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Sociedad; pero esta conmoción es algo más que de gratitud,

no debo ocultároslo; es también de temor, de vergüenza,


Discurso de Incorporación de don José Victorino Lastarria a porque no me siento bastante fuerte para soportar en mis
una Sociedad de Literatura de Santiago, en la Sesión del tres sienes el laurel que me habéis echado: lo digo sin afectación.
de Mayo de 1842. Todo lo espero del entusiasmo que ha despertado en mí
NOTICIA DE LA SOCIEDAD vuestra dedicación, tan digna de elogio, tan nueva entre
nosotros. Sí, señores, vuestra dedicación es una novedad,
porque os conduce hasta formar una academia para poner en
contacto vuestras inteligencias, para seros útiles
Las ligeras nociones de la legislación teórica, que acabamos
recíprocamente, para manifestar al mundo que ya nuestro
de adquirir en el Instituto Nacional, nos han hecho conocer
Chile empieza a pensar en lo que es y en lo que será. En
las grandes exigencias de nuestra patria y su posición en la
efecto, el ruido de las armas ha cesado en nuestro suelo, la
escala de la sociabilidad, la naturaleza de nuestro gobierno, y
anarquía desplegó sus alas espantosas y salvó los Andes; la
sus imperiosas necesidades, y también el carácter de la
paz coronada de fresca oliva ha venido en su lugar, y bajo su
misión que estamos llamados a cumplir. Vimos que sin
amparo ha despertado nuestra amada patria del letargo en que
embargo de estar reconocido entre nosotros el principio de la
la dejó el violento esfuerzo que hizo para sacudir el yugo y
soberanía popular, no es todavía efectivo; que aun cuando la
presentarse triunfante a la faz de las naciones. Me parece que
base de nuestro gobierno es la democracia, le falta todavía el
la veo echar ahora una mirada de dolor a lo pasado, y dar un
apoyo de la ilustración, de las costumbres y de las leyes.
hondo suspiro al no encontrar más que cadenas destrozadas
Estas ideas produjeron en nosotros un entusiasta deseo de ser
en un charco de sangre, y un espantoso precipicio, del cual se
útiles a nuestra patria, cooperando con todos nuestros
ve libre como por encanto; la oigo decir: “Ya llegó el tiempo
esfuerzos a conseguir el fin de nuestra revolución. ¿Y cómo
en que debo hacerme digna del puesto que ocupo, pero no
conseguirlo? Ilustrándonos para difundir en el pueblo las
podré afianzarme, la sangre de mis hijos estará siempre
luces y las sanas ideas morales. Acometer esta empresa
humeante, atestiguando que nada he hecho para aprovechar
individualmente era imposible: he aquí el origen y objeto de
su sacrificio, si no ciego esa hondonada que se desprende a
nuestra reunión.
mis plantas”; ahí está la ignorancia, cien bocas abre para mí,
debo aniquilarla, soterrarla para siempre.

Hasta ahora hemos vencido todos los tropiezos que se nos


han opuesto. Auxiliados por un vecino de esta capital,
Ya veis, señores, que Chile, así como las demás repúblicas
tuvimos ya donde reunirnos, formamos un fondo para
hermanas, se ha encontrado de repente en una elevación a
sostener nuestra Sociedad, ordenamos un reglamento,
que fue impulsado por la ley del progreso, por esa ley de la
después de algunas conferencias que han contribuido a
naturaleza que mantiene a la especie humana en un perpetuo
ilustrarnos, y por fin necesitábamos un Director, y la elección
movimiento expansivo, que, a veces violento, arrastra en sus
recayó en el señor Lastarria. En su incorporación pronunció
oscilaciones hasta a los pueblos más añejos y más aferrados a
el Discurso que ahora publicamos junto con la respuesta que
lo que fue. Pero el nuestro ha sido transportado a un terreno
le dio el señor Montt, Presidente de la Sociedad en aquella
que le era desconocido, en el cual ha estado expuesto a
sesión.
perderse sin remedio, porque las semillas preciosas no
prenden en un campo inculto: nuestros padres no labraron el
campo en que echaron la democracia, porque no pudieron
La Sociedad ha fortificado sus esperanzas con la hacerlo; se vieron forzados a ejecutar sin prepararse; pero la
incorporación del Director, el número de sus socios se generación presente, más bien por instinto que por
aumenta, y confía en que los jóvenes de Santiago y demás convencimiento, se aplica a cultivarlo, y parece que se
personas de conocimientos no desdeñarán prestarle su encamina a completar la obra. Todos conciben que necesitan
auxilio. promover sus intereses personales, acometen la empresa que
los ha de engrandecer y que ha de dar a la nación el apoyo
que en su concepto necesita, el de la riqueza: se improvisan
Los miembros de la Sociedad. soberbias asociaciones para ensanchar el comercio, para
desentrañar los tesoros que esconde la naturaleza en las venas
de los Andes, sociedades filantrópicas para proteger la
Quandnous ne sommes plus, notre ombre a des autels, agricultura y anonadar los obstáculos que embarazan su
marcha. Pero la riqueza, señores, nos dará poder y fuerza,
Oùle juste avenir prépare à ton génie mas no libertad individual; hará respetable a Chile y llevará
Des honneurs inmortels. su nombre al orbe entero, pero su gobierno estará
bamboleándose, y se verá reducido a apoyarse por un lado en
Lamartine. bayonetas, por el otro en montones de oro; y no será el padre
de la gran familia social, sino su señor; sus siervos esperarán
sólo una ocasión para sacudir la servidumbre, cuando si
Señores: fueran sus hijos las buscarían para amparar a su padre. Otro
apoyo más quiere la democracia, el de la ilustración. La
democracia, que es la libertad, no se legitima, no es útil ni
bienhechora sino cuando el pueblo ha llegado a su edad
Al presentarme por primera vez ante vosotros, me siento
madura, y nosotros somos todavía adultos. La fuerza que
profundamente conmovido por la sincera gratitud que
debiéramos haber empleado en llegar a esa madurez, que es
encendisteis en mi pecho, al señalarme como uno de vuestros
la ilustración, estuvo sometida tres siglos a satisfacer la
compañeros, con el honroso título de Director de vuestra
codicia de una metrópoli atrasada y más tarde ocupada en
destrozar cadenas, y en constituir un gobierno independiente. espejo en que se refleja nuestra nacionalidad? Aterradora es
A nosotros toca volver atrás para llenar el vacío que dejaron por cierto la respuesta a una pregunta semejante; pero así
nuestros padres y hacer más consistente su obra, para no como rompe con audacia su vuelo la simple avecilla, después
dejar enemigos por vencer, y seguir con planta firme la senda del espanto que le causa la explosión mortífera del arcabuz
que nos traza el siglo. del cazador, romperemos nuestra marcha después del terrible
desengaño que nos causa la idea de nuestra nulidad, cuando
veamos que necesitamos formarnos con nuestros propios
Pues bien, vosotros habéis comprendido esta necesidad, esfuerzos. Apenas ha amanecido para nosotros el 18 de
vosotros que sin guía, sin amparo, sacándolo todo de vuestro septiembre de 1810, estamos en la alborada de nuestra vida
solo valor, os congregáis para ilustraros e ilustrar con social, y no hay un recuerdo tan solo que nos halague, ni un
vuestros trabajos; vosotros que, me parece, habéis dicho en lazo que nos una a lo pasado antes de aquel día. Durante la
Chile a los hombres de luces que eso debían haber practicado Colonia no rayó jamás la luz de la civilización en nuestro
tiempo ha, reunirse para comunicarse y ordenar un plan de suelo. ¡Y cómo había de rayar! La misma nación que nos
ataque contra los vicios sociales, a fin de hacerse dignos de la encadenaba a su pesado carro triunfal permanecía dominada
independencia que a costa de su sangre nos legaron los por la ignorancia y sufriendo el ponderoso yugo de lo
héroes de 1810; reunirse en torno de esa democracia que absoluto en política y religión. Cuando la España comenzó a
milagrosamente vemos entronizada entre nosotros, pero en perder los fueros y garantías de su libertad, cuando principió
un trono cuya base carcomida por la ignorancia se cimbra al a erigir en crimen el cultivo de las bellas artes y de las
más ligero soplo de las pasiones, y casi se desploma, ciencias, que no se presentaban guarnecidas con los atavíos
llevando en su ruina nuestras más caras esperanzas. Os doy el embarazosos del escolasticismo, y el Santo Oficio se dedicó
parabién, señores, y muy sinceramente me glorío de ser a perseguir de muerte a los que propalaban verdades que no
vuestro compañero, porque habéis acertado en asociaros para eran las teológicas, entonces, señores, empezó también a
satisfacer una necesidad social. Vosotros tenéis mis ideas y cimentarse en Chile el dominio del conquistador. Los Felipes,
convenís conmigo en que nada será Chile, la América toda, tan funestos a la humanidad como a la civilización, por su
sin las luces. Me llamáis para que os ayude en vuestras tareas brutal y absurdo despotismo; Carlos II, con su imbecilidad y
literarias, pero yo quisiera convidaros antes a discurrir acerca acendrado fanatismo; los Fernandos y Carlos que se
de lo que es entre nosotros la literatura, acerca de los sucedieron, tan obstinados defensores de su poder
modelos que hemos de proponernos para cultivarla, y discrecional y de la autoridad espantosa del monstruo de la
también sobre el rumbo que debemos hacerle seguir para que Inquisición que los sostenía, al mismo tiempo que los
sea provechosa al pueblo. Porque, señores, no debemos amedrentaba; tales fueron los monarcas bajo cuyo ominoso
pensar sólo en nosotros mismos, quédese el egoísmo para cetro recorrió tres siglos Chile, siempre ignorante, siempre
esos hombres menguados que todo lo sacrifican a sus oprimido y vejado. “Bajo el sistema de despotismo razonado
pasiones y preocupaciones; nosotros debemos pensar en —dice un juicioso observador—, que estableció en sus
sacrificarnos por la utilidad de la patria. Hemos tenido la antiguas posesiones americanas el gabinete de Madrid,
fortuna de recibir una mediana ilustración; pues bien, guardaba todo el más estrecho enlace: agricultura, industria,
sirvamos al pueblo, alumbrémosle en su marcha social para navegación, comercio, todo estaba sujeto a las trabas que
que nuestros hijos le vean un día feliz, libre y poderoso. dictaba la ignorancia o la codicia a una administración
opresora y estúpida. Mas no bastaba privar a los americanos
de la libertad de acción, si no se les privaba también de la del
pensamiento. Persuadidos los dominadores de que nada era
Se dice que la literatura es la expresión de la sociedad,
tan peligroso para ellos como dejar desenvolver la mente,
porque en efecto es el resorte que revela de una manera la
pretendieron mantenerla encadenada, desviándonos de la
más explícita las necesidades morales e intelectuales de los
verdadera senda que guía a la ciencia, menospreciando y aun
pueblos, es el cuadro en que están consignadas las ideas y
persiguiendo a los que la cultivaban”. De suerte, señores, que
pasiones, los gustos y, opiniones, la religión y las
nuestra nulidad literaria es tan completa en aquellos tiempos,
preocupaciones de toda una generación. Forman el teatro en
como lo fue la de nuestra existencia política.
que la literatura despliega sus brillantes galas, la cátedra
desde donde anuncia el ministro sagrado las verdades
civilizadoras de nuestra divina religión y las conminaciones y
promesas del Omnipotente; la tribuna en que defiende el Pedro de Oña, que según las noticias de algunos eruditos
sacerdote del pueblo los fueros de la libertad y los dictados escribió a fines del siglo XVI dos poemas de poco mérito
de la utilidad general; el asiento augusto del defensor de literario, pero tan curiosos como raros en el día; el célebre
cuanto hay de estimable en la vida, el honor, la persona, las Lacunza; Ovalle, el historiador, y el candoroso Molina, que
propiedades y la condición del ciudadano; la prensa periódica ha llegado a granjearse un título a la inmortalidad con la
que ha llegado a hacerse el agente más activo del movimiento historia de su patria, son los cuatro conciudadanos, y quizás
de la inteligencia, la salvaguardia de los derechos sociales, el los únicos de mérito, que puedo citaros como escritores; pero
azote poderoso que arrolla a los tiranos y los confunde en su sus producciones no son timbres de nuestra literatura, porque
ignorancia. La literatura, en fin, comprende entre sus fueron indígenas de otro suelo y recibieron la influencia de
cuantiosos materiales, las concepciones elevadas del filósofo preceptos extraños. Desde 1810 hasta pocos años a esta parte,
y del jurista, las verdades irrecusables del matemático y del tampoco hallo obra alguna que pueda llamarte nuestra y que
historiador, los desahogos de la correspondencia familiar, y podamos ostentar como característica; muchos escritos de
los raptos, los éxtasis deliciosos del poeta [1]. circunstancias sí, parto de varios claros ingenios americanos
y chilenos, entre los cuales descuella el ilustrado y profundo
Camilo Henríquez, cuyas bellas producciones manifiestan un
talento despejado y un corazón noble, entusiasta y generoso.
¿Pero cuál ha sido, cuál es en el día nuestra literatura?
De los últimos años no puedo dejar de citaros, entre las poco
¿Adónde hallaremos la expresión de nuestra sociedad, el
numerosas producciones de nuestra prensa, dos obras
didácticas que harán época en nuestros fastos literarios; no jóvenes no poderlo crear todo en un momento! Pero los
porque sean la muestra de una literatura vigorosa y nacional, grandes bienes sociales no se consiguen sino a fuerza de
sino por la revolución que han iniciado en las ideas, y porque ensayos. Bien pueden ser ineficaces para conseguir nuestra
prueban el genio, erudición y laboriosidad de sus autores: la felicidad los instrumentos que poseemos, pero su reforma no
Filosofía del espíritu humano, que es el reverso del peripato, puede ser súbita; resignémonos al pausado curso de la severa
uno de los primeros destellos de la razón ilustrada en Chile, experiencia, y día vendrá en que los chilenos tengan una
con cuya aparición data la época de nuestra regeneración sociedad que forme su ventura, y en que estén incrustadas
mental; los Principios de derecho de gentes, que nos han fuertemente las raíces de la religión y de las leyes, de la
hecho mirar con interés y seriedad los altos dogmas de la democracia y de la literatura. A nosotros está encargada esta
ciencia que fija las relaciones recíprocas de los pueblos que obra interesante, y es preciso someterla a nuestros alcances.
habitan la tierra. Otros varios tratados elementales han
aparecido, entre los cuales hay algunos dignos del mayor
elogio, ya por el acierto de su ejecución, ya por las útiles Mas concretando estas observaciones a nuestro asunto, ¿de
reformas que han pretendido introducir en el aprendizaje. qué manera podremos ser prudentes en la imitación? Preciso
Nuestra prensa periódica, a pesar de hallarse detenida por los es aprovecharnos de las ventajas que en la civilización han
infinitos inconvenientes que se le oponen a un pueblo en sus adquirido otros pueblos más antiguos: ésta es la fortuna de
primeros ensayos, no deja contar una que otra producción los americanos. ¿Qué modelos literarios serán, pues, los más
importante que ha merecido la aprobación de los inteligentes. adecuados a nuestras circunstancias presentes? Vastos habían
Pero todo esto no debe envanecernos: cuando más prueba de ser mis conocimientos, y claro y atinado mi juicio para
que hay entre nosotros quienes trabajan por la difusión de las resolver tan importante cuestión; pero llámese arrogancia o lo
luces, y no que poseamos ya una literatura que tenga sus que se quiera, debo deciros que muy poco tenemos que imitar:
influencias y su carácter especial. Muy reducido es el nuestra literatura debe sernos exclusivamente propia, debe
catálogo de nuestros escritores de mérito; muy poco hemos ser enteramente nacional, hay una literatura que nos legó la
hecho todavía por las letras; me atrevo a deciros que apenas España con su religión divina, con sus pesadas e indigestas
principiamos a cultivarlas. Pero es de hacer justicia al fuerte leyes, con sus funestas y antisociales preocupaciones. Pero
anhelo que todos muestran por la educación: numerosa es la esa literatura no debe ser la nuestra, porque al cortar las
juventud que con ansia recibe los preceptos de la sabiduría, y cadenas enmohecidas que nos ligaran a la Península,
ya la patria pierde tiempo si no allana los obstáculos que comenzó a tomar otro tinte muy diverso nuestra nacionalidad:
entorpecen el provecho que puede sacar de tan laudable “Nada hay que obre una mudanza más grande en el hombre
aplicación. Todavía entre nosotros no hay un sistema de que la libertad —dice Villemain—. ¡Qué será, pues, en los
educación, los métodos adolecen de errores y defectos que la pueblos!” Es necesario que desarrollemos nuestra revolución
época moderna tilda con un signo de reprobación y de y la sigamos en sus tendencias civilizadoras, en esa marcha
desprecio casi infamante. Por eso veis, señores, a multitud de peculiar que le da un carácter de todo punto contrario al que
chilenos ilustrados, y dignos de mejor suerte, agolparse a la nos dictan el gusto, los principios y las tendencias de aquella
entrada del santuario de la literatura, todos con el empeño de literatura. Debo presentaros sobre ella, más bien que mis
penetrar en él y de perseguir la gloria; pero todos detenidos, o pobres ideas, el juicio de un español que en nuestros días se
porque carecen de aquel ímpetu que una educación esmerada ha formado una reputación por su talento elevado, y el cual
y los conocimientos bien adquiridos infunden en el alma, o se expresa de este modo, hablando de su patria: “En España,
porque los arredra el infortunio, que siempre espanta a la causas locales atajaron el progreso intelectual, y con él
imaginación cuando el pecho está vacío de esperanzas y de indispensablemente el movimiento literario. La muerte de la
estímulos. Pero vosotros, creo, os sentís valientes, y por eso libertad nacional, que había llevado ya tan funesto golpe en
os anuncio que necesitáis todavía de muchos esfuerzos para la ruina de las comunidades, añadió a la tiranía religiosa la
alcanzar vuestro objeto: será para otros la utilidad y para tiranía política; y si por espacio de un siglo todavía
vosotros la gloria; este divino sentimiento y la patria que nos conservamos la preponderancia literaria, ni esto fue más que
dio el ser merecen nuestros sacrificios. el efecto necesario del impulso anterior, ni nuestra literatura
tuvo un carácter sistemático, investigador, filosófico; en una
palabra, útil y progresivo. La imaginación sola debía prestar
No perdáis jamás de vista que nuestros progresos futuros más campo a los poetas que a los prosistas: así que aun en
dependen enteramente del giro que demos a nuestros nuestro siglo de oro es cortísimo el número de escritores
conocimientos en su punto de partida. Este es el momento razonados que podemos citar” [2]. Con efecto, señores, si
crítico para nosotros. Tenemos un deseo, muy natural en los buscáis la literatura española en los libros científicos, en los
pueblos nuevos, ardiente, que nos arrastra y nos alucina: tal históricos, en el dilatadísimo número de escritores místicos y
es el de sobresalir, el de progresar en la civilización, y de teológicos que cuenta aquella nación, en el teatro mismo, casi
merecer un lugar al lado de esos antiguos emporios de las siempre la hallaréis retrógrada, sin filosofía y muchas veces
ciencias y de las artes, de esas naciones envejecidas en la sin criterio fijo. Es verdad que en ocasiones luce en ellos
experiencia, que levantan orgullosas sus cabezas en medio de algún rasgo del atinado ingenio español, pero siempre a
la civilización europea. Mas no nos apresuremos a manera de aquellos lampos efímeros que momentáneamente
satisfacerlo. Tenemos mil arbitrios para ello; pero el que se alteran las tinieblas de una noche borrascosas; sus bellas
nos ofrece más a mano es el de la imitación, que también es producciones son frutos escondidos que no es posible
el más peligroso para un pueblo, cuando es ciega y descubrir sino desbastando el ramaje del árbol que los
arrebatada, cuando no se toma con juicio lo que es adaptable contiene. De los mejores autores, dice el citado, que se
a las modificaciones de su nacionalidad. Tal vez ésta es una ofrecen más bien como columnas de la lengua, que como
de las causas capitales de las calamitosas disidencias que han intérpretes del movimiento de su época. La poesía, empero,
detenido nuestra marcha social, derramando torrentes de ofrece relevantes muestras de talen fecundos y eruditos, de
lágrimas y de sangre en el suelo hermoso y virginal de la pasajes sublimes, bellos y filosóficos; mas necesitáis de
América española ¡Ah señores, qué penoso es para las almas trabajo y tino para hallarlos y para sacar de ellos provecho.
capaz de significar con ventaja los más elevados conceptos
de la filosofía y los más refinados progresos del
Con todo no penséis, señores, que me extiendo al suscribir a entendimiento del siglo XIX.
estos conceptos, sobre la literatura de nuestros
conquistadores, hasta llegar a mirar en menos su hermoso y
abundante idioma. ¡Ah!, no: éste fue uno de los pocos dones
preciosos que nos hicieron sin pensarlo. Algunos americanos, Una vez que hayáis aventajado en esa indispensable
sin duda fatigados de no encontrar en la antigua literatura preparación, creo que ya estaréis capaces de recibir las
española más que insípidos y pasajeros placeres, influencias de la literatura francesa, de esa literatura que
deslumbrados por los halagos lisonjeros de la moderna sojuzga la civilización moderna, de la cual ha dicho uno de
francesa, han creído que nuestra emancipación de la sus campeones del presente día, estas notables palabras:
metrópoli debe conducirnos hasta despreciar su lengua y “Desde la muerte del gran Goethe, el pensamiento alemán se
formarnos sobre sus ruinas otra que nos sea más propia, que ha cubierto otra vez de sombra; desde la muerte de Byron y
represente nuestras necesidades, nuestros sentimientos. Y de Walter Scott, la poesía inglesa se ha extinguido; y a esta
llenos de admiración, seducidos por lo que les parece original hora no hay en el universo más que una literatura encendida
en los libros del Sena, creen que nuestro lenguaje no es y viviente, que es la literatura francesa. De Petersburgo a
bastante para exprimir tales conceptos; forman o introducen Cádiz, de Calcuta a Nueva York, no se leen más que libros
sin necesidad palabras nuevas, dan a otras un sentido franceses: ellos inspiran al mundo...” [4]. No podemos
impropio y violento, adoptan giros y construcciones exóticas, excusarnos de reconocer esta verdad, pero es cordura no
contrarias siempre a la índole del castellano, despreciando así dejarse deslumbrar por su esplendor: veremos de qué manera
la señalada utilidad que podríamos sacar de una lengua deben inspirarnos esos libros franceses tan poderosos. Tres
cultivada, y exponiéndose a verse de repente en la necesidad épocas de triunfo ha tenido la literatura de Francia, las cuales
de cultivar otra nueva, y tal vez ininteligible. Huid, señores, han sido caracterizadas por otras tantas escuelas, que, sin ser
de semejante contagio, que es efecto de un extraviado iguales entre sí, llevan impreso cierto aire de familia que ha
entusiasmo. causado graves equivocaciones. La dominante en el siglo
XVII, que había sido formada, según el respetable Villemain,
bajo las influencias de la religión, de la antigüedad y de la
monarquía de Luis XIV la dominante en el siglo XVIII, en la
Mucha verdad es que las lenguas varían en las diversas cual, por el contrario, influyeron, a juicio del mismo sabio, la
épocas de la vida de los pueblos, pero los americanos filosofía escéptica, la imitación de las literaturas modernas y
ofrecemos en esto un fenómeno curioso: somos infantes en la la reforma política; por fin, la que en nuestros días se ostenta
existencia social y poseemos una habla que anuncia los triunfante y regeneradora, la cual, a mi entender está
progresos de la razón, rica y sonora en sus terminaciones, dominada por el vigoroso y saludable influjo del cristianismo,
sencilla y filosófica en su mecanismo, abundante, variada y de La filosofía y de la democracia, o en una palabra, sola,
expresiva en sus frases y modismos, descriptiva y propia la perfectibilidad social. Las dos primeras, sin embargo de su
como ninguna [3] .Nuestros progresos principian, y por diferencia, tienen entre sí tal consonancia que pudiéramos
mucho que nos eleve el impulso progresivo de la época considerarlas como una sola; y, en efecto, Villemain dice que
presente, siempre tendremos en nuestro idioma un esas dos épocas tienen sus puntos de contacto, y que los
instrumento fácil y sencillo que emplear en todas nuestras talentos de la una han tenido algunos caracteres de la otra.
operaciones, un ropaje brillante, que con vendrá a todas las Como quiera, señores, creo yo que ambas escuelas no
formas que tomen nuestras facciones nacionales. Estudiad merecen nuestro estudio, o en cuanto son dignas de la
esa lengua, señores, defendedla de los extranjerismos; y os curiosidad del literato, porque pertenecen a la historia de
aseguro que de ella sacaréis siempre un provecho señalado, si los progresos del entendimiento humano; pero nada
no sois licenciosos para usarla, ni tan rigoristas como los que considero menos adecuado a nuestras circunstancias que a
la defienden tenazmente contra toda innovación, por literatura de esos tiempos, y de consiguiente nada tampoco
indispensable y ventajosa que sea. Os interesa, pues, menos digno de nuestra imitación. No obstante las diversas
emprender la lectura de sus clásicos, y penetrar en la historia causas influentes en aquellas escuelas, señaladas por el
de la literatura, a fin de saber apreciarlos y conocer esa ilustre profesor, permítaseme agregar que todavía hay otra
poesía, que veréis, valiéndome de la expresión de un crítico, más universal que sirve como de eslabón para ligarlas; tal es
expresiva en su infancia, natural y sencilla, pero ruda, pobre aquel aire de afectación empalagosa que las domina,
y trivial; después grave, docta y sonora, hasta degenerar en conforme al gusto disciplinado de esas épocas, según las
afectada, pedantesca y enigmática; y por fin, grande, conveniencias, usos y espíritu de cuerpo que ligaban a los
majestuosa y sublime, armoniosa y dulce, hasta acabar por palaciegos y demás gente de tono de la corte francesa e
hinchada, estrepitosa y sutil. De Garcilaso aprenderéis a entonces. Aquel gusto dictaba una crítica severa y absoluta,
expresar vuestras ideas y sentimientos apacibles con candor y egoísta, si puedo decirlo, que condenaba sin recurso todos los
amable naturalidad; de De la Torre, Herrera y Luis de León, arranques de la fantasía, por naturales que fueran, cuando no
imitaréis la nobleza, nervio y majestad; de Rioja el estilo agradaban al rey y a las damas cortesanas, y encadenaba el
descriptivo y la vehemencia del lenguaje sentencioso y espíritu forzándolo al escepticismo religioso, y a la finura y
filosófico. Descended a los prosistas, y Mendoza, Mariana y ligereza de convención. Todos los grandes ingenios de
Solís os enseñarán la severidad, facundia y sencillez del aquellos dos siglos se vieron arrastrados por tal influencia, y
estilo narrativo; Granada, la inimitable dulzura de su habla le tributaron ciego homenaje en sus producciones. Ni el
para expresar las verdades eternas y el idealismo del cristiano; severo y profundo Montesquieu pudo salvarse del contagio:
y por fin, el coloso de la literatura española os asombrará con el autor de El espíritu de las leyes, de esa obra inmortal,
su grandilocuencia y con las originales graciosidades de su escribió también las Cartas persianas. La república literaria
Hidalgo. Estudiad también a los modernos escritores de entonces era una monarquía absoluta que extendió su
aquella célebre nación, y hallaréis en ellos el antiguo predominio moral a toda la Europa, y hasta nuestros días:
romance castellano hecho ya el idioma, de la razón culta, y hizo más, invadió las regiones del Nuevo Mundo, y propagó
aquellos principios exagerados y quiméricos de la Debo deciros, pues, que leáis los escritos de los autores
regeneración política. Curioso es investigar las causas de franceses de más nota en el día; no para que los copiéis y
tamaño prodigio, pero mi objeto no me permite demorarme trasladéis sin tino a vuestras obras, sino para que aprendáis
en ello. de ellos a pensar, para que os empapáis en ese colorido
filosófico que caracteriza su literatura, para que podáis seguir
la nueva senda y retratéis al vivo la naturaleza. Lo primero
Empero, la época ha variado, el tiempo con su mano de sólo sería bueno para mantener nuestra literatura con una
bronce ha venido a despertar a los hombres para hacerlos más existencia prestada, pendiente siempre de lo exótico, de lo
racionales y positivos, para encaminarlos por otro sendero que menos convendría a nuestro ser. No, señores, fuerza es
más espacioso. La literatura moderna sigue el impulso que le que seamos originales; tenemos dentro de nuestra sociedad
comunica el progreso social, y ha venido a hacerse más todos los elementos para serlo, para convertir nuestra
filosófica, a erigirse en intérprete de ese movimiento. “La literatura en la expresión auténtica de nuestra nacionalidad.
crítica —dice el juicioso Artaud— ha llegado a ser más libre, Me preguntaréis qué pretendo decir con esto, y os responderé,
hoy que los autores se dirigen a un público más numeroso y con el atinado escritor que acabo de citaros, que la
más independiente, y por consecuencia debe tomar otra nacionalidad de una literatura consiste en que tenga una vida
bandera; su divisa es la verdad; la regla de sus juicios, la propia, en que sea peculiar del pueblo que la posee,
naturaleza humana: en lugar de detenerse en la forma externa, conservando fielmente la estampa de su carácter, de ese
sólo debe fijarse en el fondo. En vez de juzgar las obras del carácter que reproducirá tanto mejor mientras sea más
poeta y del artista únicamente por su conformidad con ciertas popular. Es preciso que la literatura no sea el exclusivo
reglas escritas, expresión generalizada de las obras antiguas, patrimonio de una clase privilegiada, que no se encierre en
se esforzará en penetrar hasta lo íntimo de las producciones un círculo estrecho, porque entonces acabará por someterse a
literarias y en llegar hasta la idea que representan. La un gusto apocado a fuerza de sutilezas. Al contrario, debe
verdadera crítica confrontará continuamente la literatura y la hacer hablar todos los sentimientos de la naturaleza humana
historia, comentará la una por la otra, y comprobará las y reflejar todas las afecciones de la multitud, que en
producciones de las artes por el estado de la sociedad. definitiva es el mejor juez, no de los procedimientos del arte,
Juzgará las obras del artista y del poeta, comparándolas con sí de sus efectos.
el modelo de la vida real, con las pasiones humanas y las
formas variables de que puede revestirlas el diverso estado de
la sociedad. Deberá tomar en cuenta, al hacer tal examen, el No puedo resistir al deseo de copiaros aquí los ingeniosos
clima, el aspecto de los lugares, la influencia de los pensamientos con que el mismo autor desarrolla su doctrina.
gobiernos, la singularidad de las costumbres y todo lo que “Puede considerarse --dice-- que la literatura es como el
pueda dar a cada pueblo una fisonomía original; de este gobierno: el uno y la otra deben tener sus raíces en el seno
modo la crítica se hace contemporánea de los escritores que mismo de la sociedad, a fin de sacar de él continuamente el
juzga, y adopta momentáneamente las ideas, los usos, las jugo nutritivo de la vida. Es necesario que la libre circulación
preocupaciones de cada país, para penetrar mejor en su de las ideas ponga en contacto al público con los escritores,
espíritu...” así como es preciso que una comunicación activa aferre los
poderes a todas las clases sociales. De este modo las
necesidades, las opiniones, los sentimientos del mayor
En esta definición que acabáis de oír, señores, tenéis número podrán a cada momento hacerse campo, manifestarse
delineados con vivos coloridos los caracteres de la moderna y refluir sobre los que toman la alta misión de ilustrar a los
literatura francesa, caracteres que se divisan ya adoptados en espíritus o de dirigir los intereses generales. ¡Desgraciada la
la española y que más tarde se verán en la americana. La literatura! ¡Ay de los gobiernos que se colocan fuera de la
Francia ha levantado la enseña de la rebelión literaria, ella ha nación o que al menos sólo se dirigen a clases privilegiadas y
emancipado su literatura de las rigorosas y mezquinas reglas no corresponden sino a un menguado número! Interiormente
que antes se miraban como inalterables y sagradas; le ha agitado de un principio de vida que no se contiene jamás, el
dado por divisa la verdad y le ha señalado a la naturaleza género humano prosigue siempre en marcha, las academias y
humana como el oráculo que debe consultar para sus los gobiernos quedan estacionarios, se atrasan: pronto llega
decisiones: en esto merece nuestra imitación. Fundemos, un momento en que la disposición de los espíritus y las
pues, nuestra literatura naciente en la independencia, en la opiniones generalmente adoptadas no están ya de acuerdo
libertad del genio; despreciemos esa crítica menguada que con las instituciones y con las costumbres, entonces es
pretende dominarlo todo, sus dictados son las más veces preciso renovarlo todo: ésta es la época de las revoluciones y
propios para encadenar el entendimiento; sacudamos esas de las reformas. La literatura debe, pues, dirigirse a todo un
trabas y dejemos volar nuestra fantasía, que es inmensa la pueblo, representarlo todo entero, así como los gobiernos
naturaleza. No olvidéis con todo que la libertad no existe en deben ser el resumen de todas las fuerzas sociales, la
la licencia, éste es el escollo más peligroso: la libertad no expresión de todas las necesidades, los representantes de
gusta de posarse sino donde están la verdad y la moderación. todas las superioridades: con estas condiciones sólo puede
Así, cuando os digo que nuestra literatura debe fundarse en la ser una literatura verdaderamente nacional”.
independencia del genio, no es mi ánimo inspirar aversión
por las reglas del buen gusto, por aquellos preceptos que
pueden considerarse como la expresión misma de la Seguid estos preceptos, que son los del progreso y los únicos
naturaleza, de los cuales no es posible desviarse sin obrar que pueden encaminaros a la meta de nuestras aspiraciones;
contra la razón, contra la moral y contra todo lo que puede No hay sobre la tierra pueblos que tengan como los
haber de útil y progresivo en la literatura de un pueblo. americanos una necesidad más imperiosa de ser originales en
su literatura, porque todas sus modificaciones le son
peculiares y nada tienen de común con las que constituyen la
originalidad del Viejo Mundo. La naturaleza americana, tan es el único camino que debéis seguir para consumar la grande
prominente en sus formas, tan variada, tan nueva en sus obra de hacer nuestra literatura nacional, útil y progresiva.
hermosos atavíos, permanece virgen; todavía no ha sido
interrogada; aguarda que el genio de sus hijos explote los
veneros inagotables de belleza con que le brinda. ¡Qué de No tengo la presunción de aconsejaros, porque ni mis
recursos ofrecen a vuestra dedicación las necesidades conocimientos ni mis aptitudes me dan titulo alguno para ello:
sociales y morales de nuestros pueblos, sus preocupaciones, me contento con presentaros en este ligero cuadro mis ideas,
sus costumbres y sus sentimientos! Su ilustración tan sólo os apoyadas en la opinión de los sabios escritores que he citado:
presenta materiales tan abundosos que bastarían a ocupar la así las habréis escuchado con más atención. Yo no puedo
vida de una generación entera; ahora nuestra religión, señores, más que acompañaros en vuestras tareas, para participar de la
contiene en cada página de sus libros sagrados un tesoro gloria que vais a granjearos con acometer la empresa de
capaz de llenar vuestra ambición. Principiad, pues, a sacar el regenerar nuestra literatura. Mutuamente nos auxiliaremos:
provecho de tan pingües riquezas, a llenar vuestra misión de por el solo hecho de reunirnos hemos contraído con la
utilidad y de progreso; escribid para el pueblo, ilustradlo, sociedad un empeño sacrosanto; arrostrémoslo todo por
combatiendo sus vicios y fomentando sus virtudes, cumplirlo, no sea que las generaciones futuras y la presente
recordándole sus hechos heroicos, acostumbrándole a venerar nos acusen de haber perdido la ocasión que se nos ofrece
su religión y sus instituciones; así estrecharéis los vínculos para elevar a nuestra patria al engrandecimiento que sus
que lo ligan, le haréis amar a su patria y lo acostumbraréis a recursos le preparan.
mirar siempre unidas su libertad y su existencia social. Este

