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PRIMER AÑO

EJE: PRACTICA ARTÍSTICA

TEMA: PROYECTO ARTÍSTICO

APRENDIZAJES ESPERADOS: Indaga distintas danzas rituales, identificando su significado, histo-


ria y contexto.

Introducción
Con la llegada de los españoles a América, la cultura de los pueblos establecidos fue desapareciendo. Muchas de las cos-
tumbres que los naturales tenían, experimentaron diversos cambios, se impuso la lengua castellana, se modificó la manera
de vestir, pero sobretodo se modificaron las creencias y la religión, las costumbres, la comida, etcétera.

La danza autóctona rituales es una forma expresiva de la danza de nuestro país, conservo mayormente los rasgos autén-
ticos de la cultura prehispánica, sufriendo ligeras modificaciones en la música, instrumentación y en ocasiones formas
coreográficas practicadas por los grupos indígenas de nuestro país.

Muchas sociedades indígenas se trasladaron hacia zonas inhóspitas, este suceso hizo que sus culturas sufrieran menos
transformaciones, por ello, se conservan danzas y ceremonias paganas que se han mezclado de manera compleja con la
práctica de ceremonias cristianas.

NOTA: autóctono viene de autocto: originario del país de donde se vive. Se llama asi a las manifestaciones culturales que
se han generado en un determinado lugar.

Para conocer o estudiar una danza autóctona o ritual, se deben estudiar los siguientes aspectos:

Orígenes, En cada región de México se originaron muchas de las danzas indígenas que se han mantenido vivas a pesar del
tiempo, transmitidas de padres a hijos o por familiares que no dejan que se pierda la tradición.
Hay una gran variedad de danzas propias de cada lugar, con su estilo, forma y vestuario que se requiere según la danza.
En algunos estados hay diferentes tipos de danzas, que aunque se llamen de la misma manera no se baile, ni se viste igual
que en otros.

Función social, es difundir las creencias religiosas de la comunidad, expresar la devoción y espiritualidad de los danzantes
y propiciar que los dioses ayuden a mantener las condiciones para que el pueblo siga existiendo.

Organización, en las festividades siempre hay un mayordomo o mayordomía; es un grupo de personas de la comunidad
que se encargan de organiza y financiar las ceremonias, a los danzantes y realizar todas las actividades requeridas dentro
de los festejos que se preparan hasta con un año de anticipación.

Carácter, su carácter es puramente ceremonias, ritual, religioso. Se expresa un sentido mágico y místico. Se adoptan
sentimientos de ruego, plegaria, promesa y se pagan penitencias o mandas, votos de acción de gracias. También se carac-
terizan por ser de carácter propiciatorio, es decir, de petición. Las hay también de sentido carnavalesco, satírico e irónico.

Simbolismo. La mayor parte de las danzas tienen un significado vinculado a los sucesos y símbolos que rigen su cultura,
organización social y deseo de supervivencia.

A continuación se estudiarán algunas danzas con simbolismo específico.


DANZA RELACIONADA CON EL COSMOS.
Relacionadas con el culto al sol, la luna, los planetas y las estrellas.

DANZA DE LOS VOLADORES

Esta es una de las pocas danzas de origen prehispánico que sobrevivió a la mano inquisidora de los conquistadores, tal vez
porque consideraron que se trataba de un juego acrobático, pues los indígenas supieron disfrazar muy bien su significado
religioso. Actualmente esta danza se sigue practicando en algunas comunidades de origen nahua, totonaca y otomí. En la
región de Cuetzalan la danza conserva mucho de su significado religioso. A diferencia de otros lugares, el tronco se conti-
núa plantando después de realizar una serie de ceremonias y danzas. En el agujero donde se va a plantar el palo se depo-
sitan diversas ofrendas, que consisten principalmente en tamales, un guajolote vivo de color negro con todos los ingre-
dientes para hacer mole, y aguardiente, el cual se rocía en forma de cruz.

La danza de los voladores constituye una de las ceremonias cósmicas más complicadas y simbólicas de cuantas se celebran
en el mundo. Esta danza singular parece haber tenido su origen en relación con la deidad de la vegetación Xipe-Totec, dios
de la primavera.

En sus orígenes, este rito se conocía como kos’niin o vuelo de muertos.

Esta ceremonia alcanzó su máximo esplendor en la época prehispánica, como parte importante del culto solar y calendá-
rico que se llevaba a cabo en toda Mesoamérica.

