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Salvador R.

Rojas Morgado
Ensayo ganador del Festival Diversidad Somos 2017

El Ensayo del Mayate

“Aun una comedia vieja / harta de representar, /


si no se vuelve a ensayar / se yerra cuando se prueba. /
Si no se ensaya esta nueva, / ¿cómo se podrá acertar?

Pedro Calderón de la Barca

Hay una página en Facebook que muchas personas en el ambiente LGBTTTIQ co-
nocemos muy bien, se denomina El Blog del Mayate, a la fecha tiene más de 160,700 se-
guidores en julio de 2017 y está en ascenso constante. El administrador de este espacio es
conocido como Z-cort, día a día nos ofrece contenidos en un código específico que solía
reproducirse sólo en algunos círculos de nuestra comunidad. Al contrario de otros tiempos
en donde no había muchas oportunidades para hablar de sexualidad, las redes sociales se
han vuelto ahora el espacio propicio para esta apertura. Z-cort nos incita a la risa haciendo
evidente la rigidez de los roles en la sociedad mexicana, ello a través de relatos, tips de li-
gue, datos curiosos y sobre todo memes. En los últimos años los memes han sido material
para las teorías de difusión cultural de Dawkins (1979), Blackmore (2000) y Aunger
(2004)1, por ello es interesante saber qué ideologías transmiten, así como desentrañar qué
significa su reelaboración masiva. Del mismo modo, es interesante aquella expresión mas-
culina cuyo protagonista es el mayate.

Esta curiosa palabra se origina por unos escarabajos llamados mayates que tienen
atracción por el excremento y el resultado es una asociación de sentido con el sexo anal.
Mayate en la jerga del ambiente es el hombre que tiene sexo con otro hombre, generalmen-
te es de rol activo y busca una compensación por sus favores sexuales. Por cierto, en la pá-
gina prefieren usar con frecuencia el eufemismo cariñoso “miami” o “mayami” para suavi-
zar la connotación peyorativa. En los memes destacan el léxico del patrocinio; la diferencia
entre chichifo, mayate y chacal; la exacerbación de la masculinidad; la doble vida del ma-
yate; la oposición entre el rol activo y pasivo; la lengua coloquial del ligue y las prácticas
sexuales; los intersticios entre clases sociales; la cultura popular de series y caricaturas fa-
voritas del LGBTTTIQ; etc.

Para algunos guardianes de lo políticamente correcto es una propuesta inquietante,


apenas una pátina de humor deja entrever una larga serie de estereotipos y clichés profun-
damente arraigados. Los detractores a menudo ceden ante la abrumadora evidencia que
señala en todas estas prácticas algo vigente. En la página de Facebook a menudo un conte-
nido viralizado tiene el poder de provocar un alcance profuso de comentarios y reacciones.
Allí existe un conglomerado de diversas generaciones (Millenials, Generación Z, etc.) cuya
expresión ha adquirido relevancia. Asimismo suele coexistir la fanfarronería, pero a todos
les queda claro que existen personas con una muy larga trayectoria sexual, sin duda, y per-
sonas que quieren iniciarse en la sexualidad, por supuesto. Lo irónico es que no están allí
para ligarse unos a los otros, ambos van tras el legendario personaje llamado mayate.

1
Arango Pinto, Luis Gabriel. “Una aproximación al fenómeno de los memes en Internet: claves para su com-
prensión y su posible integración pedagógica”. en Artigo, v. 12, n. 33, São Paulo, 2015. Págs. 110-132.
Salvador R. Rojas Morgado
Ensayo ganador del Festival Diversidad Somos 2017

Según este código, existe una gradación clara entre chichifo, mayate y chacal. El
primero puede considerarse el scort, el que ofrece un sexoservicio con tarifas establecidas;
el segundo pide algo a cambio de ser un amigo sexual; el tercero es el que bajo algunas
circunstancias accede a tener sexo casual con o sin retribución. En este contexto se le atri-
buye a estos estereotipos un carácter de oferta y demanda. El entorno económico y la nece-
sidad dan los incentivos que llevan a transitar de un nicho de mercado a otro. Muy intere-
santes son las expresiones de género que acompañan a estos contenidos cuya demanda es
evidente. Si bien existe un antecedente que el mismo Z-cort describe en su página, el hecho
más sorprendente sobre estas representaciones de la masculinidad es la reelaboración a la
que se ven sometidas a raíz de la exponencial interacción en la redes. “Una vez que los tex-
tos –entendiendo por texto cualquier tipo de documento escrito, gráfico o audiovisual- se
digitalizan, se convierten en puros datos numéricos infinitamente modificables y reproduci-
bles.”2

Tiempo atrás, Carlos Monsiváis hizo una bella crónica sobre el tema: “El chacal es
el joven proletario de aspecto indígena o recién mestizo […] El chacal es la sensualidad
proletaria, el gesto que los expertos en complacencias no descifran, el cuerpo que proviene
del gimnasio de la vida, del trabajo duro, de las polvaredas del fútbol amateur o llanero” 3.
Vale decir que en El blog del Mayate hay ampliaciones notables de esta idea. Por ejemplo,
el llamado “chacalón” que no es muy joven y está bien representado en esos caballeros de
clase trabajadora que llegan a la cúspide de su atractivo físico a los 40 años. Otra amplia-
ción sería el “chaka” ad hoc con el entorno de violencia prevaleciente, parece recién salido
del centro penitenciario, su pose es gansteril y transgresora, suele ser devoto de San Judas
Tadeo o La Santa Muerte.

