Como b) es subjetividad aquella expresión es
igualmente falsa, porque aquella unidad expresa lo en sí, lo sustancial de la verdadera unidad. Lo infinito
aparece de este modo como solamente neutralizado con lo finito; y así lo subjetivo con lo objetivo, el
pensar con el ser” (G.W.F. Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosóficas. FCE, México, 1973. § 215).
137
Por donde entendemos la razón por la cual Hegel no dice: la idea es un juicio o
una definición o el juzgar y el definir sino, en primer lugar, dice: la idea es vida como lo
patentiza el §216. Esto es, la idea no es el pensamiento unilateral y subjetivo que se
pone a señalar, a opinar o si se quiere a definir y juzgar a la realidad; no es un punto de
vista. Sino que es el sujeto que define y el objeto definido, esta unidad pero como
negativa o que se carga del lado del sujeto; por eso puede parecer que es sólo el juzgar y
el definir subjetivos.
La idea es sujeto objeto pero entiéndase, no sólo como sujeto que define y objeto
definido en el pensamiento de ese sujeto en tanto representación del objeto real
171
Ibid. p. 109.
138
definido. Hegel quiere algo más: la idea es sujeto y objeto no sólo formalmente o como
quien considera desde fuera los dos lados sino que es realmente los dos lados. Así que
toda la realidad se absorbe en la idea. Es lo que el apartado “c) La idea absoluta”
explicitará.
Concluyamos citando y comentando el inicio del §215 antes de que Hegel
critique lo incorrecto de la expresión “unidad de lo infinito y lo finito” etcétera y que,
luego, según vimos, puntualice qué es propiamente la idea; de tal manera que Hegel
inicia su §215 diciendo lo que es la idea básicamente y luego combate el malentendido
en que se ha caído. Dice:
La idea es esencialmente proceso, porque su identidad sólo es la
identidad absoluta y libre del concepto, en cuanto es la absoluta negatividad y,
por tanto, es dialéctica. Es el decurso, que consiste en que el concepto, como la
universalidad que es individualidad, se determina como objetividad y como
oposición a ésta; y tal exterioridad, que tiene por sustancia el concepto, por medio
172
de su dialéctica inmanente se reabsorbe en la subjetividad.
Por eso para mi uso personal le impuse al 215 un título para diferenciarlo de los
restantes parágrafos: “Idea es proceso, no expresión detenida”. En todo caso, en la
formulación hegeliana resalta la especificación de la idea mediante lo que es concepto:
“la identidad absoluta y libre del concepto” es la de la idea, nos dice.
Esto es, la idea no debe ser concebida como “la idea que me hago de algo” o “la
idea que me viene” sea fantasiosa respecto de la realidad o impresionista. Porque en
todos estos casos la ideación proviene del lado del sujeto exterior al objeto ideado.
Hegel quiere comprender o introducir dentro de la idea al sujeto y al objeto, al que
observa y lo observado; al que percibe y lo percibido; por eso señala a la idea no como
la idea que me hago sino como el concepto que comprende los dos lados, esto es, que
considera no sólo al mundo allí afuera sino a mi que considero al mundo y a éste. Así
que no se retiene en este o en mi sino que nos niega a uno y al otro en nuestra
unilateralidad para poder considerarnos en relación o completamente.
Y precisamente de modo que esta consideración no se coagula o fija sino que se
mantiene dispuesta a proseguir su desarrollo, esto es, a seguir negando cualquier
unilateralidad. El concepto considera las partes del problema, diríamos, así que retiene
172
G.W.F. Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosóficas. FCE, México, 1973.
139
173
“En su forma mistificada, la dialéctica estuvo en boga en Alemania, porque parecía glorificar lo
existente. En su figura racional, es escándalo y abominación para la burguesía y sus portavoces
doctrinarios, porque en la intelección positiva de lo existente incluye también, al propio tiempo, la
inteligencia de su negación, de su necesaria ruina, porque concibe toda forma desarrollada en el fluir de
su movimiento, y por tanto sin perder de vista su lado perecedero, porque nada la hace retroceder y es,
por esencia, crítica y revolucionaria” Karl Marx, Epilogo a la Segunda Edición de El Capital. SXXI,
México, 1974. p. 20.
140
decir que el mundo y la vida sean ideales, como quiere Hegel perdiendo la especificidad
entre la idea y el mundo, la idea y la vida etcétera.
El equívoco idealista no obstante pudo servir para promover el descubrimiento
materialista freudiano de la libido (y de Eros) , así sea que en Freud la libido encuentra
una definición imperfecta por ambigua. Concordante con la anfibiología de la noción de
vida y de idea de Hegel.
El apartado “a)La vida” del capítulo sobre “la idea” de la Ciencia de la Lógica
en la Enciclopedia de Hegel consta de siete parágrafos (216 a 222) que titularemos del
siguiente modo para hacer patente de entrada el recorrido argumentativo de Hegel:
§ 216. La idea inmediata en si para si puesta en pie (es decir, la vida; pues que
eso es para Hegel la vida)
§ 217. El vivo, silogismo de silogismos
§ 218. El sujeto vivo
§ 219. Relación negativa del viviente con la naturaleza
§ 220. Genero sexuado (en el que tenemos un resumen aclaratorio de lo que
antecede)
§ 221. El engendrar
§ 222. Individuo, género y espíritu; como salida del apartado a) no sólo hacia el
“b) El conocer” y el “c) La idea absoluta”, sino aún hacia la tercera parte de la
Enciclopedia “La Filosofía del Espíritu”, por sobre la segunda “La Filosofía de la
Naturaleza”, en la que encontramos a los seres vivientes —a la vida por decirlo así—
de carne y hueso. Eso sí, especulativamente transfigurada. De tal manera, podría decirse
que en este § 222 tenemos una apretada síntesis de toda la Enciclopedia de las Ciencias
Filosóficas; es decir, de su Ciencia de la Lógica; su Filosofía de la Naturaleza; y su
Filosofía del Espíritu174. Lo de género, por la lógica; lo de individuo, por la naturaleza;
y lo de espíritu, por la filosofía del espíritu. Veámoslo.
174
¿Fue basándose en este parágrafo que Herbert Marcuse concibió la idea germinativa de su Ontología
de Hegel?
141
Ad. [2]
Que la vida “llega a su verdad”, esto es, “a si
misma” significa racionalmente, que toma para si al
mundo y crea una inmensa comunidad entre todos
los seres vivientes primero bajo la forma de la
evolución. Pero Hegel deja implícito este sentido
para explicitarlo sólo en segundo lugar, bajo la
forma de la siguiente afirmación: que la vida es “el
género libre subsistente por sí”. Esto es, un poder
general que por si mismo se despliega unificando
todo. Potente idea que reencontramos en Freud
aunque expresada en forma vulgar, cuando dice175
que Eros (el principio de vida) es un poder
175
En Más allá del principio de placer (1920) y repetido con fuerza en El Malestar en la Cultura
142
Ad. [3]
Aquí Hegel glorifica explícitamente a la
muerte que en renglones anteriores enalteció
implícitamente como “la verdad de la vida” o como
la “libre negatividad del género”. Y la glorifica
porque es la que engendra al espíritu; así que por
engendrarlo consuela al individuo de cuya muerte
nace el espíritu. No sólo en el sentido de que el alma
se separa del cuerpo del viviente cuando este
muere; sino de que en vida pero sabiendo que la
muerte existe, el individuo trasciende su finitud
hacia la del resto de individuos de su especie; acto de
generalización primero que lo lleva a hacer nacer en
si al espíritu en su consustancial universalidad
negadora de toda particularidad y fijeza.
176
Cfr. Más allá del principio de placer.
177
Cfr. Capítulo C. Autoconciencia. Así como para un comentario pormenorizado de este pasaje mi
Pensar la opresión y la emancipación…
144
178
Texto fundamental de crítica de la economía política de 1847.
179
Cfr. Jorge Veraza U, Recepción crítica de El Malestar en la Cultura a 75 años de su publicación.
145
180
Paul Laurent Assoun, Op. Cit. y véase nuestro comentario al respecto en las palabras introductorias a
este cápitulo.
146
181
Por lo cual más adelante comentaremos este inciso
182
Al respecto el ensayo de Jean Paul Sartre “El universal concreto” dedicado a Soren Kierkegaard,
furibundo crítico de Hegel.
147
183
“Que el trabajo es siempre una fuente del intercambio para el obrero, en tanto éste se halle capacitado
para el trabajo –es decir, no del intercambio sin más ni más, sino del intercambio con el capital–, se funda
en la determinación conceptual de que el obrero sólo vende la disposición transitoria de su capacidad de
trabajo. El obrero puede, por ende, recomenzar siempre el intercambio no bien haya ingerido nuevamente
su manifestación vital. Los sicofantes de la economía burguesa, que ven todo pintado de rosa, en lugar de
asombrarse de que el obrero subsista –o sea que pueda repetir a diario ciertos procesos vitales después de
haber dormido y comido– y en vez de considerar esto como un gran mérito del capital respecto al obrero,
debieran centrar más bien su atención en el hecho de que el obrero, tras un trabajo siempre repetido, sólo
tiene, para el intercambio, su trabajo vivo y directo. La propia reptición, in fact, es sólo aparente. Lo que
intercambia con el capital es toda su capacidad de trabajo, que gasta, say [digamos] en 20 años. En
lugar de pagársela de una sola vez, el capital lo hace por dosis, a medida que el obrero la pone a su
disposición, digamos semanalmente. Esto no modifica para nada la naturaleza de la relación, ni justifica,
aún menos, la conclusión según la cual, por tener que dormir el obrero 10 a 12 horas antes de estar en
condiciones de reiniciar su trabajo y su intercambio con el capital, el trabajo constituye su capital. Por
consiguiente, lo que aquí se concibe como capital, in fact, es la traba, la interrupción de su trabajo, el
hecho de que el obrero no es ningún perpetuum mobile. La lucha por el bill de las diez horas, etcétera,
demuestra que el capitalista lo que más anhela es que el obrero disipe, lo más posible y sin interrupción
sus dosis de fuerza vital. Llegamos ahora al segundo proceso, que forma la relación entre el capital y el
trabajo después de ese intercambio. Sólo queremos agregar aún, que los mismos economistas enuncian así
la frase arriba mencionada: que el salario no es productivo. Ser productivo significa para ellos, of course,
productivo de riqueza. Como el salario es el producto del intercambio entre el obrero y el capital –y el
único producto que es puesto en este acto mismo–, esos economistas convienen en que el obrero en tal
intercambio entre el obrero y el capital –y el único punto que es puesto en este acto mismo–, esos
economistas conviene en que el obrero en tal intercambio no poruduce riqueza alguna: ni para el
capitalista, pues para éste el pago de dinero constituye la única función del capital- significa una cesión de
riqueza, no una creación de la misma, por lo cual procura pagar lo menos posible; ni para el obrero, pues
el salario sólo le proporciona a éste, en mayor o menor grado, medios de subistencia, satisfacción de
necesidades individuales, pero nunca la forma universal de la riqueza, nunca riqueza. Tampoco se la
puede proporcionar, ya que el contenido de la mercancía que vende [el obrero] de ninguna manera está
por encima de las leyes generales de circulación [esto es:] a través del valor por él puesto en circulación,
obtener, mediante la moneda, un equivalente en otro valor de uso, al que consume. Una operación de esta
índole, of course, nunca puede enriquecer a su ejecutante, sino que al fin del proceso tiene que llevarlo de
nuevo exactamente al punto donde se encontraba al principio. Ello, como hemos visto, no excluye, sino
que más bien supone que el círculo de sus satisfacciones directas sea capaz de cierto estrechamiento o
ampliaciones. Por otra parte, si el capitalista –que en este intercambio aún no está puesto como capitalista,
sino solamente como dinero– repitiera siempre de nuevo este acto, su dinero pronto sería comido por el
obrero y lo derrocharían en una serie de otros disfrutes, pantalones y remendados botines lustrados, en
suma: prestaciones de servicios recibidos. En todo caso, la repetición de esta operación se mediría
exactamente por el límite de su bolsa. Tal repetición no lo enriquecería más que el dépense de dinero en
otros valores de uso para su apreciada persona, todos los cuales, como es sabido, nada le aportan, sino que
le cuestan. ” Karl Marx, Grundrisse (1857) SXXI, México, 2000. pp. [201-203].
148
184
Desde Darwin. Reflexiones sobre historia natural. p. 267.
150
cadena de ADN. La muerte no parecía ser un proceso regulado sino un evento final de
desgaste de todo el organismo, genes incluidos; un límite abstracto más o menos
indeterminado pero irremisible, una negación (pensada, por ejemplo, al modo de
Hegel). El hallazgo en el genoma humano de los que pueden llamarse genes de muerte
ofrece la base para explicar positivamente fenómenos fisiológicos celulares y
conductuales de los seres vivientes que somos los humanos de otra forma pseudo
explicados negativamente o, también, según una metafísica del dolor185, de la negación
y el nihil186 o, aún, del mal187. Al contrario, dichos genes regulan nuestros procesos
biológicos en vista o a fin de llevarlos a término, al momento de la muerte.
Antes de abordar la explicación positiva de estos fenómenos y de abordar la
pseudoexplicación en la que se involucra a los genes de muerte como algo así como un
Tanatos biológicamente arraigado, exploremos el origen y las condiciones en que la
biología ha sido manipulada, -tal y como lo demuestra Stephen Jay Gould en nuestro
epígrafe- antes del descubrimiento de los genes de muerte, en un sentido tanático o
apuntalante del principio de muerte.
185
Cristianismo, budismo…
186
Irracionalismo de base heracliteana, hegeliana así como heideggeriana y tanatismo freudiano también
participe de la primera determinación.
187
Marques de Sade, La filosofía en el tocador”, Dialogo entre un Moribundo y un Cura”; Georges
Bataille, “El valor de uso en Donathien Alfonse Fracoise Marques de Sade (I y II)” Experiencia
interior, El culpable, Sobre Nietzsche, así como en El erotismo.
188
O la etología
189
Konrad Lorenz, Sobre la agresión (1963), Evolución y modificación de la conducta (1965),
190
Robert Ardrey, La evolución del hombre: la hipótesis del cazador, Alianza Edit., Madrid, 1976
151
modelar Carleton Coon en 1962 con su The origin of raises en el que, de las cinco razas
humanas básicas que propone, la raza negra evoluciona más tardiamente; y siendo más
primitiva y menos culta, parece justificado naturalmente el que se la someta. Sobre esta
base Lionel Tiger y Robin Fox construyen un racismo con bases pseudobiológicas en el
que casualmente se reencuentran “los periclitados ideales occidentales de hombres
audaces y agresivos y mujeres dóciles y restringidas”; y bien, es debido a las hormonas
que somos cazadores agresivos y ellas son criadoras de niños.191 El siguiente paso es
establecer una base genética para la violencia humana, con lo cual el racismo, las
guerras, la opresión de clases y la opresión de la mujer –todas formas de violencia
social históricamente determinadas– queda pseudofundamentada como innata y en tanto
dicha base genética es reguladora de la conducta también sería innato el instinto
agresivo. El cual es ni más ni menos que la primera parte –digamos utilitarista– del
instinto de muerte freudiano, la cara menos oscura de Tánatos. Puesto que su faceta más
sombría es autodestructiva y aparentemente contraria a la utilidad y a la racionalidad, la
que propiamente nos encamina a nombrarlo no sólo instinto agresivo sino destructivo y
autodestructivo, instinto de muerte.
191
Stephen Jay Gould, Desde Darwin. Reflexiones sobre historia natural Ed. Cit. p. 266.
192
Ibid. p. 267.
152
193
Wilhelm REich, Escucha pequeño hombrecito. Ed. Cit.
154
afirmación del mayor tamaño cerebral de los hombres frente a las mujeres para hablar
de la superioridad de aquellos y justificar la opresión que ejercen sobre estas, basándose
aparentemente en un dato material, en un argumento científico que, si fuera cierto,
justificaría el que la humanidad estuviera sometida a las vacas por su mayor volumen y
peso cerebral, como varios autores ya ironizaron el falaz argumento, entre ellos, Simone
de Beauvior.194
De tal manera que en referencia a la antropogénesis dominó la idea de exaltar y
fijarse en los datos que apoyaran esta exaltación del desarrollo cerebral frente a
cualquier otro aspecto anatómico de los antropoides, en especial, la postura ergida. Karl
Ernst von Baer,195 el mayor embriológo del siglo XIX, así lo afirmaba desde 1928 y el
antropólogo inglés. G.E. Smith196 lo reafirmó cien años más tarde.197 Mientras que
Frederich Engels en 1876 en su célebre ensayo “El papel del trabajo en la
transformación del mono en hombre”198 basado en el Ernst Haeckel de mediados del
siglo XIX y aún en el Lorenz Oker de 1809199 argumentó que lo decisivo a observar no
era el desarrollo del cerebro sino la postura ergida de la que dependía el hecho de que
las manos dejaran de ser medio de locomoción para –estando libres– servir a la
manutención y a la obtención de herramientas; lo cual condicionaría, efectivamente, el
desarrollo del cerebro; pero no como un dato biológico inicial prehumano sino debido al
despligue laboral del propio hombre y, entonces, al desarrollo histórico propiamente
dicho y no simplemente biológico. De tal manera, dirá Engels, “la mano no es tan sólo
el órgano del trabajo, es también el producto del trabajo” y lo mismo habrá que decir del
cerebro.
Sin embargo, “la imporancia del ensayo de Engels no yace en sus conclusiones
sustantivas –aunque heredadas de Hegel planteadas con fuerza lógica mayor– sino en su
lacerante análisis político– acerca de por qué la ciencia occidental estaba tan colgada de
la afirmación apriorística de la supremacía del cerebro”, reconoce el biólogo darwinista
Stephen Jay Gould.200
En efecto, darle todo al cerebro era darle todo a la voluntad y a la idea así como
a la voz de mando del amo, del patrón, del señor y quitarle todo mérito al trabajo, al
194
Simone de Beauvior, El Segundo sexo (1949). SXX, Buenos Aires, 1970.
195
Karl Ernst von Baer "Ovi Mammalium et Hominis genesi" (1827)
196
Grafton Eliot Smith,
197
Stephen Jay Gould, Op. cit. p. 232.
198
Frederich Engels, “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre” (1896) en K. Marx
y F. Engels, Obras escogidas/t.II. Progreso, Moscú, 1959.
199
Ibid. p. 236
200
Op. cit. p. 236.
155
esclavo, al obrero, al siervo, y, en fin, al ser humano de carne y hueso. Pues todos los
señores dominantes se han alejado del trabajo y lo han controlado desde su voluntad e
idea. De suerte que el idealismo, desde Platón, no sólo ha sido el parapeto de la posición
de la clase dominante sino que, dada la posición efectivamente dominante de una clase
sobre la otra en la realidad social, el funcionamiento de ésta parece convalidarlo. Y la
primacía cerebral es aceptada como algo natural, obvio y normal sin ver que se trata
más bien de un arraigado prejuicio social en primer lugar de la clase dominante y de los
pensadores a su servicio.
201
F. Engels, El Papel del Trabajo en la Transformación del Mono en Hombre” en Carlos Marx. Federico
Engels, Obras Escogidas. Progreso, Moscú, 1981. p. 73-74.
202
(XXIII) “Lo grandioso de la Fenomenología hegeliana y de su resultado final (la dialéctica de la
negatividad como principio motor y generador) es, pues, en primer lugar, que Hegel concibe la
autogeneración del hombre como un proceso, la objetivación como desobjetivación: como enajenación y
como supresión de esta enajenación; que capta la esencia del trabajo y concibe el hombre objetivo,
verdadero porque real, como resultado de su propio trabajo. La relación real, activa, del hombre consigo
mismo como ser genérico, o su manifestación de sí como un ser genérico general, es decir, como ser
156
Hegel, siguiendo en esto a los economistas ingleses a los que leyera con asiduidad,203
comienza dándole todo al trabajo como el productor de toda la riqueza para luego
expropiarsela dejándole apenas lo mínimo para vivir. En verdad, si logra este resultado
es porque antes de argumentar el desarrollo de la civilización y la cultura (“formación
cultural”), de la ciencia, el saber, y, por ende, del cerebro, a partir del trabajo (en el
parágrafo 4 de “Señorio y Servidumbre”)204 introduce la oposición entre las clases
sociales, entre el señor y el siervo –aunque sin nombrarlos todavía así– para explicar la
génesis de la autoconciencia humana a través de la lucha a muerte entre ambos cuyo
resultado, ante la presunta rendición por cobardia de uno de los combatientes, permite
señalar a este como siervo y al victorioso como señor.
Como vemos, el truco del determinismo biológico que exaltó al cerebro por
sobre la postura ergida para dar cuenta de la génesis del ser humano a partir de los
primates tiene su clave en el truco de Hegel de explicar la existencia de la
autoconciencia a partir de la oposición de clases en función del dominio de una de ellas
sobre la otra. Mientras que el determinismo biológico exaltó al cerebro para así poder
exaltar la autoconciencia, para así exaltar la voluntad del amo y del patrón para así
justificar el dominio de una clase sobre otra. En Hegel se muestra la clave
inmediatamente aunque en lenguaje filosófico; mientras que en el lenguaje, en parte
llano y en parte técnico, de la biología se oculta la clave porque se sigue un camino
mediado y que, en ocasiones, sólo implícitamente señala su cometido.
Engels observó nítidamente el truco en el texto hegeliano y pudo desarrollar, así
en 1874, la tesis crítica del joven Marx de 1844 acerca de la Fenomenología del espíritu
echando mano de los argumentos cientificos más desarrollados de la época y
poniéndolos en orden lógicamente en contraste de la dialéctica hegeliana. La cual
iniciaba con un prejuicio clasista incoherente y adialéctico en el que el papel efectivo
del trabajo en la antropogénesis quedaba intervenido, falseado.
De tal manera la dialéctica clasista de Hegel para lograrlo debía ser idealista
pero también tanática, exaltando el instinto agresivo del ser humano en general y del
señor en particular como fuente de la autoconciencia humana y promoviendo a la
humano, sólo es posible merced a que el realmente exterioriza todas sus fuerzas genéricas (lo cual, a su
vez, sólo es posible por la cooperación de los hombres, como resultado de la historia) y se comporta
frente a ellas como frente a objetos (lo que, a su vez, sólo es posible de entrada en la forma del
extrañamiento)”. (K. Marx, Manuscritos de 1844, Tercer Manuscrito, “Crítica a la Filosofía y Dialéctica
Hegelianas en General”. Grijalbo, México, 1968, pp. 113).
203
Georg Lukács, El joven Hegel. Grijalbo, México, 1970
204
G. W. F. Hegel, Fenomenología del espíritu. Capítulo B. La autonconciencia. Cfr. para la crítica de
este “antes” Jorge Veraza U, Para pensar la opresión y la emancipación desde la posmodernidad.
157
muerte como “señor absoluto” cuya presencia hace temblar al siervo (parágrafo 3 de
“Señorío y Servidumbre”). Mientras que el argumento científico de Engels -basado en
Haeckel- llevaba adelante la crítica filosófica de Marx a Hegel, le asestaba una estocada
en el corazón a esta dialéctica clasista idealista y tanática al revocar su premisa
metafísica y de sentido común en la que quedaba retratado el homo homini lupus
(hombre lobo del hombre) y la bellum omnium contra omnes (guerra de todos contra
todos) de Hobbes.205 Consolidaba así, Engels, una dialéctica auténtica, superadora de
todo fijismo metafísico y, para ello, una dialéctica vitalista libertaria y materialista
anticlasista en clave praxeológica y proletaria en vista de efectivamente concretar su
vitalismo libertario y su materialismo humanista.206
Veamos ahora cómo es que ha sido utilizado tanáticamente el descubrimiento de
los genes de muerte.
205
Hobbes, Leviatán en Antología de textos políticos, FCE, Buenos Aires, 1980
206
Jorge Veraza U, Para pensar la opresión…
158
207
E. O. Wilson, Sociobiology, Ed. Cit.
159
lo encuentra como quien se topa con una moneda en la acera. La vida produce dicho
término como una necesidad genética y de todo el organismo.
Es decir, que la idea de un principio autónomo e independiente de la vida y de la
pulsión de vida, como sería el de muerte, no encuentra sustento sino revocación en la
existencia de unos genes de muerte miembros del código genético a igual título que los
del crecimiento o los de características como el color de los ojos, deficiencias hepáticas
o fortaleza ósea, etcétera. Se trata de herramientas para forjar el proceso de vida de los
organismos de cada especie; herramientas para la vida, interiores a la misma y para el
desarrollo de esta; herramientas vitales no tanáticas.
208
Cfr. Wu, Y, Mehew, JW Heckman, CA, Arcinas, M and Boxer, LM (2001) “Negative Regulation of
bcl–2 expression by p.53 in Hematopoyetic Cells” Oncogene 20 (2:240–251) en
http://www.nature.com/onc/journal/v20/n2/abs/1204067a.html, 25 de mayo de 2007. . Así como Mayo,
LD and Donner, DB (2002). “The PTEN, Mdm2, p53 Tumor Suppressor–Oncoprotein Network.
Heckman, CA, Mehew, JW and Boxer LM (2002). “NF–cappa B Activates Bcl–2 Expression in t(14; 18)
Lymphoma Cells.” Oncogene 21 (24):3898-3908 en
http://www.nature.com/onc/journal/v21/n24/index.html 25 de mayo de 2007. . Y para una reseña general
del tema Andreas Gewies, “Introduction to Apoptosis” (2003) en.
http://www.celldeath.de/encyclo/aporev/aporev.htm, 25 de mayo de 2007. Para una semblanza en general
en castellano cfr. Dr. Santiago Jarpa Orrego “Apoptosis (muerte celular programada)” en
http://www.uchile.cl/instituto/medicina/boletin/boletin36/conf4.html, 25 de mayo de 2007.
http://www.uchile.cl/instituto/medicina/boletin/boletin36/conf4.html 13 de mayo de 2007. Así como para
la formulación del término oncogene Pasqualini CD. Visión retrospectiva de la inmunidad tumoral.
Medicina (Buenos Aires) 1996; 56 (Supl. 1): 3-12, y .
. Visión retrospectiva de la relación entre los retrovirus y el cáncer. Medicina (Buenos Aires) 1997; 57
(Supl. II): 3-18. citado por Editorial de la Revista en
http://www.scielo.org.ar/pdf/medba/v63n6/v63n6a15.pdf, 25 de mayo de 2007. y Michael J. Bishop,
“Retroviruses and Oncogenes” en http://nobelprize.org/nobel_prizes/medicine/laureates/1989/bishop-
lecture.pdf, 25 de mayo de 2007.
160
persona hasta ese momento restringidas –que no anuladas– por la imposición de las
estructuras del inconsciente edípicamente formado.
De tal manera el telos genético no fuerza a que el telos psicológico se encamine
principistamente hacia la muerte. Podemos morir sin jamás quererlo; o podemos aceptar
el hecho de morir también sin quererlo sino sólo por reconocer su irremisible necesidad
y factualidad. El caso del suicidio de Séneca ordenado por Nerón y asumido
estoicamente por el filosófo como imposible de ser combatido es ejemplar al
respecto209. Así que si llegamos a querer morir –como muchas veces sucede– no se
debe a un motivo biológico o específicamente genético y habrá que dar cuenta de esta
peculiar forma de querer. Por lo demás frecuente bajo condiciones en que la vida se
dificulta grandemente por penuria económica, por violencia guerrera o por condiciones
de estress emocional acrecido etcétera.
Así que lo más factible es que la causa de tal volición se encuentre en conexión
con tales situaciones y no con un principio intemporal.
209
Alain de Botton. Las consolaciones de la filosofía, Taurus, Madrid, 2001/”Capítulo 3. Consolación
para la frutración”. Pascualini, C.D. visión retrospectiva…
161
210
Juan Vives Rocabert. “Precursores del concepto de pulsión de muerte. Sabina Spielrein”·.
http://www.apm.org.mx/Dreamweaver/Publicaciones/2001/3-4/Precursores.html, 13de mayo de 2007.
211
Dr. Santiago Jarpa Orrego “Apoptosis (muerte celular programada) BUSCAR LINK
162
Stärcke habla de un ingrediente inherente a la pulsión de vida, así sea éste paradójico
por ser destructivo. Mientras que la pulsión de muerte freudiana es un factor autónomo
e independiente de Eros.
En efecto, Sabina Spielrein postula una disociación de la pulsión en un
componente sexual y otro destructivo, así que parte de una sola pulsión de la que deriva
una disociación, en concordancia con la influencia recibida por ella de Carl Gustav
Jung; mientras que Sigmund Freud habla de dos pulsiones autónomas y externas entre si
–Eros y la pulsión de muerte o Tánatos– que él pasa luego a intermediar
conflictivamente en el seno de nuestras vidas.212 Sabina Spielrein subrayaba en su tesis
doctoral “el mecanismo de la transformación en lo contrario utilizado por los pacientes
psicóticos” influenciada por el concepto de ambivalencia usado por Bleurer. De suerte
que en vista de sutituir la vieja expresión de Krepelin para la esquizofrenia, Dementia
Praecox por el de Dementia Discjuntiva213. La alusión al mecanismo dialéctico debía
valer no sólo para este fenómeno patológico y muy derivado de la mente humana sino,
también, para su premisa pulsional; pues, según ella, influida por Jung “el instinto de
vida consiste en dos fuerzas opuestas, instinto de vida e instinto de muerte”; y el
mecanismo dialéctico daría cuenta de la transformación de uno en otro. Lo que
constituye hasta cierto punto la antípoda de la metafísica freudiana –llamada por él
mismo metapsicología– de dos principios autónomos y externos entre sí separados
desde un origen y, más aún, de entre los cuales el principio de muerte sería originario.
De hecho, puede decirse que, en realidad, Sigmund Freud, para construir su
pulsión de muerte, reflexionó a fondo y puntualmente la idea de Sabina Spielrein
intentando invertirla punto por punto creyendo así perfeccionarla. Cuando que lo que
lograba era todo lo contrario: construir una ideología a partir de una intuición racional
todavía imperfectamente formulada.
212
Nicolle Kress Rosen, Tres figuras de la pasión, Nueva Visión, Buenos Aires, 1996.
213
Juan Vives Rocabert. Loc. Cit.
163
código genético a costa de los individuos214. Pues lo que observamos es más bien lo
contrario, que especie e individuo no son opuestos sino que uno se realiza por medio del
otro y que todos los individuos son individuos específicos, de suerte que el código
genético –jamás sujeto autónomo de por sí como falazmente lo supone la concepción
que estamos criticando– constituye un instrumento intravital que necesariamente
cumple funciones favorables tanto a la especie como al individuo. Y como la especie no
existe fuera de los individuos específicos realmente existentes y sus relaciones, es obvio
que las funciones de los genes se cargan no única pero sí preponderantemente hacia el
favorecimiento de la vida del individuo215.
Mídase por aquí el despropósito que desde hace décadas enmaraña a los
genetistas cada vez que interpretan los datos de la experiencia. No se trata simplemente
de aniquilar al individuo ya superfluo una vez cumplida su función reproductiva o que
llegó y rebaso esta fase –como estos creen– sino de que ésta anulación necesaria
contenga tasas de sufrimiento acotadas a la baja, es decir, las menores posibles dentro
de cada situación específica.
6.2. El carácter limitado de todos los seres –incluidos los vivos– se resuelve en
la negación de su estructura determinada transformándose en otra cosa; pero en el caso
de la vida, esta transformación es dolorosa física y psíquicamente, así que la vida se
encarga de amortiguar este dolor o acabar con él aún a costa de acabar con la
sensibilidad en ocasión de acabar con el organismo sensible en cuanto tal
transformándolo en otra cosa. El proceso de muerte regulado está pues, doblemente
determinado; por un lado, en relación a la sobrevivencia reproduciva de la especie; y, de
otro lado, –y esto es lo que comúnmente se soslaya– en relación a la vida placentera o
lo menos displacentera posible del individuo.
El dolor físico suscitado en ocasión de la decadencia orgánica es mayor que el
psicológico por dejar de existir y no cumplir proyectos y anhelos previamente forjados o
por no seguir accediendo a los placeres cotidianos acostumbrados. Así que en dicho
caso la elección de muerte concuerda con el principio de placer.
214
E. O Wilson, Sociobiology/Capítulo 1 “The Morality of the Gene”
215
Más abajo abundaremos este punto al discutir directamente la tesis del “gen egoísta” de R. Dawkins. (,
Oxford University Press, NY 1989)
165
6.3. Abrir espacio o dejarlo a las nuevas generaciones dada la limitación del
nicho ecológico en el que la especie pulula no sólo cumple una finalidad específica sino
también individual. Ya que también el individuo sufriría o moriría de no ocurrir dicha
apertura o dación de lugar. Y la misma sustitución de unos individuos por otros de
generación en generación no deja las cosas igual, así que la operación carezca de
sentido para la especie. Pues los nuevos individuos contienen un código genético más
enriquecido que posibilita una adaptación mayor de la especie para la reproducción o
aún hacerlo ampliadamente. Por lo demás, el sentido de la operación para cada
individuo es plena de sentido porque constituye su experiencia del mundo.
La idea freudiana de Tánatos supone que la finalidad de sobrevivencia de la
especie ocurre a costa de la vida del individuo, así que éste la acompaña queriendo
morir con base en un fundamento pulsional. Pero la correspondencia entre el
individuo/especie o a propósito del proceso de morir y de su sentido niega el supuesto
freudiano ubicándonos en el principio de placer. Truco análogo es el que se lleva a cabo
mediante el concepto hegeliano de vida según vimos216.
216
Añado puntualizaciones al respecto en mi Reich, Freud y Einstein…
166
217
Jorge Veraza U, Subvirtiendo a Bataille, Itaca, México, 1986. Capítulo 4. Bataille y Nietzsche o la
Vida (sobre Nietzsche). Así como Presentación de las tesis de la crítica de la económica política. Un
ejercicio: Georges Bataille. Capítulo 5. “Economía general: sobre la parte maldita”. México, FE-UNAM,
1979. Tesis de licenciatura.
218
Antón Pannekoeck, “Darwinismo y marxismo”. (Traducción de Mercedes Galvez) Revista Críticas de
la Economía Política. No. 22/23, México, 1983.
219
Jorge Veraza, Subvirtiendo a Bataille
220
“Pero in fact, si se despoja a la riqueza de su limitada forma burguesa ¿qué es la riqueza sino… la
elaboración absoluta de sus disposiciones creadoras sin otro presupuesto que el desarrollo histórico
previo, que convierte en objetivo a esta plenitud total del desarrollo, es decir, al desarrollo de todas las
fuerzas humanas en cuanto tales, no medidas con un patrón preestablecido? ¿ [Qué, sino una elaboración
un resultado de] la cual el hombre no se reproduce en su carácter determinado sino que produce su
plenitud total? [Como resultado de] la cual el hombre no se reproduce en su carácter determinado sino
en su plenitud total? ¿ [como resultado de] la cual no busca permanecer como algo devenido sion que está
167
en el movimiento absoluto del devenir?” Karl Marx, Formaciones económicas precapitalistas. SXXI,
México, 2003, p. 84.
221
Jorge Veraza, Presentación de las tesis fundamentales…
222
Jorge Veraza U, Pensar la opresión y la emancipación desde la posmodernidad.
168
223
Acerca de la consideración de los órganos vitales de los indiviuos como fuerzas productivas de la vida
cito a Marx. “Una historia crítica de la tecnología demostraría en qué escasa medida cualquier invento del
siglo XVIII se debe a un solo individuo. Hasta el presente no existe esa obra. Darwin ha despertado el
interés por la historia de la tecnología natural, esto es, por la formación de los órganos vegetales y
animales como instrumentos de producción para la vida de plantas y animales. ¿No merece la misma
atención la historia concerniente a la formación de los órganos productivos del hombre en la sociedad, a
la base material de toda organización particular de la sociedad? ¿Y esa historia no sería mucho más fácil
de exponer, ya que, como dice Vico, la historia de la humanidad se diferencia de la historia natural en que
la primera la hemos hecho nosotros y la otra no? La tecnología pone al descubierto el comportamiento
activo del hombre con respecto a la naturaleza, el proceso de producción inmediato de su existencia, y
con esto, asimismo, sus relaciones sociales de vida y las representaciones intelectuales que surgen de
ellas.” K. Marx, El Capital/t. 1. “Capítulo 13. Maquinaria y Gran industria”. Ed. Cit. p. 163 n. 4.
169
224
Stephen Jay Gould, Desde Darwin. Reflexiones sobre historia natural. Hermann Blume, Madrid,
1983.
225
Mamíferos roedores, los lemmings, habitan en las tundras y praderas en el norte del continente
americanoy en algunas regiones de Eurasia se alimenta principalmente de hierba, raíces y frutos. Su ciclo
de reproducción se caracteriza por ser bastante corto:cada cinco semanas las hembras paren ocho crias.Lo
que produce frecuentes explosiones demográficas de la especie que se compensan en parte por la
actuación de depredadores y por la escasez de alimentos en determinadas épocas. [El leming] construye
túneles y pozos, los cuales le sirven como madriguera y depósito para realizar el aprovisionamiento de
alimentos. Una de las particularidades que distinguen a este roedor consiste en la impronta genética que
posee y que determina su sentido de la orientación durante las migraciones anuales hacia climas más
cálidos [en busca de alimento una vez que escacea en su habitat más septentrional.De tal manera] su
instinto biológico le induce a desplazarse en una dirección o ruta concreta la cual es independiente de los
171
cambios topológicos y climáticos que se puedan producir en su ecosistema de forma natural o por la mano
del hombre, lo que provoca algunas situaciones en las cuales los grupos de lemmings se precipitan
invariablemete hacia un río, un despeñadero o cualquier otro accidente sobre el terreno. A raíz de esto, ha
existido durante cierto tiempo el mito de que los lemmings se suicidaban como parte de un mecanismo de
autorregulación natural (el documental de Disney White Wilderness, ganador del Oscar, influyó en dicha
creencia). Sin embargo, semejante cosa no está demostrada y se considera que dichas muertes se
producen accidentalmente y debido a la desorientación que puedan sufrir los animales, ya sea por los
eventuales cambios en la orografía que tienen lugar en las regiones árticas o por los ciclos de retraso y
adelantamiento de los periodos climáticos estacionarios.tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Lemming
3 de febrero de 2007.
226
“La neotenia (del griego neo-, joven, y teinein, extenderse) describe el proceso que conduce al
pedomorfismo. Es un fenómeno estudiado en el campo de la biología del desarrollo. En la neotenia, el
desarrollo fisiológico o somático de un organismo se ralentiza o se retrasa, dando lugar a la retención, en
los adultos de una especie, de características físicas juveniles”. http://es.wikipedia.org/wiki/Neotenia 13
de mayo de 2007.
227
Altricialidad (Neologismo que alude a la dependencia hacia el otro). Dependencia prolongada en los
primates y antropoides y por antonomasia en el hombre de las crías hacia las madres antes de lograr ser
independientes . cfr. Municio Angel Martín, Ciencia de la Naturaleza. Vol. 9. Zoología. IV. Mamíferos
Superiores. Planeta, España, 1997. .
“La altricialidad secundaria”. Es decir, el hecho de que los seres humanos no nacen listos para la acción
sino que tienen que pasar un largo período de tiempo desde su nacimiento en estrecho contacto con sus
caregivers” en http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/351/35102403.pdf 23 de mayo de 2007.
228
Stephen Jay Gould, Desde Darwin reflexiones sobre historia natural. Hermann Blume ed. Madrid,
1983, Capítulo 2. inciso 7.
229
Julio Muñoz, Op. Cit. p. 225.
172
230
Sigmund Freud, Tres ensayos sobre la sexualidad. Alianza, Madrid, 1970.
231
Cfr. la carta de Marx a Jenny de 1856 citada en este mismo libro en el capítulo 12. inciso 4.1
173
mismo para los hombres, quienes al controlar sus instintos tendrían mayor autoridad
para someter a su pareja a este régimen de austeridad sensual.
“De este modo, una conducta que evita el placer o lo reduce a su mínima
expresión en aras de una mayor regulación de la vida comunitaria es naturalizada por la
sociobiología a través de los principios maltusianos de desequilibrio natural entre
población y recursos. El “freno moral” del que Malthus habla para perseguir estos fines
reguladores en el mundo civilizado occidental se convierte en universal en la teoría de
Darwin y en toda la visión supervivencista que la empapa y que alcanza en la actualidad
a la sociobiología. Todo este paradigma contiene una carga moral que busca reprimir y
controlar los goces humanos en aras de una conducta reproductivista a la que se le
supone natural y es elevada al rango de fundamental”.232 No podemos dejar de hacer
notar aquí la paradoja constitutiva de la sociobiología en tanto pieza ideológica, en tanto
evolución reaccionaria, si la comparamos con la posición dualista erótico tanática de
Freud; mientras que la sociobiología no se atreve a ser erótica sino que es moralista por
pretextarse simplemente biologicista reproductivista. En efecto, la sociobiología se
opone implícitamente contra Freud en referencia a Eros;233 pero coincide
implícitamente con Freud en cuanto a Tánatos. Y como en su papel de ciencia biológica
no puede decir que Tánatos existe como principio autónomo –mientras que Freud
situado en la psicología sí se permitía esta falaz licencia– procede a retorcer a Eros
hasta hacerlo semejante a Tánatos, comenzando por recortar el Principio de Vida (Eros)
para que no parezca que contiene al placer, esto es, que es erótico, según acabamos de
ver.
Por eso la crítica a la sociobiología no debe ser enderezada guiándonos sólo por
oponer –como Julio Muñoz Rubio lo hace– a su asendrado determinismo biológico
factores culturales que en la sociedad humana le serían irreductibles; y es inadecuado
este procedimiento crítico, sobre todo, en el momento en que la sociobiología exalta
como genéticamente determinado “el deseo de evitar la muerte”;234 deseo por demás
acorde con Eros. Porque si seguimos este procedimiento de crítica nuestro argumento es
suicida pues sólo podremos defender la irreductibilidad de la cultura a la biología en los
casos en que los seres humanos en lugar de “evitar el dolor y la muerte” no sólo
procedan a enfrentarlos valientemente sino “a provocarlos incluso, como en el caso del
232
Ibid. p. 226.
233
Julio Muñoz, Op. Cit. p. 223.
234
Gert, B. 1984 “Rationality and Sociobiology” The monist 67:216-228. Citado por Julio Muñoz Rubio.
Op. cit. p. 140.
174
suicidio”.235 Así que por salvar algunas heroicidades por demás memorables y en
múltiples casos histórico decisivas, pagaríamos el alto precio de relativizar al Principio
de Vida e, incluso, a echarnos en los brazos de Tánatos como presunto generador oculto
de lo más propio de la cultura humana en lo que se distingue de las determinaciones
biológicas. Está por demás decir que siguiendo este procediiento no criticamos el
tanatismo de la sociobiología y de la genética contemporáneas, verdadero núcleo
sometiente de la instrumentación ideológica de estas pseudociencias.236
En efecto, el truco esencial completo de la sociobiología –desde que Wilson la
formuló- no consiste simplemente en reducir todo lo social y cultural a determinaciones
biológicas sino, con ello, en ofrecer recortadas, reprimidas etcétera, a las propias
determinaciones biológicas. O, como recién señalamos, en ofrecer una visión recortada
de Eros en tanto Principio de Vida; en el sentido de excluirle de modo mecanicista y
moralista precisamente el placer, manifestación inherente a la vida, sí, a toda vida. El
signo indeleble de este recorte lo constituye la captación del desenvolvimiento vital de
los genes como si se tratara de un desenvolvimiento egoísta, así que se habla del “gen
egoísta”237 como si se dijera la última verdad genético evolutiva en este terreno. Por eso
no debemos extrañarnos de que Julio Muñoz Rubio haya querido criticar junto con el
supervivencismo biologicista contemporáneo de la biología –funcional con el
guerrerismo capitalista– el egoísmo genetista –funcional con la propiedad privada y con
las privatizaciones salvajes neoliberales– ambos piezas clave de la ideología de dominio
incrustadas en la ciencia de la vida en vista de transformarla en una biología guerrerista
o de sometimiento poblacional. Ambas piezas clave apuntalantes del argumento tanático
de la ideología de dominio pero que no necesariamente llegan a explicitarlo, por eso
Julio Muñoz Rubio no se percató que la crítica a estas distorsiones ideológicas de la
biología contemporánea debía ser enderezada teniendo al principio de muerte como
motivo principal de crítica y no al principio de vida y supervivencia.
235
Julio Muñoz Rubio, Op. Cit. pp. 140-141.
236
De hecho en su crítica a la sociobiología Julio Muñoz Rubio cita como bibliografía (Op. Cit. p. 266) la
Introducción al psicoanálisis y a Los ensayos sobre la vida sexual y la teoría de las neurosis de Freud
pero ninguna de las obras en donde Freud expone el principio de muerte, comenzando por Más allá del
principio del placer de 1920.
237
R. Dawkins, The selfish gene, Op. cit.
175
planetas) debemos señalar que, además, nuestro nicho ecológico ofrece una capacidad
elástica de sustentabilidad, que no es sino el reflejo del desarrollo tecnológico con el
que cuentan nuestras sociedades para relacionarse con él. Pues a diferencia del resto de
especies, la nuestra no se relaciona directamente con su nicho ecológico para obtener en
él sustento sino que nos relacionamos productivamente; así que de modo mediado por la
tecnología. De suerte que, en acuerdo a ella, nuestro nicho ecológico será más o menos
productivo y por lo tanto más o menos sustentable para la especie. Tan es así que la
insustentabilidad de las sociedades modernas –así que en ellas podrían verificarse
rasgos de autodestructividad en diversos individuos como parte de los mecanismos
intraspecíficos de regulación poblacional– sí, la insustentabilidad de las modernas
sociedades se centra en una economía insustentable238 que a su vez se nuclea en una
tecnología insustentable en gracia a su determinación capitalista monopólica,239 cuya
mayor debilidad actual consiste en basarse en el petróleo como fuente prioritaria y casi
única de energía.240
238
Así denunciada desde 1973 en la célebre investigación financiada por el de Club de Roma que fue
publicada bajo el título de Los limites del crecimiento. Por Donela H. Meadows (FCE, México, 1972).
239
Cuyo carácter depende ya no solamente de participar como factor objetivo en la subsunción real del
proceso de trabajo inmediato bajo el capital en general sino en la forma desarrollada y complicada de
ésta, a la que en el capítulo 2 señalamos como subsunción real del consumo bajo el capital.
240
Así por ejemplo, Jeremy Rifkin se hace eco vigorosamente de la denuncia de este hecho pero propone
como salida un cambio de enchufe tecnológico que denomina: Economía del hidrogeno (Barcelona,
Paidos, 2002).
241
Aunque en el capítulo precedente vimos que esto no era así
176
En efecto, se puede dar un paso más si se combinan los tres argumentos: uno, el
neomalthusiano falaz aunque puesto del lado de Eros y de su instinto de sobrevivencia.
Otro verdadero, el neodarwinista, del lado de Eros y del instinto de sobrevivencia pero
cuya crudeza y contradictoriedad lo vuelve pasible de ser manipulado o usado para fines
impropios de su aplicación científica mediante el argumento neomalthusiano; y el
último, el de los genes de muerte, que no es falaz pero de entrada ofrece una apariencia
tanática, con lo que -por un rodeo- parecería convalidar el argumento neomalthusiano y
éste a aquel precisamente en su apariencia tanática y como si fuera esencia. Pues aunque
se lo sigue esgrimiendo para aplicarlo a las sociedades humanas pero sin considerar los
factores específicos de éstas como la técnica y la organización social y política etcétera,
ya no se basaría en el instinto de sobrevivencia sino en el de muerte –presuntamente
arraigado en los genes de muerte– por donde la autodestrucción de las sociedades
humanas respondería al hecho de haberse encendido de modo genético la pulsión de
muerte independientemente de la técnica, la política o la cultura, todas ellas –si se
quiere– del lado de Eros.