Aunque es difícil determinar dónde se originó y cuáles fueron los procesos de su dispersión, se sabe que el ritual del
Volador se remonta al menos a 600 a.C. –es decir, se ha practicado por más de 2 500 años. Asimismo, en el ritual, amplia-
mente difundido en Mesoamérica, se sintetiza el precepto filosófico cuatripartita de tiempo y espacio.

Si bien los antecedentes de la danza no están plenamente identificados, existe una leyenda que describe el posible motivo
de la ceremonia: “Hace muchos años, una fuerte sequía en la zona del señoría de Totonacapan [que comprende los límites
de los actuales estado de Veracruz y Puebla] causó estragos entre los pueblos de la región y diezmó gran parte sus habi-
tantes. Un grupo de viejos sabios encomendó a unos jóvenes castos localizar y contar el árbol más alto, recio y recto del
monte, para utilizarlos en un ritual complementado con música y danza, con el fin de solicitar a los dioses su benevolencia
para que les concediera lluvias generosas que devolvieran su fertilidad a la tierra. Este culto debía realizarse en la parte
superior del tronco, para que las oraciones expresadas con fervor fueran escuchadas en las alturas por sus protectores.”

Su verdadera fecha ancestral correspondía al equinoccio de primavera, el 21 de marzo, o entrada del año astronómico en
la antigüedad, cuando se supone que al acercarse el Sol más a la Tierra, la despierta del sueño invernal, al igual que a
hombres, animales y plantas, haciendo que en ellos renazca la energía comunicada por el astro rey.

Por eso, los totonacas llaman “Árbol de la fecundidad” al palo que utilizan, que es el eje de la danza y sustenta el rito.

Aparte de que esta danza tuvo su origen con la deidad de la vegetación Xipe-Totec Dios de la primavera, su fecha ancestral
era en el equinoccio de la primavera el 21 de marzo, por lo que su fecha era en el mes tozoztontli en la segunda quintana
del día 9 conejo, o también puede ser en el segundo mes Tlacaxipehualiztli ya que es para la deidad patrona Xipe Totec, o
bien una ves al mes en el día numero 15 Cuauhtli o día águila por que es para la deidad asociada Xipe totec.

RITUAL

El rito se inicia propiamente cuando el caporal va al monte a seleccionar el árbol, para que después los integrantes de la
cuadrilla, con el apoyo de la comunidad, lo trasladen y lo fijen, con un ritual especial, en la plaza o en el atrio de la iglesia,
que por lo general son los sitios donde habrá de realizarse el culto de “la volada”, en el contexto de las festividades del
pueblo.
Armado con su machete, su tamborcito, su flauta de carrizo y una botella de aguardiente de caña, va en busca del “palo
volador”. Una vez localizado, con sus instrumentos inicia la ejecución del “son del perdón”, bailándole alrededor, incli-
nando su cuerpo con reverencia. Marcando los cuatro puntos cardinales en el suelo con sendas bocanadas de aguardiente,
hasta completar siete giros. Desbroza la maleza en un radio de casi 10 metros y señala los árboles que pudieran obstruir
el trayecto de la caída, a fin de derribarlos previamente a la tala que se inicia con el primer par de hachazos propinados
por el capitán, acción que imitan sucesivamente los integrantes de la cuadrilla, mientras la música se deja escuchar plañi-
dera por los aires calurosos del monte. Cuando el árbol ha caído, el capitán agita un sahumerio que quema resina de copal,
deja encendida una vela de cera y vierte aguardiente dibujando una cruz encima de las raíces que han quedado clavadas
tercamente en la tierra.

Una vez que el tronco ha sido atado por el extremo de mayor grosor, todos los presentes participan en el traslado, su-
mando al esfuerzo la alegría de la música que entona el “son del arrastre”.

Si la peregrinación con el cargamento hasta el pueblo ha sido por la tarde, se deja un centinela y la siembra del palo se
efectúa al día siguiente. Se procede a la excavación del foso. Cuando la profundidad ha alcanzado tres metros y medio por
uno y medio de diámetro, se reinicia la danza y el capitán deposita en la oquedad siete tamales, tabaco y un chorro de
aguardiente en forma de cruz para que sirvan de alimento al palo y éste no reclame la vida de los danzantes.

Acto seguido, la comunidad inicia el levantamiento del “palo volador”, al que previamente se le ha pulido la parte delgada
donde se colocará el carrete giratorio, sobre el que bailará el capitán y sostendrá el bastidor en el que se sentarán “los
voladores”. Además, se le ha hilvanado una escalera confeccionada con bejuco resistente traído del monte.

