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CUESTIONARIO

1. ¿Cuáles son los componentes de la placenta?

Al comienzo el cuarto mes, la placenta tiene dos componentes:


a) una porción fetal,
formada por el
corion frondoso, y
b) una porción
materna,
constituida por la
decidua basal. En el
lado fetal, la
placenta está
rodeada por la
lámina coriónica y
en el lado materno,
por la decidua basal,
cuya lámina
decidual es la
porción más íntimamente incorporada a la placenta. En la
llamada zona de unión se entremezclan células del trofoblasto y
deciduales. Esta zona se caracteriza por células gigantes
deciduales y células sincitiales y porque contiene abundante
material extracelular amorfo. En este momento, la mayor parte
de las células citotrofoblasticas han degenerado. Entre las
láminas coriónica y decidual se hallan los espacios intervellosos
ocupados por sangre materna; provienen de las lagunas del
sincitiotrofoblasto y están revestidos por sincitio de origen
fetal. Las vellosidades arborescentes se desarrollan en los lagos
sanguíneos intervellosos. En el curso del cuarto y quinto mes, la
decidua forma varias tabiques deciduales, que sobresalen en los
espacios intervellosos pero no llegan a la lámina coriónica.
Estos tabiques tienen un núcleo central de tejido materno, pero
su superficie está cubierta por una capa de células sincitiales,
de manera que en todo momento hay una capa sincitial
separando la sangre materna que se encuentra en los lagos
intervellosos, del tejido fetal de las vellosidades.
Como consecuencia de la formación de esos tabiques, la
placenta queda dividida en varios compartimientos o
cotiledones. Como los tabiques deciduales no llegan a la lámina
coriónica, se mantiene el contacto entre los espacios
intervellosos en los diversos cotiledones Como resultado del
crecimiento continuo del feto y la expansión del útero, la
placenta también crece. El aumento de su superficie es en cierta
medida paralelo al del útero en expansión, y durante todo el
embarazo cubre aproximadamente del 15 al 30% de la
superficie interna del útero. El aumento del grosor de la
placenta se debe a la arborización de las vellosidades existentes
y no a la penetración ulterior en los tejidos maternos.
2. ¿Cuáles son las funciones de la placenta?

a. Metabolismo Placentario: La placenta, especialmente al


principio del embarazo, sintetiza glucógeno, colesterol y
ácidos grasos, que actúan como fuente de nutrientes y
energía para el embrión/feto. Sin duda, muchas de sus
actividades metabólicas son críticas para sus otras dos
funciones importantes (transporte y secreción endocrina).

b. Transporte placentario: El transporte de sustancias en


ambas direcciones entre la placenta y la sangre materna se
facilita por la gran área de superficie de la membrana
placentaria.
Intercambio de gases: El intercambio de gases como el oxígeno,
el dióxido de carbono y el monóxido de carbono se realiza por
difusión simple. El feto a término extrae de 20 a 30 ml de
oxigeno por minuto de la circulación materna y por ello es
comprensible que la interrupción de suministro de oxígeno,
aunque sea por corto período, resulte letal para el feto. El flujo
de sangre placentario es decisivo para el aporte de oxígeno,
puesto que la cantidad de oxigeno que llega al feto depende
principalmente da la oferta y no de la difusión.

Intercambio de elementos nutritivos y de electrolitos: El


intercambio de elementos nutritivos y de electrolitos, como los
aminoácidos, los ácidos grasos libres, los carbohidratos y las
vitaminas es rápido y aumenta a medida que el embarazo
avanza.

Transmisión de anticuerpos maternos: La competencia


inmunológica comienza a desarrollarse tardíamente en el
primer trimestre, ya que en este momento el feto puede
producir los componentes del complemento. Las
inmunoglobulinas pertenecen casi en su totalidad a las
inmunoglobulinas G maternas (Ig G), que comienzan a ser
transportada desde la madre al feto a partir de las
14 semanas aproximadamente. De este modo, el feto obtiene
inmunidad pasiva contra ciertas enfermedades infecciosas como
difteria, viruela, el sarampión y otras, más no contra varicela y
tos convulsiva. Los recién nacidos empiezan a elaborar su
propia Ig G, pero estas alcanzan las concentraciones del adulto
a partir de los 3 años de edad, ya que en la etapa fetal se tiene
poca capacidad para generar sus propios anticuerpos.
c. Producción de hormonas: Al final de cuarto mes la placenta
produce progesterona en cantidad suficiente como para
mantener la gestación en caso de eliminación o falta de función
adecuada de cuerpo lúteo. Es muy probable que todas las
hormonas sean sintetizadas por el trofoblasto sincitial. Además
de progesterona, la placenta elabora hormonas estrogenicas,
sobre todo el estradiol, en cantidades cada vez mayores, hasta
inmediatamente antes de completarse la gestación, momento en
el cual se alcanza el nivel máximo. Estas concentraciones
elevadas de estrógeno contribuyen al crecimiento del útero
y de la glándula mamaria.