V los orientales. También ellos, chinos, indostanos o árabes,


son herméticos e indescifrables. Tambén ellos arrastran en
HIJOS DE LA MALINCHE
andrajos un pasado todavía vivo. Hay un misterio
La extrañeza que provoca nuestro hermetismo ha creado la mexicano como hay un misterio amarillo y uno negro. El
leyenda del mexicano, ser insondable. Nuestro recelo contenido concreto de esas representaciones depende de
provoca el ajeno. Si nuestra cortesía atrae, nuestra reserva cada espectador. Pero todos coinciden en hacerse de
hiela. Y las inesperadas violencias que nos desgarran, el nosotros una imagen ambigua, cuando no contradictoria:
esplendor convulso o solemne de nuestras fiestas, el culto no somos gente segura y nuestras respuestas como
a la muerte, el desenfreno de nuestras alegrías y de nuestros silencios son imprevisibles, inesperados. Traición
nuestros duelos, acaban por desconcertar al extranjero. La y lealtad, crimen y amor, se agazapan en el fondo de
sensación que causamos no es diversa a la que producen nuestra mirada. Atraemos y repelemos.
las minas de carbón inglesas, explique esta deliberada
ausencia. Es sabido que detestaba a los obreros tanto como
No es difícil comprender los orígenes de esta acticud. Para
a los burgueses. Pero ¿cómo explicar que en todas las
un europeo, México es un país al margen de la Historia
grandes novelas revolucionarias tampoco aparezcan los
Universal. Y todo lo que se encuentra alejado del centro
proletarios como héroes, sino como fondo? En todas ellas
de la sociedad aparece como extraño e impenetrable. Los
el héroe es siempre el aventurero, el intelectual o el
campesinos, remotos, ligeramente arcaicos en el vestir y el
revolucionario profesional. El hombre aparte, que ha
hablar, parcos, amantes de expresarse en formas y
renunciado a su clase, a su origen o a su patria. Herencia
fórmulas tradicionales, ejercen siempre una fascinación
del romanticismo sin duda, que hace del héroe un ser
sobre el hombre urbano. En codas partes representan el
antisocial. Además, el obrero es demasiado reciente. Y se
elemento más antiguo y secreto de la sociedad. Para todos,
parece a sus señores: todos son hijos de la máquina.
excepto para ellos mismos, encarnan lo oculto, lo
escondido y que no se entrega sino dificílmente: tesoro
enterrado, espiga que madura en las entrañas terrestres,
El obrero moderno carece de individualidad. La clase es
vieja sabiduría escondida entre los pliegues de la tierra.
más fuerte que el individuo y la persona se disuelve en lo
genérico. Porque esa es la primera y más grave mutilación
que sufre el hombre al convertirse en asalariado industrial.
La mujer, otro de los seres que viven aparte, también es
El capitalismo lo despoja de su naturaleza humana —lo
figura enigmática. Mejor dicho, es el Enigma. A
que no ocurrió con el siervo— puesto que reduce todo su
seinejanza del hombre de raza o nacionalidad extraña,
ser a fuerza de trabajo, transformándolo por este solo
incita y repele. Es la imagen de la fecundidad, pero
hecho en objeto. Y como a todos los objetos, en mercancía,
asimismo de la muerte. En casi todas las culturas las
en cosa susceptible de compra y venta. El obrero pierde,
diosas de la creación son también deidades de destrucción.
bruscamente y por razón misma de su estado social, toda
Cifra viviente de la extrañeza del universo y de su radical
relación humana y concreta con el mundo: ni son suyos
heterogeneidad, la mujer ¿esconde la muerte o la vida?,
los útiles que emplea, ni es suyo el fruto de su esfuerzo. Ni
¿en qué piensa?; ¿piensa acaso?; ¿siente de veras?; ¿es
siquiera lo ve. En realidad no es un obrero, puesto que no
igual a nosotros? El sadismo se inicia como venganza ante
hace obras o no tiene conciencia de las que hace, perdido
el hermetismo femenino o como tentativa desesperada
en un aspecto de la producción. Es un trabajador, nombre
para obtener una respuesta de un cuerpo que tememos
abstracto, que no designa una tarea determinada, sino una
insensible. Porque, como dice Luis Cernuda, “el deseo es
función. Así, no lo distingue de los otros hombres su obra,
una pregunta cuya respuesta no existe”. A pesar de su
como acontece con el médico, el ingeniero o el carpintero.
desnudez —redonda, plena—en las formas de la mujer
La abstracción que lo califica —el trabajo medido en
siempre hay algo que desvelar:
tiempo— no lo separa, sino lo liga a otros abstracciones.
De ahí su ausencia de misterio, de problematicidad, su
transparencia, que no es diversa a la de cualquier
Eva y Cipris concentran el misterio del corazón del instrumento.
mundo.

