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RESUMEN DEL CAPÍTULO 6 - DISPARIDADES

REGIONALES
Los frutos del desarrollo económico no se distribuyen de manera igual sobre el
territorio nacional. Para cualquier región, es la intermediación de la oferta y la
demanda de trabajo la que determina el nivel relativo de los salarios en relación
con otras regiones.

Disparidad regional se emplea comúnmente para desganar las inequidades de


bienestar o de desarrollo entre regiones. La expresión desigualdad regional podría
servir de sinónimo. Las disparidades se evalúan siempre, explícita o implícitamente.

Hablar de disparidades regionales en un país significa en general que se las juzga


inaceptables. Tradicionalmente el objetivo principal de las políticas regionales ha
sido la lucha contra las disparidades regionales.

El concepto puede cubrir un número casi infinito de indicadores de bienestar y


desarrollo económico como tasa de mortalidad, grado de contaminación, costo
de vida, etc. Nuestro principal indicador será el ingreso.

En primer lugar no debe confundirse desigualdad entre personas y entre regiones,


aunque ambas pueden estar ligadas.

Hay que evitar también confundir dos tipos de desigualdades: las desigualdades
en el nivel de bienestar o en el nivel de ingreso per cápita (objeto de política), las
desigualdades en la distribución espacial de las actividades económicas y de la
población (completamente irrealizable).

Tomando un universo estático, donde se dice que el mercado de trabajo funciona


libremente, sin obstáculos; donde el trabajador percibe el mismo salario en todas
las regiones, y por ende no tiene motivación a trasladarse; podemos decir que hay
equilibrio interregional del sistema. En este contexto la oferta de trabajo aumenta
en reacción a los salarios que ofrecen las empresas; por ello este aumento puede
ser explicado por un incremento en el número de horas por trabajador, pero sobre
todo a la llegada al mercado de trabajo de otras personas dispuestas a ofrecer sus
servicios por salarios ofrecidos lo que significa un incremento de la tasa de actividad
de la región.

Por otro lado la demanda de trabajo aumenta a medida que disminuye el salario
acepado por trabajador; además la demanda de trabajo resulta de la demanda
de bienes y servicios

Sin embargo en la realidad se presentan diferencias, donde se puede observar


disparidades en la estructura económica entre dos regiones, así como también en
su nivel de población, pea ,valores sociales , nivel de vida, preferencia por el
trabajo ,etc.; por ello se pude deducir que aun en equilibrio, se pueden admitir
como normales las diferencias de ingreso per cápita de una región a otra, como
también otros factores, excluyendo a las disparidades anormales que muestran un
desequilibrio en el sistema.

La demanda del trabajo, como mencionábamos antes , está en función con la


demanda de bienes y servicios y cuando se presenta un contexto donde una
región es más urbanizada que la otra, y donde la más urbanizada tiene una ventaja
comparativa de producir bienes y servicios, entonces decimos que la demanda de
bienes y servicios influenciara en el nivel de salarios y también en la demanda de
trabajo induciendo a una migración hacia la región más urbanizada; y además
ocasionando un posible aumento en la tasa d desempleo.

En conclusión la presencia de disparidades o diferencias en los precios del salario,


van a servir de semáforos que señalaran la dirección en la cual deben desplazarse
los factores de producción.

Cuando existe presencia de disparidad entre regiones, es necesario efectuar en


reajuste en el número de trabajadores; ello se dará a través de la migración de las
personas que en un momento se trasladaron a una región atraídos por un mayor
salario, más cuando esa migración lleve a que el salario sea el mismo para las dos
regiones, entonces se dará equilibrio nuevamente

Mudarse de una región a otra implica costos para las personas o los hogares tanto
más elevados cuando más alejada esta la región de destino. La lejanía no es
únicamente asusto de distancia geográfica: es también cultural y psicológica.
La decisión de partir hacia otra región implica siempre costos importantes, tanto
psicológicos como puramente económicos. Para que valga la pena partir, las
ganancias que se esperan deben ser superiores a los costos.

El capital se desplaza de una región a otra en función de las diferencias de


rendimiento, como lo hemos dicho. Los movimientos de capital también implican
costos como los costos de información. El factor de riesgo, presenta en cualquier
decisión de invertir otro tipo de costo ya que la información no es nunca perfecta.
La incertidumbre de los rendimientos esperados reduce la movilidad del capital. El
inversionista suele tener tendencia a favorecer primero los destinos conocidos, más
próximos, para minimizar sus costos de información.

El impacto que tiene la distancia en la movilidad del capital afecta sobre todo a
las inversiones directas, puesto que en estas el inversionista debe ejercer
paralelamente funciones de dirección y de gestión.

Los factores intangibles de producción son sensibles a la distancia (geográfica o


cultural), tanto como los factores de producción más clásicos. Puesto que las idea,
las técnicas, los conocimientos, etc... Deben ser asimilados por la población antes
de transformase en producción efectiva de bienes y servicios, los factores
dinámicos e intangibles de producción son particularmente sensibles a las barreras
psicológicas y culturales.

La distancia opone una barrera a la integración de los mercados, a la vez porque


implica cosos que limitan el movimiento de lo factores, y porque frena la difusión
de las técnicas y de las ideas. Por esta razón, los mercados regionales y los cambios
de la demanda nunca logran ajustarse por completo. Las disparidades existirán
mientras el espacio geográfico, o cualquier otro factor, impida la integración
completa de los mercados.

Sobre la oferta de trabajo, o sea un incremento en la región A y una baja en la


región B, el desplazamiento de trabajadores de B hacia A ha eliminado la
disparidad.
La llegada de nuevos habitantes modificará sin duda la estructura de la demanda,
este impacto se ejercerá sobre todo en la construcción residencial y en las
infraestructuras: escuelas, hospitales, etc.