Es decir, que con los genes de muerte interpretados tanáticamente se sustituyó el
papel propio de la tecnología en referencia a la sobrevivencia de la especie humana; y
para tal operación falaz fue que se echó mano del argumento neomalthusiano; mismo
177
Si las poblaciones humanas han llegado a chocar con los limites de su nicho
ecológico en gracia a su insustentabilidad económica y tecnológica, el stress
intraespecífico de grandes poblaciones es tal que se han encendido los focos rojos
genéticos y los genes de muerte han entrado en escena no sólo en gente vieja o enfermos
de cáncer o de otra dolencia letal, sino en cada vez mayor número de individuos sanos
desencadenando procesos hormonales y químico fisiológicos influyentes en las
emociones y las conductas que por otro camino, el de la relación interpersonal y
psicosocial también estressada al máximo, se habrían orientado en un sentido
autodestructivo o apopteótico. Así que todo visto del lado del instinto por la
sobrevivencia y del lado de Eros pero ambos puestos en una situación extrema y
contradictoria, veríamos a nuestra especie autodestruirse irremisiblemente, como tal
parece que la vemos si observamos desde esta perspectiva la guerra de EU contra Irak
etcétera, al presidente G. W. Bush hijo desencadenándola y siendo renuente a rectificar
y al pueblo norteamericano primero convalidándola y, luego, siendo tardo en reaccionar
y más aún en proceder a censurar a Bush hijo pero sin todavía lograr frenar su designio
178
y, sobre todo, su actuación242 (si bien en enero de 2007 setenta por ciento de la
población norteamericana rechaza la política guerrerista de George W. Bush en Irak).
He aquí en ese designio, en esa tardanza y en esa impotencia de todo un pueblo y
aún de la humanidad que espera de ese pueblo una reacción efectiva que no logra
instaurarse, sí, he aquí a los genes de muerte causando efecto, promoviendo actos,
conductas, actitudes y emociones con base en desencadenar secreciones hormonales y
formas de funcionamiento neurofisiológico y fisiológico en general correspondientes
con la orden apopteótica de autodesactivarse. No podríamos criticar la actuación de
Bush hijo y de su administración porque no serían responsables de ellas toda vez que
sus genes de muerte se han encendido etcétera. Y todas las pautas autodestructivas que
el stress civilizatorio moderno de la globalización ofrece tampoco podrían ser criticadas
ni política ni psicológica ni éticamente; ya sólo quedaría en la sombra la esperanza del
cambio de enchufe tecnológico que quizá revirtiera la crisis de sustentabilidad
económica y tecnológica de estas sociedades que habría desencadenado el encendido de
los genes de muerte en un gran número poblacional, por ejemplo, para combatir el
calentamiento global, combate cuya bandera ha sostenido ejemplarmente Al Gore243.
Pero la mecánica autodestructiva genéticamente arraigada química, emocionalmente y
conductualmente complejizada constituiría un mecanismo tal, que obstaculizaría toda
respuesta racional y vital de reorientación tecnológica y económica sustentable. Así que
veríamos simplemente verificarse el designio neodarwinista de un modo
neomalthusianista, toda vez que la tecnología y la sociedad de la especie humana
dejarían de ser factores que contradirían la crasa aplicación de las reglas evolutivas de
otras especies también en la nuestra. O si se quiere, precisamente la técnica y la
socialidad humanas actuales habrían participado para trabar otra técnica y socialidad
posibles. Y todo ocurriría como si Malthus lo dictara.
242
Jorge Veraza U, El siglo de la hegemonía mundial de EU.
243
“The Inconvenient Truth. A Global Warming” (Albert Gore. EU, 2006)
179
civilización. Pero no deja de ser un torcimiento de Eros; así que constituye una
estrategia evolutiva limitada y peligrosa que precisamente hoy muestra su inadecuación
para el progreso civilizatorio y la sobrevivencia de la especie. Me explico.
Mi placer personal a costa del sufrimiento de otros; mi placer personal contra el
de todos, aunque yo sea un ser genérico o de especie; mi placer sádico o que asume que
el sufrimiento de otros es el indicio de que mi placer queda garantizado, así que gozo
dicha garantía incluso más que el placer positivo mismo; mi placer masoquista o que
asume que mi sufrimiento garantiza mi sobrevivencia –y por tanto mi magro placer en
ella– porque garantiza la vida de quien me permite vivir y aún me trata sádicamente
para garantizar dicha trabazón sobrevivencial, erótica pero retorcida, en la que las clases
dominantes y las clases sometidas juegan su dialéctica. Esta dialéctica constituye la
historia de la lucha de clases, ciertamente. O del malestar en la cultura –si hablamos
del nivel no sólo social y político sino global– o, dicho resumidamente y en clave
psicológica: esta dialéctica es el torcimiento de Eros. Mismo que Wilhelm Reich ha
retratado irónicamente en Escucha pequeño hombrecito244.
Pues bien, el torcimiento de Eros constituye una variante específicamente
humana de desarrollo histórico de la estrategia natural de evolución de las especies en el
marco de la escasez natural.
Estrategia consistente en que para garantizar que la especie en su conjunto
sobreviva, una parte de la misma debe ser sacrificada; lo vimos en el caso de la
sobrepoblación y el sacrificio de los sobrantes hasta que la medida numérica de la
especie vuelve a corresponder con la medida de su nicho ecológico.
El encendido de los genes de muerte –según vimos en el capítulo anterior–
forma parte de esta estrategia evolutiva escasa de las especies. Con base en la cual, no
obstante, se ha podido desarrollar en la especie humana un principio de placer, un Eros,
bien constituido, idéntico consigo mismo, coherente, consistente y que tiende a su
reproducción ampliada y libre. De lo que no sólo es prenda la sexualidad
generalizada245, según la observara Sigmund Freud poliforma y libre; aunque
nombrándola equivocadamente como “perversa” por no estar limitada o anclada a la
función procreativa246. Sino que también es prenda del Eros libre el carácter
244
Publicado en 1948.
245
Peter J. Wilson, El hombre como promesa.Ed. cit.
246
Sigmund Freud, Tres ensayos sobre la sexualidad (1905, mismo año en que Albert Einstein publicara
su primera teoría de la relatividad y en que se llevara a cabo la primera revolución rusa en San
Petersburgo)
182
247
“El hombre es un ser genérico no sólo porque en la teoría y en la practica toma como objeto suyo el
género, tanto el suyo propio como el de las demás cosas, sino también, y esto no es más que otra
expresión para lo mismo, porque se relaciona consigo mismo como el género actual, viviente, porque se
relaciona consigo mismo como un ser universal y por eso libre.”K. Marx, Manuscritos de 1844. Primer
Manuscrito. “Trabajo Enajenado”
183
En 1976 Richard Dawkins publicó The selfish gene252 cuyo argumento consistió
en señalar que “nosotros y todos los demás animales, somos máquinas creados por
248
Jean Paul Sartre, Crítica de la razón dialéctica. Capítulo C.
249
Karl Marx, Formen, 1857.
250
K. Marx, Prólogo de 1859
251
Reich habla de Freud, Ed. Cit., Anexo Documental “La Plaga Emocional” así como “Verdad Contra
Modju”
252
Richard Dawkins, The selfish gene, Ed. Cit.
184
nuestros genes”253; tesis que de inmediato revela una visión mística en su autor,
aunque el cientificismo positivsta parezca ser su credo confesado.
En efecto, la tesis sugiere que como Dios creó al hombre y ya no debemos creer
en Dios, tenemos que los genes crean al hombre; y para dar más pruebas de que no
creemos en Dios ni en nada que se le parezca, como por ejemplo la vida y sus misterios,
a la vida misma pasamos a concebirla sin misterio ninguno, como es el caso de
cualquier aparato u objeto producido por nosotros del que conocemos todos los
resquicios; así que el mismo gen pasamos a observarlo como máquina. Y no obstante no
dejamos de decir que “somos máquinas creados por nuestros genes”, figurándolos
como si fueran Dios. Y como el yo de cada uno de nosotros está ahí simplemente para
realizar el designio del gen, es decir, realizarlo maquínicamente, o si se quiere,
maquinalmente, entonces, tenemos que no por esta implicita anulación del libre albedrío
dejamos de inflar nuestro ego, pues que el yo no es sino reflejo del Dios creador, alias el
gen. Y tanto egoismo nuestro y, primero, de Dios, no podía redundar sino en
disculparlo y disculparnos pasando a señalar más bien al gen como “gen egoísta”. Y así
todo queda en orden: aparentamos hacer ciencia y que hemos encontrado un hecho,
cuando que hacemos teología y moralizamos los hechos simple y llanamente a favor de
la propiedad privada capitalista y de los rasgos psicológicos que la pueden apuntalar.
Pues es eso precisamente lo que se encuentra detrás del presunto egoísmo del gen y de
la transgresión de lo orgánico hacia lo maquínistico en la que hemos devenido
subsumidos realmente bajo el capital como estamos.
El bueno de R. Dawkins insiste del siguiente modo en que se trata simplemente
de hechos y no de moral o de una voluntad de arreglar los hechos para favorecer algo o
a alguien: “mi propio sentir es que una sociedad basada simplemente en la ley de
egoísmo despiadado universal sería una sociedad muy desagradable de ser vivida”. Así
que a este despiadado ser egoísta, Dawkins le opone kantianamente un deber ser cultural
supuestamente no egoísta que haría menos desagradable la existencia. Con lo que la
historia humana sería no otra cosa que la contradicción entre nuestro verdadero ser y las
agradables imposiciones culturales. El parentesco de esta visión ingenua con la de
Sigmund Freud en El malestar en la cultura es visible; si bien las imposiciones
culturales para Freud aunque al igual que para Dawkins fundamentan lo
específicamente humano frente a nuestra herencia natural, no son agradables sino que
253
Ibid. Capítulo 1 “Why are people?” p. 2.
185
producen malestar. En todo caso, con esta confesión Dawkins oculta que ha moralizado
los hechos evolutivos y genéticos porque –como vemos– él mismo los arrincona del
lado del ser natural al tiempo en que añade la moral y la cultura toda si ya queremos
hablar de sociedad humana.
En realidad, Dawkins escenifica un truco ante sus lectores no por que se los
quiera hacer sino, simplemente, porque él se ha hecho un truco lógico previamente sin
darse cuenta. En efecto, critica a Lorenz y a Eibl-Eibesfeldt porque dice, han
malentendido cómo trabaja la evolución. “Han realizado la asunción errónea de que la
cuestión importante en la evolución es el bien de la especie (o del grupo) mejor que el
bien del individuo (o del gen)”254. Y bien, Dawkins, ya lo sabemos, cree, más bien en el
“gen egoísta”. El asunto es que el totalitarismo específico de aquellos autores
simplemente se repite en el totalitarismo aparentemente individualista de las máquinas
que somos creadas por los genes egoístas que nos imponen su autoridad. Y lo peor
consiste en que aunque Dawkins critica la tesis resultante de estos autores, asume
acríticamente la doble premisa de éstos: la ecuación gen-individuo y la ecuación
especie-grupo. Critiquemos esta premisa.
En primer lugar, tendríamos un pequeño problema si consideramos a la especie
como lo general –y asimismo al grupo– y al gen como lo particular o individual, porque,
entonces, ¿qué sería el individuo? ¿algo individual como el gen? ¿o algo singular y
entonces en algo distinto a éste y, así, de ninguna manera una simple máquina creada
por el gen?
En realidad, el problema de fondo consiste en que Dawkins no asume al gen
como debiera, esto es, como lo general; y, luego, a la especie como lo particular; así
que, finalmente, al individuo como lo singular. O si se quiere, podríamos observar al
individuo como lo particular respecto de la especie asumida como lo general, siempre y
cuando hagamos abstracción momentánea de la existencia del gen; cual era el
procedimiento acostumbrado por los filósofos antes de saber que existían los genes. Por
este camino tendríamos que el gen (general) determina a la especie (particular) que, a su
vez, determina al individuo singular. Y si así pensamos la realidad, la oposición entre el
individuo y el grupo o el individuo y la especie carece de sentido como determinación
principal y a lo más se le reconoce como aspecto secundario. Pero es esta oposición
asumida como algo fundamental el error compartido entre Lorenz y Eibl-Eibesfeldt. Y
254
Ibid.
186
es sobre la base de ésta asunción que Dawkins cree lograr afirmar de todas maneras la
libertad volviendo al gen egoísta y asociándolo a nosotros, a nuestros yos individuales,
y separándolo de la especie, a la que siguiendo a Lorenz etcétera, cree la causante del
autoritarismo.
El truco lógico que se ha cometido Dawkins se reactualiza al momento en que
busca entender la oposición entre egoísmo y altruismo y, aún, al mismo altruismo como
forma compleja de egoismo. Aquí otra vez se oponen lo particular y lo general además
de encubrirse con nociones morales, cuando que lógicamente lo particular y lo general
no son opuestos sino concordantes. Así como de manera fundamental la especie y el
individuo tampoco son opuestos, ni menos los genes con la especie y con los
individuos. ¡De que modo tan curiosamente tanático la propiedad privada se ha
introducido en la cabeza del biólogo hasta llevarlo a torcer la lógica creyendo sólo así
coincidir con los hechos!
255
P.J. Wilson, El hombre como promesa. Prólogo
188
256
K. Marx, Manuscritos de 1844, Primer Manuscrito. Trabajo Enajenado.
257
“Sólo mediante la industria desarrollada, esto es, por la mediación de la propiedad privada, se
constituye la esencia ontológica de la pasión humana, tanto en su totalidad como en su humanidad; la
misma ciencia del hombre es, pues, un producto de la autoafirmación práctica del hombre. 5) El sentido
de la propiedad privada —desembarazada de su enajenación— es la existencia de los objetos esenciales
189
para el hombre, tanto como objeto de goce cuanto como objeto de actividad.”K. Marx, Manuscritos de
1844 “El Dinero”. Primer párrafo sobre “apropiación universal enajenada”
190
258
Jorge Veraza U, El siglo de la hegemonía mundial de EU. Parte V
259
Reich habla de Freud, “Verdad Contra Modju”
192
260
W. REich, La función del orgasmo
193
261
W. Reich, El Éter, Dios y el Diablo/Superimposición Cósmica, Capítulo 1 “El laboratorio del
funcionalismo ergonómico” (Farrar, Strauss & Giroux, NY, 1973). Tomado de
http://www.esternet.org/wr_eter.htm. 2 de febrero de 2007.
262
Mientras que las disidencias de Alfred Adler y Karl Jung son de “derecha” pues rechazan de entrada la
teoría sexual de las neurosis freudiana.
194
263
Cfr. Wilhelm Reich, La biopatia del cáncer. Así como El éter, Dios y el Diablo. Ed. Cit.
195
264
Véanse las consecuencias políticas de este límite conceptual En la parte VI del presente libro
198
proceso de vida, ésta idea se reputa interior a la vida aunque con características que no
corresponden a esta sino a las condiciones materiales de escasez en las que la vida se
desenvuelve. Este sofrenamiento tanático del desenvolvimiento de la vida le presta un
servicio estratégico a la ideología dominante, aunque ésta no está interesada de entrada
en anular a la vida o en frenar el desenvolvimiento general de ésta sino sólo en frenar el
desenvolvimiento revolucionario de las clases sociales sometidas propias de la
modernidad.
Ahora bien, vistas así las cosas, tenemos sometidos dentro del horizonte
hegeliano –en particular del horizonte del concepto de vida hegeliano– no sólo a Freud
(y en particular su tanatismo) y a la genética actual (en particular su interpretación en
clave tanática del gen de muerte) sino también a Wilhelm Reich, en la medida no sólo
en que éste unilateralizó genitalistamente a la energía vital en el predicamento de
enfrentarse al tanatismo freudiano que negaba el principio de placer y la prioridad de la
sexualidad para la psique humana sino, también, en la medida en que Reich se enfrenta
al tanatismo freudiano en tanto tanatismo visible pero no se cuida suficientemente del
concepto de vida hegeliano en tanto enemigo tanático invisible.
No obstante, la fuerza del trazo reichiano en contra del tanatismo freudiano da
como para superar no sólo el horizonte general dictado por el concepto de vida
hegeliano sino aún las prohibiciones particulares inscritas en la interpretación tanatista
de la genética actual sobre el gen de muerte etcétera. En efecto, el código genético se
presenta como el receptáculo de una forma tanática limitada pero presuntamente
insuperable; mientras que el orgón reichiano reproduce fielmente el contenido
trascendente de la energía vital. Así que es a través de la asunción consecuente de este
contenido energético vital que puede ser superada la forma rígida y tanatizada en que
diversos autores se representan actualmente el código genético.
No debe malinterpretarse lo dicho hasta aquí acerca de la limitación genitalista
de la concepción de la energía vital por parte de Reich. Pero hay dos peligros de
malinterpretación al respecto. En efecto, hay quien ha dicho que Reich unilateralizó
genitalistamente el concepto freudiano de sexualidad en general. No es esto lo que he
querido decir pues me parece insustancial, un reparo falaz en contra del aporte reichiano
acerca de la genitalidad. O en otros términos Reich no unilateralizó la sexualidad
general freudiana sino que la especificó mediante la función del orgasmo265 y en
265
Wilhelm Reich, La función del orgasmo. Ed. Cit.
199
266
Freud, Tres ensayos sobre la sexualidad. Alianza, Madrid, 1971.
267
Wilhelm Reich, Análisis del carácter. Ed. Cit.
200
268
Mantak Chia, Op. cit así como Amor curativo a través del tao. Cultivando la energía sexual femenina.
Mirach, España, 1993. .
201
parcialmente y sin quererlo la justifica, como aquel que ve torcido su camino conforme
daba pasos —según él— en sentido contrario. Como cuando Edipo asesinó a su padre
habiendo intentado previamente huir de donde creyó que lo encontraría.
269
Véase parte III del presente libro.
203
El treinta de Julio de 1932 Einstein le escribe a Freud una carta en la que le pide
se pronuncie acerca de si hay un “camino para evitar a la humanidad los estragos de la
guerra”, permitiéndose el mismo Einstein dar su opinión al respecto. Con lo que
implícitamente se amplia el problema original, de suerte que en septiembre del mismo
año Freud le contesta a Einstein una larga carta que contiene su opinión respecto de la
pregunta inicial pero en la que responde al problema general de por qué existe la guerra.
Extrañamente esta explicación se convierte en una justificación implícita de la guerra,
no obstante que tanto Einstein como Freud quieren combatirla y aún «evitarla».
204
270
Reich habla de Freud. Anagrama, Barcelona, 1970. La he comentado con detenimiento en Reich
versus Tánatos. Progreso científico de la libido a la bioenergía en la época de la subordinación real del
consumo bajo el capital. Freud, Reich, Hegel, genética y sociobiología.
205
ubicar puntualmente cuáles son las tesis einsteinianas o freudianas que me encuentro
discutiendo cada vez.
No está por demás señalar que Einstein le escribe a Freud desde Caputh, cerca
de Potsdam y Freud le responde desde Viena; es decir, ambos se encuentran en el centro
de Europa. Y si la crisis de 1929 ya se estaba resolviendo en EU para 1932, en Europa
no se resolvió sino hasta 1934; así que en 1932 la crisis iba en ascenso y sobre su lomo,
en Alemania se montó el nazismo hasta lograr poner como primer ministro a Hitler.
Sabemos que esta ascensión “irresistible” (Brecht) involucra no solamente aspectos
políticos y económicos sino muy fundamentalmente psicosociales, como Wilhelm
Reich lo demostrara brillantemente en 1933271. Así es que, de hecho, el carteo entre
Einstein y Freud ocurre en el contexto de la mayor crisis emocional del siglo XX,
esbozada hacia 1925 y –que articulada con la crisis económica de 1929– alcanzó su
cúspide en EU y en 1933 en Europa. Por supuesto las intervenciones tanto de Einstein
como de Freud forman parte de dicha crisis emocional. Y son un hito en el basto
proceso histórico de subsunción eral de la ciencia bajo el capital.
271
Psicología de masas del fascismo, 1933.
272
Tomado de http://www.galeon.com/elortiba/freud36.html
206
[Ad. 1]
Es sorprendente que en este
párrafo Einstein ponga en conexión
inmediata la ciencia con la guerra. Es
Caputh, cerca de Potsdam, 30 de
notorio que deja implícitas múltiples
julio de 1932
mediaciones que parece tener en mente274:
ambiciones, intereses mezquinos, racismo
Estimado profesor Freud:
e imperialismo etcétera. Pero de todo eso
nada parece saberse en el contexto de este
La propuesta de la Liga de las Naciones y
párrafo. Sin embargo los antagonismos
de su Instituto Internacional de
entre las naciones a propósito de los
Cooperación Intelectual en París para que
cuales se suscita la guerra están basados
invite a alguien, elegido por mí mismo, a
en los antagonismos de clase (Rosa
un franco intercambio de ideas sobre
Luxemburgo)275 y difícilmente se podrán
cualquier problema que yo desee escoger
evitar los estragos de la guerra si no se
me brinda una muy grata oportunidad de
remueven las causas de ésta. Así que del
debatir con usted una cuestión que, tal
modo en que el discurso de Einstein se
como están ahora las cosas, parece el más
encamina parece que ya se desencamina.
imperioso de todos los problemas que la
[Ad. 2]
civilización debe enfrentar. El problema
En este párrafo podemos ver que
es este: ¿Hay algún camino para evitar a la
Einstein espera que mediante una suerte
humanidad los estragos de la guerra? Es
de pedagogía se pueda evitar la guerra276
bien sabido que, con el avance de la
por lo que esta tendría su causa en un mal
ciencia moderna, este ha pasado a ser un
aprendizaje y en unas malas emociones
asunto de vida o muerte para la
que podrían ser reencauzados. Si en el
civilización tal cual la conocemos; sin
párrafo anterior soslayó los intereses
embargo, pese al empeño que se ha
materiales causantes de la guerra –aunque
puesto, todo intento de darle solución ha
los conocía– fue debido a que por él
terminado en un lamentable fracaso[1].
274
Albert Einstein, Mis ideas y opiniones en Sobre la teoría de la relatividad. Sarpe, Madrid, 1985; “El
mundo tal como yo lo veo”
275
Rosa Luxemburgo. Obras escogidas. Escritos políticos I., Editores: Bolívar Echeverría, ed. Ediciones
ERA, 1º edición de 3000 ejemplares, MEXICO, 1978.
276
Ibid. “Educación y paz mundial”
207
277
Entre noviembre de 1945 y noviembre de 1947 la revista Atlantic Montly de Boston publicó una
transcripción de una alocución oral de Einstein sobre Guerra Atómica o Paz en el que su combate contra
la guerra ya toma en cuenta a la recién creada ONU. Ibid. pp. 264-278
208
278
(El contrato Social, Porrua, Colección Sepan Cuántos no. 113, México, 1977.)
279
Cfr. Hobbes, Leviatán (1651) Ed. Cit. Y cfr. su Behemoth: el largo parlamento, (1668) FCE, México,
1943.
210
280
En “Guerra Atómica o Paz” (Op. cit) se escenifican ampliamente las ingenuidades y despropósitos
recién señalados; precisamente en el contexto de la propuesta einsteiniana de un “gobierno mundial” o
“Estado supranacional” atómica y bélicamente poderoso –de evidentes resonancias hobbesianas– para
combatir las guerras, en especial la atómica, “al establecer un gobierno mundial con el monopolio de la
autoridad militar, no sería preciso cambiar la estructura de las tres grandes potencias” (p. 266).
211
281
“Guerra Atómica o Paz” ed. Cit. Con su gobierno mundial constituido por sólo tres grandes potencias
–EU, Gran Bretaña y la URSS– es un concentrado de estos despropósitos y la globalización
desencadenada desde fines de los ochenta del siglo XX demuestra que el debilitamiento de las soberanías
nacionales fue el correlato de la prepotencia imperialista, en particular del imperio norteamericano e
incrementó las guerras de intervención en todo el orbe; y no hubo más guerras que las que ocurrieron sólo
porque el saqueo de recursos naturales y transnacionalización de la economía a favor del imperio ocurrió
en connivencia con los debilitados Estados nacionales en cada caso. El ejemplo de México entre 1982 y
2007 es por demás ilustrativo.
282
W. Reich, Psicología de masas del fascismo, Ayuso, Madrid, 1972.
212
283
Sigmund Freud, Más allá del principio de placer. Amorrortu, Buenos Aires, 1984.
284
“Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la
clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual
dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al
mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio
tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir
espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales
dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las
relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante, o sea, las ideas de su dominación. Los
individuos que forman la clase dominante tienen también, entre otras cosas, la conciencia de ello y
piensan a tono con ello; por eso, en cuanto dominan como clase y en cuanto determinan todo el ámbito de
una época histórica, se comprende de suyo que lo hagan en toda su extensión, y, por tanto, entre otras
cosas, también como pensadores, como productores de ideas, que regulan la producción y distribución de
las ideas de su tiempo; y que sus ideas sean; por ello mismo, las ideas dominantes de la época. Por
ejemplo, en una época y en un país en que se disputan el poder la corona, la aristocracia y la burguesía, en
que, por tanto, se halla dividida la dominación, se impone como idea dominante la doctrina de la división
de poderes, proclamada ahora como «ley eterna».
La división del trabajo, con que nos encontrábamos ya más arriba (págs. [15-18]) [*] como una de las
potencias fundamentales de la historia anterior, se manifiesta también en el seno de la clase dominante
como división del trabajo espiritual y [31] material, de tal modo que una parte de esta clase se revela
como la que da sus pensadores (los ideólogos conceptivos activos de dicha clase, que hacen del crear la
ilusión de esta clase acerca de sí mismo su rama de alimentación fundamental), mientras que los demás
adoptan ante estas ideas e ilusiones una actitud más bien pasiva y receptiva, ya que son en realidad los
miembros activos de esta clase y disponen de poco tiempo para formarse ilusiones e ideas acerca de sí
mismos. Puede incluso ocurrir que, en el seno de esta [[46]] clase, el desdoblamiento a que nos referimos
llegue a desarrollarse en términos de cierta hostilidad y de cierto encono entre ambas partes, pero esta
hostilidad desaparece por sí misma tan pronto como surge cualquier colisión práctica susceptible de poner
en peligro a la clase misma, ocasión en que desaparece, asimismo, la apariencia de que las ideas
dominantes no son las de la clase dominante, sino que están dotadas de un poder propio, distinto de esta
clase.” (K. Marx, “Feuerbach” [III] [1. La clase dominante y la conciencia dominante. Cómo se ha
formado la concepción hegeliana de la dominación del espíritu en la historia] en K. Marx y F. Engels,
Obras Escogidas/t.I. SXXI, México, año) p. 30
213
273
Con posterioridad Einstein le dirigió otra carta a Freud de tema correlativo. En la que insiste en la
conveniecia de que una “elite espiritual de grandes hombres” tenga “influencia directa sobre la historia de
los pueblos”, incluso de “apoyo moral a favor de las fuerzas participantes en la Liga de las Naciones” en
vista de favorecer la lucha contra la guerra. Además de éste tema recurrente en Einstein y en Freud de la
elite espiritual, en esta carta vemos cómo está vinculado esencialmente con el enaltecimiento por parte de
Einstein –como también de Freud según denunciara Reich (Reich habla de Freud. Ed. Cit). el
intelectualismo de éste– de la fría razón para beneficio de la humanidad. Así termina la carta: “expongo
todo esto a usted antes que a nadie en el mundo, por la razón de que lo considero menos dominado por los
deseos, y porque su espíritu crítico y su juicio son animados por la más seria responsabilidad”. (Cfr.
Albert Einstein. Política y Pacifismo, SXX, Buenos Aires, 1960. pp. 14-17).
214
[Ad. 12]
Esta sugerencia einsteiniana presentada bajo la forma de pregunta, en realidad
saca las consecuencias del punto de vista freudiano, esto es, las premisas hobbesianas de
este punto de vista: “controlar la evolución mental del hombre” sería la solución y,
entonces, crear la institución para llevar a cabo dicho control. Crear algo así como un
Estado Fuerte Hobbesiano Psicológico. Einstein quisiera defenderse y defender a la
humanidad del peligro del nazismo; sin embargo una solución tal como la de controlar
la evolución mental del hombre fue la que quiso llevar a cabo Goebbels a través de la
manipulación de los medios de comunicación de masas alemanes a partir de 1933. La
paradoja se ahonda si observamos la siguiente vuelta de tuerca, según la revela el libro
Las torturas mentales de la CIA de Gordon Tomas285 en donde vemos emerger en forma
285
Gordon Tomas, Las torturas mentales de la CIA. (Ediciones B, Barcelona, 2001),
215
286
Cfr. Jorge Veraza U, El siglo de la hegemonía mundial de Estados Unidos. Ed. Cit.
287
En realidad, este es el método general de pensamiento de Einstein respecto de los problemas sociales.
Método muy subrayado en las páginas de “Guerra Atómica o Paz” (pp. 264-167). En efecto, Einstein está
por la paz pero sin quitar las premisas capitalistas que la hunden; así que propone intervenciones en
Argentina y en España –así como “en otros países en los que una minoría oprime a la mayoría”– por
cuenta del gobierno mundial de tres grandes potencias en las que Einstein no cuestiona el que una minoría
oprima a la mayoría, esto es, las premisas capitalistas del caso. Einstein no cuestiona por principio la
lucha de clases y los intereses capitalistas. Pues el gran físico despliega una buena voluntad desde el hoy
–asumido por él como resultado absoluto e incuestionable en sus premisas y sólo atacable en sus efectos
negativos– “la guerra o las guerras llegarán a su fin cuando una potencia se erija como suprema
dominadora del mundo, gracias a su tremenda fuerza militar.
Ahora somos dueños [esto es EU es dueño] del secreto atómico; no podemos perderlo, y a ello nos
arriesgaríamos si lo entregáramos a las Naciones Unidas o a la Unión Soviética. Pero tan pronto como sea
posible, debemos poner en claro que no mantenemos la bomba en secreto para sostener nuestro poderío
[esto es el de EU], sino con la esperanza de establecer la paz, constituyendo un gobierno mundial. Nos
corresponde realizar los mayores esfuerzos para concretar este tipo de gobierno” (Ibid; p. 266). La
tontería de Einstein se basa de fondo en la ecuación incuestionada de que EU es básicamente bueno y que
el gobierno mundial que EU promueva deberá ser mayormente bueno: gobierno mundial-EU pero buenos.
Al respecto es interesante el artículo “mis primeras impresiones de EU” (1921) (p. 191) así como el ya
citado “El mundo tal como yo lo veo” (1934) (p. 195) apenas dos años posterior al intercambio espistolar
que mantuvo con Freud. ¿Es necesario resaltar que George W. Bush hijo cree que él es bueno y que
216
[Ad. 13]
La intención de Einstein es buena y conmovedora y, aún más, por cómo es que
la vemos contravenida precisamente por los conceptos que Einstein ha querido utilizar
para comprender el fenómeno. Al respecto no es factor secundario el despropósito
metodológico de Einstein de haber comenzado por la guerra entre naciones y sólo en el
penúltimo párrafo arribar a la guerra entre las clases. Cuando que, más bien, la clave de
la guerra entre las naciones es la lucha de clases, los intereses materiales y
contrapuestos jugados a nivel económico, social y político en el proceso de
reproducción inmediata de todos los agentes sociales y de la sociedad en su conjunto.288
Puestas las cosas a la inversa –como ocurren en el escrito de Einstein– el efecto queda
puesto como causa y ya nada puede ser explicado. Y si en el tráfago de la guerra
creemos ver campear a Tánatos, este efecto visual querrá ser propuesto como presunta
causa misteriosa de todo el acaecer humano que así se sintetiza en la guerra. De hecho,
Freud publicó su Más allá del principio de placer en donde Tánatos ocupa el centro de
la escena, en 1920 y con las escenas de la guerra de 1914 a 1918 muy frescas en su
memoria.
[Ad. 14]
De hecho Einstein debió leer El malestar en la Cultura de Freud publicado en
1930 como lo revela él “Sé” con que inicia esta oración. Por supuesto el pacifismo de
Einstein tiene hondas raíces que rebasan con mucho la lectura de este libro de Freud que
momentáneamente parece haber influido a Einstein. Así que antes sostuvo dicho
pacifismo de otra manera que como lo hace en este intercambio epistolar con Freud
consonando con las ideas tanáticas de éste. Y posteriormente –como lo revela “Guerra
Atómica o Paz” (ed. Cit)– la salida contra la guerra que encontró Einstein –más allá de
ser eficaz o no– se deshace completamente de Tánatos, pues su “gobierno mundial” es
una concentración de Eros, así sea un Eros militarizado; y en las doce páginas del
artículo no hay ni mención ni alusión a Freud. Es evidente, por lo demás, que la
posición de Einstein que revela el epígrafe de este nuestro presente capítulo no requiere
en absoluto de Tánatos para sostenerse.
Para mayor abundamiento vale la pena citar el pasaje final de “El mundo tal
como yo lo veo”: no “puedo ni querría imaginar que el individuo sobreviva a su muerte
también Estados Unidos son básicamente buenos, así que por eso autojustifica su intervención militar en
Irak a partir de 2003?
288
K. Marx, (Marx, “Prólogo” a la Contribución de la Crítica de la Economía Política, 1859).
217
física; dejemos que las almas débiles, por miedo o por absurdo egoísmo, se complazcan
en estas ideas. Yo me doy por satisfecho con el misterio de la eternidad de la vida y
con la conciencia de un vislumbre de la estructura maravillosa del mundo real, junto con
el esfuerzo decidido por abarcar una parte, aunque sea muy pequeña, de la razón que se
manifiesta en la naturaleza (subrayado mío). Y, en realidad, ¿cómo compaginar con el
Tánatos de Sigmund Freud la idea de Einstein sobre “El Significado de la Vida” (1934)
expuesto como sigue?: “¿Qué significado tiene la vida del hombre, o, en realidad, la de
cualquier criatura?. Tener una respuesta a esta pregunta significa ser religioso. Tu
preguntas ‘¿Tiene algún sentido, pues, plantear esta pregunta?’. Yo contesto: ‘aquel que
considera su vida y la de sus semejantes carente de sentido, no sólo es desdichado sino
poco hecho para la vida’” (op. cit; p. 199)
218
[Ad. 1]
Estimado profesor Einstein:
mostrar que uno se desarrolló desde la mucho más que ésta su figura antagónica;
otra, y si nos remontamos a los mucho más tanto en anterioridad como en
orígenes y pesquisamos cómo ocurrió posterioridad y, también, en cuanto a
eso la primera vez, la solución nos cae profundidad. Vale la pena advertir de la doble
sin trabajo en las manos. Pero inconsistencia freudiana aquí denunciada,
discúlpeme sí en lo que sigue cuento, porque durante varios párrafos Freud girará
como si fueran algo nuevo, cosas que de manera equívoca en torno al “nexo entre
todos saben y admiten; es la trabazón derecho y poder”.
argumental la que me fuerza a ello.
[Ad. 4]
Pues bien; los conflictos de intereses El señalar la animalidad del ser
entre los hombres se zanjan en humano evita idealizar al hombre y pone
principio mediante la violencia [3]. Así freno a una concepción idealista de las
es en todo el reino animal, del que el relaciones sociales; pero constituye un
hombre no debiera excluirse; en su despropósito el disolver al ser humano en el
caso se suman todavía conflictos de reino animal en general, en lugar de
opiniones, que alcanzan hasta el especificar de qué tipo de animal se trata en el
máximo grado de la abstracción y caso del ser humano289. No obstante, esta
parecen requerir de otra técnica para dilución general del ser humano en el reino
resolverse. Pero esa es una animal le servirá a Freud para naturalizar una
complicación tardía. Al comienzo, en institución humana cultural: la propiedad
una pequeña horda de seres humanos, privada así como la política privada. El
era la fuerza muscular la que decidía a animal como individuo asocial es identificado
quién pertenecía algo o de quién debía con el ser humano en tanto animal social,
hacerse la voluntad. La fuerza luego Freud introduce la consciencia a
muscular se vio pronto aumentada y posteriori, con lo que en lugar de proceder a
sustituida por el uso de instrumentos: universalizar el carácter genérico del ser
vence quien tiene las mejores armas o humano, como es el caso290, procede más bien
las emplea con más destreza. Al a potenciar la mezquindad del animal asocial
introducirse las armas, ya la dándole a éste el poder adicional de la
289
En la parte III del presente libro critico al respecto el caso de la biología neomalthussiana y de Konrad
Lorenz (Evolución y modificación de la conducta, SXXI, México, 1979) y Desmond Morris (El mono
desnudo, Plaza y Janes, México, 1996) etcétera, así como del “gen egoísta” (capítulo 7)
290
Cfr. Peter J. Wilson, El hombre como promesa, FCE, México, 1984
221
291
Sigmund Freud, Tótem y tabu, (1913)
292
Georg. W. F. Hegel, Fenomenología del espíritu, ed. Cit, capítulo “C.§3, γ, así como mi Pensar la
opresión y la emancipación desde la posmodernidad. Crítica a la dialéctica del amo y el esclavo de
hegel. Itaca, México, 2005).
222
293
Así lo interpretó Georges Bataille en su “La Noción de Gasto” en la que opone el Principio de Utilidad
al Principio de Pérdida correspondientes respectivamente a Eros y Tánatos
223
294
Cfr. Jorge Veraza U, Pensar la opresión y la emancipación…
224
295
Alann Janik y Stephen Toulmin, La Viena de Wittgenstein, Taurus, Madrid, 1974, p. 67.
225
296
[“Pero unos individuos son superiores física o intelectualmente a otros y rinden, pues, en el mismo
tiempo, más trabajo, o pueden trabajar más tiempo; y el trabajo, para servir de medida, tiene que
determinarse en cuanto a duración o intensidad; de otro modo, deja de ser una medida. Este derecho igual
es un derecho desigual para trabajo desigual. No reconoce ninguna distinción de clase, porque aquí cada
individuo no es más que un obrero como los demás; pero reconoce, tácitamente, como otros tantos
privilegios naturales, las desiguales aptitudes de los individuos, y, por consiguiente, la desigual capacidad
de rendimiento. En el fondo es, por tanto, como todo derecho, el derecho de la desigualdad. El derecho
sólo puede consistir, por naturaleza, en la aplicación de una medida igual; pero los individuos desiguales
(y no serían distintos individuos si no fuesen desiguales) sólo pueden medirse por la misma medida
siempre y cuando se les enfoque desde un punto de vista igual, siempre y cuando que se les mire
solamente en un aspecto determinado; por ejemplo, en el caso concreto, sólo en cuanto obreros, y no se
vea en ellos ninguna otra cosa, es decir, se prescinda de todo lo demás. Prosigamos: unos obreros están
casados y otros no; unos tienen más hijos que otros, etc., etc. A igual trabajo y, por consiguiente, a igual
participación en el fondo social de consumo, unos obtienen de hecho más que otros, unos son más ricos
que otros, etc. Para evitar todos estos inconvenientes, el derecho no tendría que ser igual, sino desigual.
Pero estos defectos son inevitables en la primera fase de la sociedad comunista, tal y como brota de la
sociedad capitalista después de un largo y doloroso alumbramiento. El derecho no puede ser nunca
superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionado.
En la fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de
los individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo
manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando,
229
con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran
a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el
estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en su bandera: ¡De cada cual, según
su capacidad; a cada cual, según sus necesidades¡”“ Marx, Glosas marginales al Programa del Partido
Obrero Aleman (1857) publicado en Marx Engels, Obras completas/t. II, Progreso, Moscú, 1951. ].
230
impedir que una ciudad o una liga de la tesis X ad. Feuerbach: “El punto de vista
ciudades se aliara con el enemigo persa del antiguo materialismo es la sociedad
en detrimento de otra ciudad rival. «civil»; el del nuevo materialismo, la sociedad
Tampoco el sentimiento de comunidad humana o la humanidad socializada”. El que
en el cristianismo, a pesar de que era Freud se encuentre preso en el horizonte del
bastante poderoso, logró evitar que derecho burgués de igualdad, nos lo muestra
pequeñas y grandes ciudades cristianas también preso en la forma mercancía y en su
del Renacimiento se procuraran la fetichismo. La cual lo conduce a la
ayuda del Sultán en sus guerras cosificación de la violencia y de su
recíprocas. Y por lo demás, en nuestra eternización y por allí a Tánatos. El derecho
época no existe una idea a la que de iguales –al que se refiere Freud– es el de
pudiera conferirse semejante autoridad un violento con otro, ambos cosificados. Y
unificadora. Es harto evidente que los como Freud se dedica a la psicología, cosifica
ideales nacionales que hoy imperan en la disposición violenta de ambos agentes
los pueblos los esfuerzan a una acción sociales. Es decir, construye la metafísica de
contraria [27]. Ciertas personas Tánatos. Mientras que el derecho positivo
predicen que sólo el triunfo universal desigual o concreto supone en uno de los
de la mentalidad bolchevique[28] agentes el reconocimiento de la especificidad
podrá poner fin a las guerras, pero en del otro y según este reconocimiento lo trata.
todo caso estamos hoy muy lejos de esa Lo cual supone que la violencia no es
meta y quizá se lo conseguiría sólo tras originaria sino la genericidad, la reciprocidad.
unas espantosas guerras civiles. Parece, Insisto, un derecho así no se basa en la
pues, que el intento de sustituir un violencia sino en el reconocimiento del otro,
poder objetivo por el poder de las ideas en la reciprocidad, en la capacidad humana de
está hoy condenado al fracaso. Se yerra ponernos en el lugar del otro.
en la cuenta si no se considera que el
derecho fue en su origen violencia [Ad. 16]
bruta y todavía no puede prescindir de
apoyarse en la violencia [29]. La dialéctica de las revoluciones aquí
figurada por Freud en contraste con el estado
Ahora puedo pasar a comentar otra de de derecho metafísicamente observado, es
sus tesis. Usted se asombra de que decir, no como vigencia del derecho sino
resulte tan fácil entusiasmar a los como estado de derecho, es por demás
231
hombres con la guerra y, conjetura, equívoca, pues olvida no sólo que las
algo debe de moverlos, una pulsión a revoluciones fundan las distintas formas de
odiar y aniquilar, que transija con ese derecho sino que las sublevaciones, la guerra
azuzamiento. También en esto debo civil y las revoluciones sociales no deniegan
manifestarle mi total acuerdo [30]. al derecho en general –como se desprende de
Creemos en la existencia de una este pasaje de Freud– sino al derecho de la
pulsión de esa índole y justamente en sociedad que revolucionan y ellas llevan en su
los últimos años nos hemos empeñado seno otra propuesta de derecho y la practican
en estudiar sus exteriorizaciones. ¿Me paso a paso incluso antes de triunfar297.
autoriza a exponerle, con este motivo,
una parte de la doctrina de las [Ad. 17]
pulsiones a que hemos arribado en el
psicoanálisis tras muchos tanteos y Reaparece aquí el tema hegeliano de la
vacilaciones? formación cultural más arriba señalado por
nosotros.
Suponemos que las pulsiones del ser
humano son sólo de dos clases: [Ad. 18]
aquellas que quieren conservar y reunir
-las llamamos eróticas, exactamente en Claro, por la presencia de la clase
el sentido de Eros en El banquete de dominante y no de Tánatos o del impulso de
Platón, o sexuales, con una conciente agresión, como quiere ser la sugerencia de
ampliación del concepto popular de Freud.
sexualidad-, y otras que quieren
destruir y matar; a estas últimas las [Ad. 19]
reunimos bajo el título de pulsión de
agresión o de destrucción. Como usted A partir de aquí Freud abandona el
ve, no es sino la trasfiguración teórica tema de la relación entre derecho y violencia
de la universalmente conocida que lo ha ocupado para abordar directamente
oposición entre amor y odio; esta quizá el de la guerra. Como se ve no ha cometido el
mantenga un nexo primordial con la error de Einstein de primero hablar de la
polaridad entre atracción y repulsión, guerra y de ésta derivar la lucha de clases.
que desempeña un papel en la Sino que primero habla de las luchas entre
297
Cfr. Jorge Veraza U, “La polémica del derecho permanente del pueblo a la revolución” en Dialéctica
del sujeto histórico y del sujeto anti histórico. Itaca, en imprenta.
232
disciplina de usted. Ahora permítame individuos, luego entre las clases, para
que no introduzca demasiado rápido las finalmente aludir a las guerras; con lo cual
valoraciones del bien y el mal [31]. nos entrega una secuencia genética racional.