La complejidad de la sociedad contemporánea y la


Para Rubén Darío, como para todos los grandes poetas, la especialización que requiere el trabajo extienden la
mujer no es solamente un instrumento de conocimiento, condición abstracta del obrero a otros grupos sociales.
sino e1 conocimiento mismo. El conocimiento que no Vivimos en un mundo de técnicos, se dice. A pesar de las
poseeremos nunca, la suma de nuestra definitiva diferencias de salarios y de nivel de vida, la situación de
ignorancia: el mistcrio supremo. estos técnicos no difiere esencialmente de la de los obreros:
también son asalariados y tampoco tienen conciencia de la
obra que realizan. El gobierno de los técnicos, ideal de la
Es notable que nuestros representaciones de la clase sociedad contemporánea, sería así el gobierno de los
obrera no estén teñidas de sentimientos parecidos, a pesar instrumentos. La función substituiría al fin; el medio, al
de que también vive alejada del centro de la sociedad creador. La sociedad marcharía con eficacia, pero sin
—incluso físicamente, recluída en barrios y ciudades rumbo. Y la repetición del mismo gesto, distintiva de la
especiales—. Cuando un novelista contemporáneo máquina, llevaría a una forma desconocida de la
introduce un personaje que simboliza la salud o la inmovilidad: la del mecanismo que avanza de ninguna
destrucción, la fertilidad o la muerte, no escoge, como pane hacia ningún lado.
podría esperarse, a un obrero —que encierra en su figura
la muerte de la vieja sociedad y el nacimiento de otra—. D.
H. Lawrence, que es uno de los críticos más violentos y Los regímenes totalitarios no han hecho sino extender y
profundos del mundo moderno, describe en casi todas sus generalizar, por medio de la fuerza o de la propaganda,
obras las virtudes que hacen del hombre fragmentario de esta condición. Todos los hombres sometidos a su imperio
nuestros días un hombre de verdad, dueño de una visión la padecen. En cierto sentido se trata de una transposición
total del mundo. Para encarnar esas virtudes crea a la esfera social y política de los sistemas económicos del
personajes de razas antiguas y no-europeas. O inventa la capitalismo. La producción en masa se logra a través de la
figura de Mellors, un guardabosque, un hijo de la sierra. confección de piezas sueltas que luego se unen en talleres
Es posible que la infancia de Lawrence, transcurrida entre
especiales. La propaganda y la acción política Un mexicano es un problema siempre, para otro mexicano
totalitaria—así como el terror y la represión— obedecen al y para sí mismo. Ahora bien, nada más simple que reducir
mismo sistema. La propaganda difunde verdades todo el complejo grupo de actitudes que nos caracteriza
incompletas, en serie y por piezas sueltas. Más tarde esos —y en especial la que consiste en ser un problema para
fragmentos se organizan y se convierten en teorías nosotros mismos— a lo que se podría llamar “moral de
políticas, verdades absolutas para las masas. El terror siervo”, por oposición no solamente a la “moral de señor”
obedece al mismo principio. La persecución comienza sino a la moral moderna, proletaria o burguesa.
contra grupos aislados —razas, clases, disidentes,
sospechosos—, hasta que gradualmente alcanza a todos.
Al iniciarse, una parte del pueblo contempla con La desconfianza, el disimulo, la reserva cortés que cierra
indiferencia el exterminio de otros grupos sociales o el paso al extraño, la ironía, todas, en fin, las oscilaciones
contribuye a su persecución, pues se exasperan los odios psíquicas con que al eludir la mirada ajena nos eludimos a
internos. Todos se vuelven cómplices y el sentimiento de nosotros mismos, son rasgos de gente dominada, que teme
culpa se extiende a toda la sociedad. El terror se generaliza: y finge frente al señor. Es revelador que nuestra intimidad
ya no hay sino persecutores y perseguidos. El persecutor, jamás aflore de manera natural, sin el acicate de la fiesta,
por otra parte, se transforma muy fácilmente en el alcoholi o la muerte. Esclavos, siervos y razas
perseguido. Basta una vuelta de la máquina política. Y sometidas se presenta —siempre recubiertos por una
nadie escapa a esta dialéctica feroz, ni los dirigentes. máscara, sonriente o adusta. Y únicamente a solas, en los
grandes momentos, se atreven a manifestarse tal como son.
Todas sus relaciones están envenenadas por el miedo y el
El mundo del terror como el de la producción en serie, es recelo. Miedo al señor, recelo ante sus iguales. Cada uno
un mundo de cosas, de útiles. (De ahí la vanidad de la observa al otro, porque cada compañero puede ser también
disputa sobre la validez histórica del terror moderno). Y un traidor. Para salir de sí mismo el siervo necesita saltar
los útiles nunca son misteriosos o enigmáticos, pues el barreras, embriagarse, olvidar su condición. Vivir a solas,
misterio proviene de la indeterminación del ser o del sin testigos. Solamente en la soledad se atreve a ser.
objeto que lo contiene. Un anillo misterioso se desprende
inmediatamente del género anillo; adquiere vida propia,
deja de ser un objeto. En su forma yace, escondida, presta La indudable analogía que se observa entre ciertas de
a saltar, la sorpresa. El misterio es una fuerza o una virtud nuestras actitudes y las de los grupos sometidos al poder
oculta, que no nos obedece y que no sabemos a qué hora y de un amo, una casta o un Estado extraño, podría
cómo va a manifestarse. Pero los útiles no esconden nada, resolverse en esta afirmación: el carácter de los mexicanos
no nos preguntan nada y nada nos responden. Son es un producto de las circunstancias sociales imperantes
inequívocos y transparentes. Meras prolongaciones de en nuestro país. Por lo tanto la historia de México, que es
nuestras manos, no poseen más vida que la que nuestra la historia de esas circunstancias, contiene la respuesta a
voluntad les otorga. Nos sirven; luego, gastados, viejos, todas las preguntas. La situación del pueblo durante el
los arrojamos sin pesar al cesto de la basura, al cementerio período colonial sería así la raíz de nuestra actitud cerrada
de automóviles, al campo de concentración. O los e inestable . Nuestra historia como nación independiente
cambiamos a nuestros aliados o enemigos por otros contribuiría también a perpetuar y hacer más neta esta
objetos. psicología servil, puesto que no hemos logrado suprimir la
miseria popular ni las exasperantes diferencias sociales, a
pesar de siglo y medio de luchas y experiencias
Todas nuestras facultades, y también todos nuestros constitucionales. El empleo de la violencia como recurso
defectos, se oponen a esta concepción del trabajo como dialéctico, los abusos de autoridad de los poderosos
esfuerzo impersonal, repetido en iguales y vacias —vicio que no ha desaparecido todavía— y finalmente el
porciones de tiempo: la lentitud y cuidado en la tarea, el escepticismo y la resignación del pueblo, hoy más visibles
amor por la obra y por cada uno de los detalles que la que nunca debido a las sucesivas desilusiones
componen, el buen gusto, innato ya, a fuerza de ser post-revolucionarias, completarían esta explicación
herencia milenaria. Si no fabricamos productos en serie, historica.
sobresalimos en el arte difícil, exquisito e inútil de vestir
pulgas. Lo que no quiere decir que el mexicano sea
incapaz de convertirse en lo que se llama un buen obrero. El defecto de interpretaciones como la que acabo de
Todo es cuestión de tiempo. Y nada, excepto un cambio bosquejar reside, precisamente, en su simplicidad. Nuestra
histórico cada vez más remoto e inpensable, impedirá que actitud ante la vida no está condicionada por los hechos
el mexicano deje de ser un problema, un ser enigmático, y históricos, al menos de la manera rigurosa con que en el
se convierta en una abstracción más. mundo de la mecánica la velocidad o la trayectoria de un
proyectil se encuentra determinada por un conjunto de
factores conocidos. Nuestra actitud vital —que es un
Mientras llega ese momento, que factor que nunca acabaremos de conocer totalmente, pues
resolverá—aniquilándolas— todas nuestras cambio e indeterminación son las únicas constantes de su
contradicciones, debo señalar que lo extraordinario de ser— también es historia. Quiero decir, los hechos
nuestra situación reside en que no solamente somos históricos no son nada más hechos, sino que están teñidos
enigmáticos ante los extraños, sino ante nosotros mismos. de humanidad, esto es, de problematicidad. Tampoco son
el mero resultado de otros hechos, que los causan, sino de reacciones y tendencias que se penetran mutuamente. La
una voluntad singular, capaz de regir dentro de ciertos persistencia de ciertas actitudes y la libertad e
límites su fatalidad. La historia no es un mecanismo y las independencia que asumen frente a las causas que las
influencias entre los diversos componentes de un hecho originaron, conduce a estudiarlas en la carne viva del
histórico son recíprocas, como tantas veces se ha dicho. presente y no en los textos históricos.
Lo que distingue a un hecho histórico de los otros hechos
es su carácter histórico. O sea, que es por sí mismo y en sí
mismo una unidad irreductible a otras. Irreductible e En suma, la historia podrá esclarecer el origen de muchos
inseparable. Un hecho histórico no es la suma de los de nuestros fantasmas, pero no los disipará. Sólo nosotros
llamados factores de la historia, sino una realidad podemos enfrentarnos a ellos. O dicho de otro modo: la
indisoluble. Las circunstancias históricas explican nuestro historia nos ayuda a comprender ciertos rasgos de nuestro
carácter en la medida que nuestro carácter también las carácter, a condición de que seamos capaces de aislarlos y
explica a ellas. Ambas son lo mismo. Por eso toda denunciarlos previamente. Nosotros somos los únicos que
explicación puramente histórica es insuficiente —lo que podemos contestar a las preguntas que nos hacen la
no equivale a decir que sea falsa. realidad y nuestro propio ser.

Basta una observación para reducir a sus verdaderas En nuestro lenguaje diario hay un grupo de palabras
proporciones la analogía entre la moral de los siervos y la prohibidas, secretas, sin contenido claro, y a cuya mágica
nuestra: las reacciones habituales del mexicano no son ambigüedad confiamos la expresión de las más brutales o
privativas de una clase, raza o grupo aislado, en situación sutiles de nuestras emociones y reacciones. Palabras
de inferioridad. Las clases ricas también se cierran al malditas, que sólo pronunciamos en voz alta cuando no
mundo exterior y también se desgarran cada vez que somos dueños de nosotros mismos. Confusamente reflejan
intentan abrirse. Se trata de una actitud que rebasa las nuestra intimidad: las explosiones de nuestra vitalidad las
circunstancias históricas, aunque se sirve de ellas para iluminan y las depresiones de nuestro ánimo las oscurecen.
manifestarse y se modifica a su contacto. El mexicano, Lenguaje sagrado, como el de los niños, la poesía y las
como todos los hombres, al servirse de las circunstancias sectas. Cada letra y cada sílaba están animadas de una vida
las convierte en materia plástica y se funde a ellas. Al doble, al mismo tiempo luminosa y oscura, que nos revela
esculpirlas, se esculpe. y oculta. Palabras que no dicen nada y dicen todo. Los
adolescentes, cuando quieren presumir de hombres, las
pronuncian con voz ronca. Las repiten las señoras, ya para
Si no es posible identificar nuestro carácter con el de los significar su libertad de espíritu, ya para mostrar la verdad
grupos sometidos, tampoco lo es negar su parentesco. En de sus sentimientos. Pues estas palabras son definitivas,
ambas situaciones el individuo y el grupo luchan, categóricas, a pesar de su ambigüedad y de la facilidad
simultánea y contradictoriamente, por ocultarse y con que varía su signifcado. Son las malas palabras, único
revelarse. Mas una diferencia radical nos separa. Siervos, lenguaje vivo en un mundo de vocablos anémicos. La
criados o razas víctimas de un poder extraño cualquiera poesía al alcance de todos.
(los negros norteamericanos, por ejemplo), entablan un
combate con una realidad concreta. Nosotros, en cambio,
luchamos con entidades imaginarias, vestigios del pasado Cada país tiene la suya. En la nuestra, en sus breves y
o fantasmas engendrados por nosotros mismos. Esos desgarradas, agresivas, chispeantes sílabas, parecidas a la
fantasmas y vestigios son reales, al menos para nosotros. momentánea luz que arroja el cuchillo cuando se le
Su realidad es de un orden sutil y atroz, porque es una descarga contra un cuerpo opaco y duro, se condensan
realidad fantasmagórica. Son intocables e invencibles, ya todos nuestros apetitos, nuestras iras, nuestros entusiasmos
que no están fuera de nosotros, sino en nosotros mismos. y los anhelos que pelean en nuestro fondo, inexpresados.
En la lucha que sostiene contra ellos nuestra voluntad de Esa palabra es nuestro santo y seña. Por ella y en ella nos
ser, cuentan con un aliado secreto y poderoso: nuestro reconocemos entre extraños y a ella acudimos cada vez
miedo a ser. Porque todo lo que es el mexicano actual, que aflora a nuestros labios la condción de nuestro ser.
como se ha visto, puede reducirse a esto: el mexicano no Conocerla, usarla, arrojándola al aire como un juguete
quiere o no se atreve a ser él mismo. vistoso o haciéndola vibrar como un arma afilada, es una
manera de afirmar nuestra mexicanidad.

En muchos casos estos fantasmas son vestigios de


realidades pasadas. Se originaron en la Conquista, en la Toda la angustiosa tensión que nos habita se expresa en
Colonia, en la Independencia o en las guerras sostenidas una frase que nos viene a la boca cuando la cólera, la
contra yanquis y franceses. Otros reflelan nuestros alegría o el entusiasmo nos llevan a exaltar nuestra
problemas actuales, pero de una manera indirecta, condición de mexicanos: ¡Viva México, hijos de la
escondiendo o disfrazando su verdadera naturaleza. ¿Y no “Chingada!” Verdadero grito de guerra, cargado de una
es extraordinario que, desaparecidas las causas, persisten electricidad particular, esta frase es un reto y una
los efectos? ¿Y que los efectos oculten a las causas? En afirmación, un disparo, dirigido contra un enemigo
esta esfera es imposible escindir causas y efectos. En imaginario, y una explosión en el aire. Nuevamente, con
realidad, no hay causas y efectos, sino un complejo de cierta patética y plástica fatalidad, se presenta la imagen
del cohete que sube al cielo, se dispersa en chispas y cae En México los significados de la palabra son innumerables.
oscuramente. O la del aullido en que terminan nuestras Es una voz mágica. Basta un cambio de tono, una
canciones, y que posee la misma ambigua resonancia: inflexión apenas, para que el sentido varíe. Hay tantos
alegría rencorosa, desgarrada afirmación que se abre el matices como entonaciones: tantos significados, como
pecho y se consume a sí misma. sentimientos. Se puede ser un chingón, un Gran Chingón
(en los negocios, en la política, en el crimen, can las
mujeres), un chingaquedito (silencioso, disimulado,
Con ese grito, que es de rigor gritar cada 15 de septiembre, urdiendo tramas en la sombra, avanzando cauto para dar el
aniversario de la Independencia, nos afirmamos y mazazo), un chingoncito. Pero la pluralidad de
afirmamos a nuestra patria, frente, contra y a pesar de los significaciones no impide que la idea de agresión —en
demás. ¿Y quiénes son los demás? Los demás son los todos sus grados, desde el simple de incomodar, picar,
“hijos de la chingada”: los extranjeros, los malos zaherir, hasta el de violar, desgarrar y matar—se presente
mexicanos, nuestros enemigos, nuestros rivales. En todo siempre como significado último. El verbo denota
caso, los “otros”. Esto es, todos aquellos quo no son lo que vlolencia, salir de sí mismo y penetrar por la fuerza en
nosotros somos. Y esos otros no se definen sino en cuanto otro.Y también, herir, rasgar, violar—cuerpos, almas,
hijos de una madre tan indeterminada y vaga como ellos objetos—, destruir. Cuando algo se rompe; decimos: “se
mismos. chingó”. Cuando alguien ejecuta un acto desmesurado y
contra las reglas, comentamos: “hizo una chingadera”.

¿Quién es la Chingada? Ante todo, es la Madre. No una


Madre de carne y hueso, sino una figura mítica. La La idea de romper y de abrir reaparece en casi todas las
Chingada es una de las representaciones mexicanas de la expresiones. La voz está teñida de sexualidad, pero no es
Maternidad, como la Llorona o 1a “sufrida madre sinónima del acto sexual; se puede chingar una mujer sin
mexicana” que festejamos el diez de mayo. La Chingada poseerla. Y cuando se alude al acto sexual, la violación o
es la madre que ha sufrido, metafórica o realmente, la el engaño le prestan un matiz particular. El que chinga
acción corrosiva e infamante implícita en el verbo que le jamás lo hace con el consentimiento de chingada. En suma,
da nombre. Vale la pena detenerse en e1 significado de chingar es hacer vlolencia sobre otro. Es un verbo
esta voz. masculino, activo, cruel: pica, hiere, desgarra, mancha. Y
provoca una amarga, resentida satisfacción en el que lo
ejecuta.
En la “Anarquía del Lenguaje en la América Española”,
Darío Rubio examina el origen de esta palabra y enumera
las significaciones que le prestan casi todos los pueblos Lo chingado es lo pasivo, lo inerte y abierto, por oposición
hispanoamericanos. Es probable su procedencia azteca: a lo que chinga, que es activo, agresivo y cerrado. El
chingaste es xinachtli (semilla de hortaliza) o xinaxtli chingón es el macho, el que abre. La chingada, la hembra,
(aguamiel fermentado). La voz y sus derivados se usan, en la pasividad pura, inerme ante el exterior. La relación
casi toda América y en algunas regiones de España, entre ambos es violenta, determinada per poder cínico del
asociados a las bebidas, alcohólicas o no: chingaste son primero y la impotencia de la otra. La idea de violación
los residuos o heces que quedan en el vaso, en Guatemala rige oscuramente todos los significados. La dialéctica de
y El Salvador; en Oaxaca llaman chingaditos a los restos “lo cerrado” y “lo abierto” se cumple así con precisión
del café; en todo México se llama chínguere —o, casi feroz.
significativamente, piquete—al alcohol; en Chile, Perú y
Ecuador la chingana es la taberna; en España chingar
equivale a beber mucho, a embriagarse; y en Cuba, un El poder mágico de la palabra se intensifica por su
chinguirito es un trago de alcohol. carácter prohibido. Nadie la dice en público. Solamente un
exceso de cólera, una emoción o el entusiasmo delirante,
justifican su expresión franca. Es una voz que sólo se oye
Chingar también implica la idea de fracaso. En Chile y entre hombres, o en las grandes fiestas. Al gritarla,
Argentina se chinga un petardo cuando no hace explosión, rompemos un velo de pudor, de silencio o de hipocresía.
“cuando no revienta, se frustra o sale fallido”. Y las Nos manifestamos tales como somos de verdad. Las malas
empresas que fracasan, las fiestas que se aguan, las palabras hierven en nuestro interior, como hierven
acciones que no llegan a su término, se chingan. En nuestros sentimientos. Cuando salen, lo hacen brusca,
Colombia, chingarse es llevarse un chasco. En el Plata un brutalmente, en forma de alarido, de reto, de ofensa. Son
vestido desgarrado es un vestido chingado. En casi codas proyectiles o cuchillos. Desgarran.
panes chingarse es salir burlado, fracasar. Chingar,
asimismo, se emplea en algunas partes de Sudamérica
como sinónimo de molestar, zaherir, burlar. Es un verbo Los españoles también abusan de las expresiones fuertes.
agresivo, como puede verse por todas estas significaciones: Frente a ellos el mexicano es singularmente pulcro. Pero
descolar a los animales, incitar o hurgar a los gallos, mientras los españoles se complacen en la blasfemia y la
chunguear, chasquear, perjudicar, echar a perder, frustrar. escatología, nosotros nos especializamos en la crueldad y
el sadismo. El español es simple: insulta a Dios porque
cree en él. La blasfemia, dice Machado, es una oración al
revés. El placer que experimentan muchos españoles,
incluso algunos de sus más altos poetas, al aludir a 1os
Después de esta digresión sí se puede contestar a la
detritus y mezclar la mierda con to sagrado se parece un
pregunta ¿qué es la Chingada? La Chingada es la Madre
poco al de los niños que juegan con lodo. Hay, además del
abierta violada o burlada por la fuerza. El “hijo de la
resentimiento, el gusto por los contrastes, que ha
Chingada” es el engendro de la violación, del rapto o de la
engendrado el estilo barroco y el dramatismo de la gran
burla. Si se compara esta expresión con la española, “hijo
pintura española. Sólo un español puede hablar con
de puta”, se advierte inmediatamente la diferencia. Para el
autoridad de Onán y Don Juan. En las expresiones
español la deshonra consiste en ser hijo de una mujer que
mexicanas, por el contrario, no se advierte la dualidad
voluntariamente se entrega, una prostituta; para el
española simbolizada por la oposición de lo real y lo ideal,
mexicano, en ser fruto de una violación.
los místicos y los pícaros, el Quevedo fúnebre y el
escatológico, sino la dicotomía entre lo cerrado y lo
abierto. El verbo chingar indica el triunfo de lo cerrado,
del macho, del fuerte sobre lo abierto. Manuel Cabrera me hace observar que la actitud española
refleja una concepción histórica y moral del pecado
original, en tanto que la del mexicano, más honda y
genuina, trasciende anécdota y ética. En efecto, toda mujer,
La palabra chingar, con todas estas múltiples
aun la que se da voluntariamente, es desgarrada, chingada
significaciones, define gran parte de nuestra vida y califica
por el hombre. En cierto sentido todos somos, por el solo
nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos v
hecho de nacer de mujer, hijos de la Chingada, hijos de la
compatriotas. Para el mexicano la vida es una posibilidad
Chingada, hijos de Eva. Mas lo característico del
de chingar o de ser chingado. Es decir, de humillar,
mexicano reside, a mi juicio, en la violenta, sarcástica
castigar y ofender. O a la inversa. Esta concepción de la
negación de la Madre, a la que se condena por el solo
vida social como combate engendra fatalmente la división
delito de serlo, y en la no menos violenta afirmación del
de la sociedad en fuertes y débiles. Los fuertes —los
Padre. Una amiga me hacía ver que la admiración por el
chingones sin escrúpulos, duros e inexorables— se rodean
Padre—símbolo de lo cerrado y agresivo, capaz de chingar
de fidelidades ardientes e interesadas. El servilismo ante
y abrir— se transparenta en una expresión que empleamos
los poderosos —especialmente entre la casta de los
siempre que queremos imponer a otro nuestra superioridad:
“políticos”, esto es, de los profesionales de los negocios
“Yo soy tu padre”. En suma, la cuestión del origen es el
públicos—es una de las deplorables consecuencias de esta
centro secreto de todas nuestras preocupaciones y
situación. Otra, no menos degradante, es la adhesión a las
angustias. Este oscuro sentimiento de culpa, fruto de
personas y no a los principios. Con frecuencia nuestros
nuestra soledad, de nuestro sabernos desprendidos del
políticos confunden los negocios públicos con los privados.
ámbito materno, es común a todos los hombres. El
No importa. Su riqueza o su influencia en la
mexicano transfiere esa noción a la Madre y la condena.
administración les permite sostener una mesnada que el
Al condenerla, se afirma a sí mismo y afirma la excelencia
pueblo llama, muy atinadamente “lambiscones” (de
de su cerrada, arisca soledad.
lamer).

