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CULTURA GENERAL: UNIDAD I

EL SER HUMANO: EL HOMBRE Y SU DIGNIDAD HUMANA. CARACTERISTICAS DE LA VIDA HUMANA.

QUE ES EL SER HUMANO?

El ser humano es un ser social, es un ser histórico, es un ser encarnado de una realidad y es allí en donde
se manifiesta como ser de posibilidades.

Abarca la realidad físico-química, más lo espiritual. La persona humana goza de un carácter singular que
la convierte en entidad única e irrepetible; por esto mismo, la persona humana goza de unas cualidades
que la constituye la definen y la distinguen. Definir el ser humano constituye tener en cuenta las distintas
cualidades que en el se destacan.

La persona humana es un subsistente en el orden del espíritu, tiene una profunda anterioridad, es auto
consciente, libre y puede autodeterminarse, goza de una corporalidad, posee como dimensiones que lo
caracterizan la coexistencia, la alteridad y la comunicabilidad, y su dimensión trascendente la libertad
como elemento fundamental y la dignidad como valor absoluto del ser humano.

El ser humano es un ser social por naturaleza, trascendente e irrepetible, se diferencia de los animales
por su inteligencia y razón, los animales tienen reacciones instintivas que los obligan a hacer ciertas
cosas y les impide hacer otras.

Los seres humanos por el contrario vivimos conformes a reglas y normas. El hombre en su devenir no ha
dejado de inventar cosas nuevas. Los seres humanos tenemos razón además de instintos, el hombre es
el único ser que posee la palabra, posee el sentido de lo bueno y lo malo y es capaz de participar en
comunidad, como decía Aristóteles “El hombre es un animal político”.
El ser humano es libre, tiene conciencia de su grandeza y de sus limitaciones y lucha por cada vez vivir
más y mejor. Las ciencias humanas han constituido un avance en la medida que estudian al ser humano
en sociedad.

El concepto de dignidad humana es una expresión eminentemente ética. En diversas constituciones


latinoamericanas, este concepto aparece expresamente en relación con el respeto absoluto que se le
debe a la persona humana. La Ley fundamental de la República Federal vincula la dignidad humana con
los derechos fundamentales y considera como un deber del Estado protegerla. Allí puede leerse, por
ejemplo, lo siguiente: "La dignidad humana es intangible. Respetarla y protegerla es obligación de todo
poder público. (...) El pueblo, por ello, reconoce los derechos humanos inviolables e inalienables como
fundamento de toda comunidad humana, de la paz y de la justicia en el mundo". En el Artículo 1 del
"Preámbulo" de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) se afirma que "todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos". En general, el concepto de dignidad humana
remite al valor único, insustituible e intransferible de toda persona humana, con independencia de su
situación económica y social, de la edad, del sexo, de la religión, etcétera, y al respeto absoluto que ella
merece.

Fundamentación de la dignidad humana

Como es sabido, Kant distingue claramente entre "valor" y "dignidad". Concibe la "dignidad" como un
valor intrínseco de la persona moral, la cual no admite equivalentes. La dignidad no debe ser confundida
con ninguna cosa, con ninguna mercancía, dado que no se trata de nada útil ni intercambiable o
provechoso. Lo que puede ser reemplazado y sustituido no posee dignidad, sino precio. Cuando a una
persona se le pone precio se la trata como a una mercancía. "Persona es el sujeto cuyas acciones
son imputables (...) Una cosa es algo que no es susceptible de imputación" (Kant, I. 1989, 30). De ahí que
la ética, según Kant, llegue sólo hasta "los límites de los deberes recíprocos de los hombres" (Kant, I.
1989, 371).

El hombre es un ser sociable por naturaleza, porque es sujeto de necesidades y el curso de su existencia
no es otra cosa que, el impulso por satisfacerlas. Mientras mayor es el grado de civilización e instrucción,
son mayores sus necesidades, las mismas que solo en sociedad puede satisfacerlas, pero actuando
siempre hacia el bien de todos y con un buen comportamiento.