Cada una de estas pulsiones es tan Si bien ya estamos advertidos de su truco.
indispensable como la otra; de las Puso la violencia asesina absoluta como
acciones conjugadas y contrarias de origen natural de la humanidad y, luego,
ambas surgen los fenómenos de la vida simplemente la desplegó a través de los
[32]. Parece que nunca una pulsión distintos niveles de conflicto, individual,
perteneciente a una de esas clases grupal, clasista, internacional, etcétera. Así
puede actuar aislada; siempre está que el efecto es el mismo que si hubiera
conectada -decimos: aleada- con cierto cometido el despropósito de Einstein que
monto de la otra parte, que modifica su partió de la guerra, esa situación de violencia
meta o en ciertas circunstancias es absoluta. Einstein como alumno de Freud se
condición indispensable para alcanzarla nos muestra más simple e ingenuo, resaltando
[33]. Así, la pulsión de en su discurso su error de procedimiento;
autoconservación es sin duda de mientras que Freud, como maestro, muestra
naturaleza erótica, pero justamente ella un discurso más sofisticado y que encubre sus
necesita disponer de la agresión si es despropósitos de mejor manera. Veamos qué
que ha de conseguir su propósito. De dice de la guerra.
igual modo, la pulsión de amor dirigida
a objetos requiere un complemento de [Ad. 20]
pulsión de apoderamiento si es que ha
de tomar su objeto [34]. La dificultad Este pasaje recuerda al Manifiesto del
de aislar ambas variedades de pulsión Partido Comunista de Marx y Engels
en sus exteriorizaciones es lo que por publicado en 1848 a propósito del dominio de
tanto tiempo nos estorbó el discernirlas clase y de las luchas de clase en la historia a
[35]. veces con resultados positivos, a veces con
resultados negativos. Marx señala en carta a
Si usted quiere dar conmigo otro paso Weidemayer de 1852298 que él no descubrió la
le diré que las acciones humanas lucha de clases sino que fueron los
permiten entrever aún una economistas ingleses y los historiadores
complicación de otra índole. Rarísima franceses antes que él, a la manera en que
298
Marx, Engels, Obras Escogidas en dos tomos, Progreso, Moscú, 1971/t. II
233
vez la acción es obra de una única aquí Freud las alude. Mi descubrimiento –
moción pulsional, que ya en sí y por sí dice Marx– consiste solamente en señalar que
debe estar compuesta de Eros y existen contenidos inherentes a la historia de
destrucción. En general confluyen para la humanidad confrontada en luchas de clases
posibilitar la acción varios motivos que indican que es posible que dichas luchas
edificados de esa misma manera. Ya lo de clases concluyan. En 1932 Freud se haya
sabía uno de sus colegas, un profesor tosudamente por detrás de este
Lichtenberg, quien en tiempos de descubrimiento –hecho mundialmente público
nuestros clásicos enseñaba física en a partir de 1848 en El Manifiesto del Partido
Gotinga; pero acaso fue más Comunista que a lo largo del siglo XIX sería
importante como psicólogo que como traducido a todos los idiomas de la tierra–
físico. Inventó la Rosa de los Motivos sumido en depresión testificando los sucesos
al decir: «Los móviles históricos y proyectando su propia depresión
{Bewegungsgründe} por los que uno hacia el futuro.
hace algo podrían ordenarse, pues,
como los 32 rumbos de la Rosa de los [Ad. 21]
Vientos, y sus nombres, formarse de
modo semejante; por ejemplo, "pan- Son resaltantes todos los factores que
panfama" o "fama-famapan"». se confunden en los fenómenos históricos si
Entonces, cuando los hombres son se utiliza como Freud la palabra crear. Así
exhortados a la guerra, puede que en que en lugar de un análisis histórico lo que
ellos responda afirmativamente a ese tenemos es una representación mágica de los
llamado toda una serie de motivos, sucesos, un creacionismo teologal pero
nobles y vulgares, unos de los que se encubierto en el correr de los hechos. Así que
habla en voz alta y otros que se callan el científico natural que es Freud no sólo se
[36]. No tenemos ocasión de permite robinsonadas –o mitos de origen–
desnudarlos todos. Por cierto que entre como las de la pequeña horda sino también
ellos se cuenta el placer de agredir y mediaciones mágicas o míticas como ésta de
destruir; innumerables crueldades de la que las guerras “crean” etcétera.
historia y de la vida cotidiana
confirman su existencia y su intensidad [Ad. 22]
[37]. El entrelazamiento de esas
aspiraciones destructivas con otras, Aquí Freud unifica dialécticamente a
234
eróticas e ideales, facilita desde luego la guerra con la paz sólo para justificar el
su satisfacción. Muchas veces, cuando monopolio de la fuerza no como resultado
nos enteramos de los hechos crueles de histórico sino como premisa permanente de la
la historia, tenemos la impresión de que historia. Con lo que apunta a someter a Eros
los motivos ideales sólo sirvieron de bajo de Tánatos. En otro orden de ideas el
pretexto a las apetencias destructivas contemporáneo y compatriota de Freud, el
[38]; y otras veces, por ejemplo ante economista socialdemócrata Rudolf
las crueldades de la Santa Inquisición, Hilferding después de escribir su El Capital
nos parece como si los motivos ideales Financiero (1908) creyó observar tendencias
se hubieran esforzado hacía adelante, en el capitalismo posterior a la Primera
hasta la conciencia, aportándoles los Guerra Mundial que configuraban lo que
destructivos un refuerzo inconciente. llamó El Capitalismo Organizado (título que
Ambas cosas son posibles. debía mostrar el libro que parcialmente
redactó pero que no pudo terminar debido a
Tengo reparos en abusar de su interés, haber muerto en 1941 después de ser
que se dirige a la prevención de las capturado en Marsella por la policía francesa
guerras, no a nuestras teorías. Pero y entregado a la Gestapo, que le hizo morir en
querría demorarme todavía un instante la prisión después de torturarle)299. Este
en nuestra pulsión de destrucción, en capitalismo en tanto monopolio clasista de
modo alguno apreciada en toda su todos los medios de producción y también de
significatividad. Pues bien; con algún la violencia, apuntaba a apaciguar las
gasto de especulación hemos arribado a contradicciones del capitalismo, según
la concepción de que ella trabaja dentro Hilferding. Años antes, el socialdemócrata
de todo ser vivo y se afana en producir alemán, Karl Kautsky hablaba de
su descomposición, en reconducir la “ultraimperialismo” sugiriendo que en medio
vida al estado de la materia inanimada de la violencia interimperialista se iban
[39]. Merecería con toda seriedad el abriendo paso posiciones imperialistas a
nombre de una pulsión de muerte [40], cuyos intereses convenía mejor la
mientras que las pulsiones eróticas pacificación y el dominio de las
representan {repräsentieren} los afanes contradicciones. Obras como Imperialismo.
de la vida. La pulsión de muerte Fase superior del capitalismo (1914) y El
deviene pulsión de destrucción cuando Imperialismo y la Guerra (1913) de Lenin se
299
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/hilferding.htm
235
es dirigida hacia afuera, hacia los enderezan contra este tipo de ilusiones300. Ya
objetos, con ayuda de órganos se ve que Freud se mueve en el contexto de
particulares. El ser vivo preserva su éstas polémicas y, sobre todo, de las
propia vida destruyendo la ajena, por percepciones que tuvieron distintos testigos
así decir. Empero, una porción de la acerca de los fenómenos históricos en curso; y
pulsión de muerte permanece activa en si sugiere la construcción de una “poderosa
el interior del ser vivo, y hemos violencia central” organizadora y pacificadora
intentado deducir toda una serie de –un poco a la manera de Hilferding o de
fenómenos normales y patológicos de Kautsky– sabe relativizar esta construcción
esta interiorización de la pulsión mediante la subsecuente emergencia de
destructiva [41]. Y hasta hemos nuevas guerras más grandes cada vez. Pero no
cometido la herejía de explicar la logra especificar históricamente los sucesos
génesis de nuestra conciencia moral guerreristas como lo hace Lenin, cuando éste
por esa vuelta de la agresión hacia critica las ilusiones hilferdingnianas y
adentro [42]. Como usted habrá de kautskianas de una tendencia pacifista
advertir, en modo alguno será inocuo inherente al capital o al imperialismo. En
que ese proceso se consume en escala efecto, Lenin no ubica ninguna tendencia
demasiado grande; ello es directamente dominante pacifista inherente al capital o al
nocivo, en tanto que la vuelta de esas imperialismo pero por supuesto que concibe
fuerzas pulsionales hacia la destrucción tal tendencia en la humanidad. Mientras que
en el mundo exterior aligera al ser vivo Freud saltando por sobre la historia no quiere
y no puede menos que ejercer un efecto reconocer ninguna tendencia dominante
benéfico sobre él [43]. Sirva esto como pacifista, no digamos en el capitalismo y en el
disculpa biológica de todas las imperialismo pero ni siquiera en la
aspiraciones odiosas y peligrosas humanidad. Según él, la violencia es
contra las que combatimos [44]. Es originaria y el principio de muerte es anterior
preciso admitir que están más próximas al principio de vida, según lo formula más allá
a la naturaleza que nuestra resistencia a de toda coherencia en su Más allá del
ellas, para la cual debemos hallar principio del placer de 1920, recién terminada
todavía una explicación. Acaso tenga la Primera Guerra Mundial.
usted la impresión de que nuestras
300
La propuesta einsteiana de un gobierno mundial para preservar la paz y, especialmente –después de la
Segunda Guerra Mundial– para controlar el poderío nuclear de las naciones, sobre todo de EU y Gran
Bretaña etcétera, forma parte de este horizonte ilusorio.
236
hombres, aun renunciando a las impulsos inherentes de éste las que son en
ligazones de sentimiento entre ellos realidad necesidades del capital y presenta
(ver nota). Pero con muchísima como relaciones sociales humanas las que
probabilidad es una esperanza utópica son, en verdad, relaciones sociales
[51]. Las otras vías de estorbo indirecto contradictorias, en particular las capitalistas.
de la guerra son por cierto más Su punto de vista es tan caprichoso respecto
transitables, pero no prometen un éxito de la realidad que si bien la violencia central a
rápido. No se piensa de buena gana en la que alude puede representarse mediante la
molinos de tan lenta molienda que uno Liga de las Naciones como él lo hace –o
podría morirse de hambre antes de siguiéndolo podemos aludir a la ONU como
recibir la harina. intento de perfeccionamiento de aquella en
años posteriores a la muerte de Freud, en
Como usted ve, no se obtiene gran cosa realidad, al lado de estas figuras benignas de
pidiendo consejo sobre tareas prácticas dicha violencia central tenemos ni más ni
urgentes al teórico alejado de la vida menos que a la propia potencia hegemónica
social. Lo mejor es empeñarse en cada mundial, EU, como la encarnación de dicha
caso por enfrentar el peligro con los violencia central; que si bien no fue acordada
medios que se tienen a mano [52]. Sin como institución por los hombres, todos están
embargo, me gustaría tratar todavía un de acuerdo actualmente en que es la
problema que usted no planteó en su institución “encargada de entender en todos
carta y que me interesa los conflictos de intereses”; sobre todo porque
particularmente: ¿Por qué nos buena parte de estos conflictos los genera ella
sublevamos tanto contra la guerra, e interviene en los mismos a favor de sus
usted y yo y tantos otros? ¿Por qué no propios intereses. Más allá de su intención,
la admitimos como una de las tantas Freud se encuentra haciendo la loa implícita y
penosas calamidades de la vida? [53] anticipada a esta violencia central identificada
Es que ella parece acorde a la por él con el derecho; y aún, exige –si es que
naturaleza, bien fundada se quiere efectividad plena– mayor poder a
biológicamente y apenas evitable en la favor de la misma. No deja de ser trágico el
práctica [54]. Que no le indigne a usted hecho de que el liberal que es Freud no tenga
mi planteo. A los fines de una manera de concebir las condiciones para “una
indagación como esta, acaso sea lícito prevención segura de las guerras” que no
ponerse la máscara de una superioridad coincidan con una institución totalitaria.
240
301
Después de dos meses de invasión a Irak por parte de EU, el Consejo de Seguridad de la ONU
“reafirmaba la importancia de eliminar las armas de destrucción en masa iraquíes, de confirmar el
desarme de Iraq y de que los responsables del anterior régimen iraquí rindieran cuentas por sus crímenes
y atrocidades. Además, en esa resolución reconocía la autoridad, la responsabilidad y las obligaciones de
Estados Unidos y el Reino Unido como potencias ocupantes bajo un mando unificado e instaba a todos
los Estados miembros de la ONU a colaborar para la reconstrucción y rehabilitación de la infraestructura
económica del país” (Resolución 1511 (2003) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. (PDF)
tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Invasi%C3%B3n_de_Irak#_note-15, 2 de febrero de 2007.
241
nosotros, los pacifistas, una ratoncito muy serio que le manifiesta su “total
intolerancia constitucional, una acuerdo” al sincero e ingenuo ratoncito
idiosincrasia extremai [66], por así Einstein, buen expositor de las ideas de Freud
decir. Y hasta parece que los con las que está éste de acuerdo. En realidad
desmedros estéticos de la guerra no ¿qué otra sustancia tiene Tánatos sino la de
cuentan mucho menos para nuestra círculos viciosos de la reflexión o, bien, como
repulsa que sus crueldades. en este caso, de la conversación y el diálogo?
En todo caso Freud se dispone a partir de aquí
¿Cuánto tiempo tendremos que esperar a exponerle a Einstein en forma la pulsión de
hasta que los otros también se vuelvan muerte, agresión, odio y destrucción.
pacifistas? [67] No es posible decirlo,
pero acaso no sea una esperanza
utópica que el influjo de esos dos
factores, el de la actitud cultural y el de
la justificada angustia ante los efectos [Ad. 31]
de una guerra futura, haya de poner fin
a las guerras en una época no lejana El esquema sería el siguiente: A nivel
[68]. Por qué caminos o rodeos, eso no instintivo tendríamos la pulsión erótica de un
podemos colegirlo. Entretanto tenemos lado y de otro lado la de agresión o de
derecho a decirnos: todo lo que destrucción, la pulsión de muerte o Tánatos; y
promueva el desarrollo de la cultura a Eros y Tánatos corresponderían a nivel
trabaja también contra la guerra [69] emocional (y derivado) amor y odio; mientras
(ver nota). que a nivel de la física, nivel más básico y
fundamental –así que seguramente originador
Saludo a usted cordialmente, y le pido de las pulsiones referidas, parece sugerir
me disculpe si mi exposición lo ha Freud, volviendo cómplice, así, con esta
desilusionado. sugerencia velada de su figuración tanática al
físico Einstein– tendríamos, a la atracción y
Sigmund Freud repulsión; finalmente, a nivel de la ética –por
supuesto derivado de todos los anteriores– al
[Traducción de Luis López-
bien y al mal. Pero Freud se retiene de
Ballesteros y de Torres]
adscribir el mal a Tánatos así que deja para
después este complejo asunto (…algo de
244
[Ad. 32]
[Ad. 33]
[Ad. 34]
Los juegos pulsionales que aquí
escenifica Freud seguro no son acordes con la
realidad pero sí lo son con los juegos
psicológicos del propio Freud, mismos que en
realidad concuerdan con los juegos de la
política oportunista –por antonomasia la
liberal– dominante en los tiempos modernos.
Política que debemos asumir que está basada
en el estatuto ambiguo de la libido
determinado por la moderna represión sexual
que la escinde en apetitos materiales bajos y
altos ideales en concordancia con la escisión
cuerpo mente judeo cristiana. En efecto, el
clima propio de la sociedad civil moderna del
siglo XX y fines del XIX es factor decisivo en
la elaboración pulsional dualista freudiana;
clima producto del sometimiento no sólo de la
producción sino de cada vez más áreas de
afirmación de la sociedad bajo el capital
social –y cada vez más también del capital
individual- en dirección al consumo, de por
medio las actitudes culturales y sobre todo las
corrientes políticas que giran en torno a una
forma de Estado cada vez menos heredada y
cada vez más específicamente capitalista.
[Ad. 35]
246
Freud dice discernirlas pero en realidad debió decir inventar; sí, inventar que
Tánatos era autónomo y primordial. Cosificando así hasta el extremo su pensamiento
acerca de las realidades psíquicas contra la mayor parte de las evidencias que éstas
ofrecen.
[Ad. 36]
[Ad. 37]
Confirmando la política arriba denunciada por mi, vemos aquí a Tánatos entre
muchos otros motivos y aparentemente no como el predominante. Pero hete ahí que en
medio de esos muchos se encuentra secreteando su mensaje y, así, actuando
enmascaradamente, es como mejor se parapeta y es eficaz. Esto es, tal es su forma de
dominar. Y tal es la manera en que Freud oculta que propone como dominante a
Tánatos por sobre de Eros, a la muerte, “el señor absoluto”, como la nombra Hegel en
la Fenomenología del Espíritu en el pasaje de la dialéctica del amo y el esclavo302
[Ad. 38]
Aquí se evidencia cómo es que la visión histórica de la humanidad que tiene
Freud deriva de la filosofía de la historia de Hegel presidida por la dialéctica de la
negatividad, correlato de la cual sería la pulsión de muerte. Sin embargo, Freud no lo
cita por ningún lado, simplemente traduce el idealismo hegeliano a un biologicismo
instintivista en el que aquel cabe sólo forzando los términos303.
302
Al respecto cfr. Jorge Veraza U, Pensar la opresión y la emancipación desde la posmodernidad. Ed.
Cit.
303
La genética y la biología contemporáneas, muestran trazos análogos. Véase parte III del presente libro.
247
[Ad. 39]
Aquí debemos denunciar un despropósito o si se quiere truco freudiano que
entró a escena por primera vez en 1920 en Más allá del principio de placer. Del mismo
modo que en ese libro, en este pasaje de su carta a Einstein, Freud habla del proceso de
morir y de la descomposición del proceso de la vida, lo que constituye un hecho
biológico incontrovertible; pero de aquí quiere transitar hacia un planteamiento
instintivo y pulsional. Esto es, sugiere al proceso de morir como barrunto del principio
de muerte. Lo cual sólo podría ser posible si en el hecho Freud incluye la finalidad, si en
el proceso incluye el telos; esto es, sólo si concibe de manera enteléquica (en-telein o
que contiene telos) los hechos biológicos. De ello nada dice Freud pero esta premisa
silenciada de su discurso lo emparenta con el concepto hegeliano de vida.304.
[Ad. 40]
Sólo llegados a este punto Freud ha podido traducir pulsión de destrucción por
pulsión de muerte, cumbre a la que quería llegar. Ahora bien, debemos fijarnos que
partió desde el derecho igual toda vez que, según vimos, este derecho que Freud cree ser
el superior y desalienado es alienado y no pasa de ser sino el derecho propio de la
burguesía. El intercambio mercantil, M-D-M etcétera tiene en el derecho igual su
expresión jurídica. Y tanto este derecho como el mercado aparecen como algo
completamente diferente a la violencia; pero el genio de Marx consiste en haber
descubierto cómo es que ambos propician el intercambio de la cosa muerta dinero por la
fuerza de trabajo viviente que produce plusvalor explotado a favor del capital, así que
ambos –el mercado y el derecho de igualdad– defienden a la clase dominante y
esconden dentro de sí la amenaza de muerte que dicha clase pronuncia continuamente
contra sus esclavos. No casualmente fue por este camino partiendo del derecho igual
que Freud arribó hasta Tanatos, la pulsión de muerte. De modo análogo a como el
304
Así lo demuestro en Reich versus Tánatos… capítulo 5, §1. Asimismo demuestro visto cómo la
biología moderna en su rama genética tiene al gen como un pequeño atómo finalístico, ladrillo elemental
de los seres vivientes. Así que la existencia de los así llamados “genes de muerte” parecería convalidar la
figuración tanática freudiana e ideológicamente las cosas pueden ser presentadas de este modo, según lo
denunciamos en nuestro capítulo 6 dedicado al gen de muerte. El cual, por lo demás, en realidad,
constituye el mentis biológico básico de Tánatos por ser precisamente concordante con el principio de
placer, según vimos en dicho capítulo. Lo que no obsta para que prominentes biólogos y genetistas de la
actualidad ideologicen tanáticamente dichos genes e implícitamente se muevan en el horizonte hegeliano
del concepto de vida sea que conozcan este concepto o no.
248
[Ad. 41]
He aquí un bonito círculo vicioso en la argumentación de Freud como aderezo al
núcleo de la ideología dominante de la amenaza de muerte, su justificación, la
promoción de la destrucción en un mundo invivible y la justificación de la
autodestrucción para así justificar la existencia de ese mundo invivible producido por la
acción de la clase dominante. El círculo vicioso es el siguiente: Freud registra
agresiones y destrucciones en la experiencia cotidiana, sugiere que están motivadas por
aquello que llama pulsión agresiva; en tercer lugar, señala que en el fondo –misterioso e
invisible en la cotidianidad– la pulsión agresiva en verdad es pulsión de muerte. Así que
pasa de la agresión (acto particular y limitado) que puede ser o bien iniciada por el
organismo viviente o un acto reactivo y de defensa, pasa de aquí a la pulsión de muerte
(acto absoluto de negación del otro y, por tanto, general) en la que se pierde
completamente el posible carácter reactivo de la acción y ésta aparece inmediatamente
motivada no por la situación externa sino por dicha pulsión encaminada a la muerte e,
incluso, suscitada, sugerida, secreteada vaya usted a saber por qué misterio desde la
249
muerte; la cual en esta última vuelta de tuerca queda implícitamente personificada como
alguien que secretea y nos señala el camino a seguir: matar etcétera. Hasta aquí tenemos
una línea de inducción que va de lo particular a lo general pero que Freud no tiene
derecho a establecer, es una inducción falaz. No obstante ya contiene un círculo vicioso
consistente en que lo que aparece como objeto, como fenómeno objetivo, Freud lo
convierte en telos, en finalidad; así que el fenómeno que inmediatamente observamos
no es él sino pulsión de muerte y cada vez que lo observamos remite a ella y ésta se
verifica y prueba en él. En efecto, la descripción de Freud después de la inducción de
Freud llega a plasmar completo el círculo vicioso, pues señala que si en el fondo la
pulsión agresiva es pulsión de muerte ello es así debido a que la pulsión de muerte
expresada o “dirigida hacia fuera”, en el mundo de los fenómenos, es pulsión de
destrucción y agresión. Y ahora viene la constatación para remachar: por ello la
encontramos así. Sí, por todo lo que hemos dicho –basados en que en la vida cotidiana
encontramos agresiones– es que encontramos la pulsión de muerte en la vida cotidiana.
Pero Freud de ninguna manera ha fundamentado su explicación; es mítica pero pretende
ser científica por basarse en el positivismo del hecho. La potencia de la ideología de
dominio ha hecho girar en círculo el pensamiento de Freud, lo ha vuelto incoherente y
lo hace girar en círculo como perro que intenta morderse la cola. Incoherente porque
esto no es esto sino otra cosa pero sin embargo sigue siendo esto y yo asumo a pie
juntillas que no es esto sino que es la otra cosa sin que tenga ninguna razón para tal
asunción. Pero todavía hay un círculo más en el que el pensamiento de Freud se enreda
y que remacha sus despropósitos iniciales en vez de darle una voz de alarma para que
reconsidere. En efecto, la pulsión de muerte “dirigida hacia fuera” es pulsión agresiva –
y Freud implica que sana– pero vuelta hacia dentro, lo que Freud llama “interiorización
de la pulsión destructiva”, produce fenómenos patógenos de autodestrucción. Y, aún
más, la audacia de Freud –en camino del despropósito, hay que añadir– da como para
decir que de esta interiorización también dependen “una serie de fenómenos normales”.
Con lo que Freud muestra ser consecuente en el despropósito, toda vez que si en el
origen está la pulsión de muerte su acción en contra de otro pero también en contra de
nosotros mismos habrá que asumir que es un fenómeno normal. En realidad, Freud
encuentra en la vida cotidiana agresiones y también autoagresiones y autodestrucciones;
y bien, ahora hay que explicarlas; y Freud construye un mito para pseudoexplicar las
agresiones pero nos lo ofrece como explicación y lo tiene por tal. A partir de allí
250
[Ad. 42]
[Ad. 43]
Liberar la agresión es la sugerencia, y cierto que eso hace bien; y porque hace
bien ¿ya deberemos aceptar que estamos liberando, precisamente, pulsión de muerte y
que todo el fenómeno se debe a la pulsión de muerte? Por este camino Freud quiere
volvernos cómplices de los círculos viciosos de su argumento; pero éste además de
círculos viciosos presenta severas interrupciones mecánicas: liberar agresión es benéfico
pero… por favor no mucha porque es contraproducente. La moral sexual represiva que
ha hecho presa de Freud –y a través de la misma se mantiene preso en el núcleo de la
ideología dominante– simplemente se repite en esta moral tanática que se automodera; y
aún se repite en la presunción freudiana de que la ambigüedad propia del reprimido
sexual –círculos viciosos e inhibiciones mecánicas incluidas– caracteriza a la especie
humana desde su origen, por aquello de “es benéfico liberar la agresión… pero no
mucha”. Desgraciada especie que habiendo evolucionado en una relación metabólica
con el mundo natural circundante ésta evolución no ha producido en ella sino conductas
imposibles de tener libre curso en la naturaleza. Pero, ni tan desgraciada, porque, de
hecho, la ambigüedad305 la constituye, así que el despropósito conductual no es más que
305
La necesidad de criticar estos círculos viciosos de los movimientos de pensamiento y de la
argumentación freudiana resalta tanto más si echamos una mirada a la influencia que han tenido al pasar
desapercibidos no sólo en psicoanalistas sino en todo tipo de científicos, como es el caso de Edward O.
Wilson y su Sociobiology. The New Síntesis; obra en la que la ambigüedad en tanto emoción y
movimiento de pensamiento es proyectada hasta el gen y desde él reencontrada como presunta estrategia
evolutiva de las especies. Wilson no cita siquiera a Freud en su amplia bibliografía pero describe círculos
viciosos tan redondos como los de aquel en eso de observar conductas en las diversas especies vivientes y
proceder a llamarlas estrategias y, luego, nada más fácil que sobre dicha metáfora militar de “estrategia”
leer los actos de éste o aquel individuo y de grupos o especies completas como ambigüedad. De suerte
que el antropocentrismo que vicia estas descripciones no lo parece finalmente porque en realidad la
conducta humana ambigua sorprendentemente arraiga –si nos atenemos a la sociobiología– en la
ambigüedad genético evolutiva. Cfr. al respecto mi Reich versus Tánatos/Parte II.
251
un juego en el que la especie y cada uno de sus integrantes se divierte. Y para que la
diversión sea mayor, nos preocupamos y sufrimos grandemente por estos despropósitos
para obtener así mayor gusto de ellos. Que todo este sinuoso recorrido revele ahora estar
presidido por el principio de placer, sí, por enredos de este principio, no parece ser
suficiente para mover a Freud ni siquiera a dudar de su formulación del principio de
muerte como pulsión independiente de la de vida.
[Ad. 44]
306
Según lo he demostrado en Pensar la opresión y la emancipación….
252
[Ad. 45]
[Ad. 46]
307
Cfr. Jorge Veraza U, Reich versus Tánatos…/parte III.
253
con pulsión de muerte, así que si no desaparece la agresión por mínima que sea Freud
no acepta que la pulsión de muerte ha sido anulada. Cosa que nadie pretende hacer
porque tampoco nadie cree que dicha pulsión exista; pero Freud nos quiere volver
cómplices a todos de su creencia y como sabe que el hombre común oprimido por la
vida moderna implementada por la burguesía es vacilante e inseguro, qué mejor que
darle la seguridad de los hechos; y si en los hechos hay agresiones, ahora sí, saca tus
conclusiones amiguito: ¿verdad que ya aceptas que, entonces, la pulsión de muerte está
allí? El que las críticas veladas a Reich eludan su nombre y, con ello, no reconozcan que
se encaminan en contra de argumentos de un autor que intentó construirlos
racionalmente, y en lugar de ellos Freud comience por desprestigiar estas afirmaciones
como afirmaciones bolcheviques es un procedimiento racista que muestra las fobias de
Freud no sólo hacia el bolchevismo sino hacia el hecho de que le hagan cualquier
crítica. Y es también el procedimiento mediante el cual él nos quiere hacer cómplices de
cerrar los oídos a cualquier crítica que se le haga a la pulsión de muerte, es decir, a la
amenaza de muerte enmascarada, pues eso es precisamente la teoría de la pulsión de
muerte: la amenaza de muerte enmascarada llevada a cabo por la ideología dominante
por cuenta de un hombre que sin formar parte de la clase dominante ha visto confundida
su libertad así que transgrede la regla que afirmaría su libertad y su razón sólo porque es
regla y la transgresión sólo por serlo, cree él, está del lado de la libertad etcétera. La
fórmula M-D-M apuntalante de la del capital (D-M-D´) semeja a Freud sirviendo a la
clase dominante sin formar parte de ella; pero con el continuo deseo de transgredir esta
su condición de mero sirviente; esto es, tal y como si en el intercambio de equivalentes
(M-D-M) alguien se viera irresistiblemente a llevar a cabo alguna pequeña transgresión
procediendo a comprar barato y vender caro. Las conductas y movimientos de
pensamiento de Freud, complejos y sofisticados como son, no dejan de tener su código
matricial en los engranajes de la economía mercantil capitalista que guarda en su seno
ya el mensaje tanático.
[Ad. 47]
El bueno de Freud concede para, así, eludir lo que concede. Asume que con la
pulsión de muerte ha hecho de su doctrina una mitología pero precisamente en el
momento en que dice que esa despreciable doctrina ofrece una efectiva solución;
254
[Ad. 48]
Que bueno que Freud acaba de reencontrar a Eros, que bueno que se acordara
del pequeño Cupido, que bueno que hundido en el fondo del callejón sin salida que el
propio Freud construyó mediante su teoría de la pulsión de muerte, ahora recurra al
expediente vital y coherente de Eros como cuando no encontramos la aquiescencia en
papá le damos la espalda y la buscamos en la mamá o a la inversa. Pero la conducta de
Freud presenta una vuelta de tuerca adicional, consistente en que –según vimos poco
más arriba– Freud se ha enzarzado en una pequeña pugna con su propio súper yo,
cuando éste le sugirió que quizá faltaba a la razón hablando de pulsión de muerte y los
últimos párrafos han estado imbuidos de este clima en el que Freud ora asume ora se
resiste a aceptar esta censura de su súper yo que le señala que su teoría se ha degradado
a una “suerte de mitología” etcétera. En efecto, debemos asumir que esta pugna de
Freud con su súper yo refleja una muy intensa lucha llevada a cabo entre Freud y
…¿Reich? No, que va, sino con su padre, enzarzándose Freud al interior de la misma en
defender su propio yo y, para hacerlo, no parando mientes en transgredir algunas
razones según que el fin justifica los medios. Y bien, una vez vencido el padre y
reafirmado y confirmado el yo –Freud se da razones para convencerse de que tiene
razón– éste se topa con que llegó a un callejón sin salida y simple y llanamente ofreció
la “disculpa biológica de todas las aspiraciones odiosas y peligrosas”. ¿Qué hacer? Ni
modo que pasar a revocar al yo o a las sin razones que se hicieron pasar por razones
para apuntalarlo en aquella antigua disputa filial contra el padre –el cual casi casi parece
255
ser el padre de la horda originaria– no, más bien dejemos las sinrazones como están e
insistamos en su apariencia de razones, sobre todo, si ofrecemos resultados válidos.
Claro que no desde ellas porque es imposible. Pero ahora podemos recurrir a la mamá;
podemos volvernos a Eros y desde él ofrecer una fácil fórmula que nos saque del
callejón sin salida. Así que pondremos a Eros contra Tánatos y todo resuelto, cree
Freud. Pero olvida que previamente argumentó con enjundia y pasión –hasta obnubilar
la razón incluso– a favor de Tánatos, esto es, a favor de su propio yo contra su padre así
fuera que para salvar a este yo sucumbieran algunas razones. Y bien, le dio tanta fuerza
a Tánatos con aquella misteriosa afirmación oracular presente en Más allá del principio
del placer y repetida en subsiguientes ocasiones de que “la muerte es anterior a la
vida”, así que si el portentoso Tánatos se ve combatido por Eros, el ulterior y derivado,
valga el combate pero tendremos que asumir que está perdido de antemano. Y entonces
le tendremos que decir a Freud: “si nos atenemos a los resultados…”. Tendrás que
reconocer alguna vez que con eso de la pulsión de muerte simple y llanamente
plasmaste un despropósito tanto más notorio cuando te propones frenar la guerra. Tanto
más notorio cuando Einstein te invita a hacerlo y –según tus propias palabras– te pones
a temblar.
[Ad. 49]
308
Por alguna razón psicológica Freud se niega o resiste a que las desigualdades sean eliminadas.
Veremos más abajo un motivo por el cual le es conveniente quedar trabado en las contradicciones
inherentes a la desigualdad social; específicamente la racial. Cfr. comentario 57.
256
relación de liderazgo connatural al género homo, Freud la confunde con otra relación
diversa que es de sometimiento y dominio; y lo hace, precisamente, al utilizar una
fórmula anfibia: “conductores y súbditos”, cuando debió decir “conductores y
conducidos” o bien reyes y súbditos, esto es, sometedores y sometidos; pero en vez de
elegir una proposición u otra, Freud las mezcló procediendo así a naturalizar el dominio
y la opresión a través de identificarlos con la relación natural de liderazgo. Por aquí es
que Freud confunde lo positivo con lo enajenado y viceversa y de esta confusión está
construida su noción de autoridad309. Es decir, Freud expresa de esta manera equívoca
lo que es autoridad –como si fuera opresión– porque es así como traduce la experiencia
que él ha tenido de la autoridad tanto cuando la sufrió de otros, por ejemplo su padre,
como cuando él no simplemente la ejercitó sino que se la hizo sufrir a otros. Pero no
tiene ninguna razón para generalizar su propia experiencia de la autoridad en vista de
justificar de esta manera la perversión de la misma y la opresión y el dominio etcétera
de unos hombres por otros.
[Ad. 50]
309
Jorge Veraza U, Pensar la opresión y la emancipación desde la posmodernidad. “Capítulo V 7.5.
Amo, jefe, líder y autoridad”. p. 150.
257
[Ad. 51]
La propuesta de Freud ya así redondeada sugiere a hombres adultos muy
reprimidos y sublimados sometidos a lo que Freud llama “la dictadura de la razón”,
seguramente porque así ha hecho él la experiencia de la misma, decíamos. Pero como el
malestar en la cultura –para aludir al título del libro cuyo argumento subtiende a todos
los que viene exponiéndole Freud a Einstein– sí, como el malestar en la cultura
depende de la represión de las pulsiones, la esperanza de Freud realmente resulta
utópica, en el sentido de irrealizable, dadas las propias premisas freudianas y
seguramente le fue criticada previamente. El caso es que frente a la opción freudiana,
Wilhelm Reich eligió para resolver los malestares de la civilización en lugar de hombres
adultos muy reprimidos y sublimados, niños no reprimidos y de corazón fuerte y
258
[Ad. 52]
[Ad. 53]
En realidad Freud viene preparando esta entrada desde dos párrafos atrás cuando
señaló que “nuestra resistencia” a las acciones violentas, en especial la guerra, le parece
algo alejado de la naturaleza. Y bien, la pregunta de Freud de por qué nos oponemos a
la guerra no deja de ser interesante pero el tono extrañado con el que lo hace pasando a
sugerir que ¿por qué mejor no la aceptamos? prepara bien la ideología posmoderna de la
“desdramatización del fin” (Klaus Scherpe)312, por ejemplo mediante estallido de
bombas nucleares, surgida a mediados de los ochenta del siglo XX como parte de la
ideología de dominio que le cubre las espaldas al imperio estadunidense de los ataques
de aquellos que intentan combatirlo; pero para no evidenciar que son lacayos de dicho
310
Wilhelm Reich, La función del orgasmo…
311
Profundizo esta discusión en mi El torcimiento de Eros y la política revolucionaria de Wilhelm Reich
para el siglo XXI.
312
Scherpe, Klaus R. “Dramatización y desdramatización de “El Fin”; la Conciencia apocalíptica de la
modernidad y la postmodernidad”. En Modernidad y postmodernidad, compil. Por Josep Picó, Alianza
Editorial, Madrid, 1988..
259
[Ad. 54]
Esta respuesta no deja de ser oscura pero Freud nos quiere hacer cómplices de
que es autoevidente, porque así ya asumimos la existencia de lo que él tenía que haber
demostrado –el principio de muerte– y no ha podido. Su respuesta también es oscura
porque habla de Tánatos pero queriéndolo hacer pasar por un comportamiento vital –
con base en Eros– dado que lo nombra natural y fundado biológicamente. Como la
equivocidad de su discurso es indignante a renglón seguido le pide a Einstein que no se
indigne.
[Ad. 55]
[Ad. 56]
260
[Ad. 57]
Por paradójico y risible que parezca, no se sabe si Freud sugiere que las guerras
hubieran sido desestimadas o bien porque procediendo a exterminar a ambos
contendientes no parezcan tener sentido –pero como para Freud en toda acción existe el
ultrasentido tanático, esta primera opción no parece ser la adecuada sino, más bien, la
que sigue:– o bien porque no pueden cumplir con el viejo ideal heroico precisamente
por ya no ser tan patentemente agresivas como cuando la flecha, la espada o la masa y el
aceite hirviente eran los medios a la mano. En todo caso la referencia al viejo ideal
heroico recuerda al noble teutón que Friederich Nietzsche enaltece en la Genealogía de
la moral como fascinante bestia rubia. Así que ya vamos entendiendo la fascinación que
presenta en la mirada Sigmund Freud por la guerra, no sólo su repugnancia. Y no está
261
por demás recordar aquí aquella escena de la infancia de Freud en la que una especie de
caballero teutón humilló a su padre en la vía pública y el padre de Freud en vez de
contestar la humillación racista antisemita de que era objeto se la tragó, para sorpresa y
repugnancia del pequeño Sigmund que al ser enterado de ello por su padre se sintió, a su
vez, humillado; quien como alguien que gira sobre si mismo –o un perro que intenta
morderse la cola– rápidamente se encontró sintiendo repugnancia por su padre, cuando
hacía un instante la había sentido por el teutón antisemita, ahora, de pronto, vuelto
fascinante. Y bien, ¿cómo protestar contra este padre que como judío defiende a su hijo
y a su familia y a sí mismo en medio de un contexto social fuertemente antisemita, sí,
cómo defenderse de un padre tal para sólo así poder defender la propia autoestima, el
propio yo, sin que la sugerencia de una contestación espontánea violenta que su padre
debió haber tenido contra el antisemita no justifique la violencia humillante con la que
esta bestia rubia actuó en contra de Freud y de su padre? Y bien, si esta paradoja no
puede ser resuelta, entonces no parece ser precio demasiado alto el justificar a la bestia
rubia fascinante si ello nos permite defender nuestro yo y protestar contra el padre que
no se defendió violentamente. En todo caso, la equivocidad de los sofisticados
argumentos de Freud es una especie de hilo de Ariadna que parece introducirnos a la
casa de los espejos en la que se mueve Freud dentro de su mente.313
[Ad. 58]
313
En la era capitalista posterior a la caída del nazismo hemos sido testigos de conductas aberrantes de
algunos judíos prominentes –el más visible sería Henri Kissinger– que desde altos puestos de poder
político asumen comportamientos francamente nazis y, en ocasiones, los justifican con la correspondiente
ideología, caso de dirigentes israelís ensarzados en actos genocidas contra el pueblo palestino desde
mediados de los cincuentas hasta el 2006. Conductas que tienen detrás de si no solamente el resentimiento
contra actos de injusticia llevados a cabo por los nazis o por alguna otra chusma antijudía. Pues en
ocasiones llegan a desplegarse por judíos en contra de judíos. Es aquí en donde la pugna de Freud con su
padre pareciera ser modelar y darnos la clave. La reciente película “El Creyente” (Dir. Henri Bean, EU,
2001). indaga el caso de un dirigente neonazi en EU, profundamente antisemita y, sobre todo, antijudío,
que resulta ser judío. La presencia contemporánea de varios judíos neoconservadores fascistas –de la talla
de Paul Wolfowitz (hijo de Jacobo Wolfowitz, judío polaco),– en la administración imperial de George
Bush hijo. Richard Perle, Douglas Feith, Edward Luttwak, Henry Kissinger, Dov Zakheim, Kenneth
Adelman, I. Lewis Libby, Roberto Satloff, Elliott Abrams, Marc Grossman, Richard Haass, Roberto
Zoellick, Ari Fleischer, James Schlesinger, David Frum, Joshua Bolten, Jobn Bolton, David Wurmser,
Eliot Cohen, Mel Sembler, Michael Chertoff, Steve Goldsmith, Adán Goldman, José Gildenhorn,
Christopher Gersten, Mark Weinberg, Samuel Bodman, Bonnie Cohen, Ruth Davis.
262
A partir de aquí Freud pasará a intentar borrar los buenos argumentos que recién
ofreció para que, así, mejor brille en su nocturna aura el Príncipe de las Tinieblas: el
principio de muerte.
[Ad. 59]
Para justificar las guerras defensivas como factor positivo Freud pone como
premisa justamente la situación de escasez prevaleciente hasta la fecha, causa de las
confrontaciones sociales humanas. Desafortunadamente no en esta cuestión derivada
sino en las principales no supo ceñirse consecuentemente a esta condición material del
acaecer humano. Por eso es que en lugar de ello tuvo que construir la metafísica del
principio de muerte.
[Ad. 60]
[Ad. 61]
hacia la negación orgánica de la guerra. Freud en lugar de ser consecuente con sus
premisas dualistas gusta mejor manipularlas a su conveniencia según los casos.
Además, Einstein le ha pedido que le aconseje cómo evitar la guerra y en esta carta en la
que Freud le contesta ¿cómo sonaría aquello de que El malestar en la cultura se debe a
que reprimimos nuestras pulsiones, la de muerte en primer lugar y, a la guerra, como su
magna expresión? Pues según esto, si evitamos la guerra haríamos acrecer gravemente
el malestar en la cultura.
[Ad. 62]
[Ad. 63]
[Ad. 64]
314
Cfr. Reich habla de Freud. Así como parte I del presente libro.
264
[Ad. 65]
[Ad. 66]
De tal manera la cultura ha arraigado orgánicamente en nuestros cuerpos y
mentes. La idea es profunda y proviene de Hegel315 siguiendo una larga tradición que
llega hasta Platón a propósito de la creación de una segunda naturaleza. Con la
característica de que según Freud ésta es represiva y procede a reprimir a la guerra ¿por
ser esta vital? No, de ninguna manera. La propuesta de Sigmund Freud es un verdadero
engendro; pues la segunda naturaleza sugerida por él nada tiene que ver con la primera,
con nuestro ser natural; y ello aunque nuestra primera naturaleza consiste en estar vivos
y la segunda naturaleza a la que alude no es una mera sobrestructura intelectual bien
educada sino que arraiga orgánicamente en nuestra vida. Así que el despropósito
freudiano de escindir implícitamente una de otra naturaleza no podía ser mayor. Para él
la segunda naturaleza es segunda y ya; y eso le sirve para justificar el no modificarse él
mismo ni tampoco procurar por la transformación de nada sustancial en la sociedad. Es
decir, Freud se ha opuesto vigorosamente a la propuesta de transformación radical de la
sociedad por parte de los socialistas (y de Reich) menos en gracia a las
315
“…bien mirada la cosa, se ve que lo que nosotros somos hoy lo somos, al mismo tiempo, como un
producto de la historia. O, dicho en términos más exactos, que lo pasado –en lo que cae dentro de esta
región dentro de la historia del pensamiento– no es más que uno de los aspectos de la cosa. Por eso –en lo
que nosotros somos– lo común e imperecedero se halla inseparablemente unido a lo que somos
históricamente” […]c) La filosofía como pensamiento de su tiempo. Pero llega un momento en quen o
sólo se filosofa, así, en general, sino en que es una determinada filosofía la que se manifiesta en un
pueblo; y esta determinabilidad del punto de vista del pensamiento es la misma determinabilidad que
informa todos los demás aspectos históricos del espíritu del pueblo, que guarda la más íntima relación con
ellos y constituye su base” (p. 55) […] Este mismo fenómeno se mantiene a lo largo de toda la historia de
la filosofía. La filosofía jonia surge al sobrevenir la decadencia de los estados jónicos en el Asia Menor.
Sócrates y Platón no se sentían ya atraídos por la vida del Estado ateniense, ya en plena decadencia:
Platón intentò poner en pie otro mejor jao la égida de Dionisio; así, pues, con la corrupción del pueblo
ateniense empieza en Atenas la época en que aparece la filosofía de este pueblo” (pp. 54)G. W. F. Heel,
Lecciones sobre la historia de la filosofía/Introducción. FCE, México, 1985.
265
[Ad. 67]
[Ad. 68]
Según esto la cultura podría acabar con la guerra. Y cualquier persona en sus
cabales podría llegar a esta conclusión. Pero debemos entender que aunque Freud se
encuentra en sus cabales sus premisas tanáticas le impiden llegar a esta conclusión. De
hecho la cultura ha creado la guerra y la ha creado, según él, con base en Tánatos, así
que ¿por qué habría de poder detenerla, más allá de hacer sólo el gesto de querer
detenerla?
[Ad. 69]
266
Así que habrá más represión sexual y más represión de Tánatos; por donde el
desarrollo de la cultura –según la vía freudiana– no puede apuntar sino al estallamiento
de la guerra. Lo que aquí denomino vía freudiana de desarrollo de la cultura, coincide
con la configuración de cultura que genera el desarrollo del capitalismo: una cultura
tanática. Y bien, Freud no abole ningún motivo de la guerra: ni la escasez ni la
propiedad privada capitalista, pero quiere evaporarla a través de juegos emocionales
(Los reality shows televisivos que emergieron en los noventa del siglo XX tienen la
misma pretención implícita). En realidad este dualismo constituye una enajenación que
ha alimentado todas las guerras capitalistas de los últimos trescientos años. El pacifismo
elitista de Freud es un pacifismo inconsecuente. Evidentemente podría mejorárselo
contra el guerrerismo ora encubierto ora abierto y cínico de diversos representantes de
la burguesía mundial.
subsunción real del consumo bajo el capital316. Todo lo cual apunta a refinar la segunda
naturaleza cultural en vista de desbrozarla de su configuración capitalista tanática
alienada, hacia una segunda naturaleza que recupera en un segundo nivel de manera
consecuente a la primera de manera plena.
316
En el último capítulo del presente libro profundizo el tema de la estrategia revolucionaria aquí tocado.
268
Según podemos
observar por esta carátula, el intercambio epistolar entre Einstein y Freud se convirtió en
un folleto titulado Warum Krieg? Publicado por el Instituto Internacional para la
Colaboración Espiritual (Internationales Institut für Geistige Zusammenarbeit) que
ubicaba sus oficinas en el número dos de la calle Montpelier en París. El título se
encuentra acotado por las palabras Federación Popular (Völker Bund) por lo que
entendemos que esta asociación buscaba darle una explicación o un porqué de la guerra
al público para aminorar el azoramiento de éste ante la monstruosa emergencia, a la vez
que buscaba propagar una perspectiva común (una colaboración espiritual) para
establecer tácticas que apuntaran a evitar la guerra. Qué mejor que cumplir ambos
cometidos con las cartas de tan prominentes científicos quienes a la vez que reflejaban
las ideas del sentido común sobre la guerra, el ser humano y la violencia etcétera, las
refinaban y por este medio intentaban explicar la guerra y establecer los medios para
evitarla.
Desafortunadamente la explicación de ambos –sobre todo la de Freud– se
transforma alquímicamente en sus manos en una justificación de la guerra. Con lo cual
no es que ya sea imposible evitarla y menos combatirla pero se dificulta hacerlo, toda
vez que ya nadamos a contracorriente de nuestras propias opiniones respecto del
fenómeno que combatimos. De tal manera que si cuando Reich habla de Freud317 lo
hace desde una perspectiva vitalista, desde el lado de Eros, tenemos que cuando Freud
le habla a Einstein lo hace dualizado entre Eros y Thanatos para, finalmente, caer en la
317
Cfr. Reich habla de Freud. Ed. Cit.
269
318
Ernest Jones, Op. cit./t. I, p. 49.
319
Siguiendo en esto dinámica alternante análoga a la del EIR en el curso de la acumulación de capital,
pues el relativo exceso poblacional constituye una premisa fundamental de las guerras capitalistas. cfr.
Jorge Veraza U, “Necesidad de las guerras en el capitalismo: la sobreacumulación de capital y la
sobrepoblación Periódico El Día5, secc. Ciencia, 5 de Febrero de 1991; “Las guerras como un pretexto del
capital para destruir físicamente una parte de la población. Períodico El Día, secc. Ciencia, 13/FEB/91;
“La necesidad de las guerras capitalistas”. Períodico El Día, secc. Ciencia, 19/FEB/91.
270
durante esa misma década, dos de los más grandes científicos del siglo muestran hasta
qué grado la ciencia se encontraba sometida bajo el capital y su ideología también en
vista de poder criticar y evitar el evento sangriento que a todos se les venía encima
como una inmensa ola de lodo. La moraleja es como sigue: si los científicos se ponen a
fantasear genes egoístas o genes de muerte o pulsiones de muerte serán impotentes para
combatir la guerra (capítulo 1). En el capítulo siguiente observaremos con más detalle
cómo ocurrió en un caso concreto dicho sometimiento ideológico, emocional, ético,
político, judicial y aún policíaco. Quizá así podremos estar advertidos y entonces mejor
preparados para combatir eventos bélicos o de otra índole destructiva en contra de la
humanidad y de la naturaleza en los que la ciencia se ve obligada a participar y de los
que –de estar advertida– bien podría safarse o si no por lo menos proceder, luego, a
combatirlos eficazmente.
320
Para definir el carácter citaremos a Norman O. Brown, quien en este punto retoma a Reich, aunque
más arriba lo vimos manipular, distorsionar y aún mentir para revocar a Reich; por eso aquí se excusa por
concordar con éste (¡qué extraño que no se excuse por manipular, distorsionar y mentir en su contra!):
“Wilhelm Reich (no podemos permitirnos rechazar una palabra sabia de cualquier fuente) propusó el
término ‘armadura del carácter’ para describir la rigidez muscular con la cual el cuerpo humano se
protege de la natural exuberancia erótica, esa vida desbordante que muestran las especies de vida no
neurótica [The Function of the Orgasm p. 99-112]. Comparemos lo que dice Ferenczi: ‘el carácter es,
desde el punto de vista psicoanalítico, una especie de anormalidad, un tipo de mecanización de un modo
particular de reacción.’ [Ferenczi, Final contributions, p. 66]. Y la sublimación, considerada como una
actividad del cuerpo humano es, como Freud señaló, estructuralmente una histeria, un desplazamiento
hacia arriba, hacia otros orgános (sobre todo la mano y el ojo), de la libido patógena concentrada, por un
desplazamiento originario hacia abajo, como postuló Ferenczi, a las zonas anal y genital [The Basic
271
después de la Segunda Guerra Mundial. En efecto, a partir de 1946 como presidente del
“Comité de Emergencia de Científicos Atómicos”, Albert Einstein insiste en la
instauración de una autoridad mundial como unica esperanza para conseguir la paz entre
las naciones. A mi modo de ver esta propuesta política contiene además de pros y
contras no sólo la influencia de Freud en Einstein –tras su intercambio epistolar de
1932– sino, también una motivación psicológica profunda en la personalidad de
Einstein.
En efecto, Einstein se siente culpable por su participación en la promoción de la
bomba atómica (2 de agosto de 1939) cuya elaboración comenzó a ser financiada por el
gobierno de EU a partir de 1941 dando pie en 1945 al estallamiento de las bombas
atómicas en Hiroshima y Nagasaki. El gran físico y muy sensible ser humano que fuera
Albert Einstein testificó estos eventos en un contexto histórico en el que ya Hilter había
sido derrotado y Japón estaba por caer; así que el doble estallamiento atómico de EU en
Japón no tenía ya carácter defensivo o precautorio contra los nazis, como asumieran la
carta y el ánimo de Albert Einstein, de Szillard y de otros científicos firmantes el 2 de
agosto de 1939 en la carta dirigida al presidente Roosvelt. El doble estallamiento
atómico fue, más bien, de carácter hegemonista por parte de EU. De tal manera, Albert
Einstein entregó al nuevo hegemón su potente arma; y el propio Einstein no pudo sino
llegar a esta conclusión. Sintiéndose culpable de su torpeza al fortalecer a este nuevo
imperialismo, el de EU, cuando que ingenuamente creyera sólo en el aspecto
democrático de esta nación. Además, se sintió en tercer lugar, culpable al no poder
detener el desarrollo de la bomba y, más bien, haber participado en el desarrollo de la
misma. De tal manera la salida psicológica de Einstein ante tales tensiones nos muestra
que cree necesario adquirir un super yo del que como científico “ingenuo” carece. Así
que promueve un Super Yo Mundial: una autoridad mundial, una elite espiritual, un
gobierno supranacional que ponga en orden a todos… sobre todo a Albert Einstein y
otros científicos que promuevan bombas atómicas etcétera.
