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ISFDyT Nro 42 “Leopoldo MARECHAL”

MATERIA: Filosofía contemporánea


PROFESORA: Laura PALACIOS
ALUMNA: Noelia BAEZ
AÑO DE CURSADA: 2015

Si hay una pregunta que me ha desvelado alguna vez es sin lugar a dudas la
pregunta por mí misma, la pregunta ¿Quién soy yo? he buscado infructuosamente en
libros de ciencia y religión sin encontrar una respuesta que me dejara dormir en paz así
que creo que por decantación acabe sumergiéndome en la filosofía, ella me atrajo desde
el primer momento, no por sus respuestas sino porque la pregunta es solo la punta del
ovillo. Ella me llevo hacia otras preguntas: ¿Qué es la muerte? ¿Cómo hacemos para
vivir sabiendo que en cualquier momento podemos morir?, supongo que si hubiese
respondido la primer pregunta todas las demás se responderán por si solas. Esa relación,
entre el yo y la finitud me atraviesa como una lanza y no me deja un segundo vivir
como los demás lo hacen a mi alrededor.
Un escrito propiamente académico y filosófico no debería escribirse en primera persona,
pero no puedo evitarlo en tanto que me siento angustiosamente filosofa en el sentido de
querer saber la verdad.
La filosofía contemporánea deja atrás a Kant y comienza con Hegel (1770/1831) este
Filosofo el viene a decirnos algo acerca de este Yo, en primer lugar que es imposible
pensar en un Yo solo, alejado de todo y de todos, ese Yo hay que pensarlo en relación-
con pensar en algo que este separado de todo termina anulándose a sí mismo, el
noúmeno y el fenómeno no pueden ir cada uno por su lado, las categorías del
entendimiento son dejadas a un lado, ya no hay nada que no esté relacionado, no hay
nada que pueda quedar oculto para siempre, inalcanzable para nadie, eso no es posible
pues todo el conocimiento sería algo relativo, y si es relativo no habría conocimiento en
absoluto.
Me miro al espejo y no puedo evitar pensar en todo aquello que me fue dado
físicamente, psicológicamente, socialmente, culturalmente a través de mis padres,
hermanos, amigos, profesores, vecinos, todas las personas con las que alguna vez
interactué y pienso en lo que dijo Hegel, su método es el método de conocimiento
filosófico, pensar en primer lugar al Todo, la realidad es comparable a un organismo
espiritual, entonces: ¿Quién soy yo? él dijo “todo lo que aparece es lo que es, el ser
consiste en aparecer” …entonces, esto que soy, soy? Pero ese ser no es fijo, es solo el
primer momento de la dialéctica, es una afirmación, luego viene el segundo momento,
la negación de esa afirmación (aquí introduce el concepto de la nada, concepto que
retoma Heidegger y Sartre más adelante) y el tercer momento que abarca los opuestos y
los integra dentro de sí mismo como una instancia superior, lo llama superación. Esa
superación se convierte en nueva afirmación para avanzar en la dialéctica, hacia una
concentración y concreción cada vez mayor, es en otras palabras: Dios, todo es uno para
Hegel. Siempre pensando en el pasaje desde lo carencial hacia lo cada vez más perfecto,
en el paso de la historia, con todos los sucesos como se van dando, todo lleva en el
núcleo su razón de ser, de porque debía suceder así y no de otra manera, ese núcleo es el
espíritu (o conciencia) no solo simplemente aparece, sino que lo hace ante algo o ante
alguien, y como todo es uno, se muestra ante sí mismo, se automuestra, es
automanifestacion. Volviendo a Yo, ese yo es sujeto y objeto a la vez, re-flexiona, es el
espíritu libre, y esa libertad es tal porque no hay más nada que él mismo. La realidad
entonces es pensamiento, y el pensamiento es realidad. Lo verdadero es el Todo. Pero
¿qué es Yo para Hegel? Y aquí es en donde se separa de la modernidad. El dirá que el
sujeto nunca es, la piedra es, un árbol es, pero el sujeto está en un constante estar
siendo, continuamente se iguala y se desiguala, es un hacer-se, es autoconciencia.
