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186 GRISELDA GUTIÉRREZ CA STAÑE O. ,;sf

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Ciencia, tecnologla y feminismo socialista a finales del S. xx•; trad. de M anuel me doy cuenta de que el mundo de la sexualidad humana
Talens, p. 13. Disponible en <http:/ /blogs.fad.unam.mx/asignatura/adriana_raggii es infinito y complejo. En el sexo no existe una única felicidad.
Quiero que los lectores recuerden bien este último punto.
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esto es, a grandes rasgos, por el mundo moderno que dio a la ciencia un
de la Mujer, 2008.)
lugar privilegiado como medio para descifrar el universo. Es difícil ima-
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Sueños.
ginar que en el devenir de la especie humana haya existido un espacio o
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económica y cultural. Sin embargo, el imperialismo moderno no podía
Nueva Visión.
prescindir de las raíces cristianas y, por tanto, universalistas, que le dieron
origen. Así, el concepto homosexualidad, originalmente acuñado en Ale-
mania en 1869 (Halperin 2000: 109), sería d ifundido por una modernidad
destructora de mundos y constructora de la realidad en que vivimos. Tal
categoría no solo cobró vida, sino que hoy continúa siendo utilizada en la
-....
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188 110 MOSfXllAUOAO


189

1,,11,Hu1wi<l.1rl, dl·111rn dt• In 111cdkhrn, In psic11losl,1 y In psiquintrín. así t'(Hno posibilitó, con el paso del tiempo, la consolidación de una identidad que
1·n lu,~ 111sl II ud1H11•s 111·11<l1~111k11s dl·dlcadlls a <'Studinr l11s nsuntos n los l]lll.' susdtó sentimientos de pertenencia comparables a los que experiment.in
.1h1cli.' 1•1111· 1 onn•ptll en lodo 1•1 slobo, quienes se adscriben a una "etnia" dentro de una sociedad más amplia en
A d1•clr vndud, l'Slc fc11ó111c1111 no es l'XCc pdo11al, ya que la sod('- lo que se reconocen como una minoría. En particular, es innegable que
d.111 t•u p,u lil'ular la moderna - rt•411lerl' medio~ paro cntegoriior a las a lo l11rgo del siglo xx (Adam 1998: 227) el o la homosexual - que, como
p1•n1111111s con b11sc' t•n ela tos 11tril>11tos <111e cstns posern; confier1• ll radn cualquier categoría identitaria, no implica que todos los que se adscriben
1111u tk 1·lhu 111,,11 lplí•s itl1•t1tlclu(ks socln les por lns qul' p,u•drn d1•f1nlrsc a ella sean idénticos, sino que abarca una gran diversidad de pe-rsonajes
1·11 cll~t1111ns sl111,1t'io11rs n,1idlnnas. Lns ldN11 ld11cil's s1•xunl<'s, nndonnlrs, que se reconocen parcialmente en ella- pasó de ser una figura marginal y
11•111410,ms o pnlksl111H.1ll's, p11r 111<·11cionnr nl~11nos t'jrmplos, SI:' hnn nin~ exótica a convertirse en un actor social que ha conseguido grandes conquis-
1111ld11 t1w,ll011l1• 1111 prnn·so y dnn :,1•111ldo a In c·xlstcndn dr los s11jt'los 1•11 tas. El establecimiento de redes sociales desafió un contexto de opresión,
n11e:-tr11 s u d 1:dod: 1·s l t1l'1", loi. ,·11111,11 itkn al osl~11111h·s un l11~11r s11dul y, n h, demandando In libertad para vivir la sexualidad conforme a los deseos de
v1•1, les ¡wr111lt1•n 11u1vt•rst t on In l1•!(ltl111ld11d dt· 1¡11lc-11, u ojos ck los cl1·1m\s, cada sujeto social (D'Emllio 1990: 457) lejos de- los ideales tradicionales en
p11nk n:-l t•n t ,11 i,i• 11111111 p11rll' d,• ch •t1•r111hrnd11 ~1lllh' soeinl y ad uor d1•Mlt' los qm· el amoi:, el erotismo o la familia solo eran pensables en el contexto
1' " ' l11t(,1r 1i1. . 11)111 .,111,•1111• ,·0111111 uldn. dti las uniones entre personas dt> sexos opuestos; esto es, entre un hombre y
unu mujer - en ese orden, dada la muy frecuentt' relación de subordinación
de l11 Sl'gu nd11 frt•nte ul primero (tema abordado con mayor profundidad
111111 lili111lltl1uJ 1•11 vurios dl· los conceptos trnt11dos en esta obra, corno diferencia sexual,
equldlld, feminismo, género, he terosexualidad o violencia de s é nt-ro).
A h t\f1\ h11•11, IIIHll(hllll 11,11 11'1111 iOll!'S ,•n\linl ulc•\'livn, l"tllll il 111111 de los t\MIII
111, r ,•n1 n1lr11 1•11 lu vhl,1 rl1• 1111 Ml/c'l(1, t.tl u111H111n11 11· h•>)' l' ll df.,. 111111•,11.1
,1111• 111111 llh·11IIJ111l h,11110:.1·>. 1111I l''1wdtk11 hu 1>tlh1, 1·11 l'11•dú, "111,1, 11,d.1 Lll aradcmlll
(A l11111111 11J1,t, H•1) y 11111... olhlu.tu, dt 111n111•r,, l ll' rit'111t•, )11,,du~ al p10,·1•M1
q 1w 1'111111\1111w11t1• d,•11111111111111111:. 141'1b11ll1ud1\ 11 (Alt1111111 .1.11111.1!11). lJrrn v1• L11 co11q11isl11 dl• cspados por porte de las y l0s homos~uales ha sido un.i
NIIJH'IMlo 1•11·u111c'n ld1 1 pntoh\~h·o \1111• 1•,;111 111H 11111 tuvo, 1•11 l{nl ll 11wd1d:1, ludm (flll' 1a111biiln ha tenido lugar en (¡¡ ac:11de1nla, partkularmente en la
d ,·111111 tlc-1 111111Hh 1 d1• l:1 J"h111h11 tf11, h 11,tc11 m<l11r1•1> t 1111 11111y ch s 11111ns 1•11h1 dl'I mundo lil• hublu lngl1•st1, desde lu d1kada de 11,180, y posteriormente l'll
11111'" h .111, 1111¡¡hl1•1u.l11 lu I lí' 111·1111· 1111•pl11d1\n y vl1,lhilirnrl1'111 d,· In~ y lo~ multlples httt,m•s, lo q1tl' induye. por supuesto. nuestra ~gión cuhural. En
h, 111w11rJ11uln, ,·1111111 1111,1 cl1• lo" u u11b l11~ nu\s ¡¡l1411llln1ll\11J~ 1·11 r l 11111111lq rl 1111111tlo dt• h11bln h1spt1m1 , los trabajos al resp~cto, rt'alí:wdos desde las
11111.!1•11111 tl11 11111h· h1s 1111111 11111 d 61uh,~11•11 ¡mt lkulnr·, 11 ¡,arlir d1: 1~70, 1>t-,d,• drndus s1H:rnl1•s. l11v11•ron llllC espl'rar a lu d~cad11 de 1990 para etHn t niar
1•l , :1111p, , 1I,, lu lil~f 111 h11uh111 11I. ¡wdl·llloNn1r·ndo1111r (1 l'h11ll¡w Arlc,'s ( 111H •1 11 H'r ur1•ptt1d11s po r 1111estros medios 1cademiL'O s. Y son todavía t•snuos
1111 1111¡), y .!1·~.!1• 111m p11S(lll íl 1u•1111rnrkllltll, s111111ut11hl1·s h•~ 11111111.11 !1111t·N 1·11 ,·0111pural'l1\11 ron los dt• lu uc11dl'111h1 dt'I mundo de habla inglt>sa. qut-
.1,· l't h l loh11h11w111 ( 1111,1•,: JJ~). estud111 los ho111use>.11ulidadl'S no solo en sus s"nec.faJes. sano t•n todo d
1 1(lil1111. ('1111,plc•jo y t' II t 111 so. d1• la 11111r14lt111d1\11 u I" r,ml.111IIUl' IÓII pla1w10. Esto l'l'Spo11d1•, tk n11rnl'rn ttrntr.il. n las rcsistt'ncias Jr ciertos
.11• u11 w11p11 n,pu, ,le, 11•lvl11tlk11r 1111s tl<•rec'l111s y ro114ulstur ,·~p.,, 111~' Jt'c.'lorc·s 11cu\lém11..-os ¡rnrn utl1111t1r h.·111as dlsllntos a los que se han lratad0
11•11·!11 I!'~ 14111dilll111 ~<•11i Ido dr p t· 1lt•t1l'llt'h1 <¡111• 111 l' llll'l(ll l'h l l111n111w;1.t111 lrndldu1ml1111•111c d1•sd1' hu cienl'ills s,>clalt•s. Sm embargo. es notablt l.1
prn,lbllllu, 1•11 111111, h ll' y cl.i l lll'lllil d,· lu I r 11t rnlltl11d ,h•dldrn 1wd 1i n d1•11t11J 11m1wr,1 c' I\ 1¡Ul' llllc.'V11s estudiosos se han or111)lld,1 de las honwst•).ualJd¡,1des
.r,, l11 1t111 h•tliul ,•n 1¡11c1 vlvl nw s 1:11 1•h-1·tc1, lo 11 p111·kl1\ 11 d1· 1•:ctt• , 1111, ,•¡lhl Ut• n11uwra 1Tt•de111t• }' t't11n11' 1111111 a h.tt"t'rh, l'tlfnu r st11d1antl'S dt' posgradú.
190 RODRIGO LAGUARD HOMOSEXUALIDAD ,~
pe~e..a que sus trabajos son comúnmente tachados de faltos de seriedad po principio de estas páginas, el término homosexualidad es una construcción
gran parte de sus colegas. Particularmente, las posibilidades de realiz decimonónica que, desde su perspectiva, no puede emplearse para estudiar
estas indagaciones se han dado en México, España o Argentina, los paíse,s realidades de sociedades ajenas a la occidental. De aquí se desprenden crí-
de ,habla hispana que tienen un mayor número de instituciones dedicadas ticas al uso del término para describir otros tiempos y lugares ajenos a esta
a la investigación. noción. El punto central de la crítica se basa en el concepto de anacronismo;
Una figura central, en este sentido, es la de John Boswell (1992), quien' esto es, la utilización de términos de una época para aproximarse a otra.
comenzó a utilizar el concepto homosexual dentro del mundo de la inves~• Sin embargo, es pertinente considerar que, con las debidas precauciones y
tigación. En su libro Cristianismo, tolerancia sexual y homosexualidad aclaraciones, todos los científicos sociales utilizan conceptos del presente y
-publicado originalmente en 1980-, que se ha convertido en un clásicot de su entorno para estudiar realidades relativamente distintas a la suya. Los
utilizó dicho término para mostrar distintos momentos de mayor aceptació~ críticos del término homosexualidad también emplearr nociones descono-
o rechazo hacia quienes se involucraban en prácticas homosexuales durante cidas por las sociedades o grupos específicos que estudian. De esta forma,
1