En México ser mayate o chacal tiene implicaciones muy cercanas con el color de la
piel. Cerca a estas fechas se reveló un estudio de INEGI4 donde se comprueba algo que ya
sabemos desde nuestra vivencia cotidiana, las personas de piel morena tienen mayor rezago
educativo en comparación con las personas de piel clara. Frente a la vulnerabilidad que el
bajo nivel académico y la tez acarrea al hombre una opción es sacar provecho de su capital
sexual, imponerse a otros hombres en una relación de poder por medio del rol dominante.
Ahora bien, hay un meme famoso en la página que, entre sus múltiples reelaboraciones, dio
un resultado muy ilustrativo. En él se ve al presidente de México, Enrique Peña Nieto, ro-
deado de soldados mexicanos en un festejo cercano a las Fiestas Patrias, el encabezado di-
ce: “When eres chica lomecan pero te encantan los chacales”. Más allá de la respetable
orientación sexual del presidente está un hecho que no pasó desapercibido a la comunidad,
los soldados son varoniles y morenos, las chicas lomecán son jovencitas de clase alta. En-
tonces en esta foto, sacada totalmente de su contexto original, el supremo comandante de
las fuerzas armadas se ve supeditado a los favores de la tropa. Pensemos que aquello sería
algo inimaginable en otros tiempos cuando la vida personal del presidente era intocable.

2
Scolari, C. “Hipermediaciones”. Elementos para una Teoría de la Comunicación Digital Interactiva. Barce-
lona: Gedisa, 2008. Pág. 81.
3
Villamil, Jenaro. "Que se abra esa puerta." Debate Feminista 43, México, 2011. Pág. 209.
4
INEGI (2017). Resultados sobre la movilidad social intergeneracional. [online] Disponible en:
http://www.inegi.org.mx/saladeprensa/boletines/2017/mmsi/mmsi2017_06.pdf [Acceso 19 Jul. 2017].
Salvador R. Rojas Morgado
Ensayo ganador del Festival Diversidad Somos 2017

Aunque está dirigido al LGBTTTIQ otro aspecto impresionante es que el promedio de


usuarios en las redes pueda descifrarlo a partir de otros memes, ahora muchas personas
heterosexuales saben qué es un chacal y han visto otros memes donde está involucrada la
chica fresa lomecán. Dichos códigos pueden comprenderse, son masivos, hacen gracia y
además producen empatía al mostrarse subversivos ante el poder.

En El blog del Mayate hay muchas vertientes por explorar, sin embargo aquí expo-
nemos el fenómeno más evidente, la nueva visibilidad a través de internet. Incluso la red de
Mark Zuckerberg añadió una reacción llamada “Me enorgullece”, la gran sensación de ju-
nio de 2017. Ya mucho se ha discutido a lo largo de estas décadas en los colectivos de la
diversidad sobre el tema, mucha tinta y marchas han corrido para volvernos visibles. Desde
una trinchera insospechada Z-cort ha provocado una tendencia hacia la visibilidad. Él mis-
mo es consciente que en un entorno globalizado la masculinidad mexicana busca una rede-
finición, el hombre ya no pueden ser el proveedor de un hogar por antonomasia, su papel de
protector se ve desdibujado en una sociedad en el que el poder económico predomina como
una fuerza aplastante, además, a raíz de la revolución sexual, las mujeres han podido deci-
dir sobre su reproducción y eso les ha traído un empoderamiento en el ámbito público sin
precedentes, muchos hombres se sienten desplazados o amenazados cuando su pareja tiene
más ingresos o educación. ¿Qué significa ser hombre ahora mismo? ¿Ser hombre es solo no
comportarse como mujer o gay? ¿No se supone que la masculinidad trae un grado de auto-
ridad per se? ¿Cuestionar la masculinidad es lo mismo que cuestionar la heterosexualidad?
Responder a estas preguntas requeriría de un esfuerzo intelectual significativo. Por su parte,
Z-cort nos recuerda que hoy somos libres de tomar los clichés y reelaborarlos, hacerlo bien
o mal, hacerlo en broma, o en serio, porque de broma en broma la verdad se asoma, de
meme en meme la ideología viene.