El hombre es sujeto de necesidades primarias y secundarias; las primeras, de orden fisiológico,


especialmente para conservar su vida, como: el hambre, la sed, el reposo y la actividad. Las segundas, de
orden asociativo, como: la familia, la comunidad, las instituciones, etc. Estas influyen en la vida diaria,
puesto que para poder convivir tiende a desplazar una serie de actitudes positivas ante los hechos,
acontecimientos y personas, para lo cual es necesario un tipo de conducta o comportamiento estable
frente a las situaciones que se le presenten y una serie de aptitudes que le ayuden a la consecución de
sus fines y que le den un temperamento fijo y permanente, determinado por factores, tanto psíquicos,
como afectivos, que le conducen al ser introvertido, cuando existe un marcado interés en su realidad
interna, o extrovertido cuando se orienta hacia el medio ambiente social que le rodea.

AMPLIACION

El hombre no vive solo ni aislado; necesita de los demás para desarrollar su vida. “Existir implica
coexistir, vivir es convivir”.

Ningún organismo vivo es biológicamente solitario en su origen y pocos –afirman los biólogos- lo son
durante su vida. La mayor parte de los organismos vivos –tanto los inferiores como los superiores- se
hallan normalmente comprometidos, en cierta manera, en una clase de vida social.

Vivir es CONVIVIR con los otros, pues la existencia humana, es nuestra propia vida. Es una actividad
comunicativa. - El hombre no vive aislado. “En la historia de la humanidad no es posible encontrar
personas aisladas. La evolución de la humanidad sólo fue posible porque el género humano era una
comunidad. Todos los problemas de la vida humana exigen capacidad para la cooperación y
preparación para ella, signos visibles del sentimiento social. En esta disposición se incluyen el valor y
la felicidad que no se los encuentra en ninguna otra parte…" Autor: Alfred Adler. Interés social: “Un
desafío de la raza humana”.

- Ningún organismo vivo es biológicamente solitario. “La mayoría de los animales y plantas viven en
asociaciones, resabios, colonias o sociedades, y aún las llamadas especies solitarias, son miembros
obligatorios más o menos cooperativos de grupos o asociaciones de individuos de diferentes especies…”
Autor: W.M. Wheeler “La vida social de los insectos”.

“Un individuo solitario, independiente por completo de los demás, es en gran medida una ficción. En
realidad la mayoría, más aún, casi todos los seres vivientes, existen en comunidades más o menos
integradas y la capacidad para mantener esas asociaciones implica cierta cooperación…”

LA PALABRA. Un atributo del hombre

La capacidad de pensar y de hablar son atributos sobresalientes de los seres humanos. La palabra es
ineludible, está presente en todas las actividades del hombre. El lenguaje permite incrementar la
capacidad de información. La necesidad de convivir impulsa al hombre a crear relaciones sociales. - la
capacidad de pensar es el atributo sobresaliente del hombre, la superioridad de la inteligencia del ser
humano sobre las otras especies animales está dada por la posibilidad que tiene de razonar y de hablar.
Al poseer la capacidad de razonar y de hablar, el hombre transforma constantemente su forma de vida.
Utiliza sus conocimientos que en conjunto constituyen su cultura para perfeccionarse; desde obtener su
alimento y guarecerse, hasta ampliar su saber y satisfacer sus necesidades materiales y espirituales.
Su propia experiencia de vida permite al hombre desarrollar nuevas ideas y transmitir, de generación en
generación, los resultados de esa experiencia.

LA SOCIEDAD: Los hombres y sus relaciones

La sociedad está compuesta de personas (hombres y mujeres que se relacionan entre sí). Podemos
afirmar, entonces, que la sociedad está integrada por la totalidad de los seres humanos y sus relaciones.
En un sentido menos amplio, cuando se piensa en una sociedad determinada, se alude a un conjunto de
seres que viven o vivieron juntos en un determinado territorio o Estado. En tal sentido, es común
hablar de sociedad argentina o sociedad primitiva o sociedad urbana. La Sociedad exige cooperación.
El hombre tiene una gran cantidad de necesidades fisiológicas, debe respirar, comer, beber, dormir,
mantener su salud, evitar el dolor, etc. Estas necesidades básicas constituyen la condición biológica
mínima que deben satisfacer todos los hombres para vivir.