Es imposible pasar a Marx sin antes hablar acerca de la dialéctica del amo y del esclavo,
pero hay algo que me interesó realmente de este tema y es el tema del miedo a la
muerte, quizás el miedo más básico desde el cual surgen todos los demás miedos, y
Kojeve lo explica muy bien, yo me puedo mirar al espejo todas las horas que quiera
intentando responder a la pregunta ¿Quién soy yo? pero la mejor manera de responder a
esa pregunta dirá Hegel es en relación con otros, bien, esa relación es de igual a igual en
un principio, dos Dasein que se encuentran en un oscuro pasillo, yo aquí y el otro allí,
mirándonos, podríamos pasar por un costado y seguir caminando como si nada,
ignorándonos totalmente, seguimos nuestras solitarias vidas, pero Hegel va a decir que
eso no sucede así, cuando sentimos que otro nos mira, por ejemplo cuando nos damos
cuenta que nos están espiando, cambiamos automáticamente, ya no es lo mismo, ese
alguien nos está mirando (esto también luego lo retomara Sartre). Volviendo al yo del
callejón, ese Yo, es el yo del deseo, salgo de mi misma, de mi autoconciencia, de estar
absorbida, y quiero que el deseo del otro sea mi deseo, es algo intrincado dicho así, pero
digamos que ese Yo es el Deseo, y si yo no consigo que el otro desee lo que yo deseo ya
no tengo mi yo, así que es una lucha, un enfrentamiento, que en definitiva es un
enfrentamiento a muerte por el reconocimiento del otro, si el otro no me reconoce yo
dejo de tener mi deseo, pero si lo mato o el otro me mata ya no habrá nadie para
reconocer al otro, así que uno de los dos por miedo a perder la vida abandona su deseo y
desea lo que quiere el otro, que es ser reconocido, esa es la dialéctica del amo y del
esclavo, el esclavo reconoce al amo, satisface el deseo de ser reconocido del amo, pero
el amo no lo reconoce. El esclavo no fue hasta el final, quiso conservar su vida, no
como el amo que fue hasta el límite, que es vencer o morir.
Para el amo la relación con las cosas llega a través de la mediación del esclavo, solo
mediante el trabajo del esclavo es libre frente a la naturaleza (luego retomara esto
Marx), el esclavo sabe que es ser libre porque deviene amo de la naturaleza, así se libera
a sí mismo y lo libera a su vez del amo. Por eso es el esclavo el que crea el mundo
histórico, solo el esclavo es el que puede transformar el mundo. Eso nos deja esperanzas
a los que nunca vamos de vacaciones ni cambiamos el auto, y vemos como los ricos y
poderosos se van a ver el mundial de Rusia en vivo y en directo, por su puesto para
Hegel en su momento habrá sido su intención dar esperanzas a la gente oprimida por el
Estado de Prusia, pero eso es otra historia, dejemos al Espíritu Absoluto en paz, y
continuemos con Karl Marx (1818/1883).
Este pequeño filosofo barbudo sin lugar a dudas tenia espíritu combativo, si le
preguntara ¿Quién soy yo? siendo militar y casi profesora de filosofía seguramente me
haría ver las contradicciones de mis trabajos, y yo le preguntaría ¿y eso que tiene que
ver? A lo que contestaría que “el ser humano es un conjunto de relaciones sociales, es
un ente que se produce a si mismo mediante el trabajo, que es el acto de autoproducción
del hombre” bien, entonces ya empiezo a entender qué lugar ocupa el trabajo en la vida
del hombre, no solo del “hombre” sino en mi misma en particular, Marx mismo me
arranco el espejo de las manos y me hizo mirar que es lo que hago para ganarme la
vida, la vida hay que ganársela, la muerte ya la tenemos en definitiva, pero la vida para
Marx no es algo que se piensa, es esta carne, estos huesos, este aire que estoy
respirando, me levanto temprano cada día, me pongo el uniforme y salgo rumbo al
cuartel, yo no estoy sola, vivir es una praxis histórico-social, en eso somos diferentes de
todos los seres vivos, trabajamos, pero no solo eso, lo hacemos con conciencia, es un
trabajo social y se realiza en un proceso histórico, humanizamos la naturaleza, es
verdadero trabajo el que hacemos de manera libre. Y aquí es en donde entramos en el
callejón oscuro, Marx critica el mal que ha hecho al hombre el momento histórico de la
revolución industrial, aliena la esencia del hombre al obligarlo a trabajar para
sobrevivir, ya no para vivir ni ser libre frente a la naturaleza.