Ya está el mástil preparado para que se inicie la danza propiamente dicha. Las actividades relativas al rito estaban bajo la
invocación de Macuixóchitl, diosa de la danza, la música y el canto. Entre los instrumentos musicales prehispánicos más
populares se encuentran, sin lugar a dudas, la flauta de carrizo de tres orificios que tiene un sonido agudo rico en matices,
y el tambor, en el que mora el Dios, cuya voz se deja escuchar en cada redoble, instrumentos con los que se ejecuta la
danza de “los voladores”.

La música de la danza normalmente es melancólica y triste, así como se musita un ruego y una plegaria, para que el dios
Sol envíe las lluvias.

El atuendo de los danzantes originalmente fue un disfraz de pájaros o aves como el águila o el búho. En nuestros días, el
nuevo ropaje ceremonial luce telas en vez de plumas de colores, así como espejos, flecos dorados, bordados, etc.

La cabeza del danzante, cubierta con un pañuelo amplio, lleva encima un gorro cónico, decorado con pequeños espejos
redondos, flores de papel multicolor, y termina en la punta con un pequeño penacho de papel metálico de cuya base
penden siete cintas de colores.

El ropaje típico de totonaca consiste en un traje blanco de tela fresca de dos piezas. Encima se coloca el traje de danzante,
que consiste en una pantalón de terciopelo y pana de color rojo, un poco más que el de diario. A la altura de la pantorrilla
lleva adornos multicolores con cintas de espiguilla horizontales, rematando la pieza con flecos dorados.

Sobre la camisa blanca de manga larga y cuello amplio, cruzan el pecho y la espalda dos medios círculos sostenidos en el
hombro derecho, bordados con lentejuelas y abalorios semejando figuras de flores y plantas de distintos colores sobre el
fondo rojo de la tela. La orilla inferior remata también con flecos dorados.

A la altura de la cintura, por el frente y por detrás, el traje lleva otros dos medios círculos a manera de delantal, de la
misma tela, color y bordado.

Un pañuelo de organza se anuda al cuello.

Usan botines de piel con tacón alto en color negro.


Todo está perfectamente preparado; el mástil, debidamente asentado en el suelo; dos danzantes ricamente ataviados;
los instrumentos dispuestos a sonar...

Los danzantes van subiendo, uno a uno, la escalera confeccionada con bejuco, e irán tomando su lugar sentados sobre el
bastidor. El músico danzante se sienta sobre “la manzana” o “mortero” y en ese momento se escucha la música arrancada
a la flauta y al tamborcito; es el “son de los cuatro puntos cardinales”. Es la plegaria en toda su esencia, el momento central
del rito, cuando el caporal saluda sentado sobre el mortero, y cuando dibuja con todo su cuerpo arqueado los cuatro
movimientos reverénciales que se inician frente al Oriente y girando siempre a la izquierda, para detenerse en el Norte,
Poniente y Sur hasta cerrar el círculo que cubre todos los cielos.

Esta misma secuencia se repite de pie con inclinaciones reverentes y con un audaz zapateado dando pequeños saltos.
Después el caporal vuelve a sentarse para que los cuatro voladores se lancen al vacío agarrados por la cintura con una
soga. Es el instante culminante y espectacular de la danza. Los cuatro voladores, con los brazos extendidos hacia abajo, al
igual que la cabeza, simulan el vuelo de los pájaros y van descendiendo describiendo trece círculos alrededor del “palo
volador”, a la par que el jefe gira sentado sobre “la manzana”, ejecutando con arrobamiento “el son del vuelo” o “de los
rayos solares”. Es la nítida voz de la madera que quiebra el silencio reverente en la plegaria de una raza y la súplica de la
tierra sedienta. La danza ha llegado a su final.

SIMBOLISMO

Son varios los historiadores que coinciden en que “los voladores” era una ceremonia de plegaria al Sol; por ello buscaban
el árbol más enhiesto, para que la alegoría de su danza fuera grata a los cielos, para que éstos escucharan la oración y el
ruego de su música plañidera desde las alturas siderales, para que aceptaran sus ofrendas y, conmovidos, derramaran sus
dones sobre la tierra en forma de aire, calor y lluvia, es decir, fertilidad de montes y siembras.

Toda la danza ha girado en torno al árbol, y de todos es conocida la fuerza mágica y el simbolismo inmemorial que el
mismo ha tenido en los anales de la Historia. Al margen de su aspecto biológico, el árbol simboliza los tres reinos del
mundo: la raíz, el inframundo; el tronco, el mundo terrenal; y la copa, el cielo.

En el arte prehispánico, el árbol es el signo que sirve para interpretar una concepción mítica del mundo, y a menudo para
señalar los cuatro puntos cardinales.