El don humano de la palabra

Los animales carecen de palabra y la enorme superioridad del hombre sobre los animales se debe casi
por completo al don humano de la palabra. Los lactantes e infantes de hasta dieciocho meses de edad
no son mentalmente muy diferentes de los chimpancés de la misma edad; sólo cuando comienzan a
aprender el lenguaje aventajan con rapidez a sus contemporáneos simios. Incluso los adultos no
muestran una inteligencia netamente superior a la de los animales mientras su mente carece de la ayuda
del lenguaje.

En ausencia de claves lingüísticas el hombre ve, oye y siente cosas, se mueve, explora sus alrededores
y aprende a conocer su camino de manera muy similar a la de los animales. Autor Michel
Polanyi; “El estudio del hombre”. Sin embargo, si quisiéramos buscar la palabra que describiese la
sociedad mejor que ninguna otra, esa palabra sería cooperación.
Los impulsos hacia la conducta cooperativa se encuentran presentes en el hombre desde el nacimiento.

Cooperación debe ser entendida, entonces, como una interacción entre los hombres con vistas al apoyo
mutuo. ¿Qué pasa cuando el hombre pierde sus impulsos a la cooperatividad? Este sentimiento es
reemplazado por una exagerada tendencia a la combatividad y por un desaforado impulso competitivo
generando conductas antisociales. Antropólogos y psicólogos sociales coinciden en afirmar que las
conductas antisociales son hijas de la frustrada necesidad de cooperar.

EL HOMBRE TIENE: “Apetito social”

La necesidad de convivir impulsa al hombre a crear relaciones sociales es decir, conductas y acciones
denominadas en su conjunto interacciones, desplegadas con otros hombres o grupos, a fin de satisfacer
ciertas necesidades.

ALGO PARA LAMENTAR

Actualmente notamos que el hombre moderno es absolutamente egoísta con su tiempo, cada uno vive
para sí, y si es necesario, contra sus semejantes. Así, en el mundo occidental cada hombre ha llegado
a estar solo, como una isla completa en sí misma, pues ¿si uno no es para sí, quién lo será?. La misma
competencia es la ley de la vida. Por consiguiente competimos. Esta visión de la vida es
peligrosamente falsa, y sin embargo motiva en gran parte la conducta de la mayoría de las personas del
mundo de Occidente y han llevado al hombre al lamentable estado de conflicto personal, interpersonal e
internacional en el que hoy se encuentra.

ACTIVIDADES

RELACIONES CULTURALES
Todas las actividades del hombre son parte de las relaciones culturales del hombre. Las relaciones
sociales determinan en el hombre “relaciones culturales”, que son aquellas interacciones que reflejan un
particular estilo de vida que caracteriza las actividades del grupo. Todo lo que el hombre crea y
transforma forma parte de su cultura. Pero la cultura no es obra del hombre aislado: toda sociedad
cooperativamente contribuye a formarla.

RELACIONES MORALES

Todo hombre –no importa su raza o sus creencias- tiene derecho al respeto de su honra y su dignidad
sin sufrir injerencias arbitrarias en su vida privada. Las relaciones morales se definen como el
comportamiento aceptado por todos. Morales deriva del “latín mores” que significa “costumbres”. Son
éstas las que establecen los valores fundamentales de una buena convivencia. Todos los usos y
costumbres de la sociedad están regulados por la “ética”, que es la disciplina que trata de la moral y las
obligaciones de la convivencia humana. Las normas éticas o morales no plantean COMO DEBEN ser
las interacciones con los otros hombres: fijan lo que está bien según lo aceptado por el conjunto de la
sociedad. Es decir, entonces, que el código moral usado por determinada sociedad puede no
corresponderse totalmente con el utilizado en otras. La deshonestidad, la mentira, la intolerancia, la
falta de cooperación, el insulto son inmorales, es decir, están reñidos con la moral. Las normas
morales regulan el comportamiento humano, desde el punto de vista del bien común. No son
patrimonio de un grupo ni de una elite ni de una clase social.

