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LA INTELIGENCIA

La palabra inteligencia proviene del latín intellegere, término compuesto de intel


«capacidad» y legere «adaptar, escoger». La inteligencia permite elegir las mejores
opciones para resolver una cuestión, siendo así, el individuo posee la capacidad de
aprender de las problemáticas de la vida cotidiana logrando predecir o moldear una
mejor decisión de un futuro cercano partiendo de una situación pasada, puede ser
relacionada con la percepción empírica dado que surgen nuevos retos a diario.

Se convirtió en el término medieval "intelligentia" para la comprensión. Sin embargo,


este término estaba fuertemente ligado a las teorías metafísicas y cosmológicas del
escolasticismo teleológico, incluidas las teorías de la inmortalidad del alma y el
concepto de Inteligencia Activa. Todo este enfoque del estudio de la naturaleza fue
fuertemente rechazado por los primeros filósofos modernos como Francis Bacon,
Thomas Hobbes, John Locke y David Hume que preferían la palabra conocimiento

Desarrollo intelectual

El psicólogo suizo Jean PIAGET (1896-1980) es uno de los que mejor ha estudiado el
proceso de maduración intelectual en los seres humanos. Según él, cuando nacemos
sólo disponemos de unas cuantas conductas innatas: succionar, agarrar, moverse, etc;
estos reflejos son la base sobre la que el niño, en contacto con el entorno, irá
desarrollando esquemas de actuación, resolviendo los problemas que se le presentan y
construyendo así su inteligencia.

Piaget divide el desarrollo de la inteligencia del niño en 4 etapas:

1) estadio sensorio-motriz (0-2 años)

2) estadio pre-operacional (2-7 años)

3) estadio de las operaciones concretas (7-12 años)

4) estadio de las operaciones formles (12-16 años)


Medición

El cociente intelectual, también denominado coeficiente intelectual o CI en forma


abreviada (en alemán Intelligenz - Quotient, IQ), es una puntuación, resultado de
alguno de los test estandarizados diseñados para medir la inteligencia. Fue empleado
por primera vez por el psicólogo alemán William Stern en 1912, como propuesta de un
método para puntuar los resultados de los primeros test de inteligencia para niños,
desarrollados por Alfred Binet y Théodore Simon a principios del siglo XX, de forma
que pudieran compararse entre sí. En dicho método, se dividía la "edad mental" por la
"edad cronológica" y se multiplicaba el resultado por 100, dando como resultado el
mencionado cociente.

Aunque aún se emplea habitualmente el término CI para referirse al resultado de un


test de inteligencia, la puntuación de los test empleados hoy día, como el Wechsler
Adult Intelligence Scale, se basa en la proyección del rango medido del sujeto en
una campana de Gauss formada por la distribución de los valores posibles para su
grupo de edad, con un valor central (inteligencia media) de 100 y una desviación
estándar de 16. Los valores por encima de 100 están por encima de la media; los
valores por debajo de 100 están por debajo de la media. Distintos test pueden tener
distintas desviaciones estándar.

Teorías múltiples

El concepto de Inteligencias Múltiples fue desarrollado por el psicólogo


estadounidense Howard Gardner durante la década de los años 80, y representa una
idea muy poderosa: que las capacidades de nuestra mente no forman parte de una
sola habilidad llamada inteligencia, sino de muchas que trabajan en paralelo y que,
muchas veces, son ignoradas o eclipsadas simplemente porque no las valoramos.

De este modo, Gardner rechazaba la idea de que existiese una inteligencia unitaria
capaz de ser medida por pruebas de lápiz y papel. Si los seres humanos nos
caracterizamos por ser increíblemente versátiles a la hora de adaptarnos a retos
novedosos e improvisar, ¿por qué deberíamos hacer que la manera en la que medimos
el potencial de nuestra mente sea tan rígida?
¿Por qué no reconocer que todo aquello que nos hace únicos y especiales se encuentra
en habilidades mentales que no tienen que ver solo con resolver puzzles y operaciones
matemáticas, sino que también involucran la sensibilidad artística o la gestión de las
emociones?

Así pues, Gardner desarrolló la Teoría de las Inteligencias Múltiples, según la cual cada
persona dispone de varios tipos de habilidades mentales que son independientes entre
sí. De este modo, alguien que obtiene una puntuación de Cociente Intelectual muy alta
podría ser muy mala en la mayoría de las inteligencias que son ignoradas por el test
que ha rellenado, y alguien que ha obtenido una puntuación muy baja podría ser un
genio incomprendido en otras habilidades.

1. Inteligencia lingüística

Una de las inteligencias más valoradas, ya que gracias a ella somos capaces de usar con
mayor o menor pericia el lenguaje, que es la herramienta gracias a la cual nos
relacionamos y construimos sociedades complejas.

Por supuesto, la inteligencia lingüística no se limita al modo en el que hablamos, sino


que incluye la facilidad con la que escribimos y comprendemos lo que dicen los
demás. Es por eso que los escritores y periodistas son los que mejor aprovechan esta
habilidad.

2. Inteligencia lógico-matemática

Tradicionalmente, esta ha formado parte del núcleo de las pruebas de inteligencia, y es


muy valorada porque permite ver hasta qué punto se es hábil realizando operaciones
mentales que tienen que ver con un sistema formal, como por ejemplo la tarea de
resolver una ecuación o de detectar una falacia lógica.

Además, estos son ejercicios que son válidos en cualquier contexto cultural y casi no
dependen de los conocimientos que hemos memorizado, de modo que esta
inteligencia es muy cotizada en el mercado laboral.
Los matemáticos y programadores son especialmente buenos en esta habilidad, así
como los filósofos lógicos.

3. Inteligencia espacial

La inteligencia espacial tiene que ver con nuestra habilidad a la hora de recrear
espacios en nuestra imaginación y manipularlos mentalmente. Por ejemplo, se puede
utilizar para resolver puzzles con figuras tridimensionales, para conducir un vehículo o
para encontrar la salida en un laberinto.

Inteligencia emocional

La Inteligencia Emocional es uno de los conceptos clave para comprender el rumbo


que ha tomado la psicología en las últimas décadas.
De un modelo preocupado fundamentalmente en los trastornos mentales por un lado
y por las capacidades de razonamiento por el otro, se ha pasado a otro en el que se
considera que las emociones son algo intrínseco a nuestro comportamiento y actividad
mental no patológica y que, por consiguiente, son algo que debe ser estudiado para
comprender cómo somos.

Así pues, la Inteligencia Emocional es un constructo que nos ayuda a entender de qué
manera podemos influir de un modo adaptativo e inteligente tanto sobre nuestras
emociones como en nuestra interpretación de los estados emocionales de los demás.
Este aspecto de la dimensión psicológicca humana tiene un papel fundamental tanto
en nuestra manera de socializar como en las estrategias de adaptación al medio que
seguimos.

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