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El costo de ser mujer

Por Paz Rojas G.

En un país que intenta frenar la desigualdad en todos los aspectos, uno de sus desafíos más
importantes es eliminar la brecha salarial entre hombres y mujeres. Pero combatir el abuso
en el ámbito laboral no es suficiente cuando otro tipo de violencia económica es
invisibilizada para el género femenino. El fenómeno del impuesto rosa es un obstáculo para
lograr un cambio a nivel real en la sociedad. El mayor precio de los productos para mujeres
y niñas impuestos en el mercado, en comparación a aquellos destinados a los hombres,
constituye otra forma de discriminación y desigualdad de género. Commented [P1]: Buen enfoque. Al fin algo distinto que
leer.

La integración de las mujeres al mercado del trabajo mejora cada año y en Chile, su
incorporación a la fuerza laboral ha subido más de un 14,3% en los últimos veinte años. A
pesar de esto, las mujeres perciben casi un 15% menos de sueldo que los hombres por cifras
recolectadas por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en
2015 y aun así se ven enfrentadas a un mercado que las castiga económicamente con
productos, que aunque no difieran en su funcionalidad con otros para hombres, van
determinados a cumplir con parámetros que corresponden a la definición capitalista de
feminidad.

Partiendo por lo esencial, en varios países se ha debatido el que las toallas sanitarias y los
tampones sean reconocidos como productos de primera necesidad y por lo tanto, no se
deban pagar impuestos por ellos. Los supermercados catalogan los productos menstruales
como algo de lujo y se logra lucrar con una necesidad del cuerpo femenino. Así también se
ve reflejado en medicamentos como paracetamol en su versión exclusiva para mujer, con
un precio que difiere de otro en su versión regular pero con las mismas características.

Un estudio realizado en 2016 por el Departamento de Asuntos de Consumidores de Nueva


York mostró variaciones en los precios entre productos para mujeres y hombres que
oscilaron entre un 7% en juguetes, un 8% en ropa y un 13% en elementos de cuidado
personal, entre otros. Otros organismos advierten que no existen investigaciones al respecto
en América Latina y por lo tanto este fenómeno no se da en otras partes además del país
norteamericano, cayendo en una falacia ad ignorantiam porque sostiene la verdad a partir
de que no existe un estudio que pruebe lo contrario, pero probablemente esta práctica es
replicada en cada rincón del mundo y es una tasa que pasa desapercibida ya que está
impuesta en nuestra cotidianidad desde los inicios de la sociedad de consumo.

La costumbre de elaborar productos especiales, tal como lo mencionado en el párrafo


anterior, se remonta a décadas atrás en donde los grandes comerciantes daban por hecho
que las mujeres, al sólo desempeñarse en labores domésticas y al no deber de cumplir con
horarios de trabajo, contaban con el tiempo y la responsabilidad de decidir qué comprar,
haciendo así del género femenino su público objetivo. Sin embargo esto está totalmente
descontextualizado a la época en que vivimos y en donde las actividades suelen ser
compartidas entre ambos géneros y claramente no necesitamos de un color o característica
especifica que sea acorde a nuestra identidad.

Algunos manufacturadores expresan que las diferencias de precios en vestuarios se deben a


que las prendas de las mujeres requieren mayor mano de obra y se producen más estilos en
las prendas de una colección femenina que en una masculina. Identificando así, una falacia
de tipo ad hominem ya que el argumento viene de parte de quienes obtienen sus ganancias a
través de la estereotipificación de las actividades, roles y rasgos característicos atribuidos al
género femenino. Actualmente hombres y mujeres son capaces de decidir por prendas y
elementos que van más allá de lo que se ha instaurado, exigiendo neutralidad en colores y
diseños logrando así llegar a un mayor número de personas que podrían sentirse
identificados y sin pagar de más por ello.

Comprendiendo que el problema no está ligado a los costos de producción ya que se habla
de productos prácticamente iguales sin grandes diferencias cualitativas, podemos combatir
esta forma de hacer mercado al no preferir artículos estereotípicos. Quizás tome décadas
lograr transformaciones significativas en igualdad entre los géneros, pero al luchar frente a
estos actos de violencia que ocurren a diario podemos frenar el abuso que las grandes
empresas que, de mano del patriarcado, quiere entregar a una sociedad dispuesta a un
cambio. Las mujeres ya no están presas de la moda ni de la belleza impuesta por el
marketing y la publicidad. Commented [P2]: No tengo mayores reparos con tu
texto. Habría incorporado más análisis de los académicos
que descubrieron el “impuesto verde” nada más.
Estructura Ámbito del pensamiento Características P. ID. P.
crítico OB.
Introducción. 1.- Propósito Párrafo/s de contextualización 5 5
2.- Solucionar un problema o donde indique una tesis.
resolver una pregunta. Párrafos de no más de 10 líneas

Desarrollo 3.- Supuestos Párrafos de argumentación y/o 10 9


4.- Perspectiva contra argumentación (tres
5.- Datos, información y argumentos como mínimo con sus
respectivas partes). Uno de estos
evidencia.
argumentos debe ser inductivo.
6.- Conceptos e ideas Al menos dos contra argumentos.
Indique al menos dos falacias que
haya detectado en la argumentación
de algún punto de vista.
Párrafos de no más de 10 líneas.

Cierre 7.- Inferencias o El cierre debe concordar con lo 5 5


interpretaciones para planteado en la introducción.
realizar conclusiones
8.- Implicaciones y
consecuencias
Otros Estructura Los párrafos se ajustan a la solicitud. 2 2
elementos de Coherencia Se evaluará coherencia local (al 2 2
la evaluación interior de las oraciones) y global
(entre los párrafos del texto).
Extensión Cumple /no cumple 2 2
Faltas ortográficas Se descuenta 0,25 puntos de la nota XXX
final por cada falta ortográfica
(lineal, puntual o acentual).

PUNTAJE TOTAL: 25
NOTA OBTENIDA: 6,7
DESCUENTOS: XXX
NOTA FINAL: 6,7

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