la era cristiana, desde sus orígenes hasta el siglo x1v. Este trabajo mostnó no hay manera de escapar a los conceptos provisionales que se acuñan y
el valor heurístico (esto es, como herramienta dentro de la investigación resignifican en nuestros medios académicos con el propósito de dar cuenta
social) que el concepto podía tener. Para Boswell, la homosexualidad alud~ de los otros, en medio de una tensión entre los saberes que le dan sentido a
a un fenómeno general del erotismo entre personas del mismo sexo que nuestra disciplina y el intento de no violentar las formas de dotar de sentido
puede encontrarse, en términos generales, en todos los espacios y tiemposi al mundo que atesoran, muchas veces sin saberlo, los sujetos de estudio.
Al usarlo, pretende ser lo más cuidadoso posible para evitar proyecciones
del presente en el pasado y respetar las diferencias que nos separan de muru-
dos distintos al que nos ha tocado vivi r; es decir, muestra un gran respeto Una herramienta
por los que ya no pueden hablar. A la vez, expresa su preocupación por no
exagerar las diferencias entre otras sociedades y las nuestras. Este asunto En el esfuerzo por entender las prácticas sexuales entre personas del mismo
implicaría, para quienes nos prE'ocupamos por ello, el peligro de poner e sexo, cualquier investigador enfrenta dificultades. En el mundo moderno,
duda la noción de humanidad y convertir al otro en un ser incomprensible es evidente que estas prácticas ocurren en ciertos espacios sin que ello
con el que no es posible establecer el más mínimo diálogo. John Boswell implique que quienes las practican puedan ser definidos o definidas como
fue una figura que sin duda inspiró la proliferación de estudios sobre la homosexuales; por ejemplo, en lugares donde no existe la presencia de
homosexualidad y uno de los intE'rlocutores más importantes para los personas del sexo opuesto, como cárceles, internados, monasterios o bar-
investigadores que habrían de ocuparse de temas afines. Sin embargo, no cos. También, durante periodos específicos de la vida, como la pubertad,
estuvo exento de interesantes críticas. en los que suelen ocurrir juegos sexuales entre sujetos del mismo sexo ante
Una figura que representa muy bien las críticas realizadas a John Boswell la dificultad de encontrar mayor cercanía con personas del otro, como la
y a quienes se inspiraron en gran medida en él para construir un campo generalidad de los partícipes desearía. Hay otro tipo de situaciones excep-
específico de indagación es Míchel Foucault, quien también ha tenido gran cionales marcadas por la curiosidad, el abuso sexual, el uso de drogas, la
número de seguidores, si bien no todos asumen las afirmaciones sostenidas necesidad de afecto, que no nos permiten hablar de sujetos homosexuales,
en sus textos hasta sus últimas consecuencias, sino que a menudo las utilizan sino de prácticas sexuales entre hombres o mujeres.
para problematizar y complejizar sus propios trabajos de investigación. De Una vía para pensar lo que hoy denominamos prácticas homosexuales
manera notable, en una de sus multicitadas obras, Historia de la sexuali en tiempos anteriores a la existencia de este término ("antes del siglo x1x
dad. 1. La voluntad de saber [1976], muestra que, como se ha descrito al 'la 'homosexualidad' existía pero el 'homosexual' no'; sugiere )effrey Weeks
192 RODRI GO LAGUARD HOMOSEXUALIDAD 1'193,

[1998: 208]) consiste en evadir el uso de este concepto por tratarse de una las prácticas homosexuales son castigadas con la cárcel (como sucede en la
invención moderna que, como se ha dicho, comenzó a proliferar en el India) o la muerte (como ocurre en Irán o Arabia Saudita).
mundo durante la segunda mitad del siglo x1x e inicios del xx. Sin embarJl
go, como ocurre con las grandes cuestiones del mundo -y ciertamente
de la investigación- no hay respuestas definitivas o fáciles, ya que otro~
términos como homoerotismo u homosociabilidad, que son utilizados pov u
muchos académicos, tienen su origen en la categoría homosexual. Es ciertq li)esde la academia del mundo de habla inglesa -en especial a partir de la
que dicho concepto es, claramente, una construcción lingüística. Sin em década de 1990, si bien en el mundo de habla hispana dichas reflexiones se
bargo, esto ocurre con todas las palabras de cualquier lengua del mundo han adoptado con mayor fuerza solo en años recientes- algunos teóricos
lo que no necesariamente significa que su uso sea arbitrario, pues podemos postulan la necesidad de suprimir la utilización del término homosexual
pensar en un referente externo: hombres y mujeres que se han involucra" y, por consiguiente, gay o lesbiana, considerando, a grandes rasgos, que
do primordialmente (pese a vivir en sociedades en las que se enfrentaron no abarcan todas las posibilidades que los sujetos sociales han vivido o
a mayores o menores restricciones y, por tanto, a riesgos derivados de su imponen una categoría, de antemano, a ciertas situaciones sobre las que
conducta) en relaciones eróticas o afectivas con personas de su mismo sexo se pretende indagar. Me refiero, principalmente, a las implicaciones de
y que han sido comúnmente percibidos como sujetos que transgreden las la reflexión en torno al término queer, o de ciertas interpretaciones de
normas sociales. Aun si ciertas prácticas homosexuales fueron institucio- este (término abordado en el apartado correspondiente dentro de este
nalizadas en determinadas sociedades, como la Grecia clásica, la antigua mismo libro). No está de más señalar que en los medios académicos, llenos
Roma o Japón antes de la apertura forzada al mundo moderno en el siglo de creatividad, traslapes conceptuales y diversas apropiaciones por parte de
x1x -por mencionar algunos de los ejemplos más famosos-, también hubo los investigadores que plantean sus indagaciones construyendo su propia
sujetos que, siguiendo sus deseos, se atrevieron a desafiar los espacios de arquitectura teórica conforme a su visión del mundo, muchos utilizan el
permisión o las reglas sociales establecidas para mantener dichas prácticas, 'término queer, como ocurre en las referencias bibliográficas que propor-
y continuaron sosteniéndolas. Se enfrentaron, entonces, al riesgo de sufnr ciono para un mayor conocimiento del término homosexual, asimilando,
algún tipo de sanción social, de acuerdo con cada época y lugar del devenir como una vertiente más de esta categoría, las identidades posibilitadas por
humano; desde la burla o el escarnio hasta la muerte en condiciones q ue ella a partir de la segunda mitad del siglo xx, en especial, la gay o lésbica.
hoy consideraríamos brutales. t • Los defensores del uso de la categoría homosexual (gay o lésbica) han
La organización contemporánea de la homosexualidad, en específico d~ sostenido, en general, que todas las sociedades categorizan el mundo y que
las identidades construidas a partir de dicho término y en torno a las comu, 'es imposible imaginar una sociedad donde tal cosa no ocurra. Incluso las
nidades gay (en el caso de los sujetos de sexo masculino) y lésbicas (en el del nociones que pretenden desmontar tales conceptos terminan convirtién-
sexo femenino) a partir de la segunda mitad del siglo xx, ha posibilitado dose en nuevas categorías que, inevitablemente, dan forma a la vez que
el establecimiento de relaciones exclusivamente homosexuales para los acá explican ese consenso construido por el lenguaje que llamamos realidad.
tares sociales involucrados, la construcción de redes entre personas afines y Recapitulando, el término homosexualidad aparece, entonces, como la
la creación de un sentimiento de pertenencia a una comunidad más amplia categoría que en la sociedad moderna, en principio a escala occidental.
y con la suficiente fuerza y conciencia de su propia existencia como para em• después global, se eligió para nombrar y reconocer cierto tipo de relacio-
prender la lucha por sus derechos y buscar la creación de una sociedad má~ nes específicas, y que se refiere a individuos cuya actividad sexual, deseos
equitativa para todos. En este sentido, si bien se han logrado reivindicaciones ,eróticos o inclinaciones afectivas se han dirigido de manera predominante
cruciales a partir de la década de los setenta, existen regiones del globo donde hacia personas de su mismo sexo en cualquier tiempo o lugar.
,s, HOM OSEXUALIDAD 195

Está claro que en el mundo contemporáneo, a pesar de que cierto conservadores, convencionalismos o ciertos sentidos sociales considerados
sectores de la academia se oponen al uso de este término, el uso de ¡ opresores. Estas comunidades se desarrollaron en principio en el mundo
categoría homosexual está bastante extendido y crece cada día, irradiadq de habla inglesa, seguidas por el resto de la humanidad. Las comunidades
por las grandes metrópolis que lo han adoptado como propio. En este sen- homosexuales, conformadas por redes de lesbianas o gays, han prolifera-
tido, es destacable que tal concepto aporta a los sujetos que se adscriben do hoy en lugares tan diversos como Nueva York o San Francisco, en un
a él la posibilidad de aludir a una red de apoyo social que la mayoría no principio, y después Toronto, Sídney o Londres, que siguieron los pasos de
quiere que se disuelva; un sentido de comunidad que posibilita la luch las dos ciudades del mundo de habla inglesa pioneras en la lucha por los
por objetivos comunes, sobre todo, la reivindicación de ciertos derechos.; derechos homosexuales en la segunda mitad del siglo xx. Posteriormente
Así, resulta evidente que desde la década de 1970 ha ocurrido un proces' se construyeron comunidades identificadas con las ya mencionadas en
en el que gays y lesbianas, cuyas identidades están incluidas en el términq otras urbes con distintas lenguas, por ejemplo Ámsterdam, Berlín, Madrid
homosexualidad, se han concebido como un grupo minoritario legítimQ o Tokio. Hoy, las comunidades inspiradas en el término homosexual han
que lucha contra la discriminación ejercida por otros grupos o institu- construido un sentimiento de pertenencia compartido, elementos culturales
ciones sociales y se atribuye ciertos derechos conquistados de manera comunes más allá de las fronteras nacionales y símbolos reconocibles a
paulatina. Para estos sujetos sociales, tal identidad es tan real como los escala global. Se trata, entonces, de una red social dinámica que se impone
espacios sociales que ha creado y como cualquier otra adscripción 1dentilaria a discusiones terminológicas, al menos ante la evidencia del mundo actual
(laboral, nacional. religiosa) cuya existencia permite la acción política de o de la historia del presente; de una construcción colectiva anclada en el
un conjunto de personas que, si carecieran de una categoría compartida término homosexual que no se refiere al sexo casual o excepcional entre
que las dotara de sentido de pertenencia, no podrían organizarse para dos hombres o mujeres, sino a quienes identifican esa orientación como
emprender cambios sociales como los que se han logrado (Epstein 1998. predominante en sus deseos y definitoria en sus vidas (Villamil 2004: 67-68).
135; Fraser 2008: 262; Murray 2000· 382-383). Estos cambios abarcan des- Ya que el trabajo desde las ciencias sociales o las humanidades no
de la despatologización del término homosexual a escala global hasta el obedece a un dogma, sino a distintas formas de plantear una indagación y
matrimonio entre personas del mismo sexo, concebido por sus impulsores al diálogo que pueda surgir alrededor de esta, considerando que distintos
como un elemento importante en la búsqueda de igualdad de derechos para enfoq ues pueden iluminar asuntos diferentes, queda en la honestidad y
todos. A deetr ,·erdad, desde esta perspectiva parece haber una esrn,,on coherencia personal de cada investigador el reto de elegir las categorías
entre un sector de la vida académica~ la vida cotidia na de ciertos ~u¡etos que considere adecuadas para mostrar de la forma más pertinente la
se,uales; entre quienes viven y defienden su condición sexual como una evidencia que rastrea o construye conforme a su postura personal, siempre
de sus más preciadas pertenencias, quienes pretenden luc.har contra d y cuando el texto que resulte sea coherente. El uso del término homosexua-
térmmo homosexual negando sus cimientos, aunque lo compartan en d /uiad es una opción, ya que con las debidas aclaraciones segun el conte.>.to
plano del sentido practico que se aborde, su valor heurístico permite construir universos en estudio
o dar cuenta de una porción del mundo sobre la que St' dest'a indagar. A
la vez, no amenaza los logros de décadas de traba,o durantt' las cu.ti es se
l 'na posíbilicud han realizado grandes esfuerzos por cambiar l.as relaciones as1métnus;
esfuerzos inspirados en el feminismo y contrarios a las dt>s.1gualdades de
Desee la ce-c.xia. de 19- 0 , actnmas. acadenucos. utat.s dL~ñadore's o género que siguen imperando en nut'slras soc1edade
e~pres.nos homosa.~es han creado espacios denao de las oudado
q".1e , n"l"tl como una conquisu !>onaJ , le:s pt»rm.1tt-n a.e arse ce ~rupc.~
196 RODRIGO LAGUARDA ..
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Foucault, Michel. 1998 [1976]. Historia de la sexualidad. l. La voluntad de saber,
afroestadounidense especializada en estudios críticos del derecho, con el
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Frasee, Suzanne. 2008. "Getting Out in the 'Real World': Young Men, Queer and
claro propósito de incorporar a las "mujeres de color"' a la reflexión teórica
Theories of Gay Community~ en Journal ofHomosexuality, vol. 55, núm. 2, y el quehacer político del feminismo y del activismo antidiscriminatorio
pp. 245-264. afroestadounidense. Desde 1989, el concepto ha adquirido gran populari-
Halperin, David M . 2000. "How to Do the Histor y of Male Homosexuality: en GLQ, dad, tanto así que Leslie McCall se anima a decir que es "la contribución
vol. 6, núm. 1, pp. 87-124. teórica más importante que hasta el momento han hecho los estudios de
Hobsbawm, Eric. 1995. Historia del siglo xx, 1914-1991, Barcelona, Crítica.
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Puar afirma, por su parte, que es la "aproximación que más prevalece en la
Villamil, Fernando. 2004. La transformae1ón de la identidad gay en Espa1ia, Madrid,
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teoría queer" (2012: 49): Algunas feministas consideran que la intersec-
Weeks, Jeffrey. 1998. "La construcción de las identidades genéricas y sexuales. La cionalidad es una metodología (MacKinnon 2013), para otras es un nuevo
naturaleza problemática de las identidades: en lvonne Szasz y Susana Lerner paradigma de investigación (Hancock 2007), pero dado que se ha utilizado
(comps.), Sexualidades en México. Algunas aproximaciones desde la perspectiva como concepto en una amplia gama de disciplinas con metodologías de
de las ciencia s sociales, México, El Colegio de México, pp. 199-221. investigación propias, es más bien una herramienta útil para detectar las
múltiples discriminaciones que se entrecruzan de tal forma que cotidia-