Los lugares de cruising (baños públicos, saunas, cines porno gay, etc.) solían ser los
lugares más frecuentes del mayateo y chacaleo. Otro elemento que aporta visibilidad indica
a través de los memes que los mayates también están en los gimnasios, bares y universida-
des, es decir, casi en todos lados. Lo más importante es la oportunidad de hacer contacto en
privado con el prospecto para que “la pagadora” haga su oferta. A esta propuesta, que suena
a una deshumanizada transacción, la envuelve un nuevo enfoque alejado de los lugares del
bajo mundo, evoca a los contratos y su reciprocidad, así como el respeto a los estatutos del
intercambio comercial. Si aquello parece algo inadmisible también hay oportunidad de
abordarlo con distintos criterios. Por ejemplo, se ha discutido con entusiasmo si es válido
que un tipo gay le chifle o diga un piropo a un hombre que pasa por la calle. ¿Sería conside-
rado como acoso hacerlo incluso una sola vez? ¿Se podría hacer una proposición respetuosa
y recibir a su vez una respuesta igual de respetuosa? Cuestionamientos en apariencia senci-
llos que implican grandes cambios de paradigmas.

La última condición de visibilidad se cumple cuando Z-cort se autodefine como


mayate. Esto es algo realmente excepcional, nunca antes alguien había dado voz a estas
masculinidades con tan indiscutible creatividad, lo más usual es que la otredad nombrara a
esos hombres. En realidad ellos solo existían en función de los servicios prestados a la co-
munidad. Algunos chichifos o scorts ofrecen sus servicios de forma abierta. En cambio los
Salvador R. Rojas Morgado
Ensayo ganador del Festival Diversidad Somos 2017

mayates rara vez se asumen como tal, son solo chavos “buena onda”, más tolerantes y acce-
sibles hacia los gays. Los chacales tampoco suelen definirse a sí mismos en ese grupo, son
solo hombres de familia que luchan por el sustento diario, cuyo estrés laboral suele mitigar-
se con cervezas y alguna buena compañía, o lo que caiga pues. Cabe reflexionar qué gana-
rían ellos si intentan definir su orientación sexual. Alguna vez la página LGBTTTIQ Soy
homosensual publicó un artículo sobre la bisexualidad inspirado en un activista norteameri-
cano5, los conceptos claves fueron traducidos del inglés, sin embargo se perciben algo leja-
nos de la realidad que exponemos aquí. Algunos investigadores saben que la bisexualidad,
con todo y su amplitud, no alcanza para describir la pluralidad de experiencias entre chichi-
fos, mayates y chacales. En su lugar prefieren usar el término “hombres que tienen sexo
con hombres”6, porque pensarse como bisexual o pansexual implica cierto grado de autode-
finición al que no han llegado esos individuos. Esa indefinición y el fuerte compromiso al
dar y recibir favores son los ingredientes de la masculinidad en un país donde la mitad de la
población padece pobreza. La indefinición los protege de la homofobia y los exenta de dar
explicaciones que ni ellos mismos tienen acerca de lo que sienten. El resultado es una gran
invisibilidad que ha provocado bastantes equívocos, muy acorde con la opacidad reinante
del país.

Para las personas del ambiente esta invisibilidad es, como diría Calderón de la Bar-
ca, una “comedia vieja” de muchos enredos en donde la personajes entran y salen de formas
tan precipitadas como chuscas. Lo verdaderamente nuevo es que mediante las nuevas tec-
nologías El blog del mayate de una amplia visibilidad a estas masculinidades, aunque sea
de forma estereotípica. Al mismo tiempo, los usuarios de las redes adoptan estas represen-
taciones con entusiasmo y las modifican a través de experiencia vital. Antes solamente a un
grupo de LGBTTTIQ le interesaba ese tema, nuestro homoerotismo los nombró, es “su
chacal”, es “mi mayate”, es “aquel chichifo”, son “ellos”: los que siempre están de visita en
nuestra comunidad. Por otra parte, las banderas de la diversidad decoraron el Palacio de
Gobierno en Morelos este junio de 2017, fue algo memorable, nuestra generación es testigo
de un giro importante hacia una política de inclusión. Por fin somos iguales ante la ley, aho-
ra siguen las titánicas tareas que llevarán la ley hacia una praxis verdadera. Los chichifos,
mayates y chacales también tienen una gran tarea, sobrevivir en este México bravo y, si la
ley y las instituciones se fortalecen, quizá tengan más motivos para la autodefinición. Hoy
es apenas la incursión, el intento de una nueva masculinidad, el ensayo del mayate, mañana
es la obra completa en El Gran Teatro-Cabaret Del Mundo.

5
Homosensual. (2017). La bisexualidad actual, más allá del hombre y la mujer. - Homosensual. [online]
Disponible en: http://homosensual.mx/comunidad/la-bisexualidad-actual-alla-del-hombre-la-mujer/ [Acceso
19 Jul. 2017].
6
Guajardo, Gabriel. Et al. SIDA y sexo entre hombres en América Latina: Vulnerabilidades, fortalezas, y
propuestas para la acción Perspectivas y reflexiones desde la salud pública, las ciencias sociales y el acti-
vismo. Lima: Universidad Peruana Cayetano Heredia, 2002. Pág. 184.

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