Desde esta perspectiva resulta sintomático el “Newton, perdóname”, con el que
Albert Einstein rubrica su autognosis sobre la imporancia científica e histórica de su
Writtings of Sigmund Freud, p. 863; Ferenczi, Thalassa pp. 12, 16; Ferenczi, Further Contributions pp.
78-89, 95-104. 170-174, 191-93.]” (Norman O. Brawn, Op. Cit. pp. 338-339). En realidad Norman O.
Brown sabe que lo observan todos los que ya saben que Wilhelm Reich debe ser rechazado, de ahí que
pida licencia particular para asumirlo de paso en lo secundario y solo de palabra para, no obstante,
revocarlo en lo principal no por lo que dice realmente sino porque Norman O. Brown sea alinea por
conveniencia con todos los testigos que ya saben que Reich debe ser rechazado. ¡que curioso carácter
¿no?!
272
teoría de la relatividad frente a la física previa. Así como esa honestidad que, más bien,
parece culpabilidad, al referir en 1947 su aporte científico para el desarrollo de la
bomba atómica321 dos años después del entallamiento de ésta en Japón: “no me
considero el padre de la utilización de la energía atómica. Mi participación en esto ha
sido muy indirecta. De hecho, nunca pensé que se llegara a usar durante el curso de mi
vida. Sólo creí en la posibilidad en términos teóricos y se ha convertido en un hecho
palpable gracias al descubrimiento accidental de la reacción en cadena. Algo que yo no
habría podido predecir. La reacción fue descubierta por [Otto] Hahn, en Berlín, y él
mismo no supo interpretar correctamente lo que había descubierto; fue Lise Meithner
quien dio con la interpretación correcta, para huir más tarde de Alemania y poner su
información en manos de Niels Bohr”. Todo lo cual es cierto respecto de la
participación de Einstein en el aspecto científico y técnico de la bomba atómica; pero no
en cuanto al aspecto político, en el que él participó directamente en vista de promover la
elaboración técnica de la bomba atómica para ser utilizada por EU antes de que
Alemania lo hiciera “durante el curso de la vida” del físico alemán. Quien de todo esto
parece lavarse las manos demasiado diligentemente ¿obsesivamente?
321
En “Guerra Atómica o Paz” loc. Cit.
322
“Principios básicos sobre el fascismo rojo” en Wilhelm Reich, People in trouble (Orgón Institute
Press, 1953), pp. 158-159 citado en el “Anexo Documental” de Reich habla de Freud, p. 259
correspondiente con las páginas 205-207 de People in Trouble, Volume II of The Emocional Plague of
Mankind (Farrar, Strauss and Gieroux, New York, 1976) y de cuyo texto traduciremos más abajo un
breve pasaje.
273
comprendió que éste régimen tenía factores esenciales en común con los dos fascismos
antes mencionados. De hecho, ya en el punto final de sus “Basic Tenets on Red
Fascism” (Principios básicos sobre el fascismo rojo) escribe Reich no sólo en contra de
éste sino de la vigilancia y persecución a la que ha estado sometido desde hace años al
interior de EU: “que nadie espere ser más hábil que un carácter mórbido en la mentira y
en las tácticas del espionaje bajo mano. El espionaje y el contraespionaje puede que
tengan su lugar propio en la administración social de hoy en día [se entiende que se
refiere directamente a la estadounidense]. Nunca resolverán el problema de la patología
social. Usar la verdad en los asuntos humanos puede servir para superar el
aparentemente insalvable embrollo creado por el espionaje y el contraespionaje.
También puede ser constructivo para establecer los fundamentos para acciones humanas
vitalmente positivas”.323
Por donde se deduce que Reich hace la crítica de las instituciones burocráticas
norteamericanas sin haber perdido la esperanza de poder reformarlas324 de lo que
parecía ser un fascismo colorido. Pero terminó sus días prematuramente en una cárcel
del estado de Maine, antes de teorizar a fondo el caso como para imponerle nombre o
siquiera una abreviatura como las que al final de sus días acostumbrara. Aunque varios
de los aspectos de este fascismo colorido sí fueron nombrados por Reich según su estilo.
Como lo revela el caso de los REG (o rufianes que están en el gobierno), o su intento de
realizar –después del estallamiento por parte de EU de las bombas atómicas en
Hiroshima y Nagasaki de 1945 y de que la decisión del uso bélico de la energía nuclear
siguiera creciendo en el gobierno norteamericano, sí, su intento de realizar en 1954– el
experimento ROCRAN (esto es, de radiación orgónica contra radiación nuclear) u
ORANUR, por sus siglas en inglés, mediante la utilización de su acumulador de orgón
para inmunizar a la humanidad contra la radiactividad. Se trata de un proyecto de un
hombre de buena voluntad que conmueve por su ingenuidad; y hay quien cree que para
ese entonces Reich ya estaba completamente loco.
En realidad, se trata de un experimento y si éste no ofrece los resultados
esperados o revela ser completamente inviable, el científico lo desecha. Y sería una
estupidez no llevar a cabo un experimento cuyos resultados podrían ser benéficos para
323
People in Trouble (1976) p. 207.
324
La traducción al castellano del pasaje recién citado de People in Trouble que aparece como apéndice
en Reich habla de Freud no permite entrever esta intención de Reich porque apunta contundentemente
hacia el carácter consustancial del espionaje y del contraespionaje en la administración social
norteamericana: “el espionaje y contraespionaje puede que sean consustanciales a la actual administración
social…” (Reich habla de Freud, p. 260).
274
325
Cfr. Robert Anton Wilson, The New Inquisition. Irrational rationalism and the Citadel of Science;
New Falcton Publications, Arizona, USA, 1991.
326
Myron Sharaff, Fury on Earth. A Biography of Wilhelm Reich, Da Capo Press, N.Y. 1994.
327
Wilhelm Reich, Biographical material. History of the discovery of the life energy. American period
(1939-1952). Documentary volumen A-XI-E. The Einstein Affair, 1953. Orgon Institute Press. Orgonon,
Rangeley, Maine.
275
328
“Me gustaría hablarle acerca de un asunto científicamente difícil y urgente.” Tomado de la primera
carta de Wilhelm Reich a Albert Einstein del 30 de diciembre de 1940. en Ibid.
329
En 1930 Sigmund Freud publica El malestar en la cultura, obra que es una larga contraargumentación
implícita a las criticas que Wilhelm Reich le hiciera en 1929, según refiere el propio Reich en la entrevisa
que le hiciera Kurt Eissler y nos ocupó en la primera parte. (para más detalles cfr. Guillermo Delahanti,
Psicoanálisis y Marxismo, Plaza y Valdés, México, 1987.). Y en 1932 Wilhelm Reich decidió criticar
públicamente y a fondo la pulsión de muerte de Sigmund Freud en el artículo “El carácter masoquista”
(presentado a la Zeitschrift fur Psychoanalysis) en el que desbanca la evidencia clínica de dicha pulsión.
Posteriormente incluyó este artículo como capítulo de su El análisis del carácter.
330
Interesa aquí recordar dos. En 1933 Wilhelm Reich publica la Psicología de masas del fascismo.
Psicología social explicada y criticada desde el principio del placer contra la posición tanático asesina y
racista –más tarde Reich señalará como apestada– del nazismo. El 2 de agosto 1939 Albert Einstein
suscribe una carta junto a Leo Szillard, Eugene Wigner y otros científicos advirtiendo al presidente
Roosvelt del inminente desarrollo de la bomba atómica por los nazis; y señalando la necesidad de
ganarles la carrera.
276
De tal manera tenemos que Wilhelm Reich criticó desde 1929 a 32 etcétera a
Sigmund Freud a favor de Eros contra Tanátos y preguntó en 1940 a favor de Eros a
Albert Einstein, sin saber que éste se hallaba fuertemente influido por el Sigmund Freud
de El malestar en la cultura (de 1930) y por su intercambio epistolar acerca de la guerra
con el padre del psicoanálisis.
Ciertamente no ocurrió al respecto un complot o una confabulación contra Eros
y contra Wilhelm Reich; pero los dados estaban cargados acerca de qué actitud tomar
por parte de los testigos científicos posibles y acerca de cómo evaluar los nuevos
descubrimientos que Reich creía enfrentar. En efecto, las entrañas de dichos científicos
eran roidas por la culpa, los resentimientos y egoismos mientras ocurría el avance de los
acontecimientos primero reaccionarios y luego bélicos con su saldo de muerte
multimillonario. El amo del mundo actual –que no es la muerte como creyera
falazmente Hegel– urdía su trama en variados planos tanto a espaldas de los hombres
como cuando éstos se encontraban frente a frente sin saberlo. “De hecho –dice
331
agudamente Roger Dadoun– en esa primera mitad de la década de los cuarenta la
ciencia [y muy en especial Einstein] trabajaba en contacto directo con sus hermanos de
armas del omnipotente `complejo militar industrial ¿cómo hubiese podido [Einstein]
aceptar entregarse a una investigación fundamental, por lo demás inhabitual, acerca del
Orgón, la energía de vida, cuando precisamente estaba dedicado con todas sus fuerzas a
la obsesión ùnica de fabricar los ingenios de muerte más mortiferos que la humanidad
haya conocido? Y el 6 dea gosto de 1945 explotaba la primera bomba atómica sobre
Hiroshima.”
Si se piensa en que la tercera ley de la termodinámica sugiere que la entropía
crece en el universo, así que éste tiende a una muerte por enfriamiento en analogía con
el principio de muerte freudiano, mismo que desde el interior de la vida actúa para
llevarla a término332, se entenderá mejor la renuente distancia de Albert Einstein a
verificar la existencia de unos eventos experimentales en los que la segunda ley de la
termodinámica no se cumplía precisamente por la presencia de una energía (orgón) que
según Wilhelm Reich era la base de la vida.
En realidad, Wilhelm Reich parecía jugar demasiado en torno al experimento
testificado por Albert Einstein, según fue captando éste poco a poco el trasfondo del
331
Roger Dadoun, Cien flores para Wilhelm Reich. Anagrama, 1978, Barcelona/“Einstein”. p. 215.
332
Cfr. Jorge Veraza U, “Presentación de las tesis fundamentales de la crítica de la economía política. Un
ejercicio. Georges Bataille” Tesis de Licenciatura/Capítulo 5. Facultad de Economía, UNAM, México,
1979.
277
entusiasmo reichiano. De tal manera que el evento podría ser titulado algo así como
“Del Orgón Vital al Orgón Cósmico y la Pregunta de Wilhelm Reich a Albert Einstein”.
En efecto, la materia viva parece negar la vigencia de las leyes de la termodinámica.
Pues en vez de crecer la entropía en el organismo viviente este restablece continuamente
la armonía de todo sus sistema durante largos lapsos de tiempo (esto es, mientras vive)
hasta que muere. Al parecer, la energía vital (orgónica) que lo anima tiene este poder
antientrópico. En especial, es la negación de la vigencia de la segunda ley de la
termodinámica la que le interesa a Wilhelm Reich para verificar la existencia de un tipo
especial de energía, y a la que llama orgón. Sin embargo, si la energía vital puede llevar
a cabo tal suspensión y contravención de la ley de la termodinámica, ello sólo puede
deberse –deduce Reich– a que el cosmos mismo está estructurado en acuerdo a este
fenómeno; mismo que no hace sino revelar un fondo cósmico cierto hasta entonces
ocultado por los otros tipos de energía en cuyo movimiento verificamos las leyes de la
termodinámica. Ese fondo cósmico consistente con el orgón vital lo denominará
Wilhelm Reich orgón cósmico, base energética del orgón vital del que deriva la energía
sexual, en especial la energía orgásmica. De allí la pregunta de Wilhelm Reich a Albert
Einstein acerca de la conexión de la física atómica con fenómenos energéticos como los
verificados por Reich en su laboratorio.
Desafortunadamente Albert Einstein ya había tomado una posición previa al
respecto de eventos políticos, pulsionales y psicológicos que guardaban conexión con la
pregunta de Wilhelm Reich a Albert Einstein sin saberlo éste ni aquel. La ideología
dominante había arrojado los dados en un tablero inclinado hacia un lado para que el
seis se reflejara en otro seis a favor de la muerte, como un espejo se mira en otro; y
Albert Einstein testificó el evento experimental para no ver en él otra cosa que lo que
los dados ya habían marcado. Así que a la pregunta que a fines de 1940 le formulara
Wilhelm Reich acerca del orgón y la termodinámica, Albert Einstein contestó con esa
otra pregunta de “¿Por qué la guera?” (¿Warum Krieg?), aunque ya conocía la respuesta
desde 1932.
En síntesis, lo que tenemos es que Reich se encontraba haciendo experimentos
psicológicos y sexológicos desde mediados de los veinte del siglo XX (primero en
Austria y luego en Alemania) para verificar y medir la energía libidinal, ubicándose
estratégicamente a este fin en la observación del orgasmo por ser éste un fenómeno
278
333
La función del orgasmo (1927)
334
En 1934 W. Reich demostró en la Universidad de Oslo, a través de registros oscilográficos del
potencial dérmico en las zonas erógenas según condiciones de estimulación productoras de placer o
displacer, que el potencial eléctrico de la superficie de la piel se alteraba con las emociones. Sus
investigaciones de laboratorio mostraban la existencia de una correlación profunda entre las sensaciones
psíquicas y los movimientos energéticos.
“Cuando la zona erógena (labios, pezones, palmas de las manos) recibía una estimulación placentera,
aumentaba el potencial dérmico de estas áreas conforme lo registraba un oscilógrafo colocado en otra
sala. La carga en la superficie de la piel aumentaba, recibiendo un mayor flujo de sangre en la zona
excitada, disminuyendo la presión interna, dilatándose los vasos sanguíneos, acalorándose la piel, y
facilitándose la descarga en el mundo exterior. Es decir, que cuando el organismo recibía una excitación
agradable, se producía un movimiento centrífugo que iba del centro del organismo a la periferia
(expansión bioenergética, equivalente a la sensación psicosomática del orgasmo).
Cuando la zona erógena recibía un estímulo displacentero (presión o miedo) se producía una marcada
disminución en el potencial de la piel. Disminuía la carga en la superficie (reflujo en la sangre,
contracción en los vasos sanguíneos, empalidecimiento de la piel). Es decir, que cuando el organismo
recibía una excitación desagradable, se producía un movimiento de retorno al cuerpo propio, una
remoción centrípeta que iba de la periferia al centro del organismo (contracción bioenergética,
equivalente a la sensación psicosomática de angustia).
“A partir de estas investigaciones, se puede afirmar que el movimiento de energía del centro del
organismo hacia la periferia es funcionalmente idéntico a la expansión biológica y a la percepción
psicológica del placer (sexualidad-orgasmo) e inversamente, el movimiento energético de la periferia para
el centro del organismo es funcionalmente idéntico a la contracción biológica y a la percepción de
displacer (ansiedad-angustia)” (Wilhelm Reich, La función del orgasmo) Capítulo VII.La irrupción en el
dominio de lo vegetativo
279
335
Op. cit. “Einstein” pp. 214-215
280
He ahí la paradoja que hemos querido reseñar en lo que antecede, misma que se
articula en una curiosa dualidad de la personalidad de Albert Einstein ¿Kafka? Pues ¿en
que momento más inoportuno afloró de nuevo de entre la fisonomía bonachona de ojos
zagaces del padre de la teoría de la relatividad el socarrón funcionario burocrático que al
término de sus estudios superiores en el Instituto Politécnico de Zürich fuera empleado
en la Oficina de Patentes de Berna por más de siete años, -empleo que le posibilitó
casarse con la yugoslava Mileva Maric, antigua compañera en el Politécnico- antes de
que en 1909 y después de ser aceptada en el mundo científico la Teoría Especial de la
Relatividad, publicada en 1905, iniciara su actividad docente en aquel Instituto en el que
había hecho sus estudios?. Porque, en efecto, quien testifica los experimentos de
Wilhelm Reich es el modesto funcionario suizo, el hombre de ambiciones modestas que
tiene a la mediocridad por suprema regla de sobrevivencia, el Pequeño Hombrecito336, y
no el titán formidable forjador en la ardiente fragua de Vulcano de la teoría general de la
relatividad, razón por la cual Reich lo llamó en su auxilio. La dualidad de sonámbulo337
de Einstein dio como para transgredir –como entre sueños– la racionalidad newtoniana
prevaleciente en la ciencia hasta entonces pero, también, como para transgredir la
racionalidad en general mediante una aparente prudencia que guardaba sus cartas en la
penumbra.
La dualidad de Einstein la hace notar de manera sutil pero incisiva el propio
Freud, al contestarle desde Viena una amable carta (fechada en Princenton del 21 de
abril de 1936)338 –y que gira en torno al tema de los instintos– el 3 de mayo del mismo
336
W. Reich, Escucha Pequeño Hombrecito, Pasquín, México, 1979.
337
Artur Koestler, Los sonámbulos. Historia de la cambiante cosmovisión del hombre. Eudeba, Buenos
Aires, 1963.
338
Princenton 21-4-1936.
Verehrter Herr Freud:
Me siento feliz de que a esta generación le haya tocado en suerte la oportunidad de expresar su respeto y
su gratitud a usted, que es uno de sus más grandes maestros. Seguramente no le fue fácil lograr que la
gente profana, escéptica como es, haya llegado a hacerse al respecto un juicio independiente. Hasta hace
poco lo único que me era posible captar era la fuerza especulativa de sus concepciones, a la vez que la
enorme influencia ejercida sobre la Weltanschaung (concepción del mundo) de nuestra presente era, sin
estar en condiciones de un juicio independiente acerca del grado de verdad que contenía. Pero hace muy
poco tuve oportunidad de oir acerca de unas cosas no muy importantes en si mismas, que a mi juicio
descartan toda interpretación que no sea la que usted ofrece en su teoría de la represión [de los instintos
de amor y de muerte]. Me sentí encantado de haber dado con esas cosas, ya que siempre es encantador el
ver que una grande y hermosa concepción concuerda con la realidad. Con mis más cordiales deseos y mi
más profundo respeto. Suyo. A. Einstein
281
año. Incluso le hace patente al mismo Einstein esta dualidad al criticar la incoherencia
impícita que en su amable carta no pudo sino plasmar el gran físico. Vale la pena citar
su inicio:
“Viena, 3-5-1936.
Verehrter Herr Einstein:
En vano objeta usted la idea de que yo conteste a su muy amable carta.
Realmente tengo que decirle cuán contento me he sentido al comprobar el cambio
registrado en su opinión, o al menos el comienzo de un cambio. Siempre he sabido, por
supuesto, que usted me ‘admiraba’ por cortesía y creía muy poco en cualquier aspecto
de mis doctrinas, si bien me he estado preguntando a menudo qué es lo que en realidad
se puede admirar en ellas si no son verdaderas, es decir, si no contienen una gran parte
de verdad. ¿No cree usted que yo hubiera sido tratado mejor si mis doctrinas
contuvieran un porcentaje mayor de error y de extravagancias? […]”339
Así que, de hecho, tenemos que en 1936 –cuatro años después de haber abrasado
la pulsión de muerte freudiana para ganar el favor de Freud al pedirle consejo para tratar
de evitar la guerra– vemos que Einstein en 1936, abrasa gustoso y por propia convicción
a Tánatos –y de hecho la dualidad instintual freudiana– para aplicarla también en las
pequeñas cosas de la vida; es decir, en todo. Y aunque Einstein se muestra ahora
completamente favorable a Freud, éste no acepta callar, dejando sin contestar la
“amable carta”, como sugiere la posdata de Einstein –¿queriendo imponer silencio como
para quedar impune luego de moverse con el doblez que en la incoherencia de lo escrito
se denuncia?–. En realidad, Freud procede a denunciarle a éste la incoherencia que ha
plasmado amén de, claro, agradecerle la misiva.
La dualidad einsteiniana reparte la vida del gran físico, como una inmensa
herida, en una etapa de tierno y apasionado amor por Mileva, –que junto con Michelle
Besso, amigo íntimo de Einstein, compartiera en gran medida la factura de la teoría de
la relatividad especial– con sus “Mi querida gatita”, “mi querida mujercita” “mi algo
sagrado”, “mi pequeño todo”, “mi tesorillo radiante” etcetera, e, incluso, con un “mi
querida bruja”, expresión de profunda ambigüedad, contenida con las demás en las
cartas de amor de Einstein a Mileva de 1900 a 1903, sí, y otra llena de crueldad contra
Mileva, de profundo resentimiento y rencor que inicia a partir de septiembre de 1903.
P.D. Por favor, no conteste usted a esta carta. El placer que me produce la oportunidad que tengo de
escribirle ya es suficiente para mi.”
339
Citada por Ernest Jones, Op. cit. vol. III p. 236.
282
Tal parece que a partir de que muere con poco más de año y medio de edad la hija de
ambos, Liesierl. Precisamente debido a que la pareja falta de recursos y seis meses antes
de haber contraido matrimonio, la entregó en adopción; la niña enfermó de escarlatina y
aunque pareció haber sanado murió repentinamente, marcando con graves culpas y
envenenando la relación de Einstein y Mileva crecientemente. Lo que condujó en 1914
al divorcio de la pareja. De por medio el ensimismamiento de Einstein en la física y el
creciente abandono por su parte de la vida familiar; de por medio los problemas
emocionales y mentales de Mileva o la infidelidad de Einstein (en romance con su
prima Elsa en el Berlín de 1912, mientras Mileva radicaba con sus hijos en Zürich,
hacia el tiempo en que Edward, el tercer hijo del matrimonio, mostrara los primeros
signos de una seria inestabilidad emocional. El mismo que todavía en otoño de 1964 se
encontraba internado en el Hospital Psiquiátrico Burghölzli de Zürich). De por medio la
frustración soterrada de Mileva, por no haber aprobado en dos ocasiones los exámenes
finales del Politécnico; y, en fin, el peso cotidiano del trabajo hogareño.
Así que había múltiples motivos y una profunda herida de fondo para el cambio
emocional y de actitud de Einstein que registramos en el memorandum del 18 de julio
de 1914 que Einstein le dirigiera a Mileva, en el que enlista las condiciones bajo las
cuales él estaría de acuerdo en vivir todavía con ella en Berlín. Cierto que había motivos
pero lo resaltante es la metamorfosis emocional de Einstein:
“(A). Tú verás por que (1) mis ropas de vestir y de cama estén siempre bien
ordenadas; (2) me sean servidas regularmente tres comidas en mi cuarto; (3) sean
mantenidos limpios mi cuarto y mi estudio, y que especialmente mi escritorio sea
dejado solamente para mi uso. B) Renunciarás a toda relación personal conmigo en
tanto no sea completamente necesaria por relaciones sociales. En particular renunciarás
a que yo (1) esté en casa contigo; (2) salga o viaje contigo. (C) Obedecerás los puntos
siguientes en tu relación conmigo (1) No esperarás ternura alguna de mi parte, ni me
harás sugerencia alguna; (2) dejarás de hablarme de cualquier cosa si así lo requiero; (3)
Abandonarás mi cuarto o mi estudio sin protestar si así lo requiero. (D) Tratarás de no
menospreciarme enfrente de nuestros hijos, ni en palabras ni en conducta.”340
340
Datos de Mileva y Albert Einstein tomados casi literalmente de “Mi nombre es Anna Besso” escrito
por Marco Martínez Negrete y premiado con mención honorífica en el Concurso de Cuentos de Ciencia
Ficción del Año Internacional de la Fisica en la UNAM, México, en donde se citan las cartas referidas y
el memorandum de 1914.
http://fisica2005.unam.mx/index.php?option-content&task-view&id-138&Itemid-168, 3 de febrero de
2007.
283
341
Luigi di Marchi, Wilhelm Reich. Biografía de una idea. Península, Barcelona, 1974.
342
Ibid. Capitulo XIV
284
(aún en 1937, con la obra Der Bione, se movía dentro del campo del lenguaje
tradicional de la ciencia biológica y dentro del surco trazado por las teorías
bioeléctricas de Kraus). […]
En mayo de 1939, los aparatos del laboratorio en que había sido observada por
primera vez la energía orgónica en los biones, en la atmósfera y en las reacciones
electroscópicas, fueron desmontados y mandados a Nueva York.343. Dos meses más
tarde, pocos días antes de que estallara la guerra, Reich desembarcaba en Nueva York
con un visado como profesor: era el momento en que el avance de la barbarie nazi
empujaba hacia los Estados Unidos a muchos de entre los mejores ingenios de la vieja
Europa y las autoridades americanas habían justamente intuido las ventajas científicas y
culturales —además de los grandes méritos humanos— que podían derivar de una
política de inmigración más tolerante.”
No está por demás decir que el FBI comenzó a seguir a Reich desde 1940 y en
diciembre de 1941 fue detenido por esta organización en Hellis Island “por más de tres
semanas para «investigaciones» no mejor detalladas. Luego, el 5 de enero de 1942 de
un modo igualmente misterioso a como había sido arrestado fue puesto en libertad y le
dijeron que, por lo que se refería a las autoridades americanas, su «caso» podía
considerarse archivado”. En realidad lo siguieron investigando los siguientes quince
años hasta que murió en 1957.
En lo que sigue ofreceré una larga cita de Luigi de Marchi porque el rigor con el
que Wilhelm Reich llevó a cabo sus experimentos científicos obliga a ello para
realmente siquiera familiarizarnos con su contenido.
“[…]En América, Reich reemprendió inmediatamente sus experimentos, tanto
con los biones SAPA y con su acción sobre las células cancerosas, como con las
manifestaciones ópticas de la energía orgónica. Pero a pesar de que las observaciones
de Oslo podían ser repetidas el problema del origen de la misteriosa radiación
continuaba sin solución. Fue en un momento de pausa y de reposo que encontró el
rastro tan buscado. Tal como Reich explicó más tarde,344 durante el verano de 1940 fue
a pasar unas vacaciones en el Maine y, mientras observaba el cielo, se dio cuenta de que
la luz de las estrellas en la zona occidental del cielo, donde resplandecía la luna,
temblaba mucho menos que la de las estrellas en la zona oriental. Si, como sostienen
343
Theodore WOLFE, Emotional Plague vs. Orgone Biophysics, Orgone Institute Press, New York, 1948,
p. 6. Nota de Luigi de Marchi, (Op. cit. p. 364).
344
IJSEOR, vol. 1, núm. 2, pp. 123 y ss. Nota de Luigi de Marchi, (Op. cit. p. 367).
285
345
CB, pp. 85-96 Nota de Luigi de Marchi, (Op. cit. p. 368).
286
346
Op. cit., p. 98. Nota de Luigi de Marchi, (Op. cit. p. 369).
287
“En este momento, Reich llegó a la conclusión de que existía una prueba física
instrumental de la existencia de la energía observada durante el último año de
investigaciones y decidió que era preciso intentar que alguna eminente autoridad del
mundo de la física prestara su colaboración, ya sea para evitar errores metodológicos o
de interpretación, ya sea para proteger a las propias observaciones contra la acusación
de diletantismo con la que demasiadas veces habían sido sumariamente rechazadas.
“[…] [Quien] respondió a los pocos días, el 6 de enero de 1941, diciendo que le
gustaría hablar con Reich acerca de sus investigaciones y proponiendo un encuentro en
su casa, que se fijó para el día 13 de enero de 1941 a las 15:30.
“Fue un encuentro realmente histórico. Durante cinco horas Reich expuso a
Einstein sus experimentos con el orgón […]”
Desafortunadamente en los dos encuentros que reseñaremos en lo que sigue
veremos a Einstein desplegar actitudes equívocas en más de una ocasión –al parecer
originadas en la dualidad de su personalidad, según la retratamos en el inciso anterior–
347
Op. cit., p. 101. Nota de Luigi de Marchi, (Op. cit. p. 369).
348
Ibidem. Nota de Luigi de Marchi, (Op. cit. p. 369).
288
que terminaron por cancelar por décadas la posibilidad de corroborar o de denegar con
fundamento el experimento.
“A medida que Reich hablaba, Einstein se interesaba y se emocionaba cada vez
más. «En un primer momento —explicará más tarde Reich a su amigo Neill—349 no
hice referencia a la diferencia de temperaturas, ya que sabía que habría parecido algo
increíble a su mentalidad de físico.
«Quería antes mostrarle las radiaciones orgónicas en el orgo-noscopio que había
traído conmigo. Y fíjate bien, Neill: Cerré las ventanas de la habitación de modo que
quedara a oscuras, y le di el orgonoscopio mostrándole cómo debía ser usado. Es-
peramos unos veinte minutos para acostumbrar los ojos a la oscuridad. Luego Einstein
miró al exterior por la ventana hacia el cielo nocturno, con el orgonoscopio y exclamó
maravillado: "Sí, es cierto, lo veo: ¡también yo lo veo!" Miró repetidas veces por el
orgonoscopio, y luego dijo: "Pero estas lucecillas en continuación: ¿no podrían estar en
mis ojos?"
»Quedé un poco sorprendido de su marcha atrás ya que el orgonoscopio muestra
los rayos dentro de un círculo gris bien delimitado y circundado por el contorno negro
de las paredes del instrumento, y porque su primera exclamación había sido espontánea
y convencida. En mis artículos sobre el descubrimiento del orgón, por otra parte, había
analizado largamente el problema de la objetividad de los rayos... La prueba de dicha
objetividad, como había explicado, reside en el hecho que los rayos y demás
manifestaciones luminosas pueden ser aumentadas si se observan con una lente: lo que
no sucedería si fueran imágenes subjetivas.»” Esta fue la primera vacilación de
Einstein precisada por Reich, aludiendo al movimiento energético involucrado como
“marcha atrás”. A continuación veremos cómo este sí/no se repite de manera compleja
en una segunda intervención equívoca al modo de un no/sí, pues ahora Einstein parece
volver a querer avanzar. En efecto,
“Luego, Einstein pidió a Reich información acerca de los demás fenómenos que
había observado. Reich le respondió que había dudado acerca de si debía hablarle de
otro fenómeno que había observado ya que le habría parecido increíble: y explicó el
hecho de la diferencia de temperaturas entre el interior y la pared superior del
acumulador, por una parte, y la atmósfera externa al acumulador por la otra. Como
Reich preveía, Einstein exclamó textualmente: «Esto es imposible. ¡Si fuera cierto
349
The Einstein Afíair, Orgone Institute Press, Documentary Volume A - XI - E. Documento 21 Nota de
Luigi de Marchi, (Op. cit. p. 371).
289
sería una gran bomba!» Einstein estaba bastante emocionado al igual que Reich.
Después de un último breve diálogo acerca del fenómeno, se acordó que Reich le
enviaría un pequeño acumulador: Einstein prometió que «si las observaciones eran
confirmadas apoyaría el descubrimiento».
Antes de despedirse, Reich preguntó a Einstein si ahora empezaba a
comprender la razón por la que más de uno afirmaba que él, Reich, estaba loco, y
Einstein le respondió que, después de tantas y tan heterodoxas hipótesis científicas,
una acusación semejante era «perfectamente comprensible».
“Antes de continuar con la narración, me parece necesario [-dice Luigi de
Marchi y, de pasada, nos describirá la tercera intervención equívoca de Einstein, al
hacernos-] notar que esta larguísima conversación con el mayor físico de nuestro
siglo, durante la que fueron tocados los mayores problemas teóricos de la física
moderna y en cuyo final Einstein puso obstáculos al saber que Reich no era doctor en
física manifestando su intención de profundizar personalmente en las observaciones y
en los experimentos de Reich, sería suficiente por sí sola para demostrar no sólo la
impresionante versatilidad intelectual de Reich, su capacidad excepcional de penetrar
en campos de investigación en los que no tenía ninguna preparación académica, sino
también la profunda y persuasiva lógica científica de su pensamiento incluso cuando
exponía aquellas teorías y observaciones que sus detractores y difamadores pretendían
ya rechazar sin ni fijarse en ellas como extravagantes («extravagantes fantasías» las
definirá, con tono dogmático, Marcuse)350 de un delirio paranoico.
“El coloquio con Einstein había dado a Reich comprensibles esperanzas.
Construyó rápidamente un pequeño acumulador y a primeros de febrero, invitado por
Einstein, fue personalmente a llevárselo.
“Colocaron el acumulador en el sótano de la casa de Einstein, sobre una mesa,
y el termómetro de control fue suspendido en el aire, a la misma altura, a un metro de
distancia aproximadamente de la mesa. Poco tiempo después, Reich y Einstein
pudieron comprobar que el termómetro colocado encima del acumulador marcaba una
temperatura superior de 1° aproximadamente a la del termómetro suspendido en el
aire. Einstein mostró de nuevo su emoción y Reich su comprensible alegría. Einstein
350
H. MARCUSE, Eros and Civilisation, Routledge & Kegan Paul, Londres, 1955, p. 239. Nota de Luigi de
Marchi, (Op. cit. p. 372).
290
351
The Einstein Affair, loe. cit. Nota de Luigi de Marchi, (Op. cit. p. 372).
291
352
Ibidem Nota de Luigi de Marchi, (Op. cit. p. 373).
292
círculos sin darse cuenta, al parecer, que de éste modo suspende el efecto del
acumulador de orgón]. Pero hice aún otros controles.
»Para eliminar la influencia que el mayor contacto con el plano de la mesa,
enfriado por abajo, tenía sobre la caja metálica, coloqué entre el pavimento de la caja y
el plano superior de la mesa algunos estratos del papel de embalaje que Vd. trajo. E
inmediatamente apareció de nuevo la diferencia de temperatura: la temperatura
marcada por el termómetro colocado encima de la caja fue de nuevo de 0'3° a 0'4"
superior a la del termómetro en suspensión libre.
»Con estos experimentos, considero el problema totalmente resuelto: la
diferencia de temperatura nada tiene que ver con la caja metálica ni con su envoltorio,
sino que es debida simplemente a la acción del plano horizontal de la mesa.» 353
Para Reich fue un duro golpe, que, como veremos, dejó un rastro quizás
permanente en las interpretaciones de sus sucesivas actuaciones científicas. Pero, una
vez más, no se desanimó.
Con fecha 20 de febrero de 1941 envió a Einstein una larga carta-memorial en la
que literalmente «destruía» la interpretación del ayudante de Einstein, aceptada por el
mismo Einstein.354 No disponemos de espacio para reproducir aquí en detalle la
magnífica refutación, pero algunos de los argumentos más aplastantes y accesibles
merecen ser citados.
Reich hacía notar en primer lugar que si la diferencia de temperatura era debida
a la «convección» que provenía del techo, habría debido ser anulada cambiando de
lugar el termómetro de control que pendía al lado de la mesa, colocándolo encima del
plano de la mesa, en el que se encontraba el acumulador. Pero no sucedía así: la
diferencia de temperatura persistía, aunque ligeramente reducida (precisamente por el
efecto de convección observado por el ayudante de Einstein).
Otro mentís a la «interpretación convectiva»: si sobre el acumulador y sobre el
termómetro de control se suspende otro plano de madera a un metro aproximadamente
del .plano de la mesa, interrumpiendo de esta forma la posible «convección térmica del
techo hacia la mesa», la diferencia de temperaturas persiste.
Tercer control: si, para reducir la diferencia de temperaturas entre la superficie
inferior y la superficie superior de la mesa,se sustituye el plano de madera de la mesa
(mal conductor térmico que permitiría la acumulación del mayor «calor de
353
Ibidem Nota de Luigi de Marchi, (Op. cit. p. 374)
354
Ibidem Nota de Luigi de Marchi, (Op. cit. p. 374
293
convección» en la caja) por un plano de metal (buen conductor del calor que anula
rápidamente la diferencia de calor entre la propia superficie superior y la superficie
inferior, y por lo tanto la presunta causa del fenómeno examinado) la famosa
diferencia de temperaturas entre el termómetro de la caja y el de control persiste..
Cuarto control: dicha diferencia persiste incluso si la caja es suspendida en el
aire, al igual que el termómetro de control, sin plano alguno debajo al que puedan ser
atribuidos fenómenos de «convección».
Hizo además otro control, esencial. Reveló que había tenido un acumulador
durante meses al aire libre y que había constatado diferencias de temperaturas incluso
mayores a los 0'5° observados por Einstein aunque no hubiera ningún «techo» encima
del acumulador, ni ningún tipo de envoltura caliente o fría, ni fuera tocado por los
rayos solares, siendo la temperatura circundante controlada metódicamente con varios
termómetros de control.
Luego Reich exponía de nuevo todas sus observaciones precedentes a nivel
biológico y daba algunos datos impresionantes acerca de los resultados obtenidos con
más de 200 cavias cancerosos tenidos cotidianamente durante media hora en el acumu-
lador: los que habían sido tratados tenían una sobrevivencia media tres veces superior.
Resumía además su teoría de la vida como fenómeno energético de pulsación
rítmica (expansión-contracción) y en cuatro tiempos (tensión-carga-descarga-
distensión).
«Me doy cuenta —prosigue amargamente Reich—355 que todo ello es
extraordinariamente esquemático y parece "alocado". Evidentemente, es algo
demasiado vasto para que pueda ser dominado por mí solo. Además, parece tan nuevo
que durante años he tenido yo mismo la sensación de estar avanzando por un camino
extraordinariamente peligroso teniendo muy pocas esperanzas de franquear la barrera
de la tradicional resistencia frente a todo lo nuevo...” […] Con lo que Reich hace
manifiesta su disposición de compartir el proceso de elaboración científica respectiva
con un Einstein que sólo aparenta comportarse como un científico pero realmente actúa
de otro modo.
355
. Loc. cit., documento 10a. (Nota de Luigi de Marchi, Op. cit. p. 374).
294
356
Después de ser amigo personal y colaborador de Einstein asumio la presidencia de la Academia de
Ciencias de Polonia; entre otros libros escribió el ya célebre Einstein. Su obra y su influencia en nuestro
mundo. (La Pleyade, Buenos Aires, 1973).
295
decisión y sus motivos, al mismo tiempo que la hizo patente. Por eso Reich en su
contestación a Einstein se queja:
“Y ahora llega su ayudante, que no puede tener ninguna idea del conjunto de mi
trabajo, y sostiene que la diferencia de temperatura es el resultado de la "convección del
calor del techo hacia la superficie superior del plano de la mesa".»357
357
Loe. cit., documento 10a. Citado por Luigi de Marchi, (Op. Cit, p. 337). Roger Dadoun, siguiendo a
Reich, observa con cuidadoso ojo clínico cómo es que Reich observa a Einstein, con ese “«Y ahora, —
decía Reich— he aquí que su asistente….» ¿A qué viene este asistente y a quién viene a asistir¸ con su
calor que baila como una bacante desde la mesa al cielo raso? Virtuoso de la atención analítica, Reich
quizás puso énfasis en un «gesto fallido» de Einstein, quien se cobijó tras la observación de un
«asistente» para proponer la hipótesis de la convergencia, hipótesis insuperablemente trivial.
“¿A caso exageramos si interpretamos este hecho como un «retroceso» inconsciente de Einstein frente a
la sensación de una cosa insolita? («Es imposible…», exclamaba). De entrada en este aspecto, la relación
entre los dos científicos se mostraría quizás en su dimensión más amplia e interesante. En sus
conversaciones, dos visiones de la ciencia se cruzan por unos instantes; la de Einstein lleva a su apogeo la
interpretación mecanicista del mundo vaciado de su éter, que ya es únicamente geometría, nùmero: «La
naturaleza es la realización de lo que puede imaginarse matemáticamente como lo más simple», dice. (El
subrayado es mío). Reich, con sus escasos centelleos nocturnos, su extraña energía encerrada en una caja,
y sobre todo con sus perpetuas y minuciosas referencias a la biología y a las emociones vegetativas
fundamentales, despliega ante Einstein un universo totalmente distinto, vibrante de vida, inmerso en un
océano de energía de orgón…”
296
“A esta llamada apasionada, que demuestra una vez más con qué desesperada e
inútil tenacidad Reich buscó ayuda y apoyo en su larga y solitaria aventura intelectual y
hasta qué punto son injustas las acusaciones de haberse querido aislar en una inves-
tigación diletantística y pretenciosa, Albert Einstein no respondió. El 1 de mayo de 1941
Reich le comunicó otros notables resultados obtenidos en el tratamiento del cáncer con
297
358
En realidad, el peor consejero de Einstein de cara a la ética científica –y que actúa de continuo– es su
soledad, socialmente determinada por la atomización que instaura en el ser social la estructuración
mercantil de la socialidad cotidiana.
298
359
18. Loc. cit., pp. 17-18.Loe. cit., documento E-23. (Nota de Luigi de Marchi, Op. cit. p. 378).
360
19. 20. Loe. cit., documento E-24. (Ibid. p. 379)
299
referencias que él hace respecto de si mismo. Por eso Reich –ya que Einstein se pone en
juego personalmente– no pudo sino soltar el arma de la verdad, única eficaz contra la
plaga emocional, según señala en repetidas ocasiones.
“En este punto, Reich, como siempre en casos parecidos, reencontró su garra. El
20 de febrero de 1944 mandó a Einstein una carta que queda como testimonio de su
dignidad y de su indestructible valor moral:
«Apreciado profesor Einstein —dice la carta—: el doctor Wolfe me ha
enviado copia de su carta. Como guía responsable de un grupo de científicos
honestos y de una actividad científica de gran importancia, debo protestar contra el
insulto contenido en ella.
»En un principio Vd. declaró, con toda espontaneidad, que estaba dispuesto a
apoyar mi trabajo si el fenómeno de la diferencia de temperaturas, definido por Vd.
como "una bomba en el mundo de la física", fuera confirmado. Resultó confirmado
delante de sus mismos ojos. Luego su ayudante propuso una interpretación
equivocada del fenómeno, interpretación que he refutado experimentalmente. Pero
Vd. no respondió ni a la larga relación en la que le comunicaba esta refutación
experimental. Luego le he demostrado una gran confianza comunicándole resultados
e hipótesis de gran importancia.
»No tiene Vd. derecho alguno a insultar a personas trabajadoras y honradas que
afrontan los más duros sacrificios económicos y profesionales para su trabajo de
investigación científica. Como le he dicho, y como está confirmado por documentos, la
investigación orgónica no trae consigo ningún beneficio: al contrario, cuesta grandes
cantidades de dinero.
»Su actitud es incomprensible. Si quiere Vd. impedir que su nombre sea
utilizado, debería actuar contra los que nos calumnian, no contra nosotros.»361 “A esta
carta, Einstein, habiéndose dado cuenta del absurdo de su precedente actitud, respondió
con una carta breve y extraña en la que, después de haber declarado que no había puesto
nunca en circulación rumores contra el trabajo de Reich y que no había respondido a sus
cartas precedentes porque «habiendo llegado a las conclusiones ya expuestas» del mejor
modo que le había sido posible, no podía dedicar más tiempo a la cuestión, terminaba
así:
«Le ruego que trate con discreción mis declaraciones orales y escritas, como yo
he hecho siempre con las suyas.» 362
“Reich hizo como Einstein le pedía y terminó de esta forma su extraña
correspondencia, en la que, por cierto, el gran físico no tuvo un papel demasiado
brillante ni en el plano moral, ni en el plano científico.”
La carta final de Reich muestra cuán advertido se encontraba éste del carácter
torcido de Einstein desde el momento en que, con sorpresa, lo vio “dar marcha atrás”.
Por eso la carta sigue una estrategia de hacerle patente al paciente sus resistencias para
que en reconociéndolas como tales este las remueva. Según era la indicación terapéutica
de Reich en su Análisis del carácter, cuando propuso enriquecer al psicoanálisis con el
análisis de las resistencias del paciente antes de proceder a analizar el material
simbólico del inconsciente comunicado por aquel al psicoanalista.
Posteriormente la carta denuncia ante Einstein el rumor esparcido que explota el
nombre de éste sin que éste registre dicha función explotadora. Con lo que Reich
denuncia ante Einstein el mecanismo de la plaga emocional que lo invita a combatir.
Finalmente denuncia ante Einstein su resistencia activa y ya agresiva que –
basada en el mecanismo de proyección– acusa injustamente a Reich de un
procedimiento moral bajo, en este caso de utilizar su nombre para fines publicitarios.
361
20. Loe. cit., documento E-28a. (Ibid. p. 380)
362
21. Loc. cit., documento E-29ª. (Ibid. p. 380)
301
Eros puede sustentarse incluso sin la teoría del Orgón, lo mismo que la crítica a
las incoherencias del principio de muerte como lo hiciera Reich hasta mediados de la
década de los treintas. La teoría del orgón sería por supuesto el redondeamiento
364
Luigi de Marchi, Op. Cit. p. 383.
303
De tal manera con lo dicho hasta aquí hemos hecho patente –tanto el contexto en
el que ocurrió como– el camino seguido por la historia de la modernidad para llevar a
cabo la represión de la investigación sobre la física orgónica. Denuncia que cumple la
función de desbrozar malos entendidos, chismes y prejuicios respecto de Wilhelm Reich
y su obra; precisamente para liberarlos de las cadenas con las que dicha historia reciente
los ha cargado. Este es el camino, entonces, para dar pie en el contexto de inicios del
siglo XXI y, en particular, a cincuenta años de la muerte de Reich –en el año en que se
abrirá su archivo– para que su obra toda –y como parte fundamental de ella la física
orgónica– pueda ser investigada desprejuiciadamente.
365
The Job. Interviews with William Burroughs. William Burroughs y Daniel Odier, Jonathan Cape,
London, 1970. Publicado en español con el título Conversaciones con Daniel Odier, Mateu, Barcelona,
1971.
304
366
Cfr. al respecto el libro ya citado de Gordon Tomas Las torturas mentales de la CIA.
367
Citado en Wilhelm Reich. Orgasmo y Orgón. V.V. A.A. pp. 73-76. Ed. Tropos, Madrid, 1977.
305
368
La Jornada, miércoles 31 de enero de 2007, p. 3ª
306
369
Fernanda Samaniego Bañuelos, en “Einstein y Bohr, Dos Visiones de la Mecánica Cuántica. Una
historia para Físicos y No Físicos” publicado en Arte y ¨cultura. Suplemento dominical no. 697, 11 de
marzo de 2007 de la Revista Síntesis. México, 2007.
370
Albert Einstein, “Física y realidad” Journal of de Frankin Institute, Marzo de 1936 citado por Fernanda
Samanuelo Baniegos, “Einstein y Bohr, Dos Visiones de la Mecánica Cuántica. Una historia para Físicos
y No Físicos”. Loc. Cit.
307
371
Arana Juan (2002) Casualidad y Objetividad. Schödinger y el Trasfondo Filosófico de la Física
Cuantica. En la Antología de Mayacs Carmen y Andrés Rivaduya. Eds. Fisica cuántica y realidad.
Universidad Complutense de Madrid. Citado por Fernanda Samaniego. Loc. Cit.
372
Kant, Crítica de la razón pura. Porrua, México,
373
David Hume, Tratado sobre la naturaleza humana (1739). Tecnos, Madrid, 2002.
308
374
Fernanda Samaniego. Loc. Cit.
375
Francis Bacon, Novum organum.
376
Karl Marx, Marx. La diferencia entre las filosofias de la naturaleza de Demócrito y Epicuro. Tesis
doctoral (1839)
377
Samaniego. Loc. Cit.
378
Karel Kosik, Dialéctica de lo concreto. “El mundo de la pseudoconcreción y su destrucción”
379
Georg Lukács “La cosificación y la conciencia del proletariado” en Historia y conciencia de clase.
Grijalbo, México, 1968.
309
380
Samaniego, p. 6.
381
Samaniego, p. 5.
382
Edmund Husserl, Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica (1913).
FCE, México, 1986.
383
Jean Paul Sartre, Lo imaginario. Losada, Buenos Aires, añol
310
384
Samaniego, p. 7.
311
385
Henri Lefebvre, Lógica formal. Lógica dialéctica. SXXI, México, 1988
312
386
Luis Racionero, Filosofías del underground. Anagrama, 1976.