Womtn o/color es un término adoptado en J 9n con motivos políticos para s ust1tu1r la palabra
minarla y demostrar la solidaridad entre mujeres de d iversos orlgenes. no se trata de cr..ar un4
identidad colectiva a partir de la raza o et111a sino de crear una presencia pollt1ca para las mujeres
mmonzadas.
2 Todas las citas que rn el te~to original est~n en inglés han sido traducidas por mi
Trans

Alba Pons Rabasa


Eleonora Garos1

Introducción

Este t<·xto propone una lectura crítica y feminista de lo trans y de las


categorías sexo, género y sexualidad que lo sustentan, basada en un
desplazamiento epistemológico fundamental. No nos interesa analizar lo
trans en cuanto fenómeno social ahistórico, ni mucho menos reducirlo a
categorías identitarias estables como transexual, transgénero y travestí
entre otras geopolíticamente situadas. Nuestro propósito es investigar su
genealogía, los dispositivos y tecnologías que lo han ido produciendo y
reconfigurando en cuanto categoría diagnóstica e identitaria. La versión
de lo trans como condición identitaria patológica, frecuentemente deno-
minada transexualidad o transexualismo, se configura como dominante
en la mayoría de los contextos occidentales, pero es importante destacar
su polisemia y su multiplicidad localizada.
Una vez planteado lo anterior, pretendemos ofrecer herramientas para
la aprehensión de estas experiencias sexo-genéricas de una forma compro-
metida, crítica, rigurosa y, sobre todo, situada. Este propósilo nos obliga
a historizar los términos mediante los cuales se representa la experiencia,
tomando las categorías de análisis como contextuales, disputadas y contin-
gentes (Scott 1992). Entendemos la experiencia como un "proceso continuo
por el cual se construye semiótica e históricamente la subjetividad'; efecto
de la interacción con el mundo. Se trata de un "engranaje continuo del yo
308 ALBA PONS RABASA Y ElEO NORA GARQ TRANS 309

sujeto con la realídad social'; de la subjetividad y la práctica, del mundo Por este motivo añadimos a continuación una mirada a lo trans desde
interior y el exterior, cuyos efectos son entonces recíprocamente constitua América Latina, comentando algunas referencias teóricas relevantes y si-
tivos (de Lauretis 1992: 251-294). tuándolas en su contexto político. A pesar de no ser numerosos los trabajos
Partiendo de estas premisas, en un primer momento presentaremo en habla hispana, hay que destacar el papel de Latinoamérica en relación
una genealogía crítica de lo trans, que hoy en día se sigue patologizando con la lucha por el reconocimiento de la identidad de género desde una
En esta genealogía no se abordan las experiencias trans, sino las con perspectiva no patologizante.
ceptualízaciones de las mismas que ha producido la medicina en cuant Finalmente, pondremos punto final a este texto con una propuesta con-
tecnología fundamental de producción de subjetividad, así como los cos creta que comprende ciertas premisas fundamentales para entender y abor-
tos sociales, políticos, subjetivos y corporales que supone esta forma d dar lo trans sin objetivar, universalizar u homogeneizar estas experiencias,
objetivación de la experiencia. En un segundo momento abordaremos 1 sino asumiendo su heterogeneidad, complejidad y multidimensionalidad.
que hemos denominado "otros discursos de lo trans~ otros campos desd
los cuales se han definido estas experiencias, como el discurso activista
en Estados Unidos y la campaña internacional por la despatologización, Genealogía crítica de lo trans
de las identidades trans.
Hemos privilegiado estos campos tomando en cuenta el impactó Es posible encontrar los orígenes de la transexualidad en el proceso
global que han tenido en términos sociales y políticos. Estarnos conven histórico de construcción de la normalidad sexual y sus desviaciones en
cidas de que hoy la mayor parte d e las experiencias trans que se dan el Occidente, el cual data de finales del siglo xvu. De acuerdo con Foucault
las ciudades están atravesadas de alguna forma por todos los discurso (1998), se produce, en diversos ámbitos (medicina, biología, política,
aquí analizados que, además, circulan globalmente por internet. Por es moral, etc.), una multiplicación de discursos sobre el sexo. Esto origina
es importante conocerlos y tratar de analizar cómo se articulan con otro! la creación de una "verdad sobre el sexo" que, por un lado, establece lo
discursos locales de lo trans. que se considera normal y lo que se considera patológico, y, por el otro,
A continuación de los puntos mencionados presentaremos los dl•bate instituye el "dispositivo de sexualidad~ que pretende producir sujetos
feministas en to rno a lo trans . Sin lugar a dudas, tales debates, que fina conformes a los cánones hegemónicos de la sexualidad.
mente tienen una relación directa con la manera en que se ha definido el En este contexto surge la categoría médica "homosexual~ Asimismo,
género desde las ciencias sociales, pueden arrojar luz sobre la forma en a finales del siglo x1x se empieza a definir en el ámbito psiquiátrico una
que se puede abordar lo trans desde la investigación y con qué ob¡eti\ OS' específica "desviación sexual" que se caracteriza por la identificación de los
Ahora bien, otras referencias teóricas imprescindibles dentro dt!l pacientes con el "sexo opuesto''. Las primeras representaciones de lo trans
abo rdaje analítico de lo trans son las que provienen de los estudios trnns como patología se pueden rastrear en los trabajos del psiquiatra Krafft-
género (trangender studies). Por ello hemos dedicado el siguiente apartado Ebing, quien, en 1877, en sus estudios sobre la homosexualidad, identifica
a describirlos e historizarlos, así como a plantear algunas de las grande~ una categoría especial de homosexuales que sufren de "metamorfosis sexual
aportaciones de esta rama de estudios. Estamos convencidas de que serán du paranoide": se identifican fuertemente con el sexo opuesto y quieren alterar
gran utilidad, pero invitamos a que se lean críticamente, teniendo en cuenta sus caracterlsticas sexuales.
la dimensión geográfica, histórica y políticamente situada del género. D El sexólogo Magnus Hirschfeld, otro de los expertos que contribuyen
hecho, parte de la vigilancia epistemológica que consideramos nccesc1ria a crear un campo de estudios sobre la transexualidad al investigar las expe-
cuando trabajamos esta c uestión tiene que ver con el riesgo de abordad;\ riencias de los travestidos, utiliza por primera vez, en la década de 19:20, el
solamente con referencias teóricas anglosajonas. término "transexualismo del alma'' (seelischer transexualismus), que h ace
310 ALBA PO NS RABASA Y ELE ONORA GAROSI TRANS 311

referencia a las personas que sienten íntimamente "pertenecer al otro sexo~ (CIE-10), (elaborada por la Organización Mundial de la Salud), sustituyen
El término transexual aparece por primera vez en un artículo publicado por el término "transexualismo" por el de "trastorno de identidad de género~
David Caldwell en 1949, "Psychopathia Transexualis~ Pero será a partir de La última versión del OSM -el v, publicado en mayo de 2013- modifica
la década de 1960 cuando se asista a la invención del "fenómeno transexuali nominalmente la definición psiquiátrica "trastorno de identidad de género"
con un cambio de paradigma en las prácticas de disciplinamiento de lo trans por "disforia de género'; sin cambios sustanciales. Es más, se incluyen nuevos
debido a la introducción de tecnologías de modificación corporal, como las criterios diagnósticos, diferenciados en función de la edad - niños, niñas
terapias hormonales y las operaciones de reasignación sexual (Preciado y adolescentes, adultos/as- en los que también se puede llegar a incluir a
200 8). Harry Benjamín es reconocido como el padre de las modernas teo- personas diagnosticadas con un trastorno del desarrollo sexual (disorder of
rías médicas sobre la transexualidad. En 1966 publica su famoso texto The sexual development, oso), llamadas en ocasiones intersex.
Transsexual Phenomenon, donde define a la persona transexual como el El discurso dominante en el campo médico construye como natural y
sujeto que quiere vivir física, sexual y mentalmente como si perteneciera normal la correspondencia entre cuerpo sexuado e identidad de género;
al sexo opuesto. En él critica la ineficacia de las terapias psicológicas y todas las experiencias que no encajan en este esquema son definidas, de
psiquiátricas para tratar a las personas transexuales, propone el uso de alguna forma, como patológicas, y se vuelven objeto de procesos de nor-
hormonas del "sexo opuesto" para obtener la masculinización de las hem- malización con la finalidad de restablecer el "orden natural" entre sexo y
bras y la feminización de los varones. El psicólogo y psicoanalista Robert género. Debido a la legitimidad social de la medicina se produce una verdad
Stoller es otra de las figuras clave en la construcción de la t ransexualidad, hegemónica sobre lo trans: por un lado, se presentan estas experiencias
En 1975 publica Sex and Gender, Volume 2 : The Transsexual Fxperiment:¡ como un estado patológico que puede ser diagnosticado (y curado) y, por
donde introduce la distinción entre sexo (dimensió n biológica), génerQ el otro, se construye lo trans como una condición identitaria esencial e
(dimensión social) e identidad de género (dimensión psicológica). En su inmutable (transexual, transgénero y travestí).'
trabajo sostiene que la id entidad de género con~t1tuye un núcleo inmuta Desde nuestro posicionamiento crítico y feminista, cuestionamos
ble del ser humano y que, en el caso de la~ personas transexuales, dada la este discurso que no solo patologiza las experiencias trans, sino que tien-
imposibilidad de modificar su identidad de género , es necesario aplic de a borrar la multiplicidad y la fluidez de las experiencias de género. La
tratamientos quir úrgicos y/u hormo nales que modi fiq uen el cuerpo par adscripción subjetiva y corporal de estos discursos científicos ofrece a las
restablecer la "natural'' correspondencia entre c:uerpo sexuado e identida4 subjetividades interpeladas una suerte de Mpromesa de normalización" que
d e género . Finalm ente, a partir de la década de 1980 , la tram exualidad e obviamente contiene ciertas ventajas en términos sociales, pero a su vez
c.od1ficada como un trastorno mental por una de las instituciones médica oculta sus costos subjetivos, corporales y políticos, entre los cuales está
más poderosas a ruvel mundial: la Asociación Amen cana de Psiquiatría, qu la subordinación identitaria a través de lógicas como la patologización, la
publica periódicamente el Manual Diagnóstico y Estadístteo de Trastorno, estigmatización, la invisibilización y la infantilización.
Mentales (o sM, por sus siglas en mglés). En 1980 se introd uce por pnme Por ello proponemos ut ilizar el término trans como una estrategia
vet. ~n el o sM-111 el diagnóstico de utransexualismo·: definido como un inclusiva de la variabilidad humana en el campo del género, ya que: 1) per-
trasto rno en la esfera sexual que se caracteriza por un persistente male mite preservar la multiplicidad de las experiencias subjetivas y corporales
tar con el sexo asignado y una co nstante preocupación por modificar 1
características sexuales primarias y secundarias, adq uiriendo las del otro También la ca.tegorla trav~t, es codificada como tru tor no m,ntal Cn ~1 DSM v ~e le drhne

sexo, a través de t ratam ientos ho rmon ales y quirúrgicos. En la década d


como una pa11hl1a, un trastorno suual, ,n rtferenn a a aqut>llas p,r, o nu qut util1.u11 plfnd•~
del gi'nero opuesto pau obt,ner placer t t~uJ.1 La med1cma u• ha apropiado del l,rm1no tr4m
1990, los sistemas internacionales de clasificac16n de patologías mentales, zt11tro, surgido en el marco de IOl movin1ltntos ,001lts, y el DSM v lo utiliza 1>111 1dt11ut a
rodas aqutllas personas qut no st 1dtnt1tican con t i glnt 10 que ks fue Ui&nado al nace,
especifico el osM -I V-R y la Clasificació n Internacional de Enfermedades .1
312 AL BA PONS RABASA Y ELEONORA GARO& TRANS 313