El hombre alienado mortifica su cuerpo y arruina su espíritu, se siente en-si cuando está
fuera de su trabajo, cuando está en él se siente forzado a hacerlo para poder satisfacer
sus necesidades biológicas, el producto de su trabajo no le pertenece, así que esta
alienado también acerca de la actividad que hace cuando está ahí. Los productos
manufacturados o mercancías son lo principal, tanto el hombre mismo como su trabajo
caen también en la categoría de mercancía, incluso la relación entre los hombres solo
son intercambios entre mercancías, la sociedad capitalista dividida en clases contradice
la libertad, el obrero pasa a ser nada más que un medio para lograr ganancias y para el
obrero el capitalista tampoco es persona, es solo un medio que le proporciona trabajo.
Esto me hizo plantear porque elegí ser militar, recuerdo cuando tenía apenas trece años
estaba muy convencida que seguiría la carrera de mi padre, aunque se burlaban de mi
escuálida contextura, logre hacer lo que en ese momento soñaba tres años después, ¿y
esto que tiene que ver? preguntaría Marx, yo había nacido empapada en una Ideología,
son los sistemas de ideas (políticas, jurídicas, artísticas, morales) mediante los cuales los
hombres toman conciencia de lo que son o creen ser, no somos autónomas sino reflejos
de la estructura socioeconómica de la que brotan, superestructuras de la estructura
básica. “las circunstancias hacen al hombre en la medida en que ésta hace a las
circunstancias” veo señor Marx que no he sido muy original con mi primer elección
profesional, eso lo entiendo, ¿pero como explica que me interese por la filosofía? “las
determinaciones del hombre son cambiantes, son históricas. La dialéctica es la marcha
de la historia misma. En cada momento histórico, hay contrastes y oposiciones que
obran como impulsores del desarrollo.” Bien querido Marx, entiendo que mi curiosidad
y espíritu inquisitivo, voluntad férrea y poco miedo a la muerte me haya llevado hasta la
filosofía, entonces como contestarías a la pregunta ¿Quién soy yo? “No es la conciencia,
como entidad abstracta y aislada la que determina el SER del hombre sino su actividad
práctica social, lo que lo determina en cada caso” bien volvamos a el Materialismo
Histórico que es lo que propone en respuesta a lo que dijo anteriormente Hegel, retoma
el concepto de dialéctica, porque dice que en cada proceso histórico es más que solo eso
porque lleva en si la semilla de su propia negación, esa semilla germinará en el
momento oportuno, el ve esa oposición en la lucha de clases entre la burguesía y el
proletariado, el cree que vive en un momento histórico decisivo, la alienación será
superada en una revolución que dejara tras de sí una sociedad perfecta llamada
comunismo, movimiento real que anula y supera el estado de cosas de ese momento. La
revolución comunista no puede dejar en la servidumbre a ningún grupo social porque no
hay ninguna clase por debajo del proletariado.
Si le preguntáramos a Marx ¿Qué ves cuando ves la realidad? El contestaría “la lucha de
clases”, si reviviera vería que el motor de la lucha de clases parece que está lejos aún de
detenerse, el dinamismo de esta lucha son la consecuencia a su vez de las fuerzas
económicas y materiales. Seguimos en la pre-historia humana según Marx, en el futuro,
superado el momento negativo y contradictorio del capitalismo comenzara la verdadera
historia humana, ese será el momento en que el ser humano, capaz de adueñarse de su
propio destino, realizara todas sus potencialidades.
En 1965 Paul Ricoeur dijo que Karl era un filósofo de la sospecha, junto con Freud y
Nietzsche, lo dijo porque ellos tres criticaron y cuestionaron los valores de la sociedad
de su época con el objetivo de cambiarla, denuncian las deficiencias de la noción de
sujeto elaborado en la filosofía moderna, conceptos aceptados como válidos
provenientes de la Ilustración, en realidad la libertad del hombre está limitada por el
Estado, la religión y otros factores, la sociedad está totalmente sustentada sobre un
error, la creencia ciega en la razón, el progreso, y un supuesto sujeto que se encuentra
libre de la subjetividad, debe liberarse al hombre de la creencia falsa que le ha sido
impuesta por la época acerca de que impera el racionalismo.
Yo soy y sé que soy, y siento que no necesito que alguien venga y me haga sentir mi yo
“soydad”, pero ¿qué es lo que se me escapa? Ellos tres dirán que esta supuesta
conciencia pulcra en realidad es una falacia, la misma noción de conciencia es falaz, me
dicen los tres que yo no me construí a mí misma, sino que soy el resultado de
condicionantes históricos sociales, morales y psíquicos.