El traje está cargado de signos de alta expresividad:

El color rojo tal vez represente el calor producido por el dios Sol que hace exuberante la vegetación en esta zona, o bien
la sangre de los guerreros muertos.

Los medios círculos que se usan sobre el pecho y la espalda, atados en forma diagonal, representan las alas de pájaro que
antiguamente se ataban los danzantes a la espalda. Quizás por eso en la culminación de la danza, los voladores bajan con
los brazos extendidos simulando el vuelo de los pájaros. Este vuelo describe trece círculos correspondientes a igual nú-
mero de años, que multiplicados por cuatro periodos, representados por los cuatro voladores, nos dan 52, número que
componía el siglo prehispánico, al final del cual se apagaban todas las hogueras, se oscurecía la tierra, y en imponente
ceremonia llena de misticismo, los sacerdotes rompían la noche y encendían el fuego nuevo o el nuevo Sol, para que la
vida continuara sobre la faz del mundo, como gracia y designio de los Dioses.

Los bordados de los medios círculos o medias lunas, con figuras de flores y plantas, aluden a la primavera y a la vegetación.

El tocado, con sus espejos circulares, simboliza y refleja los rayos del Sol; las flores representan la primavera; las cintas
que cuelgan del gorro aluden a los siete colores del arco iris que pintan el horizonte después de que fue concedida la
petición de la lluvia.

Los hilos de seda o flecos dorados en que termina la orilla del pantalón y los medios círculos superiores e inferiores sim-
bolizan los alegres y generosos rayos del Sol.
Todo esto ha configurado la “Danza de los Voladores”, espectacular danza en las alturas, movimiento rítmico que desafía
la fatal ley de la gravedad, aspiración suprema del hombre por apropiarse alas y alterar su naturaleza terrestre. Una au-
téntica ceremonia que derrama amor y esperanza sobre un pueblo que concibió a Dios como arte, transformó en rezo la
danza, y todavía hoy hace de la lluvia una jornada dulce y suave.
DANZA RELACIONADA: HABILIDADES Y DESTREZAS
Centran su interés en las habilidades de los danzantes para hacer los pasos, la coreografía o el uso del implemento.
Tenían la función de demostrar la fortaleza, agradar a los dioses y adquirir prestigio social.