de género, haciendo referencia más a un movimiento, un proceso, o un '.ir sujetos varones heterosexuales que experimentaban un fuerte amor a
más allá de~ que a una condición o identidad preexistente, pues "el tránsito lo femenino y deseaban vivir como mujeres. En todos los proyectos que
no es esencia" (Preciado 2002: 68); 2) no resalta las definiciones médicai Virginia Prince llevó a cabo, como revistas (Transvestía, Femme Mirror)
patologizantes; 3) no tiene por qué asumir corno referencia el sistema binari o incluso organizaciones sociales como la Foundation for Full Personality
sexo-género; 4) se configura como un posicionamiento crítico desde donde Expression, excluyó tanto a personas homosexuales como a transexuales.
analizar los procesos de producción de ficciones identitarias, y s) constitu~ Sería en la década de 1990, en el contexto académico y activista de los
una lente a través de la cual se puede analizar la realidad social. Cabe resaj- Estados Unidos, cuando el término transgénero sería reformulado por va-
tar la propuesta de utilizar el término trans con un asterisco (trans•), un_~ rias activistas y teóricas fundamentales de los estudios transgénero. En esta
aportación del activimos trans, en concreto, de Mauro Cabral (2009), cuyo redefinición se destacaría su potencial crítico hacia posturas esencialistas
objetivo es destacar la variabilidad y pluralidad de experiencias situadas' y binarias en relación con el género, como las que habían definido históri-
cultural y políticamente que se pueden enmarcar dentro de lo trans. camente la transexualidad. De hecho, a través de trabajos como los de Holly
Boswell (1991), Sandy Stone (1991) y Leslie Feinberg (1996), el concepto trans-
género se convirtió en una especie de paraguas que acogió la pluralidad de
Otros discursos sobre lo trans experiencias que cuestionaban la coherencia, la estabilidad y la correspon-
dencia entre género, cuerpo y deseo en las que se sustenta el binarismo de
Además del ámbito médico, en otros espacios también se han abordado las género significado culturalmente por la matriz heterosexual. Sin duda esta
experiencias trans. Es importante destacar que difícilmente podemos realiza¡ redefinición se pensó como crítica a la mirada biomédica, pero la extensión
cortes radicales entre discursos producidos dentro de unos campos y otro de su uso y mediatización provocó que fuera asimilada de nueva cuenta por
porque son narrativas que de alguna forma se tocan, se contagian, se articulan, el dispositivo médico y reformulada en sus propios términos. De hecho, hoy
y son utilizados estratégicamente en términos individuales y colectivos pOL en día, el protocolo médico más utilizado a nivel internacional para atender
las mismas subjetividades a las que interpelan. los procesos de reasignación de género es el de los Standards of Care de la
La emergencia del concepto transgénero (trangender) en los btad World Professional Association ofTransgender Health (WPATH), anteriormen-
Unidos data de la década de 1970. Varios autores estadounidenses rec.onocen,. te Harry Benjamin International Gender Dysphoria Association (HBIGDA).
a Virginia Prince la autoría del térmjno transgenderist que se c1d¡ud1c;aba En la segunda década del siglo xx1, en el contexto europeo, emerge la
sí misma y que definía como una "terct:ra vía" entre la transexualidad }' d Campaña Internacional por la Despatologización de las Identidades Trans,
travestismo. Para ella, ser transgendenst era vivir plenamente en el géner Stop Trans Pathologization 2012, influida por los discursos activistas que en
contrario aJ asignado a la hora del nacimiento -el sexo registra)- sin su momento entendieron que las experiencias trans eran plurales, hetero-
necesidad de recurrir a lo que la medicina llama "cirugías de n-.:1s1gru géneas y tan difícilmente objetivables como las experiencias de hombres,
ción genital o sexual~ De hecho usó este concepto para autonombrJr\ mujeres y otros géneros. Tanto la construcción de este "otro" discurso sobre
en 1979, cuando ya se había sometido a trata miento hormonal y realizad~, lo trans como la internacionalización de esa campaña han sido posibles
electrólisis para eliminar su vello facial. Antes de ese año, Prince habfu. gracias a la emergencia del internet, que ha sido la principal herramienta
utilizado diferentes categorías como femmiphíle, true transvestite o Jemm de difusión y coordinación utilizada por la campaña, pero que a su vez ha
personator. Es importante destacar todo el trabajo de investigación, difu permitido conocer pluralidad de maneras de vivir las experiencias trans
sión y organización comunitaria que llevó a cabo entre la comunidad n en otros contextos.
(abreviatura de transvestite) y en relación con médicos clave, como J lar En 2006, en Barcelona, el colectivo Guerrilla Travolaka - influido por
Ben¡amin. Su definición de transgenderist se refería solamente a aquello las luchas del movimiento de la antipsiquiatr!a y arliculado con colectivos
314 ALBA PON S RABASA Y ELEONORA GAR0$f TRA NS 315 ~,,
feministas y transfeministas autónomos- denunciaría públicamente el tra' género. Desde la antropología se han estudiado contextos en los que los
tamiento psiquiátrico para el trastorno de identidad de género o disforia d sistemas de género incluyen otras categorías además de las de hombre y
género, apostándole así a la despatologización de la transexualidad median mujer, como muxe en la población zapoteca de Juchitán, ciudad del istmo
la visibilización de cuerpos trans no normativos y experiencias trans que n"Q; de Tehuantepec (Oaxaca, México), omeggid en el pueblo kuna de Panamá,
se definen a través del diagnóstico. En 2007 se realizó la primera marcha hijra en la India, o two spirits en pueblos amerindios de los Estados Unidos
lucha transexual, transgénero e intersex, que marcaría el inicio de la Re y Canadá, entre otras. Consideramos que sería importante rastrear cómo
Estatal por la Despatologización Trans, a la cual se unieron colectivos estas categorías y las vivencias que intentan representar se articulan con el
diferentes ciudades de la geografía española. En 2009, cuando GuerriU: flujo de información globalizada existente sobre diversidad sexual y género,
Travolaka ya había cambiado su nombre a Transblock-Piratas del Género, ,l, obviamente asumiendo siempre la tensión existente entre representación
Red lanzó una convocatoria a nivel internacional que tuvo un éxito rotundo; social y experiencia, y la pluralidad y heterogeneidad de esta última.
pues cuarenta ciudades se unieron a sus objetivos de reivindicación. Así se Tanto la genealogía crítica planteada, como los otros discursos que
creó Stop Trans Pathologization 2012. El año hace referencia a la previsió"n hemos presentado - los cuales definen de determinadas formas lo trans-
de la Asociación Americana de Psiquiatría respecto al lanzamiento de su mucstran la polisemia de los conceptos/representaciones y la pluralidad y
nueva versión del DSM, que sería la quinta. complejidad de las experiencias particulares. Esto nos obliga a ser extre-
Lo que esta campaña solicitaba era el retiro de la categoría diagnó madamente l uidadosas con los términos que utilizamos -que deben estar
tica de "trastorno de identidad de género" -que en la actualidad ha si~ geográfica y políticamente contextualizados- y con los conceptos teóricos
sustituida por "disforia de género"-, así como el respeto al derecho a la, que usamos en la investigación, los cuales deben mostrar esa pluralidad y
atención a la salud transicional sin necesidad de un diagnóstico psiquiátric~. complejidad corporal y subjetiva que conllevan las experiencias trans -como
El impacto internacional de la campaña ha supuesto un cue_stionamiento d11 todas las experiencias de género.
la hegemonía de la definición médica y psiquiátrica de la transexualidad, u1,1
recurso de reivindicación en ámbitos locales y la difusión de otras formas
no patologizantes de entender lo trans. Debates feministas en torno a lo trans
Una de las críticas que ha recibido es que, si bien ha sido y es un recursó
que se puede utilizar para la reivindicación del derecho al propio cuerpo. Lo trans no ha sido históricamente un tema clave del feminismo. No lo
a la autonomía y a una identidad de género no definida ni biológica ni abordó hasta tiempos recientes y no deja de ser una cuestión controvertida
médicamente, esta utilización conlleva riesgos, entre los cuales se encue en el marco de los debates contemporáneos sobre sexo, género y sexualidad.
tran: 1) la homogeneización de la experiencia y la invisibilización de l Está en juego la legitimidad de lo trans como sujeto político del feminismo.
múltiples formas que tiene de ser vivida, encarnada, sentida y presentad A muy grandes rasgos, en este contexto se distinguen tres posiciones
2) la universalización de una representación específica -europea, blan diferentes sobre lo trans, vinculadas con las distintas formas de definir el
y occidental- de lo trans, y 3) el desplazamiento de una experiencia p género y el sexo: 1) las feministas radicales, que consideran la biología como
ticular enmarcada en contextos geográficos y culturales específicos a u destino y niegan la legitimidad de la experiencia trans (Raymond 1979;
categoría identitaria fija y globalizada (como la gay). Jeffreys 2003); 2) las estudiosas que consideran la biología como soporte
De hecho, si entendemos lo trans como experiencia que va más ali material para el desarrollo del género, entendido este como un conjunto de
de las categorías identitarias de hombre y mujer en relación con el género elementos culturales, simbólicos y/o socialmente construidos a partir de la
encontramos que en diferentes culturas ha habido conceptos que intenta diferencia sexual, para quienes lo trans evidencia los procesos soc iales
representar vivencias subjetivas y corporales diferentes al binarismo d de producción del género (Kessler y MacKenna 1978), y finalmente 3) las
316 AL BA PONS RABASA Y ELEONORA GARO TRANS 317