Durante los dos primeros meses del embarazo, el


sincitiotrofoblasto también produce Gonadotrofina corionica
humana (hCG), que mantiene al cuerpo lúteo. Esta hormona es
excretada por la madre en la orina, y en los primeros tiempos
de la gestación se utiliza su presencia como indicador de
embarazo. Otra hormona elaborada por la placenta es la
Somatomamotrofina (antes llamada lactogéno placentario).
Esta sustancia similar a la hormona del crecimiento le
confiere al feto prioridad sobre la glucosa sanguínea
materna y es en cierta grado diabetògena para la madre.
Estimula además el desarrollo de las glándulas mamarias para
la producción de leche. Además existe otra hormonas
también producida por la placenta como: Tirotropina corionica
humana (hCT) y la Corticotropina corionica humana (hCACTH).
La barrera placentaria: la mayoría de las hormonas
materna no atraviesan la placenta, y cuando la transponen,
como el caso de la tiroxina, lo hacen con lentitud. Algunos
progestágenos sintéticos atraviesan la placenta rápidamente
y pueden ocasionar la masculinización de fetos femeninos.
Aún más peligroso resulta el uso del estrógeno sintético
dietilestilbestrol, que atraviesa la placenta con facilidad.
Este compuesto causo carcinoma de la vagina y anomalías
testiculares en quienes tuvieron contacto con él durante su vida
intrauterina. Aun cuando se considera que la placenta actúa
como un mecanismo de protección contra factores nocivos,
muchos virus como el de la rubeola, citomegalovirus,
coxsackie, viruela, varicela, sarampión y poliomielitis
atraviesan la placenta sin gran dificultad. Algunos de estos
virus ocasionan infecciones en el feto lo cual a su vez produce
la muerte celular y anomalías del desarrollo. Lamentablemente
la mayoría de las drogas y sus metabolitos atraviesan la
placenta y muchos pueden ocasionar consecuencias graves para
el embrión. Además el consumo de heroína y cocaína en la
madre puede producir habituación en el niño.

3. ¿Qué cantidad de sangre circula por la placenta a


término?

Los cotiledones reciben sangre a través


de las arterias espirales, que en número
de 80 a 100 atraviesan la lámina
decidual y entran en los espacios
intervellosos con intervalos más o
menos regulares. La presión en estas
arterias impulsa la sangre hacia la
profundidad de los espacios
intervellosos y baña las abundantes
vellosidades pequeñas del árbol
velloso con sangre oxigenada. Al
disminuir la presión, la sangre retorna
desde la lámina coriónica hacia la
decidua donde entra en las
venas endometriales. En consecuencia,
la sangre de los lagos intervellosos
retorna drenada hacia la circulación
materna a través de las venas
endometriales.
En conjunto, los espacios intervellosos de la placenta madura
contienen alrededor de 150 ml. de sangre, que se recambia
unas tres a cuatro veces por minuto. Esta sangre se
desplaza a lo largo de las vellosidades coriónicos, que tienen
una superficie de 4 a 14 m2. Sin embargo el intercambio
placentario no se produce en todas las vellosidades, sino solo en
aquellas en las cuales los vasos fetales están en íntimo contacto
con la membrana sincitial de revestimiento.

4. ¿Qué es la placenta Accreta?

En ocasiones, la placenta se
adhiere excesivamente a la
pared uterina. Esto es muy
poco frecuente y sucede,
aproximadamente, en 1 de
cada 2.500 embarazos. En el
75% de estos casos, la
placenta se adhiere al
miometrio (cubierta muscular
del útero) y se denomina
placenta accreta.

Este trastorno frecuentemente


es asintomático, excepto si está asociado a placenta previa, por
lo que no se suele detectar hasta el momento del parto; sin
embargo, puede presentarse una hemorragia vaginal durante el
tercer trimestre del embarazo, y se diagnostica mediante un
examen por ultrasonidos.