LOS SONAJEROS
Se desarrolla lo relacionado con la danza tradicional de “Los Sonajeros”, que se ejecuta en algunos pueblos y ciudades
de la región denominada “Sur de Jalisco” del occidente mexicano: su significado, su historia, la ejecución de los sones, el
vestuario y la contextualización de la práctica de esta danza tradicional.
LAS CUADRILLAS DE “LOS SONAJEROS” EN EL SUR DE JALISCO, MÉXICO.
Esta danza, conocida en los pueblos del sur de Jalisco como de “Los Sonajeros”, integra la continuidad de la tradición
que tiene sus raíces en la cultura del México antiguo, siendo sostenida en las localidades de la región por quienes com-
parten en la vida cotidiana el “México Profundo”, que conceptualizó Guillermo Bonfil Batalla. Esta expresión cultural es
uno de los elementos que conforman la identidad de la región.
Significado
Anualmente, en algunos pueblos y ciudades del sur de Jalisco, al acercarse los días de la fiesta religiosa tradicional, las
agudas notas de la flauta de carrizo, acompañadas rítmicamente por las percusiones de los tamborcitos de doble mem-
brana, inundan al anochecer las calles por diferentes rumbos, tocando las fibras más íntimas de los descendientes de
aquellos que, desde inmemorial tiempo, por medio de la danza merecían del dador de la vida, las condiciones favorables
para que se renovara la vegetación, dieran frutos abundantes los árboles y las semillas cultivadas germinaran y con ello
se diera la posibilidad de una cosecha abundante.
Ese poder de la naturaleza iban a ser conquistado, merecido, obtenido, por medio del baile ritual, para el beneficio hu-
mano. Por eso esta danza rememora, en su ejecución e indumentaria, la belicosidad de los antiguos guerreros mesoa-
mericanos; la música ejecutada con carrizo y tamborcitos, sirven de fondo al fuerte grito acorde de toda la cuadrilla de
danzantes al momento de iniciar la ejecución de un son; es como aquel impresionante vocerío que preludiaba las bata-
llas en el México antiguo.
Como estas actividades rituales estaban ligadas a la renovación de la vegetación, a la fertilidad, se utilizaba el color rojo
asociado al amarillo. Éstos eran los colores dominante en la vestimenta: el rojo, que simbolizaba la salida del sol, el rena-
cimiento, la vegetación tierna; el amarillo es el color del sol, del fuego, elemento importante para el desarrollo de las
plantas tiernas.
Antecedentes históricos
La danza fue una de las manifestaciones rituales autóctonas aceptada y utilizada por los frailes en sus actividades cate-
quísticas. Su ejecución fue permitida a los nativos en las celebraciones cristianas de importancia, a las que daban realce
con su vistosidad, para goce y gusto de propios y extraños, como fue el caso de la visita que, en 1587, hiciera a los pue-
blos de la región el comisario general franciscano Alonso Ponce.
Ejecución
Las fuertes pisadas que marcan el ritmo de la danza concuerdan rítmicamente con los sones interpretados por los músi-
cos-piteros, acompañándolos con giros y evoluciones que crean una vorágine multicolor con el conjunto del vestuario de
los danzantes, sobresaliendo los chalecos ornamentados con flecos y orlas de listones, a semejanza del ichcahuipilli, co-
tón protector del guerrero en las batallas; por otra parte el macuahuitl (espada con navajas de obsidiana) se ha transfor-
mado en un madero labrado, cuyas oquedades contienen varias ruedas metálicas en acomodo tal que, al mínimo movi-
miento, provoca sonido convirtiéndose en una sonaja. La sonaja representa los rayos solares que fecundan la tierra; en
el México antiguo esta sonaja era llamada xicahuaztli, y era uno de los elementos que distinguían a las deidades masculi-
nas y femeninas de la fertilidad (Toci, Xipe Totec, los tlaloques, Chalchiuhtlicue, Xillonen, etc.), a quienes se les represen-
taba con esta sonaja-bastón en las manos.
La ejecución de la danza la realiza un número de danzantes que va de 30 hasta más del centenar formados en dos filas,
por parejas, quienes siguen en la ejecución del son los pasos y evoluciones de la pareja delantera de capitanes o punte-
ros (generalmente los más habilidosos).
Los sones son interpretados por uno o dos músicos con flauta de carrizo y tamborcillo de doble membrana percutido
con una vara corta de madera. Cuando son dos los músicos, uno lleva la “voz primera” y otro la voz “segunda”. Muchos
de los sones tradicionales no tienen nombre; algunos de estos sones han sido designados con nombres diferentes en los
pueblos en los que se conserva esta tradición. No es raro encontrarse con que a un mismo son se le conoce con nombre
distinto en diferentes localidades (aunque sea el mismo en cuanto a la melodía, puede variar el nombre de un lugar a
otro); algunos de los sones con nombre más conocidos son: “El maíz negro”, “El sonajero”, “San Antonio”, “La pájara
pinta”, “La culebra”, “La pozolera”, “La ola”, “La morisma”, “El monito”, etc., el número de sones y sus nombres varían
de acuerdo con el lugar donde se ejecutan. Algunos músicos-piteros reúnen elementos melódicos de varios sones para