Sería curioso establecer un paralelo entre dos


El verbo chingar—maligno, ágil y juguetón como un
concepciones mexicanas de la Madre: la Chingada y la
animal de presa— engendra muchas expresiones que
Llorona. La primera es la Madre repudiada; la segunda, en
hacen de nuestro mundo una selva: hay tigres en los
cambio, reniega de sus hijos, los ahoga, y está condenada
negocios, águilas en las escuelas o en los presidios, leones
a llorarlos por la eternidad. No sería difícil que la Llorona
con los amigos. El soborno se llama “morder”. Los
sea una versión, bautizada y adulterada, de la Ciuateotl
burócratas roen sus huesos (los empleos públicos). Y en
azteca, que ciertas noches descendía a la tierra y en los
un mundo de chingones, de relaciones duras, presididas
parajes solitarios espantaba a los caminantes. Ambas
por la violencia y el recelo, en el que nadie se abre ni se
representaciones nos dan una idea más clara de los
raja y todos quieren chingar, las ideas y el trabajo cuentan
verdaderos sentimientos populares y de los conflictos que
poco. Lo único que vale es la hombría, el valor personal,
nos desgarran que la que nos ofrece el moderno e hipócrita
capaz de imponerse.
“culto a la Madre”, que no es sino una devoción hueca. El
hombre siempre ha visto en la Madre una fuente de vida,
pero también una potencia temible y odiosa. La Madre es
La voz tiene además otro significado, más restringido.
la Mujer, representación de una pluralidad de encontradas
Cuando decimos “vete a la Chingada”, enviamos a nuestro
signifcaciones y tendencias: poder y piedad, tumba y
interlocutor a un espacio lejano, vago e indeterminado. Al
matriz, dulzura y rigor, castigo y perdón.
país de las cosas rotas, gastadas. País gris, que no está en
ninguna parte, inmenso y vacío. Y no sólo por simple
asociación fonética lo comparamos a la China, que es
Es significativo que el “Viva México, hijos de la
también inmensa y remota .La Chingada, a fuerza de uso,
Chingada” sea un grito patriótico, que afirma a México
de significaciones contrarias y del roce de labios coléricos
negando a la Chingada y a sus hiios. Si la Chingada es una
o entusiasmados, acaba por gastarse, agotar sus contenidos
representación de la Madre violada, no me parece forzado
y desaparecer. Es una palabra hueca. No quiere decir nada.
asociarla a la Conquista que fue también una violación, no
Es la Nada.
solamente en el sentido histórico, sino en la carne misma
de las indias. El símbolo de la entrega es doña Malinche, es un hombre. Se vuelve hijo de la Nada. El empieza en sí
la amante de Cortés. Es verdad que ella se da mismo.
voluntariamente al Conquistador, pero éste, apenas deja
deserle útil, la olvida. Doña Marina se ha convertido en
una figura que representa a las indias, fascinadas, violadas Esta actitud no se manifiesta nada más en nuestra vida
o seducidas por los españoles. Y del mismo modo que e1 diaria, sino en el curso de nuestra historia, que en ciertos
niño no perdona a su madre que lo abandone para ir en momentos ha sido encarnizada voluntad de desarraigo. Es
busca de su padre, el pueblo mexicano no perdona su pasmoso que un país con un pasado tan vivo,
traición a la Malinche. Ella encarna lo abierto, lo chingado, profundamente tradicional, atado a sus raíces, rico en
frente a nuestros indios, estoicos, impasibles y cerrados. antigüedad legendaria si pobre en historia moderna, sólo
Cuauhtémoc y doña Marina son así dos símbolos se conciba como negación de su origen.
antagónicos y complementarios. Y no es sorprendente el
culto que todos profesamos al joven emperador—“único
héroe a la altura del arte”, imagen del hijo sacrificado—, Nuestro grito popular nos desnuda y revela cuál es esa
tampoco es extraña la maldición que pesa contra la llaga que alternativamente mostramos o escondemos, pero
Malinche. De ahí el éxito del adjetivo despectivo no nos indica cuáles fueron las causas de esa separación y
“malinchista”, recientemente puesto en circulación por los negación de la Madre, ni cuando se realizó la ruptura. La
periódicos para denunciar a todos los contagiados por Reforma parece ser el momento en que el mexicano se
tendencias extranjerizantes. Los malinchistas son los decide a romper con su tradición, que es una manera de
partidarios de que México se abra al exterior: los romper con uno mismo. Si la Independencia corta los
verdaderos hijos de la Malinche, que es la Chingada en lazos políticos que nos unían a España, la Reforma niega
persona. De nuevo aparece lo cerrado por oposición a lo que la nación mexicana en tanto que proyecto histórico,
abierto. continúe la tradición colonial. Juárez y su generación
fundan un Estado cuyos ideales son distintos a los que
animaban a Nueva España o a las sociedades
Nuestro grito es una expresión de la voluntad mexicana de precortesianas. El Estado mexicano proclama una
vivir cerrados al exterior, sí, pero sobre todo, cerrados concepción universal y abstracta del hombre: la República
frente al pasado. En ese grito condenamos nuestro origen no está compuesta por criollos, indios y mestizos, como
y renegamos de nuestro hibridismo. La extraña con gran amor por los matices y respeto por la naturaleza
permanencia de Cortés y de la Malinche en la imaginación heteróclita del mundo colonial especificaban las Leyes de
y en la sensibilidad de los mexicanos actuales revela que Indias, sino por hombres, a secas. Y a solas.
son algo más que figuras históricas: son los símbolos de
un conflicto secreto, que aún no hemos resuelto. Al
repudiar a la Malinche— Eva mexicana, según la La Reforma es la gran Ruptura con la Madre. Esta
representa José Clemente Orozco en su mural de la separación era un acto fatal y necesario, porque toda vida
Escuela National Preparatoria— el mexicano rompe sus verdaderamente autónoma se inicia como ruptura con la
ligas con el pasado, reniega de su origen y se adentra solo familia y el pasado. Pero nos duele todavía esa separación.
en la vida histórica. Aún respiramos por la herida. De ahí que el sentimiento de
orfandad sea el fondo constante de nuestras tentativas
políticas y de nuestros conflictos íntimos. México está tan
El mexicano condena en bloque toda su tradición, que es solo como cada uno de sus hijos.
un conjunto de gestos, attitudes y tendencias en el que ya
es difícil distinguir lo español de lo indio. Por eso la tesis
hispanista, que nos hace descender de Cortés con El mexicano y la mexicanidad se definen como ruptura y
exclusión de la Malinche, es el patrimonio de unos negación. Y, asimismo, como búsqueda, como voluntad
cuantos extravagantes—que ni siquiera son blancos por trascender ese estado de exilio. En suma, como viva
puros—. Y otro tanto se puede decir de la propaganda conciencia de la soledad, histórica y personal. La historia,
indigenista, que también está sostenida por criollos y que no nos podía decir nada sobre la naturaleza de
mestizos maniáticos, sin que jamás los indios le hayan nuestros sentimientos y de nuestros conflictos, si nos
prestado atención. El mexicano no quiere ser ni indio, ni puede mostrar ahora cómo se realizó la ruptura y cuáles
español. Tampoco quiere descender de ellos. Los niega. Y han sido nuestras tentativas para trascender la soledad.
no se afirma en tanto que mestizo, sino como abstracción:
Alejo Carpentier los difuminos, en el arte chino. Y, sin embargo, a pesar de
DE LO REAL MARAVILLOSO AMERICANO
haber pasado horas frente a los puestos esquineros de agua
caliente servida en vaso, de los mostradores de peces
LÀ-BAS TOUT N’EST que luxe, calme et volupté. La colorados y dedibujados a la vez por el movimiento
ínvitación al viaje. Lo remoto. Lo distante, lo distinto. encubridor de sus aletas levemente abanicadas; después de
La langoureuse Asie et la brûllante Afrique de Baudelaire... escuchar los cuentos de narradores de cuentos que no
Vengo de la República Popular China. He sido sensible a entiendo; después de haberme admirado ante la obra
la nada ficticia belleza de Pekín, con sus casas negras, sus maestra, en belleza y proporciones, de una prodigiosa
techos de tejas vitrificadas en un naranjo intenso donde esfera armilar que, montada sobre cuatro dragones,
retoza una fabulosa fauna doméstica de dragoncillos combina portentosamente la armoniosa geometría de los
tutelares, de grifos encrespados, de graciosos penates astros con el encrespamiento heráldico de los monstruos
zoológicos cuyos nombres ignoro; me he detenido, telúricos, en el Museo de Pekín; después de visitar los
asombrado, ante las piedras montadas en pedestales, viejos observatorios, erizados de aparatos singulares,
puestas a contemplación como objetos de arte, que se pasmosos por una operación de mensuración sideral cuya
ofrecen en uno de los patios del Palacio de Verano: trascendencia escapa a nuestras nociones keplerianas;
afirmación en hechos y presencia de una noción después de haberme cobijado a la sombra fría de las
no figurativa del arte, ignorada por las declaraciones de grandes puertas, de la casi femenina Torre-Pagoda de
principio de los artistas occidentales no figurativos, Shanghai, enorme y tierna mazorca de ventanas y aleros
magnificación del ready-made de Marcel Duchamp, punzantes, de haberme maravillado ante la relojera
cántico de las texturas, de las proporciones fortuitas, eficiencia de los teatros títeres, regreso hacia el poniente
defensa del derecho de elección qué tiene el artista, con una cierta melancolía. He visto cosas profundamente
detector de realidades, sobre ciertas materias o materiales interesantes. Pero no estoy seguro de haberlas entendido.
que, sin haber sido trabajados por la mano humana, surgen Para entenderlas realmente —y no con la aquiescencia del
de su ámbito propio con una belleza original que es la papanatas, del turista que en suma he sido— hubiese sido
belleza del universo. He admirado la sutileza necesario conocer el idioma, tener nociones claras acerca
arquitectónica, comedida y ligera, de Nankín; las fuertes de una de las culturas más antiguas del mundo: conocer
murallas sino-medievales de Nang-Chang, orladas en las palabras claras del dragón y de la máscara. Me he
blanco sobre la adusta oscuridad de las paredes de choque; divertido mucho, ciertamente, con las increíbles
me he confundido con las multitudes bulliciosas de acrobacias de los autores de un teatro que, para el
Shanghai, gimnásticas y divertidas, viviendo en una consumo de occidente, se califica de ópera, cuando no es
ciudad de esquinas redondas (sic) que, por lo mismo, sino la realización cimera de lo que ha querido
ignora la angularidad occidental de las esquinas. He visto, conseguirse en el espectáculo total —obsesión
desde los malecones de la ciudad, durante horas, el paso generalmente insatisfecha de nuestros autores dramáticos,
de los sampanes de velamen cuadrado, y volando luego directores y escenógrafos—. Pero las acrobacias de
sobre el país, a muy baja altitud, he podido entender el quienes interpretaban óperas que jamás pensaron en
papel enorme que las nieblas y neblinas, las brumas y ser óperas, sólo eran el complemento de una materia
nubes detenidas, desempeñan en la prodigiosa imaginería verbal que me es inaccesible de por vida. Dicen que Judith
paisajista de los pintores chinos. También, contemplando Gautier dominaba la lectura del idioma chino a la edad de
los arrozales, viendo el trabajo de labradores vestidos de veinte años. (No creo que “hablara el chino”, porque el
juncos trenzados, he entendido las funciones chino no se habla, ya que el pequinés, por ejemplo, no es
desempeñadas por el verde tierno, el rosado, el amarillo, entendido a cien kilómetros de Pekín, ni tiene que ver con
el pintoresco cantonés o el dialecto semimeridional de lugar remoto tiene común, en la extensión, la desmesura,
Shanghai, aunque la escritura sea la misma para todos los la repetición —inacabable taigá, trasunto de nuestra selva;
idiomas en presencia, elemento de inteligibilidad general). inacabable Ienissei, acrecido a cinco leguas de ancho (cito
Pero, en cuanto a mí, sé que no me bastarían los años que a Vsévolod Ivanov) por lluvias semejantes a las que
me quedan de existencia para llegar a un entendimiento acrecen algún Orinoco en las mismas cinco o seis leguas
verdadero, cabal, de la cultura y de la civilización de de sus desbordamientos... Pero, sin embargo, al regresar,
China. Me falta, para ello, un entendimiento de los textos. me invadió la gran melancolía de quien quiso entender y
De los textos que se inscriben en las estelas que sobre sus entendió a medias. Para entender el Islam apenas
carapachos de piedra yerguen las enormes tortugas entrevisto, me hubiese sido preciso conocer algún idioma
—símbolos de la longevidad, me dijeron— que pueblan, allí hablado, tener noticias de algún antecedente literario
andando sin andar, tan antiguas que se les ignora la fecha (algo más consistente, desde luego, que el de
de nacimiento, señoreando acequias y labrantíos, los los Rubayatas leídos en español, o de las andanzas de
aledaños de la gran ciudad de Pekín. Aladino o de Simbad, o de las músicas de Thamar de
2 Balakirev, o de Sheherezada o Antar de
Vengo del Islam. Me he emocionado gratamente Rimski-Kórsakov...), de la filosofía, si es que la hubiese
ante paisajes tan sosegados, tan deslindados por la mano en verdadera función filosófica, de la gran literatura
del sembrador y la mano de las podadoras, tan ajeno a Gnómick de aquel vasto inundo donde ciertos principios
todo elemento vegetal superfluo —con la presencia de sus atávicos siguen pesando sobre las mentes, aunque distintas
rosales y granados con algún surtidor por fondo— que contingencias políticas hayan quedado atrás. Pero quien
pude evocar, ante ellos, la gracia de algunas de las mejores quiso entender, entendió a medias, porque desconocía el
miniaturas persas, aunque, a la verdad, hallándome idioma o los idiomas que allí se hablaban. Se enfrentaba,
bastante lejos del Irán y sin saber, a ciencia cierta, si las en las librerías, con tomos herméticos cuyos títulos se
miniaturas evocadas tenían mucho que ver con eso. dibujaban en signos arcanos. Conocer esos signos hubiese
Anduve por calles silenciosas, perdiéndome en laberintos sido mi deseo. Me sentía humillado ante una ignorancia
de casas sin ventanas, escoltado por el fabuloso olor a que también era la del sánscrito o la del hebreo clásico
grasa de carnero que es característico del Asia Central. Me —lenguas que, por lo demás, no se enseñaban en las
admiré ante la diversidad de manifestaciones de un arte universidades latinoamericanas de mi adolescencia, allí
que sabe renovarse y jugar con las materias, con las donde el mismo griego, el latín, eran mirados con
texturas, venciendo el temible escollo de la prohibición desconfianza como cosas que un pragmatismo de nuevo
—aún muy observada— de figurar la figura humana. cuño situaba entre los ociosos devaneos del intelecto.
Pensé que en eso de amar las texturas, los serenos Tenía conciencia, sin embargo (habría de comprobarlo
equilibrios geométricos o los enrevesamientos sutiles, los desde mi llegada a Bucarest) que para entender lenguas
artistas mahometanos daban muestras de una imaginación romances sólo necesita el latinoamericano una
en la inventiva abstracta que sólo es comparable a la que convivencia de pocas semanas. Así, frente a los signos
puede contemplarse, yendo a México, en el pegueño y ininteligibles que se me pintaban, cada mañana, en los
maravilloso patio del Templo de Mitla. (Para ellos el arte titulares de periódicos locales, sentía como un
verdadero sigue siendo rigurosamente no figurativo, descorazonamiento siempre renovado, pensando que no
mantenido a una altanera distancia de donde se polemiza me bastarían los tiempos que me quedan de vida (¿qué
en torno a realismos harto manoseados...). Fin sensible a representan veinte años de estudio para saber de algo?),
la esbeltez de los alminares, a la policromía de los para llegar a tener una visión de conjunto, fundamentada y
mosaicos, a la potente sonoridad de las guzlas, al sabor universal, de lo que es la cultura islámica, en sus distintos
milenario, precoránico, de los panes sin levadura, fraccionamientos, modalidades, dispersiones geográficas,
desprendidos por peso propio, al alcanzar su punto, del diferencias dialectales, etcétera. Me sentía minimizado por
horno del tahonera. Volé sobre el mar de Aral, tan raro, la grandeza cierta de lo que se me había revelado pero esa
tan extraño, en formas, colores y contornos, como el lago grandeza no me entregaba sus medidas exactas, sus
Baikal., aquel que me admira por sus complementos voliciones auténticas. No me daba los medios de expresar
montañosos, sus rarezas zoológicas; por lo mucho que tal a los míos, al regresar de tan dilatadas andanzas, lo que
había de universal en sus raíces, presencia y visitar las salas altas, terminales, del Museo del Ermitage.
transformaciones actuales. Pasa ello hubiese tenido que Allí me encuentro con Ida Rubinstein en un retrato raro, a
poseer ciertos conocimientos indispensables, ciertas claves, la vez afectuoso y cruel, de Serov, también como Sergio
que, en mi caso, y en el caso de muchos otros, hubiesen de Diaghilev y también con Anna Pávlova que, hacia el
requerido una especialización, una disciplina, de casi una año 1915 y regresando después de cada año a La Habana,
vida entera. reveló al cubano las técnicas trascendentales de la danza
3 clásica. Más allá, de modo inesperado, me sale al paso una
Cuando, al regreso del largo viaje, me hallé en la vasta exposición retrospectiva de Roerich, el escenógrafo
Unión Soviética, la sensación de incapacidad de y libretista de “La consagración de la primavera” de
entendimiento se me alivió en grado sumo, a pesar de Stravinsky, cuya partitura puso en entredicho todos los
desconocer el idioma. La arquitectura magnífica, a la vez principios composicionales de la música occidental... En
barroca, italiana, rusa, de Leningrado, me era grata antes Leningrado, en Moscú, volvía a encontrar, en la
de verla. Conocía esas columnas, conocía esos astrágalos, arquitectura, en la literaria, en el teatro, un
conocía esos arcos monumentales, abiertos en bloques de universo perfectamente inteligible, inteligible por mis
edificios, evocadores de Vitruvio y de Viñola, y acaso propias deficiencias en cuanto a los medios técnicos,
también del Piranesi, Rastrelli, el arquitecto italiano, había mecánicos, de entender lo situado más allá de ciertas
estado por ahí después de mucho pasearse por Roma. Las fronteras culturales. (Como difícil me fue en Pekín, un día,
columnas rostrales que se alzaban junto al Nevá eran de entender los razonamientos de un lama tibetano que
mi propiedad, El Palacio de Invierno, hondamente azul y pretendía identificar el tantrismo con el marxismo, o aquel
espumosamente blanco, con su neptuniano, acuático inteligentísimo hombre del Africa que, en París, hace poco,
barroquismo, me hablaba por voces conocidas. Allá, más me hablaba de ritos mágicos, tribales, en términos de
allá del agua, la Fortaleza de Pedro y Pablo se me materialismo histórico). Cada vez más se afirmaba la
perfilaba con domesticada silueta. Y esto no era todo: la convicción de que la vida de un hombre basta apenas para
Gran Catalina había sido amiga y protectora de Díderot. conocer, entender, explicarse, la fracción del globo que le
Potemkin había sido amigo de Miranda, el venezolano ha tocado en suerte habitar —aunque esta convicción no le
precursor de las independencias de América. Cimarosa exima de una inmensa curiosidad por ver lo que ocurre
vivió y compuso en Rusia. La Universidad de Moscú, más allá de la línea de sus horizontes. Pero la curiosidad
además, lleva el nombre de Lomonósov, autor de una no es premiada, en muchos casos, con un
“Oda a la gran Aurora Boreal” que es una de las mejores cabal entendimiento.
realizaciones de cierta poesía del siglo XVIII, cientificista, 4
enciclopédico, que la vincula —más por el espíritu que No hay ciudad de Europa, creo yo, donde el
por el estilo, desde luego— con Fontenelle y con Voltaire. drama de la reforma y de la contrarreforma se haya
Pushkin me hacía pensar en el “Boris” cuya deficiente inscrito en vestigios más duraderos y elocuente que en
versión francesa modifiqué, en lo eufónico musical, hace Praga. Por un lado se alzan la dura y recia iglesia de Tyn,
unos treinta años, a ruegos de un cantante que habría de erizada de agujas, la capilla de Belén, con sus techumbres
interpretar el papel en el Teatro Colón de Buenos Aires. empinadas, vestidas de austeras pizarras medioevales,
Turgueniev fue amigo de Flaubert (“el hombre más tonto donde hubo de resonar un día la palabra vertical y
que he conocido”, decía, admirativamente). Dostoievski tremebunda del maestro Juan Huss; por otro se abre el