313
físicos es –como vimos– su concepción formalista de la lógica que los lleva a excluir de
la misma a la experiencia sensible. Y si Niels Bohr se atreve a observar dialécticamente
la realidad sucede que su perspectiva respecto de la experiencia sensible es de algo tan
ilógico como lo es para Einstein.
En realidad la Abschattung husserliana involucra no sólo que las distintas
facetas del fenómeno y que se afirman cada una por sí misma negando a la otra no sólo
proceden a ser negadas por el pensamiento en vista de construir una explicación
coherente del conjunto. Implica también el que la lógica está involucrada en dicha
experiencia. Algo que sólo la lógica dialéctica hegeliana pudo demostrar, al señalar que
el principio lógico de identidad (A-A) teniendo como correlato del principio de no
contradicción (A≠ no A) implica la existencia de no A y por tanto –para nombrar a no A
positivamente– de B o, si se quiere, de C, de D y E etcétera. Es decir, el principio de
identidad implica necesaria y esencialmente no sólo al principio de no contradicción
sino también la existencia de la diferencia, de lo otro, el principio de la diferencia
infinita del univeso387. Por lo que cada vez que la topamos a nivel de los fenómenos en
nuestra experiencia inmediata podemos reconducir las diferentes facetas del fenómeno
que parecen oponerse entre sí hacia una explicación unitaria lógica y coherente,
precisamente porque pasamos de una forma en que se encuentra la lógica (como
diferencia infinita) a otra forma de presentación de la lógica como coherencia lograda.
Sin embargo, el caso es que si bien Hegel asume dialécticamente a la
experiencia inmediata como lógicamente constituida y no como mera ilogicidad –caso
de Einstein y Bohr– pero en la misma medida en que asume idealistamente dicha
experiencia, sugiriendo que es la Idea (que preside a la naturaleza y a la sociedad y es
anterior a las mismas) la que la ha generado con lo que valida la superioridad de la Idea
y de la Lógica al mismo tiempo que denigra a los sentidos y a la percepción por
atenerse éstos a la sucia realidad material. A la cual identifica con la realidad burguesa
prácticamente existente que el filosófo alemán experimentara; así que para él la
experiencia inmediata en general es idéntica con la experiencia inmediata cosificada de
la sociedad moderna. Misma que el pensamiento especulativo debe superar, por lo que
Hegel lleva a cabo una crítica radical del empirismo inglés de Locke a Hume388.
Filosofía que –presa en la inmediatez de dicha experiencia– quiere sofrenar las
respuestas y las preguntas de la filosofía a la misma (al modo en que Niels Bohr
387
Henri Lefebvre, El manifiesto diferencialista. SXXI, México, 1972.
388
G. W.F. Hegel, Lecciones sobre la historia de la filosofía. F.C.E.,1995
314
prohíbe las preguntas que apuntan hacia la causalidad en general de los fenómenos
particulares).
Y bien, ocurre que la teoría del Orgón reichiana así como sus presuntos
descubrimientos empíricos de la energía vital y del Orgón obligan para ser entendidos
que tanto la limitación respecto de cómo se asume la experiencia como aquella con la
que se asume la lógica sean superadas, simplemente porque los fenómenos relativos a
la percepción de la energía vital por parte de los humanos implica dicha superación
para poder comprenderlos en vez de su rígida negación. Al tiempo que la teoría
reichiana tanto como –de ser ciertos– sus descubrimientos concentran esta necesidad
general patentizada de múltiples maneras antes y después de Reich en los últimos
ciento cincuenta años aún por sobre la subsunción formal y la subsunción real del
conocimiento y la percepción a la forma mercancía y al capital389.
389
Para una crítica de la racionalidad científica actual diversa a la que estoy exponiendo pero que también
ha registrado como paradigmático el caso Reich (también en relación a Einstein). Cfr. Robert Anton
Wilson Op. Cit.
315
Primer tercio del siglo XIX. El concepto de vida hegeliano tiene como
premisa el desarrollo de las ciencias naturales, en particular de la biología a fines
del siglo XVIII y principios del XIX. Mientras tanto, desde 1750 se ha desarrollado
el capitalismo en toda Europa, alcanzando poco a poco a tener una medida
geopolítica continental394. La burguesía se muestra como una clase social en
ascenso, como un auténtico sujeto histórico promotor del desarrollo de las
relaciones sociales y de las fuerzas productivas de la sociedad, según ha quedado
indeleblemente retratado en las páginas del Manifiesto del Partido Comunista
(1848)395. Pero el dominio capitalista de la sociedad, es decir, la transformación de
la sociedad como sociedad moderna, involucra el sometimiento de la reproducción
de la sociedad a la reproducción del capital396. Con lo que de rechazo la sociedad se
vuelve un problema para el capital y para la ideología dominante; de ahí el
desarrollo de la economía política inglesa, la exaltación del trabajo productor de
plusvalor conforme se lo explota y humilla y la manifestación de la historia como
dimensión esencial del acaecer humano. Todos ingredientes decisivos presentes en
391
Como ya se vió en profundidad en la parte I del presente libro
392
Ibid.
393
Ibid.
394
Jorge Veraza U, Revolución mundial y medida geopolítica de capital. Itaca México, 1998.
395
Manifiesto del Partido Comunista, (Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1975). capítulo 1.
396
K. Marx, El Capital/t. II, secc. III
318
397
Georg Lukács, El joven hegel. Grijalbo, México, año
398
Herbert Marcuse, Ontología de Hegel.
319
399
Jorge Veraza U, El siglo de la hegemonía mundial de EU.
400
W. Reich, La función del orgasmo. p. 198.
401
Ibid. p. 206.
320
402
Ibid. p. 198.
321
es, por así decir, una construcción biopsiquica, una expansión fantastica del aparato
psiquico. Algunos años más tarde comprendí que está basada en la percepción de
cargas bioeléctricas [llevada a cabo por el masoquista en el interior de su propio
cuerpo]. Lo opuesto es la autodepreciación. El masoquista se encoge a causa de su
temor de expandirse al punto de estallar. […] Las mujeres de carácter masoquista
nunca tienen relaciones sexuales sin la fantasía de ser seducidas o violadas. El
hombre ha de forzarlas –contra su propia voluntad a hacer justamente lo que desean
angustiosamente–. No pueden hacerlo ellas mismas porque sienten que está
prohibido o cargado de intensos sentimientos de culpabilidad. […] el ser forzado a
estallar significa recurrir a la ayuda externa para conseguir alivio de la tensión.
“Dado que el temor a la exitación orgásmica forma parte de toda neurosis, se
encuentran fantasias y actitudes masoquistas en todos los casos de neurosis […] El
masoquismo plenamente desarrollado es un medio excelente de evitar la angustia,
ya que es siempre la otra persona, la que hace las cosas malas o que obliga a
hacerlas. Además, el doble significado de la idea de estallar (deseo y temor de
alivio orgástico) explica satisfactoriamente todos los detalles de la actitud
masoquista.
“El deseo de estallar (o el temor) que pronto encontré en todos los
enfermos, me dejaba perplejo. […La angustia de placer, es decir, el temor a la
descarga orgástica] consiste en el intento de hacer que justamente ocurra lo que
más intensamente se teme: el alivio placentero de la tensión, alivio que se está
viviendo y temiendo como un proceso de estallido. […] El temor de estallar y el
deseo de que se le hiciera estallar habían sido descubiertos en un caso específico de
masoquismo. Más tarde lo encontré en todos los masoquista y, sin excepción, en
todos los pacientes, en la medida que tenían tendencias masoquistas. La refutación
del concepto del masoquismo como un instinto biológico iba mucho más allá de una
crítica a la teoría freudiana del instinto de muerte. Constantemente me formulaba yo
la pregunta: ¿cuál es el origen de esa idea de estallar que, en todos mis enfermos,
aparece poco tiempo antes del establecimiento de la potencia orgástica?
“Pronto descubrí que, en la mayoría de los casos, tal idea aparece en forma
de una percepción cinestécica del estado del cuerpo. En casos en que se presenta
francamente, existe también la idea del cuerpo como si fuera una vejiga tensa. Los
pacientes se quejan de sentirse tensos, llenos, como si estuvieran por estallar, por
explotar, se sienten ‘inflamados’ ‘como un globo’. Temen un aflojamiento de su
322
coraza, porque los hace sentir como si los estuvieran ‘abriendo a pinchazos’.
Algunos expresan el temor de ‘derretirse’, de ‘disolverse’, de perder el ‘dominio
sobre si mismos’, su ‘contorno’. Se aferran al rígido acorazamiento de sus
movimientos y actitudes, como un náufrago a la tabla salvadora. Otros tienen un
pronunciado deseo de ‘estallar’. Sobre esa base ocurren muchos casos de suicidio.
Cuanto más aguda la tensión sexual, más claramente se definen esas sensaciones
[por la elevada carga energética sin liberar que incomoda al individuo]. Una vez que
ha sido superada la angustia de orgasmo y posibilitado el relajamiento, desaparecen
rápidamente. Entonces se borran los rasgos duros del carácter. El individuo se
vuelve ‘blando’ y complaciente, desarrollando al mismo tiempo una especie de
fuerza elástica.”
En la etiología de las neurosis se encuentra que “el conflicto psíquico entre
la sexualidad y la moralidad opera en las profundidades biológicas del organismo
como un conflicto entre la excitación placentera y el espasmo muscular [donde
reencontramos de nueva cuenta el temor y el deseo de estallar y la idea del cuerpo
como si fuera una vejiga tensa…] Además, el masoquismo se convirtió en un
problema central de la psicología de las masas. La solución práctica de ese
problema en el futuro era un asunto que parecía ser de importancia decisiva.
Millones de trabajadores sufren las más severas privaciones de toda índole, siendo
dominados y explotados por unos pocos individuos que tienen el poder en sus
manos. El masoquismo prospera como una maleza bajo las formas de las distintas
religiones patriarcales, como ideología y práctica, ahogando todas las exigencias
naturales de la vida. Mantiene a las gentes en un profundo estado de resignación
humilde, frustrando sus esfuerzos por actuar en forma cooperativa y racional,
haciendolos eternamente temerosos de asumir la responsabilidad por su existencia.
Ese es el obstáculo contra el cual tropiezan aún las mejores intenciones de
democratizar la sociedad.
“Freud explicó que las caóticas y catastróficas condiciones sociales son el
resultado del instinto de muerte actuando en la sociedad. Los psicoanalistas
sostenían que las masas eran biológicamente masoquistas […] Sin embargo, en
vista de que la rebelión contra la autoridad dictatorial –el padre– era considerada
neurótica, y por otra parte, la adaptación a sus exigencias e instituciones se reputaba
normal, la refutación de esa teoría [psicoanalítica] hacia necesaria la refutación de
dos hechos: primero, que no existe el masoquismo biológico y, segundo, que la
323
403
Esta crítica de Wilhelm Reich a la política irracional supone la considerción por parte de Reich de una
política racional. En el capítulo siguiente nos ocuparemos de reconstruir cómo la entiende.
404
W. Reich, La función del orgasmo. p. 198 a 204.
405
Ibid. p. 280.
406
W. Reich, Die Bione, Sex Pol. Verlag p. 295. citado en La función del orgasmo p. 267.
407
W. Reich, La función del orgasmo p. 267.
324
408
Ibid. p. 293.
409
Drei Versuche am statischen Elelktroskop. Klinische und Experimentelle Berrichte, no. 7 SEpocl
Verlag, 1939. citado en La función del orgasmo. p. 289.
410
W. Reich, La función del orgasmo p. 290
325
411
Más allá del principio del placer.
326
equívoca ante los experimentos y teorías que Reich le expone. Finalmente, la labor
no sólo tanática sino por decirlo así, diabólica de la burocracia norteamericana y de
las policías secretas tanto soviética como norteamericana terminan por suscitar el
alejamiento y aún la ruptura entre ambos científicos, aislando así a Reich con sus
experimentos y su teoría del Orgón para, de este modo, irlo copando cada vez más
durante los diecisiete años siguientes hasta lograr frenar sus investigaciones,
encarcelarlo, quemar por toneladas sus aparatos y libros y lograr que muriera en
prisión aparentemente de muerte natural: paro cárdiaco del que por ningún lado se
señalan las causas.
412
Ibid.
413
Ibid.
414
Jorge Veraza U, “Proletarización de la Humanidad y subsunción real del consumo bajo el capital”. Ed.
Cit.
327
415
Jorge Veraza U, Para la historia emocional del siglo XX
416
Jorge Veraza U, “Génesis y estructura del concepto de subordinación real del consumo bajo el capital”
en La subsunción real del consumo bajo el capital.
417
Jorge Veraza U, Dialéctica del sujeto histórico y del sujeto anti histórico.
418
Las formas ocultas de la propaganda, Buenos Aires, Sudamericana, 1992.
419
Ewen Stuart, Todas las imágenes del consumismo, Grijalbo, México, 1991.
420
Naomi Klein, No logo.
328
Blues (1975)421 a Nuestro futuro robado (2002) y Fast Food (2001), desde la
Dialéctica del iluminismo (1944-47) y la Crítica de la razón instrumental (1969) a
La Crítica de la Razón Dialéctica, El Hombre Unidimensional, Contrarrevolución y
Revuelta y El Antiedipo. Capitalismo y Ezquizofrenia etcétera, Saló o los ciento
veinte días en Sodoma (1975) Y en fin, tiene lugar la puesta en forma del
discurso crítico de la modernidad mediante el recuerdo de tesis olvidadas o
mediante la reconsideración de tesis falseadas de si mismo para sólo así llevarlo
a la altura de la forma desarrollada actual de enajenación y dominio del
capital sobre el sujeto histórico. Como es fácil de entender, en vista de completar
este proceso es imprescindible la recuperación de la obra de Wilhelm Reich.
Si contemplamos este extenso panorama histórico y teórico no nos costará
trabajo concluir que entre tanto se ha configurado una auténtica ideología de
muerte, el núcleo tanático de la ideología dominante, -incluidos genes de muerte422
y argumentos neomalthusianos que sugieren la existencia de mecanismos biológico
emocionales egoístas y suicidas en la sociedad423 como correlato de la
conformación de un cuerpo material dual tanto de medios de producción
explotadores como de medios de consumo nocivos ambos sometientes y, también,
de que estamos en posibilidad de analizar y criticar a fondo tanto éste núcleo de la
ideología dominante como el cuerpo material dual correspondiente. Así que
procederemos a hacerlo.
poniéndolo entre la naturaleza y nosotros –como dice Hegel–424 para que nos
resuelva la vida obteniendo de la naturaleza los bienes que necesitamos para
sobrevivir o para vivir cada vez mejor, apoyados en un confort cósico porque, al
parecer, la sola vida o la mera convivencia con los otros nos aterra. El miedo a la
vida como movimiento básico de la conciencia del opresor425 constituye la premisa
a partir de la cual se construye la ideología de dominio hasta llegar a encontrar
redondeamiento en la pulsión de muerte. Misma que señala, precisamente, que en el
origen tendemos a morir, queremos hacerlo arrancándonos de una vida
aterradora426.
Con las distintas épocas y clases dominantes varían las formas, pero el
principio nuclear estructurante permanece el mismo. Ofreciéndose dos versiones
básicas: externa o interna. La muerte llega operada contra ti por otro externo a tí, o
bien brota de ti como enfermedad, plaga, suicidio, desesperación, etc. La relación
teológica pecado/castigo o culpa/castigo es el factor esencial para esta segunda
vertiente. Pero por supuesto, también el ataque exterior, para triunfar, implica la
aceptación de la debilidad interna o la realidad de ésta. Por su parte, el Dios
castigador de pecados es un factor exterior pero, a la vez, interior.
La amenaza de muerte que dirige el señor al siervo -«el amo al esclavo»-
según lo retrata Hegel en su «dialéctica del señorío y la servidumbre» es el modelo
general evidente -y, además, muy adecuado- para servir de esquema a las
relaciones de dominio específicamente feudales, así sea sólo a posteriori ya en el
curso del desenvolvimiento de la sociedad burguesa y para justificar las relaciones
sociales prevalescientes en la misma. En todo caso, en la medida en que la reflexión
hegeliana es adecuada al feudalismo y en parte versa sobre éste, la amenaza de
muerte se ofrece a) como operación personal del señor contra el siervo, b)
voluntaria, elegida y c) operada en ocasión determinada, así como d)
exteriormente promovida por un poder material que se sirve de e) unos medios
externos que aplica sobre el siervo para someterlo o aniquilarlo. Contiene el
principio de muerte f) sólo implícitamente. Así como la «relación de subordinación
y explotación» es transparente en el feudalismo y aparece como una relación
424
Fenomenología del espíritu
425
Jorge Veraza U, Pensar la opresión y la emancipación
426
Idealizarla, como lo hace Hegel en su concepto de vida (cfr. capítulo 5 del presente libro) es una
manera inicial de defenderse de ella falseándola.
332
427
“La comparación entre la hambruna de plustrabajo en los principados danubianos y la misma hambre
canina en las fábricas inglesas ofrece un interés particular, pues bajo la prestación personal servil el
plustrabajo posee una forma autónoma, sensorialmente perceptible””K. Marx, El Capital/t.1 capitulo 8.
“La Jornada de Trabajo” §2.
428
Ibid. capitulo 1, §4. “El fetichismo de la mercancía y su secreto” “Sea cual fuere el juicio que nos
merezcan las máscaras que aquí se ponen los hombres al [95] desempeñar sus respectivos papeles, el caso
es que las relaciones sociales existentes entre las personas en sus trabajos se ponen de manifiesto como
sus propias relaciones personales y no aparecen disfrazadas de relaciones sociales entre las cosas, entre
los productos del trabajo.”
333
429
“(Analizaremos más adelante cómo la forma más extrema de la enajenación, en la cual el trabajo, la
activida dproductiva, aparece respecto a sus propias condiciones y su propio producto en la relación del
capital con el traajo asalariado, es un punto de pasaje necesario y por ello contiene en si, aún cuando en
forma invertida, apoyada sobre la cabeza, la disolución de todos los presupuestos limitados de la
producción, y, más bien, produce y crea los presupuestos no condicionados de la producción y, por ello,
las condiciones materiales plenas para el desarrollo universal, total, de las fuerzas productivas de los
individuos.)” Karl Marx, Formen en Grundrisse, ed. Cit. p[415]
334
430
Cfr. Lukács, "La cosificación y conciencia del proletariado" (1922); Historia y conciencia de
clase; Grijalbo; 1967.
335
431
Cfr. K. Marx; El Capital; tomo I; Cap. XIV; "Plusvalía Absoluta y Plusvalía Relativa"; y para
una exposición detallada de los conceptos de Subsunción Formal y Subsunción Real del Proceso de
trabajo inmediato bajo el capital
cfr. Marx, Karl; El Capital, capítulo VI inédito; Siglo XXI; México; 1972. Y Jorge Veraza, Para la
Crítica a las Teorías del Imperialismo, cap. I "La Subsunción formal y la Subsunción Real como
contenido nuclear de la teoría del desarrollo de Karl Marx"; Itaca; México; 1987. Asimismo, cfr.
Claudio Napoleoni, Lecciones sobre el Capítulo VI inédito de Marx; Era; México; 1972.
432
Para el concepto de Subsunción Real del Consumo bajo el Capital cfr. Veraza, Urtuzuástegui
Jorge: "Karl Marx y la técnica desde la perspectiva de la vida"; Críticas de la Economía Política, no.
22/23 edición extraordinaria, México, 1984; "Georges Bataille, Marqués de Sade y Karl Marx en
torno al valor de uso y la calidad de la vida"; Reporte de investigación no. 30, depto. de Sociología;
UAM Iztapalapa, México; 1993; "¿Hacia un mercado del val-or de uso?"; Itaca; núm. 5; México;
1985; Para la crítica a las teorías del imperialismo, op. cit.
433
Reich exploró esta articulación de la energia sexual y la energia vital en general en su Biopatía del
cáncer enfocándose preponderantemente en las cuestiones energético sexuales de la misma y desde éstas
observando a la energía Orgón en general. No observó, sin embargo, la determinación energética no
sexual de los alimentos -digamos su Ogón- químicamente determinada por la distorsión industrial de
dichos alimentos etcétera o en general condiciones materiales de vida y que son un factor decisivo en la
generación del cáncer así como de múltiples enfermedades. A fines de los cuarenta e inicios de los
cincuenta del siglo XX la importancia de este factor era menor pero conforme se desarrolló en todo el
orbe la así llamada sociedad de consumo bajo la égida de EU, éste factor pasó a primer plano. (Cfr.
George Osawa, Sois todos sanpaku (ed. Juan Torres López, Argentina) así como Michio Kushi, La dieta
preventiva del cáncer. Ed. Centro Macrobiótico de Maldonado).
336
sexual. Ello es debido a que el ser humano tiene al ser humano como objeto de
consumo y satisfacción privilegiado434. Y bien, fue hacia los años de la elaboración
freudiana del psicoanálisis que la subordinación real del consumo bajo el capital
iniciada desde 1850 –como lo atestigua Walter Benjamin en su París. Capital del
siglo XIX– se sistematizó con la crisis de la sexualidad en el centro de Europa;
centro que sería también el de las operaciones de la Primera Guerra Mundial en
tanto expresión de la crisis de la hegemonía mundial inglesa y de las relaciones de
producción capitalistas en general. Este fue el momento en que debió ser
cuestionada la personalidad burguesa desde su fundamento, la represión sexual (ler.
Freud) y, a la vez, fue explicitado el principio estructurante de la ideología de
dominio, el principio de muerte (Freud después de 1920), en vista de mantener
conformistamente sometida a la creciente población subalterna. Fue entonces
cuando irrumpió la crisis de la dominación de las diversas etnias -no sólo de las
clases- del Imperio austrohúngaro acompañada de crisis ideológicas y de la
organización sexual familiar y de autoridad, con particular virulencia en Viena, la
capital del Imperio435. El conjunto de estas crisis coincidió en el tiempo y en el
espacio en los que el psicoanálisis fue construido.
a) El Campo problemático.
434
K. Marx, Manuscritos de 1844. Tercer Manuscrito. Crítica a Hegel
435
Cfr. Janik, Alan y Stephen Toulmin; La Viena de Wittgenstein; Trad. Ignacio Gómez de Liaño;
Ed. Taurus; España; 1974. Viena que también fue la de Freud y Hitler, etc.
337
436
Schur, Max; Sigmund Freud, enfermedad y muerte en su vida y obra; Trad. Iris Menéndez; Vol. 2;
Paidós; Buenos Aires; 1980; p. 554
437
Ibid.
438
En anatomia de la agresividad humana. Apéndice.
439
Sigmund Freud; Más allá del principio de placer. Trad. Luis Lopez-Ballesteron y de Torres, Alianza
Editorial, Madrid, 1970.
440
Las razones formales aluden a la postura filosófica de Freud. Son formales por situarse en la parte
externa de la conducta de Freud. Y son específicamente formalistas por el tipo de postura filosófica que
expresan. Rígidamente Freud busca mantener a toda costa un dualismo pulsional. Así sea que el
contenido objetivo no dé apoyo para ello. Tal proyección es sintomática de una rigidez caracterológica,
psicológica, no sólo filosófica: no sólo -en referencia a la conciencia de Freud- formal, sino real o
determinante del modo en que el contenido psíquico se articula internamente. En síntesis, su formal
formalismo filosófico revela una neurosis real. La cual luego se expresa externamente en el modo en
que introyecta culpablemente la muerte de Tausk, etc., o rivaliza con Jung. Estas tensiones -en especial
los esfuerzos por desculpabilizarse- determinan la construcción de la pulsión de muerte como forma en
que las contradicciones de Freud y de su entorno parecen jugar adecuadamente. Freud se acoraza con
un formalismo frente al objeto que le permite insensibilidad respecto de sus propios miedos y culpas,
indiferencia frente al dolor de otro o ante su deceso. Sólo como nota puedo adelantar lo anterior ya que
sólo el análisis biográfico detenido permitiría afirmarlo con fundamento. Valga para dejar clara mi
postura.
441
Reich, Wilhelm (Mary Higgins y Chester M. Raphael, M.D. Editores); Reich habla de Freud. Ed. Cit.
442
Gilles Deleuze y Guattari, Felix; En Antiedipo. Capitalismo y esquizofrenia. Seix Barral, Barcelona,
1973.
338
443
Aunque por un rodeo afirmándolo.
444
Marcuse, Herbert; Eros y civilización, Ed. Joaquín Mortiz; México; 1965.
445
O´Braun, Norman; Eros y Tánantos. El sentido psicoanalítico de la historia; Trad. Francisco Perujo;
Ed. joaquín Mortiz; México; 1965.
446
H. Marcuse, La ideología de la muerte y La angustia de Prometeo”: El viejo topo 37 (1979) pp.40-44.
447
Roszack, Teodor; El nacimiento de una contracultura; Ed. Kairós; Barcelona; 1978.
448
Susuki, D. T.; Budismo Zen y psicoanálisis; Trad. Julieta Campos; Fondo de Cultura Económica;
México; 1964.
449
Fromm, Erich; Anatomía de la destructividad humana, Ed. Siglo XXI; México; 1987.
339
Muchos ramales derivan de las posturas referidas. Por ejemplo: la teoría del
Erotismo451 de Georges Bataille; el enfrentamiento de Jürgen Habermas contra
Herbert Marcuse, revalorativo de Erich Fromm; los temas del Inconciente en la
Historia452 de Pierre Flottes, etcétera; o bien fenómenos como la prohibición del
incesto, el «complejo de Edipo» y el «carácter masoquista», entre otros. En este
contexto se juega la posibilidad misma de la Psicología Social y -aunque Tánatos
sea un tema de «metapsicología»- de una terapia psicoanalítica, esquizoanalítica o
450
Escritos I y II ed. Cit
451
Bataille, Georges, El Erotismo Trad. Juan Giner; Ed. Mateum, España, 1971.
452
Flottes, Martin Pierre, El inconciente en la historia. Trad Ignacio Martín Boro; Ed. Guadarrama;
Madrid1971.
340
453
Op. cit
341
454
Op. cit. Max Schur, p. 555.
455
Op. cit. p. 555.
456
Storr, Anthony; La agresividad humana; Trad. Juan Ramón Capella; Alianza Editorial; Madrid;
1970.
457
Desmond Morris, El mono desnudo. Plaza y Janes, 1996.
458
Konrad Lorenz, (Sobre la agresión, el pretendido mal (1963), SXXI, Madrid, 1982). Cfr. capítulos 6 y
7 de la parte II del presente libro.
459
Véase la semblanza de la “evolución histórica del psicoanálisis” de Jean Luc Donnet, en Historia de la
filosofía SXXI, vol. 10. La filosofía en el siglo XX pp. 270-322
342
otorgó como salida drogas ilegales cada vez más sofisticadas. Así que de nuevo se
facilitó la escenificación de Tánatos como realidad palpable y divertida aunque un
poco tétrica.
En tercer lugar, desde mediados de los ochenta, una vez hecho evidente el
surgimiento del SIDA, a partir de 1982, se construyó una campaña oficial mundial
que so pretexto de salvaguardar la vida y el amor estigmatizó las relaciones
sexuales fuera de la pareja y aterrorizó de muerte a toda la humanidad señalando
las relaciones sexuales como principal medio de contagio de una enfermedad letal
para la que no se ha encontrado durante décadas una vacuna. Sobre esta base se
formó toda una cultura tanático depresiva y un clima de neofascismo cultural y
social a nivel mundial en la que las películas, los libros y diversos desplantes
políticos reaccionarios procedieron a reflejar y luego a regular e institucionalizar
diversas actitudes depresivas, ensimismadas y resentidas –así que cada vez más
atomizadas y envenenadas– en la población.El surgimiento del cine gore y del snuff
pertenece a este horizonte.464
En todos estos fenómenos el placer se combina con la muerte y el horror al
tiempo en que, con la campaña oficial contra el SIDA, el sistema capitalista
mundial logra llevar a cabo por vez primera en la historia una regulación puntual de
la conducta de toda la población en un sentido conformista, como lo he denunciado
en otro lugar465. Y la forzosa transgresión a la regla monogámica reforzada y a la
dictadadura del uso del condón fueron estigmatizadas socialmente como criminales
y autodestructivas; y, por supuesto, fueron interpretadas como arraigadas en la
pulsión de muerte, cuando que simplemente intentaban salvar a Eros.
Uno de los rasgos más resaltantes de la campaña oficial contra el SIDA es su
dogmatismo fundamentalista que, so pretexto de salvar vidas ante la pandemia
mundial, sofoca todo cuestionamiento, toda crítica y toda disidencia a la tesis –
convertida en dogma– de que el SIDA es provocado por un VIRUS, el VIH y que
las relaciones sexuales son la principal vía de transmisión del mismo, por
descontado queda afirmada la ecuación contacto-contagio y la de contagio-muerte
en vista de generar un clima de aterrorizamiento paranoico generalizado, al interior
464
Jesús Palacios Trigo, Goremanía: la guía definitiva del cine gore (RST, 1995) y Jesús Palacios Trigo
y Fernando SAbater, Goremanía 2 (Alberto Santos Editor, 2001).
465
Jorge Veraza U, Para la historia emocional del siglo XX, Itaca, México, 2003. PARTE II. Capítulos
“2. La Cultura Neofascista de fines del siglo XX y su juego de emociones” y “3. La conformación
globalizada de las emociones y la cultura bajo el terror del SIDA”
344
466
Peter Duesberg, ganador del premio nobel de química 1980 “"AIDS Epidemiology: Inconsistencies
with Human Immunodeficiency Virus and with Infectious Disease", editado por Proceedings of the
National Academy of Sciences, 1991. (Volumen 88, 1575-1579)”. Inventing the AIDS virus Regnery,
USA, 1996, AIDS. Virus or drug induced?. Kluwer Academics Publishers, 1997, Infectious AIDS, have
we been misled? North Atlantic Books, 1995. textos de Duesberg disponibles en
http://www.duesberg.com/
467
Kary Mullis: Premio Nobel de Química en 1993 por su invención de la Reacción en Cadena de la
Polimerasa (PCR), un método para analizar y amplificar el material genético de los virus, que se utiliza
como la técnica más avanzada en la identificación del supuesto virus causante del SIDA, no está
convencido de que el virus VIH cause el SIDA. Cfr. Su The polymerasa chain reaction. Birkhausen,
Boston, 1994.
468
Roberto Giraldo, Sida y agentes estresantes. Universidad de Antioquia, Colombia, 2002.
469
Véase el suplemento de La Jornada “Letra S. no. 27 de febrero de 2007. los artículos de Rocío
Sánchez “El sida y la verdad científica contra la razón y por la fuerza del escándalo” así como
“negacionismo, datos para terminar con una falsa polémica”. Enderezados contra el Dr. Roberto Gilraldo
y las organizaciones de científicos disidentes y de terapia alternativa. Sin olvidar el artículo de Jorge
Sánchez Escárcega “Sexo extramarital. La infidelidad desde el psicoanálisis” (pp. 4, 8.) enderezado a
apuntalar el monogamismo fundamentalista inherente a la campaña oficial.
345
470
Jorge Veraza U, El siglo de la hegemonía mundial de EU. Itaca, México, 2004. Dialéctica del sujeto
histórico y del sujeto antihistórico. En imprenta.
346
a) Crítica a la definición.
Para comenzar la crítica a la «pulsión de muerte» es posible hacerla ya desde
la contradictio in adjecto presente en su definición (no digamos la que de por sí
constituye la unión de las dos palabras: pulsión [algo tan pleno de vitalidad] y
muerte). En efecto, la «pulsión de muerte» es definida por la "tendencia a la
reducción completa de las tensiones, es decir a devolver al ser vivo al estado
inorgánico"471.
Que los seres vivos mueran y que, incluso, llegue un momento después de
muertos en que se reduzcan a elementos inorgánicos –por supuesto, luego de años
de descomposición del cadáver (lo cual no parece considerar Freud)– no puede ser
de ninguna manera formulado con eso de "devolver al ser vivo al estado
inorgánico", puesto que si es ser vivo entonces lo es sólo mientras permanece en el
estado orgánico, y si de alguna manera se lo va a "devolver" (al ser vivo) al estado
inorgánico, entonces, una vez que llegue a tal "estado" ya ha dejado de ser un ser
vivo. Más difícil aún es ese pasaje si es por propio impulso del ser vivo que habrá
de ocurrir. En verdad, cuando los seres vivos mueren, de ninguna manera "retornan"
o vuelven a ningún estado previamente experimentado por ellos. Este desliz es, sin
embargo, esencial para mantener en pie la doctrina freudiana del impulso de muerte,
por cuanto que la «compulsión de repetición» constituye el núcleo esencial
distintivo de las pulsiones según Freud -y por antonomasia- de la de muerte.
La manera explícita en que Freud formula las cosas es todavía más crasa que
la recién criticada definición del Diccionario de psicoanálisis472. En efecto, Freud
dice en El esquema del psicoanálisis473 (1938): "Si admitimos que el ser vivo
apareció después que lo no vivo y a partir de esto, la pulsión de muerte concuerda
con la fórmula [...] según la cual una pulsión tiende al retorno a un estado
471
Jean Laplanche y Jean Bertrand Pontalis; Diccionario de Psicoanálisis; Ed. Labor; México; 1971.
472
Ibid.
473
Freud, Sigmund; Esquema del psicoanálisis (escrito en 1938, publicado en 1941, Londres); Trad.
Ludovico Rosental; Ed. Paidós; Biblioteca Psicologías del Siglo XX, vol. 20; Buenos Aires; 1979.
347
anterior"474.
474
Citado por Laplanche y Pontalis en su Diccionario, p. 350.
348
475
Laplanche y Pontalis, Ibid.
476
"El Problema Económico del Masoquismo" (1924) , Obras Completas; Trad. José Etcheverry;
Amorrortu editores; vol. 19; Buenos Aires; 1990
349
477
Recuerda aquel objeto que vimos, alma mía,
En la templada mañana estival :
Al doblar el sendero, una carroña infame
Sobre un lecho sembrado de piedras.
vez como idea y como idéntico con la Nada. Según lo cual Hegel pretexta comenzar
por el Ser, pero dado lo que entiende por éste (Idea/Nada), en verdad es la nada la
que preside. Por su parte, en Freud Eros y Tánatos bailan un minuet parecido; sólo
que Freud explicita en un momento preciso de su vida su idea de que Tánatos es
prioritario.
479
Jorge Veraza U, Pensar la opresión y la emancipación desde la posmodernidad. Ed. Cit.
352
compleja de si mismo que nos lo muestra con poder de dominio efectivo del consumo y
por lo tanto de la conducta de los consumidores y de los ciudadanos. El capitalismo
quedaba así realizado tanto en un cuerpo técnico maquinístico como en un cuerpo
consuntivo garantes de la opresión total de la sociedad.
En efecto, debía ocurrir la consolidación de la subordinación real del consumo
bajo el capital en la que el cuerpo de los valores de uso está estructurado materialmente
en acuerdo a las determinaciones esenciales del capitalismo; de suerte que los valores de
uso así alterados garantizan la reproducción ampliada de capital; pero son funcionales a
la acumulación de capital en la medida en que son nocivos para el metabolismo humano
y en la medida en que tuercen la conducta humana hacia metas inhumanas, lo que
involucra el trastocamiento del principio de placer en un sentido autodestructivo y
mortificatorio, así que la conducta y las emociones parezcan estar determinadas por una
pulsión de muerte.
La amenaza de muerte puesta como pulsión de muerte es ahora no sólo una
amenaza promovida por la voz de la naturaleza sino por la voz del mundo de los
valores de uso producidos y consumidos en sociedad. Es la voz de la segunda naturaleza
en consonancia con la de la primera. Y por ello ya puede ser inaudible; es decir, puede
silenciarse relativamente el discurso explícito sobre la pulsión de muerte tanto porque se
lo pronuncia en mil y mil lugares, en canciones, novelas y películas poemas, esculturas
y estilos de vida como porque sin discurso científico natural–no digamos filosófico y
científico social– los valores de uso nocivos dictan en silencio a los consumidores la
conducta que deben seguir, como si fuera la propia elección de los ciudadanos, deseos
humanos puros y simples. Es la hora de la democracia totalitaria y fue el neoliberalismo
el que la extendió a nivel planetario entre 1982 y 2006. El fetichismo cósico480 inherente
a la subsunción real del consumo bajo el capital articula en la erotización de las
relaciones con las cosas y en la famelización de nuestras relaciones entre personas la
tanatización de nuestra conducta y de nuestras relaciones con nosotros mismos como
dictado sin palabras y que ya luego intenta ser expresado por la publicidad y en todas
las intervenciones de los Mass media en nuestra vida cotidiana, así como por la cultura
más desarrollada funcional al sistema.
La inversión es completa, la humanidad ha girado en círculo y está puesta de
cabeza. Si antes la orden de muerte llegaba al mundo salido del pecho del amo y con
480
Más abajo en este mismo capítulo tematizaré este concepto.
354
voz iracunda, hoy es el mundo de las cosas el que la profiere en un susurro penetrante
que fascina los apetitos luego de pervertirlos, hasta que son ellos los que exigen su
satisfacción; mientras a coro mil y mil voces comentan el suceso y lo multiplican ante la
mirada sorprendente de los amos ante tan grata e inopinada coincidencia con sus
intereses y claro, si todavía hay necesidad de amenazar de muerte ya saben que serán
bien recibidos porque la gente escuchará “seguridad” y “protección” mientras por si
sola esa gente –es decir, cada uno de nosotros– se autodestruye de mil maneras y acepta
conformistas la militarización de la sociedad. Sí, entre tanto los amos escuchan mientras
parpadean como quien oculta su beneplácito egoísta en ocasión de ser glorificado y en
parte se avergüenza. Parpadean seguros, inseguros, pretensiosos, ávidos y expectantes;
como los visualizó e ironizó en toda su dualidad y mala fe confundidos entre la
multitud, Friederich Nietzsche en el prólogo de su Así habló Zaratustra481 en ocasión de
hablarnos “de lo más despreciable: el último hombre”482.
El recorrido argumental para demostrar la tesis que titula este capítulo parte
de la descripción del panorama del terreno de discusión que va desde Hegel hasta
Wilhelm Reich y Jacques Lacan, (I) etcétera. Por un lado, Hegel es horizonte y
premisa para la pulsión de muerte, -así que tendremos ocasión de profundizar en su
crítica- y, por otro lado, Reich, el principal crítico de ésta. Freud queda situado en
medio. A partir de aquí ofrezco una crítica especifica de la pulsión de muerte (II),
luego contextualizada histórica y socialmente y, entonces, aclarada en su función
social e ideológica (III). Consecuentemente entendido lo anterior descubrimos que
Tánatos se ha realizado materialmente bajo el capitalismo actual (IV), es un mundo
de valores de uso mortificatorios y tanaticos; así que el ser-para-la-muerte
(Heidegger) es hoy ser-a-la-mano (Heidegger) así que hablaremos de la línea de
desarrollo que va desde la mercancía hasta los valores de uso nocivos actuales y de
su característico fetichismo cósico (V).
481
“«Ahí están» dijó a su corazón, «y se ríen: no me entienden, no soy yo la boca para estos oídos».
¿Habrá que romperles antes los oídos, para que aprenan a oír con los ojos? ¿Habrá que atronar igual que
timbales y que predicadores de penitencia? ¿O a caso creen tan sólo al que balbucea?” Frederich
Nietzsche, Así habló Zaratustra. Alianza Editorial, Madrid, 1979.
482
Ibid. pp. 38 a 40.
355
sociales, es decir, derivadas, según las caracterizara así agudamente Wilhelm Reich;
mientras que a la «pulsión de muerte», en tanto principio de la conducta, como
mera ficción. Los deseos de muerte son núcleo estructurante de la personalidad
sometida realmente existente; mientras que la pulsión de muerte es núcleo
estructurante de la ideología dominante. Es decir, de la ideología que garantiza el
sometimiento de las clases subalternas dentro del capitalismo, precisamente en
gracia a justificar –y hasta como lo mejor– las miserables y contradictorias
realidades del sistema de vida. Por ejemplo, los deseos de muerte tanto conscientes
como inconscientes. Así pues, no hablaremos sólo de ideología y psicología sino,
además, de realidades materiales que condicionan esos deseos reales y esa
ideología; es decir, con su existencia hacen creer en la verdad de la ficción
ideológica, en la realidad de la apariencia. Estas realidades aprisionan a los
individuos al cerrar sobre sí mismos el cerco de sus evidencias.
Antes de abandonar este parágrafo vale la pena dar cuenta de cuán
consciente era Wilhelm Reich del rasgo tanático de las realidades materiales de la
modernidad. En otro lugar483 he señalamos la insuficiencia de la perspectiva
energética reichiana dada la unilateralización sexual de ésta, así que no pudo captar
la producción de DOR y plaga emocional no sólo a partir de represión sexual y
frustraciones emocionales sino a partir de la totalidad de valores de uso realmente
sometidos al capital que la industria empezó a vomitar crecientemente para que la
población los consumiera; así que el proceso histórico de subordinación real del
consumo bajo el capital le pasó desapercibido a Wilhelm Reich en sus rasgos totales
y específicos como para que lograra conceptualizarlo adecuadamente en
concordancia con su teoría orgónica. Sin embargo, logró captar con toda
profundidad el proceso de subsunción real del consumo bajo el capital en un
aspecto particular y decisivo suyo: la producción de valores de uso culturales
materialmente determinados para promover una distorsión energético emocional en
la población. Y, precisamente, como mecanismo decisivo de la dominación del
capital mundial. Pero veamos cómo es que el propio Reich lo expresa:484
“La economía capitalista es una economía de ganancia. Produce mercancías
483
Cfr. mi Reich versus Freud…
484
En “La Fuerza Productiva Viviente, la ‘Fuerza Productiva del Trabajo’ de Karl Marx” en Wilhelm
Reich, La plaga emocional en el trabajo. Ed. Síntesis, Barcelona, 1980, p. 95-134. Este ensayo escrito en
1936 fue publicado por Reich en 1953 como parte de su libro Gente en problemas (People in Trouble.
Vol. II of The Emocional Plage of Mankind. Orgon Institute Press). En 1976 la editorial Farrar, Straus en
Giroux de N.Y volvió a imprimir este libro.
356
485
Ibid, p. 118.
486
Karl Marx, El Capital/t.1, capítulo 1 §4 “El fetichismo de la mercancía y su secreto”
357
pulsión de muerte lo objetivo (causa) es tenido por subjetivo (fines) y éste por
objetivo. En otros términos, en la pulsión de muerte se opera una particular
cosificación de los fines humanos, así como la naturalización de este hecho. Una
naturalización que, además, es señalada como prioritaria en la conformación
psicológica; por donde la particular cosificación de fines aquí impresa funge, en
verdad, como regla, como el código general de toda cosificación de fines. Es más,
como el código según el cual existirá todo fin bajo el capitalismo ¿Cómo? Primero,
como fin cosificado, y, segundo, cuya cosificación es su contenido y donde éste
tiene el significado de la autodestrucción del individuo y, luego, de la destrucción
de los otros por éste. Nacido de la exacerbada cosificación mercantil de relaciones
sociales existente bajo el capitalismo, el principio de muerte justifica la
competencia virulenta hasta la guerra y la muerte, así como el sometimiento del
individuo hasta la autoinmolación como presunto principio de su existencia, como
su ética básica, biológica.
La amenaza de muerte de los amos hacia los esclavos se codifica y oculta en
la forma mercancía pero para expresarse desde ella de nueva cuenta una y otra vez.
El principio de muerte guardado en esta amenaza es anterior al mercado pero sólo el
desarrollo histórico pleno de este bajo la sociedad burguesa pudo realizar dicho
principio e, incluso, darle expresión teórica.
Las relaciones sociales cosificadas en la mercancía contienen
preponderantemente no sólo relaciones sociales entre individuos privados iguales
entre sí, sino, sobre todo -y son éstas las que más se ocultan-, relaciones de opresión
social clasista. Entiéndase que la igualdad formal ya lacera afectivo/psíquicamente,
porque involucra extrañeza entre los propietarios privados participantes. Pero a la
extrañeza lacerante se suma la conjunción irrecíproca opresiva487. Conjunción
que mitiga la extrañeza sólo para abrirse más la herida y trastocar su sentido. Esta
487
Estas dos características de la estructura general de las relaciones sociales bajo el capitalismo
regidas tanto por el mercado (al que corresponde la extrañeza lacerante de los propietarios privados)
como por el Estado (a la que corresponde la unificación irrecíproca opresiva de una clase sobre otra),
esta estructura dual, digo, se repite en las relaciones personales, por ejemplo, amorosas que se
suscitan en la moderna sociedad burguesa. Según lo cual los amantes viven primero una extrañeza
lacerante entre ellos, para luego pasar a una conjunción irrecíproca opresiva. Y en el curso de la
relación amorosa propiamente dicha, no hacen más que alternar estas dos posiciones, hasta
expresarse la una como rupturas y la otra como reconciliaciones sucesivas. No pueden sino tener una
vivencia sadomasoquista, en la que, en fin, se tenga un deseo de muerte constantemente suscitado,
expresado, por ejemplo, en depresiones o en desafíos mutuos, etc. Es útil leer desde esta perspectiva
el libro clásico de Denis de Rougemont, El Amor en Occidente; trad. Ramón Xirau; CONACULTA;
México, 1993.
358
488
Los peligros de comer en el capitalismo. Jorge Veraza U (coord). Itaca, México, 2007.
360
sociedad burguesa: la cosa en tanto cosa –no en tanto mercancía– parece fascinante,
mágica, aterradora, dominante, en fin, ambivalente e imposible y dirige como un sol
todas nuestras emociones y percepciones ¿pensamientos? En realidad dejan de serlo y se
transforman en voces de la cosa. La fantasía de que las máquinas computadoras son
inteligentes o de que llegarán a serlo simplemente es el correlato de la experiencia
maquínica del pensamiento humano una vez que el fetichismo de la mercancía se ve
apoyado por el fetichismo cósico. Pero dicha fantasía no deja de ser una ideología;
mientras que el fetichismo cósico es una experiencia omnilateral y una realidad efectiva.
Sí, una realidad efectiva porque no se trata del fetichismo de una forma social,
sea esta la mercancía, el dinero o el capital, incluso el capital constante en su cuerpo
técnico: la máquina. El fetichismo cósico es el del valor de uso nocivo capitalista en
tanto contenido material de la riqueza con efectos metabólicos directos tanto
fisiológicos como psicológicos. Así que es doble: una vez en tanto que sólo testificamos
arrobados ese valor de uso o este otro allí en el aparador o en el refrigerador de nuestro
hogar o ceñido al cuerpo de otro ser humano, y otra vez cuando trascendemos esta
formalidad y el fetichismo cósico nos somete realmente por que procedemos a consumir
efectivamente el bien nocivo que no lo parece: lo comemos, lo vestimos, lo habitamos o
interactúamos sexualmente con él (caso de otro ser humano o del sexo virtual con la
computadora). O que sabemos que es nocivo pero no podemos dejar de consumirlo.
La experiencia con las drogas ilustra bien la experiencia fetichista cósica; y de
hecho el capitalismo actual integra la drogadicción –tanto legal como ilegal489– como un
aspecto importante de la economía y de la subordinación real del consumo bajo el
capital490. Fetichismo cósico incluido. En este punto de la historia la experiencia del
consumo de drogras ve duplicada la forma vicioso dependiente, una vez por sus efectos
inherentes y otra vez porque éstos se desenvuelven refuncionalizados por el fetichismo
cósico. Lo cual aunque parece lo mismo, tiene implicaciones. Así que las drogas
debieran cumplir con esta potenicación de su forma vicioso dependiente de experiencia.
Y lo hacen. Pasan a ser diseñadas industrialmente, surgen drogas nuevas cada vez más
potentes y diversificadas: LSD, cocaína artificial, poppers y “drogas de diseño” cada
vez más sofisticadas.
El carácter metabólico real del fetichismo cósico nos lo muestra como un
doblete; por un lado, de la erotización de las cosas y por otro lado, de la famelización
489
Michael Schneider, Neurosis y lucha de clases. SXXI, México, 1979
490
Los peligros de comer en el capitalismo (Jorge Veraza, Coord.), Itaca, México, 2007.
362
491
Para abundar en torno del tema de la subsunción real del consumo bajo el capital y sus ejemplos. Cfr.
Jorge Veraza U, La Subsunción real del consumo bajo el capital. Itaca, México, en imprenta.