Friedrich Nietzsche (1844-1900) habla de la necesidad de cambiar los falsos valores que
han dominado en la sociedad occidental a lo largo de la historia, una moralidad que nace
a partir de un resentimiento contra la vida. Nietzsche critica la falsa conciencia moral.
La moral está llevando al ser humano a la decadencia. Sus valores son decadentes. La
moral cristiana de la época en Occidente convierte a los ciudadanos en esclavos de ellos
mismos. El bien y el mal presidido por dios. La alienación religiosa. Es una moral de
esclavos basada en el sacrificio y el dolor que los poderosos la utilizan para dominar a
los oprimidos. La solución llegará con el hombre del futuro, un Superhombre poderoso,
seguro de sí mismo, independiente, individualista y que vivirá en libertad. Si le
preguntara a Nietzsche ¿Quién soy yo? el contestaría ¿Quién pregunta? Si se vuelve a
hacer la pregunta una y otra vez la respuesta sería: “Yo”. Bien ¿Quién es ese Yo que
pregunta? “el intelecto por sí mismo no puede encontrar nunca la verdad, porque la
verdad en sí misma es convencional, es una convención del lenguaje, por eso la razón
miente al pretender captar con conceptos a la vida, lo cual es imposible, estos conceptos
son el mayor obstáculo para entender la realidad como devenir. Las palabras solo
expresan metáforas, y no pueden aplicarse a la mayoría de los individuos cuando solo
pueden referirse a alguien en particular. Pues, si no puedo responder con palabras a la
pregunta, ¿entonces cómo? La respuesta que da Nietzsche es “por medio del arte y la
intuición, (en otras palabras tienes que ser un genio, que junto con el sabio y el
científico son prefiguras del superhombre) si te guías por la razón solo vas a caer en la
desgracia, esa misma desgracia a las que nos ha arrastrado la filosofía, la religión y la
moral, cayendo en preocupación por conceptos, palabras vacías de significado, alejadas
de lo que se puede sentir como vida. Sócrates, Platón y el cristianismo terminaron
empujando a la humanidad hacia la decadencia y el nihilismo, el sentido de esta
existencia tiene el valor de nada, ya sea porque sobre la vida hay algo más valioso
(Dios, el mundo de las ideas) o porque directamente se niega eso que está encima de la
vida (la muerte de Dios).
Aquí entra en juego la voluntad de poder, que es la fuerza, la lucha de la vida que se
supera a sí misma, determina todo lo que existe, para salir del pozo del nihilismo en el
que ha caído la humanidad por el ateísmo superficial y el desenfreno moral en donde se
encuentra el último hombre, de quien su meta tiene que ser el “superhombre”, para eso
tiene que proyectar conscientemente nuevos ideales, nuevos valores y una forma de
vivir que haga posible que aparezca, que surja el héroe del futuro, nuestro superhombre
termina también con la inmutabilidad del tiempo transcurrido ya que la voluntad de
poder no solo puede referirse al presente y el futuro, el pasado también puede ser tocado
por él, es el eterno retorno de lo mismo. En Hegel la historia se ve como una gran
escalera caracol, en donde se va cerniendo sobre sus contradicciones y avanzando a la
vez, sostenida por un núcleo de causalidad que la sostiene, el espíritu absoluto, pero en
Nietzsche la realidad es espantosamente caótica, y a la vez eternamente circular, es un
caos eterno, el superhombre saca una carta bajo su manga, no es la verdad organizadora,
es su contrario: la mentira (el arte) reconfigura las formas con ella, es la única forma de
moverse en el mundo dionisiaco, la fuerza para el movimiento se la da la voluntad de
poder, la libertad de espíritu permite dominar el caos, transfiere su plenitud y su fuerza a
la propia vida, y así y solo así queda afirmada en ella. Seguramente me aconsejaría
Nietzsche: “¡vive! Deja de preguntar con palabras, sal a la calle a plasmar vos lo que
consideras como valioso, por medio del arte, de la música sobre todo”, así que le he
hecho caso y para sorpresa de todos me he puesto a aprender a tocar el piano a mis
treinta y seis años, la respuesta a como hago para vivir sabiendo que voy a morir es esta:
viviendo intensamente, sin miedo al qué dirán, si es útil o no, si estoy perdiendo el
tiempo o no, ya nada de eso importa. Si hay dios o no ya no debe quitarme el sueño,
pues dice él “si hay dios ¿Cómo podría soportar yo el no ser Dios?” elevarse como
individuo es descansar en lo absoluto, la humanidad debe ser liberada de las cadenas
impuestas por la sociedad, siempre mirando lo que hacemos o dejamos de hacer, es en el
interior del individuo que realmente lo diferencia, es una cuestión objetiva a la vez, no
subjetiva, la existencia en sí misma, el puro ser del hombre junto con su voluntad.