me fue revelado por un ensayo de André Gide. Leí a encrespado, envolvente, casi voluptuoso barroquismo de
Tolstoi, por vez primera, en una edición que de sus relatos la iglesia de San Salvador del colegio Clementino, al cabo
hizo, hacia el año 1920, la Secretaría de Educación de del puente Carlos, frente a las ojivas retadoras de la otra
México. Bien o mal traducido, los Cuadernos orilla, como un suntuoso escenario jesuítico —más tiene
Filosóficos de Lenín me hablan de Heráclito, de Pitágoras, de teatro que de iglesia— poblado de santos y apóstoles,
de Leucipo, y hasta del “idealista con quien uno se mártires y doctores, confundidos en una coreográfica
entiende mejor que con el materialista estúpido”. Una concertación de estolas y de mitras —bronce sobre blanco,
función del Bolshoi (con estatua ecuestre de Pedro el sombras sobre oro— pregonando la victoria momentánea
Grande, en el decorado) me sugiere la oportunidad de del latín de Roma sobre el idioma popular, nacional,
praguense, más que nada, de los salmos y cantos Kafka, que, en su “intento de descripción de un combate”
taboritas... Arriba, en la ciudadela, las ventanas de la nos dio, sin quererla, acaso por medios metafóricos,
Defenestración famosa; abajo, en la Mala Straná, el indirectos, la más estupenda sensación de una atmósfera
Palacio de Wallenstein, en cuya sala de audiencia dejó el praguense vivida en sus misterios y posibilidades. Cuando
último gran condottiero, esculpida en el cielo raso, toda la en su Diario dice (en 1911) que se encuentra conmovido
estrepitosa sinfonía de la Guerra de los Treinta Años, con por una visión de escaleras situadas a la derecha del
una profusa figuración de cornetas, tambores y sacabuches, puente Cech, recibe “por una pequeña ventana triangular”
revueltos con los arneses, penachos y estandartes de las (sólo en aquella ciudad asimétrica, donde se conjugan
alegorías bélicas. Ahí puedo entender mejor a Schiller y el todas las ocurrencias de una arquitectura fantástica, puede
ánimo que lo llevó, en la primera parte de su trilogía haber una ventana triangular... ) toda la grada y la
famosa, a la hazaña insólita de escribir un drama sin vigencia barroca de las escalinatas que ascienden hacia la
protagonista, donde los personajes se llaman: “unos ilustre ventana de la Defenestración... De Kafka, dando un
croatas”, “unos ulanes”, “un corneta”, “un recluta”, “un salto al pasado, montando en una diligencia imaginaria,
capuchino”, “un furriel”... Pero eso no es todo: si la sin tiempo, llegamos a Leipzig, donde nos espera el
reforma y la contrarreforma están presentes en las piedras órgano tras el cual Ana Magdalena descubriera,
de Praga, también nos hablan sus edificios y lugares de un emocionada, la presencia tremebunda —tal la de un
pasado siempre suspendido entre los extremos polos de lo dragón inspirado— de Juan Sebastián, y recordamos que
real y de lo irreal, de lo fantástico y lo comprobable, de la allí se cantaron, con muy pocas voces y orquestas mínimas,
conseja y del hecho. Sabemos que Fausto, el alquimista, unas Pasiones que nos incumben muy directamente y que,
hace su primera aparición —¿imaginaria?— en la Praga desde hace dos siglos, no cesaron de crecer, de llenarse
donde las generaciones futuras habrían de palpar los con un mayor número de figuras, de cruzar el Atlántico
instrumentos astronómicos, exactos o casi, de Tico Brahe, para alcanzar las riberas de América, por la partitura, la
antes de visitar la casa del contemplador de estrellas ejecución o el disco, sugiriendo a Héctor Villa-Lobos, por
llamado Juan Kepler, en tanto que los buscadores de la operación de sus allegros, la posibilidad de
piedra filosofal, los preparadores del mercurio hermético, titular bacchianas unas composiciones inspiradas en
conservan su calle, todavía, con retortas y hornachas, en el el allegro —movimiento continuo, perpetum mobile— de
burgo de Carlos el Grande. Mucho se evoca la leyenda del las batucadas cariocas o bahianas... De Leipzig nos lleva
Golem, aquel autómata que un sabio rabino hacia trabajar la imaginaria diligencia, con su cochero que hace sonar
en su provecho, en las cercanías del cementerio judío y de una trompa muy conocida por Mozart y hasta por Mõrike,
las soberbias sinagogas. Y lo más extraordinario es que el al Weimar de Goethe, en cuya casa nos esperan las
antiguo cementerio judío, con sus dramáticas estelas de los monstruosas réplicas de esculturas griegas ejecutadas en
mil quinientos y seiscientos, paradas lado a lado, o una dimensiones heroicas, dignas de alzarse en el ámbito de un
detrás de otra, en desorden, como puestas en almoneda templo, pero que el autor de Fausto colocó en habitaciones
—en un final de marzo que les iluminaba las inscripciones tan pequeñas que, en ellas, un tablero de ajedrez obligaría
hebraicas con pinceladas de cierzo— conviven, en terreno a los visitantes a soslayarse. Esas enormes divinidades
de igualdad, con el angosto teatro Tylovo donde, cierto día griegas metidas de cabeza —porque de cabeza, están
de 1787, tuvo lugar el estreno del Don Juan de Mozart, presentes en realidad— en las exiguas estancias de la casa
obra fáustica, auto sacramental extrañadamente planteado de Weimar me recuerdan ciertas retóricas epónimas, muy
por el genio en un siglo de las luces que para nada creía en usadas en América Latina, que son las de vestíbulos
convidados de piedra, aunque muy cerca le bailaban ministeriales presididos por estatuas de héroes que los
obispos y doctores de bronce en el suntuoso escenario hincha, amplía, eleva, “encumbra, a dos o tres tallas
teológico de la iglesia del Clementino. No hay piedra mayores que las que correspondieron a su cabal estatura
muda en Praga para el entendedor a medias palabras. Y, humana, llegándose al absurdo de una República que se
para ese entendedor surge, de cada bocacalle, la silueta yergue en el capitolio de La Habana —con pechos de
queda, afelpada, sin sombra como el personaje, de bronce que pesan toneladas— en una dimensión tan
Chamisso, presente en todas las contingencias, en debates estúpidamente ciclópea que, a su lado, la pobre gigante de
que de la literatura trascienden a la política, de Franz Kafka pasaría poco menos que inadvertida.
5 nueve horas en el paisaje lunar de los Andes, las torre de
Vuelve el latinoamericano a lo suyo y empieza a Tikal, los frescos rescatados a la selva de Bonanpak, el
entender muchas cosas. Descubre que, si el Quijote le vigente enigma de Tihuanacu, la majestad del acrópolis de
pertenece de hecho y derecho, a través del Discurso a los Monte Albán, la belleza abstracta —absolutamente
cabreros aprendió palabras, en recuento de edades, que le abstracta— del Templo de Mitla, con sus variaciones
vienen de Los trabajos y los días. Abre la gran crónica de sobre temas plásticos ajenos a todo empeño figurativo. La
Bernal Díaz del Castillo y se encuentra con el único libro enumeración podría ser inacabable. Por ello diré que una
de caballería real y fidedigno que se haya escrito —libro primera noción de lo real maravilloso me vino a la mente
de caballeriza donde los hacedores de maleficios calando, a fines del año 1943, tuve la suerte de poder
fueron teules visibles y palpables, auténticos los animales visitar el reino de Henri Christophe —las ruinas tan
desconocidos, contempladas las ciudades ignotas, vistos poéticas, de Sans-Souci; la mole, imponentemente intacta
los dragones en sus ríos y las montañas insólitas en sus a pesar de rayos y terremotos, de la Ciudadela La
nieves y humos. Bernal Díaz, sin sospecharlo, había Ferrière— y de conocer la todavía normanda Ciudad del
superado las hazañas de Amadís de Gaula, Belianis de Cabo, el Cap Français de la antigua Colonia, donde una
Grecia y Florismarte de Hircania. Había descubierto un casa de larguísimos balcones conduce al palacio de
mundo de monarcas coronados de plumas de aves verdes, cantería habitado antaño por Paulina Bonaparte. Mi
de vegetaciones que se remontaban a los orígenes de la encuentro con Paulina Bonaparte, ahí, tan lejos de
tierra, de manjares jamás probados, de bebidas sacadas del Córcega, fue, para mí, como una revelación. Vi la
cacto y de la palma, sin darse cuenta aún que, en ese posibilidad de establecer ciertos sincronismos posibles,
mundo, los acontecimientos que ocupan al hombre suelen americanos, recurrentes, por encima del tiempo,
cobrar un estilo propio en cuanto a la trayectoria de un relacionando esto con aquello, el ayer con el presente. Vi
mismo acontecer. Arrastra el latinoamericano una herencia la posibilidad de traer ciertas verdades europeas a las
de treinta siglos, pero, a pesar de una contemplación de latitudes, que son nuestras actuando a contrapelo de
hechos absurdos, a pesar de muchos pecados cometidos, quienes, viajando contra la trayectoria del sol, quisieron
debe reconocerse que su estilo se va afirmando a través de llevar verdades nuestras a donde, hace todavía treinta años,
su historia, aunque a veces ese estilo puede engendrar no había capacidad de entedimiento ni de medida para
verdaderos monstruos. Pero las compensaciones están verlas en su justa dimensión. (Paulina Bonaparte fue, para
presentes: puede un Melgarejo, tirano de Bolivia, hacer mí, lazarillo y guía, tiento primero —a partir de la Venus
beber cubos de cerveza a su caballo Holofernes; del de Canova— de los ensayos de indagación de los
Mediterráneo caribe, en la misma época, surge un José personajes que, como Bilaud-Varenne, Collot d’Herbois,
Martí capaz de escribir uno de los mejores ensayos que, Víctor Huges, habrían de animar mi “Siglo de las Luces”,
acerca de los pintores impresionistas franceses, hayan visto en función de luces americanas.) Después de sentir el
aparecido en cualquier idioma. Una América Central, nada mentido sortilegio[1] de las tierras de Haití, de haber
poblada de analfabetos, produce un poeta —Rubén hallado advertencias mágicas en los caminos rojos de la
Darío— que transforma toda la poesía de expresión Meseta Central, de haber oído los tambores del Petro y del
castellana. Hay también ahí quien, hace un siglo y medio, Rada, me vi llevado a acercar la maravillosa realidad
explicó los postulados filosóficos de la alienación a recién vívida a la agotante pretensión de suscitar lo
esclavos que llevaban tres semanas de manumisos. Hay maravilloso que caracterizó ciertas literaturas europeas de
ahí (no puede olvidarse a Simón Rodríguez) quien creó estos últimos treinta años. Lo maravilloso, buscado a
sistemas de educación inspirados en el Emilio, donde sólo través de las viejos clisés de la selva de Brocelianda, de
se esperaba que los alumnos aprendieran a leer para los caballeros de la mesa redonda, del encantador Merlín y
ascender socialmente por virtud del entendimiento de los del ciclo de Arturo. Lo maravilloso, pobremente sugerido
libros —que era como decir: de los códigos. Hay quien por los oficios y deformidades de los personajes de feria
quiso desarrollar estrategias de guerra napoleónica con —¿no se cansarán los jóvenes poetas franceses de los
lanceros montados, sin monturas ni estribos, en el loma de fenómenos y payasos de la fête foraine, de los que ya
su jameigos. Hay la prometida soledad de Bolívar en Rimbaud se había despedido en su Alquímia del Verbo?
Santa Marta, las batallas libradas al arma blanca durante Lo maravilloso, obtenido con trucos de prestidigitación,
reuniéndose objetos que para nada suelen encontrarse: la comienza a serlo de manera inequívoca cuando surge de
vieja y embustera historia del encuentro fortuito del una inesperada alteración de la realidad (el milagro) de
paraguas y de la máquina de coser sobre una mesa de una revelación privilegiada de la realidad, de una
disección, generador de las cucharas de armiño, los iluminación inhabitual o singularmente favorecedora de
caracoles en el taxi pluvioso, la cabeza de león en la pelvis las inadvertidas riquezas de la realidad, de una ampliación
de una viuda, de las exposiciones surrealistas. O, todavía, de las escalas y categorías de la realidad, percibidas con
lo maravilloso literario: el rey de la Julieta de Sade, el particular intensidad en virtud de una exaltación del
supermacho de Jarry, el monje de Lewis, la utilería espíritu que lo conduce a un modo de “estado limite”. Para
escalofriante de la novela negra inglesa: fantasmas, empezar, la sensación de lo maravilloso presupone una fe.
sacerdotes emparedados, licantropías, manos clavadas Los que no creen en santos no pueden curarse con
sobre la puerta de un castillo. milagros de santos, ni los que no son Quijotes pueden
Pero, a fuerza de querer suscitar lo maravilloso o meterse, en cuerpo, alma y bienes, en el mundo de Amadís
todo trance, los taumaturgos se hacen burócratas. de Gaula o Tirante el Blanco. Prodigiosamente fidedignas
Invocando por medio de fórmulas consabidas que hacen resultan ciertas frases de Rutilio en Los trabajos de
de ciertas pinturas un monótono baratillo de relojes Persiles y Segismunda, acerca de hombres transformados
amelcochados, de maniquíes de costurera, de vagos en lobos, porque en tiempos de Cervantes se creía en
monumentos fálicos, lo maravilloso se queda en paraguas gentes aquejadas de manía lupina. Asimismo el viaje del
o langosta o máquina de coser, o lo que sea, sobre una personaje, desde Toscana a Noruega, sobre el manto de
mesa de disección, en el interior de un cuarto triste, en un una bruja. Marco Polo admitía que ciertas aves volaran
desierto de rocas. Pobreza imaginativa, decía Unamuno, es llevando elefantes entre las garras, y Lutero vio de frente
aprenderse códigos de memoria. Y hoy existen códigos de al demonio a cuya cabeza arrojó un tintero. Víctor Hugo,
lo fantástico, basados en el principio del burro devorado tan explotado por los tenedores de libros de lo maravilloso,
por un higo, propuesto por los Cantos de Maldoror como creía en aparecidos, porque estaba seguro de haber
suprema inversión de la realidad, a los que debemos hablado, en Guernesey, con el fantasma de Leopoldina. A
muchos “niños amenazados por ruiseñores”, o los Van Gogh bastaba con tener fe en el Girasol, para fijar su
“caballos devorando pájaros” de André Masson. Pero revelación en una tela. De ahí que lo maravilloso invocado
obsérvese que cuando André Masson quiso dibujar la en el descreimiento —como lo hicieron los surrealistas
selva de la isla de Martinica, con el increíble durante tantos años— nunca fue sino una artimaña
entrelazamiento de sus plantas y la obscena promiscuidad literaria, tan aburrida, al prolongarse, como cierta
de ciertos frutos, la maravillosa verdad del asunto devoró literatura onírica “arreglada”, ciertos elogios de la locura,
al pintor, dejándolo poco menos que impotente frente al de los que estamos muy de vuelta. No por ello va a darse
papel en blanco. Y tuvo que ser un pintor de América, el la razón, desde luego, a determinados partidarios de un
cubano Wilfredo Lam, quien nos enseñara la magia de la regreso a lo real —término que cobra, entonces, un
vegetación tropical, la desenfrenada creación de formas de significado gregariamente político—, que no hacen sino
nuestra naturaleza —con todas sus metamorfosis y sustituir los trucos del prestidigitador por los lugares
simbiosis—, en cuadros monumentales de una expresión comunes del literato “enrolado” o el escatológico regodeo
única en la pintura contemporánea. Ante la desconcertante de ciertos existencialistas. Pero es indudable que hay
pobreza imaginativa de un Tanguy, por ejemplo, que escasa defensa para poetas y artistas que loan al sadismo
desde hace veinticinco años pinta las mismas larvas sin practicarlo, admiran el supermacho por impotencia,
pétreas bajo el mismo cielo gris, me dan ganas de repetir invocan espectros sin creer que respondan a los ensalmos,
una frase que enorgullecía a los surrealistas de la primera y fundan sociedades secretas, sectas literarias, grupos
hornada: Vous qui ne voyez paz pensez à ceux qui vagamente filosóficos, con santos y señas y arcanos fines
voient. Hay todavía demasiados “adolescentes que hallan —nunca alcanzados—, sin ser capaces de concebir una
placer en violar los cadáveres de hermosas mujeres recién mística válida ni de abandonar los más mezquinos hábitos
muertas” (Lautréamont), sin advertir que lo maravilloso para jugarse el alma sobre la temible carta de una fe.
estaría en violarlas vivas. Pero es que muchos se olvidan, Esto se me hizo particularmente evidente
con disfrazarse de magos a poco costo, que lo maravilloso durante mi permanencia en Haití, al hallarme en contacto
cotidiano con algo que podríamos llamar lo real adoptando el aspecto de animales diversos y haciendo uso
maravilloso. Pisaba yo una tierra donde millares de de su don de transportarse instantáneamente a Pekín,
hombres ansiosos de libertad creyeron en los poderes Madrid o San Petersburgo. Esto es “literatura maravillosa”
licantrópicos de Mackandal, a punto de que esa fe en pleno. Pero en América, donde no se ha escrito nada
colectiva produjera un milagro el día de su ejecución. semejante, existió un Mackandal dotado de los mismos
Conocía ya la historia prodigiosa de Bouckman, el poderes por la fe de sus contemporáneos, y que alentó, con
iniciado jamaiquino. Había estado en la Ciudadela La esa magia, una de las sublevaciones más dramáticas y
Ferrière, obra sin antecedentes arquitectónicos, extrañas de la historia. Maldoror —lo confiesa el mismo
únicamente anunciada por las Prisiones imaginarias del Ducasse— no pasaba de ser un “poético Rocambole”. De
Piranesi. Había respirado la atmósfera creada por Henri él sólo quedó una escuela literaria de vida efímera. De
Cristophe, monarca de increíbles empeños, mucho más Mackandal el americano, en cambio, ha quedado toda una
sorprendente que todos los reyes crueles inventados por mitología, acompañada de himnos mágicos, conservados
los surrealistas, muy afectos a tiranías imaginarias, aunque por todo un pueblo, que aún se cantan en las ceremonias
no padecidas. A cada paso hallaba lo real maravilloso. del Voudou.[2] (Hay por otra parte, una rara casualidad en
Pero pensaba, además, que esa presencia y vigencia de el hecho de que Isidoro Ducasse, hombre que tuvo un
lo real maravilloso no era privilegio único do Haití, sino excepcional instinto de lo fantástico-poético, hubiera
patrimonio de la América entera, donde todavía no se ha nacido en América y se jactara tan enfáticamente, al final
terminado de establecer, por ejemplo, un recuento de de uno de sus cantos, de ser Le Montevidéen). Y es que,
cosmogonías. Lo real maravilloso se encuentra a cada por la virginidad del paisaje, por la formación, por la
paso en las vidas de hombres que inscribieron fechas en la ontología, por la presencia fáustica del indio y del negro,
historia del continente y dejaron apellidos aún llevados: por la revelación que constituyó su reciente
desde los buscadores de la fuente de la eterna juventud, de descubrimiento, por los fecundos mestizajes que propició,
la áurea ciudad de Manoa, hasta ciertos rebeldes de la América está muy lejos de haber agotado su caudal de
primera hora o ciertos héroes modernos de nuestras mitologías. ¿Pero qué es la historia de América toda sino
guerras de independencia de tan mitológica traza como la una crónica de lo real maravilloso?
coronel Juana de Azurduy. Siempre me ha parecido Notas
significativo el hecho de que, en 1780, unos cuerdos
españoles, salidos de Angostura, se lanzaron todavía a la [1] Paso aquí el texto de la la primera edición de mi

busca de El Dorado, y que en días de la Revolución novela El reino de este mundo (1949) que no apareció en

Francesa —¡vivan la Razón y el Ser Supremo!—, el algunas ediciones, aunque hoy lo considero, salvo en

compostelano Francisco Menéndez anduviera por tierras algunos detalles, tan vigente como entonces. El

de Patagonia buscando la ciudad encantada de los Césares. surrealismo ha dejado de constituir, para nosotros, por

Enfocando otro aspecto de la cuestión, veríamos que, así proceso de imitación muy activo hace todavía quince años,

como en Europa occidental el folklore danzario, por una presencia erróneamente manejada. Pero nos queda

ejemplo, ha perdido todo carácter mágico o invocatorio, lo real maravilloso de índole muy distinta, cada vez más

rara es la danza colectiva, en América, que no encierre un palpable y discernible, que empieza a proliferar en la

hondo sentido ritual, creándose en torno a él todo un novelística de algunos novelistas jóvenes de nuestro

proceso inicíaco: tal los bailes de la santería cubana, o la continente.

prodigiosa versión negroide de la fiesta del Corpus, que


aún puede verse en el pueblo de San Francisco de Yare, en [2] Véase Jacques Roumain, Le Sacrifice du Tambour

Venezuela. Assoto (r).

