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100 Años de la Revolución Roja

Prof. Oscar Destouet

En enero de 1848 Carlos Marx y Federico Engels escribieron el Manifiesto


Comunista, en él vaticinaron el pánico que iría a provocar entre la burguesía la
revolución proletaria a punto de nacer. “Un fantasma recorre Europa: el
fantasma del comunismo”, escribieron. “Todas las fuerzas de la vieja Europa se
han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar,
Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes” 1. Pero
el fantasma debió esperar 69 años para realmente asustar al poder económico
capitalista mundial.

En octubre de 1917 bajo la batuta de Lenin triunfó la primera revolución


triunfante que cuestionó la propiedad privada de bienes y servicios. Hasta su
implosión en los años 1991/92 y más aún, fue centro de debates en todo el
mundo, de esperanzas para millones de hombres y mujeres, y de
cuestionamientos y miedos para otros millones. Los ideales revolucionarios,
ahora con un ejemplo práctico, se extendió por el mundo y cada país reprodujo
sus propios fantasmas.

Soy un profesor de historia que desde que nací escuche hablar de ella, pero
pocas veces bien. Cursaba la escuela en 1971, y como parte de la campaña
electoral leía en los diarios, en especial en El País, páginas enteras que
anunciaban la inminencia de una invasión soviética sobre nuestro país, y el
posterior secuestro de todos los niños (supongo que yo incluido) para enviarlos
a la URSS a adoctrinarlos y a los que se portaban mal directamente los
mandarían a Siberia. Los tanques rusos cruzarían, con su hoz, martillo y
bandera roja, desde Chile donde desde el año anterior gobernaba Salvador
Allende y la Unidad Popular.

Tiempo después entendí la simbología del color rojo como sinónimo de la


revolución rusa. Tanto fue la identificación que luego del golpe de estado del
’73 la dictadura prohibió el uso de ese color en las manualidades realizadas por
presos políticos y también su utilización en banderas y remeras liceales. El
fantasma también rondó Uruguay. Tuve la oportunidad de visitar la Unión
Soviética bajo el gobierno de Gorbachov en la segunda mitad de los ’80 cuando
nuevos aires de cambios reinaban en aquellas tierras.

El 3 de abril en una estación en Finlandia, dijo Lenin desde la plataforma del


tren “El pueblo necesita paz, el pueblo necesita pan, el pueblo necesita tierra. Y
le dan guerra, hambre en vez de pan, y dejan la tierra a los terratenientes.
Debemos luchar por la revolución social, luchar hasta el fin, hasta la victoria
1
Carlos Marx y Federico Engels, Obras Escogidas, Manifiesto Comunista, Londres 1948, pág. 32
1
completa del proletariado”. Añadió “esta guerra entre piratas imperialistas es el
comienzo de la guerra civil en toda Europa. Uno de estos días la totalidad del
capitalismo europeo se derrumbará. La revolución rusa que habéis iniciado
aquí ha preparado el camino y ha significado el comienzo de una nueva época.
¿Viva la revolución socialista mundial!”2.

“La revolución en Rusia, escribió Lenin, se asignó como tarea directa e


inmediata un objetivo democrático – burgués: acabar con los restos de todo lo
medieval. Y nos enorgullecemos, escribió, de haber hecho esa limpieza con
mayor decisión, rapidez y audacia que la Gran Revolución Francesa hace más
de ciento veinticinco años”3.

La revolución de octubre significó un rechazo a todos los resortes del Estado


existente hasta ese momento, el cambio radical alcanzó a jueces, policías,
fuerzas armadas, funcionarios administrativos del Estado, profesores y
maestros, padres patriarcales y relaciones de familia, religión y rol de la mujer
en el trabajo y la sociedad. Al decir de Lenin el Estado (existente) es una
máquina para mantener el dominio de una clase sobre otra 4. El objetivo
estratégico de octubre era sustituir la clase explotadora –burguesía- por los
explotados –obreros- en la conducción del nuevo Estado.

En un volante, escrito por Lenin, se anunció a los ciudadanos de Rusia el


triunfo bolchevique de octubre “…los objetivos por los que ha luchado el pueblo
–propuesta inmediata de una paz democrática, la supresión de la propiedad
privada agraria de los terratenientes, el control obrero de la producción y la
constitución de un Gobierno Soviético– están asegurados” 5.

100 años después la experiencia comunista no necesita ser defendida,


idealizada o demonizada, escribió Enzo Traverso 6, merece ser entendida
críticamente como una totalidad configurada por tensiones y contradicciones
internas, que presenta múltiples dimensiones en un vasto espectro de colores
que va desde el impulso redentor hasta la violencia totalitaria, desde la
democracia participativa y la deliberación colectiva hasta la opresión ciega y el
exterminio masivo, desde la imaginación más utópica hasta la dominación más
burocrática, pasando a veces de una a otra en un corto lapso de tiempo.