Pero en el sentimiento de una soledad desgarradora, con mis padres muertos, sin
amigos, y en una ciudad extraña la pregunta volvía a retumbarme en los oídos, ¿Por qué
tuve que nacer si yo no lo pedí? Estamos obligados a vivir, a seguir como sea, aunque
no nos agraden las cartas que nos han tocado en suerte, volví a preguntarme ¿existe
Dios? Si Dios no existe como lo dijo Nietzsche entonces pienso “hay que tener cojones”
como dirían los gallegos, apostar a la vida y seguir. Si pudiera charlar con Soren
Kierkegaard (1813/1855) me diría que vivir en algún punto de nuestras vidas es una
decisión muy personal, es un compromiso que se hace con nuestra propia decisión de
vivir. Este danés, considerado el padre del existencialismo era un ferviente creyente en
Dios con mayúsculas, pero también un acérrimo defensor del individuo, no acepta a “la
humanidad” como un todo, protesta contra la comodidad burguesa, al decir de Hegel
unidos en el espíritu absoluto, acá cuando digo “Yo”, soy solo yo, y no todos los seres
humanos en general, no desaparezco en la muchedumbre, mi ser es único, original,
irreductible, irreemplazable, imposible de justificar ante nadie, el “¿porque?” no tiene
cabida aquí, hay que hacer un salto de Fe con mayúscula, esta angustia de pensar que
estoy sola en este mundo aunque este rodeada de personas no es un sentimiento extraño
en absoluto, pero de nuevo “hay que tener cojones” para pararse ante algo mucho más
grande, hay que llegar hasta ahí, estar ahí para conocerlo, para estar en relación con
Dios. Hay tres etapas o estadios que a su vez nos llevan a tomar ciertas actitudes que
nos empujan a los otros estadios. El primero es mantenerse en lo estético, solo
aceptando lo que da placer y en lo bello, que en un momento nos puede llevar al
sentimiento de vacío, a la angustia (me suena al horrible vacío existencial de alguien
que sufre en su mansión, en un country, libre de problemas económicos, apaga los
televisores para no saber cómo van las cosas, aunque no puede estar así para
siempre…). Ético, dejamos a un lado lo agradable o desagradable y comenzamos a
entender la realidad en términos morales de correcto e incorrecto, lo que se debe y no se
debe hacer, y por último la tercera fase, el religioso: dejamos a un lado los libros, lo que
hemos escuchado alguna vez, apagamos el televisor, todo aquello que nos distrae de la
sensación de soledad, de vacío, de miedo a la muerte, dejamos las puertas totalmente
abiertas a la angustia y a la desesperación, al sufrimiento, el hombre es el único que
tiene esa posibilidad, tiene existencia, vive en un piso que no deja de moverse, tiene que
elegir, está obligado a hacerlo, está obligado a ser libre porque tiene adelante un abanico
de posibilidades, y ese abanico es lo que genera la angustia. No aceptar que somos un
ser que sufre y que se angustia es no aceptarse a si mismo, es negar que provenimos de
dios, y que él nos ha otorgado esa libertad, la desesperación es la negación de dios.
Entonces me contestaría Kierkegaard, “si, no saber quién SOS es angustia y
sufrimiento, y la posibilidad de que mueras antes de saberlo es muy grande, aun así
nadie puede venir a decirte la repuesta, es búsqueda solo la puede hacer uno solo, es una
búsqueda absolutamente solitaria. Si no sufrieras, si no te angustiaras no serias hombre,
serias un animal que ya viene determinado, vas por buen camino.”.
Si alguna vez cruzó en mi cabeza la idea de ir a consultar a un psicólogo acerca de estas
preguntas que me hago, a la vez me pregunto ¿la psicología podría darme una respuesta
que me satisfaga? Y si no las responde ¿Acaso la filosofía si las responderá?
