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Zecchetto – Roland Barthes: Tercer Momento

El texto como práctica significante, como estructuración, como volumen de huellas en trance
de desplazamiento

En este tercer momento, los metadiscursos que los rodeaban le hacían integrar nuevas ideas a una
concepción ya madura y libre para operar con los textos.

Ciertos desarrollos y teorías de otros autores, hacen que Barthes deje de lado la pretensión de unir
la semiología al modelo de la fonología y se centre en ligar a un objeto literario: el relato.

1. Primera línea: el análisis estructural del relato

¿Qué tienen en común todos los relatos? Para saberlo, hay que basarse en la lingüística.

Así como una oración puede ser descripta por niveles, cada uno de ellos posee una relación
jerárquica unos con otros lo que quiere decir que por sí solos no son capaces de producir sentido.
Cada uno de esos niveles se integra a un nivel superior (Los sonidos integran a la palabra y la
palabra a la oración)

De esta manera, el modelo semiológico de la estructura del relato debe presentar niveles y
establecer una jerarquía para todos los niveles.

Todorov había postulado dos grandes niveles para el análisis literario: la historia, que describe una
secuencia de acciones y una sintaxis de personajes, y el discurso, que comprende tiempos, aspectos
y los modos de relato. Strauss había postulado, también, que las unidades de los mitos o mitemas
debían ser integrados en paquetes y esos paquetes combinarlos entre sí para obtener una
interpretación.

Sin embargo, esta noción de jerarquías no indica un principio fundacional para el modelo: leer o
escuchar un relato no es pasar de una palabra a otra sino también pasar de un nivel a otro
integrando la información que recibimos.

No es suficiente el análisis horizontal de un relato sino que hay que analizarlo verticalmente porque
el sentido atraviesa el relato y no se encontrará si solo se analiza un extremo.

Las funciones son importantes para cómo se construye el sentido. Por ejemplo, cuando James Bond
dice ver a un hombre de unos 50 años, puede parecer información simple pero para el lector que
está realizando una lectura semiológica no lo es porque la información oculta dos funciones
constitutivas del relato:

 Función 1: James Bond no conoce a ese hombre


 Función 2: La edad del personaje no tiene utilidad para Bond en el momento

La función 1 es una unidad de contenido capaz de correlacionarse muy fuertemente con la historia
completa, con lo que va a pasar después por que señala una posible amenaza y la obligación de
identificarla. Esta amenaza es necesaria para el relato en el que el conflicto y su resolución son la
base de la historia. El relato está sostenido por los personajes. Cada personaje se define por un
serie de signos que dependen, para su descripción, de la semiología.
Esta forma de pensar el análisis es al mismo tiempo una forma de pensar esta fábrica del sentido
que proporciona el análisis estructural.

2. Segunda línea: El placer, el significante, la moral y la lectura de textos literarios

La intertextualidad

La intertextualidad es una noción clave para abordar los textos.

Esta abre al texto a la irrupción de múltiples voces haciendo del texto algo profundo, voluminoso y no
plano.

El autor no es lo que importa, no es el centro de lo que leemos.

Por su parte, el texto ya es un plural. No puede ser más que la pluralidad de subsistemas. Un lector
puede extraer del texto el sentido que los signos evoquen en su mente y este sentido puede cambiar
con diferentes lecturas. Es por eso que hablamos de la muerte del autor. Hay un nacimiento del
lector y la declaración de su derecho a la libertad

El texto y el lector

¿En qué consiste esta nueva libertad del lector?

Para Eco, la libre lectura de los textos es posible en todos los contextos de lectura y que su efecto
sería la falta de comprensión entre los actores en un intercambio comunicativo.

Hay ciertos axiomas que se reconstruyeron de la obra de Barthes que enfrentan la idea tradicional de
autor y lector:

No es cierto que:

 Leer correctamente un texto sea respetar el sentido que le dio el autor


 Leer correctamente sea respetar el sentido del texto
 Para leer correctamente haya que concentrarse en el texto, no distraerse
 Leer correctamente es respetar palabra por palabra el orden del texto
 Leer sea una práctica fundamental para acrecentar los valores del espíritu.

Sobre los axiomas 1 y 2, Barthes refuerza la idea de demoler la figura del autor como único
productor de sentido. El sentido supera lo que el autor quiere decir. El texto no tiene que tener
tampoco un sentido último. La lectura acrecienta el placer cuando distorsiona y altera al texto. La
lectura que produce mayor felicidad es la que revierte el sentido.

Sobre el axioma 3, un buen texto permite desconcentrarnos, quitar la mirada del texto y pensar en
otra cosa. El texto es escuchado indirectamente y permite ser llevado. Distraerse otorga placer a la
lectura.

Sobre el axioma 4, No es cierto que debamos atenernos en toda la obra, saber que leer, que no leer.

Sobre el axioma 5, e texto no es para Barthes una obra, un producto, es más bien una práctica
significante, no es una estructura, es una estructuración, no es un objeto, es un trabajo y un juego,
no es un conjunto de signos cerrados, es un volumen de huellas en trance de desplazamiento.
El placer del texto

Sobre la ciencia de los goces del lenguaje no hay ningún tratado. El objeto es la escritura misma.
Cada escritura es única. Se intensifican entonces los fragmentos, las digresiones, los aforismos y su
estilo se vuelve en sí mismo la literatura.

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