crear uno nuevo, al que nombran de acuerdo con su gusto muy particular.
El periodo de preparación o “ensayes” es de duración variable, siendo en muchos de los casos hasta de un mes o más de
anticipación al día de la fiesta. Diariamente, en la casa donde va a realizarse “el ensaye” -por lo general la de un miem-
bro de la cuadrilla-, se acomoda un sencillo altar donde se coloca el nicho de madera que contiene la imagen del santo
patrón de la población, el que se cambia todos los días al lugar donde se realizará “el ensaye” siguiente; el adiestra-
miento diario tiene una duración de entre una hora y una hora y media sin descanso intermedio. Las familias vecinas se
reúnen a “ver el ensaye”; cuando éste termina, se reparte a los danzantes alguna comida ligera como tostadas y tacos,
agua fresca y/o ponche de granada o de tamarindo; ocasionalmente se reparte atole y tamales o pozole. Esta prepara-
ción culmina con el “ensaye real” la noche anterior al día principal de la festividad religiosa.
Cuando un individuo desea formar parte de la cuadrilla o tiene una “manda” que cumplir, pide permiso a los capitanes
de organización, los que a la vez informarán al representante general de la cuadrilla y/o a los capitanes punteros para
responder al solicitante; si no hay inconvenientes (por lo general para cumplir una manda no lo hay), el solicitante se
incorpora a “los ensayes”.
Entre los miembros de las cuadrillas se establece una relación de fraternidad, de compañerismo que perdura más allá de
los días de la fiesta tradicional y se refleja en la vida cotidiana a través del compadrazgo y/o invitando o informando a
sus compañeros sobre buenas oportunidades de trabajo; en el caso de Ciudad Guzmán en la industria de la construc-
ción. En esta ciudad no es raro encontrar que los trabajadores de una obra en construcción son todos conocidos y perte-
necen a una de las cuadrillas o que, en pequeños grupos, se trasladan a trabajar a otros lugares y ciudades retiradas de
su lugar de origen, volviendo a la localidad los días principales de la fiesta para participar danzando en las cuadrillas. Una
vez terminados los días de la fiesta, regresarán a los diferentes lugares donde trabajan.
La danza de sonajeros en Ciudad Guzmán (Zapotlán), localidad articuladora de la dinámica regional.
Aunque al inicio de la colonización española los Pueblos de las cuencas y valles de lo que ahora es el sur de Jalisco estu-
vieron habitados por población autóctona, poco a poco, con el transcurrir de los años empezaron a avecindarse en los
pueblos algunas familias de españoles, debido a que las autoridades coloniales otorgaron mercedes de tierras consisten-
tes en estancias y caballerías. Al aumentar la población española en Zapotlán, la cabecera de la Alcaldía Mayor que tenía
por sede al Pueblo de Tuxpan -de mayor número de habitantes “naturales”-, fue cambiada a aquél lugar, lo que dio
inicio a la importancia de esta población, consolidándose en el transcurso de los siguientes años al avecindarse en Za-
potlán muchos propietarios y comerciantes de la región quienes, desde esta localidad, articulaban redes comerciales
que se extendían hasta las ciudades de México, Puebla, Querétaro, Zacatecas, Guadalajara, y las regiones de Acapulco,
Coahuayana, Colima, etc..
En 1813, por las disposiciones de la Constitución de Cádiz, se conformó el primer ayuntamiento español del lugar, cuyos
cargos fueron ocupados por los “Vecinos Principales”: españoles criollos, propietarios, comerciantes y profesionistas
avecindados.
Conforme pasó el tiempo, preocupados por mantener el control de las manifestaciones de la población nativa, quienes
estaban inconformes porque el ayuntamiento administraba a favor de varios “vecinos españoles” parte de las tierras
comunales, se tomaron acuerdos en las sesiones de cabildo del ayuntamiento prohibiendo la celebración de manifes
ciones o festejos, incluidas las danzas, dado que podían prestarse, en momentos críticos, a “desórdenes” o a la organiza-
ción de tumultos. Por su parte algunos integrantes del gobierno eclesiástico, deseando arrancar los vestigios de “idola-
tría” entre la población, dictaron medidas tendientes a evitar estas expresiones tradicionales en los rituales cristianos.
Así se fueron perdiendo en el antiguo Zapotlán diversas manifestaciones culturales practicadas por la población autóc-
tona; entre ellas los denominadas “Toros de petate”, asociadas a la celebración del carnaval o carnestolendas.
Una de las manifestaciones que han sobrevivido, quizá por estar muy ligada a la fiesta religiosa anual en honor de San
José durante el mes de octubre, es la danza llamada “Los sonajeros”, cuya práctica es sostenida por mestizos -integrados
a la actividad económica como jornaleros, desempeñando oficios diversos e incluso algunos como profesionistas-, here-
deros de esta tradición, la que mantienen viva como parte de su herencia cultural.
En Ciudad Guzmán existen casi dos decenas de cuadrillas de sonajeros. La preparación en algunos grupos, sobre todo los