Automáticamente viene a mí el nombre de Edmund Husserl (1859/1938) con su trabajo
contra el psicologismo y la tarea de darle a la filosofía un ordenamiento, que por fin sea
una ciencia estricta, que tenga fundamentación y una sistematización, debe remontarse a
las evidencias. El método propio de la fenomenología no puede ser explicativo, porque
al explicar algo estamos agregando cosas que no están dadas directamente, entonces hay
que utilizar la intuición, hay que hacer una descripción limpia de lo dado, no agregando
nada que no esté dado, tomando nota de todas sus partes, de sus determinaciones o
características, dejando que se muestre por si solo el fenómeno que de por si ES. Si
separamos en partes algo, llega un punto que no nos queda nada, par esto Husserl
descubre el eidos, la esencia de la cosa, para poder captarla usamos nuestra intuición
eidética, se separa el hecho del eidos, se separan, se pasa por un tamiz, en lo que solo
arriba nos queda el eidos y abajo caen los hechos ¿pero cómo? Pregunto yo, Husserl nos
dice, “pone pausa” no así con esas palabras, pero nos dice, haciendo una especie de
paréntesis, dejando a un lado lo que no debe interesarnos, lo que dejamos fuera de
consideración, es como en plena oscuridad ponemos nuestra linterna sobre un punto,
solo veremos ese punto y allí pondremos toda nuestra atención. En la oscuridad dejamos
factores subjetivos, también todos los factores facticos como dijimos, y todo aquello que
se sepa acerca de eso desde la tradición o la historia. La reducción fenomenológica se
podría decir que lleva ciertos filtros cada vez más finos, el primero es la reducción
existencial es dejar un momento a un lado también el sujeto que conoce, el veedor, todo
lo que ve pasa a ser un fenómeno que aparece en la conciencia, la reducción eidética,
tiene que ver con la cosa vista, solo ver eso que está allí dada mediante la intuición, y la
reducción egológica, que es el veedor y lo visto son uno y el mismo, queda la
conciencia subjetiva que se descubre a si misma reflexivamente, el sujeto inmerso en
ese proceso que permite conocernos a nosotros mismos, a conocer esa conciencia que
manifiesta la presencia de algo, conciencia intencional, que pertenece a un sujeto
trascendental.
Este sujeto trascendental (Yo) debe ir a trabajar, ir a pagar las cuentas, comprar comida,
cocinar, llevar los chicos a la escuela, y yo me pregunto qué quiso decir Husserl con la
epojé, o en últimos términos para que me sirve saber eso si yo sigo con mi pregunta sin
ser contestada, me puse la vida al hombro y seguí, la fenomenología se me aparece
como un gran cartel de ¡Atención! Él me está diciendo que todo eso que acabo de
mencionar es la actitud natural, que estoy afirmando el mundo, yo le estoy dando
realidad al mundo sin darme cuenta, yo cuando nací ya estaba acá este mundo, ya estaba
dado, yo no lo hice ni lo voy a cambiar y ahí va a seguir estando cuando me muera, pero
no es eso lo que está denunciando Edmund, el denuncia el sentido que yo le doy, que
todos le damos al mundo. El sentido y el significado se lo da alguien, son en relación
con alguien, no vamos a descubrir un significado caminando por la calle, ni un sentido
escribiendo un libro, esos dos solo se encuentran en relación con un sujeto, no tienen
existencia por sí mismos. Despabilémonos, diría Husserl, por medio de la
fenomenología no caemos en el escepticismo metódico al estilo de Descartes, pongamos
en pausa los juicios, los pre-juicios, el mundo mediante la reducción fenomenológica se
ve como fenómeno-de-mundo, está referido siempre a la conciencia, pero no se detiene
allí afuera, también yo quedo desintegrada en esa reducción, el supuesto de que soy un
ser que tiene un x trabajo, un x nombre, edad, género, que cree que sabe quién soy o que
soy. No negando la existencia sino tomando una especial actitud, me abstengo (epojé)
de darle validez, de creer en el mundo y su contenido, ya no queda algo factico, queda el
eidos.