teóricas queer, quienes consideran que tanto el sexo como el género son riamente abordan de manera directa lo trans, pero ofrecen herramientas
productos de la ideología binaria de género y de la matriz heterosexu~ útiles para analizarlo. Esta propuesta teórica aporta una interpretación
y promueven el cuestionamiento y apertura a lo trans como sujeto polí; profundamente antiesencialista no solo del género, sino también del sexo
tico del feminismo (de Lauretis 1987; Butler 2002, 2007; Haraway 19951 y de la sexualidad.
Halberstam 1998; Preciado 2002, 2008). Por un lado, la correspondencia entre sexo, género y deseo no es con-
En el marco del feminismo radical, Janice Raymond, en su controve siderada como algo natural, sino como el producto de un discurso hegemó-
tido The Transsexual Empire. The Making of the She-Male (1979), sostiene- nico que Monique Wittig (1992) define como "pensamiento heterosexual"
que la biología determina el género, y que las mujeres trans (que denom· y Judith Butler (2007) como "matriz heterosexual''. Por otro lado, sexo,
male-to-constructedfemale), aunque se hayan sometido a modificaciones género y deseo no son prediscursivos y actúan, más bien, como tecnolo-
quirúrgicas y hormonales, siguen siendo hombres que quieren infiltrarse gías de producción de subjetividades que se definen a través de ficciones
en los espacios de mujeres y feministas con el objetivo de ejercer poder reguladoras (Butler 2007) o biopolíticas (Preciado 2002).
sobre ellas, controlarlas y cuestionar el movimiento feminista. De la misma De Lauretis es reconocida como la primera feminista en utilizar el
manera, las lesbofeministas radicales, como Sheila Jeffreys, critican a 1 término queer en el ámbito académico, concretamente en un taller deno-
hombres trans por traicionar su naturaleza femenina y su pertenencia a)\\ minado "Queer Theory: Lesbian and Gay Sexualities~ que se llevó a cabo en
comunidad lesbiana. ~ 1990 en la Universidad de California en Santa Cruz. Retomando los análisis
En la línea que comprende el género como construcción social, dentrc, de Foucault sobre los procesos de subjetivación, esta autora considera el
del ámbito de las ciencias sociales, destaca el trabajo publicado en 1978 género como una tecnología con la función (que lo define) de construir
por Kessler y MacKenna, Gender: An Ethnomethodological Approac,. ind1nduos concretos como varones o como mujeres (de Lauretis 1987).
en el cual analizan los procesos de atribución y reproducción del géne- Judith Butler publicó algunos textos considerados fundacionales de la
ro en el marco de la vida cotidiana, tomando como referente el trabajo teoría queer: Gender Trouble (1990) y Bodies that Matter (1993), donde
etnometodológico de Harold Garfinkel.' Las autoras, que no cuestionan cnttende lo trans/drag como una oportunidad para pensar el género en
aquí el binarismo de género sino el determinismo biológico, se enfocan cuanto performativo, poniendo de manifiesto su estructura imitativa/
las personas trans porque su transición de género visibiliza las práctic~ oltac1onal. Su tesis es que no existe algo que se pueda considerar "natural':
cotidianas a través de las cuales los individuos construimos, a diario ,ya que todo sujeto entra en el mundo social a través del lenguaje, inter-
género, como una realidad que tiene sentido para todos El género n pretándolo y siendo interpretado. Por lo tanto, sostiene Butler, no solo el
se considera una propiedad natural de los sujetos , sino un proceso d género es la simbolización social de la diferencia sexual, sino que: 1) la
actuación constante y de reproducción de normas sociales natural11a misma diferencia sexual es el efecto de prácticas discursivas que cons-
Las tesis más innovadoras para reflexionar sobre lo trans vienen, quirá, truyen un orden "natural" de dos sexos; 2) el género es una "cita" -de la
de la teoría queer. Se trata de un conjunto de aportaciones que no nece.~a cual no hay original- de normas y actos que culturalmente simbolizan
la diferencia sexual; 3) la identidad de género no es un espacio psíquico
2 Harold Garfinkel, en su famoso articulo "Pass1ng and the Managed Ach1evement oí ~ex ~ interior, sino el efecto de esa repetición de actos -se trata de una ficción
in an 'lntersexed' Person· (1967), explicita el proceso a través del cual Agnes (que nació VJ
reguladora que produce sujetos conformes a los mandatos de la matriz
fu e paciente de Robert Stoller) desarrolla su pertenencia al género femenino El estudio rriu
los esfuerzos de Agnes pan ap~nder a ser mujer, reproduciendo las normas sociales domin heterosexual.
(en su uempo) sobre la feminidad. Garfinkel trata el género como un performauvo, que , ,La teoría queer se configura como una postura critica hacia los proce-
continuamente a través de la repetición de narrativas y prkt1cas compartidas (por t¡em
.lios,históricos y políticos de construcción de las identidades sexo-genéricas
hecho de que por ser mu¡er una tiene que tener una vagina es una narrativa comparuda en
Agnes y los médicos que la operaron). "~ binarias (hombre/mujer, varón/hembra, masculino/femenino, homosexual/
318 A~BA POt, S flABASA Y ELEONOflA GA'IO TRMlS
319

heterosexual, transgénero/biológico), así como de los procesos de norma)¡ OtC-s autor•s que es necesario mencionar son Leslie Feinberg, autor• de
zación de las mismas. Esta perspectiva, en la que se detectan las influenci Stone Butch Blues, Transgender Warriors y Trans Liberation, que impulsa un
de cierto feminismo lésbico radical (Monique Wittig, Adrienne Rich), negr nuevo uso del término transgender para significar el conjunto heterogéneo
y chicano (Gloria Anzaldúa, Audre Lorde), critica la universalidad del sujet de sujetos que presentan alguna variación en relación con el modelo domi-
"mujer", abriendo espacios de legitimidad para otros sujetos políticos de nante de género y sexualidad; y Kate Bornstein, autor• de Gender Outlaw:
feminismo, como lo trans, las mujeres negras o las lesbianas, y para for ma~ on Men, Women and the Rest of Us (1994), que defiende las experiencias
de acción política no identitarias. de fluidez del género, rechazando ser categorizad• como mujer u hombre.
Una de las aportaciones académicas más elaboradas es la de Jay Prosser,
que publica en 1998 Second Skins: the Body Narratives of Transsexuality,
Estudios transgénero donde analiza los procesos de incorporación del género y construcción
de identidad a través de las narrativas de personas trans. En particular,
Los estudios transgénero (transgender studies) desarrollados por académic•s contrasta la idea de la transexualidad como invención de la medicina,
y activistas transa partir de la década de 1990, evidencian la urgencia para afirmando que antes de las prácticas tecnológicas y discursivas· de cons-
las personas trans de "hacer" su propia historia, de visibilizarse, contrarres- trucción de l•s transexuales existían subjetividades activas que producían
tando los efectos negativos de ciertos discursos feministas y médicos (Stone narrativas de "cambio de sexo''. En el texto presenta una articulada crítica
1991; Bornstein 1994; Feinberg 1996; Prosser 1998; Stryker y Whittle 2006) a la teoría queer (en particular de Eve Sedgwick y Judith Butler) por su
Susan Stryker los define como un campo académico multidisciplinario que utilización de la figura del drag y del transgender para demostrar la per-
se enfoca al análisis de la transexualidad y el travestismo, en las expresio- forma tividad del género y desestabilizar los confines de las categorías de
nes culturales de la "atipicidad" del género; en general, se interesa por la sexo, género y sexualidad. Según la interpretación de Prosser, la teoría
diversidad genérica humana. Como recuerda la misma autora, es oportuno queer presenta la experiencia transgénero como práctica subversiva que
tener en cuenta que se trata de un campo de estudios desarrollado en un pone en evidencia la no necesidad de la matriz heterosexual. etiquetando
contexto anglófono (los Estados Unidos y Europa) y que la misma categoría implícitamente la figura del transexual como esencialista y conservadora,
transgénero difícilmente puede utilizarse para explicar otros sistemas de ya que reproduce las normas de género dominantes. Prosser argumenta.
género en contextos no eurocéntricos. en cambio, que también los sujetos transexuales ponen de manifiesto los
Entre las pioneras de los estudios transgénero cabe recordar a Sandy procesos performativos de producción de género. Critica, además, el
Stone, quien publicó en 1991 el Post-transsexual Manifesto, en respuesta al concepto de performatividad de género porque parece implicar un acto
texto de Janice Raymond. En particular, elabora una crítica de la práctica voluntarista de elección del género; y el de matriz heterosexual porque
del passing (vivir y ser reconocid• como un miembro del "otro" sexo), pro- atribuir al lenguaje la producción de sexo, género y sexualidad borrarí.l
movida tanto por las personas transexuales como por el aparato médico la materialidad de los cuerpos.
y psicológico. El passing borraría las múltiples expresiones de género po- Las reflexiones más recientes en el marco de los estudios transgénero
tencialmente expresables por las personas. Critica, entre otras cosas, el uso ofrecen algunas novedades relevantes y muestran cierta influencia d e b
de expresiones como "nacer en el cuerpo equivocado'; ya que presupone teoría queer, en primis el giro antidentitario que, en resumidas cuentas,
solamente la legitimidad de los cuerpos conformes a las normas de género entiende las identidades trans como producto de ficciones reguladoras )'
hegemónicas. Stone invita a ser "post-transexual'; es decir, a rechazar las abre la posibilidad de agencia desde posicionamientos no identitarios . Las
praxis que definen el proceso de transición de género como conformidad experiencias trans ya no son tematizadas como idt•ntidades cohercnt...-s ,
con los modelos dominantes de feminidad (y masculinidad). sino entendidas como una lcntt• a través de la nial se analiza la rt>alidad
320 ALB'I PONS RABASA Y ELEONORA GAR\) TRAN S
sw

social, como una posición epistemológica desde la cual se produce conoi¡ En Colombia, el Ejecutivo emitió un decreto en junio de 2015 para des-
miento crítico. Otro tema central es la transnormatividad -que constru judiciaJizar y despatologizar el procedimiento para el cambio de nombre y
categorías de sujetos trans legítimos y abyectos- y lo& efectos que tiene·en género en los documentos oficiales. Dicho decreto es de alcance nacional.
temas de reconocimiento de derechos y ciudadanía. Finalmente, se analizan1 El hecho de que Latinoamérica (y no los Estados Unidos o Europa)
los efectos disciplinarios -sobre las vidas de las personas trans- de otra~ sea la primera región en reformular la cuestión de la "ciudadanía trans"
tecnologías, como los sistemas legales y estatales (Stryker y Aizura 2013) -desde el paradigma de los derechos humanos y la despatologización-
rompe con el imaginario imperialista que vincula el respeto de los derechos
humanos con el desarrollo, así como la democracia con la emancipación
Una mirada a lo trans desde América Latina y el Caribe sexo-genérica.
En el terreno de la producción de conocimiento sobre lo trans en
Si en el discurso académico lo trans ha llegado a funcionar como parad1g América Latina, cabe recordar los trabajos en Argentina del activista
ma antidentitario, en la arena política ha sido declinado a menudo como trans e intersex Mauro Cabral (2009), de las activistas travestís Lohana
identidad estratégica para promover el reconocimiento de derechos para Berl..tns ( 2007) y Diana Sacayán 3 (2010) y de la académica feminista Jo-
las personas trans, fenómeno que se ha dado de forma pionera en el con sefina Fcrnández (2004).
texto latinoamericano, donde destacan el enfoque despatologizante de la En México no son numerosas las investigaciones sobre lo trans, pero
identidad trans y el paradigma de los derechos humanos. destacan los trabajos pioneros de Erica Sandoval (2008) y María Fernanda
En Argentina, en 2012, se abrió un nuevo imaginario posible, al pro Carrillo (2008), seguidos de las aportaciones de la antropóloga feminista
moverse una ley nacional de reconocimiento de la identidad de género Marta Lamas (2009). Cabe señalar que en este contexto la mayoría de las
totalmente despatologizada, es decir, que desvincula el diagnóstico y tra- investigadoras/es no son activistas trans: no se trata de una crítica a su
tamiento médico de lo trans, de los derechos de ciudadanía. A su vez, esta producción teórica, sino de una observación acerca de las dificultades de
ley contempla la atención a la salud transicional así como la pos1bilidaq acceso a la formación superior y al ámbito laboral de este colectivo.
de que dicho reconocimiento sea otorgado a personas menores de edad. 1 En Colombia se encuentran los trabajos del latinoamericanista Manuel
En el contexto de la capital mexicana, en febrero de 2015 se aprobó Roberto Escobar (2013) 1 que ha trabajado la cuestión del "cuerpo trans"
una reforma legislativa al Código Civil y de Procedimientos Civiles que centrado en el análisis de ciertas lideresas transgénero de Ciudad de Mé-
modifica la norma aprobada en 2008 que posibilitaba, a través de un jui- xico y de Bogotá.
cio especial, el cambio de nombre y género en el acta de nacimiento. La Finalmente, en la región hay otras investigadoras especializadas en el
modificación actual despatologiza y desj udicializa el cambio del género tema, entre las que sobresale la brasileña Berenice Bento (2006), quien ha
registral y del nombre, así como la terminología utilizada, ya que desplaza realizado un análisis profundo de la patologización de la transexualidad y
"la reasignación por concordancia sexo-genérica" - paradigma biomédi- de la experiencia transexual con la intención de cuestionarse sobre cómo
co- por el reconocimiento de la identidad de género - paradigma de los nos convertimos en hombres y en mujeres.
derechos humanos-; además, elimina el requisito de juicio y de peritajes
médicos. No es una reforma de alcance federal -solo es aplicable en la
Ciudad de México- ni reconoce la identidad de género a menores de 18
años; tampoco hay una legislación sanitaria que garantice la atención a
3 Diana Sacayán tue torturada y asesinad~ t n ~u don11c1l10 dd bnrio dt Caball110 .... Burno• A11 ~,
la salud transicional, a pesar de que la transfobia sí está tipificada como el 13 de oc1 ubrr de 201~ La rnm un1dAd trans. travtsll y írm1ni>ta de A1 gr ntina dfnuno• .-,1f
delito desde 2014. hecho. que .iun se está 1nvrst1gando, como un uunt n d, od io.
322 ALBA PON S RABASA Y ELEONORA GA TRANS 323