Hay un momento, en el sexto canto del


Maldoror, en que el héroe, perseguido por toda la policía
del mundo, escapa a “un ejército de agentes y espías”
Por Alberto Fuguet & Sergio Gómez, editores

Esta anécdota es real:


Un joven escritor latinoamericano obtiene una beca para participar en el International Writer´s Workshop de la
Universidad de Iowa, suerte de hermano mayor cosmopolita del afamado Writer´s Workshop de la misma
universidad, algo así como la más importante fábrica/taller de nuevos escritores norteamericanos. El escritor rápidamente
se da cuenta que lo latino está hot (como dicen allá) y que tanto el departamento de español, como los suplementos
literarios yanquis, están embalados con el tema. En el cine del pueblo Como agua para chocolate arrasa con la taquilla.
Para qué hablar de las estanterías de las librerías, atestadas de "sabrosas" novelas escritas por gente cuyos apellidos son
indudablemente hispanos, aunque algunos incluso escriban en inglés.

Tal es la locura latina que el editor de una prestigiosa revista literaria se da cuenta que, a cuadras de su oficina, en pleno
campus, deambulan tres jóvenes escritores latinoamericanos. El señor se presenta y, sin más ni más,
establece un literary-lunch semanal en la cafetería que mira el río. La idea, dice, es armar un número especial de su
prestigiosa revista literaria centrado en el fenómeno latino. Los tres jóvenes (bueno, no tan jóvenes) quedan
relativamente extasiados. Se dan cuenta que, sin esfuerzo ni contacto alguno, van a ser publicados en “América” y en
inglés. Y sólo por ser latinos, por escribir en español, por haber nacido en Latinoamérica, ese "pueblo al
sur de los Estados Unidos", como sentenció el grupo rock Los Prisioneros.

Las cosas agarran prisa y el programa de escritores contacta a gente del departamento de lenguas y arman un taller de
traducción. Antes que termine el semestre, los cuentos y trozos de novelas de los tres latinos son entregados al ávido
editor. Los otros participantes extranjeros, algunos bastante más establecidos y añosos que los codiciados latin-boys,
observan atónitos y asumen que quizás el lugar es el adecuado pero el momento definitivamente no. Adiós a los asiáticos
y los centroeuropeos. Welcome all Hispanics.

Pues bien, el editor lee los textos hispanos y rechaza dos. Los que desecha poseen el estigma de "carecer de realismo
mágico". Los dos marginados creen escuchar mal y juran entender que sus escritos son poco verosímiles, que no se
estructuran. Pero no, el rechazo va por faltar al sagrado código del realismo mágico. El editor despacha la polémica
arguyendo que esos textos "bien pudieron ser escritos en cualquier país del Primer Mundo". Esta anécdota es, como
dijimos, real aunque los nombres y las nacionalidades fueron omitidas para proteger a los inocentes. Creemos, además,
que ilustra el conmovedor grado de ingenuidad de ambas partes interesadas.
Para dejar un registro histórico: ese día, en medio de la planicie del medioeste, surgió McOndo. Su inspiración más
cercana es otro libro: Cuentos con Walkman (Editorial Planeta, Santiago de Chile, 1993), una antología de
nuevos escritores chilenos (todos menores de 25 años), que irrumpió ante los lectores con la fuerza de un recital punk. Ese
libro, que ya lleva más de diez mil ejemplares vendidos sólo en el territorio chileno, fue compilado por
nosotros dos a partir de los trabajos de los jóvenes que asistían a los talleres literarios que ofrecía la Zona de Contacto, un
suplemento literario-juvenil que aparece todos los viernes en el diario El Mercurio de Santiago. Como dice la franja que
anuncia la cuarta edición, la moral walkman es "una nueva generación literaria que es post-todo: post-modernismo,
post-yuppie, postcomunismo, post-babyboom, post-capa de ozono. Aquí no hay realismo mágico, hay realismo virtual".

David Toscana, representante de México en Iowa, leyó el libro y tuvo la idea de armar un Cuentos con Walkman
internacional. Aceptamos el desafío y decidimos, a diferencia del primero, incluirnos en el libro. Quizás no hay excusas
pero aquí estamos. Ya que íbamos a estar detrás, por qué no adentro también.

Aunque por momentos sentimos que no íbamos a ninguna parte, al final llegamos a la meta. Como todo libro que vale,
McOndo es incompleto, parcial y arbitrario. No representa sino a sus participantes y ni siquiera. Es nuestra idea, nuestro
volón. Sabemos que muchos leerán este libro como una tratado generacional o como un manifiesto. No alcanza para
tanto.Seremos pretenciosos, pero no tenemos esas pretensiones.

Como en todo acto creativo, lo más entretenido (y agotador) fue coordinar y encontrar a los autores que cabían dentro del
canon preestablecido. El primer desafío de muchos fue conseguir una editorial que confiara en nosotros, nos convidara
infraestructura y redes de comunicación y, por sobre todo, nos asegurara una distribución por toda Hispanoamérica para
así tratar de borrar las fronteras, que hicieron de esta antología no sólo una recopilación sino un viaje de descubrimiento y
conquista. No fue fácil puesto que tuvimos que atravesar una maraña de burocracia y mala fe, además de erradas
ideologías de distribución, increíbles aranceles y simple desidia. En todas las capitales latinoamericanas uno puede
encontrar los best-sellers del momento o autores traducidos en España, pero ni hablar de autores iberoamericanos.
Simplemente no llegan. No hay interés. Recién ahora algunas editoriales se están dando cuenta que eso de escribir en un
mismo idioma aumenta el mercado y no lo reduce. Si uno es un escritor
latinoamericano y desea estar tanto en las librerías de Quito, La Paz y San Juan hay que publicar (y ojalá vivir) en Madrid.
Cruzar la frontera implica atravesar el Atlántico.
Como en toda antología que se precie de tal, la elección de quienes participan en este libro es dudosa, antojadiza y teñida
del favoritismo que se le tiene a los amigos. En McOndo hay mucho de esto; no podía ser de otra manera.

A pesar de las maravillas de la comunicación, el país desde donde surge esta antología sigue estando entre el cerro y el
mar. La comunicación con el exterior, por lo tanto, fue difícil, atrasada, escasa, y surgió a un ritmo más lento del que
esperábamos. Los contactos existían, pero más a nivel de amistad en países como Argentina, España y México. El resto
del continente era territorio desconocido, virgen. No conocíamos a nadie. Llegamos a pensar que América Latina era un
invento de los departamentos de español de las universidades norteamericanas. Salimos a conquistar McOndo y sólo
descubrimos Macondo. Estábamos en serios problemas. Los árboles de la selva no nos dejaban ver la punta de los
rascacielos.

No conocíamos siquiera un nombre en muchos de los países convocados. Nos topamos con panoramas como que los
libros de ciertas estrellas literarias no estaban disponibles en el país fronterizo. Los suplementos literarios de cada una de
las capitales no tenían ni idea de quienes eran sus autores locales. Podíamos escribir en el mismo idioma, tener la misma
edad y las antenas conectadas, pero aún así no teníamos idea quiénes éramos.

Cuando decidimos lanzar nuestras señales de humo recurrimos a todo lo imaginable: amigos, enemigos, corresponsales
extranjeros, editores, periodistas, críticos, rockeros en gira, auxiliares de vuelo, mochileros que salían de vacaciones.
Recurrimos al fax, a DHL, a la incipiente Internet. Apostamos por el correo tradicional (estampillas con la cara de
próceres muertos) y el correo electrónico (bits, no átomos) y abusamos del teléfono (usamos discado directo, cambiamos
varias veces de carrier dependiendo de las ofertas del mes y nos aprendimos todos los códigos de los países).
Poco a poco, comenzó a aparecer eso que sabíamos que existía, aunque estaba oculto en auto-publicaciones de segunda o
ediciones de pocos ejemplares. De alguna manera comprobamos que el fenómeno editorial joven en Latinoamérica es
irregular, a veces mezquino y en la mayoría de los casos, sufrido. La mayoría de los textos que recibimos eran ediciones
feas, publicadas con esfuerzo y con poca resonancia entre sus pares.

El criterio de selección entonces se centró en autores con al menos una publicación existente y algo de reconocimiento
local. Esta opción algo severa descalificó a ciertos autores y países de un brochazo. Exigimos,
además, cuentos inéditos. Podían versar sobre cualquier cosa. Tal como se puede inferir, todo rastro de realismo mágico
fue castigado con el rechazo, algo así como una venganza de lo ocurrido en Iowa.

El gran tema de la identidad latinoamericana (¿quienes somos?) pareció dejar paso al tema de la identidad personal
(¿quién soy?). Los cuentos de McOndo se centran en realidades individuales y privadas. Suponemos que ésta es una de las
herencias de la fiebre privatizadora mundial. Nos arriesgamos a señalar esto último como un signo de la literatura joven
hispanoamericana, y una entrada para la lectura de este libro. Pareciera, al releer estos cuentos, que estos escritores se
preocuparan menos de su contingencia pública y estuvieran retirados desde hace tiempo a sus cuarteles personales. No son
frescos sociales ni sagas colectivas. Si hace unos años la disyuntiva del escritor joven estaba entre tomar el lápiz o la
carabina, ahora parece que lo más angustiante para escribir es elegir entre Windows 95 o Macintosh.

La decisión final tuvo que ver con los gustos de los editores y la editorial, además de las presiones de ciertos agentes
literarios, la cambiante geopolítica (nos tocó guerras y relaciones diplomáticas tensas), el azar de los contactos y eso que
se llama suerte.

Hay autores vagando por el continente y la península que tuvimos que rechazar porque ya teníamos muchos
representantes de ese país (Argentina, México, España) o porque la demanda excedió la oferta. Otros autores
representativos están ausentes porque no pudieron llegar a tiempo, estaban bloqueados o no tenían nada que ofrecer.
Existen, por cierto, muchos países que faltan y deberían estar presentes. Hicimos lo posible. Reconocemos nuestra
incapacidad. A lo mejor sí debimos viajar por cada uno de los países pero no tuvimos ni el presupuesto ni el tiempo.
Quizás confiamos demasiado en las embajadas y en los agregados culturales que, dicho sea de paso, fueron incapaces de
ayudarnos. Una embajada dijo que sólo había poetas en su país (lo que resultó ser falso) y en otra nos aseguraron que el
autor más joven de su territorio era un chico de 48 años que, para más remate, era inédito.

No nos cabe duda que cuando este libro se edite, vamos a encontrarnos con la ingrata sorpresa de que un autor
McOndiano está dando mucho que hablar y ni siquiera sabíamos que existía. Son los riesgos que uno corre. Casi todos los
autores aquí incluidos son absolutos desconocidos fuera de su país. Y muchos son apenas conocidos en su propia casa. Así
y todo, pensamos que la muestra es grande, variada y comulga absolutamente con nuestro criterio de selección.

Sabemos que hay carencias y errores, pero también hay aciertos y sorpresas. estamos consientes de la presencia femenina
en el libro. ¿Por qué? Quizás esto se debe al desconocimiento de los editores y a los pocos libros de escritoras
hispanoamericanas que recibimos. De todas maneras, dejamos constancia que en ningún momento pensamos en la ley de
las compensaciones sólo para no quedar mal con nadie. Optamos por establecer una fecha de nacimiento para nuestros
autores que nos sirviera de colador y acotara una experiencia en común. Nos decidimos por una fecha que fuera desde
1959 (que coincide con la siempre recurrida revolución cubana) a 1962 (que en Chile y en otros países, es el año en que
llega la televisión). La mayoría, sin embargo, nacieron algún tiempo después.

Otra cosa en que nos fijamos: todos los escritores recolectados han publicado antes de los treinta con un relativo éxito.
Han creado polémicas, revueltas y exageraciones críticas con lo que escriben. Sobre el título de este volumen de cuentos
no valen dobles interpretaciones. Puede ser considerado una ironía irreverente al arcángel
San Gabriel, como también un merecido tributo. Más bien, la idea del título tiene algo de llamado de atención a la mirada
que se tiene de lo latinoamericano. No desconocemos lo exótico y variopinta de la cultura y costumbres de nuestros países,
pero no es posible aceptar los esencialismos reduccionistas, y creer que aquí todo el mundo anda con sombrero y vive en
árboles. Lo anterior vale para lo que se escribe hoy en el gran país McOndo, con temas y estilos variados, y muchos más
cercano al concepto de aldea global o mega red.
El nombre (¿marca-registrada?) McOndo es, claro, un chiste, una sátira, una talla. Nuestro McOndo es tan
latinoamericano y mágico (exótico) como el Macondo real (que, a todo ésto, no es real sino virtual). Nuestro país
McOndo es más grande, sobrepoblado y lleno de contaminación, con autopistas, metro, tv-cable y barriadas. En McOndo
hay McDonald´s, computadores Mac y condominios, amén de hoteles cinco estrellas construidos con dinero lavado y
malls gigantescos. En nuestro McOndo, tal como en Macondo, todo puede pasar, claro que en el nuestro cuando la gente
vuela es porque anda en avión o están muy drogados. Latinoamérica, y de alguna manera Hispanoamérica (España y todo
el USA latino) nos parece tan realista mágico (surrealista, loco, contradictorio, alucinante) como el país imaginario donde
la gente se eleva o predice el futuro y los hombres viven eternamente. Acá los dictadores mueren y los desaparecidos no
retornan. El clima cambia, los ríos se salen, la tierra tiembla y Don Francisco coloniza nuestros inconscientes.

Existe un sector de la academia y de la intelligentsia ambulante que quieren venderle al mundo no sólo un paraíso
ecológico (¿el smog de Santiago?) sino una tierra de paz (¿Bogotá?, ¿Lima?). Los más ortodoxos creen que lo
latinoamericano es lo indígena, lo folklórico, lo izquierdista. Nuestros creadores culturales sería gente que usa poncho y
ojotas. Mereces Sosa sería latinoamericana, pero Pimpinela, no. ¿Y lo bastardo, lo híbrido? Para nosotros, el Chapulín
Colorado, Ricky Martin, Selena, Julio Iglesias y las telenovelas (o culebrones) son tan latinoamericanas como el
candombe o el vallenato. Hispanoamérica está lleno de material exótico para seguir bailando al son de El cóndor pasa o
Ellas bailan solas de Sting. Temerle a la cultura bastarda es negar nuestro propio mestizaje. Latinoamérica es el teatro
Colón de Buenos Aires y MacchuPichu, Siempre en Domingo y Magneto, Soda Stereo y Verónica Castro, Lucho Gatica,
Gardel y Cantinflas, el Festival de Viña y el Festival de Cine de La Habana, es Puig y Cortázar, Onetti y Corín Tellado, la
revista Vuelta y los tabloides sensacionalistas.

Latinoamérica es, irremediablemente, MTV latina, aquel alucinante consenso, ese flujo que coloniza nuestra conciencia a
través del cable, y que se está convirtiendo en el mejor ejemplo del sueño bolivariano cumplido, más concreto y eficaz a la
hora de hablar de unión que cientos de tratados o foros internacionales. De paso, digamos que McOndo es MTV latina,
pero en papel y letras de molde.

Y seguimos: Latinoamérica es Televisa, es Miami, son las repúblicas bananeras y Borges y el Comandante Marcos y CNN
en español y el Nafta y Mercosur y la deuda externa.

Vender un continente rural cuando, la verdad de las cosas, es urbano (más allá que sus sobrepobladas ciudades son un
caos y no funcionen) nos parece aberrante, cómodo e inmoral.

El trasfondo tras la ilusión del realismo mágico para la exportación (que tiene mucho de cálculo) lo aclara el poeta chileno
Oscar Hahn en una introducción a una antología de cuentos ad-hoc: "Cuando en 1492 Cristóbal Colón desembarcó en
tierras de América fue recibido con gran alborozo y veneración por los isleños, que creyeron ver en él a un enviado
celestial. Realizados los ritos de posesión en nombre de Dios y de la corona española, procedió a congraciarse con los
indígenas, repartiéndoles vidrios de colores para su solaz y deslumbramiento. Casi quinientos años después, los
descendientes de esos remotos americanos decidieron retribuir la gentileza del Almirante y entregaron al público
internacional otros vidrios de colores para su solaz y deslumbramiento: el realismo mágico. Es decir, ese tipo de relato que
transforma los prodigios y maravillas en fenómenos cotidianos y que pone a la misma altura la levitación y el cepillado de
dientes, los viajes de ultratumba y las excursiones al campo".

Lo que nosotros queremos ofrecerle al público internacional son cuentos distintos, más aterrizados si se quiere, de un
grupo de nuevos escritores hispanoamericanos que escriben en español, pero que no se sienten representantes de alguna
ideología y ni siquiera de sus propios países. Aun así, son intrínsecamente hispanoamericanos. Tiene ese prisma, esa
forma de situarse en el mundo.

En estos cuentos hay mas cepillado de dientes y excursiones al campo (bueno, al departamento o al centro comercial) que
levitaciones, pero pensamos que se viaja igual.

Los autores incluidos en McOndo son, como ya lo hemos reiterado (y lamentado) levemente conocidos en sus respectivos
países. Esto tiene su lado positivo puesto que no tienen una reputación internacional que proteger. No sienten, como
escribió el crítico David Gallagher en el suplemento literario TLS de Londres, "la necesidad de sumergirse en las aguas de
lo políticamente-correcto. Puesto que no tienen la ventaja de vivir afuera, difícilmente sabrían qué elementos usar para
escribir una novela políticamente correcta".

Es cierto que no todos los autores antologados viven dentro de sus países (aunque muchos tienen la intención de regresar y
pronto); aún así, estos escritores han producido textos que fueron escritos desde el interior para lectores internos. Como
bien acota Gallagher, refiriéndose específicamente al caso de Chile, "no le están escribiendo a una galería internacional,
por lo tanto, no tienen que mantener el status-quo del estereotipo de cómo debe o no debe ser el retrato (de
Hispanoamérica) para la exportación".

España, en tanto, está presente porque nos sentimos muy cercanos a ciertos escritores, películas y a una estética que sale
de la península que ahora es europea, pero que ya no es la madre patria. Los textos españoles no poseen ni toros ni
sevillanas ni guerra civil, lo que es una bendición. Los nuevos autores españoles no sólo son parte de la hermandad
cósmica sino son primos muy cercanos, que a lo mejor pueden hablar raro (de hecho, todos hablan raro y usan palabras y
jergas particulares) pero están en la mismo sintonía. La pregunta que inició la búsqueda de este libro fue si estábamos en
presencia de algo nuevo, de una nueva literatura o de una nueva perspectiva para ver la literatura. Pregunta que parece ser
el afán de toda nueva horneada de escritores. Las respuestas después de tener el libro terminado fueron sólo dudas. Como
es típico, lo más interesante, novedoso y original no está en la primera línea del mercado y aún menos entre el oficialismo
literario.

El verdadero afán de McOndo fue armar un red, ver si teníamos pares y comprobar que no estábamos tan solos en ésto. Lo
otro era tratar de ayudar a promocionar y dar a conocer a voces perdidas no por antiguas o pasadas de moda, sino
justamente por no responder a los cánones establecidos y legitimados.

