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En muchas ocasiones en lugar de TGD se prefiere hablar de los Trastornos Generales del
Desarrollo del Espectro Autista porque este término abarca con mayor precisión todas las
posibles problemáticas de las áreas del desarrollo.
¿Cuál es el origen?
Todavía no se han determinado las causas concretas del origen de este trastorno, pero este
abarca aspectos como anormalidades en la estructura del cerebro, alteraciones en los
neurotransmisores y probablemente una base genética.
En contra de los que se dice en muchas ocasiones, el niño que padece TGD es capaz de tener
un buen contacto visual, demostrar cariño, sonreír y mostrar una variedad de emociones pero
en diferentes grados. Como cualquier otro niño, pueden responder al medio ambiente de
forma positiva o negativa.
Es necesario enfatizar la importancia que tiene una temprana consulta al especialista ya que
realizar un diagnóstico precoz le permitirá al niño y su familia seguir un tratamiento adecuado,
promoviendo al máximo sus potencialidades
Estas son algunas de las conductas ante las cuales hay que estar alertas:
En el área de la comunicación:
No responde a su nombre.
No sigue consignas.
No señala ni saluda.
En el área social:
No presta atención.
En el área conductual:
Hace berrinches.
Es hiperactivo.
Es oposicional y no colabora.
Los Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD) incluyen un grupo de trastornos que afectan
el crecimiento de los niños durante los primeros años de vida. Se trata de un conjunto de
alteraciones caracterizadas por retrasos en diferentes áreas del desarrollo, como las
habilidades para la comunicación y la interacción social que inciden a su vez en las actividades,
intereses y comportamientos de los niños. Sin embargo, aunque estos trastornos comienzan
en la infancia, sus alteraciones se suelen mantener hasta la edad adulta.
El autismo es el TGD más conocido pero no es el único. Dentro de los TGD también se
encuentra el Síndrome de Rett, el Síndrome de Asperger, el Trastorno Desintegrativo Infantil y
el Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado. Todas estas alteraciones del
desarrollo comparten causas, signos y manifestaciones. De hecho, en muchos casos es difícil
distinguir entre una alteración y otra, razón por lo cual el nuevo Manual Diagnóstico de los
Trastornos Mentales, ahora hace referencia a trastornos del espectro autista.
Las causas del TGD son variadas, la mayoría de los especialistas consideran que se trata de
trastornos multicausales. No obstante, hasta el momento uno de los factores más estudiados
ha sido la genética, y se ha descubierto que existen grandes probabilidades de desarrollar un
TGD si los niños tienen una herencia autosómica recesiva o una herencia unida al cromosoma
X frágil.
Asimismo, se conoce que las infecciones víricas como la rubeola, la sífilis, la toxoplasmosis y la
varicela durante el primer trimestre del embarazo también pueden afectar al feto durante su
desarrollo. De igual manera, las complicaciones durante el parto como la isquemia, la hipoxia o
una hemorragia intracraneal pueden provocar un TGD.
Otros estudios han sugerido que el manejo y/o la exposición a productos químicos por parte
de los padres pueden aumentar también el riesgo de padecer TGD en sus hijos. Este trastorno
también se ha relacionado con el hipotiroidismo en los padres y la infertilidad o los abortos en
las madres. No obstante, no se puede hacer referencia a un único factor, sino más bien a una
concatenación de estos.
Esta es una de las áreas más afectadas en los niños con un TGD ya que son incapaces de
desarrollar una comunicación e interacción social adecuadas. Esto se debe a que tienen
afectaciones en la capacidad para comprender a las personas, así como para expresar y
reconocer las emociones y los sentimientos, tanto los propios como los ajenos. Por eso, es
usual que no miren a los ojos, que tengan problemas para crear nuevos vínculos afectivos y
que les resulte difícil mantener una simple conversación, sobre todo cuando no versa sobre un
tema que les interese.
Capacidad intelectual
La mayoría de los niños que tienen un TGD ligero presentan un coeficiente intelectual
normal o superior a la media. Sin embargo, cuando se trata de un TGD profundo, es usual que
aparezcan problemas en esta esfera. De hecho, se conoce que alrededor del 30% de los niños
con TGD tienen un retraso intelectual ligero y cerca del 40% un retraso de moderado a
profundo.
Atención y memoria
Los niños con TGD se caracterizan por tener una memoria muy selectiva; es decir, pueden
recordar una gran cantidad de detalles relacionados con temas que les resulten interesantes
pero no le prestan atención a otros asuntos. Por ejemplo, estos niños pueden memorizar
cientos de números de teléfonos pero no recuerdan un simple recado.
Lenguaje y pensamiento
Las alteraciones en el lenguaje es uno de los signos más significativos del TGD, estos niños
suelen tener dificultades para mantener un ritmo, tono, volumen y una entonación
adecuados a lo largo de una conversación. Además, suelen presentar un vocabulario bastante
reducido y estereotipado, por lo que la ecolalias es frecuente. Asimismo, es usual que tengan
problemas para seguir instrucciones simples, ya que tienen dificultades para comprender el
lenguaje.
Psicomotricidad y sensopercepción
Los problemas en el desarrollo de la psicomotricidad son frecuentes en los niños con TGD. De
hecho, la mayoría tiene dificultades para desarrollar la motricidad fina y la coordinación
motora, a la vez que presentan anomalías posturales y una conducta estereotipada. Además,
les resulta difícil manejar la información sensorial proveniente del entorno, por lo que es usual
que den respuestas inadecuadas a los estímulos sensoriales.