Apuntes feministas para el estudio de lo trans: de género(s) y mujer a la categoría identitaria mujer y su definición social?; ¿responde mi
experiencia(s) manera de pensar, sentir y actuar en el mundo a las características sociales
1 adjudicadas a esta representación?; ¿todas las mujeres somos iguales?;
Para estudiar lo transes necesario un desplazamiento epistemológico radi ¿cómo atraviesan estas definiciones sociales de las categorías identitarias
relativo a una de las dicotomías clásicas que subyacen a la investiga<?', la sexualidad, la clase, la racialidad, las capacidades corporales y la edad?
sujeto-objeto. Principalmente nos interesa promover el cuestionami A partir de estas preguntas podemos afirmar que es necesario recuperar
a la oposición ficticia que separa a un sujeto investigador neutro de el potencial cuestionador de la teoría queer. Consideramos fundamental
objeto de investigación, a partir, por un lado, de la propuesta femini la crítica que realiza a los procesos de normalización y de asimilación de lo
del conocimiento situado, y, por el otro, de la asunción de que todo suje trans que se presentan en los contextos occidentales y occidentalizados, así
tiene género, sexualidad, y cuerpo, es decir, es encarnado, y como tal como las herramientas que nos ofrece para entender que las experiencias
al resto del mundo desde un lugar concreto y específico; sitio a partir•d sexo-genéricas están atravesadas por la clase, la racialidad, la edad y las
cual produce un tipo de conocimiento que nos interesa potenciar desd capacidades corporales y, por tanto, moldeadas de formas particulares.
perspectiva feminista. De hecho, este marco feminista posestructuralista es el que nos ofrece
Lo trans -entendido ya no tanto como identidad, sino en el senti una mirada teórica crítica con la identidad de género en cuanto concepto
más literal de "ir más allá de" la identidad, del género, de lo normal- pQ analítico y político, mirada que deviene cardinal para abordar lo trans desde
en evidencia la arbitrariedad de lo que entendemos como "normalid la investigación, pero que también ha dejado abiertas ciertas preguntas
cultural, corporal y subjetiva, así como la naturalidad y la originalid;i. importantes en torno al carácter político de la representación. ¿De qué
de la misma. Al mismo tiempo, nos permite observar de una forma el manera podemos articular una lucha por el reconocimiento si no cons-
cómo el género sujeta a los sujetos, es decir, los constriñe; pero a la vez,. la truimos una representación colectiva de lo trans? ¿Qué otras herramientas
manera en que los sujetos elaboran estrategias, prácticas y res1gnificaci de lucha podemos activar? Quizá apelar a una identidad como estrategia de
nes que les permiten cuestionarlo en cuanto representación, aunque s lucha - pero desde un lugar crítico de la misma y conscientes de los costes
de forma no consciente. De hecho, el estudio de la manera en que lo tr,w que implica- puede ser una opción, aunque obviamente encierra una para-
se ha ido configurando desde la medicina nos permite observar que h11 doja difícilmente resoluble y que ha sido largamente debatida dentro de los
una tensión constante entre la representación "objetiva•; "fija'; "estab feminismos en la reflexión sobre el sujeto político de dichos movimientos.
que esta produce, y la experiencia de los sujetos, que están constituid Consideramos que los estudios transgénero son referentes imprescin-
por esta representación, pero que, a su vez, la tuercen, la '>Ub\'1erten, dibles para trabajar lo trans; sin embargo, estamos convencidas de que es
inevitablemente la reformulan. necesario aunar esfuerzos para impulsar la producción teórica desde América
Adoptar la categoría y definición de lo transgénero proveniente de 1 Latina. A la vez, creemos que no hace falta ser trans, en el sentido más ex-
medicina, o incluso la que se propone desde el movimiento transgénero tendido del término, para investigar lo trans, pero sí es necesario pensarnos
de los Estados Unidos, por ejemplo, sería imponer una representación desde lo trans para estudiar lo trans. Por ello proponemos enfáticamente la
campo que investigamos, a no ser que este campo sea justamente la defin perspectiva parcial y el conocimiento situado (Haraway 1995) como forma
ción médica de lo transgénero o el movimiento transgénero estadounidens de abordar las experiencias trans desde la investigación, asumiéndonos
Hablar de lo trans como algo coherente, homogéneo, estático, al margen como sujetos encarnados, para así desafiar las fronteras disciplinarias y, a
de la norma, o incluso, que la transgrede, es simplificarlo, re-alterizarlo > la vez, desestabilizar las fronteras del género.
objetivarlo. Pensemos en la categoría identitaria a la cual nos adscribimo
y hagámonos las mismas preguntas: ¿corresponde mi experiencia com
324 ALBA PON S RABASA Y ELEONORA GAROSI TRANS 325

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Heterosexualidad

Zenia Yébenes Escardó

Nue:,tra experiencia de la sexualidad tiene una génesis histórica distintiva


, c~pecífica; podríamos decir que es un producto de los sistemas de cono-
~1miento y de las relaciones que estructuran el campo social. Desde esta
lectura, el concepto de heterosexualidad no es un fenómeno de la naturaleza,
sino que emerge dentro de un horizonte histórico. Surge al mismo tiempo
que la sexualidad se erige como dispositivo y como campo de investigación
específico. Es necesario recordar que el término sexualidad tiene aquí una
~1pción muy precisa. Cuando Michel Foucault (2007) escribe su historia de
la.~exualidad no se propone llevar a cabo una cronología de los comporta-
mientos eróticos ni de la evolución de las ideas sobre el sexo; lo que se propone
¡¡nalizar es un marco conceptual particular e históricamente determinado
al que corresponde una experiencia singular, la de la sexualidad, contem-
,plada como problema y como objeto de discurso de las ciencias humanas y
médicas a partir del siglo XIX. El concepto de heterosexualidad emerge con
esta concepción inédita de la sexualidad. Si bien la heterosexualidad tiene la
pretensión de ser una realidad absoluta, universal, transcultural y transhis-
tórica es, por el contrario, un concepto relativo al contexto, a unos saberes
,Y.A unas prácticas que han de ser cuidadosamente dilucidados.
1 La heterosexualidad denota la forma natural de la expresión sexual

ÍJ!l!nte a su opuesto, la homosexualidad, que sería lo antinatural. la desvia-


:15ión. Ambos términos aparecen a finales del siglo x1x. Por supuesto, antes
124 ZENIA YEBENfS ESCARQ 125

había relaciones de hombres con hombres y de mujeres con mujeres, y hab de una identidad basada en una orientación sexua l fija, descansa
asimismo hombres y mujeres que procreaban y tenían familias, pero no s ert'la construcción social de dos sexos biológicos que son contemplados
identificaban a sí mismos como homosexuales o heterosexuales. La helero 0 0 sólo como dist intos, sino como opuestos. El concepto presupone así
sexualidad se vincula con la idea de que existe una identidad determinad 1a1atracción nat ural permanente entre estos dos sexos. Podemos defi nir
por una orientación sexual fija, algo que constituye una forma relativarnent a:Ia heterosexualidad como la institucionalización, a finales del siglo x I x,
inédita de problematizar la sexualidad. No es en absoluto evidente qu de. un conjunto de patrones de comportamiento, prácticas y creencias, que
las prácticas sexuales se relacionen con o determinen la identidad de u1 c,omúnrnente descansa en el presupuesto de la atracción natural permanente
individuo, y solo recientemente se ha problematizado si una práctica sexu que un sexo siente por el sexo opuesto.
puede variar o permanece fija a lo largo del tiempo. Heterosexualidad se transforma en heteronormatividad cuando se
Mi tarea aquí se circunscribe a explorar de manera general un concepto enlaza a la categoría de identidad. La noción de heteronormatividad nos
el de heterosexualidad, del que intentaré apuntar las condiciones sociohis- permite situar un sistema valorativo que está organizado jerárquicamente
tóricas de emergencia y sus implicaciones prácticas y teóricas. El concept y que se vincula con la aceptabilidad y la legitimidad social. El hecho de que
de heterosexualidad forma parte medular del dispositivo de la sexualidad la heterosexualidad se valide como lo normal y, simultáneamente, como la
moderna. Un dispositivo es más bien un sistema de dispersión, porque define: norma a que se debe aspirar, produce en primer lugar un efecto de invisibi-
un campo en el que puede desplegarse una variedad de elementos diferente~ li.:,1nón que efectúa su circulación como lo que se toma por evidente, por
e incluso conflictivos. ¿Qué es entonces lo que garantiza hasta cierto punte:. garantizado, por lo que ocurre naturalmente y por lo que, por lo tanto, no
su unidad? Únicamente sus reglas de uso: <'& cuestionado. La invisibilización de los procesos a través de los cuales la
h('terosexualidad se produce, se organiza, se asegura y se ritualiza, supone
Ciertamente, si uno se sitúa [.. ] en el interior de un discurso, la sepa rac1ó asimismo la invisibilización de las formas en las que la heterosexua lidad se
entre lo verdadero y lo falso no es ni arbitraria, ni modificable, ni inst1tuciq erige como estándar de la conducta socio-sexualmente prescrita, como una
nal. ni violenta. Pero si uno se sitúa en otra escala, si se plantea la cuestión d ¡nvariante universal fija en el tiempo y en el espacio. Veámoslo más despacio.
saber cuál ha sido y cuál es constantemente, a través de nuestros discursos
esa voluntad de verdad que ha atravesado tantos siglos de nuestra historia,
cuál es en su forma general el tipo de separación que rige nuestra voluntad d
saber, es entonces, quizás, cuando se ve dibu¡arse algo así como un :.1st<'m Bíologización y naturalización
de exclusión (sistema histórico, modificable, institucionalmente coacltvó ~

(Foucault 1992: 15-16). ¿Cuál es el papel que juega el auge del modelo biologicista en la actualidad?
En la sociedad moderna, lo biológico se emparienta con la demanda de lo
El dispositivo de sexualidad que aparece a finales del siglo x 1x es precisa ~·erdadero; representa una aparente reacción contra el dominio de lo me-
mente una de esas formas de voluntad de verdad, un sistema de exclusión diatizado y lo fi ngido. Ahora bien, todo orden social o natural supone una
que contiene prácticas inéd itas, nuevas instituciones, nuevos objetos d organización simbólica: la oposición entre orden social y orden natural no es
conocimiento, nuevos conceptos, nuevas modalidades enunc1at1vas y nue sino una oposición entre dos órdenes simbólicos. La organización simbólica del
vos temas. El concepto de heterosexualidad no puede ser confundido corl orden natural que rige la investigación científica se dirige al descubrimiento
a lgún objeto autosubsistente c uyo contenido pudiera ser descubierto fued ~ la explicación del orden de las cosas y conduce a favorecer el criterio d e
de su uso. Los enunc iados y las experiencias no pueden divorcia rse de las utilidad y de praxis. La organización simbólica del orden social. que regula los
prácticas de su empleo. Comprenderlos es comprender el dispositivo de aspectos de la praxis social. considera la importancia determinante del orden
que forman parte. La emergencia de la heterosexualidad, inseparable dé simbólico en la construcción de nuestras relaciones. La decadencia y falta de
126 ~o~exuALIDAD 127

credibilidad de los sistemas de creencias vuelve cada vez más problemá•CM: · al[ciente de cáncer testicular y que haya de someterse a una operación
hecho de legitimar y fundamentar un orden social. e implica un acercamié: !ll'emoció n de testículos, ya no sea un hombre. Si las mismas operaciones
al orden natural que se percibe ligado a la consistencia y a la efectividad. Pi,·, .!¡uirúrg1 cas se llevan a cabo como parte de un proceso de reasignación de
un lado, las biotecnologías domestican a la naturaleza, es decir, la cultu ¡ex:o, estos cambios biológicos se transforman sin embargo en fundamentales
zan. Por otro lado, el prestigio que ha adquirido la organización simbóhé •hora de proporcionar una base a dicha reasignación . La biología por sí
del orden natural en nuestras sociedades promueve la naturalización de la.no garantiza las características que socialmente se le asignan a cada uno
cultura. La subjetividad, las preferencias y las conductas sexuales, el géne .. le-Jos sexos. Es el dispositivo de la heterosexualidad, el que determina que
y otras muchas realidades están conformando un campo de interés crecien 1
ser humano corresponde siempre a un género, y que dicha pertenencia
para las nuevas formas de determinismo biológico.
'
, ¡.ict>ntece
. en virtud de su sexo. En un proceso histórico cuya genealogía hay
El determinismo biológico presupone una reducción del principio e .
túe explorar, se produce una vinculación entre sexo, género, deseo y práctica
plicativo a una naturaleza que es percibida como inmutable, a pesar de 1 selCUal, que otorga inteligibilidad a los cuerpos en su identidad personal y
evidencias de mutabilidad introducidas por una teoría que suele resultar in ,que. torna un imperativo la complementariedad entre sexos d iferentes. En
picadora en estos ámbitos: el darwinismo. La heterosexualidad se cons1der otras palabras, la biología no es independiente de un modo simbólico y social
desde aquí, un hecho invariable de la naturaleza, cuya justificación estaría de organización.
"
la necesidad de la especie de reproducirse y perpetuarse. Y sm embargo, esw " En segundo lugar, la heterosexualidad se define como la inst itucionaliza-
lectu ra no hace sino plantear más preguntas de las que pretende resolver crón de un conjunto de patrones de comportamiento, prácticas y creencias.
En primer lugar, como he señalado con anterioridad, la heterosexu D tJI'~·común mente descansa en el presupuesto de la atracción natural perma-