Comprobamos que cada escritor ha elegido el camino que más le acomodaba, con los temas que consideraba más
adecuados. ¿Trabajo inútil entonces? Creemos que no: debajo de la heterogeneidad algo parece unir a todos estos
escritores, y a toda a una generación de adultos recientes. El mundo se empequeñeció y compartimos una cultura bastarda
similar, que nos ha hermanado irremediablemente sin buscarlo. Hemos crecido pegados a los mismos programas de la
televisión, admirado las mismas películas y leído todo lo que se merece leer, en una sincronía digna de considerarse
mágica. Todo esto trae, evidentemente, una similar postura ante la literatura y el compartir campos de referencias
unificadores. Esta realidad no es gratuita. Capaz que sea hasta mágica.

Santiago de Chile,
marzo 199
Manifiesto antropófago

Sólo la Antropofagia nos une. Socialmente. Económicamente. Filosóficamente.


Única ley del mundo. Expresión enmascarada de todos los individualismos, de todos los colectivismos. De todas las
religiones. De todos los tratados de paz.

Tupí or not tupí that is the question.

Contra todas las catequesis. Y contra la madre de los Gracos.

Sólo me interesa lo que no es mío. Ley del hombre, ley del antropófago.
Estamos cansados de todos los maridos católicos recelosos llevados al drama. Freud acabó con el enigma de la mujer y
con otros miedos de la psicología impresa.

Lo que atropellaba a la verdad era la ropa; el impermeable entre el mundo interior y el mundo exterior. La reacción
contra el hombre vestido. El cine americano informará.

Hijos del sol, madre de los vivientes. Encontrados y amados ferozmente, con toda la hipocresía de la nostalgia, por los
inmigrantes, por los traficados y por los turistas. En el país de la cobra grande.1

Fue porque nunca tuvimos gramáticas, ni colecciones de viejos vegetales. Y nunca supimos lo que era urbano,
suburbano, fronterizo y continental. Perezosos en el mapamundi de Brasil.
Una conciencia participante, una rítmica religiosa.

Contra todos los importadores de la conciencia enlatada. La existencia palpable de la vida. Y la mentalidad pre-lógica
para que la estudie el Sr. Lévy-Bruhl.

Queremos la Revolución de los indios Caribes. Mayor que la Revolución Francesa. La unificación de todas las revueltas
eficaces en la dirección del hombre. Sin nosotros, Europa ni siquiera tendría su pobre declaración de los derechos del
hombre.
La edad de oro anunciada por América. La edad de oro. Y todas las girls.

Filiación. El contacto con el Brasil Caribe. Où Villegaignon print terre.2 Montaigne. El hombre natural. Rousseau. De
la Revolución Francesa al Romanticismo, a la Revolución Bolchevique, a la Revolución Surrealista y al bárbaro
tecnificado de Keyserling. Caminamos.

Nunca fuimos catequizados. Vivimos en medio de un derecho sonámbulo. Hicimos a Cristo nace en Bahía. O en Belém
de Pará.

Pero nunca admitimos el nacimiento de la lógica entre nosotros.

Contra el padre Vieira3. Autor de nuestro primer préstamo para ganar una comisión. El rey-analfabeto le dijo: ponga eso
en el papel sin mucho bla-bla-bla. Se hizo el préstamo. Gravamen al azúcar brasileño. Vieira dejó el dinero en Portugal y
nos trajo el bla-bla-bla.

El espíritu se niega a concebir el espíritu sin cuerpo. El antropomorfismo. Necesidad de la vacuna antropofágica. Para el
equilibrio contra las religiones del meridiano. Y las inquisiciones exteriores.

Sólo podemos prestar atención al mundo oracular.

Teníamos la justicia: codificación de la venganza. La ciencia: codificación de la Magia. Antropofagia. La


transformación permanente del Tabú en tótem.

Contra el mundo reversible y las ideas objetivadas. Cadaverizadas. El stop del pensamiento que es dinámico. El
individuo víctima del sistema. Fuente de las injusticias clásicas. De las injusticias románticas. Y el olvido de las
conquistas interiores.

Recorridos. Recorridos. Recorridos. Recorridos. Recorridos. Recorridos. Recorridos.

El instinto Caribe.

Muerte y vida de las hipótesis. De la ecuación yo parte del Cosmos a la ecuación Cosmos parte del yo. Subsistencia.
Conocimiento. Antropofagia.

Contra las élites vegetales. En comunicación con el suelo.

1
La cobra grande es una figura mitológica indígena, una boa temida porque voltea embarcaciones y lleva a los náufragos hacia el
fondo del río.
2
Nicolas de Villegaignon, almirante francés, desembarcó en Brasil en 1555 y permaneció allé doce años. Él llevó a Europa al
“caníbal” que entrevistó Montaigne.
3
Antônio Vieira (1609-1697), padre jesuita portugués que vivió en Bahía y que escribió sermones, cartas y ensayos.
Nunca fuimos catequizados. Lo que hicimos fue el Carnaval. El indio vestido de senador del Imperio. Fingiendo que era
Pitt. O figurando en las óperas de Alencar lleno de buenos sentimientos portugueses.

Ya teníamos comunismo. Ya teníamos lengua surrealista. La edad de oro.

Catiti Catiti
Imara Notiá
Notiá Imara
Ipeju.4

La magia y la vida. Teníamos la relación y la distribución de los bienes físicos, de los bienes morales, de los bienes
honoríficos. Y sabíamos superar el misterio y la muerte con el auxilio de algunas formas gramaticales.

Pregunté a un hombre lo que era el Derecho. Él me respondió que era la garantía del ejercicio de la posibilidad. Ese
hombre se llamaba Gali Matías. Me lo comí.

Sólo no hay determinismo donde hay misterio. ¿Pero qué tenemos que ver nosotros con eso?

Contra las historias del hombre que comienzan en el Cabo Finisterre. El mundo sin fecha. Sin firma. Sin Napoleón ni
César.

La fijación del progreso por medio de catálogos y aparatos de televisión. Sólo la maquinaria. Y los transfusores de
sangre.

Contra las sublimaciones antagónicas. Traídas en las carabelas.

Contra la verdad de los pueblos misioneros, definida por la sagacidad de un antropófago, el Vizconde de Cairu: -Es la
mentira repetida muchas veces.

Pero no fueron los cruzados quienes vinieron. Fueron los fugitivos de una civilización que estamos comiendo, porque
somos fuertes y vengativos como el Jabutí.5

Si Dios es la conciencia del Universo Increado, Guarací es la madre de los vivientes. Jaci6 es la madre de los vegetales.
No tuvimos especulación pero teníamos adivinación. Teníamos Política que es la ciencia de la distribución. Y un
sistema social planetario.

Las migraciones. La fuga de los estados tediosos. Contra las esclerosis urbanas. Contra los Conservatorios y el tedio
especulativo.

De William James a Voronoff. La transfiguración del Tabú en tótem. Antropofagia.

El pater familiae y la creación de la Moral de la Cigüeña: Ignorancia real de las cosas + habla de imaginación +
sentimiento de autoridad ante la prole curiosa.

Es necesario partir de un profundo ateísmo para llegar a la idea de Dios. Pero la caraiba no lo necesitaba. Por que tenía a
Guarací.

El objetivo creado reacciona con los Ángeles de la Caída. Después Moisés divaga. ¿Pero qué nos importa eso?

Antes de que los portugueses descubrieran al Brasil, Brasil había descubierto la felicidad.

Contra el indio de antorcha. El indio hijo de María, ahijado de Catalina de Médicis y yerno de D. Antonio de Mariz.7

4
En tupí. “Luna Nueva, oh Luna Nueva, instiga en Cualquiera recuerdos de mí”, en O Salvagem de Couto Magalhāes.
5
Tortuga terrestre aparentemente inofensiva pero astuta y vengativa en las leyendas (Héctor Olea).
6
La palmera del Amazonas.
7
Es –según lo consigna Haroldo de Campos- una alusión irónica a Peri, héroe de la novela “indianista” O Guarací (1857) de José de
Alencar. La mención de Catalina de Médicis es una referencia a Caramaru quien, supuestamente, fue protegido por ella.
La alegría es la prueba del nueve.

En el matriarcado de Pindorama.

Contra la Memoria fuente de la costumbre. La experiencia personal renovada.

Somos concretistas. Las ideas se apoderan, reaccionan, queman gentes en las plazas públicas. Suprimamos las ideas y
las otras parálisis. Por las rutas. Creer en las señales, creer en los instrumentos y en las estrellas.

Contra Goethe, la madre de los Gracos, y la Corte de D. Juan VI.

La alegría es la prueba del nueve.

La lucha entre lo que se llamaría Increado y la Criatura – ilustrada por la contradicción permanente entre el hombre y su
Tabú. El amor cotidiano y el modus vivendi capitalista. Antropofagia. Absorción del enemigo sacro. Para transformarlo en
tótem. La humana aventura. La terrenal finalidad. Pero, sólo la puras élites consiguieron realizar la antropofagia carnal,
que trae en sí el más alto sentido de la vida y evita todos los males identificados por Freud, males catequistas. Lo que
sucede no es una sublimación del instinto sexual. Es la escala termométrica del instinto antropófago. De carnal, él se
vuelve electivo y crea la amistad. Afectivo, el amor. Especulativo, la ciencia. Se desvía y se transfiere. Llegamos al
envilecimiento. La baja antropofagia aglomerada en los pecados del catecismo – la envidia, la usura, la calumnia, el
asesinato. Plaga de los llamados pueblos cultos y cristianizados, es en contra de ella que estamos actuando. Antropófagos.

Contra Anchieta cantando las once mil vírgenes del cielo, en la tierra de Iracema, - el patriarca João Ramalho fundador
de São Paulo.8

Nuestra independencia aún no ha sido proclamada. Frase típica de D. Juan VI: - Hijo mío ¡pon esa corona en tu cabeza,
antes que algún aventurero lo haga! Expulsamos la dinastía. Es necesario expulsar el espíritu de Bragança, las
ordenaciones y el rapé de María de la Fuente.

Contra la realidad social, vestida y opresora, catastrada por Freud – la realidad sin complejos, sin locura, sin
prostituciones y sin las prisiones del matriarcado de Pindorama.

Oswald de Andrade
En Piratininga
Año 374 de la deglución del Obispo Sardinha9

(Revista de Antropofagia, Año 1, No.1, mayo 1928)

SCUM MANIFESTO, Valerie Solanas


Vivir en esta sociedad significa, con suerte, morir de aburrimiento; nada concierne a las mujeres; pero, a las dotadas de
una mente cívica, de sentido de la responsabilidad y de la búsqueda de emociones, les queda una – sólo una única –
posibilidad: destruir el gobierno, eliminar el sistema monetario, instaurar la automatización total y destruir al sexo
masculino.

8
El padre jesuita Anchieta (1534-1597) llega a Brasil en 1553 y en 1595, escribe autos sacramentales y una gramática del portugués
y el tupí. Joāo Ramalho (1493-1580) fundó Borda do Campo (actual San Pablo) en 1553 y antes de morir se fue a vivir con los
tupiniquins.
9
El infortunado Sardinha (?-1556) –que se traduce “sardina”- fue el primer obispo de Brasil. De regresoa Portugal, su barco
naufragó en el río Coruripe donde sirvió de alimento a los nativos.
Hoy, gracias a la técnica, es posible reproducir la raza humana sin ayuda de los hombres (y, también, sin la ayuda de las
mujeres). Es necesario empezar ahora, ya. El macho es un accidente biológico: el gene Y (masculino) no es otra cosa que
un gene X (femenino) incompleto, es decir, posee una serie incompleta de cromosomas. Para decirlo con otras palabras, el
macho es una mujer inacabada, un aborto ambulante, un aborto en fase gene. Ser macho es ser deficiente; un deficiente
con la sensibilidad limitada. La virilidad es una deficiencia orgánica, una enfermedad; los machos son lisiados
emocionales.

El hombre es un egocéntrico total, un prisionero de sí mismo incapaz de compartir o de identificarse con los demás,
incapaz de sentir amor, amistad, afecto o ternura. Es un elemento absolutamente aislado, inepto para relacionarse con los
otros, sus reacciones no son cerebrales sino viscerales; su inteligencia sólo le sirve como instrumento para satisfacer sus
inclinaciones y sus necesidades. No puede experimentar las pasiones de la mente o las vibraciones intelectuales,
solamente le interesan sus propias sensaciones físicas. Es un muerto viviente, una masa insensible imposibilitada para dar,
o recibir, placer o felicidad. En consecuencia, y en el mejor de los casos, es el colmo del aburrimiento; sólo es una burbuja
inofensiva, pues unicamente aquellos capaces de absorberse en otros poseen encanto. Atrapado a medio camino en esta
zona crepuscular extendida entre los seres humanos y los simios, su posición es mucho más desventajosa que la de los
simios: al contrario de éstos, presenta un conjunto de sentimientos negativos – odio, celos, desprecio, asco, culpa,
vergüenza, duda – y, lo que es peor: plena consciencia de lo que es y no es.

A pesar de ser total o sólo físico, el hombre no sirve ni para semental. Aunque posea una profesionalidad técnica – y muy
pocos hombres la dominan – es, lo primero ante todo, incapaz de sensualidad, de lujuria, de humor: si logra
experimentarlo, la culpa lo devora, le devora la vergüenza, el miedo y la inseguridad (sentimientos tan profundamente
arraigados en la naturaleza masculina que ni el más diáfano de los aprendizajes podría desplazar). En segundo lugar, el
placer que alcanza se acerca a nada. Y finalmente, obsesionado en la ejecución del acto por quedar bien, por realizar una
exhibición estelar, un excelente trabajo de artesanía, nunca llega a armonizar con su pareja. Llamar animal a un hombre es
halagarlo demasiado; es una máquina, un consolador ambulante. A menudo se dice que los hombres utilizan a las mujeres.
¿Utilizarlas, para qué? En todo caso, y a buen seguro, no para sentir placer.

Devorado por la culpa, por la vergüenza, por los temores y por la inseguridad, y a pesar de tener, con suerte, una
sensación física escasamente perceptible, una idea fija lo domina: joder. Accederá a nadar por un río de mocos, ancho y
profundo como una nariz, a través de kilómetros de vómito, si cree, que al otro lado hallará una gatita caliente esperándole.
Joderá con no importa qué mujer desagradable, qué bruja desdentada, y, más aún, pagará por obtener la oportunidad. ¿Por
qué? La respuesta no es procurar un alivio para la tensión física ya que la masturbación bastaría. Tampoco es la
satisfacción personal – no explicaría la violación de cadáveres y de bebés.

Egocéntrico absoluto, incapaz de comunicarse, de proyectarse o de identificarse, y avasallado por una sexualidad difusa,
vasta y penetrante, es psíquicamente pasivo. Al odiar su pasividad, la proyecta en las mujeres. Define al hombre como
activo, y se propone demostrar que lo es (demostrar que se es un hombre). Su único modo de demostrarlo es joder (el
Gran Hombre con un Gran Pene desgarrando un Gran Coño). Consciente de su error, debe repetirlo una y otra vez. Joder,
es pues un intento desesperado y convulsivo de demostrar que no es pasivo, que no es una mujer; pero es pasivo y desea
ser una mujer.

Mujer incompleta, el macho se pasa la vida intentando completarse, convertirse en mujer. Por tal razón acecha
constantemente, fraterniza, trata de vivir y de fusionarse con la mujer. Se arroga todas las características femeninas: fuerza
emocional e independencia, fortaleza, dinamismo, decisión, frialdad, profundidad de carácter, aformaciafirmación del yo,
etc. Proyecta en la mujer los rasgos masculinos: vanidad, frivolidad, trivialidad, debilidad, etc. Preciso es señalar, sin
embargo, que el hombre posee un rasgo brillante que lo coloca en un nivel de superioridad respecto a la mujer: las
relaciones públicas. (Su tarea sido la de convencer a millones de mujeres de que los hombres son mujeres y que mujeres
son hombres) Para el hombre, las mujeres alcanzan su plenitud con la maternidad; en cuanto a la sexualidad que nos
impone, refleja lo que le satisfacería si fuera mujer.

En otras palabras, las mujeres no envidian el pene, pero los hombres envidian la vagina. En cuanto el macho decide
aceptar su pasividad, se define a sí mismo como mujer (tanto los hombres como las mujeres piensan que los hombres son
mujeres y las mujeres son hombres) y se convierte en un travestí, pierde su deseo de joder (o de lo que sea; por otra parte
queda satisfecho con su papel de loca buscona) y se hace castrar. La ilusión de ser una mujer le proporciona una
sexualidad difusa y prolongada. Para el hombre, joder es una defensa contra el deseo de ser mujer. El sexo en sí mismo es
una sublimación.

Su obsesión por compensar el hecho de no ser mujer y su incapacidad para comunicarse o para destruir, le ha permitido
hacer del mundo un montón de mierda. Es el responsable de: La Guerra: El sistema más corriente utilizado por el hombre
para compensar el hecho de no ser mujer (sacar su Gran Pistola) es obviamente ineficaz: la puede sacar un número
limitado de veces y cuando la saca, lo hace a escala masiva, para demostrar al mundo que es un hombre. Debido a su
impotencia para sentir compasión o para comprender o identificarse con los demás antepone su necesidad de afirmar su
virilidad a un incontable número de vidas, incluida la suya. Prefiere morir iluminado por un resplandor de gloria que
arrastrarse sombriamente cincuenta años más. La simpatía, la cordialidad y «la dignidad»: Cada hombre sabe, en el fondo,
que sólo es una porción de mierda sin interés alguno. Le domina una sensación de bestialidad que le avergüenza

profundamente; desea no expresarse a sí mismo sino ocultar entre los demás su ser exclusivamente físico, su egocentrismo
total, el odio y el desprecio que siente hacia los demás hombres y que sospecha que los demás sienten hacia él. Dada la
constitución de su sistema nervioso muy primitiva, y susceptible de resentirse fácilmente a causa del más mínimo
despliegue de emoción o de sentimiento, el hombre se protege con la ayuda de un código social perfectamente insípido
carente del más leve trazo de sentimientos o de opiniones perturbadoras. Utiliza términos como copular, comercio sexual,
tener relaciones (para los hombres, decir relaciones sexuales es una redundancia), y los acompaña de gestos
grandilocuentes.

El dinero, el matrimonio, la prostitución, el trabajo y el obstáculo para lograr una sociedad automatizada: Nada,
humanamente, justifica el dinero ni el trabajo. Todos los trabajos no creativos (practicamente todos) pudieron haberse
automatizado hace tiempo. Y en una sociedad desmonetizada cualquiera podría obtener lo mejor de cuanto deseara. Pero
las razones que mantienen este sistema, basado en el trabajo y el dinero, no son humanos, sino machistas:

1. El coño: El macho que desprecia su yo deficiente, vencido por una ansiedad profunda e intensa, y por una honda
soledad cada vez que se encuentra consigo mismo, con su naturaleza vacía, se vincula a cualquier mujer, desesperado, con
la vaga esperanza de completarse a sí mismo, y se alimenta de la creencia mística de que, por el mero hecho de tocar oro
se convertirá en oro; anhela la constante compañía de la mujer. Prefiere la compañía de la más inferior de las mujeres a la
suya propia o a la de cualquier otro hombre quien sólo le recuerda su propia repulsión. Pero es preciso obligar o engañar a
las mujeres, a menos que sean demasiado jóvenes o estén demasiado enfermas, para someterlas a la compañía del varón.

2. Proporcionar al hombre (incapaz de relacionarse con los demás) ilusión de utilidad, le permite justificar su existencia
excavando agujeros y volviéndolos a llenar. El tiempo ocioso le horroriza pues dispone de una sola solución para llenarlo:
contemplar su grotesca personalidad. Incapacitado para relacionarse o amar, el hombre trabaja. Las mujeres anhelan las
actividades absorbentes, emocionantes, pero carecen de la. oportunidad o de la capacidad para ello y prefieren la ociosidad
o perder el tiempo a su gusto: dormir, hacer compras, jugar al bowling, nadar en la piscina, jugar a las cartas, procrear,
leer, pasear, soñar despiertas, comer, jugar consigo mismas, tragar píldoras, ir al cine, psicoanalizarse, viajar, recoger
perros y gatos, repantingarse en la playa, nadar, mirar la t.v., escuchar música, decorar la casa, dedicarse a la jardinería,
coser, reunirse en clubs nocturnos, bailar, ir de visitas, desarrollar su inteligencia (siguiendo cursos), y absorber cultura
(conferencias, teatro, conciertos, películas artísticas). Así, muchas mujeres, incluso en caso de una completa igualdad
económica, prefieren vivir con hombres o mover el culo por las calles, es decir disponer de la mayor parte de su tiempo, a
pasar varias horas diarias aburriéndose, estultificadas realizando, para otros, trabajos no creativos embrutecedores que las
convierten en máquinas, o, en el mejor de los casos – si logran acceder a un buen empleo –, codirigentes del montón de
mierda. La destrucción total del sistema basado en el trabajo y en el dinero, y no el logro de la igualdad económica en el
seno del sistema masculino, liberará a la mujer del poder masculino.