363
492
Es esta una forma desarrollada del “no lo saben pero lo hacen” del que habla Marx. K. Marx, El
Capital/t.I; capítulo 1, § “Al equiparar entre sí en el cambio como valores sus productos heterogéneos,
equiparan recíprocamente sus diversos trabajos como trabajo humano. No lo saben, pero lo hacen [43]. El
valor, en consecuencia, no lleva escrito en la frente lo que es. Por el contrario, transforma a todo producto
del trabajo en un jeroglífico social”. (p. 90).
364
De ahí que se genere una ideología de la muerte493 y se desarrolle cada vez más
con presencia no sólo fisiológica sino aún de ciencias especializadas, como la
psicología, la biología y la genética o la antropología (de Mauss a Georges Bataille y
Marshall Salhins etcétera) y la economía (en clave neoliberal). Ideología de muerte
sustentada en el fetichismo de la mercancía, en el del capital y en el valor de uso nocivo
capitalista y su fetichismo cósico; así como en la familia patriarcal monogámica cada
vez más restringida, primero, y después cada vez más distorsionada y disgregada en
relaciones de singles, de gays y swingers etcétera; en fin, de relaciones propias de una
comunidad doméstica capitalista complejizada adecuada a la acumulación de capital
493
Herbert Marcuse, así la denuncia. Cfr. su “Ideología de la muerte”
366
mediante subordinación real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital cada vez
más sofisticada, para la cual la familia monogámica es una figura insuficiente
económica y éticamente hablando porque ese aparato tecnológico exige el trabajo de la
mujer y no sólo el del hombre –anterior propietario privado de la familia– y la larga
preparación de fuerzas de trabajo de los hijos o la flexibilización de todas las fuerzas de
trabajo sin que puedan tener empleo estable, base de una familia etcétera y de unos roles
sexuales bien diferenciados y polarizados494. Así que la privatización de la familia
genera una psicología privatizada edípica que se acompasa con la experiencia tanática
del fetichismo de las mercancías, del propietario privado y del consumidor de valores de
uso nocivos capitalistas; y la disgregación de la familia y la concomitante
recomposición de la comunidad doméstica capitalista no abole dicho Edipo sino que lo
complejiza y pervierte amén de generar mil variantes del mismo. La psicología
privatizada edípica es cada vez más tanática de suyo y engrana con el doble tanatismo
de la experiencia cotidiana del fetichismo cósico ultramoderno. Experiencia cada vez
más plagada emocionalmente, dada la creciente tasa de frustración artificialmente
producida en nuestras relaciones sujeto-objeto y sujeto-sujeto; pues “al retener e
inmovilizar la energía libidinal, la coraza caracterial la convierte en energía corrupta, en
energía DOR «secuestrada» en los anillos de la coraza”495
496
Cfr. páginas finales del presente libro
497
Cfr. capítulo siguiente del presente libro
368
Pero además de este cuádruple trazo indeleble llevado a cabo por Wilhelm Reich
y recién aludido por nosotros ¿pudo éste sacar las consecuencias políticas e histórico
universales del mismo como para estar a la altura de los tiempos, tanto del 68 como del
siglo XXI o retrocedió o trastabilló en este punto? Hay quien así lo cree y retoma sólo al
Reich marxista anterior a 1934, el que llegara a la alta cumbre científica y política que
369
emblematiza Psicología de masas del fascismo;498 así que echando por la borda la teoría
orgonómica, mediante la cual el propio Reich quizó desarrollar la función del orgasmo
que fundamenta, precisamente, su Psicología de masas del fascismo. Hay quien, por
otro lado, en vista de recuperar la teoría orgonómica, echa por la borda al Reich de la
Psicología de masas del fascismo, lo asuma como el “Reich marxista” o no.499
Evidentemente en estas dos maneras de tratar de resolver el problema se
escenifican dos maneras de mutilar el pensamiento de Reich. Lo que puede ser
interpretado como una intervención tanática de las formas ideológicas contemporáneas
–una con signo de izquierda y otra de derecha– en el corpus de la obra de Reich. O, en
su defecto, en el propio pensamiento de Reich y que lo llevó a autodestruirse
parcialmente respecto de los alcances logrados en 1933, aunque añadiendo nuevos
aportes pero que no pudo integrar con su posición previa. Tendríamos así, un Reich
anterior a 1933 y otro posterior de manera análoga a como tenemos un Freud anterior a
1920 y otro dualizado y tanatizado posterior a esta fecha. Y así como Freud nunca
renunció a su teoría sexual quizá tampoco Reich renunció jamás al marxismo o, mejor
dicho, a los aportes del pensamiento de Marx que Reich retomó para el suyo propio;
pero en analogía con la introducción freudiana de la pulsión de muerte –acción explícita
que REich de ninguna manera podría haber llevado a cabo dada su oposición de
principio a la misma– en Reich verificaríamos una posterior distorsión de lo que
recuperara de Marx, así como una franca denegación de la política y un correspondiente
callejón sin salida de sus propias posiciones.
En realidad tenemos todavía un tercer caso de interpretación de la obra de Reich
más complejo y en el que al parecer se introduce, también, de manera más compleja el
aspecto tanático mutilador de la ideología de dominio actual, al tiempo en que intenta
enérgicamente combatirla incluso cuando cree verla apersonarse en los escritos de
Reich. Es el caso de Luigi de Marchi,500 quien busca recuperar integralmente a Reich,
por la vía de asumir la teoría orgonómica reichiana desarrollada entre 1934 y 1957,
precisamente, como el fundamento para una nueva perspectiva histórico universal pero
498
Caso ejemplar al respecto es el de Sinelnikof, La obra de Wilhelm Reich.SXXI, México, 1975.
499
La mayor parte de los terapeutas reichianos de diversas corrientes actuales que recuperan la
vegetoterapia y la bioenergética reichiana y que nada quieren saber de política y, en la mayoría de los
casos, comercializan el aporte reichiano constituyen el variado ejemplo al respecto. Se trata de los
seguidores de Alexander Lowen (Bioenergética. Ed. Cit), de Jonh C. Pierrakos y su esposa Eva Pierrakos
(No temas el mal: el método. Pathwort para transformar el ser inferior. Pax, México, 1994 y Del miedo
al amor, Pax, México, 1995) y otros.
500
Luigi de Marchi, Wilhelm Reich. Biografía de una idea. Así como previamente vease su Repressione
sessuale e oppressione sociale, Sugar, Milán, 1965.
370
en la que no cabe la política ni tampoco puede ser política la vía para la construcción de
una nueva sociedad; o bien creyendo ir más allá de Reich –aunque retomándolo– se
recupera una versión de política presuntamente desalienada y que, por eso mismo, no
debe contener al marxismo. Se pretende así rescatar al Reich de la Psicología de masas
del fascismo pero entendiendo que en el prólogo a la última edición de esta obra, Reich
modificara su perspectiva de 1933 con lo que, de hecho, revocara su previo marxismo
etcétera. De Marchi, proponiéndose rescatar integralmente a Reich procede, según
vemos, a mutilar un aspecto decisivo de la obra de Reich; pero justifica implícitamente
este proceder señalando que el propio Reich ha llevado a cabo esta mutilación a través
de lo que nombra ser un proceso evolutivo. Aunque, bien mirada la cosa, esta
“evolución” involucra una auténtica “ruptura” –que de Marchi ubicaría hacia 1940, con
la estancia de Reich en EU– si bien preparada en las posiciones de 1934 a 1940
reflejadas en sus escritos correspondientes.
No está por demás decir que el libro de Luigi de Marchi sobre Wilhelm Reich se
editó por vez primera en italiano en 1970.501 De tal manera que de Marchi bien pudo
tener ante si libros de Loui Althusser como La revolucion teórica de Marx (1965) y
Para leer El Capital (1968) en los que la evolución teórica de Marx es captada,
digamos, tanáticamente pues conteniendo una ruptura epistemológica entre el joven
Marx (1839 a 1846) y el Marx maduro (1846 a 1883), siendo éste último el propiamente
marxista científico superador de la ideología burguesa. Ciertamente el esquema del
desarrollo reichiano que nos comunica de Marchi presenta inquietantes analogías con el
modo Althusseriano de captar el desarrollo marxiano. Más allá de las mismas es
necesario discutir la perspectiva política del último Reich y sólo acercándonos
directamente a su obra podemos decidir cuál de las posturas antedichas de la misma es
la justa o si ninguna lo es y deberemos elaborar otra etcétera. En todo caso ¿Cómo
contestó Reich al dominio capitalista omnilateral? Para responder debemos pasar al
siguiente capítulo.
501
Wilhelm Reich, biografia di un´ idea; Sugar Editore, Milan 1970.
371
502
Es el caso de la forma salario cuya apariencia encubre la explotación de plusvalor de la que el
capitalista hace objeto al obrero, según denuncia Karl Marx en el capítulo XVII del tomo I de El Capital
“Se comprende, por consiguiente, la importancia decisiva de la transformación del valor y precio de la
fuerza de trabajo en la forma del salario, o sea en el valor y precio del trabajo mismo. Sobre esta forma de
manifestación, que vuelve invisible la relación efectiva y precisamente muestra lo opuesto de dicha
relación, se fundan todas las nociones jurídicas tanto del obrero como del capitalista, todas las [658]
mistificaciones del modo capitalista de producción, todas sus ilusiones de libertad, todas las pamplinas
apologéticas de la economía vulgar […]Por lo demás, con la forma de manifestación "valor y precio del
trabajo" o "salario" a diferencia de la relación esencial que se manifiesta, esto es, del valor y el precio de
la fuerza de trabajo ocurre lo mismo que con todas las formas de manifestación y su trasfondo oculto. Las
primeras se reproducen de manera directamente espontánea, como formas comunes y corrientes del
pensar; el otro tiene primeramente que ser descubierto por la ciencia. La economía política clásica
tropieza casi con la verdadera relación de las cosas, pero no la formula conscientemente, sin embargo. No
podrá hacerlo mientras esté envuelta en su piel burguesa” (K. Marx, El Capital/t.1. Capítulo “XVII. El
salario”. SXXI, México, 2003. pp. 557 y 600.
372
503
V.I. Lenin, El imperialismo. Fase superior del capitalismo. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú,
1960.
504
Wilhelm Reich, Psicología de masas del fascismo. Bruguera, Barcelona, 1980.
505
Este concepto no se encuentra en Wilhelm Reich pero es su contorno lo que perfila su Psicología de
masas del fascismo (1933).
373
506
Ibid.
374
507
Para una semblanza del desarrollo científico de la psicología de masas cfr. Sergei Moscovici, La era
de las multitudes. FCE, México, 1980. El autor aborda magistralmente los aportes de Le Bon, Tardé y
Freud pero desafortunadamente el decisivo aporte reichiano es tocado sólo de pasada y mal. d
508
Modju como conjunción de Mocénigo –aquel que vendió a Giordano Bruno al Santo Oficio– y
Djugasvili Stalin, Mo por Mocenigo y Jdu (Modju) por Djugasvili, el apellido de Stalin, como aquel que
se encumbró encima del proletariado revolucionario ruso, encima del partido, encima del Estado etcétera
y pasó a matar a la vieja guardia de revolucionarios bolcheviques –sus antiguos camaradas– hasta llegar
al asesinato de Trotsky.
375
512
Wilhelm Reich, Psicología de masas del fascismo. Bruguera, Barcelona, 1980. p. 27.
513
K. Marx, “En Torno a la Crítica de la Filosofía del Derecho” En La Sagrada Familia. Grijalbo,
México, 1968. Este pasaje impresionó desde muy joven a Reich que lo comenta en el cuerpo del primer
capítulo de su Psicología de masas del fascismo “La ideología como poder material”, título en el que se
recupera la tesis correspondiente de Marx de La ideología alemana de 1846.
380
En lo que sigue comentaré en detalle los últimos cinco párrafos del Prólogo a la
tercera edición de Psicología de masas del fascismo en vista de precisar tanto la línea
fundamental de la crítica de la política de Reich como sus deficiencias generales.
514
Según se desprende del capítulo primero de Psicología de masas del fascismo concordante con la
posición general del prólogo a la tercera edición de ésta obra.
381
que soportaron todo eso. [5] Que esta freudiana dicha estructura sería innata e
estructura no sea innata, sino que haya imposible de superar, mientras que la
sido engendrada social y educativamente denuncia reichiana de una estructura de
no modifica sus efectos, pero permite la dominio más compleja que la que
salida de la reestructuración hacia la descubre el marxismo vulgar “permite la
libertad. salida […] hacia la libertad” mediante
En el estricto y buen sentido [6] el una estrategia que supere a la de dicho
punto de vista de la biofísica sexo- marxismo impotente tanto en Alemania
económica es, por tanto, infinitamente como en la URSS para superar ora al
más radical que el de los marxistas fascismo ora al capitalismo.
vulgares, si por radical se entiende el «ir a Ad. [6] Con razón Wilhelm Reich
la raíz de las cosas». señala que ha superado con su estrategia
política libertaria al marxismo vulgar;
porque lo ha superado primero en cuanto
al esclarecimiento de la estructura de
dominio efectiva de la realidad social
contemporánea. Y lo supera científica y
políticamente en un sentido concordante
con Marx, aunque irreductible a él dado
que no pudo conocer los fenómenos
históricos sintetizados en el fascismo.
515
Jorge Veraza U,Para la crítica a las teorías del imperialismo. Itaca, México, 1987.
383
(ad. [1]) olvida aludir al magro desarrollo de las fuerzas productivas técnicas
prevaleciente en Rusia –en tanto valor de uso geopolítico específico– en tanto factor que
determinó la imposibilidad de fundar en ella el socialismo a través de la Revolución de
Octubre de 1917. Sólo explica el despropósito de la política de intención revolucionaria
bolchevique –al construir capitalismo de Estado en vez de socialismo– remitiendo al
carácter autoritario e indefenso de las masas; factor de peso que hace bien en ubicar
Reich por vez primera en la historia de los análisis de la revolución rusa pero que no por
ser introducido en el análisis obliga a olvidarnos de los referidos factores también
materiales que condujeron de manera contrafinalista a la Revolución de Octubre.
Reich señala con razón el nuevo ingrediente místico caracterológico del
fascismo pero en analogía con la teoría del imperialismo de Lenin –que deslee el papel
de la continuidad del desarrollo de las fuerzas productivas técnicas en el desarrollo
histórico capitalista a favor de una ruptura o cambio cualitativo de fase– lo desconecta
respecto del nuevo tipo de máquinas y fuerzas productivas técnicas en general que fue
desarrollando el capitalismo desde mediados de 1850 y del que dependió la
remodelación monogámica de la comunidad doméstica capitalista propia de la Alemania
nazi con su nueva forma de vida moderna, con nuevos valores de uso tanto culturales
como de la civilización material. Pero fue en este nuevo mundo de valores de uso
subordinados realmente bajo el capital en el que germinó el nuevo carácter místico
autoritario, pasando a primer plano de la vida política la psicología de masas del
fascismo en términos de manipulación represiva de la economía sexual de las mismas
(objeto teórico de la Psicología de masas del fascismo de Reich). De hecho, el factor
milenario precapitalista del carácter autoritario pudo articularse con la economía
capitalista industrial –y así sintetizarse de manera compleja la escasez milenaria
precapialista con la escasez artificialmente producida por el capitalismo maquinístico
gran industrial– sí, ambos factores pudieron articularse mediante la subordinación real
del consumo bajo el capital en tanto complejización de la subordinación real del proceso
de trabajo inmediato bajo el capital suscitada en el curso de un desarrollo continuo sin
ruptura ninguna –valga la redundancia ante el rupturismo de la teoría del imperialismo–
de las fuerzas productivas técnicas capitalistas.
Es decir, no trato de cuestionar aquí la pertinencia del descubrimiento de Reich
acerca del papel preponderante que tuvo en la política fascista la cuestión sexo
económica ni su descubrimiento de que la economía sexual forma parte de la base
material de la sociedad junto con las fuerzas productivas ténicas. Argumento que supera
384
516
Jorge Veraza U, “El Materialismo Histórico en El Orígen de la Familia, la Propiedad Privada y el
Estado” Revista itaca no. 2. Otoño de 1984.
517
Jorge Veraza U, Para la crítica a las teorías del imperialismo. Ed. Cit.
385
518
Cfr. Wilhelm Reich, “Las masas y el Estado” en Psicología de masas del fascismo.
519
Ibid p. 27
387
zorro” (de trescientos) y, precisamente, en el interior de dicha cueva. Esto es, del
capitalismo a la hora del fascismo del siglo XX. Tiene razón si no implica con su tesis
correcta, el que la política revolucionaria pierde sentido a favor sólo de la terapia
bioenergética; tal y como equivocadamente han interpretado muchos reichianos las tesis
del último Reich, en un sentido concordante con el Freud culturalista y tanatista que
precisamente Reich se dedicó con ahinco a criticar.
“Hay que considerar el descubrimiento de la democracia laboral biológica
natural en las relaciones humanas internacionales como la respuesta al fascismo. Esto
a pesar de que ningún economista sexual, biofísico orgánico o demócrata laboral
contemporáneo pudiera llegar a ver su realización completa y su victoria sobre la
irracionalidad en la vida social”.520 Esta respuesta integral y radical al fascismo de la
que habla Reich es la clave de la crítica de la política de Reich llevada a cabo a partir de
1933 hasta su muerte. Pero una interpretación fascista comercialista y apolítica de
aspecto liberal democrático se ha encargado de distorsionar el gran aporte reichiano a la
crítica de la política que apunta a liberarla y no a abolirla; aunque desafortunadamente
echando mano de expresiones equívocas que leídas con mala fe parecen decir que la
política libertaria es imposible porque toda política estaría apestada emocionalmente.
Vayamos al fondo de estos despropósitos.
520
Ibid.
521
“Freud había intentado aplicar a las fuentes de vida los conceptos psicológicos derivados de la
investigación psicoanalítica. Eso llegó inevitablemente a la personificación de los procesos biológicos y a
la rehabilitación de conceptos metafísicos que anteriormente habían sido eliminados de la psicología. Al
estudiar la función del orgasmo, yo había aprendido que en el dominio somático no es admisible pensar
en términos derivados del dominio psíquico. Cada proceso psíquico tiene, además de su determinación
388
Ahora bien, el método científico guarda una relación esencial con la política. En
efecto, el método científico es el camino que seguimos para comprender la realidad, el
modo en que la abordamos en vista de sortear las apariencias y establecer las
conexiones internas que la constituyen y, así, determinar la estructura de las formas de
movimiento de los fenómenos y, aún, la ley del mismo a través de correlacionar dichas
formas. Con lo que el conjunto de la realidad puede ser explicado y cada aspecto
determinado en el contexto concreto en el que funciona. Se trata del modo en que el
pensamiento se apropia la realidad y que, como se ve, debe seguir un camino análogo al
de la acción práctica mediante la cual la transformamos. Pues si podemos imaginarla522
de un solo golpe o al emocionarnos experimentar una transformación masiva de la
realidad523 que si antes nos deprimía ahora nos entusiasma etcétera, el develamiento de
la verdad necesariamente va por partes como la práctica que intenta transformar
cualquier sector de realidad. De tal manera que el método –como la forma de incidir del
pensamiento en la realidad– codifica teóricamente el camino práctico para
transformarla. De suerte que en las ciencias sociales el método de pensamiento
concentra la estrategia política implícita o explícita que éste o aquel científico social se
propone en vista de transformar las relaciones sociales existentes.
Al respecto, el método científico crítico de Marx es ejemplar, y a El capital.
Crítica de la Economía Política no hay que añadirle la la política como tema externo
sino que además de contenerlo explícitamente en señalamientos determinados de sus
diversos pasajes, su misma arquitectura discursiva codifica la posición política de su
autor.524 Como lo muestra por ejemplo, el tomo III, donde las primeras tres secciones se
dedican a la exposición de la ganancia del capital industrial, la distribución de la misma
y su ley de desarrollo. Logrando, así, Marx explorar críticamente el dominio del capital
industrial en la sociedad burguesa precisamente por haberlo conquistado en la base
económica de la misma; la sección cuarta expone el capital comercial, la quinta el
capital a interés y la sexta la renta de la tierra; todas formas económicas que en la
sociedad burguesa derivan de la ganancia industrial así que le están subordinadas al
capital industrial; y, en particular, al hecho de que este explote plusvalor a la clase
casual, un significado en función de una relación con el medio ambiente. A eso correspondría la
interpretación psicoanalítica. Pero en el dominio fisiológico no hay tal “significado”, y no puede
presumirse su existencia sin volver a introducir un poder sobrenatural. Lo viviente simplemente funciona,
no tiene “significado”. W. Reich, La función del Orgasmo. Ed. Cit. p. 207.
522
Jean Paul Sartre, Lo imaginario, Losada, Buenos Aires, 1964.
523
Jean Paul Sartre, Bosquejo para una teoría de las emociones. Alianza, Madrid, 1971.
524
Jorge Veraza U, “Karl Marx y la política”. Política y Estado en el pensamiento moderno”,
Universidad Autónoma Metropolitana, México 1996, pp. 213-250.
389
obrera. La sección séptima, “Las Rentas y sus Fuentes”, cierra el tomo III con el
capítulo sobre las clases sociales: la burguesía, los terratenientes y el proletariado cuyas
luchas en torno a la riqueza socialmente producida y por el poder político de la sociedad
queda contextualizada por el dominio de la burguesía industrial sobre el resto de
sectores de la burguesía relacionados a las formas de capital de las que derivan sus
rentas. Y los terratenientes que luchan contra la burguesía en su conjunto no pueden
sino, al hacerlo, establecer los términos de distribución del conjunto de las ganancias y
plusganancias producidas por el capital industrial; así que éste antagonismo logra, sin
embargo, cincelar la cadena de dominio unitaria sobre la clase proletaria. Como se ve,
esta exploración científico crítica sugiere para el proletariado posibles alianzas en la
lucha política pero, también, los límites de las mismas sea con sectores de la burguesía
sea con la clase terrateniente y la necesidad de ir conformando una organización política
autónoma. Pues la emancipación del proletariado no podrá ser obra, finalmente, más
que de si mismo. Si recordamos, “la autoemancipación del proletariado” es la tesis
política central del Manifiesto del Partido Comunista de 1848. Misma que El Capital
logra establecer puntualmente, arraigándola en todos y cada uno de los factores
esenciales de la realidad capitalista según los ha podido determinar Marx capítulo a
capítulo en sus tres tomos.
De tal manera que cuando Wilhelm Reich establece que “el amor, el trabajo y el
conocimiento son los manantiales de nuestra vida. También deben gobernarla”, señala
una verdad científica metódicamente construida en el cuerpo de toda su obra y con base
en dicha verdad establece una política que implícitamente ubica como enemigos a los
factores externos al amor, el trabajo y el conocimiento que sin embargo quieran dominar
nuestra vida y al amor, al trabajo y al conocimiento, manantiales de la misma. Por ende,
determinar la postura metodológica de Reich nos aclarará los límites y alcances de sus
posiciones políticas. Comencemos nuestra exploración citando a Reich:
enfrentarme con los problemas de los comienzos de mi labor, los problemas del
mecanicismo [con su tendencia a aislar unos fenómenos de la realidad respecto de otros,
en particular los aspectos somáticos respecto de los aspectos psicológicos] y del
vitalismo [que atribuye finalidades trascendentes a los fenómenos biológicos meramente
funcionales. Y bien, respecto de estos complejos problemas nos dice Reich:] Eludí
formular una respuesta especulativa, pero aún no tenía un método para resolver
correctamente el problema.”525 Es decir, Reich ya se posiciona teóricamente respecto de
éstos referentes e involucra, implícitamente, una posición política acorde; observando
que deberá proceder a consolidar su posición teórico metodológica. Con lo que la
política acorde también se concretará sea que Reich la despliegue o no. Pero dado el
carácter explícito, sistemático y orgánico de la reflexión reichiana y en el curso de sus
descubrimientos científicos deberemos esperar consecuencia en su posición política
respecto de su posición científico metodológica. A renglón seguido de la reciente cita
Reich nos ubica ya en el corazón de la forja de su metodología:
“Conocía el materialismo dialéctico, pero no sabía cómo aplicarlo a la
investigación en las ciencias naturales. Si bien es cierto que había dado una
interpretación funcional a los descubrimientos de Freud, la inclusión del fundamento
fisiológico de la vida psíquica hacía surgir un nuevo problema, relativo al método
correcto.”526
Este párrafo establece cierta relación no completamente determinada entre el
“método correcto” al que alude Reich y el método del materialismo dialéctico. En
primer lugar, Reich diferencia entre el método dialéctico en general según él lo conoció,
por ejemplo en El Capital de Marx o en la obra de Friederich Engels La Dialéctica de la
Naturaleza etcétera y una versión particular del mismo que sería adecuada para las
ciencias naturales y aún más, para el singular terreno del “fundamento fisiológico de la
vida psíquica”. Lo que ha hecho creer a algunos que Reich –según ellos527– aplica
525
W.Reich, La función del orgasmo. p. 207.
526
Ibid.
527
“Por eso el fracaso de Reich reside no sólo en la torpeza economicista de la ortodoxia estalinista, sino
sobre todo en su propia incomprensión naturalista del psicoanálisis. Creía poder eliminart sencillamente
sus impurezas ideológicas, por ejemplo la hipótesis freudiana del instinto de muerte y destilar la ciencia
«pura» de la naturaleza «instintual del hombre»” Cfr. Michael Schneider, Neurosis y lucha de clases. Ed.
Cit. P. 76. En realidad Schneider nunca fundamenta estas afirmaciones. Junto con Roger Dadoun
malentiende el carácter genital propuesto por Reich y sobre la base de esta incomprensión pretende
criticarlo con base en aceptar la pregenitalidad presuntamente subversiva del Marcuse de Eros y
civilización. (pp.73 a 76) Como se ve la discusión al respecto es de por si compleja pero desde ya se
muestran las distintas capas “geológicas” que involucra la posición de Schneider quien presupone que
Dadoun, Marcuse o Helmut Dahler ya han fundamentado sus respectivas críticas a Reich retomadas por
391
“El concepto de que los procesos psíquicos y somáticos [no influyen entre sí
sino que] son mutuamente independientes [lo que implicaría una posición inversa a la
arriba criticada por Reich], y que sólo están en “acción recíproca”, lo contradice la
experiencia diaria”. Este punto es decisivo, porque Reich sale al paso de la
interpretación kantiana y neokantiana –muy en boga a la vuelta del siglo XIX al XX en
el campo de las ciencias naturales y sociales– de la acción recíproca, concepto decisivo
también del materialismo dialéctico.529 Así que al distanciarse Reich de estos factores
primero independientes que sólo a posteriori entran en acción recíproca mediando el
Schneider. El resultado es que Schneider ni fundamenta por cuenta propia las críticas que hace a Reich ni
comprueba efectivamente la presunta fundamentación suficiente de las críticas a Reich que retoma de
otros.
528
“Las leyes biológicas pueden aplicarse al dominio psíquico; pero lo inverso no es cierto. Eso hacía
necesria una evaluación crítica de los conceptos de Freud acerca de los instintos”. Ibid. p. 208. Pues Freud
retrotrae el finalismo psíquico de éstos hacia el núcleo biológico instintual.
529
Jorge Veraza U, Praxis y dialéctica de la naturale posmodernidad. Capítulo XIV “La Interacción en
Hegel y su Inversión Materialista”.
392
uno con el otro, apunta a un método de análisis científico diverso al neokantiano y quizá
aún diverso al materialismo dialéctico o a cierta interpretación de éste último.
Finalmente Reich redondea su idea del siguiente modo:
“No encontraba yo solución al problema. Sólo una cosa estaba clara: la
experiencia de placer, es decir, de expansión [energética del organismo, según la
determinó experimentalmente en 1935] está inseparablemente ligada al funcionamiento
de lo viviente”. Por donde el método correcto adecuado a éste sector de la naturaleza es
aquel que asuma cómo ambos funcionamientos –el de lo viviente y el de la experiencia
de placer– uno biológico y otro psíquico, uno objetivo y otro aparentemente sólo
subjetivo, son inseparables: están inseparablemente ligados, dice Reich.530 Y añade:
“En este punto, mi concepto de la función masoquista recientemente
desarrollado acudió en mi ayuda. Razoné así: la psique está determinada por la
cualidad, el soma por la cantidad [de energía]. En la psique el factor determinante es la
clase de idea o deseo, en el soma, en cambio, es la cantidad de energía en acción. Así,
psique y soma eran distintos. Pero el estudio del orgasmo demostraba que la cualidad
de una actitud psíquica dependía de la cantidad de excitación somática subyacente. La
idea del coito y del placer que éste produce es intensa, llena de vida y color, en un
estado de fuerte excitación somática. Después de gratificado el deseo, empero, la idea
sólo puede ser reproducida con dificultad531. Se me antoja una ola marina, la que,
alzándose y cayendo, determina los movimientos de un trozo de madera que flota en la
superficie. Era sólo una vaga idea de que la vida psíquica emerge del proceso
biofisiolófico fundamental y se sumerge en él, según la etapa del proceso. La semejanza
530
Un problema parece colarse en esta intervención de Reich. Si él interpreta de manera sólo mediatizada
la acción recíproca y por eso la critica o se distancia de ella, es que la interpreta en la clave neokantiana y
su distanciamiento sirve para safarse de esta perspectiva; pero si al mismo tiempo Reich asume que la
acción recíproca es un concepto propio del materialismo dialéctico, creerá que rechazándola en esta
acepción mediatizada de la misma también lo hace respecto del materialismo dialéctico. Sin embargo,
este concibe la mediación recíproca entre los procesos –por ejemplo psíquico y somático– sólo sobre la
base de que existe de antemano una acción recíproca inmediata. Misma que, en realidad, correspondería
con la unidad funcional inmediata o inseparablemente ligada que Reich atribuye a dichos procesos. Así
que creyendo distanciarse del materialismo dialéctico en realidad estaría desarrollándolo y, precisamente,
en una versión no mecanicista ni neokantiana del mismo; pero, desafortunadamente sin plena conciencia
de lo que estaría haciendo. Lo que no dejaría de tener consecuencias tanto metodológicas como políticas.
531
Aquí Reich vincula cantidad y cualidad; el orgasmo vincula, así, soma y psique. Y, precisamente,
según el principio dialéctico de transformación de la cantidad en cualidad. El núcleo de la relación entre
la biología y la psicología humana, entre soma y pisque es el orgasmo, de ahí sus funciones para la sanía
mental, según las descubre la función del orgasmo. Pues bien, el núcleo de la relación soma/psique que es
el orgasmo, al sintetizar cualidad y cantidad logra establecer lo que con precisión se denomina una
medida (una cualidad que se ofrece en cierta cantidad). (cfr. Hegel Ciencia de la lógica, concepto de
medida). De la cual depende la constitución precisamente del nuevo ámbito inaugurado por sobre el
soma, la psique específicamente humana.
393
532
Ibid. pp. 207-208.
533
Ibid. p. 208.
394
534
Jean Paul Sartre, Bosquejo para una teoría de las emociones. Ed. Cit.
535
K. Marx, Introducción general a la crítica de la economía política (1857) § 2“La relación general
entre la producción, la distribución, el intercambio y el consumo”
536
Ibid.
537
K. Marx, Introducción general… § 2
395
éste último no puede accederse si no existe el mediato. Pero vimos a Reich criticar más
arriba la acción recíproca por concebirla unilateralmente de modo mediatizado, esto es,
en clave neokantiana pero creyendo, quizá, que en esto consiste en cuanto tal la acción
recíproca; también la enarbolada por el materialismo dialéctico. De tal manera que el
inmediatismo energético de Reich le hace desleer y a veces aún perder las diferencias
sustanciales, materiales538, y con ello la mediación entre las mismas.
En efecto, Reich se atiene a una unidad inmediata funcional sin distinguir los
tres tiempos que observamos en el método dialéctico de Marx. Al parecer por la
desconfianza al descoyuntamiento que implica la diferencia de los momentos que pasan
a mediar en el segundo tiempo. No está por demás señalar que a nivel político la
mediación y la negociación fácilmente se convierten en componendas en las que los
principios se manchan y que todo proceso de reformas si bien no es degradado de por si,
peligra en caer en este tipo de degradación. De suerte que el radicalismo político de
Reich lo conduce intuitivamente a separarse de toda componenda y degradación de los
principios, a desconfiar de la mediación que termina por descoyuntar completamente la
unidad de la clase sometida en lucha contra la dominante precisamente porque la
negociación la somete a ésta última. Y esto lo testificó Reich no sólo en un momento
como cualquier otro de la vida de la sociedad burguesa sino en el momento del nazismo
hitleriano, ante el cual vio someterse de diversos modos no sólo al liberalismo y a la
socialdemocracia sino, aún, a los partidos comunistas; y precisamente al tiempo en que
Sigmund Freud descoyuntaba la unidad libidinal de la psique y de lo viviente
imaginando un principio de muerte autónomo que servía de justificación al nazismo y a
todo fascismo; y veía a Freud expresarse retorcidamente en El yo y el ello (1923) y en
Inhibición, síntoma y angustia (1925-26) así como en El malestar en la cultura (1930)
sí, lo veía mediatizar a Eros con Tánatos en vista de fingir una unidad psíquica que de
hecho había descoyuntado de entrada. La contraargumentación teórica reichiana
políticamente inspirada de modo libertario tenía que lograr mantener la unidad de
principio metódicamente en acuerdo a la estructura de los hechos y no sólo por voluntad
política libertaria.
De tal manera, Reich construye un método funcional en el que la unidad
inmediata y por principio de los fenómenos alcanza a contener aspectos de la unidad
absoluta y de realización de los mismos aunque sin distinguir los dos momentos: el
538
Cfr. W. Reich, “Ether, God and Evil: Cosmic Superimpotition” (Farrar, Straus & Giruox, NY,1973) a
propósito del origen de la autoconciencia en el Orgón cósmico.
396
539
Wilhelm Reich, La función del orgasmo
397
cuanto tal- para reconducirse una y otra vez a la unidad energética esencial inmediata y
sólo desde allí proceder a elaborar la estrategia libertaria. La fuerte tendencia
anticapitalista y proletaria de Reich se mantiene en sus actitudes y aseveraciones
diversas pero, al momento de formalizar metódicamente sus ideas políticas tiende a
construir expresiones paradójicas para denegar las figuras alienadas de proletariado, del
líder, de la lucha clasista, etcétera y en fin de política; expresiones paradójicas que si
mantenemos la unidad de la experiencia vivída del propio Reich a través de los años
entenderemos en su sentido revolucionario, proletario y anticapitalista pero que si
perdemos esta unidad es fácil creer que ya no son proletarias ni anticapitalistas aunque
sean antifascistas. Evidente equívoco que da pie a una cierta figura de anarquismo que
no quiere saber de lucha de clases aunque se encargue de desplegar diversas formas de
política libertaria o, bien, que da pie a una suerte de liberalismo para el que las
posiciones antifascistas de Reich tienen el sentido de fortalecer la libertad individual
pero no deben de mover a la realización de una crítica del fascismo ni de una política
práctica concordante porque el hacer política aliena al que la hace no sólo en general
sino, precisamente, en un sentido fascista y plagado.
El apoliticismo muy favorable a hacer negocios comerciales con las terapias
reichianas será el resultado continuo de estos despropósitos al interpretar las ideas
revolucionarias de Reich. Interpretación falaz que sin embargo está posibilitada no sólo
por las tendencias emocionales y políticas reaccionarias del intérprete sino por el
equívoco metódico presente en el texto de Reich. Y ello, paradójicamente, conforme
entre 1927 y 1957 Reich va perfeccionando cada vez más tanto en profundidad como en
complejidad su estrategia política antifascista, antitanática energéticamente fundada.
Evidentemente, una vez muerto Reich, el intérprete que lee el texto reichiano
como producto muerto y lo fija para sacar la conclusión de no combatir al capitalismo y
de no hacer una política concordante -aunque oscuramente denueste a todo lo que
parezca fascismo y plaga emocional- pierde el proceso vivo en el que Reich se había
enzarsado como científico al servicio de la humanidad en vista de safarla del mayor
peligro que ha sufrido en toda su historia, pierde el proceso vivo de construcción de una
estrategia política libertaria antifascista consecuente y radical. Hace de lo vivo algo
muerto y de Reich lo opuesto a Reich aunque señalando que para ello se atiene a lo que
Reich mismo dice. De ahí la necesidad de descubrir el origen metódico de los
despropósitos en la expresión de Reich. Mismo que ciertamente le fue cerrando el
horizonte a Reich de modo desesperante sin que, no obstante, esto llegara a conclusión.
398
Luigi de Marchi en “Política: más allá del marxismo” falsea la evolución del
pensamiento de Wilhelm Reich –en particular en referencia a la política– al concebir
una evolución por etapas, cuando que se trata más bien de una profundización creciente
de la misma posición. En opinión de De Marchi, Wilhelm Reich en 1936, -según este
refiere en 1944 en el prefacio de la edición americana de The sexual revolution- para dar
cuenta de la ideología social pone en un mismo nivel los factores económicos con los
psicológicos; pero en 1944 –después de cuatro años de estancia en EU– le da más fuerza
a los factores psicológicos o de la estructura caracterológica.540 En efecto, señala: “de
estos breves fragmentos [citados por De Marchi del prefacio a la edición americana de
The sexual revolution de noviembre de 1944] se manifiesta claramente como Reich, del
economismo moderado por la psicología que entre 1927 y 1932 le llevó a militar
activamente en el partido comunista, y de la concepción de la revolución
‘psicoeconómica simultánea’ profesada durante los años de la Sex Pol [hasta 1936],
pasó durante el período americano a una afirmación explícita de la prioridad y de la
primacía de los factores caracteriales [según de Marchi desde 1944] y, por consiguiente,
de la revolución psicológica”.
En realidad, esta evolución etapista basada en un crecimiento cuantitativo de la
importancia de la psicología en el funcionamiento de la sociedad y de sus
transformaciones y que da por resultado rupturas cualitativas en el desarrollo del
pensamiento de Reich –extrañamente no registradas por ningún lado por él– es
insostenible.
En primer lugar, observemos que De Marchi no se atiene al estricto tema de la
ideología; que es el tema que Reich se encuentra dilucidando en este pasaje; y sugiere
que la postura de Reich se refiere tanto al funcionamiento de la sociedad como al de sus
540
Luigi de Marchi, Op. Cit. p. 411.
399
541
Citado por De Marchi, Op. Cit. p. 411
542
Wilhelm Reich en La revolución sexual. Citado por De Marchi, Op. Cit. p. 411
543
De Marchi p. 410
400
544
Citado por De Marchi, p. 412.
401
autoritaria… de esta forma, muchas veces, miembros de las clases dominantes dotados
de una estructura caracterial liberaria luchan, con el riesgo de su misma existencia, por
los derechos de todos los trabajadores contra dictadores que, entre paréntesis provienen
frecuentemente del proletariado…»”.545
La última parte de la cita [3] permite explicar sin dificultad la existencia de
personalidades como la de Wilhelm Reich que provenía de una familia acomodada rural
y luchó durante toda su vida adulta por los oprimidos; muy en especial por el
proletariado. Así como permite explicar la existencia de personalidades como la de los
fundadores del materialismo histórico: Karl Marx y, sobre todo Friederich Engels,
miembro de la burguesía y él mismo dueño de fábricas textiles en Manchester hasta su
muerte. Mientras que en la parte media de la cita que nos ocupa [2] vemos cómo el
propio Reich no renuncia a la determinación clasista de la sociedad ni a considerar la
lucha de clases para la dinámica de ésta pero critica una “sociología abstracta y
mecanicista” –pseudomarxista la llama en otros lugares– que quiere establecer la
explicación de la existencia de ideologías libertarias y autoritarias como un reflejo
directo de los factores económicos y por tanto también clasistas. Por supuesto tiene
razón también en observar que Marx no procede de ese modo abstracto y mecanicista.
De manera que el título de De Marchi “Política: más allá del marxismo” no tiene
sentido a menos que se señale explícitamente que por marxismo se entiende el
pseudomarxismo y para nada el pensamiento de Marx mismo. En realidad este autor
ofrece en sus diversos análisis de la ideología –tanto en La sagrada familia de 1844
como de La Ideología Alemana (1846) o de la Teoría crítica del plusvalor (1863)–
cómo es que las caracteristicas de la personalidad tanto emocionales como morales del
ideólogo son prioritarias para considerar sus inclinaciones ideológicas y sólo
mediadamente, debido a dichas características, es que el ideólogo coincide en la defensa
o en la crítica de los intereses económicos de ésta o aquella clase. El libro de Marx
Héroes del destierro (1852)546 ironiza las posiciones ideológicas precisamente de
diversos revolucionarios liberales y socialistas que participaron en la revolución de
1844. Y los ironiza debido a la manera en que, o bien traicionaron sus ideales previos o
manteniéndolos procedieron a “cobrarle a la revolución sus servicios” como forma
aminorada de negarla. Y bien, Marx explica en todos los casos dichas posiciones
545
Ibid
546
K. Marx, Héroes del destierro, Domés, México, 1981.
402
547
Para un comentario de este texto de Marx cfr. Jorge Veraza U, Revolución mundial y medida
geopolítica de capital. Itaca, México, 1999.
403
548
K. Marx “Prólogo” a la Contribución a la crítica de la economía política de 1859.
549
Cfr. Jorge Veraza U, “Karl Marx: Carta a su esposa” en Revista Críticas de la Economía Política.
Edición Latinoamericana, no. 18/19, México, 1981, pp. 82.
550
“Falsos y corruptos concibe el falso y corrupto mundo todos los caracteres. ¿Quién de mis muchos
calumniadores y viperinos enemigos me ha echado en cara tener vocación para representar un papel de
galán principal en un teatro de segunda clase? Y sin embargo es cierto. Si los infames hubieran poseído
gracia habrían pintado de un lado “las relaciones de producción y de tráfico” y al otro a mí a tus pies.
404
Por mi parte, para distinguir con nitidez ambos factores –el económico objetivo
y el social interactivo en cuya base estaría la sexualidad– los he conceptualizado como
correspondientes a fuerzas productivas técnicas los primeros y a fuerzas productivas
procreativas los segundos, según vimos más arriba.
Look to this Picture and look to that [vean esta imagen y vean aquella] –hubieran escrito debajo– pero
son desgraciados tontos y tontos permaneceran, por seculum seculorum [los siglos de los siglos]. Pasaje
de la carta de 1856 de Karl Marx a su esposa Jenny (Traducción de Jorge Veraza U) en Revista Críticas
de la Economía Política. Edición Latinoamericana. No 18/19, México, 1981, pp. 79 a 86.
405
551
He intentado un ejercicio explicativo de esta naturaleza en “Subsunción Real del Consumo bajo el
Capital y Proletarización de la Humanidad” Itaca, México, 1994. así como “La reestructuración de la
Comunidad Doméstica Capitalista y el Descontento Estudiantil”. Conferencia dictada en la Facultad de
Economía, UNAM, 1998. Así como para un carácter psicológico … en El perfil del traidor.Santa Anna
en la historiografía y en el sentido común. Itaca, México, 2000) Y en Para la historia emocional del siglo
XX/Capítulo 2, Parte I: “Lolita” (Itaca, México, 2004).
552
Citado por Luigi de Marchi, Op. Cit. p. 413
406
553
Ibid.
554
Subrayado mío. Citado por Luigi de Marchi (Op. Cit. p. 414) quien, por no registrar la distinción entre
forma y contenido del fenómeno global analizado por Reich, malentiende la intervención de éste en u
sentido antimarxista ajeno a Reich. Quien más bien se opone al pseudomarxismo pero que se dice
407
Por otro lado, Luigi de Marchi lleva a cabo una crítica adecuada de los
conservadores que se dicen reichianos555 por basarse en pasajes de Reich leídos de
modo torcidamente unilateral; así que De Marchi llega a la siguiente conclusión con la
que no podemos sino coincidir: “Es inútil continuar: es realmente demasiado doloroso
(y recuerda las páginas de Reich acerca de ‘las odiosas distorsiones de la verdad
orgonómica’) ver hasta qué punto han llegado a ser malentendidos los profundos
análisis reichianos sobre la matriz precisamente conservadora (religiosa, familiar y
política) de la ferocidad nazi fascista, las luchas de Reich durante treinta años contra el
‘sistema’ e incluso la pulverización final de la persona y de la obra de Reich por parte
de los aparatos ‘sanamente conservadores’ de la policía, de la justicia y de la nación
americana.”556
“marxismo”; o, si se quiere, coincide con buena parte del pensamiento de Marx que le parece
científicamente fundado, oponiéndose a tomar dicho pensamiento como objeto de fe correspondiente a
una corriente ideológica que se denominara marxismo.
555
Luigi de Marchi alude expresamente al discípulo de Reich Elsworth Baker enalteciendo su obra Man
in the Trap pero criticando sus juicios “psicopolíticos”, como los siguientes:
“El progresista tiene un carácter menos estable que el conservador y por lo tanto más propenso a
degenerar hacia la exageración y haci actitudes sociales destructivas… El progresista moderno
(colectivista) no es en realidad un progresista sino un colectivista… Su humanismo es en gran parte una
racionalización. Su preocupación por lo demás no es en modo alguno sincera, ya que en realidad es muy
agresivo y venenoso y su simpatía hacia el desheredado es una formación reactiva… El progresista es
esencialmente un ser gregario, un miembro de un rebaño, y depende del rebaño en cuanto a su seguridad
y a la expresión de sus necesidades… En su secreta rebelión contra el padre, se identifica con el
rechazado. Una de sus formas extremas es su indulgencia hacia el criminal, que él considera una moderna
e iluminada comprensión del mismo crimen… al mismo tiempo, los progresistas miran con desprecio
tanto a los militares como a los policías ya que: a) intentan defender la sociedad y no rebelarse contra ella,
y b) han escogido carreras no intelectuales sino agresivas… Que los militares y los policías le garanticen
su libertad y su bienestar personal (sic)… no suscita en él ningún sentimiento de gratitud ni de
admiración… (otro aspecto malo de la actitud progresista es su apoyo a la educación libertaria (sic)…
Reserva un interés mínimo o nula a la disciplina… desde la úlitma guerra mundial ha habido una nefasta
tendencia a inducir al niño a sentirse ciudadano del mundo, a despreciar el patriotismo, la dedicación a la
Patria y el respeto por los héroes de América… Los progresistas modernos hacen mucho ruido acerca de
la culpa de Hiroshima y Nagasaki… Callan el hecho que entnces la bomba fue considerada necesaria…
El progresista moderno es hostil al capitalismo. La razón aducida es que el capitalismo es cruel con él, ya
que es un sistema en el que cada uno debe luchar con sus solas fuerzas…” De Marchi añade: “Y,
viceversa, la simpatía hacia el conservadurismo no es en modo alguno disimulada”. Eximo al lector de la
larga cita correspondiente que De Marchi hace de Baker. (Op. Cit. P. 424.)
556
Op. Cit. p. 224.
408
557
De Marchi, Op. Cit. p. 422. Subrayado mío
409
lanzan a la peligrosa empresa liberadora. Así que para luchar auténtica y eficientemente
por la libertad sus partidarios deben adquirir dicho conocimiento desplegándolo con
base en un carácter genital auténtico. Ambas serían características del nuevo líder que
Reich espera forjar y que se autoforje, según lo anuncia en las páginas finales de El
asesinato de Cristo. El otro error de De Marchi es proceder a identificar simplemente
libertad con “libertad en la trampa” y atribuir esta confusión a Reich. Por eso lo
malentiende. Ahora sigamos con De Marchi cuando redondea su crítica a Reich
diciendo]: predicadores y apóstoles sin duda alguna ingenuos, pero a cuya predicación
debemos todos, Reich incluido, por lo menos la ampliación del margen de libertad de
expresión y, por lo tanto, la posibilidad del descubrimiento y de la divulgación de los
mecanismos profundos, abriendo por lo menos la posibilidad de una libertad verdadera,
fuera de la «trampa». [De Marchi tiene razón en este punto en señalar lo que dice; pero
no contra Reich. En todo caso Reich no solamente les debe a dichos “predicadores”
abonar “la posibilidad de una libertad verdadera” sino que el propio Reich sabe que él
sólo puede contribuir no a la construcción de la libertad completa sino sólo a las
condiciones de posibilidad para que ésta pueda ocurrir. Y entre otras cosas precisamente
estableciendo la distinción nítida entre los factores que caracterizan a la “libertad en la
trampa” y la libertad lograda. Si Marx estableció la diferencia entre la sociedad
propiamente humana y las sociedades pertenecienes a la “prehistoria de la humanidad” a
la que la sociedad burguesa pertenece558; y si estableció la diferencia entre la lucha por
la libertad que se pone en juego al interior de la lucha de clases en la “prehistoria de la
humanidad” y la superación de la lucha de clases advirtiendo, además, Marx, que en
esta descripción consiste su descubrimiento específico, pues la lucha de clases ya había
sido descubierta antes de él,559 tenemos que Wilhelm Reich retoma esta perspectiva de
superación de la lucha de clases y quiere abonarla estableciendo las condiciones
careacterológicas en las que se lleva a cabo la lucha de clases. Así, por ejemplo,
establece que “a diferencia del progresismo democrático, que representa el estrato
caracterial superficial, y del auténtico espíritu revolucionario que representa el estrato
más profundo, el estrato intermedio de los impulsos secundarios y perversos es
representado por el fascismo”.560 Así que Reich intenta superar esta estructura
caracterial en tres capas; y para ello señala los límites de la acción posible de cada tipo
558
K. Marx, “Prólogo” a la Contribución a la crítica de la economía política (1959)
559
Karl Marx “Carta a Weidemayer”
560
Luigi de Marchi, Op. Cit. p. 415.
