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01/11/1996
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Este proceso requiere un elevado grado de especialización, por lo que son muy pocas las
empresas que lo realizan. Sin embargo, cada vez es mayor la demanda de superficies no
convencionales
Las superficies texturizadas, con una gran diversificación, dan el toque de acabado a
productos cada vez más numerosos. Sus aplicaciones en el campo de la decoración
permiten casar formas, colores y superficies
Desde el punto de vista utilitario, obtienen superficies antideslizantes o poco sensibles a las
huellas de los dedos y, en el automóvil, los tableros y volantes se benefician de un tacto
adherente y superficies antirreflectantes. Al mismo tiempo, es posible disimular defectos
superficiales previsibles en piezas moldeadas, como aguas o líneas de flujo o de soldadura.
Actualmente, para llevar a cabo este trabajo se utiliza casi exclusivamente, con alguna
excepción que luego mencionaremos, el texturizado químico, que es el más económico de los
tratamientos de superficie pues, si bien su coste se añade al del molde, no son necesarios
retoques en las piezas de serie.
El texturizado químico se realiza actualmente mediante un proceso foto-técnico que
frecuentemente requiere retoques manuales de acabado, por lo que es difícil de realizar sobre
superficies de formas complejas poco accesibles para el operador.
Una vez se ha completado este proceso se eliminan las partes de película protectora que
deben quedar en bajorrelieve sometiéndolas a una fuente luminosa de gran potencia que no
afecta a las que deben quedar en relieve en el molde (bajorrelieve en la pieza) por la
protección óptica del diseño impreso.
La siguiente fase es el tratamiento con líquido corrosivo que ataca a las partes no protegidas
por la película residual, sin que pueda atacar a las protegidas por la película. De este modo se
crean las depresiones correspondientes, que no suelen tener valores de profundidad mayores
de unas decenas de micras.
En la mayoría de los casos se trata de obtener superficies mates pero, si no es así, se puede
completar el tratamiento del molde un pulido final, que es, en general, el último a menos que
sea necesaria una deposición galvánica de cromo para los moldes que sufren la abrasión del
material moldeado, como es el caso de los prensados de SMC. Es también posible someter al
molde a tratamientos de endurecimiento por técnicas que no aumenten el espesor de la capa
de superficie.
Los talleres de texturizado están equipados para manejar y tratar una gran variedad de
moldes, muchas veces con un peso considerable. La amortización de estos variados equipos
tiene un incidencia importante en el coste de la operación, y el trabajo de texturizado requiere
personal con un alto grado de especialización, por lo que no es nada frecuente que los
fabricantes de moldes, aún los mayores, dispongan de sus propias instalaciones para este tipo
de trabajo.
Un procedimiento alternativo al texturizado químico es el empleado para fabricar moldes de
piezas muy complejas, como los volantes de automóvil de alto de gama que deben presentar
una apariencia de cuero irreprochable. Los moldistas envían un volante a recubrir a alguna
marroquinería de primera línea para que efectúe el recubrimiento con cuero auténtico, con
cosidos destacados y luego se obtiene el molde a partir de este modelo, bien por colada de
PUR o por galvanoplastia.