El parto en las mujeres que sufren este problema suele ser


prematuro, mediante cesárea. Tras el nacimiento del bebé, la
placenta accreta no se separa totalmente del útero, lo que puede
llegar a provocar una peligrosa hemorragia, por ello es preciso
extraer este órgano quirúrgicamente y, en la mayoría de los
casos, se debe realizar también una histerectomía (extirpación
del útero).
Causas y factores de riesgo de placenta Accreta

No se sabe cuál es el origen de esta implantación anómala de la


placenta, aunque se presenta habitualmente en mujeres que
tienen placenta previa, o en aquellas a las que se les han
practicado cesáreas o algún tipo de cirugía en el útero con
anterioridad. Los factores de riesgo que aumentan la
posibilidad de placenta Accreta son:

 Intervención quirúrgica previa en el útero. Las mujeres


que se han sometido a una cirugía uterina antes del
embarazo son más propensas a sufrir una implantación
anómala de la placenta.
 Placenta previa. Se trata del factor de riesgo más
frecuente, especialmente cuando la mujer ha tenido un
embarazo anterior en el que el bebé nació mediante
cesárea. Cuantas más cesáreas anteriores, más aumentan
las posibilidades de placenta Accreta en una embarazada
con placenta previa.
 Edad de la madre superior a 35 años.
 Multiparidad. El riesgo también aumenta con cada nuevo
parto.
 Miomas submucosos.
 Alteraciones en el endometrio (capa mucosa que recubre
el interior del útero).

5. Diferencia entre placenta increta y percreta.

Increta: La placenta Increta penetra en el miometrio, es decir,


en el músculo uterino. Supone un 15 por ciento de estos casos.

Percreta: La placenta Percreta es una enfermedad placentaria


en la que las vellosidades de este órgano se fijan
completamente a la pared uterina dificultando mucho su
separación a la hora del parto. En los casos más graves, tras
atravesar todo el grosor del miometrio y la serosa (últimas
capas del útero), invade órganos vecinos como la vejiga. Es la
forma menos común de implantación profunda, suponiendo el 5
por ciento de los casos. Dada la gravedad del trastorno, es
fundamental el diagnóstico oportuno para realizar una
planificación quirúrgica previa.
CUESTIONARIO N°2

1. La estructura helicoidal del Cordón Umbilical, ¿Cuántas


vueltas gira y cuál es el motivo?

o ASPECTO: Blanco nacarado.


o VASOS: 2 arterias, 1 vena
o GELATINA DE WHARTON (Tejido conectivo especializado)
o INSERCION: - En la superficie fetal de la placenta
o LONGITUD: 50-60 cm
o DIAMETRO: 1-2 cm
o ESTRUCTURA HELICOIDAL: con 5 a 10 vueltas, se debe a
la mayor longitud de las arterias umbilicales en relación
con la vena umbilical.

2. Al final de la gestación, ¿Cuál es la cantidad de Líquido


amniótico formado?

El volumen del líquido amniótico está regulado por un


equilibrio entre la producción de orina fetal y el líquido
pulmonar además de la absorción por la deglución fetal y el
flujo intramembranoso.
La cantidad del líquido amniótico aumenta durante el embarazo
alcanzando un valor máximo alrededor de 1 litro y después
disminuye de forma gradual hasta antes del parto.

Semana 12: 50ml


Semana 16: 200ml
Semana 20: 400ml
Semana 25: 600ml
Semana 30: 700ml
Semana 36 - 38: 1000L

3. ¿Qué tamaño de porción de Cordón Umbilical, queda en


el recién nacido?

 Pinzar el cordón con pinza Kocher a 2 a 3 centímetros de


la base de inserción del cordón.
 Presionar el cordón desde primera pinza desplazando
sangre hacia la placenta.
 Colocar la segunda pinza Kocher a unos 10 centímetros de
la primera pinza.
 Cortar el cordón entre ambas pinzas.
De esta forma la porción que quedaría en el recién nacido es de
6 a 10cm aproximadamente.

4. ¿Cuáles son los Grados de Madurez de la Placenta?

La placenta es un órgano que se forma dentro del útero durante


el embarazo y que ayuda a nutrir al bebé y a filtrar el exceso de
deshechos que se van generando durante los meses de
gestación. A medida que avanza el embarazo, la placenta va
evolucionando, y en su evolución la placenta puede clasificarse
en cuatro grados de madurez: 0, I, II y III.

Durante el segundo y tercer trimestre del embarazo la placenta


presenta cambios fisiológicos que permiten esta clasificación
numérica por estadios o grados en base al aspecto de las
calcificaciones intraplacentarias.

Desde el punto de vista ecográfico hay varias clasificaciones,


pero es la de Grannum de 1979 la más conocida.

Placenta Grado 0: Es el nivel más joven y corresponde al


primer y segundo trimestre de embarazo. Se caracteriza porque
ecográficamente se ven homogéneas la placa basal (aquella que
está más cerca del útero) es igual que la placa corial (la que
está más cerca del feto) Placa coriónica lisa sin áreas de
calcificación.
Placenta grado I: Corresponde a la semana 31 de gestación. En
esta etapa la placenta deja de tener un aspecto homogéneo.
Cuando ya posee pequeñas zonas de color blanco en la ecografía
(ecorrefrigentes). En la placa corial se identifican ciertas
calcificaciones finas y onduladas, dispersas al azar, y la placa
basal no presenta calcificaciones.