411
561
Michael Schneider critica a Wilhelm Reich por biologizar y generalizar el fascismo sin ver que el
desarrollo histórico del capitalismo también lo ha sido del fascismo y que Wilhelm Reich más bien
especifica históricamente a este en 1944 más puntualmente; pero es que Michael Schneider es ciego a la
visión epocal de Wilhelm Reich como fascistización mundializada. De ahí el tenor de la crítica
equivocada de Michael Schneider a Wilhelm Reich. Michael Schneider, Op. Cit. pp 69 a 72.
562
Cfr. Federico Nietzsche, La genealogía de la moral. Así como el desarrollo de esta crítica de un modo
aforístico en el Así hablaba Zaratustra, libro que Reich leyera atentamente.
413
563
Ibid. pp. 420-421.
414
requieran de tanta explicación ni aclaraciones sofisticadas con los mil dimes y diretes y
las apostillas eruditas que en todo asunto controvertido pueden tener cabida.
Las repercusiones negativas de este procedimiento reichiano en el que se pierden
los matices no sólo es para los lectores de Reich que queden fijos en algún aspecto
unilateral de las paradojas que Reich expone, sino también para el propio Reich. Por
ejemplo para que se desespere al experimentar los sucesos históricos en los que su
propia vida se vio involucrada; se desepere, se enfurezca, desatine, actuando él mismo
contrafinalistamente aunque jamás pierda el ideal libertario, su reconocimiento por el
pensamiento de Marx así como la necesidad de llevar a cabo la tarea para perfeccionar
la estrategia política práctica para sacar a la libertad de la trampa que actualmente sufre.
Pérdida de matices que se revela en la reciente expresión donde dice que “el
socialismo ha llevado […] al desastre en Rusia”; porque, en realidad, no condujo al
desastre sino a un progreso capitalista de nuevo tipo en un país vasto y pobre. Lo que
implica grandes ambigüedades históricas positivas y negativas, no un desastre. Pero sí
desde cierta perspectiva el caso es el de un desastre: un desastre si comparamos con el
ideal buscado superador del capitalismo lo que realmente se construyó, incluidos los
asesinatos innumeros y los desastres humanitarios ocasionados por Stalin etcétera.
Ahora bien, acerca de que éste desastre fue ocasionado “en una proporción
exacta a la seriedad con que fue tomado el ideal socialista”, esta afirmación no deja de
ser correcta históricamente hablando. Así fue, pero es la lógica implícita de Reich la que
es incorrecta en este caso; porque parece atribuirle el desastre a la idea socialista cuando
que él mismo ubica el núcleo del problema no a nivel de las ideas sino de los muy reales
factores caracterológicos puestos en juego. Pero incluso si los añadimos y los ponemos
en primer lugar para safarnos de la equivoca expresión reichiana del párrafo citado, el
problema histórico no queda ubicado en sus rasgos esenciales de manera completa.
En efecto, los sentimientos socialistas, han desembocado en stalinismo […] en la
medida en que la idea socialista ha sido tomada en serio, precisamente porque en
haciéndolo no se ha atendido a las condiciones económicas concretas vigentes por
ejemplo en Rusia; en especial en lo correspondiente al magro desarrollo de las fuerzas
productivas técnicas. Creyéndose que por simple voluntad se podía aplicar la fuerza
sobre la palanca de la historia para saltar desde el peculiar modo de producción asiático
prevaleciente en Rusia, parasitado por el capitalismo en tanto sobreestructura
415
564
Efectivamente como sobreestructura señala Marx en este caso –no un conjunto de ideas o la política y
el derecho de un país sino- la existencia del capitalismo en la Rusia zarista de 1881 en los borradores que
hizo para la redacción final de la breve carta que dirigio a Vera Zazulich en 1981. Cfr. Karl Marx, El
porvenir de la comuna rural rusa en Escritos sobre Rusia, Pasado y Presente, México, 1980.
416
esa realidad creyendo que pueden tener efectos mágicos; y conforme no los verifican,
persisten en forzar las realidades sin lograrlo. Pero forzándolas ahora no desde la
oposición sino teniendo las riendas del poder. Lo que redunda en contra de las masas.
Por aquí encontramos de nueva cuenta la estructura de carácter neurótica como factor
decisivo –como Reich insiste aunque unilateralmente– para explicar la conversión del
ideal socialista en actitud stalinista y en la acción correspondiente. Tales son las
premisas psicosexuales de este asunto, mismas que sólo podemos apuntar;
paralelamente cabe registrar los hitos históricos e ideológicos correspondientes.
565
Ibid.
566
K. Marx, Borradores de la Carta a Vera Zazulich en Ibid.
417
567
Leon Trotsky, 1905 Balance y perspectivas. Ed. Ruedo Ibérico, Madrid, 1972.
568
V. I. Lenin, Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática (1905).
569
V. I. Lenin, El desarrollo del capitalismo en Rusia, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1950.
570
K. Marx, “Circular a la liga de los comunistas” (1850). Para un comentario pormenorizado del tema
Cfr. Fernando Claudín, Marx y Engels y la revolucion de 1848. SXXI, México, 1974. y para el contexto
418
geopolítico capitalista como marco para explicar la emergencia de esta revolución y sus características
cfr. Jorge Veraza U, Revolución mundial y medida geopolítica de capital. (1999)
571
Leon Trotsky, La revolución permanente y su Lecciones de octubre
572
Leon Trotsky, Mi vida. Isaac Deutscher, Trotsky. El profeta armado. Era, México, 1972.
419
573
.Muestra de lo cual son los “Sabados rojos” implementados en la URSS con la NEP, en los cuales los
campesinos trabajaban el día sabado donando el producto de sut rabajo a favor de su “patria”. Cfr. Jorge
Veraza U, El siglo de la hegemonía mundial de EU. Capítulo III de la Segunda Parte, Itaca, México,
2004.
574
K. Marx, La guerra civil en Francia, Progreso, Moscú, 1977.
420
575
Preobazhensky y Bujarin, La Acumulación Socialista. Alberto Corazón ed., Colección Comunicación,
Madrid, 1971.
576
Michael Schnedier teniendo fe en que la URSS fue socialista –esto es, creyendo en el mito forjado por
Stalin– leyó esta crítica de Wilhelm Reich y la creyó incorrecta; así que desde esta fe arremetió
furibundamente contra Wilhelm Reich. Este es el equívoco y el límite fundamentales que determinan el
modo en que Michael Schneider malentiende a Reich y lo critica. Citemoslo: “Tampoco él tenía una idea
correcta de los imperativos económicos y políticos que se oponían a la «revolución sexual» en la URSS
[…] el trabajo era y tenía que ser en gran parte «trabajo forzado»; incluso la brutal legislación laboral
estlinista fue hasta cierto grado una necesidad histórica; esto es algo sobre lo que ni Reich ni los
freudomarxistas alemanes parecen haber reflexionado en absoluto” Michael Schneider, Op. Cit. p. 50 y77
infra. Esta adherencia a la creencia de que la URSS sí fue socialista es el límite fundamental de las
críticas que Michael Schneider le endereza a Reich. La clave de los equívocos de éstas críticas.
421
577
Por ejemplo las tesis de Antón Pannekoeck, Lenin filosófo, (1938) Hermann Gorter, Carta abierta al
cámarada Lenin (1923), Karl Korsch, Antícritica a Marxismo y filosofía, el Antikautsky (1929) y “La
crisis del marxismo” (1931) etcétera.
422
578
Wilhelm Reich, “La Plaga Emocional en el Trabajo” Síntesis, Barcelona, 1980, p. 58.
579
Con lo que es consistente la siguiente cita: “En la democracia formal, el campesino está en contra del
obrero, el obrero contra el ingeniero, porque son los intereses políticos y no los intereses objetivos los que
caracterizan la organización social. Desplazando la responsabilidad del político hacia el trabajo (no
decimos hacia el trabajador) automáticamente se reemplaza la hostilidad política entre el campesino y el
obrero por la cooperación” Ibid. p.63.
424
580
“El error de considerar a la política como una actividad humana racional comparada con la de sembrar
o construir un edificio, fue lo que permitió un aprendiz de pintor fracasado [se refiere a Hitler] el
precipitar el mundo a la desgracia.
Una de las razones que me ha impulsado a escribir este libro –que no he escrito solamente por placer– ha
sido el poder poner en evidencia este error catastrófico del pensamiento humano y eliminar el
irracionalismo político”. Ibid, p. 89.
425
¿Hacer o no hacer política? “esa es la pregunta” que –en analogía con Hamlet–
se le presentó históricamente al movimiento socialista desde fines del siglo XVIII y que
fue contestada negativamente en reiteradas ocasiones debido tanto a la suciedad de la
política prevaleciente como a la función de ésta a beneficio de las clases dominantes o
de los ambiciosos políticos que terminaban formando parte de éstas cuando no
comenzaba por ahí. Y tampoco era cosa de hacer política porque ésta se movía lejos de
los verdaderos problemas de la gente, de sus penas y miserias y, más bien, desde cierta
altura manipulaba y hacía todo tipo de combinaciones truculentas a fin de medrar
acrecentando esas penas y miserias. Mismas que los socialistas y comunistas primeros
englobaron dentro de la noción del problema social o la “cuestión social”. De ahí su
nombre de socialistas, atenidos a esta cuestión y precisamente a resolverla. Sólo es hasta
1843 que Karl Marx –que entonces contaba con veinticinco años– fundamenta la
necesidad de que el movimiento socialista se ocupe de hacer política como factor clave
e imprescindible para resolver dentro de la sociedad burguesa la cuestión social,
irresoluble directamente dentro de las condiciones de dicha sociedad. Para llegar a estas
426
conclusiones Marx ha llevado a cabo entre 1842 y 1843 una exploración crítica
detallada de La Filosofía del Derecho y del Estado (1831) de Hegel; es decir, ha
explorado el ámbito de la política en lo que corresponde a la reflexión más desarrollada
acerca de la misma, dando inicio a lo que en 1843 llamó “La crítica de la política”
precisamente en la Introducción581 del libro que pensaba terminar de contribución a la
crítica de dicha filosofía que tituló Zur Kritick der hegelschen Real Rechtsphilosophie o
Para la Crítica o “En torno” a la crítica de la filosofía del derecho y del estado de Hegel
como se tituló en castellano. Y en fin, la dialéctica entre la cuestión social y la política
en vista de la liberación de los oprimidos –esto es, de la solución auténtica a la cuestión
social– la expone Marx en una enjundiosa carta que dirige a Arnold Ruge en vista de
iniciar la empresa de una revista de intervención política tanto en Francia como en
Alemania: los Anales Franco-Alemanes. De tal manera que la crítica de la política de
Reich tiene hondas raíces en la tradición socialista y se encuentra en diálogo con la
crítica de la política de Marx; y no como algunos lectores y biógrafos de Reich han
creído, al señalar que con ella lleva a cabo entre otras cosas la revocación de Marx y de
la política.
581
“La misión de la historia, consiste, pues, una vez que ha desaparecido el más allá de la verdad, en
averiguar la verdad del más acá. Y, en primer término, la misión de la filosofía, que se halla al servicio de
la historia, consiste, una vez que se ha desenmascarado la forma de santidad de la autoenajenación
humana, en desenmascarar la autoenajenación en sus formas no santas. La crítica del cielo se convierte
con ello en la crítica de la tierra, la crítica de la religión en la crítica del derecho, la crítica de la teología
en la crítica de la política.” (Karl Marx, En torno a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel. En K.
Marx y F. Engels, La sagrada familia. Grijalbo, México, 1958.
427
forma: el proceso real de la vida debe poder expresarse en la prensa, en las formas de la
vida social y coincidir con ellas”.582
“Lograr la autorregulación de la sociedad”, es la finalidad última que Reich
busca lograr bajo la forma de la división natural del trabajo. Por donde entendemos que
la regulación heterogénea de la sociedad bajo la forma de Estado, en tanto forma
enajenada del autogobierno de la sociedad por un ente aparentemente extraño a ésta, es
lo que ha trastocado a la política hasta ser lo que hoy es. La polis griega de la que deriva
el término política, impreso como título del célebre libro de Aristóteles en el que al
hombre se lo visualiza de modo recortado –e incluso trastocado– como zoon politikon,
porque no se puntualizan las determinaciones que incluye y, en primer lugar, la de
constituir un ser social, y sólo sobre esta base gestionar en sociedad su libertad
individual, según le critica Marx en 1857,583 muestra la forma clásica y básica del
Estado, de las sociedades occidentales y, por ende, de la enajenación de la política; por
lo que ya pudo –en su ágora democrática– condenar a muerte a Sócrates para frenar su
búsqueda de la verdad. Lo que no deja de guardar cierta analogía a veinticuatro siglos
de distancia con el encarcelamiento de Wilhelm Reich en 1956 por el juicio instruido en
su contra por la FDA en EU, y que lo condujera a la muerte en noviembre de 1957. Y
bien, es esta tergiversación y recorte antropológicos del hombre los que Wilhelm Reich
quiere revocar con su crítica de la política, cuya premisa es el enaltecimiento de la
verdad y el conocimiento como uno de los tres fundamentos de la vida social. La crítica
de la política reichiana apuntaría a un hacer política en una forma no enajenada cuya
prenda probatoria sería, precisamente, que jamás faltara a la verdad sino que buscara la
realización, protección y promoción de la misma. Y la verdad como centro de una nueva
forma de hacer política584 basada en la crítica radical de la política burguesa es ni más ni
menos la propuesta original que preside al Manifiesto del Partido Comunista publicado
582
Wilhelm Reich, Op. Cit. p. 88.
583
“El contrato social de Rousseau, que pone en relación y conexión a través del contrato a sujetos por
naturaleza independientes, tampoco reposa sobre semejante naturalismo. Este es sólo la apariencia […].
En realidad, se trata más bien de una anticipación de la ‘sociedad civil’ que se preparaba desde el siglo
XVI y que en el siglo XVIII marchaba a pasos de gigante hacia su madurez. En esta sociedad de libre
competencia cada individuo aparece como desprendido de los lazos naturales, que en las épocas históricas
precedentes hacen de él una parte integrante de un conglomerado humano determinado y circunscrito […]
Pero la época que genera este punto de vista, este ideal del individuo aislado, es precisamente aquella en
la cual las relaciones sociales (universales según este punto de vista) han llegado al más alto grado de
desarrollo alcanzado hasta el presente. El hombre es, en el sentido más literal, un zoon politikon no
solamente un animal social, sino un animal que sólo puede individualizarse en la sociedad.”.K. Marx,
Introdución General a la Crítica de la Economía Política (1857). En Elementos fundamentales para la
crítica de la economía política (Grundrisse) SXXI, Mexico, 2000.
584
Jorge Veraza U, Leer el Manifiesto. Leer nuestro tiempo. Así como Lucha por la nación en la
globalización. Prólogo.
428
585
Wilhelm Reich, La irrupción de la moral sexual. Diez, Buenos Aires, 1976.
429
586
A lo que añade para ilustrar: “las guerras de los campesinos de la edad media fueron revueltas políticas
que tuvieron como efecto modificaciones en el plano social. El Partido Comunista Ruso cambió la faz de
Rusia” (Op. Cit. p. 88).
430
enfrentamiento con otras posturas políticas en acuerdo a que ésta o aquella postura
política respete a dichas fuentes de la vida social o las transgreda. Lo cual entrega
parámetros muy matizados de observación del juego político que si solamente nos
atenemos a la defensa de la libertad, la abolición de la propiedad privada o la mejoría de
las condiciones de trabajodel proletariado etcét era, que son los parámetros que
señala el Manifiesto del Partido Comunista. Por eso vale la pena detenernos un
momento en aclarar el contenido de las fuentes de la vida social, según Reich.
El trabajo no alude simplemente al trabajo manual sino también al intelectual; y
a ambos en la medida en que son creativos. Pues Reich los quiere liberados del ámbito
de la explotación y del forzamiento a partir de fines heterónomos respecto de la propia
labor como serían los del lucro económico o los del poder político de la clase o las elites
dominantes etcétera. En este punto, la posición es idéntica a la de Marx; aunque Reich
explicita que no quiere restringirse al trabajo manual a la que se restringe el marxismo
economicista vulgar. Y bien, Marx tampoco lo hace. Baste como prueba la referencia al
trabajo intelectual como trabajo productivo que ofrecen las primeras páginas del
capítulo XIV “Plusvalor Absoluto y Plusvalor Relativo” del tomo I de El Capital; 587 en
donde el trabajo intelectual, además, aparece formando parte de lo que Marx denomina
el “obrero total” enfrentado no con esta o aquella forma particular de capital sino con el
capital como un todo, con el “capital total” sea este el de una nación o el mundial; en
cuyo correlato tendríamos al obrero total mundial. Concepto clasista y revolucionario
que de ninguna manera permite actitudes sectarias de ninguna especie. El concepto de
trabajo reichiano alude, pues, al trabajo social en tanto actividad positiva
transformadora de la naturaleza en vista de lograr la sobrevivencia y aún la vida plena
de los seres humanos. ¿Quién podría dudar de que aquí tenemos la fuente inmediata de
la vida social? Wilhelm Reich otorga al concepto marxista de praxis una
fundamentación libidinal y orgonómica que la consolida tanto psicosexualmente como
ontológicamente.
587
K. Marx. El Capital. Ed. Cit.
432
588
Como denomina Marx la “relación entre los sexos” en 1844. Tercer Manuscrito. “Propiedad Privada y
Comunismo”.
433
589
Karl Marx y Wilhelm Reich conciben a la historia y al ser humano como entidades histórico naturales
–lo cual está en contradicción con la posición de Michael Schneider insistente en concebir a la historia sin
naturaleza.
590
“La mayor parte de los biones y luego de los microorganismos observados por Reich en sus
experimentos de biogénesis tenían formas semejantes a las de los peces o a la de los girinos, en definitiva,
formas ovales más o menos alargadas. Reich, con su típica y extraordinaria capacidad de síntesis, se dio
cuenta de que se hallaba frente a la forma básica de toda forma viviente: la forma biológica esencial, a la
que, como expresión —como veremos— de la energía orgónica, bautizó con el nombre de orgónomo.
Esta forma —observó Reich— se presentaba constantemente en las semillas vegetales (trigo, maíz,
cebada, etc.), en los bulbos vegetales (tubérculos de las patatas, almendras, manzanas, peras, etc.), en las
células reproductoras de animales (cabezas de los espermatozoos, óvulos), en los embriones animales, en
todos los órganos del cuerpo animal (corazón, vejiga, ríñones, testículos, ovarios, útero, estómago, etc.),
434
Así pues, se trata para Reich de construir una sociedad en la que el trabajo y la
técnica no contravengan al amor y al placer sino que posibiliten su plenitud. Misma que
es la condición de posibilidad del desarrollo de la cultura encaminada a la promoción
del amor y de una técnica cada vez más desarrollada en el sentido previamente señalado
en el que las formas de reciprocidad social se encuentran en perpetua ebullición
afirmativa a beneficio de los individuos humanos. Quien no reconozca en este
acompazamiento de las fuerzas productivas, de la economía, de la sociedad y de las
fuerzas productivas procreativas de ésta así como de la cultura toda, quien no reconozca
en este acompazamiento de las esferas de afirmación social o –como dice Reich– de las
en los organismos monocelulares (paramecios, colpidios, etc.), en la forma global de los cuerpos
animales (medusas, reptiles, cuerpos de todo tipo de peces, pájaros, maníferos, etc.).” Luigi de Marchi,
Op. Cit. P. 444.
435
591
Reich, Op. Cit. p. 89.
437
XX y las catástrofes que lo han caracterizado marcan el principio de una nueva era
social exenta de política. Pero es imposible prever cuál será el papel que jugarán, en la
exterminación de la plaga emocional, las funciones conscientemente organizadas del
amor, del trabajo y el conocimiento”.592
Por donde se hace patente de manera definitiva que por política Reich entiende
la política enajenada y como es la que prevalece actualmente con el nombre de política,
la llama simplemente política; pero nosotros debemos de estar bien advertidos de que
cada vez que dice política entiende política enajenada. Ahora bien, el trazo original de
Reich al respecto consiste en que para que exista política enajenada se requiere la
participación de un ingrediente que no es político sino psicosexual y psicosocial; se trata
de la plaga emocional. De tal manera que cuando la política se ve contaminada por la
plaga emocional la índole de la política se ve trastornada, se transforma necesariamente
en política enajenada. Y es esta enajenación de la política la que justifica la “crítica a la
política formulada por la democracia del trabajo” y de la que Reich rastrea síntomas en
América, la URSS y Europa; además de anunciar “una nueva era social exenta de
política”.
El cuadro general sería el siguiente. A nivel de la base material de la sociedad, la
explotación económica se acompaña necesariamente de represión sexual instaurada por
la familia cuyo resultado continuo –además de diversas formas de neurosis– es la plaga
emocional que priva en la convivencia social; este resultado es la premisa para que no
sólo la gestión política de la clase dominante para afianzar su dominio sobre las clases a
las que explota económicamente sea una política enajenada que continuamente
contraviene los fines humanos con los que se autojustifica; sino también que la
actividad política de las clases dominadas para intentar destruir el yugo económico y
político que las oprime sea una política enajenada que continuamente logra lo contrario
de lo que busca. De ahí que en su última cláusula Reich sintetice la crítica de la política
con la remoción o “exterminación de la plaga emocional”.
Y bien, Wilhelm Reich ha encontrado el nudo psicosexual y psicosocial que
traba la evolución de la humanidad en la actual fase histórica, esto es, en la cumbre de la
modernidad la era del fascismo mundializado. Se trata de la plaga emocional
enclaustrada en la política general de la sociedad tanto la dominante como la
592
Reich, Op. Cit. p. 91.
438
subversora, tanto de derecha como de izquierda. De manera que la política así enajenada
se acompaza con el desarrollo capitalista de la explotación del trabajo añadiendo a las
contradicciones económicas contradicciones políticas y emocionales que redundan
necesariamente en la conformación de diversas formas de fascismo y en una
fascistización general del mundo. Proceso general que se oculta parcialmente en gracia
al carácter variopinto de los fascismos y al hecho de que compiten y se contraponen
entre sí, quedando unos denunciados como fascismo pero otros aparentando lo
contrario. Casos tanto del fascismo rojo propio del stalinismo, como del más encubierto
fascismo pseudodemocrático prevalesciente en EU y al que más arriba hemos llamado
“fascismo de colores”593.
De ahí la necesidad de insistir en la crítica de la política y en la superación de
ésta tanto para combatir la fascistización general de la sociedad a nivel mundial como
porque esta fascistización es la expresión de un nudo histórico emocional, que Wilhelm
Reich piensa que puede ser destruido sólo con medios psicosexuales, sólo yendo a la
raíz del problema. Y a lo más echando mano de la política sólo cuando ésta beneficie a
la democracia del trabajo. En este punto es obligada la comparación de la crítica de la
política de Reich con la de Marx. Precisamente por las múltiples coincidencias entre
ambas en vista de espigar en qué difieren. Así que citaré los dos párrafos antecedentes al
que recién comentamos, en los que Reich formula su tercera respuesta a la objeción
acerca de querer superar a la política. Dice así:
“3) Es cierto que los partidos políticos modifican a veces la fisonomía de una
sociedad. Situandonos en la perspectiva de la democracia del trabajo, afirmamos que si
lo hacen es mediante acontecimientos compulsivos. Cuando Karl Marx emprendió la
crítica de la economía política, era economista y sociólogo. La plaga emocional
extendida en las masas humanas fue quien lo llevó a la miseria y después a fundar una
593
A la inversa que Luigi de Marchi Michael Schneider no alcanza a vislumbrar la fascistización del
mundo, misma que Wilhelm Reich se encuentra sugiriendo. Por eso lo critica en el siguiente tenor: “Así,
pues, su aportación revolucionaria a la «psicología de masas del fascismo», un misterio para la Komintern
estalinista iba unida a una progresiva revisión del análisis marxista del fascismo, en el prólogo a la tercera
edición no queda ya más que la definición «económico-sexual-biológica» del fascismo de la que ha
desaparecida casi por completo la dimensión socio-histórica. Ahora va más lejos que la teoría estalinista
del «fascismo universal», que antes combatiera con tanto encono y que calificaba de «fascistas» a casi
todas las formas del dominio político de la burguesía, así como a las corrientes reformistas del
movimiento obrero: «El fascismo no es sino la expresión organizada de la estructura medio del carácter
[…] El carácter mecanicista-místico de los hombres de nuestra época crea los partidos fascistas y no
viceversa […] El fascismo no es ningún partido político, sino una determinada concepción de la vida y
una actitud ante el hombre, el amor y, el trabajo». (Schneider, Op. Cit. p. 77). En realidad la cita que
comenta Schneider no demuestra lo que él quiere centrada como está en la relación entre la psicología
social y la política mientras que Schneider se atiene ala relación entre política y economía para definir al
fascismo.
439
organización política, la célebre Liga Comunista que después liquidó él mismo. Fue
también la plaga emocional la que hizo de la ciencia marxista [después de muerto Marx]
el marxismo de los partidos políticos, que no tiene la menor relación con esta ciencia y
que tiene una gran parte de la responsabilidad del nacimiento del fascismo. La
observación de Marx “de que él no era marxista” expresa bien este pensamiento. Él no
hubiera necesitado fundar una organización política si el pensamiento racional y no el
irracional hubiese regido a las masas humanas.”594 Dejemos hasta aquí la cita, pues esta
semblanza biográfica de Marx en contraposición a la evolución posterior del marxismo
revela la copertenencia de la crítica de la política de Reich con la de Marx en un sentido
que apunta a superar la alienación del propio marxismo. Y, precisamente, a través del
aporte de Reich a la crítica de la política de Marx: el señalamiento de la plaga
emocional como factor determinante de la alienación política.
Para hacer patente lo atinado de las aseveraciones de Reich acerca de la
perspectiva de Marx citemos la carta de Marx a Arnold Ruge de septiembre de 1843 en
la que aquel tiene como premisa a la crítica de la política pero entiende dialécticamente
que para realizarla el movimiento socialista se ve obligado todavía a hacer política,
evidentemente de nuevo tipo. Así que esta tesis es coincidente con la posición de
Wilhelm Reich. Veamos.
Comencemos con un señalamiento de Marx respecto del ambiente político social
y emocional que se vive en Alemania para indicar cuán sensible es a lo que Reich
denomina la plaga emocional, aunque sin que Marx por supuesto posea un concepto
bien articulado del fenómeno: “…En cualquier caso a finales del presente mes me
hallaré en París; aquí [en Alemania] hasta el aire que se respira hace de uno un siervo y
en Alemania no veo ninguna posibilidad de una actividad libre”,595 cuando que en otra
carta a Ruge del 25 de enero de 1843 abundaba en lo referente a dicho clima en el
siguiente tenor: “La represión contra la Gaceta Renana [de la que Marx era redactor] la
veo como un progreso de la conciencia política y por tanto abandono el asunto. Además
la atmósfera se me había hecho tan irrespirable… ¡Qué malo es tener que hacer
servicios de esclavo incluso para conseguir la libertad! Y luchar con agujas en vez de
con masas. Me he cansado de tanta hipocresía, estupidez, autoridad bruta, y de nuestras
insinuaciones, acomodaciones, guiños y verbalismos. De modo que el gobierno, al
594
Ibid. p. 90
595
K. Marx, F. Engels, Obras. vol. 5. Grijalbo, Barcelona, 1978. p. 173.
440
596
Ibid. n. 12. Subrayados míos.
597
Ibid. pp. 173-174.
598
Esta tesis marxiana de 1843 ya la prepara el escrito de Marx redactado entre 1839 y 1841 que forma
parte de los materiales de la investigación de su tesis doctoral “Las diferencias de la filosofía de la
naturaleza de Demócrito y Epicuro” (1841). Me refiero a la monografía titulada: “Del devenir mundo de
la filosofía y del devenir filosofía del mundo”. Marx, Obras de juventud. FCE, México, 1987. (nota 2 del
capítulo 4 de la tesis doctoral pp. 59-62)
441
599
K. Marx, OME vol 5 p. 174. negritas de Marx.
600
Ibid. p. 174.
601
Ibid. p. 175. Subrayado mío
442
En qué medida Reich por insistir con toda razón en deslindarse de la política cae
en el error de Cabet de oponerle a la política tal y como es “un sistema cualquiera”, en
este caso basado en el orgón cósmico, no es cosa fácil de determinar como creen sus
críticos dogmáticos (muchos de ellos autodenominados marxistas)602 o sus defensores
tanto de derecha como de izquierda. En realidad, en términos generales, las posiciones
teóricas fundamentales de Reich ni son dogmáticas ni caen en el error de Cabet; pero las
complejas situaciones de persecución política, policial y judicial en las que Reich se vió
envuelto durante más de treinta años tanto en Alemania y Noruega como, sobre todo, en
EU, lo impulsaron en ocasiones a expresarse de tal modo que podría interpretarse que
opone el sistema orgonómico al mundo y a la política precisamente porque rechaza con
toda fuerza a la política y el hacer política. Clave decisiva de este rechazo es el hecho de
encontrarse perseguido por poderes políticos emocionalmente plagados frente a los que
si dices que haces política te vuelves inmediatamente objeto de profunda aprehensión y
por lo tanto en enemigo a confrontar y castigar. Así que Reich difícilmente podía
suspender la persecución de que era objeto si sugería por más tímida y matizadamente
que fuera que sus investigaciones orgonómicas involucraban posturas políticas y, sobre
todo, nuevas formas de hacer política. El comportamiento práctico de Reich muestra
que en ningún momento opusó un sistema dogmático ni a la realidad capitalista ni a la
política, aunque en medio de su desesperada lucha contra sus perseguidores llega a
tomar decisiones erróneas en las que ciertas premisas falsas vertebran su defensa. Y es
esto lo que hace aparecer que dogmatiza cierta verdad o cierta falacia que él tiene por
verdad e, incluso, que lo hace de manera paranóica, que actúa como un loco. En
realidad es muy difícil no equivocarse cuando se sufre un ataque múltiple y de
implicaciones devastadoras tanto para ti como para tu familia y todas las gentes que
quieres así como para tu trabajo científico, al que no sólo le dedicas la vida sino que lo
haces por la importancia que entiendes que tiene para la humanidad en referencia sea a
602
En la siguiente cita de Schneider veremos cómo éste sólo adjetiva a Reich en vez de demostrar su
crítica; y se escuda para ello en el dicho de que “la crítica ya la ha demostrado H. Dahmer”, así que en
cuanto solicita nuestra complicidad qué podemos hacer mejor que creerle: “El ingenuo naturalismo de la
«economía sexual» de Reich se aproxima –como ha demostrado H. Dahmer- a los «»socialistas
pequeñoburgueses criticados en el Manifiesto comunista se cuenta también el grupo de los “socialistas
verdaderos”, nacido de la “nueva religión” de Fuerbach, de su “culto del hombre abstracto”. La
invocación de la naturaleza y de lo natural como norma une a los “socialistas verdaderos” con Feuerbach
[y con Wilhelm Reich]. La crítica de su idolatría de la naturaleza, la desarrolla […] Marx: “El socialista
verdadero parte del pensamiento de que tiene que cesar la división entre vida y felicidad. Para hallar una
demostración de esta tesis echa mano de la naturaleza y supone que en ella no existe esta divisón, de lo
cual deduce que, puesto que el hombre es un cuerpo natural y posee las propiedades generales del cuerpo,
tampoco debe existir para él esta división»”, Schneider, Op. Cit. pp. 75-78.
443
su liberación o como alivio de sus sufrimientos. Es mucho lo que está en juego, son
magras las fuerzas con las que cuentas y demasiados los enemigos poderosos que te
atacan.
En lo que sigue citaré los últimos párrafos de la carta de Marx a Ruge en la que
como parte de la crítica de la política Marx señala la necesidad de transformarla desde
dentro para desenajenarla. El llevarla hasta autoconciencia o que sea consciente de si
misma es el procedimiento crítico escogido, por demás similiar al que Freud
implementara bajo la forma del psicoanálisis, en el que se intenta volver consciente lo
que se encuentra en forma inconsciente; de por medio la catársis emocional
correspondiente y que a nivel social –en el que Marx intenta incidir– se corresponde con
convulsiones sociales de sentido expresivo y liberador. De suerte que el análisis del
carácter de Reich no hace sino perfeccionar el procedimiento psicoanalítico y a nivel
social intenta matizar la intervención histórica a realizar en un sentido correspondiente
con el que Marx señala. Pero aportando el descubrimiento del inconsciente y de las
corazas caracterológicas que se instauran en los individuos sociales con base en la
represión sexual. De ahí que el combate de la plaga emocional ocupe la atención de
Reich en tanto obstáculo preciso y recién descubierto de cómo lograr la autoconciencia
histórica desalienada de los seres humanos para que puedan liberarse. El programa
crítico comunista de Marx se ve así reactualizado y especificado por el aporte de Reich.
Con esta clave léanse los siguientes párrafos de Marx que Wilhelm Reich leyó en su
juventud y lo influyeron profundamente:
“Nuestro objetivo se reduce a que las cuestiones religiosas y políticas tomen la
forma humana de la consciencia de sí. Así lo ha hecho ya Feuerbach en su crítica de la
religión.
“Nuestro lema será por tanto: reforma de la conciencia no mediante dogmas sino
por el análisis de la conciencia mística, confusa para sí misma, sea en forma religiosa o
política. Lo que se mostrará es que el mundo posee hace tiempo el sueño de algo que
sólo necesita ser consciente para ser poseído realmente. Lo que se mostrará es que no se
trata de hacer cruz y raya con el pasado, sino de realizar sus pensamientos. Lo que se
mostrará finalente es que la Humanidad no está empezando un nuevo trabajo, sino
acabando conscientemente su antiguo trabajo.
“La tendencia de nuestra revista la podemos resusmir por tanto así: que nuestro
tiempo llegue a entenderse a sí mismo en sus luchas y deseos (filosofía crítica). Es un
trabajo por el mundo y por nosotros y sólo puede ser obra de una unión de fuerzas. Se
444
trata de una confesión y nada más. Para que a la Humanidad le sean perdonados sus
pecados, le basta con llamarlos por su nombre.”603
Ahora cabe que comentemos paso a paso –así que lo haremos en columna
paralela la cita del pasaje central de la carta de Marx a Ruge– la reflexión sobre la
crítica de la política y al mismo tiempo del modo en que ésta se articula teórica y
prácticamente con la política existente así como con las ideologías existentes.
Señalemos de entrada que esta reflexión de Marx es la clave que permite entender el
tenor de la crítica de la política aportada por el propio Wilhelm Reich; y en la que con
toda razón insiste de manera subrayada al observar que el marxismo y los movimientos
socialistas y comunistas del siglo XX olvidaron, enzarzados como se encontraban en la
crítica de la explotación económica y en la lucha por borrarla de la historia o por lo
menos por mejorar las condiciones de los trabajadores. Pero cada vez más este
unilateralismo no sólo deriva en la impotencia de dichos movimientos contra la
explotación y la opresión capitalistas sino en la promoción y desarrollo de formas
capitalistas monstruosas que en sus diversas modalidades alimentan el proceso de
fascistización mundial del capitalismo. Peligro que la crítica de la política de Reich
tiene en la mira en primer lugar, lo que la vuelve más acuciante que la crítica de la
política que construyera Marx en la década de los cuarentas del siglo XIX; y que, como
decimos, es la clave de la de Reich. Veamos esta clave pues.
603
K. Marx, OME, vol. 5. pp. 176-177
445
604
Ibid. pp. 175-176.
605
Más abajo volveremos sobre este punto y por qué Reich interviene precisamente entre este ser, este
deber ser y estos principios planteando su articulación como problema psicológico.
447
política pues observa una falta de tematización del asunto psicológico en el argumento
de Marx. El cual involucra la intuición de que se pone en juego una cuestión emocional;
pero, como digo, no la tematiza. Y bien, tomando en cuenta lo dicho ¿cómo ve Marx el
decurso de la lucha social y cómo lo ve Reich?
606
“Mi punto de vista, con arreglo al cual concibo como proceso de historia natural el desarrollo de la
formación económico-social, menos que ningún otro podría responsabilizar al individuo por relaciones de
las cuales él sigue siendo socialmente una criatura por más que subjetivamente pueda elevarse sobre las
mismas”K. Marx, El Capital/t. I. Prólogo a la primera edición, p. 8. Ed. Cit.
451
Y para ser más precisos, entiende que pueden tener curso de solución dichas
contradicciones, no sólo porque todo proceso material no es destinal y absoluto sino
relativo a las condiciones en que ocurre y a los accidentes que puede sufrir y que lo
desvían o suspenden; sino, más aún, porque se trata de un proceso material
específicamente histórico humano en donde la voluntad y la conciencia –y la emoción y
la inconciencia, podríamos añadir– son ingredientes forzosos que desvían o suspenden
desde dentro el decurso lineal del proceso. Pues bien, ¿por qué pueden tener curso de
solución dichas contradicciones? Sí, aunque se trata de una posibilidad y no de una
necesidad irremisible, destinal, Marx insiste en el carácter positivo de esta posibilidad
porque está sustentada necesariamente en la estructura antropológica básica de la
humanidad, en el aspecto natural de la historia. Y como las formas de alienación –en
especial el capitalismo– contravienen dicha estructura antropológica básica y ésta no es
inerte sino que integra precisamente a lo que es el sujeto humano praxeológicamente
entendido,607 entonces tenemos que ante la negación que éste sufre contesta una y otra
vez negándola.608 Y lo hace no sólo de manera general sino según un camino de
negaciones concretas609 históricamente específicadas en acuerdo a la negación histórica
específica610 que es sufrida por dicho sujeto. Es decir, no sólo porque dicho sujeto tome
consciencia de la negación de que es objeto y la niegue teóricamente, voluntariamente,
sino, antes de ello, porque al sufrir la negación procede a negarla inmediatamente sea
voluntariamente aunque sin la teoría adecuada correspondiente o, bien sea incluso
involuntariamente,611 según argumenta Marx en un pasaje luminoso de La sagrada
607
Sobre el concepto de comportamiento praxeológico, Cfr. Jindrich Zeleny, La estructura lógica de El
capital de Marx/parte III. Grijalbo, México, 1974.
608
Marx exalta la negación de negación históricamente determinada que el proletariado lleva a cabo en
contra del capitalismo en ocasión de argumentar lo que denomina “la expropiación de los expropiadores”
en el capítulo XXIV de El Capital. “La llamada Acumulación Originaria” cuyo parágrafo 7 se titula
“Tendencia Histórica de la Acumulación Capitalista” y en el que se contiene dicho argumento.
609
Sobre el concepto de negación concreta Cfr. Karl Korsch, Crítica a Georges Bataille. En obras
escogidas de Bataille. Barral editores, Barcelona, 1974.
610
Sobre el principio de especificación histórica de Karl Marx Cfr. Karl Korsch, Karl Marx/”Capítulo 1.
Sociedad burguesa” § 2 y 3 “Especificación histórica”. Ariel, Barcelona, 1975.
611
“La clase poseedora y la clase del proletariado representan la misma autoenajenación humana. Pero la
primera clase se siente bien y se afirma y confirma en esta autoenajenación, sabe que la enajenación es su
propio podery posee en él la apariencia de una existencia humana; la segunda, en cambio, se siente
destruída en la enajenación, ve en ella su impotencia y la realidad de una existencia inhumana. Es, para
decirlo con palabras de Hegel, en la reprobación, la sublevación contra la reprobación, una sublevación a
que se ve empujada necesariamente por la contradicción entre su naturaleza humana y su situación de
vida, que es la negación franca y abierta, resuelta y amplia de esta naturaleza misma.
Dentro de esta antítesis, el propietario privado es, por tanto, la parte conservadora y el proletariado la
parte destructiva. De aquél parte la acción del mantenimiento de la antítesis, de éste la acción de su
destrucción.
452
familia o Crítica de la crítica crítica de Bruno Bauer y consortes, texto que, como se
ve, a propósito de ironizar a este jóven hegeliano y sus seguidores, establece en qué
consiste la especificidad de la crítica comunista.612
De tal manera, Marx deja al decurso histórico que resuelva las contradicciones
que en su propio seno han surgido. Es consciente de la complejidad de la alienación
capitalista y de la compleja negación de negación que el sujeto histórico proletario y la
humanidad en su conjunto deberán llevar a cabo procesualmente para resolver el
conjunto de contradicciones cada vez más complejas que el desarrollo histórico
capitalista les opone. Carente de una actitud paternalista sobreprotectora Marx confía en
la fuerza vital de la humanidad y en particular de la clase trabajadora; la cual una y otra
vez patentiza dicha fuerza vital en su existencia cotidiana. Así que tiene fundadas
esperanzas en que la solución histórica por más compleja que sea podrá tener curso.
Esta esperanza general de Marx se corresponde con el abordaje general que hace
precisamente del tema de la negación de negación histórica revolucionaria.
Pero Wilhelm Reich se topa ya con formas históricamente desarrolladas en que
ha redundado la negación de negación del proletariado hacia el capitalismo. Tuvo frente
a si la revolución alemana de 1919 y testificó a la distancia la revolución rusa de 1917,
siendo niño se enteró de la revolución rusa de 1905 y ya adulto observó el modo de
comportamiento de los partidos socialistas y de los partidos comunistas, al que midió
insuficiente frente a la avalancha fascista y vió cómo el nazismo alemán triunfaba en
Es cierto que la propiedad privada empuja por sí misma, en su movimiento económico, a su propia
disolución, pero sólo por medio de un desarrollo independiente de ella, inconsciente, contrario a su
voluntad, condicionado por la naturaleza misma de la cosa; sólo en cuanto engendra al proletariado
comoproletariado, a la miserica consciente de su miseria espriitual y física, consciente de su
deshumanización y, por tanto, como deshumanización que se supera así misma”. (Karl Marx, La sagrada
familia. Ed. Cit. p. 101.)
612
“La Crítica Crítica al interrogar “al todo en cuanto tal” por las premisas de su existencia, indaga, por
tanto, de un modo auténticamente teológico, esas premisas de su existencia fuera del todo. La
especulación crítica se mueve fuera del objeto que pretexta tratar. Y, como toda la antítesis no es sino el
movimiento de sus dos lados y es precisamente en la naturaleza de estos dos lados donde reside la premisa
de la existencia del todo, para poder declarar que la Crítica crítica, en cuanto quietud del conocer, se halla
por encima de los dos extremos de la antítesis y que su actividad, que ha hecho “el todo en cuanto tal”, es
también, ahora, la única capaz de superar ese algo abstracto creado por ella.
Proletariado y riequeza son términos antagónicos. Forman, en cuanto tales, un todo. Ambas son
mdalidades del mundo de la propiedad privada. De lo que se trata es de la posición determionada que una
y otra ocupan en la antítesis. No baseta con decir que se tata de los dos lados de un todo.
La propiedad privada en cuanto propiedad privada, en cuanto riqueza, se halla obligada a mantener su
propia existencia, y con ella la de su antítesis, el proletariado. Es éste el lado positivo de la antítesis, la
propiedad privada que se satisface a sí misma.
Y; a la inversa, el proletariado en cuanto proletariado está obligado a destruirse a sí mismo y con él a su
antítesis condiconante, que lo hace ser tal proletariado, es decir, a la propiedad privada. Tal es el lado
negativo de la antítesis, su inquietud en sí, la propiedad privada disuelta y que se disuelve” (K. Marx, La
sagrada familia/Capítulo 4, § “4. Glosa marginal no. 2” p. 100) Para un comentario pormenorizado de
este pasaje Cfr. María de la Concepción Tonda Tesis de Licenciatura
453
instaura en las masas que somete y que tiene como expresión quintaesencial el carácter
apestado y la plaga emocional correspondiente entre dichas masas, sí, entiende que
dicho nudo psicológico no es étereo o meramente anímico así que una negación de
negación consciente o inconsciente inmediata pueden removerlo. Sino que es un nudo
energético y materialmente determinado cuya expresión son emociones y formas de
racionalización ideológica. Y por eso no puede ser removido de manera espontánea a
través de atacar las condiciones económicas y políticas de opresión mediante un
movimiento político libertario que tenga la esperanza general de que los anudamientos
emocionales de las masas se desanudarán en el curso mismo de la lucha simplemente
porque ésta es la negación de lo que nos hace sufrir. Pero precisamente esto que nos
hace sufrir llega un momento en que trastorna al principio de placer mismo; de suerte
que nuestra contestación en contra de lo que nos hace sufrir se vuelve inespecífica y
procede incluso de manera masoquista a hacernos sufrir cada vez más. Reich ha
encontrado, entonces, cómo es que el nudo psicológico del sujeto social que intenta
liberarse de alienaciones económicas, políticas, ideológicas y religiosas etcétera, no
puede ser resuelto si no se procede a desanudarlo concientemente según su propia
especificidad. Y no sólo, sino que si no se lo desanuda según dicha especificidad
tampoco se logrará superar la alienación económica, política, ideológica y religiosa
etcétera no porque dichas enajenaciones dependan de la enajenación psicológica –como
muchas veces se malinterpreta a Reich creyendo que su teoría madura del período
norteamericano contraviene al materialismo histórico613– sino porque el
desanudamiento revolucionario de dichas enajenaciones objetivas de la sociedad
burguesa depende del autodesanudamiento del propio sujeto revolucionario. Y mientras
éste no se desanude no podrá actuar prácticamente de modo eficaz contra las diversas
enajenaciones objetivas existentes.
613
Con sentidos opuestos –uno para reprochárselo, el otro para premiárselo– Michael Schneider (Op. Cit)
y Luigi de Marchi (Op. Cit) coinciden en creerlo así.
455
combate de la plaga emocional para que sólo así la lucha social a favor de la democracia
natural del trabajo pueda encontrar curso histórico favorable.
Por cierto, Reich no pierde la esperanza aunque hay momentos en que lo
pareciera, debido a que rechaza la esperanza en general en vista de atenerse al análisis
de mecanismos alienantes específicos y a los procedimientos y medios específicos para
combatir dichos mecanismos; por ello, su esperanza se especifica en referencia a que
para que efectivamente asumamos la pertinencia de atacar el problema de la
fascistización creciente de la sociedad correspondiente con el desarrollo de la sociedad
burguesa a nivel mundial pasa por el combate de la plaga emocional y por ende de las
formas de política existentes incluidas las de la izquierda.
Es posible que el aporte científico y político de Reich aún requiera ser
determinado más particularmente tanto en lo correspondiente a las dimensiones
energéticas como fisiológicas –en las que la química alimentaria de las masas cumple
un papel fundamental soslayado por Reich– entre las que las dimensiones hormonales y
neurofisiológicas juegan papeles decisivos y dependen no sólo de procesos de represión
sexual –y entonces de ordenamientos familiares y sexuales de la comunidad doméstica
capitalista cuya historia no pormenorizó Reich– sino, también y muy
fundamentalmente, dependen de los procesos de subsunción real del consumo bajo el
capital, en particular del consumo alimentario, en los que se producen diversos tipos de
valor de uso nocivo en forma sistemática. Y por ello desde la primera parte de este libro
hemos insistido en estos temas. Pero independientemente de los complementos que se le
puedan hacer a su propuesta y, en particular a su crítica de la política, es evidente, en
primer lugar, que el aporte de Reich no es “marxista” precisamente porque Marx
tampoco fue marxista y rechazó el serlo pero en esa misma medida el aporte de Reich es
consistente in toto con el de Marx respecto del mismo tema, según he querido
demostrar. Y, en segundo lugar, es evidente que la esperanza histórica general que
Marx tiene en el proceso de negación de negación revolucionaria se enriquece con la
esperanza histórica específica que aporta Reich con base en su análisis de la psicología
de masas del fascismo y del acorazamiento de las masas correspondiente así como del
descubrimiento de la peste emocional como ingrediente decisivo de la política actual.
