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Christian Wolff intentó llevar la filosofía leibniziana de la variopinta tonalidad teórica hacia
el encuadre paisajístico propio de la sistemática. Su motivo principal, como él mismo lo
dice en el primer prólogo a sus vernünfftigen Gedancken, fue llevar la educación y virtud a
los hombres para la felicidad del género humano1. Sus obras tuvieron un margen de ventas
(y de ediciones) igualable al que había tenido el Ensayo de Locke en Inglaterra, a diferencia
de que su éxito estuvo consumado en vida; de la llamada Metafísica Alemana se conocieron
doce ediciones hasta 1752, de la Lógica catorce hasta 17542, año de su muerte. En línea
directa y representante igualmente del movimiento ilustrado alemán se encuentra Alexander
Gottlieb Baumgarten (1714-1762) nacido en Berlín.
Uno puede preguntarse efectivamente cuál fue la razón de su ocaso, siendo que el más
grande crítico de la metafísica (su demoledor, como muchos dirían) lo aplaudía y promovía
como el más laudable autor en tales materias, el texto era aún rentable en la época de los
setentas, y la formación académica todavía dependía de contextos clásicos como el
sustentado por la filosofía leibniziano-wolffiana. Pero su olvido fue más allá de las aulas,
las historias de la filosofía pocas veces le dedican espacio, y no hubo autor que se detuviera
en el análisis de su sistema, incluso hoy es difícil encontrar un libro entero que trate sobre
su filosofía, en especial, metafísica. Hegel no le dedica ni una página completa en su
Historia de la filosofía, ni siquiera una obra tan específica como El problema del
conocimiento de Cassirer se detiene mucho en su explanación, en otros textos muy pocas
veces es citado y muchas veces vituperado como el ejemplo de filosofía a superar con la
crítica kantiana.
1
Vid. MA Vorrede (Trad. p. 39).
2
Cf. MA (Trad. p. 30).
3
Prolegómenos (AA. p. 326).
4
Cf. Lectures on Metaphysics (pp. 417ss).
Pero hay que empezar por la cosa misma. Calificar a Baumgarten como un filósofo
leibniziano-wolffiano sin más es ignorar simpliciter su actitud y sistematicidad indagativa.
Es cierto que se puede considerar su exposición metafísica como una extensión en sentido
histórico de las pretensiones de aquellos, pero sería más adecuado decir que dentro de su
sistema Wolff y Leibniz5 tienen un papel preponderante en su progreso. Por ejemplo, su
definición de filosofía entra en pugna con la de Wolff, en su Discurso Preliminar el último
la define así: “La ciencia de los posibles en tanto estos pueden ser” (DP §29), en cambio en
su Acroasis Lógica el primero dice: “ciencia de las cualidades de las cosas que son, siendo
conocidas sin fe” (§35). Hymers y Fugate dan dos hipótesis, una es que la definición de
Wolff no discordaría en la explicación de los objetos matemáticos, y por eso la precisión
del otro al decir cualidades, otra es que la definición de Wolff podría confundirse con una
especie del conocimiento histórico cual es la religión revelada 6. La elucidación de
Baumgarten es más clara en su exposición misma de la Metafísica.
Dentro de la metafísica las disciplinas más importantes y que deben desarrollarse para
alcanzar dichos primeros principios son: Ҥ2 Ad metaphysicam referuntur ontologia,
cosmologia, psychologia, et theologia naturalis.” La ontología, la cosmología, psicología y
teología natural. Sobre el término ontología se pueden ver las páginas de Reale 7, Goclenius
fue el primero, después Lorhardus, Clauberg, mientras que Ch. Scheibler dio la distinción
entre metaphysica generalis y specialis. De ellas la ontología es la ciencia fundamental o de
base, es la expresión científica (demostrativa) de la condición natural desarrollada en el
siguiente parágrafo.
“La ontología es la ciencia de los predicados más generales del ente” (§4) y estos “son los
primeros principios del conocimiento humano” (§5). El vuelco que presentan las filosofías
de Wolff y Baumgarten va en dirección contraria a la tradición escolástica en cuanto la
metafísica es anterior como condición natural y prolegómeno teórico a la ciencia de los
predicados del ente. Su correspondencia tiene que ver con la inmanencia propia que dio la
filosofía desde los tiempos de Descartes yendo más allá, entrañando así el vínculo
inseparable entre ser y pensar, pero dando prioridad ciertamente al papel del conocimiento.
Suárez había dicho que el objeto de la metafísica era el ente en cuanto ente real (D1, s1,
26)9 y en base a su disposición sistemática de las disputaciones ordenaba las propiedades
del ente, muchas veces en consonancia con los principios, pero esto no es lo mismo que
ordenarlos según el marco propio de la modalidad inaugurado por Leibniz y continuado por
los otros dos. En el caso especial de Baumgarten había que preguntarse primeramente ¿por
qué distinguir metafísica y ontología?
Después de los prolegómenos acerca de la ontología, inician los parágrafos acerca de los
predicados internos universales del ente y la primera sección está dedicada a lo posible.
“Nihil negativum, cf. §. 54, irrepraesentabile, impossibile, repugnans, (absurdum, cf. §. 13,)
contradictionem involvens, implicans, contradictorium, est A et non - A, seu, praedicatorum
contradictoriorum nullum est subiectum, seu, nihil est, et non est. 0 = A + non - A. Haec
propositio dicitur principium contradictionis, et absolute primum.” (§7) “”
8
KrV, Prólogo a la segunda edición.
9
En el Catalogus librorum a viro excellentissimo amplissimo Alexandro Gottlieb Baumgarten p. 103. se
encuentra el registro de las Disputaciones Metafísicas de Suárez.