Placenta grado II: Se desarrolla alrededor de la semana 36 y va


hasta el final del embarazo. No es homogénea debido a los
depósitos de calcio. La placa corial es discontinua y ondulada
con calcificaciones difusas, y la basal se identifica en su
totalidad y ya se ha separado del miometrio (capa muscular que
constituye el grueso del espesor de cuello uterino). Los tabiques
que penetran en la placenta no confluyen.

Placenta grado III: Son las placentas con gran depósito de


calcio a todos los niveles. Tanto la placa basal como la corial
aparecen altamente ecorrefrigentes (color blanco). Los tabiques
de ambas partes de la placenta ya confluyen y se fusionan entre
sí. En el interior de los cotiledones placentarios (los ovillos que
forman las vellosidades coriales) se observan zonas de
calcificación y degeneración.

Los problemas que se puede tener durante el embarazo es que


la placenta envejezca antes de tiempo, como por ejemplo, tener
una placenta grado II antes de la semana 34. Eso puede
significar que el bebé no tenga oxígeno o los nutrientes
suficientes, teniendo que tener un parto prematuro.

Esto podría llevar a pensar que el bebé desarrollara una


restricción en su desarrollo por insuficiencia placentaria, ya
que esta insuficiencia produce, en el feto, hipoxemia y déficit
nutricional. Esto último es causa de retraso de crecimiento
intrauterino, por ello es importante realizar un adecuado
control prenatal, especialmente en la etapa final del embarazo.

El desarrollo de la placenta suele seguir un patrón uniforme


hasta las 20 semanas. Luego, su volumen aumenta según las
necesidades del feto. El retraso de crecimiento intrauterino
asimétrico suele producirse por procesos que comienzan
después de las 24 semanas y que llevan a insuficiencia
placentaria, con envejecimiento prematuro.
Aplicando la clasificación de Grannum, se asocia placenta grado
II o III antes de las 34 semanas en el 60% de fetos con retraso
de recimiento y grado I o II antes de las 30 semanas en el 80%.

En definitiva, los grados de madurez de la placenta constituyen


la clasificación que se puede emplear para determinar el
momento evolutivo en el que se encuentra dicho órgano, y
comprende desde el 0 o grado más joven al III, grado más
maduro. Se observan mediante ecografía y son importantes
para el control de salud fetal en la recta final del embarazo.

5. ¿Cuáles son las alteraciones de longitud más comunes


de Cordón Umbilical?

Cordón umbilical corto:


Estas anomalías del cordón umbilical se caracterizan por ser
cordones que miden menos de 30 centímetros de longitud, se
presentan con poca frecuencia y pueden ser realmente cortos o
esto puede ser solo aparente (ocurre por las circulares del
cordón), estos casos se asocian a inversión uterina, rotura
uterina, sufrimiento fetal agudo y desprendimiento prematuro
de placenta normoinsertada.
El menor tamaño puede asociarse a malformaciones en los
miembros o deberse a restricciones en el desarrollo por falta de
espacio: cuanto más lugar tenga el bebé para moverse, más
extenso será el cordón, formula un estudio realizado por la
Escuela de Medicina de la Universidad Washington -Seattle,
Estados Unidos.

Cordón umbilical largo:


A diferencia de un cordón umbilical corto, estamos ante un
cordón umbilical largo cuando este mide más de 60 centímetros
de longitud, estos casos se asocian con:

Factores maternos: Enfermedades de base (diabetes,


hipertensión arterial, lupus eritematoso sistémico) y edad
materna avanzada.
Factores fetales: Fetos macrosómicos, sufrimiento fetal agudo,
nudos del cordón y sexo del feto masculino.
Factores placentarios: Aquellas placentas que pesan más de 1
kilogramo.

BIBLIOGRAFIA:

1. Botero Uribe, Jaime y col. Obstetricia y Ginecología. Texto


Integrado. 5ta edición. 1997

2. Lagman. Embriología Médica. Editorial Médica


Panamericana. 7ma Edición. 1999

3. Moore, K. Embriología Clínica. 6ta edición. Mc Graw- Hill


Interamericana
CONCLUSIONES:

1. Se reconoció las etapas de formación de la placenta y


sus membranas.
2. Se conoció las importantes funciones de la placenta.
3. Identificamos los tipos y formas de la placenta
4. Reconocimos las 3 alteraciones de la placenta y del
cordón umbilical.
5. Reconocimos las caracteristicas morfológicas de una
placenta normal y la comparamos con las
alteraciones.
OBJETIVOS:

1. Conocer las etapas de formación de la placenta y sus


membranas.
2. Conocer las funciones de la placenta.
3. Identificar los distintos tipos y formas de la placenta
4. Reconocer alteraciones tanto de la placenta como del
cordón umbilical.
5. Reconocer las características morfológicas de una
placenta normal.

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