de organización más reciente, inicia desde los últimos días de agosto; la mayoría inicia en las primeras semanas de sep-
tiembre. Los “ensayes” se realizan en la calle, fuera del domicilio de uno de los integrantes de la cuadrilla. Llegados los
días del novenario las cuadrillas pasan a danzar diariamente por fuera de la catedral hasta antes de que inicie la quema
de los tradicionales juegos pirotécnicos: el castillo y los “toritos”.
Se revisten con su indumentaria completa los días principales de la festividad: el 22 de octubre día de la “misa de fun-
ción”; el 23, día del desfile de carros alegóricos y el 24, día en que acompañan las imágenes de los Santos Patronos
desde la casa del mayordomo de la festividad hasta la catedral.
Antes y después de cumplir con lo propio de cada día de los principales de la función, los integrantes de la cuadrilla, jun-
tamente con los familiares que los acompañan, se dirigen a la casa del capitán de asistencia que corresponde para al-
morzar o comer respectivamente.
Después de almorzar y antes de dirigirse a donde corresponde según el día, la cuadrilla ejecuta algunos sones como
agradecimiento a quienes ofrecen la asistencia de los alimentos; igualmente después de haber comido. Los alimentos
por lo general se compone de algunos de los siguientes platillos: sopa de arroz; mole, pepían o birria; tacos de frijoles
fritos; tortillas; agua de frutas, cerveza o ponche de granada y para completar, si "no ha llenado", un buen plato de po-
zole. Por la tarde del último día, después de comer, volverán a “dar gracias” frente al altar de las imágenes.
Algunas consideraciones sobre el tema:
A más de ciento cincuenta años de que las comunidades autóctonas del Estado de Jalisco y de la región recibieran la “he-
rida de muerte” con la aplicación de leyes liberales que no reconocieron la propiedad comunal y que pusieron énfasis
para que se individualizara la propiedad comunal -favoreciendo con ello el enajenamiento o venta de las mismas, por la
extrema pobreza y/o ignorancia de muchos naturales, ampliándose y fortaleciéndose las propiedades de rancheros y
hacendados locales-, sigue firme la danza de sonajeros, importante elemento de la herencia cultural autóctona.
Esta danza ha sido utilizada con fines políticos, como en el sexenio 1970-1976, cuando el gobierno en turno la promo-
cionó a nivel nacional e internacional, haciéndosele aparecer como originaria de Tuxpan (donde tenía gran influencia la
familia de la esposa del presidente de la república en turno), lo que provocó inconformidad entre las cuadrillas de las
diferentes poblaciones del sur de Jalisco, dado que su práctica ha sido expresión cultural de los pueblos de origen nativo:
Amacueca, Juanacatlán, Tapalpa, Sayula, Usmajac, San Sebastián, Ciudad Guzmán (Zapotlán), Huescalapa, Zapotiltic y
Tuxpan.
La intromisión de personas ajenas a la organización de las cuadrillas (ejerciendo el poder que les otorga una investidura)
ha llevado a graves deformaciones y fricciones que han puesto en peligro esta expresión cultural. Ejemplos de lo primero
es la deformación de la vestimenta inducida por los sacerdotes franciscanos en las cuadrillas de sonajeros de Sayula y la
intromisión de la Coordinación que ha organizado la autoridad municipal en Ciudad Guzmán para coordinar las cuadrillas
de sonajeros, dado que les han inducido a introducir cambios en la vestimenta “para que no se parezcan” a las demás,
cuando se ha integrado una nueva cuadrilla.
En cuanto a las fricciones las provocó un "concurso" anual introducido por el comité de feria de Ciudad Guzmán, ya que
las personas que calificaban la ejecución de los sones, al no tener los conocimientos ni relación alguna con la danza, da-
ban mayor importancia a algunos elementos del vestuario o de la ejecución, sin valorar la expresión dancística en su
conjunto. Afortunadamente en la actualidad tal concurso ha desaparecido (el último se efectuó en 1984).
Una problemática aparte es la realización de “Los Encuentros de Cuadrillas de Sonajeros” que se organiza año con año
en Ciudad Guzmán, en el cual, más que encuentro, se trata de un ritual en el que cada una de las cuadrillas pasa a inter-
pretar uno o dos sones de la danza frente a una tarima donde están los representantes del poder civil y eclesiástico. Esta
práctica inició en 1993, cuando al 12 de octubre instituyó oficialmente el gobierno municipal en turno el “Día del sona-
jero”, y se celebró el primer encuentro, que sirvió de marco para hacer pública la solicitud que ese gobierno enviaría al
Congreso del Estado, para el pretendido cambio de nombre de la ciudad que ese ayuntamiento auspiciaba.
En la actualidad la problemática que enfrenta esta manifestación cultural desde “dentro” de las cuadrillas, no solo en
esta ciudad sino en los demás lugares donde todavía se practica, está muy ligada a las condiciones socioeconómicas de
quienes la sostienen. Obligados a emigrar en busca de trabajo o a habitar las nuevas colonias periféricas en las ciudades,
se les dificulta la asistencia a los “ensayes” y han perdido la identidad con el barrio o la calle donde tradicionalmente se
