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Autor: Spencer Johnson, M.D.

Editorial: Empresa Activa.


Año de publicación: En 1998 por Spencer Johnson y en 2000 por Ediciones Urano
S.A Título: ¿Quién se ha llevado mi queso?

Número de páginas: 106 páginas

¿Quién se ha llevado mi queso? Spencer Johnson, M.D. ,Ed. Empresa activa, pág.
106.año, En 1998 por Spencer Johnson y en 2000 por Ediciones Urano S.A

Cada individuo, en la cotidianidad de su vida y a lo largo de la misma, está


encarando múltiples situaciones, adversidades, desafíos, problemas, retos,
oportunidades, logros y fracasos y de la capacidad que tenga para hacer
frente oportunamente a cada una de los mismos dependerá que salga
siempre airoso y que ello contribuya a su felicidad y goce personal y de los
que le rodean.

A través de esta obra, el autor, valiéndose de una parábola y haciendo uso


de figuras metafóricas pretende (y bien que lo logra) transmitirnos un
mensaje claro: dependiendo de la capacidad de adaptación y actitud de
reacción frente al cambio obtendremos o no lo que nos tracemos como
objetivos en la vida.

Así, pues, el laberinto representa la vida misma: nuestro trabajo, nuestra


empresa, nuestra ciudad, nuestro país, es decir, el espacio o lugar donde
siempre queremos estar buscando nuestro “queso”: que puede ser una
satisfacción económica, un reconocimiento social, un bien material, la paz
interior, etc. Cada uno de nosotros tiene una idea diferente de lo que es su(s)
queso(s) ya sea en el plano material y/o espiritual y dirige sus acciones en la
búsqueda constante de ello, porque cree que es lo que lo hará feliz.

A través de los personajes se representan los diferentes tipos de actitudes o


respuestas de adaptación a los cambios que podemos tener los seres
humanos. Los primeros personajes son dos ratoncitos, el primero de los
cuales actúa instintivamente, valga decir, “olfativamente”, lo que le ayuda a
plantear ideas que sirvan de soluciones y que puedan ayudar en la toma de
decisiones. El segundo, quien a través de los cuestionamientos del primero,
propone ir en búsqueda de nuevas cosas. Entonces, al complementarse, los
dos logran ver los cambios, reaccionan ante ello y al final juntos logran
cumplir sus objetivos (encontrar otro acopio de quesos). Por otro lado están
las dos personitas, uno de los cuales tiene una actitud analítica, proactiva,
de superación y está dispuesto al riesgo en búsqueda de soluciones
(encontrar nuevos “quesos” y al final lo logra) y por último aquel que adopta
una actitud “contemplativa”, conformista, sin proponer ninguna solución al
problema, quien desearía que “las cosas nunca hubiesen cambiado” y no
quiere arriesgar nada para adaptarse a lo que cambió.

A manera de conclusión, podríamos extraer las principales enseñanzas que


nos deja la lectura:

En la vida todos podremos alcanzar nuestros “quesos”, pero para lograrlo


debemos estar dispuestos a sortear los diferentes obstáculos que se nos
presenten en el camino.
Nuestro entorno siempre está en constante cambio. ¿Por qué no cambiamos
nosotros si somos parte de esa dinámica?
Lo único que nos inhibe hacia el cambio, son nuestros propios temores. En
el vencer esos miedos está la clave de adaptarnos positivamente al cambio.
No debemos retrasar la hora del cambio con una actitud negativa, pensando
en lo que pudiera salir mal y no en aquello que debiera salir bien. Si
hacemos lo primero, aumentaremos la tasa de fracasos.
Dentro de nuestro recorrido en la búsqueda de “quesos” deberemos ser
capaces de no subestimar el apoyo que los demás pudieran brindarnos. La
solidaridad, el trabajo en equipo, pudieran hacer más fácil la consecución de
esos objetivos.
Tampoco debemos “dormirnos en los laureles”, sino que debemos ser
capaces de reconocer que el “laberinto de la vida”, está lleno de “gran
variedad de quesos nuevos” y no debemos ser conformistas y contentarnos
con los que ya tenemos.
En la adaptación a un mundo cambiante, está la sobrevivencia de la especie
humana.

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