lidad descansa en la construcción social de dos sexos biológicos que so


contemplados no solo como distintos, sino como opuestos. El sexo b1ológ1
~- 1ente que un sexo siente por el sexo opuesto. Pues bien, el sexo reproductivo
íust1fica la existencia de los regímenes de heterosexualidad. Los animales
se identifica a partir de cinco criterios que incluyen a los cromosomas, 1: 1enen contactos sexuales esporádicos que aseguran la reproducción, pero no
a natomía interna, la anatom ía externa, las hormonas y las gónadas de u permanecen juntos después de ellos ni parece haber una atracción permanente
índrv1duo. Ahora bien, es posible que en un solo md1v1duo todos estos cnt, un sexo hacia el otro. La emergencia de la heterosexualidad está lejos d e
nos no indiquen necesariamente lo mismo. Anomalías en los cromosoma O(] er considerarse un hecho natural. Tampoco puede considerarse un hecho

genitales ªambiguos·, niveles hormonales que están le1os de ser ejemplos lil .iversal A este respecto, las investigaciones sobre la Grecia clásica se han
manual r gónadas que no se define n nt e.orno ovarios nt como testículos s 'tlelto paradigmáticas. Aunque los hombres griegos buscaban a las mujeres
presentan con relaüva frecuencia H...,, cont roH!rs1a sobre el modo en qu para asegurar la perpetuación de su linaje, ello no significaba descartar la

j
:stas btOlogta.s at,p1us deben ser Identificadas La org,m1¿ac1ón s1mbolt\. 'uracc1ón por el mismo sexo, y en el modelo de estructuración de las relaciones
del modelo b10logic1Sta presupone un modelo bmano de !>exos com1derad suci.ales, la heterosexualidad - es decir la primada del modelo de atracción
oput>Stos en el que trad1c1or.dlmente las corporalidades atfp¡cas no partc>ce permanente mujer-hombre- no era releva nte. Aunque hay distintas formas
lener cabida. La b1ok,g1a adPmas camb,a a lo la rgo del ue:mpo por lo que 1 de abordar el proceso complejo a parti r del c ual la heterosexualidad devino
cinco illd1cadores que ~nale con antenondaJ put:den transformarse A 1nct.'pto central del dispositivo de la sexualidad moderna, me interesa

gunos camo1os en i.a b1olog1a sexual pueden St-r esptJntaneos e 1mpltcar po abordar la emergencia de la heterosexualidad como un concepto que se
e}effi?•º ,,anactón en los ni,·e1es hormonales. Otros pu ,.den ser mduudo identiltca con lo · sexualmente normal• y que alude a la heteronormal1v1dad
Los carnb!os en J05 indicadores b1olog.cos pueden o no atect.1r la for ma e como la norma que se debe aspirar a seguir.
la que pens.imos \ des,gnamos el sexo de un.t persona NI) deomos que un
m·J;er d~ de ser m,J!er por haber tenido u na h1sterec.rom1ci, o que un hom

• ,.,_,
::::
128 ZENIA VEBENES ESCARD 129

La heterosexualidad: encrucijada del discurso científico y los po disciplinas científicas se incorporan a los programas de defensa social que
públicos surgen en el marco del Estado moderno.
; En las exposiciones científicas del siglo XIX aparecen recurrentemente dos
En el siglo x1x, el deseo y la actividad sexual emergen como un conjunt conceptos que se unen al de herencia: el de raza (que contribuirá a la solidifi-
distintivo que ayuda a caracterizar tipos sexuales espedficos, como homi cación de los racismos de Estado) y el de degeneración. La raza se transforma,
sexuales y heterosexuales. El proceso es complejo, como ya he señaladA en el siglo x1x, en la manera científica de ligar la pertenencia a la familia,
y hay indicios de que se puede empezar a rastrear con anterioridad, per" ti grupo o la nación con un sustrato material, transmitido de generación
lo cierto es que no se consolida sino hasta ese momento. Previamente n, en generación, que se refleja en los rasgos físicos y morales de las personas
existía la idea de que los seres humanos se ruvidían en dos campos sexuale y las colectividades. La herencia aparece calificada por adjetivos diversos
Se pensaba que los individuos, de manera abierta o encubierta, ocasiona que apuntan a establecer dicotomías y oposiciones. Las más comunes son la
habitual, llevaban a cabo una variedad de prácticas, algunas de las cuale herencia física y la herencia moral (o psicológica). La herencia además puede
se conside raban m ás pecaminosas que ot ras. Nuestro hábito de interpr ser directa (de padres a hijos) o indirecta (a través de saltos generacionales).
tar el deseo sexual como una manifestac ió n de nuestras identidades e La teoría de la degeneración, conocida a través de Bénéd1ct Agustín Mo-
reciente. Esta transformación implica que ciertas prácticas sexuales deja re!, es definida en ese periodo como un deterioro hereditario constante en el
de ser consideradas pecados más o m enos h abituales que un sujeto put.>d transcurso de cuatro generaciones que incluye síntomas como depravación
o no cometer, y se convierten en los indicadores de aquello que ese suiet moral, mania, retardo mental o esterilidad. Los médicos atribuyen una va-
es. Identificar a los s ujetos como representantes de c iertos tipos genénc riedad de causas a la degeneración, entre las que figuran la inmoralidad y las
con base en su inclinac ión a ciertas prácticas sexuales tuvo un wnudo perwrs1ones sexuales. A partir de la preocupación por la herencia, el estado
utilidad específica. Con la creciente urba n1zac1ón, acontecida a raíz de 1 1ust1fica su control e intervención sobre la vida de una población (higiene
Revolución industnal, se alentó la percepw', n de que la prostitución y s pública y privada, controles sanitarios, etc.). La teoría de la degeneración jus-
correlato de enferrnedade!> · venéreas" se extend1an por la nación, lo que lle~ tifica asila intervención terapéutica para prevenir los riesgos que se perciben
a situar estos problemas dentro de la cuestión social y a proponer mt'<l1d i,:n ciudades con alta concentración de habitantes, en las que el hacmam1ento
que implicaban la necesidad de un mayor c.011trul sobre la conducta '>t'XUa ,y la imposibilidad de una vigilancia rigurosa favorecen la promiscuidad. L.1
La creació n de tipos sexuales carac terizados tomo peligrosos fue centr bJolog1:.>aoón del poder político busca hacer del sujeto un objeto natural que
en este proceso. M! puede teorizar, intervenir y mejorar (Foucault 2 006: 49 -59; 2007).
Los dos pilares en los que se sostuvo e\le control fueron la ll' Yy la lll' llCÍ A mediados del siglo x1x, el término heterosexualidad se usa por pri-
Efectivamente, los nuevos Estados seculares requerían justificación para 5 me1 J vez en una carta del escritor Karl Maria Kertbeny. No obstante, la primera
leyes, ya no en los términos religiosos de pecado (o vicio) y virtud, -,ino scepnón médica del término la tenemos en la obra dd médico vienés R1d1ard
los términos c ientíficos de lo nor mal y lo patológico. La biología y la uenc von Krafft-Ebing, Psychopathia Sexualis (1886). La obra de Krafft Ebing, que
del siglo x1x emergen corno el modo simbólico y <le organizatión que v, conoció en menos de una década ocho ediciones y fue profusamente traducida.
permitir la jusl1fícac1ón y la legit1mac1ón de c iertos modelos y patrone\ permite localíi.ar las estructuras conceptuales qut> hicieron viable la invención
relación sexual que la secularización de los f-.stados hace inviable JU'>tlÍll·ar Ctf'ntífila de la hctcrose,-ualidad. Podríamos sintetizar estas estruc turas a
a partir del discurso religioso. Lo normal y lo patológico no ,;on valora< 1011 partir de seis aspectos . 1) csencialización del sexo como a lgo e te rname nte
objetivas, sino dec1s1ones sociales que en muchas ocasiones se arroga el pod IJlmutable, asocial y a histórico, 2) idea de que el S<'Xo es intrlnsecamente pt'r-
utilizando con me¡or o peor fortuna ciertas teorías uentíf1cas La h1<,tona •erso, enfermo e 1lfcito a menos que ex tl>ta una razón esl)('dfica que lo salw.
las ciencias forma parte de la historia de los poderes públicos, puesto que 1 ,umo el matrimonio; 3) el sexo se percibe siempre como una amenaza· puedt'
130 ZENIA YtBENES ESCAR :1 EAOSEXUALIDAO
131

destruir el tejido social. destrozar la unidad de la familia y poner en jaque Para Krafft-Ebing, cuando las masas se entregan a los vicios, los excesos
Estado mismo; 4) valoración jerárquica de los actos sexuales; en la cúspide d Jl'el libertinaje, la sociedad sufre un proceso de degeneración . Un Estado
la pirámide se encuentra la sexualidad reproductiva entre un hombre y u está constituido por un gran conjunto de familias, y la grandeza moral y
mujer al interior de un matrimonio monógamo; s) dada su jerarquizació ;conómica de las mismas coincide con la del Estado, cuya legislación - en
existe una división entre el sexo bueno y el malo; discutir los límites -o 1 ;emas de protección tanto de la propiedad como de la moral- ha de velar
razones detrás de ciertos límites- incita al pánico; se contempla que es gor aquellas (Krafft-Ebing 1895: 1-8). Sin embargo, esta concepción de la
orden social mismo lo que está en riesgo cuando se discute el alcance de 1 familia -eminentemente política y social antes que individual- descansa
sexualidad; 6) creencia de que existe una única sexualidad legítima; la vari ; 11 premisas que buscan su justificación científica, precisamente en tanto no
dad es tratada como anomalía - desviación- y no como una expresión válid ;'on universales ni transhístórícas. Dichas premisas parten de binomios que
de la diferencia: el pluralismo, gran valor en el ámbito político, es percibid tienen por finalidad la definición y la puesta en relieve de los términos privi-
como amenaza en la arena sexual {Rubin 1989). legiados en tales relaciones a partir de la identificación de los sujetos como
(epresentantes de ciertos tipos sexualmente genéricos que son considerados
",normales" o "patológicos". La normalidad constituye la norma que se debe
Psychopatia Sexualis o el paradigma del dispositivo de aspirar a seguir, puesto que asegura el progreso de la raza. La patología cons-
heterosexualidad ~ituye el desvío de la norma y la amenaza, que el Estado ha de evitar, de la
degeneración de la población. Los términos privilegiados en esta ecuación son
Según Krafft-Ebing, el hombre y la mujer solo tienen un cometido en la vid el varón normal como paterfamilias heterosexual y el contrato matrimonial
consistente en tener h i¡os. Para ello no basta la naturaleza, pese al caráctc (entre los dos sexos, monógamo, fiel).
básico e incontestable que la ciencia decimonónica adjudica a los insuntos 1 La familia, garantia de una transmisión positiva de la herencia, requiere
a la búsqueda de la reproducción de la especie. No basta con la perpctuació de la organización a partir de la heterosexualidad con base en la cual se iden-
natural de la especie, porque para salir del estado de naturaleza y llegar a tifican dos sexos cuyos roles determinan la identidad normal o patológica de
estado civilizado, la reproducción requiere un determinado marco \ocia los individuos. Desde esta lectura, todo individuo normal es heterosexual. Es
legal, éuco: la familia, que ha de proporcionar las garantías para la prospen decir, se siente naturalmente atraído por un individuo del sexo considerado
dad física, moral e intelectual de los hi¡os. La procreación como objetivo d(' opuesto. Sin embargo. eso solo basta para cumplir las exigencias generativas
modelo heterosexual supone la introducuón de la familia c;omo fundament <,le la especie y no para garantizar su prosperidad física, moral e intelectual.
del orden social. Se trata de la instancia cnc.a1gada de velar por la tondiu61 l?or ello que la atracción general se ha de decantar en la atracción pactada
y la conduc,ta de sus miembros, futUi os ciudadanos del [stado nación. -,..entendida como el amor a través de la búsqueda de una seguridad contrac-
Este 1mperat1vo define el sentíJu y crea las identidades de aquello qu tual y comunitaria- entre un determinado varón y una determinada mujer,
entendemos bajo los té1minos pola1es "hombre·· y "mujerff, al tiempo que con que deciden formar una familia. En la mujer heterosexual se presupone una
<lena o descarta la anomalía: el '' invertido'' es .iquel que desorganiza a 1 lcndcm ia natural a la monogamia y a la contención, dado que su desarrollo
fa milia, y por ende a la humanidad entera, porque solo la primera J)t'gur afectivo ··normal" la orientaría hacia la maternidad. Esto supone en <:'lla las
la reproducción "civilizada" de la especie y evita males que hay que w nt1 ola11 ",virtudesu de castidad y fidelidad propias del pacto cony ugal contractual. La
:orno los que se presentan en las poblaciones urbanas en crecími<'nlo. E mujer heterosexua l/normal hallaría plena sat isfacción en el cspano domé~
modelo de familia del cual es deudor <·I concepto de hett•101>t•x ualiclaJ tico. Es ante todo madre, educador~, de la prole y fiel compaí\cra del <:'Sp~)S'-'·
si rve para contraponer los momentos de degeneración a los momentos dt U varón normal es heteroi,cxunl y tiende a la poligamia, ta mbi~n por un.i
forta leza estatal y virtud política tendencia entendida como natural, dado que su papel en la vida &<'xual t'~ SPt
132 ZENIA Y €BENES ESCAR 1ETEROSEXUALIDAD 133