reunía la cuadrilla. Lo anterior es un problema para los capitanes de organización ya que se les dificulta avisar a los inte-
grantes de la cuadrilla sobre una invitación a una “bailada” y conocer su disposición o posibilidades de participación.
Otra situación que ha afectado a las cuadrillas es la falta de músicos-piteros por el deceso de los mayores, de edad avan-
zada. Alguno de los danzantes, ante la necesidad, se convierten en músicos-piteros, pero por la falta de preparación de-
forman la interpretación de los sones o los tocan incompletos, demeritando con ello la unidad de música y danza.
Sin embargo, a pesar de estos problemas, quienes sostienen esta expresión cultural están dispuestos a continuar con
ella. Los vecinos, al paso de las cuadrillas por la calle danzando los días de la fiesta, no ocultan su gozo, y ante la belleza
de la ejecución de algún son, aplauden y exclaman: “¡Que vivan los sonajeros!” y “¡Que no muera nuestra tradición!”
CUESTIONARIO PRIMER AÑO. CUESTIONARIO DE LA DANZA DE “LOS SONAJEROS”
“DANZA DE LOS VOLADORES” 1.- la danza de los sonajeros está relacionada con.
1..- ¿En el título del nombre de la danza, dice en que as- 2.- ¿en dónde se ejecuta la danza tradicional de los so-
pecto está relacionada esta danza de los voladores, es- najeros?
críbelo? 3.- en el sur de Jalisco se realiza una danza tradicional
2.- ¿Cómo se llama el dios con el que está relacionado el religiosa y en algunos pueblos unos días antes de reali-
origen de la danza de los voladores? zarse dicha fiesta los habitantes ejecutan una serie de
3.- ¿qué se deposita en el agujero donde se planta el actividades. ¿Cuáles son esas actividades que realizan?
palo para realizar la danza de los voladores? 4.- al ejecutar la danza de los sonajeros, ¿Qué recibían
4.- ¿cuál fue el motivo de que la danza de los voladores del dador de la vida?
no sufriera algún cambio? 5.- ¿Qué se recuerda (rememora) en la ejecución e indu-
5.- ¿Qué grupo étnicos continúan actualmente reali- mentaria de la danza de los sonajeros?
zando esta hermosa danza? 6.- ¿Qué instrumentos se utilizan para ejecutar la mú-
6.- ¿en cuál Región la danza de los voladores conserva sica de la danza de los sonajeros?
su significado religioso? 7.- ¿cuáles son los colores dominantes en la vestimenta
7.-en qué consisten las ofrendas que son depositadas en y que simboliza cada uno de ellos?
el agujero donde se plantara el palo para ejecutar la 8.- ¿Por qué se utiliza el color rojo y el amarillo?
danza de los voladores? 9.- ¿por quienes fue aceptada la danza ritual autóctona
8.- ¿Cómo se le conocía al rito que se hacía en la danza y para qué?
de los voladores? 10.-cual fue el motivo por el cual se les permitió a los
9.- ¿en qué época la ceremonia de los voladores alcanzo nativos la ejecución de la danza los sonajeros?
su máximo esplendor? 11.- ¿en qué consistía el macuahitl?
10.- ¿en qué Estado de la República se ejecutan los vola- 13.- ¿de qué forma ha sido transformado el macuahitl?
dores de Papantla? 14.- ¿Qué representa la sonaja?
11.- ¿con qué fin se realizó el ritual de la danza de los 15.- ¿con que nombre se le conocía a la sonaja en el
voladores? México antiguo?
12.- ¿en dónde se tenía que realizar el culto de la danza 16.- la xicahuaztli era un elemento que distinguía a.
de los voladores y para qué? 17.- la danza de los sonajeros es ejecutada por un nu-
13.- ¿Cuál es su verdadera fecha ancestral de la danza mero de danzantes que va de 30 hasta más del centenar
de los voladores? formados en dos filas. ¿con que nombre se le conoce a
14.- ¿Qué nombre recibe el palo que los totonacas utili- la pareja que va al frente de las filas?
zaban para la realización de la danza de los voladores? 18.- escribe el nombre de los sones que son ejecutados
15.- ¿en qué momento se propicia el rito de la danza de en la danza de los sonajeros.
los voladores? 19.- ¿por quienes es sostenida la práctica de la danza de
16.- ¿en qué sitios por lo general se realiza el culto de los sonajeros?
“la volada”? 20.- ¿a qué fiesta religiosa está ligada la danza de los so-
17.- ¿Qué instrumentos lleva consigo el caporal cuando najeros y en qué mes se realiza?
va en busca del “palo volador”? 21.- durante los días del novenario, ¿Qué actividades
18.- Cuándo el caporal a localizado el “palo volador” realizan las cuadrillas?
ejecuta un son. ¿Cómo se llama el son que ejecuta? 22.- escribe los días principales de la festividad y que ac-
19.- Cuándo el árbol es cortado el capitán realiza una tividades se realizan?
serie de actividades. Menciona cada una de esas activi- 23.- explica las problemáticas con las que se enfrenta la
dades. danza de los sonajeros?
20.- el árbol simboliza los tres reinos del mundo. Explica 24.- escribe un ensayo, partiendo de la problemática
en que consiste cada uno de ellos. que vive actualmente esta danza, donde propones alter-
21.- Describe detalladamente el vestuario que los dan- nativas y acciones que ayuden a seguir conservándola.
zantes usan para ejecutar esta danza?

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