El movimiento de trabajadores hacia A incrementara la demanda la demanda de


trabajo, empujando la curva de demanda hacia la derecha para provocar una
vez más, entre ambas regiones, una disparidad salarial que exigirá nuevos
movimientos de trabajadores para que se restablezca el equilibrio interregional.

El impacto de la migración sobre la demanda interna de una región será tanto más
importante cuanto que los nuevos habitantes hagan u ocasionen desembolsos
nuevos en la región.

Una transferencia de población implica una transferencia espacial de esos


factores, pues: los factores intangibles son en parte encarnados en la población,
las características de la población tienen un impacto sobre el ritmo de difusión y de
adopción de nuevas ideas y nuevas técnicas de producción, ciertos factores que
se encuentran en la base de los incrementos de productividad están por definición
asociados a poblaciones más importantes.

Significa que la población que parte no tiene las mismas características que la
población en su conjunto. La selección se hace en el momento de la decisión de
partir hacia otra región. La estructura por edad de los migrantes no será la misma
para el resto de la población, es este un primer índice de selectividad.

Resulta una disparidad a nivel de los ingresos per cápita, en la medida en que el
porcentaje de población que trabaja se incrementa en la región de inmigración.

Si se prosiguen las migraciones selectivas, la región B acabará por tener una tasa
de dependencia elevada, puesto que su población estará compuesta sobre todo
por jóvenes de edad escolar, mujeres dedicadas al hogar y jubilados.

Maximizar las ganancias de la migración tiene mayores probabilidades de


cumplirse para quienes poseen las competencias para progresar en la región de
destino, principalmente en cuanto a escolaridad.
La migración selectiva amplia las diferencias entre las regiones, incluso si la
población inmigrante esta menos escolarizada que la población que recibe.

Circular, porque el efecto de retroacción en la demanda que genere la


transferencia espacial de los factores intangibles provoca un nuevo incremento de
los salarios, y porque, al final de cada ciclo, el proceso vuelve a empezar.

Acumulativo, porque al añadirse repetidamente a la oferta factores de producción


en A, la diferencia se amplía cada vez más entre ambas regiones, tanto en cuanto
al tamaño de las poblaciones como del stock de capitales, de conocimientos y de
otros factores de producción intangibles.

El impacto acumulativo de los movimientos en los factores de producción en


beneficio de las regiones que fueron las primeras en desarrollarse, y en detrimento
de las regiones alejadas, acaba a menudo creando lo que se ha acordado en
llamar una relación centro-periferia. En casi todos los países del mundo
industrializado, pueden observarse regiones centrales más pobladas que son los
focos de mayor industrialización y urbanización, y en donde los ingresos son más
elevados que en el resto de países.

El éxodo constante de los factores de producción, acaba por crear regiones


periféricas menos pobladas, cuyas particularidades varían según los países, pero
que tienen ciertos rasgos comunes. Las economías de las regiones periféricas se
caracterizan por:

Un mercado local más limitado causa una localización más excéntrica en relación
con el mercado nacional: una mano de obra menos instruida y menos
diversificada, una tasa de desempleo más elevada o ingresos de los trabajadores
más bajos, una estructura económica más especializada. Fugas importantes, tanto
a nivel de las relaciones interindustriales como de los factores de producción.

En cuanto empiezan a tomarse en cuenta consideraciones dinámicas, el sistema


se vuelve inestable y la solución “indeterminada”. Los efectos de la convergencia
y divergencia pueden anularse entre sí o no según las circunstancias. Las
migraciones son a la vez factor de equilibrio y de desequilibrio, las regiones pueden
seguir recibiendo inmigrantes por generaciones sin que influya en la nivelación de
salarios, es decir, La inmigración no incrementa forzosamente el desempleo.

Williamson supone la existencia de una relación entre el nivel de ingreso nacional


per cápita y el nivel de las disparidades regionales, relación representada por una
curva en forma de campana

Según esta tesis las disparidades aumentan en las primeras fases de desarrollo y
disminuyen una vez que se ha superado un cierto nivel de desarrollo. Sin embargo
la evolución postulada es complicada.

El desarrollo no se distribuye de manera igual sobre el territorio nacional y al


realizarse no se puede evitar que surjan disparidades. Pero la gran cuestión sigue
siendo si las desigualdades se atenuarán o se agravarán con el tiempo y si se
pueden contrarrestar por medio de intervenciones políticas.

Encontramos una contradicción: En una economía de mercado, la creación de las


desigualdades es una condición necesaria para el desarrollo económico; pero éste
es una condición necesaria para atenuar las desigualdades. Esto abre puertas a
un gran debate de un enfrentamiento ideológico, los neoclásicos (optimistas y el
marxista (intervencionista). La esperanza de encontrar un mecanismo de repuesto
a este proceso de ajuste, en razón de los costos sociales que comprende, origina
los intentos por reemplazar el mercado por otros modos de asignación de recursos.
Por el momento el único verdadero modelo de recambio es la economía
planificada.

Sin embargo la experiencia de los países socialistas nos muestra que la planificación
central es un mecanismo mucho menos eficaz que el mercado para guiar la
asignación de los recursos. El planificador central tanto como el empresario
capitalista es sensible a la distancia y a la necesidad de minimizar los costos de
transporte y los gastos de combustible.

Así el dilema sigue plantado. El crecimiento económico exige la aceptación libre


del movimiento de los factores y la libre fijación de los precios pero a menudo el
precio de esta libertad es un desarrollo desigual más o menos pasajero.
Referencias
Polèse, M. (1998). Economía Urbana y Regional. Libro Universitario Regional.

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