3. El poder y el control: No pudiendo dominar a las mujeres por medio de sus relaciones personales, el hombre aspira al
dominio general por medio de la manipulación del dinero, así como de todo lo susceptible de ser controlado con dinero, en
otras palabras, manipulándolo todo y a todos.

4. El sustituto del amor: Incapaz de dar amor o afecto, el hombre da dinero. Se siente maternal. La madre da la leche. Él
da el pan. Él es el Gana-Pan.
5. Proveer al hombre de un objetivo. Incapaz de gozar del presente, el hombre necesita una meta por delante, y el dinero le
proporciona un objetivo eterno. Pensad en lo que se puede hacer con 80 trillones de dólares, invertidos, y en tres años
tendréis trescientos trillones.

6. Proporcionar al hombre la máxima oportunidad para manipular y controlar a los demás: la paternidad.

La paternidad y la enfermedad mental (temor, cobardía, timidez, humildad, inseguridad, pasividad): Mamá desea lo mejor
para sus hijos. Papá sólo desea lo mejor para Papá, es decir, paz y tranquilidad; desea que respeten sus caprichos de
dignidad, desea presentarse bien (status) y desea la oportunidad para controlar y manipular a su aire., lo cual se
denominará guiar si se trata de un padre moderno. En cuanto a su hija, la desea sexualmente, entrega su mano en
matrimonio: el resto es para él. Papá al contrario de Mamá, nunca cede frente a sus hijos, pues debe, por todos los medios,
preservar la imagen de hombre decidido, dotado de fortaleza, de perenne fuerza y rectitud. Nunca alcanza su meta, y, por
tanto, le domina la falta de confianza en sí mismo y en la propia capacidad para lidiar con el mundo, y acepta pasivamente
el status quo. Mamá ama a sus hijos, aunque a ven s se encolerice con ellos, pero Ja cólera se evapora en un instante y,
aún cuando persista, no obstaculiza el amor ni una profunda aceptación. Papá, en cambio, emocionalmente enfermo no
ama a sus hijos: los aprueba si son buenos, es decir, si son simpáticos, respetuosos, obedientes, serviles a su voluntad,
tranquilos, y mientras no provoquen inoportunas alteraciones de ánimo siempre tan desagradables y molestas para el
varonil sistema nervioso de Papá, facilmente perturbable. En otras palabras, si son tan pasivos como los vegetales, si no
son buenos – en el caso de un padre moderno, civilizado (a veces es preferible el bruto furioso anticuado, a quien se puede
despreciar por su ridiculez) – Papá no se enfada, pero expresa su desaprobación, actitud que, a diferencia de la cólera
persiste e impide la aceptación profunda, dejando en el niño un sentimiento de inferioridad y una obsesión por la
aprobación que durará toda la vida; el resultado es el temor al propio pensamiento, motivo inductor a buscar refugio en la
vida convencional.

Si el niño desea la aprobación paterna, debe respetar a Papá, y dado que Papá es una basura, el único medio para suscitar
respeto filial es mostrarse distante, inalcanzable, y actuar siguiendo el precepto según el cual la familiaridad alimenta el
desprecio, precepto, por supuesto, cierto, si se es despreciable. Comportándose de manera distante y fría puede aparecer
como un ser desconocido, misterioso, y, por lo tanto, inspirar temor (respeto).

Desaprobar las escenas emotivas produce el temor a sentir una emoción fuerte, el temor a la propia furia y al odio, y el
temor a enfrentarse con la realidad, ya que la realidad revela la rabia y el odio; este miedo, unido a la falta de confianza en
sí mismo y al conocimiento a la propia incapacidad para cambiar el mundo o para conmover aunque sea mínimamente el
propio destino, conduce a la estúpida creencia de que el mundo y la mayoría sus habitantes son agradables, y que las más
banales y triviales actividades son una gran diversión y producen un profundo placer.

El efecto de la paternidad en los niños, particularmente, es convertirlos en Hombres, es decir, defenderlos de todas sus
tendencias a la pasividad, a la mariconería, o a sus deseos de ser mujeres. Todos los chicos quieren imitar a su madre,
fusionarse con ella, pero Papá lo prohíbe. Él es la madre, Él se fusiona con ella; así, ordena al niño, a veces directamente y
otras indirectamente, no comportarse como una niñita, y actuar como un hombre. El muchacho, que se caga en los
pantalones delante de su padre, que – dicho de otro modo – le respeta, obedece y se convierte en un verdadero pequeño
Papá, el modelo de la Hombría, el sueño americano: el cretino heterosexual de buena conducta.

El efecto de la paternidad en las mujeres es convertirlas en hombres: dependientes, pasivas, abocadas a las tareas
domésticas embrutecedoras, simpáticas, inseguras, ávidas de aprobación y de seguridad, cobardes, humildes, respetuosas
con la autoridad de los hombres, cerradas, carentes de reacciones, medio muertas, triviales, estúpidas, convencionales,
insípidas y completamente despreciables. La Hija de Papá, siempre tensa y temerosa, sin capacidad analítica, sin
objetividad, valora a Papá y a los demás hombres con temor (respeto). Incapaz de descubrir el vacío tras la fachada
distante, acepta la definición masculina del hombre como ser superior, y la definición de la mujer, y de sí misma, como
ser inferior, es decir, como hombres, eso que, gracias a Papá realmente es.

La expansión de la paternidad, resultado del desarrollo y de la mejor distribución de la riqueza (que el patriarcado necesita
para prosperar) ha provocado el aumento general de la estupidez y el declive de las mujeres en los Estados Unidos
después de 1920. La estrecha asociación entre riqueza y paternidad ha servido para que las chicas peor seleccionadas, es
decir las burguesitas privilegiadas, logren el derecho a educarse.
En suma, el papel de los padres ha sido corroer el mundo con el espíritu de la virilidad. Los hombres poseen el don de
Midas negativo: todo cuanto tocan se convierte en mierda.

La supresión de la individualidad, la animalidad (domesticidad y maternidad) y el funcionalismo: El hombre es un puñado


de reflejos condicionados: incapaz de reaccionar libremente por medio de su mente, está atado y determinado
completamente por sus experiencias infantiles y del pasado. Vivió sus primeras experiencias con su madre, y durante toda
su vida está ligado a ella. El Hombre nunca llega a comprender claramente no ser parte de su madre, que él es él y ella es
ella.

Su máxima necesidad es sentirse guiado, abrigado, protegido y admirado por mamá (los hombres esperan que las mujeres
adoren aquello que los petrifica de horror: ellos mismos). Exclusivamente físico, aspira a pasar su tiempo (que ha perdido
en el mundo defendiéndose sombriamente contra su pasividad) dedicado a actividades básicamente animales: comer,
dormir, cagar, relajarse y hacerse mimar por Mamá. La Hija de Papá, pasiva y cabezahueca, deseosa de aprobación, de
una palmada en la cabeza, del respeto del primer montón de basura que' pasa, deja reducirse fácilmente a la categoría de
Mamá, estúpida suministradora de consuelo para las necesidades físicas, respaldo de los cansados, paño para frentes
simiescas, aliciente para el ego mezquino, admiradora de lo despreciable: una bolsa de agua caliente con tetas.

Reducidas a la categoría de animal, las mujeres del sector más atrasado de la sociedad, la clase media privilegiada y
educada, despojo de la humanidad donde papá reina como ser supremo, intenta desarrollarse por medio del trabajo, y en la
nación más avanzada del mundo, en pleno siglo XX, van de un lado a otro con los críos colgando de las tetas. ¡Y no es por
los niños (aunque los expertos sentencien que Mamá debe quedarse en casa y arrastrarse como una bestia) sino por Papá!
La teta es para Papá, para que pueda aferrarse, los sufrimientos del trabajo son para Papá, para que pueda seguir
prosperando (como está medio muerto, necesita estímulos poderosos).

La necesidad de reducir a la mujer a un animal, a Mamá, a un macho, es psicológica y práctica. El macho es simplemente
una muestra de la especie, susceptible e ser intercambiable por cualquier otro macho. No posee una individualidad
profunda, pues la individualidad se origina en la curiosidad, en aquello que se encuentra fuera de uno mismo, que lo
absorbe, aquello con lo que uno se relaciona. Los hombres, totalmente absorbidos por ellos mismos, capaces sólo de
relacionarse con sus propios cuerpos y de experimentar únicamente sus sensaciones físicas, difieren entre sí unicamente
por el grado y por la forma de intentar defenderse contra su pasividad y contra su deseo de ser mujeres.

La individualidad femenina, se impone ante el hombre, pero él es incapaz de comprenderla, incapaz de establecer un
contacto con ella que lo asusta, le conmociona y llena de espanto y de envidia. Así, la niega, y se dispone a definir a
cualquiera, él o ella, en términos de función o de uso, asignándose desde luego para sí las funciones más importantes –
médico, presidente científico – a fin de darse una identidad, si no una individualidad, y convencer, a sí mismo y a las
mujeres (le ha ido mejor convenciendo a las mujeres) que la función femenina es concebir y dar a luz a los hijos, relajarse,
confortar y alabar el ego del hombre; que por su función es un ser intercambiable con cualquier otra mujer. Pero en
realidad, la función de la mujer es comunicarse, desarrollarse, amar y ser ella misma, y resulta irreemplazable por otra; la
función del macho es la de producir esperma. En la actualidad existen bancos de esperma.

La violación de la intimidad: El hombre, avergonzado de lo que es y de casi todo lo que hace, tiende bastante a mantener
en secreto todos los aspectos de su vida, pero no guarda ningún respeto por la vida privada de los demás. Vacío,
incompleto, carente de realidad propia, necesita permanentemente la compañía de la mujer, y no ve nada de malo en el
hecho de inmiscuirse o introducirse en los pensamientos de la mujer, no importa quien sea, en cualquier parte y en
cualquier momento; pero se siente indignado e insultado si se le llama la atención respecto a lo que hace, se siente
confundido... no puede comprender que alguien pueda preferir un minuto de soledad a la compañía de cualquier cretino.
Al desear convertirse en una mujer, se esfuerza por estar siempre rodeado de mujeres – las únicas que lo aproximan a su
deseo –; y se las ingenió para crear una sociedad basada en la familia – una pareja hombre-mujer y sus hijos (el pretexto
para la existencia de la familia) que, virtualmente, viven uno encima del otro, violando inescrupulosamente los derechos
de la mujer, su intimidad, su salud.

El aislamiento, los suburbios y la imposibilidad de la comunidad: Nuestra sociedad no es una comunidad, es una colección
de unidades familiares aisladas. El hombre se siente desesperadamente inseguro, temeroso de que su mujer le abandone si
se expone ante otros hombres o a algo que remotamente se parezca a la vida, de modo que intenta aislarla de los otros
hombres y de la mediocre civilización reinante. La lleva a vivir a los suburbios para encerrarla en un conjunto de
pabellones donde parejas con sus hijos se absorben en una mutua contemplación. El aislamiento le da la posibilidad de
mantener la ilusión de ser un individuo, se convierte en un individualista rudo, un gran solitario; confunde la
individualidad con la claustración y la falta de cooperación.

Pero hay otra razón para explicar este aislamiento: cada hombre es una isla. Atrapado en sí mismo, emocionalmente
aislado, incapaz de comunicarse, al hombre le horroriza la civilización, la gente, las ciudades, las situaciones que
requieren capacidad para comprender y establecer relaciones con los demás. Papá huye, como un conejillo asustado, se
escabulle, y arrastra el rechoncho culo hacia el páramo, hacia los suburbios. O, en el caso del hippie – ¡Se va lejos, chico!
– hacia el prado donde puede joder y procrear a sus anchas y perder el tiempo con sus abalorios y sus flautas.

El hippie, cuyo deseo de ser un Hombre, y un rudo individualista, es más débil que el del término medio de los hombres, y
se excita ante la sola idea. de poseer cantidad de mujeres a su disposición, se revela contra la crueldad de la vida del
Gana-Pan y contra la monotonía de la monogamia. En nombre de la cooperación y del reparto, forma una comuna o una
tribu, que, a pesar de sus principios de solidaridad y en parte por su causa (la comuna, una extensión de la familia, es un
ultraje más de los derechos de la mujer, viola su intimidad y deteriora su salud mental) no se parece a una comuna más
que el resto de la sociedad.

La verdadera comunidad está formada por individuos – no simples miembros de una especie, o parejas – que respetan la
individualidad y la intimidad de los demás, y al mismo tiempo, obran con reciprocidad mental y emocionalmente –
espíritus libres que mantienen entre sí una relación libre – y cooperan para alcanzar fines comunes. Los tradicionalistas
dicen que la unidad básica de la sociedad es la familia, para los hippies en cambio, es la tribu; nadie menciona al
individuo.

El hippie habla mucho acerca de la individualidad, pero su concepto al respecto no difiere del que puede tener cualquier
otro hombre. Desearía regresar a la naturaleza, a la vida salvaje; regresar al desierto, reencontrar el hogar de los animales
peludos de los que él forma parte, lejos de la ciudad, o al menos donde se perciban algunas huellas, un vago inicio de
civilización, para vivir al nivel primario de la especie y ocuparse en actividades sencillas, no intelectuales: criar cerdos,
joder, ensartas abalorios. La actividad más importante de la comuna – en ella se basa – es la promiscuidad. El hippie se
siente atraído por la comuna principalmente porque ofrece la perspectiva de libertad sexual, el coño libre, la más
interesante comodidad para compartir, la que se puede poseer sin miramientos; pero, ciego y avaricioso, no piensa en
todos los demás hombres con quienes deberá compartirlo, ni tampoco repara en los celos y la posesividad propia del
coñazo que ellos son, en sí mismos.

Los hombres no pueden cooperar en el logro de un fin común, porque el fin de cada hombre es todos los coños para sí. De
ahí que la comuna esté condenada al fracaso. Preso del pánico, el hippie atrapará a la primera mentecata que lo empuje y
la arrastrará a los suburbios lo más rápidamente posible. El macho no puede progresar socialmente, pero, en cambio,
oscila entre el aislamiento y la promiscuidad.

La autoridad y el gobierno: El hombre que, carece del sentido de lo verdadero y de lo falso, carece de conciencia moral,
(sólo puede ser producto de la capacidad para ponerse en el lugar de los demás) carece de fe en su yo inexistente, es
necesariamente competitivo y, por naturaleza, incapaz de cooperar, siente la necesidad de una guía y de un control
procedente del exterior. Por lo tanto, inventa a las autoridades – sacerdotes, especialistas, jefes, líderes, etc.– y al gobierno.
Quiere que la hembra (Mamá) le guíe, pero es incapaz de prestarse a ello (después de todo, él es un hombre), quiere
desempeñar el papel de la Mujer, usurpar su función de Guía y Protectora, se encarga de que todas las autoridades sean
siempre hombres.

No existe ninguna razón para que una sociedad formada por seres racionales capaces de cooperar entre sí, autosuficientes
y libres de cualquier ley o condición natural capaz de obligarles a competir, deban tener un gobierno, leyes o líderes.

La filosofia, la religión y la moral basados en el sexo: La incompetencia del hombre para relacionarse con los demás o con
las cosas es causa de que su vida carezca de objetivos y sentido (según el pensamiento masculino la vida es un absurdo),
así inventa la filosofía y la religión. Está vacío, mira hacia afuera, no sólo en busca de una guía o de un control, sino
también de la salvación y del sentido de la vida. Le resulta imposible realizar la felicidad en la tierra: inventó el Cielo.

Puesto que no puede comunicarse con los otros, y sólo vive para el sexo, para el varón el mal es la licencia sexual que le
compromete en prácticas sexuales desviadas (no viriles, es decir, las que no lo defienden contra su pasividad y sexualidad
total, característica que amenazan, si se las fomenta, con destruir la civilización, pues la civilización está absolutamente
basada en la necesidad del hombre de defenderse contra estas características, en cuanto a la mujer (según los hombres) el
mal radica en cualquier tipo de comportamiento capaz de inducir a los hombres a la licencia sexual, es decir impedir a las
necesidades del macho estar por encima de las suyas y negarse a hacerse la loca.

La religión no solamente brinda al hombre un fin (el Cielo) y ayuda a mantener a la mujer ligada a él, además presenta
rituales mediante cuya práctica el hombre puede expiar la culpa y la vergüenza experimentada por no ser capaz de
defenderse suficientemente contra sus impulsos sexuales; en especial, se trata de la culpa y la vergüenza de ser hombre.

La mayoría de los hombres, en su inmensa cobardía, proyectan sus debilidades intrínsecas en las mujeres; las califican de
debilidades típicamente femeninas y se atribuyen la auténtica fuerza femenina. La mayoría de filósofos, no tan cobardes,
reconocen ciertas carencias en el hombre; sin embargo no llegan a admitir el hecho de que estas carencias existen sólo en
los hombres. Así, denominan a la condición del hombre masculina, la Condición Humana; formulan su problema de la
nada, que les horroriza, como un dilema filosófico; otorgan un nivel de jerarquía a su animalidad, pomposamente bautizan
a su nada Problema de Identidad, y con grandilocuencia proceden a charlar acerca de la Crisis del individuo, de la Esencia
del ser, de la Existencia que precede a la Esencia, de los Modos Existenciales del Ser, etc. etc.

La mujer, en cambio, no solamente ni se cuestiona su identidad o su individualidad, sino que por instinto sabe que el único
mal consiste en herir a los demás, y que el verdadero significado de la vida es el amor. Los prejuicios (racial, étnico,
religioso, etc.):

El hombre necesita víctimas propiciatorias para poder proyectar sobre ellas sus fracasos y sus insuficiencias, y sobre las
que pueda desahogar sus frustraciones por no ser mujer.

La sexualidad: El sexo no interviene en una relación, por el contrario, se trata de una experiencia solitaria, no creativa, una
absoluta pérdida de tiempo. La mujer, con gran facilidad – más de la que ella misma cree – puede condicionar su impulso
sexual, ser completamente fría y cerebral y libre para perseguir relaciones y actividades más valiosas; pero el macho, que
parece incitar sexualmente a las mujeres y que constantemente busca excitarlas, arrastra a la mujer muy sexuda al frenesí
de la lujuria, arrojándola a un abismo sexual del cual muy pocas mujeres logran escaparse. El macho lascivo excita a la
mujer lúbrica; tiene que hacerlo: cuando la mujer trasciende su cuerpo, se eleva por encima de la condición animal, el
macho, cuyo ego consiste en su falo, desaparecerá.

El sexo es el refugio de la estupidez. Cuanto más estúpida es una mujer, más profundamente encaja en la cultura del
hombre; para resumir, cuanto más encantadora, más sexual. Las mujeres más bellas de nuestra sociedad provocan el
delirio de los maníacos sexuales. Pero al ser tremendamente atractivas no se rebajan a joder – es tosco –, hacen el amor,
establecen una comunión por medio de los cuerpos y de las relaciones sensuales; las más literatas afinan su tono con las
palpitaciones de Eros y logran aferrarse al Universo; las religiosas tienen una comunión espiritual con la Divina
Sensualidad; las místicas se fusionan con el Principio Erótico y se mezclan con el Cosmos, y las cabezas ácidas entran en
contacto con las células eróticas, vibran.

Por otra parte, aquellas mujeres que no se han integrado tanto en la Cultura del macho, las menos hermosas, las almas
toscas y simples para quienes joder es joder, y son demasiado infantiles para el mundo adulto de los suburbios, de las
hipotecas, de los lloriqueos y de la caca de bebés, demasiado egoístas para cultivar maridos y niños, demasiado inciviles
para respetar a Papá, a los Grandes o a.la profunda sabiduría de los Ancianos; que sólo confían en sus propios instintos
animales, que equiparan la Cultura a la mierda, cuya única diversión es vagabundear en busca de emociones y
excitaciones, que provocan escenas desagradables, vulgares, desconcertantes; odiosas, violentas brujas dispuestas a
atropellar a cuantos les irritan, que clavan un cuchillo en el pecho del hombre o le hunden un picahielos en el culo después,
si saben que pueden largarse, en suma, aquellas que, según los parámetros de nuestra cultura, son SCUM... estas mujeres
son desenvueltas y cerebrales y están dispuestas a la sexualidad.

Liberadas de los prejuicios de la simpatía, de la discreción, de la opinión pública, de la moral, del respeto a los culos,
siempre horribles, sucias, viles, las SCUM llegan... a todas partes... a todas partes... lo han visto todo – todo el tinglado, el
coito, la chupada, la del coño y de la polla, han presenciado todos los números habidos y por haber, han paseado todas las
calles y se han tirado a todos los puercos... es necesario haberse hartado del coito para profesar el anti-coito, y las SCUM
han vivido toda clase de experiencias, ahora están preparadas para un espectáculo nuevo; quieren vibrar, despegar, surgir.
Pero la hora de SCUM todavía no ha sonado; SCUM permanece aún en las tripas de nuestra «sociedad». Pero, si nada
cambia y la Bomba no estalla y acaba con todo, nuestra sociedad reventará por sí sola.

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