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Capítulo III Del incumplimiento de obligaciones.

El incumplimiento de obligaciones es un fenómeno social que ha acompañado al


ser humano a lo largo del tiempo, cuando se trata de incumplimiento de obligaciones
se refiere a la circunstancia de que el deudor no ha satisfecho al acreedor en la
pretensión obligatoria, es decir, no ha pagado. La relación jurídica que existe que
existe por la obligación, está dirigida a la satisfacción del sujeto.

Es importante señalar que el incumplimiento de las obligaciones puede ser


voluntario o involuntario, es decir, que el deudor con conocimiento de ello no realiza
la aplicación debida, o bien no se ha llevado por causa ajena a la persona, también
debemos afirmar que la indemnización moratoria, el acreedor demanda el
incumplimiento de la obligación, el pago de daños y perjuicios moratorios.

Los hechos provenientes de la naturaleza serian casos fortuitos, también es


importante señalar que mora equivale al retraso en el incumplimiento.

El deudor viola su deber jurídico al ejecutar la obligación, de observar la conducta


prometida. El deudor viola el derecho del acreedor a que el deudor le cumpla la
obligación tal como esta fue contraída.

Referidas algunas cuestiones fundamentales sobre la culpa. Podemos abordar de


inmediato el análisis de carácter culposo del cumplimiento.

El incumplimiento culposo es aquel que deriva de la culpa del deudor y su


naturaleza.

La obligación está presente en todas las actividades del ser humano, como una
consecuencia de su innata condición de convivir con otros sujetos, esto lo podemos
observar desde las actividades de subsistencia hasta las de intercambio de bienes
y servicios en procesos productivos,

Varios autores afirman que el incumplimiento de una obligación depende del deudor,
ya que él tiene la obligación de cumplir, pero en muchos casos hace lo contrario, en
la persona cae una responsabilidad, la cual muchas veces no puede cumplir y allí
es cuando entra el derecho civil.
Por su parte Petit señala que en el derecho romano las consecuencias del
incumplimiento o inejecución de las obligaciones variaban según el objeto. Así, si la
obligación hacia consistir en el pago de una cantidad de dinero o cualquiera otra
cosa in genere, el deudor quedaba obligado, cualquiera que fuese el acontecimiento
que le hubiera impedido pagar lo que debía, de modo que si la moneda o cosas que
se destinaba al pago hubiese perecido, debía procurarse otras ya que todas las
cosas de la misma especie podían servir al pago de la deuda, en obligaciones
resultantes del mutum o del contrato litteris, así como las que nacían ex delicto o
quasi ex delicto.

Agrega que cuando por dolo o a consecuencia de una culpa de la que era
responsable, el deudor no ejecutaba su obligación, o bien cuando la ejecución no
se realizaba en la época convenida, el acreedor podía exigir de el daños e intereses,
esto es la reparación del perjuicio sufrido y tales daños e intereses sustituían al
objeto mismo de la obligación cuando la prestación de la cosa se había hecho
imposible.

Tales daños e intereses se hacían consistir en la calidad del dinero que


representaba el interés que tendría el acreedor en la ejecución completa y regular
de la obligación.

Por ultimo recalcamos que la obligación debe ser cumplidas del modo y en los
plazos establecidos, porque de lo contrario el acreedor puede exigir ya sea el
cumplimiento forzoso o bien su resolución, y como prestación accesoria y
compresora, el pago de los daños y perjuicios causados.
Capítulo IV De la evicción y el saneamiento.

Para comprender la figura del saneamiento por evicción u obligación de


saneamiento es necesario definir evicción, hay evicción cuando por sentencia
judicial se ha despojado al comprador de la cosa que compro, en virtud de un
derecho que pertenecía a un tercero.

En nuestro código civil del Estado de Yucatán, articulo 1290.- establece que habrá
evicción cuando el que adquirió alguna cosa fuere privado de todo o parte de ella
por sentencia que cause ejecutoria en razón de algún derecho anterior a la
adquisición. Por ejemplo: una persona que poseía la cosa antes de que fuera
vendida inicia un proceso de pertenencia y por medio de sentencia se le reconoce
la prescripción adquisitiva de dominio y este despoja al comprador en virtud del
derecho reconocido por medio de la providencia judicial.

Para que se dé el saneamiento por evicción es necesario que la causa sea anterior
a la venta. La obligación del saneamiento por evicción comprende lo siguiente: la
resolución del precio de la cosa vendida, el pago de los gastos del contrato
sufragados por el comprador, el pago del valor de los frutos que el comprador
hubiese sido obligado a restituir al vendedor, el pago de las costas que el comprador
hubiere sufrido a causa de la demanda, el pago de aumento del valor de la cosa
evita que esta haya tomado en poder del comprador.

Con esta acción se busca proteger al comprador de una cosa, para que cuando este
se vea perturbado o privación de la cosa y además reclamar por los vicios ocultos
de la misma.

Como se aprecia en un principio el saneamiento fue considerado como un efecto


del contrato de compraventa, luego se extiende a los contratos traslativos de título
oneroso y finalmente a todo tipo de contrato traslativo sea oneroso o gratuito.

La obligación de sanear por evicción, por vicios redhibitorios y por hechos propios
del transferente tiene lugar por ministerio de la ley, aunque las partes no la hayan
estipulado expresamente. Las partes contratantes pueden convenir que la
obligación de sanear sea aumentada, disminuida o suprimida totalmente.
Pero la convención no funciona cuando se pretenda liberar o limitarla obligación de
saneamiento del transferente por un hecho voluntario suyo o cuando este, en la
celebración del contrato, ha actuado con dolo o culpa inexcusable, porque no se
puede tolerar que el transferente se aproveche de su propio fraude, si se puede
admitir que el adquirente haya pedido que lo engañen impunemente.

Los que sostienen que la obligación del saneamiento garantiza la posesión pacífica
y útil del bien, dicen que el fundamento del saneamiento es asegurar, garantizar la
posesión pacífica y útil del bien, siendo determinante la finalidad de la adquisición.

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