Frené en una esquina porque un hombre cruzó corriendo estando el semáforo en verde,
le toqué bocina, lo podría haber chocado pensando en la reducción trascendental, y ese
hombre podría ahora estar irreductiblemente muerto, el ejemplo que leí de la
explicación de la carpeta verde, dejando solo el verde al final por supuesto no me
satisfizo para nada, me gustaría traerlo a Edmund un ratito a nuestra Argentina actual, y
pasearlo por las calles de La Plata, el seguramente me repetiría hasta el cansancio, no se
trata de negar el mundo, no hay que encerrarse en una cueva de los Himalayas para
conocerse a uno mismo, ni para conocer el mundo, pero ¿cómo? Siempre la pregunta
por el cómo, el ser del hombre, de una piedra, de este auto, de este semáforo, si
ponemos en paréntesis todo lo que creemos saber de eso, de lo que nos dicen sobre eso,
e incluso dejarnos a nosotros mismos a un lado, allí eso, lo que queda, es la esencia de
la cosa, el Ser de la cosa. La conciencia en este caso es siempre conciencia-de algo, si es
pensamiento, siempre es pensamiento-de algo, siempre hay referencia a una
intencionalidad, esa conciencia pura tiene una intencionalidad intrínseca, es por medio
de ella que existe una correlación, una posibilidad de manifestación del objeto, esa
correlación no es subjetiva, sino que es a priori de su manifestación.
Volviendo a la intencionalidad, Husserl dice que no es pasiva, al contrario, requiere de
una actividad absolutamente intensiva, no es por casualidad, no es mientras estamos
aburridos nos topamos con la esencia de las cosas, la reducción fenomenológica
requiere un poder intencional, al grito de guerra de “yo puedo” yo no solo intuyo,
además puedo intuir, ese “puedo” Edmund lo llama Horizonte, el objeto abre a su vez
un horizonte de posibilidades de manifestación, ese objeto también puede ser
imaginado, no necesariamente tiene que ser factico, eso nos da una posibilidad de casi-
experiencia, vivida en la imaginación. Esto volcado a la ciencia y la tecnología tiene
muchísimos usos, por ejemplo las cabinas de realidad virtual que se usan para entrenar a
un piloto, o a un conductor de vehículos de gran porte, pero Edmund está hablando de
un método que le dé a la filosofía el título de ciencia estricta, lograr alcanzar un saber
absoluto, una ciencia absoluta de los fenómenos, una experiencia fenomenológica.
Como sale a la realidad con un método, el “colador”, la reducción, la epojé, ¿cómo se
usa ese colador? por medio de la intuición, y agrega un concepto más, el de
constitución, es la constitución del sistema de vivencias intencionales, es solo en ellas
que hay un mundo para mí. Ese mundo no es el mundo real, sino el mundo vivencial, el
tiempo es el tiempo fenomenológico, no el tiempo real.
No queremos enredarnos pero hay algo que llama poderosamente la atención, más allá
de pretender subir a la filosofía al podio de la ciencia estricta, hay algo más, hay una
ética muy marcada, te invita como filósofo a la autorreflexión y a la
autorresponsabilidad, me dice que no le puedo echar la culpa al mundo de mis
elecciones, de mis errores, y desencuentros, y a su vez el horizonte de posibilidades
abierto por la conciencia me dice que hay múltiples caminos todo el tiempo, infinitas
posibilidades. La conciencia centrifuga, se va con una intención hacia afuera, y esa
intención no es neutra, ya no puede volver a estar en el estado natural, la constitución de
mi ego, de lo que yo soy y de lo que es el mundo de este ego conlleva una manera de
vivir la vida, ya no creyendo en la realidad, sino en la evidenciacion de su esencia.
Husserl le pide a su discípulo Martin Heidegger (1889/1976) que continúe sus estudios
de intersubjetividad y la relación del tiempo con la conciencia. Si yo le hiciera la misma
pregunta a Martin “¿Quién soy yo?” el diría: “solo quédate con el “soy” detengámonos
ahí un momento, hasta ahora todos lo han pasado por alto. En el ser esta la raíz del
hombre y todas las creaciones. Somos los únicos entes en este mundo que podemos
hacernos la pregunta por el ser, podemos comprenderlo. Y para hacerlo utiliza un
método que él denomina fenomenológico (con modificaciones respecto al de Husserl),
el cual es “dejar ver por sí mismo lo que se muestra, tal como se muestra por sí mismo”
por lo tanto el ser es el fenómeno por excelencia, es la forma en que los entes se
muestran. El famoso y querido Dasein, el ser-ahí de Heidegger, bien ¿Quién soy yo
entonces? El dirá “sos en cada caso vos misma” Dasein el verbo estar, haber o existir, y
como sustantivo: presencia, vida o existencia.
Solo el Dasein existe, porque sale de si en relación al ser.

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