A partir de 1917 la lucha por una revolución social obrera captará los esfuerzos
de millones de hombres y mujeres a lo largo y ancho del mundo soportando un
sacrificio que para muchos significó torturas, asesinato, desaparición o
clandestinidad. El ejemplo del octubre rojo recorrió el mundo y ya nadie pudo
2
Juan Andrade, Fernando Hernández (eds.,), 1917 La revolución Rusa cien años después, España, 2017,
pág. 44.
3
V.I. Lenin, Con motivo del IV aniversario de la Revolución de Octubre, Pravda Moscú 1921.
4
V.I. Lenin, Acerca del Estado, Ediciones de Lenguas Extranjeras, Moscú, 1919, pág. 13.
5
V.I. Lenin, A los ciudadanos de Rusia, Comité Militar revolucionario del Soviet de obreros y campesinos
de Petrogrado, Obras escogidas, Editorial Progreso, Moscú 1966, pág. 503.
6
Enzo Traverso, Historizando el comunismo, España 2017, pág. 615.
2
ser indiferente, en la crítica o en el seguimiento fiel a sus dictados y políticas.
Pocas experiencias en la historia de la humanidad convocaron tanta pasión y
entrega personal y colectiva en pos de su concreción, así como tanto odio en
su combate.

La universalidad de la revolución soviética radicó en la victoria cultural,


ideológica, política y moral de las corrientes bolcheviques en la sociedad civil.
La batalla por el liderazgo y conducción política de las clases populares
movilizadas fue la clave de la revolución. La batalla ideológica emprendida
desde un comienzo con tensión y permanente debate significó para los
bolcheviques y en particular para su líder (Lenin) un triunfo que matrizó la
cultura política de las izquierdas en el siglo XX. La voz de los humildes, de los
trabajadores se debió/ se debe escuchar. Por primera vez los explotados
pasaron a ser visibilizados como constructores y parte de la historia.

La Revolución Roja sentó las bases de la descolonización en la medida en que


reconoció a los pueblos colonizados como sujetos políticos y agentes
históricos. Todo el proceso de la descolonización tuvo lugar en el marco de la
Guerra Fría donde los pueblos subyugados vieron en la URSS un firme aliado.

¿Hasta cuándo se puede hablar de revolución y cuándo comenzó la


normalización del proceso revolucionario? ¿Cuándo la participación de obreros,
campesinos y soldados voluntarios dio paso a la burocratización transformando
a los revolucionarios en funcionarios públicos? Al decir de Traverso (2017:621)
en marzo de 1921 la violencia represiva de Kronstadl simbolizó el fin de la
democracia soviética, y la URSS que surgió de la guerra civil era ya una
dictadura de partido único. Diez años más tarde, la colectivización de la
agricultura puso fin brutalmente a la revolución campesina e inventó nuevas
formas de violencia totalitaria imponiendo la modernización burocráticamente
centralizada del país. Durante la segunda mitad de la década de 1930, las
purgas políticas eliminaron físicamente los últimos vestigios del bolcheviquismo
revolucionario y disciplinaron a toda la sociedad estableciendo el imperio del
terror. Entre la colectivización y los Procesos de Moscú, la revolución cultural
que se había propagado después de 1917 fue brutalmente aplastada; la
vanguardia estética fue erradicada y el Realismo socialista se convirtió en la
doctrina soviética oficial en la literatura y las artes, al tiempo que se restauraba
el nacionalismo ruso en todas las repúblicas no rusas de la URSS. Estas
transformaciones consolidadas es lo que conocemos como estalinismo.

Cuando en la década de los '90 el régimen soviético se agotó e estalló dejó tras
de sí un vasto Estado electrificado, industrializado, mecanizado el trabajo rural,
con derechos de la mujer ampliamente consagrados, con un período que
significó el fin del hambre para millones de personas, la conquista del espacio
con el primer ser vivo enviado a orbitar la Tierra (perra Laika) y al primer
hombre (Yuri Gagarin), un medallero olímpico que rivalizaba con el de los
3
Estados Unidos cada cuatro años, con una salud pública que garantizaba su
acceso gratuito a toda la población al igual que la educación. De un país con
rémoras medievales a comienzos de siglo XX a primer potencia mundial a
finales. En su contra-cara construyó también un Estado con la libertad
controlada, sin prensa independiente, con una participación ciudadana
burocratizada y un partido único que se confundía con el Estado, con
ciudadanos presos por sus ideas contrarias al régimen en un país militarizado.

El 28 de enero de 1992 el presidente de los Estados Unidos George W. Bush


declaraba en el Congreso: “El comunismo murió este año (…) el
acontecimiento mayor que se ha producido en el mundo en mi vida, en
nuestras vidas, es este por la gracia de Dios, América ha ganado la Guerra
Fría”.

Ganó la Guerra Fría, pero no triunfó el capitalismo liberal y hoy el mundo no se


parece en nada al que nos anunciaba en 1992 Francis Fukuyama, cuando
sostenía que con el triunfo del capitalismo liberal había llegado el fin de la
historia, y con ella la secuencia de las luchas de clase que hasta entonces
había caracterizado la evolución de la humanidad. La realidad actual señala
Gabriel Zucman nos muestra que la desigualdad está creciendo en todas
partes en beneficio del 0,1% de los más ricos, desigualdad que hoy con la
presidencia de Donald Trump parece que podría alcanzar su apogeo 7.

El octubre rojo se prolonga como historia en presente. Más son las preguntas
que las certezas sobre sus debilidades y fortalezas como proceso histórico y
modelo social. Aún resta conocer muchos de los archivos atesorados en el
Estado soviético, mucho por investigar y escuchar a muchos protagonistas que
estén dispuestos a contar.

La batalla cultural por construir una alternativa al capitalismo continúa; los


procesos históricos no se repiten pero las sociedades aprenden de cada
experiencia y caminan tras nuevas utopías. La búsqueda de felicidad y cambios
son propios de la condición humana.

Prof. Oscar Destouet


CERP del Este – Atlántida – 2017

7
Josep Fontana, La Revolución Rusa cien años después, Madrid 2017, pág. 91.
4

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