act ivo. provocador, lo que le lleva a transgredir las fronteras trazadas por 1 tecturas críticas: tres momentos
cultura y la sociedad. Sin embargo, ha de permanecer en esas fronteras qu
marca la civilización como introducción del orden y supresión de la amenaz Hemos observado cómo la genealogía del concepto de heterosexualidad
d e la degeneración. cuestiona radicalmente la visión tradicional de la sexualidad como impulso
He señalado ya que se considera invertido a aquel que desorganiza natural de la libido por liberarse de las limitaciones sociales. Los deseos no
la familia, sería quien no se siente naturalmente atraído por un individu son entidades biológicas preexistentes, sino que, más bien, se constituyen
considerado del sexo opuesto. Invertida sería asimismo la mujer sexualmen én el curso de prácticas sociales históricamente determinadas. A partir de
activa por el mero hecho de serlo, ya que pone naturalmente en peligro 1 la década de 1970, ciertas autoras comenzaron a prestar atención a cómo los
ley que está en el vértice de la pirámide heteronormativa: la pate rnida modos de organizar la sexualidad se jerarquizan y la heterosexualidad en
Como lo natural en la mujer sería la monogamia y la contención, la muj matrimonio, monógama y reproductora, se constituye en centro normativo
anormal -es dec ir, la adúltera- se vuelve criminal en un grado mayo r qu otorgando al resto de las sexualidades un carácter periférico. Al intentar
el varón adúltero. develar los mecanismos que actúan en la definición de una sexualidad
La mu1er naturalmente heterosexual, pasiva y casi carente de dese normal y legítima, estas autoras advirtieron los efectos políticos de las prác-
sexual (puesto que se encuentra plenamente volcada en una matern1da ticas sexuales y pusieron de manifiesto que, en tanto institución social, la
desexualizada), sería también la mujer normal, la mujer femenina. La muje heterosexualidad es susceptible de ser cuestionada (Rubin 1986).
anormal es la que busca el placer del c uerpo por encima de la matcrmda n Así, acuñaron expresiones como la de heterosexualidad obligatoria, con
y d e la familia . Kraftt Ebing advirtió así que "las zonas erógenas en la las que se buscó establecer las conexiones existentes que he intentado señalar,
mujeres son cua ndo son vírgenes el clítoris y después <le la desfloración 1 entre la condición de las mujeres, la estructura de la familia, la maternidad
vagina y el útero". Los deseos sexuales de la muje r "con desarrollo menta como institución y la aplicación de un modelo de conducta sexual: la hete-
normal y bien a limentada" debían ser pequei'lm, }' su supuesta pasiv1da rosexualidad reproductora (Rich 1996). Estas elucidaciones trastocaron las
sexual (símbolo de su pasividad en la vida publi<:a) se debía a su "organizauó categorías de feminidad y masculinidad pensadas en té rminos naturales o
sexual" que demandaba una maduración hasta encontrar la plenitud en 1 psicológicos, para comprenderlas en contextos históricos y culturales ligados
función reproductora y en la maternidad (Krafft-Ebing 1895:31). La disttm 16 a formas de producción social.
d e Kraftt Ebing e ntre la zona erógena de la muje r virgen y la de la muje , La propuesta de dar un paso más y efectuar un repudio radical a todas
que ya no lo era. suponía la diferencia entre un eruti<;rno clitori<liano las identidades creadas en el sistema patriarcal, introdujo en un segundo mo -
otro vaginal, sobre la cual no se con sideraba extraer ninguna comecuenci mento una sospecha sobre la categoría misma de J\.1.uje,; contemplada como
puesto que la m aduración de la mujer sana la conducía inev1tablement constructo artificial, ideológico, de un sistema de género dominado por va
al segundo, cuya intensidad era prácticamente inexistente. El erotism rones. l.a polémica tesis "la Lesbiana no es una Mujer• adquiere su potencial
clitoridiano amenazaba en este sentido la institución heterosex ual, pues subversivo si pensamos que el término 111ujer asunw un carác ter poliuco t'll
to que desvinculaba el placer del aspec to reproduc tivo e indicaba que e~ un contexto discursivo y rultural que hace de la heterosexualidad su centro
placer era obtenible t a nto de hombres como de mujeres, haciendo de 1 (pensa miento heterocentrado). La palabra Mujer siempre designa la n' l.ición
heterosexua lidad no un absoluto, sino una opción (Koedt 2001). de dependencia de la mujer con re!,pec to al hombre. t.1ujer solo hall a su
. significado en sistemas econó micos y d e pensamiento heteroscx u.1lc!>. l.a!>
mujeres no son un grupo natural sino un grupo artificial. Redamar la ~u
perioridad biológica y la naturalidad de la matt>rnidad es ast'ntar la d1vis10n
sexual; es dotar del va lo r de lo natural a la opresión dt• lJs mult'rt'!>. Dt>!-d,·
134 ZENIA YÉBENES ESCARO HETERO!.EXUALIOAO 135

ostensiblemente menos sexuales de la existencia personal. Esta novedad no d e¡o


est:i. perspectiva, Mujer es una marca acuñada a lo largo de una historia que es ningún espacio de la cultura a salvo de las fuertes incoherencias definiciona les
una historia de opresión. Tanto la maternidad como la familia comúnment de la homo/heterosexuahdad (Sedgwick 1998: 12).
se toman como naturales e inmodificables, y no se comprenden como social
mente inducidas y por lo mismo producto de una cultura determinada. L
propuesta es desechar el concepto mistificador de Mujer para remplazar(, En la actualidad la teoría queer sigue produciendo fructíferos debates con
por otra categoría mucho más polémica y subversiva: la Lesbiana. Lesbian otras disciplinas y ha abierto nuevos campos de reflexión cruciales para
nombra una liberación, la liberación de la servidumbre que padecen las m la genealogía del concepto de heterosexualidad. Su propósito sigue siendo
jeres en su relación de dependencia con los hombres, la liberación de la das combatir el heterocentrismo dominante. Su reto: introducir nuevas líneas
(artificial) de las mujeres donde los hombres son propietarios de las mujere de resistencia y de pensamiento sobre los procesos de normalización social
La l esbiana es así una forma de vida en libertad que se cumple mediante l y sobre el dispositivo sexo/género.
destrucción de la heterosexualidad, no entendida como práctica opciona
sino como sistema social y como dispositivo de poder, con cuya destrucció
se produciría una destrucción de la diferencia entre los sexos (Wittig 19921
Desde estas lecturas c ríticas, la het erosexua lidad no constitu}!
simplemente una o pc ió n sexual sino un regimen de poder di scursiv
hegemó nico, cuyas categorías fundadoras -varón y mujer- ta mbién so ¡8utler, Judith. 2001. El género en disputa, M éxic o, Paidós.

normativas y excluyentes. A finales de los af1os ochenta, e n un tercer m .foucault, Michel. 1992. El orden dd discurso, Buenos Aires, Tusquets
_ _ _ __ . 2006. El nacimiento de la b1opolitica: curso en el College de France
mento, la teoría queer critica las relaciones que el feminismo ha mantenict
~ 1978 1979, Bu«-nos Aires, FCE
con ciertos dispositivos de poder a l no cuest ion.ir la heterosexu:i.lidad, c _ _ _ _ _. 2007. Historia de la stxualidad. l. La ••o/untad dt sabu, Mex1co, Siglo
sus categorías subsidia nas de varón y mujer manipuladas como c11n1 t'pl( XXI
ontológicJmente cerrado!-. LJ teoría quee r St' p1opone t rab,1jar dt>!-dl' ~r. l<oedt, Anne. 2001. "El 1111to del org.1smo vaginal". Debate Fem1111sta, núm. 23,
cuest1onamiento de los SC'Xl.l:., loe; géneros v IJ,; !texuali<l.ides túmo ,d pp. 254 2ó3

estable. para ,.rnaliur desde .1hí las con wc11Lnu.i,; poht1ca~ <le la lwkrc ~kh, Adrienne. 19%. "Heterosexualidad obltgutona y exis te ncia lesb1a n,1", Duoda, núm.
lll, pp. IS-45
sexualidad obligatoria. Trabajos destac.ido~ proponen enlon(e, rnn~1dt'r
Rubin, Gayle. 198b "El trafü:o de mu¡eres Notas sobre la econo1111a polttica del se>.0·.
que d género no tradu1.e ningunJ unidJ<l n.1tur.1l si11<1 que<' \ una licu
N111•1•a Alltropología , vol. 8, num.30, pp. 95-145
reguladora que reproduce rt.'lac1oncs normativas ytu: nat u1a liLJ ll lJ lu . l 9!N "Rl'llexionando sobre «-1srxo. No tas pa ra una teona r;i.d1c al d t' IJ.
terosexualtdad a partir del <'letto performath-o d,• ar t0, que St' r,' [Hl sr,uJlidad •. en C. Vrn(·I' (coord.), Placer y ptl1gro. Explorando la ~esual1.l,id
(Butlt>r 2001). Ac;1m1-.mo, M' demtfü u n las LOnt1 adi\. noncs t.' int oht'rt>nL femenina , t-.ladnd, Revnlucaón, pp. ll :~-\89.
del sistema que organtl3 a lo~ su1et o!. bas.i ndoc;t' ,•n cnte rtos c<.>rr,1do, 1edg" icl., l::ve 1-.osofsl.y. 1'NI! t.¡,istt m ologUJ d.-1 armario. Barn•lona, l..i Tt'm¡><"st ad

onentac16 n sexual. hornosexual/hcll·rosexual. \ on "-r.ilft•Ebin~. Ric hard . 18'15 ft11de mt dlt"o-Ugale Pswhopath,a .vxulll1s. ,fr,•,
n-,·haches s¡,inalt's ~ur /"1111v-rswn srxuelle, lr;¡d a l lrJ.nct's d,• !':nule l ;1ur..-nt y
S1t1,1)mond l '~po. PJns. t.'d Gr,.1rg..-~ C.irr<' \"ersi<>n t'n 1111.igl'n f~cs11nd.i1 .1 tr.a, e~
Lo nue\l1 de las postrimertas del siglo pa:i;¡J o fue la dclim11.won de u11 ,•,,1m
dd rt',·ur)o ~G.a lh,·.a. 81hla0vht4ut' Num<'n4ue• de l,1 Rihlaoth~ul' Natt<>n.alt' dt"
mund1ai por el c ual, del m1sniu m,1do qul' a '"' persona, )t' I,·~ h,1b1J ,¡,1~11,
hanct' l&t-nl D1spo111ble en <-http //gallara bnf fr.'arl. /12 \4$t bpt6~ ~t>IS4.lh,
forzoSJmente un genero m.is'-ulino o íementn,,. t.:irnb1en sc, uns1drrab.1 ne
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