456
pero ocurre que la esperanza particular de Reich tiene el efecto de denegar la esperanza
general de Marx. Y si esto no ocurre al momento en que analizamos matizadamente los
argumentos reichianos en sus determinaciones generales y fundamentales, sí sucede en
cuanto a los efectos particulares recién denunciados. Pero ya es hora de que le demos de
nueva cuenta la palabra a Reich porque se interesa en criticar en un punto decisivo a
Marx:
“[1] Si el trabajo coincidiera con la ideología social, si hubiese identidad entre
necesidades, medios para satisfacer esas necesidades y estructura humana, la política no
existiría. Ya que sería superflua. [2] Cuando no se tiene casa uno se instala por
necesidad en un tronco de arbol, pero aunque por necesidad se tenga que vivir por un
tiempo en el árbol, el objetivo sigue siendo una casa decente. La supresión de la política
y del Estado fue precisamente el objetivo que “olvidaron” los fundadores del
socialismo. [3] Yo sé que es difícil comprender estas cosas, pero también es necesaria
una fuerte dosis de reflexión, de honestidad y de autocrítica para que un médico vea
como objetivo principal la exterminación de la enfermedad con cuyo tratamiento
prolongará la vida del paciente. Sólo puede considerarse como sociólogo objetivo y
racional, al político que ayude a la sociedad humana a reconocer totalmente las
motivaciones irracionales de la existencia y de la política y la necesidad de que toda
política sea al fin erradicada”.614
La crítica a Marx la sugiere Reich [ad. 2] al aludir a “los fundadores del
socialismo”, si bien entrecomilla el “olvidaron” que les reclama a dichos fundadores lo
que puede aludir a dos cosas. Primero, al hecho de que en verdad no lo olvidaron sino
que teniendo la intención de hacerlo no lo hicieron con suficiente interés ni eficacia así
que todo resultó como si lo hubieran olvidado. También puede significar que no lo
olvidaron de ninguna manera porque, en realidad, no querían hacerlo pero lo
aparentaban. En todo caso, la crítica no le corresponde ni a Marx ni a Engels que
insisitieron en que el Estado burgués debía ser transformado luego de la toma del poder
por el proletariado en un órgano de gobierno democrático con características análogas a
las que fueron visibles en 1871 en la Comuna de París. A esta, la forma más
democrática de gobierno, la llamaron dictadura del proletariado en el entendido de que
todas las formas de Estado previas son la dictadura de una clase sobre las demás para
perpetuarse; mientras que la dictadura del proletariado si bien se encamina en contra de
614
Reich, Op. Cit. pp. 90-91
458
615
Cfr. Wilhelm Reich, Psicología de masas del fascismo. Capítulo 9. “Las masas y el Estado”.
459
Pero, si bien es atinada esta idea de Reich –que aquí no la explicita pero sí en
textos contemporáneos como su ensayo “Las masas y el Estado” que incorporó como
capítulo 9 a la tercera edición de La psicología de masas del fascismo– se resiste a
tomar en cuenta aquel otro factor objetivo que de todas maneras reaparece de pasada en
la idea recién mencionada. Me refiero a las condiciones materiales prevalescientes en
Rusia que pueden ser resumidas como de profunda escasez material, en particular de
fuerzas productivas técnicas. Considero a la estructura de carácter como un factor
objetivo al lado de este otro factor objetivo que son las fuerzas productivas técnicas; y a
la plaga emocional como una consecuencia necesaria del carácter autoritario o de sus
correspondientes variantes masoquistas y neuróticas en general; así que no sería la plaga
emocional una mera experiencia subjetiva de una o de muchas personas sino un
fenómeno objetivo y actuante que para ser removido requiere también de acciones
materiales terapéuticas además del diálogo que comunica entre si las consciencias de los
individuos. Pero Reich sólo retoma éste factor objetivo precisamente porque por todos
lados se nota que nadie lo registra o descubre o, bien, es negado cuando se lo menciona;
sin embargo esta no es razón suficiente para desconocer el otro factor objetivo, el de la
escasez de fuerzas productivas técnicas que opone un obstáculo formidable a cualquier
intención de abolir el Estado y la política, sea la intención sólo de palabra de una
personalidad autoritaria y apestada, o la intención de una personalidad genital que con
toda fuerza y consecuencia intentara llevar a cabo cometido tan laudable. Por eso es que
señalo que éste segundo factor objetivo es de mayor peso todavía que ese otro del que
habla Reich, de incuestionable presencia y eficacia histórica.
En todo caso, la argumentación reichiana no es fijista y rígida sino que configura
una erística dialéctica muy notoria en el último pasaje del párrafo recién citado [2] ya
por el hecho de que siga un método comparativo en el que hace intervenir al “médico”
al “sociólogo objetivo racional” y a una figura peculiar de “político”.
La referencia general al “sociólogo objetivo y racional” puede tener aplicación
particular en referencia a propósito de Karl Marx, porque en el párrafo anterior –y que
citamos y comentamos páginas más arriba– dice de él Reich que “era economista y
sociólogo”. Y bien, tanto él como otros sociólogos que quieran ser objetivos y
racionales deben de propugnar por la supresión del Estado y la política. Ahora bien,
Marx y Engels así lo hicieron y, en honor a la verdad, también lo intentaron en la
práctica Lenin y Totsky en el curso de la revolución rusa incluso después de la toma del
poder. Y a mi modo de ver solamente Stalin traicionó completamente sus ideales
460
socialistas y la misión de suprimir la política y el Estado. No sólo los hizo crecer sino
que los mounstrificó mediante el carácter burocrático totalitario, terrorista y
manipulatorio que les imprimió. Fenómeno total al que Reich alude justificadamente
como fascismo rojo. De ninguna manera propio del socialismo o de la sociedad
socialista o del marxismo o del pensamiento de Marx sino del capitalismo de Estado,
como finalmente puntualiza racionalmente Reich; aunque en ocasiones parece olvidar
esta puntualización y reprocha inespecíficamente al socialismo o al marxismo etcétera
tal despropósito616.
Si bien Stalin (como Trotsky o Lenin) se topó tanto con el obstáculo objetivo
mayor para llevar a cabo la construcción de una sociedad socialista y, por ende,
suprimir el Estado y la política, es decir, se topó con la escasez de fuerzas productivas
técnicas, y también se topó con el otro obstáculo objetivo, la plaga emocional de las
masas y en sí mismo, no afrontó como Lenin y Trotsky rectamente los obstáculos
manteniendo constantemente la intención de superarlos de alguna forma o, bien, de
finalmente reconocer la imposibilidad de lograrlo bajo las condiciones históricas
prevalescientes en Rusia. Más bien, actuó no sólo con mentira insistiendo en que lo que
llevaba a cabo no era el capitalismo de Estado –reconocido por Lenin incluso hasta su
muerte en 1924– sino “el socialismo en un solo país”; además bajo esta mentira, llevó a
cabo múltiples actos de persecución y asesinato de todo tipo de socialistas incluidos
bolcheviques auténticos que propugnaban por llevar adelante la revolución que Stalin ya
sofrenaba y traicionaba. Asimismo, se afanó decididamente en concentrar el mayor
poder posible bajo sus manos y en el Estado de ninguna manera a favor del proletariado
sino de la amafiada burocracia del Estado y del Partido mediante la cual gobernaba
sobre la base de una creciente explotación de plusvalor al proletariado urbano y
agrícola. Y usó este poder en contra del proletariado y de la revolución comunista –no
digamos en contra del marxismo torciéndolo bizantinamente al máximo– no sólo al
interior de la URSS sino de todo el mundo a través de los partidos comunistas
bolchevizados desde 1925 y sometidos a la política exterior soviética.
Reich no debiera olvidar todo esto pero lo hace bajo la forma de criticar
inespecíficamente a todos los “fundadores del socialismo” algo que le corresponde sólo
a Stalin y que en otros escritos, Reich, sabe enderezarle singularmente a él, “el Modju
616
Vacilación que es disculpable si la comparamos con la terca y ciega insistencia de un Michael
Schneider, 15 años después de muerto Reich, de que la URSS fue socialista, y a casi 30 años de que Reich
escribiera el pasaje que estamos comentando.
461
de Moscú”, como a veces lo nombra. ¿Cómo entender éste “olvido” de Reich? En todo
caso, cada vez que se verifica constituye un error y no se corresponde con la
estructuración fundamental de la teoría científica y la postura política reichianas;
aunque pertenezca al modo de aplicación particular, personal, de la misma que en
ocasiones Reich manifestó.
Pero más importante que todo lo dicho es el modo sorprendente en que Reich no
sólo redondea su párrafo –el penúltimo de su ensayo– sino con él todo su ensayo y su
concepción de la crítica de la política. Pues en esa conclusión resalta el hecho de que la
supresión de la política sólo es posible de ser llevada a cabo por medios políticos, es
decir, haciendo política pero de otra índole que la acostumbrada; precisamente porque
contiene nuevos ingredientes que son políticos tan decisivos como la teoría y la práctica
de la democracia natural del trabajo.
En efecto, Reich señala a un tipo particular de “político” que hace visible entre
la gente “la necesidad de que toda política sea al fin erradicada” precisamente porque
hace visibles “las motivaciones irracionales de la existencia de la política”, esto es, las
motivaciones psicológicas arraigadas en la estructura del carácter apestado. Pues las
motivaciones racionales de la existencia de la política corresponden con el grado de
desarrollo limitado de fuerzas productivas técnicas y de instituciones sociales. De
hecho, un político de tal naturaleza es precisamente Wilhelm Reich, si bien la política
por la que él propugna no forzosamente debe ser realizada en el estilo personal en el que
Reich lo pudo hacer.
Además, el párrafo nos ofrece un rasgo decisivo a tomar en consideración para
llevar a cabo el tipo de política que Reich despliega y sugiere como mediación necesaria
para erradicar toda política. Se trata del hecho de que éste político, podríamos decir de
transición, análogo en su actuar personal con la forma democrática de gobierno que
Marx y Engels denominaran dictadura del proletariado, este político precisamente para
poder “ayudar a la sociedad humana a reconocer totalmente las motivaciones
irracionales de la existencia de la política etcétera” requiere del conocimiento científico
respectivo. Por eso es que éste político puede considerarse sólo tal y desplegar
auténticamente su labor si es un “sociólogo objetivo y racional”. Y a la inversa, –que es
462
Dice Reich que “la política no existiría, ya que sería superflua” si existiera la
siguiente condición: “si el trabajo coincidiera con la ideología social”, es decir, si ésta
no fuera contraria al trabajo sino que le correspondiera en tanto fuente de la vida social
que es el trabajo; lo que corresponde con la teoría de la democracia natural del trabajo si
463
clasistas incluido el Estado democrático burgués; pero también puede ser una gestión
democrática de las libertades correspondiente a la gestión democrática de las
necesidades, siendo esta última gestión la sustancia de la economía. Esta figura histórica
dual caracteriza lo que Marx entiende como sociedad comunista, sintetizada en la
formulación de la comunidad de hombres libres vinculados entre sí y con sus
condiciones materiales de existencia. Este es el contenido positivo del comunismo en
tanto sociedad y en tanto doctrina así como el contenido positivo de la historia, de toda
la historia que en las diversas fases de ésta se encuentra configurado de modo
contradictorio y enajenado pero nunca abolido. Por lo que en la forma extrema de
enajenación que ofrece la sociedad burguesa, también se extrema la presencia de dicho
contenido desde el cual se vuelve posible y aún acuciante el llevar a cabo la revolución
de la sociedad burguesa y de toda enajenación en vista de construir una sociedad cuya
forma de existencia no sea enajenada sino que se corresponda con el contenido positivo
referido en el que las libertades (la política), las necesidades y el trabajo (economía) y
las relaciones sociales –así como la estructura psicológica de dichos hombres libres– se
corresponden.
Así que después de abolida la sociedad burguesa y lográndose la
correspondencia bajo la forma de democracia natural del trabajo con éste y la identidad
de las necesidades, los medios de satisfacerlas y la estructura humana, los seres
humanos seguirán haciendo política. Pero ni la alienada que ha existido hasta hoy ni la
de transición que apunta a suprimir al Estado y a la política alienada. Harán política en
su más alto sentido, pues podrán gestionar democráticamente sus libertades de manera
orgánica con las fuentes de la vida social: el trabajo, el amor y el conocimiento.
Pero el aforismo de Reich profundo como es presenta, sin embargo, este límite
que no sería necesario impugnar si asumimos de buena voluntad que bajo el término
regulación no incluye nada fijo sino el resultado constantemente reproducido de la
relación funcional o dialéctica del desarrollo constante del trabajo, el amor y el
conocimiento etcétera. Con lo que de alguna manera la dimensión transgresiva de la
libertad queda incluida. Sin embargo, en la medida en que al momento de formular la
democracia natural del trabajo Reich la hace corresponder conceptualmente con las
necesidades, la estructura del carácter y las fuerzas productivas pero no con la gestión
de la libertad, y sobre la base de esta omisión pasa a abolir a la política sin especificar
en este decisivo pasaje si habla de política en general o de política alienada; y en la
medida en que todo esto tiene efectos en el discurso de Reich para volverlo ambiguo y
no sólo de paradójica profundidad y carácter crítico, es forzoso denunciar cada uno de
estos aspectos llevando la denuncia incluso hasta el seno mismo del aforismo de Reich
no para revocarlo sino para precisar su sentido.
Finalmente, queda en pie el tema de la política revolucionaria y precisamente
como forma de política de transición en vista de abolir todo quehacer político alienado,
la política alienada y el Estado correspondiente. En efecto, frente a la política de
dominio –esa que se atiene al aspecto reglamentador, disciplinario, de la voluntad y,
entonces, de la libertad– constituyéndose en poder sometiente y extraño al conjunto
mayoritario del ser social, frente a esta política, se alza la política revolucionaria –esa
que se atiene al aspecto transgresivo subversor de la voluntad y de la libertad–
constituyéndose en poder libertario inherente al conjunto social aunque exaltado
primero por una minoría activa617 que procede luego a convertirse en mayoría en
rebelión.
Véase cómo el término política recupera tanto el sentido alienado como el
desalienante, tanto el sentido estructurador como el disolutor de toda estructura y,
precisamente, teniendo a la libertad como contenido decisivo. Y no porque la política
revolucionaria se haya descarriado de manera patente a partir de la tercera década del
siglo XX, es pertinente confundirnos con que la política revolucionaria es en esencia
enajenada simplemente porque es en esencia política y la política en esencia es
enajenada.
617
Sergei Moscovici, Psicología social de las minorías activas, Morata, Madrid, 1980.
467
del mismo pero no las han analizado detenidamente; sin embargo, son estas condiciones
las que en el siglo XX se han mostrado como un obstáculo formidable, como un nudo
que traba la posibilidad de resolver el problema de la historia y de liberar al
proletariado. Consecuentemente en El asesinato de Cristo, Wilhelm Reich advierte con
toda claridad: “no reconocer este hecho crucial de la vacuidad emocional” y la rutina de
los hombres [la psicología prevalesciente de las masas] significa renunciar a la
esperanza de cambiar alguna vez el sino de la humanidad” y, por tanto, de salir del
círculo vicioso que problematiza hace siglos a la historia de la humanidad y que el
Manifiesto del Partido Comunista retrata con nitidez.
El círculo vicioso de la historia puntualizado en el siglo XX mediante el nudo
psicológico que se tensa al máximo en el curso de la lucha del proletariado por liberarse
y de la burguesía por someterlo tanto a nivel local, regional como nacional y mundial,
adquiere una figura precisa. Se trata de la fascistización mundial de la humanidad; cuyo
rasgo específico frente a toda forma de lucha de clases previa es la producción ampliada
de plaga emocional tanto a nivel individual como a nivel masivo en tanto pivote
decisivo para apuntalar y promover dicha fascistización, dicho anudamiento de la
historia para obstaculizar su resolución; ahora bien, como el círculo vicioso de la
historia se concentra en la relación líder-masas y el vacío emocional de las masas es su
premisa –producida continuamente por las condiciones de misería económica y miseria
sexual generalizadas correlativas con la forma de dominación del capital– la única
solución posible pasa por la generación y conformación de una emocionalidad
individualizada que se safe de este vacío y que pueda conducir a las masas fuera del
mismo. Se trata de la emergencia de un nuevo tipo de líder que logre decantar su
carácter en vista de lograr establecer la genitalidad por sobre la neurosis y que,
asimismo, se encuentre perfectamente advertido de que la relación líder-masas
prevalesciente en el círculo vicioso de la historia y que agudiza su nocividad en la era de
la fascistización mundial de la humanidad, es precisamente una relación que en el curso
de intentar la liberación termina hundiendo esta empresa en una situación de mayor
opresión y frustración de las masas precisamente porque se corona sistemáticamente
con la destrucción del líder libertario por parte de las masas, proceso y resultado al que
Wilhelm Reich denomina “el asesinato de Cristo”, justamente para hacer patente en la
denominación la profunda carga histórica del problema que tenemos enfrente. Así que
de un lado fascistización mundial de la humanidad –en tanto problema básico general–
470
y, de otro lado, el asesinato de Cristo, en tanto nudo específico que traba el problema en
el momento mismo en que se intenta resolverlo.
618
Wilhelm Reich, El asesinato de Cristo, p. 342.
619
K. Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. SXXI, México, 1980, p. 6.
471
620
Wilhelm Reich, El asesinato de Cristo, p. 342.
621
Wilhelm Reich, El asesinato de Cristo, p. 342.
472
622
Cuando Julio Muñoz Rubio intenta dar cuenta de la emergencia de la sociobiología hacia 1975 y
precisamente como pseudociencia con fundamentos racistas y sexistas, basado en Lerner (Lerner, R. M,
1992: Final Solutions: Biology, prejudice and genocide. University Park, PA. The Pennsylvania State
University) señala que estos fundamentos “han existido al menos desde antes de la Segunda Guerra
Mundial, expresados en la teoría de la agresión propuesta por Konrad Lorenz (Sobre la agresión, el
pretendido mal (1963), Madrid, SXXI, 1982.) y que en su tiempo fuera tan útil a las ideas y acciones del
Tercer Reich” nazi. Y añade que, como la historia no se repite, el racismo, el sexismo y el clasismo de la
sociobiología están en función no de una reedición del fascismo sino de la crisis económica de 1971-82,
digamos. Con lo cual Julio Muñoz Rubio limita –a mi modo de ver incorrectamente– la explicación de
estos rasgos fascistoides “en relación con los fenómenos estructurales recurrentes en la historia del
capitalismo, como las recesiones económicas”, en cuyo correlato “pueden encontrarse fenómenos
paralelos superestructurales que muestran ciertas similaridades en diferentes estadios de la historia”. Sin
473
embargo, añade: “Todos estos fenómenos se interpretan entre sí y con la actividad económica y conducen
a períodos de la historia caracterizados por la elevada opresión y llevan a la adquisión, en gran cantidad
de gente, de un sentimiento de desesperanza y pesimismo, en relación con la imposibilidad de superar
tales situaciones. Aquí es donde teorías pseudocientíficas del tipo del social darwinismo y la etología en
otros períodos y la sociobiología y la psicología evolutiva en el presente construyen estrategias para
alcanzar este objetivo. El uso actual o futuro de estas teorías como armas políticas e ideológicas para
legitimizar diversas iniciativas belicistas u opresivas no puede ser descartado. La concepción opresiva y
limitante de las habilidades humanas [de unas razas frente a otras] puede ser encontrado actualmente en
las leyes antiimigrantes desarrolladas por los gobiernos de derecha en Francia, Alemania, y España al
menos. También pueden ser encontradas en los setimientos antimusulmanes de Estado en EU desués de
los ataques del 11 de septiembre de 2001, e ilustrados en los discursos del presidente de los EU, Georges
W. Bush, en los cuales, al tiempo que se niega un contenido racista en ellos, se utilizan los conceptos de
‘bien’ y ‘mal’ como atributos naturales de ciertos individuos o grupos de individuos, y se usan otros
términos como ‘violencia’, ‘agresión’ y ‘libertad’ como conceptos o actividades que también de manera
natural aparecen en ciertos grupos”. Op. Cit. p. 261. En realidad la misma amplitud histórica y geográfica
del fenómeno obliga a reconocer que su fundamento no son meramente las crisis económicas del
capitalismo ni siquiera las mayores como la de 1929 (para el nazismo) o la de 1971-82 para el
neoliberalismo y la sociobiología etcétera.
623
Fernand Braudel, La historia y las ciencias sociales. Alianza, Madrid, 1968
624
Jorge Veraza U, El siglo de la hegemonía mundial de EU, Itaca, México, 2004.
625
Cfr. Jorge Veraza U, El siglo de la hegemonía mundial de EU (Ed. Cit)/Segunda parte, Capítulos “V.
La Máquina de la Guerra Produjo la Bomba Atómica como el Capataz Mundial de la Clase Obrera. EU,
El Gran Patrón (1939-1945)”, “VI. La era del dominio perfeccionado de EU sobre el mundo (1946-
1970)” y “VII. El Dominio del Océano Pacífico como Centro Estructurante de la Historia del Presente
(1971-2003)”
474
nacional nazi y el pardo italiano, así como del fascismo rojo también sólo de escala
nacional staliniano. Además a este fascismo variopinto mundial le corresponde una
cultura neofascista, el posmodernismo que contiene grandes dosis de represión y
manipulación sexuales así como de producción sistemática de plaga emocional626;
forma de cultura configurada a partir de la década de los setenta en EU y Europa y
generalizada a todo el mundo durante los ochenta y noventa en tanto menú de piezas
culturales del dominio de EU, la OTAN y el G7 y el G8.
Es en medio de éste Gestell totalitario –para utilizar el concepto que Heidegger
heredara del autor de El Estado Total, Carl Schmidt, y que está cargado del
heideggeriano ser-para-la-muerte– sí, es en medio de este Gestell totalitario –aunque
calificarlo de totalitario parezca ser tautológico lo hago para enfatizar la esencia de si
mismo que encubre– sí, es en medio de este Gestell totalitario que no sólo emergerge la
sociobiología, los genes de muerte, los genes egoístas, el neoliberalismo y el
posmodernismo sino en el que se ve reactualizado Hegel de variadas maneras, y en
medio del cual Freud y Einstein condujeron sus investigaciones científicas así como sus
actitudes personales y como científicos hasta el punto de contraponerlas no sólo con la
más elemental ética sino contra las bases epistemológicas de sus propios
descubrimientos; es en medio de este Gestell totalitario que contiene como ingrediente
consustancial suyo el proceso de constitución de una ciencia social y natural cada vez
más ideologizada en sentido tanático hasta devenir en francamente plagada en términos
emocionales, que Wilhelm Reich jugó la aventura de su vida y de sus descubrimientos
alcanzando a describir los contornos de dicho Gestell y sus resortes psicológicos y
energéticos.
Es bajo estas condiciones presididas por la invasión de EU en Irak justificada
como nueva cruzada cristiana contra el Islam por el autoconcebido en el silencio de su
corazón Mesias salvador de la democracia, el recalcitrante neoconservador George W.
Bush hijo, pero que en sus mejores momentos -esto es, en los peores para la humanidad-
ha sabido transformar este silencio en tonantes palabras que estallan en la mente del que
las escucha como bombas devastadoras y ensordecedoras en cuyo estallido se alcanza a
vislumbrar con nitidez el destello del Elegido al que Dios le comunica su mensaje. Y
ahí tienes que este es el día en que todavía el pueblo norteamericano soporta esta tiranía
626
Jorge Veraza U, “Más clara, directa y matizada debía ser la campaña en contra del sida en el país” . en
Periódico El Día, secc. Ciencia, 18 de enero de 1991. y Jorge Veraza U, Para la historia emocional del
siglo XX: Parte III. Ed. Cit.
475
La enajenación social presentó en el siglo XX una figura inquietante que sólo puede
ser descrita como el torcimiento de Eros. No se trata de una enajenación ideológica o de
la conciencia ni de una enajenación psicológica mera sino de una enajenación
energética profunda que involucra la enajenación del Principio de Placer mismo en
tanto fundamento de la psique y de la conducta.
Lo que bien entendido no significa sólo una enajenación sexual y libidinal sino de
todos los deseos; así que sólo puede ser captada si asumimos al Principio de Placer
como Principio de Vida cuyo desarrollo pleno rige el deseo sexual. En síntesis el
torcimiento de Eros es el torcimiento de los dos componentes, el básico y el suficiente
de Eros, la orientación energética de la vida y la orientación energética de la sexualidad.
476
Una enajenación de tal magnitud –como la que describe el torcimiento de Eros– sólo
puede ser posible con la producción maquinístico gran industrial capaz de producir toda
una civilización material, todo un mundo de riqueza, es decir, el contenido total de
cualquier objeto de placer posible, de un modo heterogéneo al modo natural sobre cuya
base se gestó, se elaboró y perfeccionó Eros, el principio de Vida y Placer de la
humanidad a lo largo de millones de años de evolución.
Al respecto no es suficiente la sola presencia de la maquinaría y la gran industria
sino una complejización ulterior de dicha presencia, pues el torcimiento de Eros no se
verificó a inicios del siglo XIX o a mediados sino en el siglo XX o cuando más
temprano a finales del XIX. En todo caso, el síntoma indeleble de que algo así como el
torcimiento de Eros está ocurriendo a nivel de toda la sociedad, lo tenemos con la
llegada de Hitler al poder político de Alemania no por otra vía sino por la del voto
popular. Vía que muestra que los deseos de la gente están en su contra; sobre todo, los
del proletariado, como lo denunciara con toda precisión y valentía en 1933 Wilhelm
Reich en su Psicología de masas del fascismo, es decir, en el mismo año de la toma del
poder por el nazismo.
En efecto, no es la mera Subordinación Real del Proceso de Trabajo Inmediato bajo
el Capital, el establecimiento del modo de producción capitalista específico
maquínistico gran industrial, decíamos, sino una complejización de ésta la responsable
del torcimiento de Eros. Pues se requiere que el mundo todo de la riqueza sea producido
en desacuerdo y contraste con las características satisfacientes de los objetos de placer
naturalmente constituidos a lo largo de milenios y aún millones de años en el recorrido
evolutivo de la sociedad. Y algo así no es lo que de por si produce la industria
capitalista, cuyo comportamiento es de entrada indiferente al valor de uso; toda vez que
está orientada unilateralmente hacia el lucro, el plusvalor y el valor, base de éste. Así
que sólo si un valor de uso alterado es la condición para garantizar el plusvalor,
entonces y sólo entonces bajo estas condiciones, la subsunción real del proceso de
trabajo inmediato bajo el capital producirá un mundo alterado, unos objetos de placer
contrastantes con los naturalmente constituidos. Sólo la subsunción real del consumo
bajo el capital –nombrada así porque se trata de una subsunción real del proceso de
trabajo inmediato bajo el capital que se caracteriza por alterar el contenido material del
consumo de los valores de uso que satisfacen dicho consumo– sólo la subsunción real
del consumo bajo el capital, decíamos, puede causar el torcimiento de Eros. Y lo hace
por una doble vía.
477
1.2 Wilhelm Reich y la Subordinación Real del Consumo bajo el Capital Latente y
Patente
puntualmente lo registró Friederich Engels a fines del siglo XIX627– que a favor de los
seres humanos; pero, incluso esto, en buena parte coincidió con ser favorable a la
higiene y a la seguridad general de la población urbana.
Mientras tanto el consumo de harinas refinadas y de proteínas animales iba in
crescendo conforme retrocedía el consumo de cereales integrales.
627
Friederich Engels, cfr su Introducción a La lucha de clases de Francia
628
Basado en la anulación de los cereales integrales como centro de la dieta y sustituidos por un sistema
elíptico bifocal de azúcar refinada y carne Cfr. Jorge Veraza U (coord), Los peligros de comer en el
capitalismo. Itaca, México, 2007. Parte I/3. Azúcar blanca.
629
Cfr. Jorge Veraza Urtuzuástegui, Reich versus Freud…
630
Wilhelm Reich, El análisis del carácter. Ed. Cit.
479
Por eso es que el torcimiento de Eros se hace patente en tanto fenómeno epocal
complejo –y no sólo como premisa básica pero más o menos oculta de una polémica
decisiva (Reich-Freud)– sólo cuando observamos la transformación de la biología en
una biología guerrerista, una biología invasiva e imperialista o con afanes de dominar y
casi abolir bajo su égida genetista a todas las ciencias sociales anulando sus motivos al
sustituirlos por la motivación genética observada de modo equivocado y unilateral632.
Aquí no se trata sólo de un fenómeno social y político como el nazismo cuyas raíces
deben ser buscadas en la psicología y forma de organización de las gentes; se trata de un
fenómeno cultural que resume a todo el proceso civilizatorio tanto en su sentido social y
político como psicosexual y tecnológico consumtivo o en tanto productor de una
civilización material y una cultura general. Aquí la cualidad intrínseca de los objetos, de
631
Es el emblemático título de la obra fundamental de los antipsiquiatas y David Cooper que data de
1970.
632
Véase la parte II del presente libro.
480
los valores de uso –y no de las personas y de sus formas de organización– son el factor
específico a rastrear; o, dicho de otro modo el síntoma cultural está remitiendo
específicamente a ellos como causa histológica o del tejido social.
Ahora bien, la premisa y el resultado constante y sistemáticamente reproducidos del
torcimiento de Eros es DOR y su expresión social, la plaga emocional con toda la
cohorte de enfermedades agudas y degenerativas provocadas por la dieta actual como el
cáncer, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y la obesidad etcétera633
Cohorte que patentiza la doble raíz del torcimiento de Eros; no sólo la represión y
manipulación de la sexualidad –descubierta por Wilhelm Reich– sino, también, la
subordinación real de los valores de uso bajo el capital no registrada por él; ambos
634
factores de la producción de DOR como la biopatía del cáncer -como la llama
Wilhelm Reich- lo demuestra, aunque Reich no dio importancia a las materias primas
alimentarias de la reproducción celular patológica en tanto determinantes del modo de
reproducción celular sino sólo a las emociones y a la sexualidad reprimida en tanto
factores determinantes de dicho modo de producción, base de los tumores cancérigenos
633
Los peligros de comer en el capitalismo. Ed. Cit.
634
Wilhelm Reich, biopatía del cáncer. Ed. Cit.
635
Franz Kafka, El castillo, (1922)
636
Franz Kafka, El proceso, (1925)
637
Franz Kafka, La metamorfosis, (1915)
481
hasta una experiencia de hormiga, vacía de significados universales –los propios de una
socialidad simbólicamente interactiva y autoconciente como la humana; porque la
experiencia humana es sustituida por una experiencia no propiamente coleoptérica sino
específicamente formicídica (o propia de la familia formicidae) de automatismos
internos e interacciones comunicativas, químicas. Se trata de una realidad kafkiana cuya
inversión o enajenación precisa consiste en que las emociones quedan químicamente
determinadas por los efectos fisiológicos nocivos de los valores de uso alimentarios
producidos por el aparato industrial direccionado a tal efecto para que la conducta
resultante del consumidor formicidizado garantice la ampliación del aparato industrial
capitalista. Franz Kafka por su vida familiar y laboral experimentó primero en si mismo
esta realidad cotidiana, sexual/fisiológica jurídico administrativa y estatal y sólo
después la plasmó estéticamente en sus novelas y cuentos inaugurando el realismo del
siglo XX en contraste flagrante tal con el del siglo XIX que Georg Lukács se negó a
asumirlo como realista638. Hoy esas novelas son realidad cotidiana.
638
Georg Lukács. “Franz Kakfa o Thomas Mann” en Tres ensayos filosóficos sobre Franz Kafka. Paul
Louis Landsberg, GEorge Lukács, D.S. Savage. Los Insurgentes S.A. México, 1961. Véase también en
G. Lukács, Significación actual del realismo crítico. Era, México, 1963.
639
Contraataque fue el título de la célebre revista francesa en la que Georges Bataille publicó algunos de
sus ensayos más revolucionarios contra el fascismo, fundada en octubre de 1935 por Bataille y André
Bretón.
482
las tradicionales novohispanas– sí, el poeta mexicano José Gorostiza, no atina en esta
época sino a hacer la apología de la muerte en su poema épico intimista Muerte sin fin
(1939) siendo contemporáneo suyo el Xavier Villaurrutia de Nostalgia de la muerte640
Por cierto, casi a la par de que ante el spectaculo mundi Erich Fromm publicara El
miedo a la libertad (1948) como nueva denuncia del torcimiento de Eros; en el
diapasón -aunque debilitado sexual, energética y políticamente- de la Psicología de
masas del fascismo de Reich.
Mientras tanto Melanie Klein en Gran Bretaña despliega una intensa labor para dar
fuerza de verdad absoluta a la forma transfigurada del torcimiento de Eros, a Tánatos,
sobre todo y desde la raíz, en la psicología infantil641. Como quien saca las conclusiones
de la pérdida de hegemonía mundial por parte de Gran Bretaña y la proyecta
depresivamente en las cabecitas de los niños para así poderla atribuir a toda la
humanidad.
Pero la destrucción Europa en la Segunda Guerra Mundial también hunde en
profunda depresión las mentes de otros intelectuales del continente,
descoyantemente para nosotros en este recuento el francés Jacques Lacan642,
cuya obra ofrece como rasgo original la recuperación de Hegel para revelar la
clave tanática de la obra freudiana y para poner a la pulsión de muerte en primer
lugar, en el pedestal de honor del lenguaje del inconsciente.
Erich Fromm, Karen Horney y Harry Stuck Sullivan. De suerte que el Eros y
civilización de Herbert Marcuse se dualiza al denunciar el torcimiento de Eros y a un
tiempo exaltar no sólo a Eros sino la presencia autónoma y sustancializada de la forma
transfigurada del torcimiento de Eros, la pulsión de muerte.
En complemento contradictorio surgió para engrandecer directamente a
dicha pulsión el Eros y tanatos de Noman O. Brawn.
Análoga tonada musical sonaba del otro lado del Atlántico; mientras Melanie
Klein y Lacan metabolizaban tanáticamente a Freud, aquella en Gran Bretaña, este en
Francia, sí, en la Francia de Lacan, Georges Bataille –después de una revolucionaria
Noción de gasto de 1934 que basaba su crítica a la acumulación de capital en un
Principio de Pérdida que era familiar cercano –y casi más bien hijo– del principio de
muerte freudiano, ahora- a inicios de los cincuenta y olvidados los tonos
revolucionarios, campeaba cada vez más en el discurso batailleano ya sólo el amargo y
apocalíptico jinete.
Y si hasta ahora había ocurrido un torcimiento de Eros cuyo resultado era la
cada vez más perfecta conformación de una forma transfigurada del mismo que
aparentaba ser autónoma, el principio de muerte, Georges Bataille tomando a este
resultado como punto de partida procedió al re-torcimiento de Eros, pues que no se
avenía éste fácilmente a aceptar ser sometido.
En efecto, Georges Bataille introdujo en el corazón mismo de El erotismo
(1957) la afirmación de la murete, pues sólo con ella –decía– Eros adquiere sentido y
de otra forma palidecería (si no hasta la muerte porque allí reencontraría sentido, sí)
hasta el aburrimiento. Ni más ni menos “la afirmación de la vida hasta en la muerte” en
tanto definición explícita y sucinta del erotismo, se convertía en el argumento
batailleano en lo contrario pasando a retorcer a Eros sugiriendo que este vivía y gozaba
sólo por el corazón tanático que palpitaba en él643.
El retorcimiento de Eros constituía simultáneamente el reconocimiento de que
Tánatos no era nada sino forma transfigurada del torcimiento de Eros y el
desconocimiento de esta nulidad y de dicho torcimiento, precisamente al asumir como
643
Jorge Veraza U, “Erotismo posmoderno”. Revista topodrilo, División de Ciencias Sociales y
Humanidades de la UAM, junio de 1994.
485
644
Recuérdese el título del célebre poema de Alan Ginsberg “Aullido” (Howl) escrito en 1956
486
645
Jorge Veraza. “Lyotard en el museo Bataille”, La Posmodernidad, Ediciones UAM, Unidad
Xochimilco, México, 1991, pp.29-54.
646
Cfr. Julio Muñoz Rubio. Sociobiología: pseudociencia para la hegemonía capitalista. CIIECH-
UNAM, México, 2006
487
647
Jorge Veraza (coord.) Los peligros de comer en el capitalismo. Itaca, México, 2007.
488
648
París, 1967.
649
En el “Documental Los hijos de Saló. Entrevistas con cuatro cineastas. Catherine Breathtllat, Clear
Denisse, Bertrand Bonello, Gaspar Noe” Carlotta Films, Francia, 2002.
650
Ibid.
651
Ibid.
652
Cfr. El matrimonio del cielo y el infierno de William Blake. Cátedra, Madrid, 2002.
489
653
Recuérdense su Mamma Roma (1962) y su Edipo, hijo de la fortuna (1967)
490
y nos hacen creer que vivimos en una sociedad plural; y todo ello mientras el
capitalismo transforma todos nuestros valores morales y culturales en acuerdo a este
acto de humillación sádica que el sistema lleva a cabo a nuestra costa. Con lo que la
denuncia del torcimiento de Eros parece ir en Saló… más allá de la mera crítica de la
represión, manipulación y perversión sexuales, hacia la crítica de la degradación directa
de la energía vital; y ello no obstante que, en realidad, el contexto sadomasoquista del
film ubica este pasaje como parte de otras tantas de las perversiones sexuales que se
ejercieron contra los niños y los adolescentes en los recintos del fatídico castillo.
De tal manera, Passolinni no sólo llevó a cabo la denuncia radical del
torcimiento de Eros sino que reactualizó la necesidad de que la precisaramos
conceptualmente; no sólo porque él la lleva a cabo en términos plásticos sino porque en
el límite la lleva a cabo en forma ambigua, creyendo que Tánatos existe y es quien
tuerce a Eros y que ambos –en el tono mitológico de la página final de El malestar en la
cultura– son factores eternos.
La vida de Reich fue cercenada prematuramente a los sesenta años, cuando no hacía
mucho denunciara daños ecológicos ocasionados por el desarrollo industrial capitalista
y, sobre todo, por la energía nuclear654. Con lo cual se patentiza que de seguir vivo
hubiera profundizado la veta del torcimiento de Eros en toda su amplitud.
Pero he aquí la desproporción: visualiza el torcimiento de Eros en una menor
medida de lo que realmente es pero lo sufre en la basta medida que tiene, así que la
estrategia que instaura Reich para combatirlo corresponde a lo que visualiza; quedando
siempre por detrás, con la frustración resultante. Así que jamás renuncia desde 1927 a la
profilaxis social de las neurosis pero ya no se hace ilusiones de la misma como panacea,
simplemente prosigue curando gente y preparando terapeutas a tal efecto. Y aún
profundiza la profilaxis social de las neurosis ahora con el cuidado de la infancia, a fin
de combatir la plaga emocional de las masas desde la raíz con perspectiva evolutiva de
largo aliento en un movimiento de enroque que va a la segura aunque sin renunciar a
otras formas de lucha de efectos más inmediatos. Porque tampoco renuncia a la lucha
política específicamente revolucionaria sino que en ella incluye la profilaxis social de
las neurosis y el cuidado de la infancia en lo correspondiente al polo de las masas,
precisamente en atención a lo que es la relación toral de la lucha de clases política y de
la transformación histórica, la relación líder-masas. Mientras del lado del líder revela el
sistemático asesinato de Cristo a fin de forjar un nuevo tipo de líderes no mesiánicos, es
decir, unos que se eximan de propiciar –también inintencionalmente– dicho asesinato a
su costa. Lideres que intervengan en las coyunturas históricas en un sentido
auténticamente revolucionario sin caer en las trampas de la plaga emocional de las
masas, las cuales una y otra vez han trabado o anudado la posibilidad del cambio
histórico efectivo.
Pero aún así es comprensible que Wilhelm Reich sienta y evalúe a momentos la
tarea revolucionaria como una empresa casi imposible de ser realizada; precisamente no
porque asuma la enajenación histórica –fascistización mundial de entrada– con mayor
medida de lo que es sino por paradójico que parezca porque cree que la enajenación
histórica es menor de lo que realmente es.
Esto se explica si entendemos que la estrategia compleja que diseña y recién
acabamos de describir está a la medida de una enajenación menor. Mientras que sólo
654
Experimento ORANUR
492
una estrategia aún más extensa y profunda, en fin, más desarrollada, y compleja estaría
habilitada a la tarea histórica trascendente correspondiente con una enajenación
histórica mayor. Una estrategia que sepa retomar la de Reich –por eso nos encargamos,
primero, de especificarla zafándola de las múltiples malversaciones y
malinterpretaciones de que ha sido objeto– pero además de retomarla, asuma en toda su
profundidad y amplitud el torcimiento de Eros –por eso hemos especificado la eficacia
de éste– en sus componentes relativos no sólo a la dinámica de la comunidad doméstica
capitalista, represión sexual y plaga emocional incluidas, sino también a la
subordinación real del consumo bajo el capital en su conjunto.
Una estrategia que despliegue entonces una tácticas ecológicas sitemáticas y
cada vez más radicalizadas y extendidas, así como de gestión antisometiente del
consumo con base en la alianza autogestiva de los productores y consumidores directos.
Dando con ello contenido concreto a la conformación de comunas afinitarias en alianza
con las comunidades tradicionales de las etnias precapitalistas que han logrado
sobrevivir aún al embate capitalista655.
¿Qué algo así es lo que ya se perfila sobre todo después del movimiento
altermundista de Seattle (1999-2000)? Es cierto, el mundo asume sus desafíos
puntualmente conforme van surgiendo; sin embargo, lo hace de modo fragmentario y
aislado, discontinuo y descordinado, a veces en fulguraciones explosivas, otras sin la
intensidad requerida etcétera. Pero para llevar a cabo una basta acción de
transformación histórica trascendente inédita se requiere precisar la esencia de lo que
estamos ya haciendo, a fin de desbrozarlo de ambigüedades, rémoras y equívocos
procediendo a perfeccionarlo. Sólo así se logra una acción concertada de millones como
la que se requiere. Y sólo así logramos que esos millones sean tales aún hábiles para su
tarea histórica –en vez de que se encuentren sometidos fisiológica, psicológica, e
ideológicamente– y que la naturaleza que los sustenta aún exista.
655
Abordé monográficamente el tema en Luchas emnacipatorias de fin de siglo y subsunción real del
consumo bajo el capital. Cfr. mi La subordinación real del consumo bajo el capital: Itaca; México, en
imprenta.
493
BIBLIOGRAFÍA
Adorno, Dialéctica negativa, Taurus, Madrid, 1976.
Adorno,Theodor y Horkheimer, Max, Dialéctica de la ilustración, Madrid, Trotta, 1994.
Alann Janik y Stephen Toulmin, La Viena de Wittgenstein, Taurus, Madrid, 1974.
Ardrey, Robert, La evolución del hombre: la hipótesis del cazador, Alianza Edit.,
Madrid, 1976
Bachofen, Johan Jacob, El matriarcado. Una investigación sobre la ginecocracia en el
mundo antiguo según su naturaleza religiosa y jurídica. Akal, Madrid, 1987.
Botton, Alain de, Las consolaciones de la filosofía, Taurus, Madrid, 2001
Bailey, Percival, Sigmund the Unserene. A tragedy in trhree acts., Ch. C. Tomas, 1995.
Bataille, Georges, La parte maldita, Icaria, Barcelona, 1987.
Bataille, Georges, El culpable, Madrid, TAurus, 1974.
Bataille, Georges, El Erotismo. Ed. Mateum, España, 1971.
Bataille, Georges, La experiencia interior. Taurus, Madrid, 1981.
Bataille, Georges, Sobre Nietzsche. Voluntad de suerte. Taurus, Madrid, 1974.
Bataille, La noción de gasto. Icaria, Barcelona, 1974.
Bataille. Obras escogidas. Barral editores, Barcelona, 1974.
Beauvior, Simone de, El Segundo sexo. SXX, Buenos Aires, 1970.
Blake, William, El matrimonio del cielo y el infierno Catedra, Madrid, 2002.
Braudel, Fernand, La historia y las ciencias sociales. Alianza, Madrid, 1968
Brawn, O. Norman, Eros y Tánatos. El sentido psicoanalítico de la historia, (1959),
Joaquín Mortiz, México, 1967)
Bujarin, La Acumulación Socialista. Alberto Corazón ed., Colección Comunicación,
Madrid, 1971.
Burroughs, William, Conversaciones con Daniel Odier, Mateu, Barcelona, 1971.
Chia, Mantak, Secretos taoistas del amor. Cultivando la energía sexual masculina.
Equipo Difusor del Libro, Madrid, 2000.
Chia, Mantak, Amor curativo a través del tao. Cultivando la energía sexual femenina.
Mirach, España, 1993.
Claudín, Fernando, Marx y Engels y la revolucion de 1848. SXXI, México, 1974.
Dadoun, Roger, Cien flores para Wilhelm Reich. Anagrama, 1978.
Dawkins, Richard, The selfish gene, Oxford University Press, NY, 1989
Delahanti, Guillermo, Psicoanálisis y Marxismo. Plaza y Valdés, México, 1987.
Deleuze Gilles y Guattari, Felix; En Antiedipo. Capitalismo y esquizofrenia. Seix Barral,
Barcelona, 1973.
De Marchi Luigi, Wilhelm Reich. Biografía de una idea. Península, Madrid, 1974.
Eisler, Ryan, El cáliz y la espada. La mujer como fuerza en la historia. Pax-México,
México, 1997.
Emoto, Masaru, Mensajes del agua, La liebre de Marzo, 2003
Flottes, Pierre Martín, El inconciente en la historia. Ed. Guadarrama; Madrid, 1971.
Freud, Sigmund, Introducción al psicoanálisis, Alianza Editorial, Madrid, 1975.
Freud, Sigmund, El yo y el ello, Madrid, Alianza, 1973.
Freud, S. El malestar en la cultura, Alianza Editorial, Madrid, 1972.
Freud, Sigmund, Obras completas de Freud. Ed. Iztaccihuatl, México,
Freud, Sigmund, Tres ensayos sobre la sexualidad. Alianza, Madrid, 1970.
Freud, Sigmund; Esquema del psicoanálisis Ed. Paidós; Biblioteca Psicologías del Siglo
494
pp.40-44.
Marx Engels, Obras completas/t. II, Progreso, Moscú, 1951.
Marx y Friederich Engels, Manifiesto del Partido Comunista. Ediciones en Lenguas
Extranjeras, Pekín, 1975.
Marx, Engels, Obras Escogidas en dos tomos, Progreso, Moscú, 1971
Marx, Engels, Obras. vol. 5. Grijalbo, Barcelona,
Marx, Grundrisse. SXXI, México, 2000.
Marx, Kart, Contribución a la Crítica de la Economía Política. SXXI, México, 1980.
Marx, Kart, La guerra civil en Francia, Progreso, Moscú, 1977.
MEDIOS ELECTRÓNICOS
http://ar.geocities.com/stultifera/bau.html
http://fisica2005.unam.mx/index.php?option-content&task-view&id-138&Itemid-168, 3
de febrero de 2007.
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/351/35102403.pdf 23 de mayo de 2007.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/hilferding.htm
http://www.duesberg.com/
http://www.galeon.com/elortiba/freud36.html
http://www.scielo.org.ar/pdf/medba/v63n6/v63n6a15.pdf, 25 de mayo de 2007. y
Michael J. Bishop, “Retroviruses and Oncogenes” en
http://nobelprize.org/nobel_prizes/medicine/laureates/1989/bishop-lecture.pdf, 25 de
mayo de 2007.
http://www.apm.org.mx/Dreamweaver/Publicaciones/2001/3-4/Precursores.html, 13de
mayo de 2007.
La Jornada “Letra S. no. 27 de febrero de 2007.