LA DIGNIDAD HUMANA

Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad. Nadie puede ser
objeto de injerencias arbitrarias y abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su
correspondencia, ni de ataques ilegales a su hornra y reputación. Art. 11. Pacto de San José de Costa
Rica. 1969. (incorporado a nuestras propias normas constitucionales). Las relaciones religiosas ligan a los
creyentes mediante un sentimiento espiritual garantizado por la libertad de cultos. Del latín religo,
que significa (atar, ligar, sujetar), son parte de un sentimiento espiritual que la mayoría de los hombres
tiene desde sus orígenes. Al plantearse el origen de la vida y su destino final. La muerte es una fuente
de reflexión para el ser humano que poco a poco lo ayuda a elaborar varias y diferentes respuestas.
Surgió así un Dios, un conjunto de fuerzas sobrenaturales en las que cree y a quienes rinde culto. Las
relaciones religiosas tienen una fuerte base moral a la que el creyente debe sujetarse. Así un cristiano,
un judío o un musulmán –por ejemplo- y sólo para nombrar las más importantes religiones monoteístas
de nuestro tiempo se ligan a los dogmas y prácticas rituales que cada una de ellas determina.
Antiguamente una creencia religiosa tendía a imponerse sobre las demás o sobre los no creyentes de
manera imperativa e intolerante. Esta actitud dio lugar a crueles persecuciones y actos de
discriminación. Hoy en día las relaciones entre las distintas creencias religiosas (o entre los creyentes
y los que no practican ninguna), se fundamentan en los países democráticos en uno de los atributos
básicos de nuestra sociedad: la libertad de cultos, sin la cual no hay convivencia posible. Las
relaciones religiosas forman parte de un cuerpo de creencias espirituales fundamentadas en el amor a
un ser supremo y en una fe incuestionable para el creyente. De ellas han surgido valores morales que a
menudo se extienden a la sociedad toda, aún a los no creyentes. La tolerancia de esa disparidad conduce
a un mutuo enriquecimiento moral.

EL HOMBRE TIENE DIGNIDAD

Ser digno significa merecer algo de manera favorable, tener honor en el obrar, es no cometer ni tolerar
actos vergonzantes ni humillantes. La dignidad es pues una condición específicamente humana sobre
la que debe fundamentarse la actuación del hombre en la sociedad de la que forma parte. 

DIGNIDAD Y LIBERTAD

La libertad es responsabilidad y la responsabilidad de cada uno de nosotros es hacer lo que podamos,


en todas partes, para mejorar la suerte del hombre. El hombre como ser sociable, que se comunica y se

integra a un grupo o a una comunidad, necesita que estos le garanticen una “existencia digna”. Los
elementos básicos de la dignidad humana son: - Derecho a trabajar y ganarse su sustento. - Derecho al
sano esparcimiento. - Derecho a una protección social. - Derecho al respeto por sus creencias religiosas y
opiniones políticas.

EL HOMBRE ES LIBRE

Cualquier persona que analice la sociedad en que vive tendrá que resolver un “Problema” que se
plantea en dos enunciados. El hombre fue hecho para el Estado, o el Estado fue hecho para el
hombre.

PENSAR NO ES UN DELITO

Quien piense lo contrario será autoritario, totalitario, dado que acepta que el Estado está por encima
del hombre, hasta el punto de hacerle perder su libertad.

LOS FALSOS VALORES

La vida de todo ser humano es parte de la nuestra. Todos estamos comprometidos con la
humanidad. Cada uno de nosotros es responsable de todo, ante todos los demás. Los seres humanos
desgarrados y atormentados por inseguridades y distensiones internas, por dudas y ansiedades, y
condicionados por competir los días laborales y a amar a sus semejantes los domingos, no pueden
resistir mucho tiempo más. Un pueblo con tales personas debe zozobrar finalmente en el escollo de
sus falsos valores. Autor: A. Montagu “¿Qué es el hombre?”

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