Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
formas de percibir, relacionarse y pensar sobre el entorno y sobre uno mismo que
se ponen de manifiesto en una amplia gama de contextos sociales y personales".
El trastorno de la personalidad se da cuando estos rasgos, que
son egosintónicos (es decir, la persona se siente bien como es, o en todo caso
percibe su sufrimiento emocional como algo inevitable, sin relación alguna consigo
mismo, con su manera de ser y comportarse), se hacen inflexibles y
desadaptativos (hacia el final de la adolescencia se consolidan de forma
permanente y estable), y cuando causan un deterioro funcional significativo o un
malestar subjetivo.
A. Raros o excéntricos:
Este grupo de trastornos se caracteriza por un patrón penetrante de cognición (por ej.
sospecha), expresión (por ej. lenguaje extraño) y relación con otros (por ej. aislamiento)
anormales.
antisocial (conducta antisocial continua y crónica, en la que se violan los derechos de los
demás, se presenta antes de los 15 años y persiste en la edad adulta)
límite (inestabilidad en el estado de ánimo, la identidad, la autoimagen y la conducta
interpersonal)
histriónico (conducta teatral, reactiva y expresada intensamente, con relaciones
interpersonales marcadas por la superficialidad, el egocentrismo, la hipocresía y la
manipulación)
narcisista (sentimientos de importancia y grandiosidad, fantasías de éxito, necesidad
exhibicionista de atención y admiración, explotación interpersonal)
C. Ansiosos o temerosos:
Diagnóstico diferencial
El DSM-IV advierte de que "muchos de los criterios específicos para los trastornos de la
personalidad describen características (p. ej., suspicacia, dependencia, insensibilidad) que
también son típicas de los episodios de los trastornos mentales del Eje I". Por ello, para
diagnosticar un trastorno de personalidad se debe cumplir que:
Al mismo tiempo, señala la dificultad y tal vez la inutilidad de distinguir entre los trastornos de
personalidad y otros trastornos del Eje I (p. ej., el trastorno distímico) cuando estos tienen un inicio
temprano y un curso crónico y relativamente estable.
Respecto a los trastornos psicóticos, "hay un criterio de exclusión que señala que el patrón de
comportamiento no debe haber aparecido exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia,
un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico". Si el trastorno
de personalidad precede a un trastorno psicótico crónico del Eje I (p. ej., esquizofrenia), debe
registrarse también en el Eje II, seguido entre paréntesis por "premórbido".
Igualmente, hay que considerar el diagnóstico de un trastorno por estrés postraumático, si los
cambios de personalidad surgen y persisten después de que el sujeto haya estado expuesto a un
estrés extremo, descartando el trastorno de personalidad.
Cuando los cambios persistentes de la personalidad son consecuencia de los efectos fisiológicos
directos de una enfermedad médica (p. ej., tumor cerebral), hay que tener en cuenta el diagnóstico
de un cambio de personalidad debido a enfermedad médica. [ver nota (1)]
Por último, "los trastornos de la personalidad deben distinguirse de los rasgos de personalidad
que no alcanzan el umbral para un trastorno de la personalidad". Sólo en el caso de que
dichos rasgos sean inflexibles, desadaptativos y persistentes, y ocasionen un deterioro funcional o
un malestar subjetivo significativos, se diagnostican como trastornos de la personalidad.