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Sociales 1º ESO.

Resumen tema 13
El imperio Romano

1. El origen de Roma
Hacia el siglo VIII a. C. en Italia había diferentes pueblos: etruscos, latinos, sabinos, griegos, y
otros. Se supone que en el año 753 a.C. un jefe de los latinos llamado Rómulo fundó la ciudad
de Roma sobre siete colinas junto a una pequeña isla en el río Tíber. Roma estaba situada en
un punto estratégico y pronto fue creciendo y enriqueciéndose.

2. La monarquía
En la historia de Roma hay tres etapas, según el tipo de gobierno: Monarquía, República e
Imperio.
Al principio, Roma fue gobernada por reyes. Los primeros eran latinos, pero en el siglo VI a.C.
los etruscos dominaron la ciudad y los tres últimos reyes fueron etruscos. Durante el período
etrusco Roma se engrandeció, se construyeron puentes, acueductos, templos, alcantarillas, y
una gran muralla.
Pero los habitantes de Roma no eran todos iguales, había dos grupos. Los que se consideraban
descendientes de los fundadores de la ciudad se llamaban patricios y eran las familias ricas y
poderosas. El resto de la población, campesinos, artesanos, comerciantes, etc., eran los
plebeyos, que no tenían derechos políticos. (Además estaban los esclavos. A veces un esclavo
podía conseguir su libertad, se les llamaba libertos, pero aunque eran libres no tenían categoría
de ciudadanos). Los etruscos favorecieron a los plebeyos y por eso una revolución de los
patricios destronó al rey y expulsó a los etruscos en el año 509 a.C.

3. La República
Se creó entonces una nueva forma de gobierno: la República.
Había una serie de Magistrados elegidos por un año que se encargaban de las diferentes tareas
del gobierno. Los más importantes eran los cónsules. Los magistrados eran elegidos por los
comicios, donde se reunían los ciudadanos para votar. El órgano máximo de gobierno era el
Senado, formado por trescientos antiguos cónsules, siempre de familias patricias.
Durante la República, Roma se apoderó de toda Italia y más tarde se expandió por el
Mediterráneo gracias a sus numerosas y bien preparadas legiones. Pero otro pueblo, Cartago,
también tenía intereses en el Mediterráneo, por lo que Roma y Cartago se enfrentaron durante
más de cien años en tres guerras llamadas Púnicas. Es famosa la marcha del general cartaginés
Aníbal con sus elefantes durante la segunda guerra púnica, que estuvo a punto de derrotar a los
romanos.
El triunfo romano sobre Cartago, y la posterior conquista de Grecia, dejaron a Roma como
dueña única del Mediterráneo, al que llamaron “Mare Nostrum” (nuestro mar). Para gobernar
el territorio, se dividió en provincias, dirigidas por un gobernador. En las fronteras con los
pueblos bárbaros (extranjeros) se construyeron fortificaciones (limes).
A partir del siglo II a.C., la República entró en crisis. Las desigualdades sociales provocaron
revueltas plebeyas como la de los hermanos Graco. También se produjeron rebeliones de
esclavos, como la liderada por Espartaco.
Ante tantos problemas, el Senado decidió dejar el poder en manos de tres dictadores (los
generales Pompeyo, Craso y César), pero la rivalidad entre ellos provocó guerras civiles y gran
inestabilidad. Finalmente, quedó como jefe único Julio César, que fue nombrado dictador
perpetuo. César conquistó las Galias, enriqueció y embelleció Roma e incluso hizo un nuevo
calendario. Pero un grupo de senadores que veían a la república en peligro por el excesivo
poder de César lo asesinaron en el año 44 a.C.

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4. El Imperio
Tras la muerte de César, su hijo adoptivo Octavio, tras vencer a sus rivales en una guerra civil
y a Marco Antonio, que se había aliado con la reina Cleopatra de Egipto, en la batalla de
Actium (31 a.C.), se convirtió en el hombre más poderoso de Roma. En el año 27 a.C. fue
nombrado emperador, con el título de Augusto. El emperador tenía todos los poderes, y
aunque el Senado continuó existiendo, su papel era simbólico. Los primeros emperadores,
Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón fueron todos de la misma familia, se iban
heredando unos a otros.
Los siglos I y II constituyen el período conocido como la pax romana, y es cuando el imperio
alcanzó su máxima expansión territorial y prosperidad.
Pero a partir del siglo III las conquistas cesaron y hubo una serie de problemas. Las fronteras se
volvieron inseguras a causa del empuje de los pueblos bárbaros. Para facilitar su defensa, el
emperador Teodosio dividió el imperio en dos mitades entre sus hijos Arcadio y Honorio, en el
año 395. El imperio de occidente se siguió llamando imperio romano, mientras que el de
oriente se llamó imperio bizantino y su capital era Bizancio o Constantinopla.
Hubo también problemas políticos y militares, a los que se sumaron también los económicos al
disminuir la producción agrícola y el comercio. En el siglo V comenzaron las invasiones de
diversos pueblos bárbaros: hunos, suevos, vándalos, alanos, ostrogodos, visigodos… Los
visigodos acabaron estableciéndose en Hispania.
Finalmente, Odoacro destituyó al último emperador, un niño llamado Rómulo Augústulo,
acabando con el Imperio Romano de Occidente en el año 476. Con este acontecimiento
finaliza la Edad Antigua y comienza la Edad Media.

5. Las ciudades romanas


Roma fue un imperio de ciudades. Todas ellas tenían una estructura similar, de forma
cuadrada o rectangular, amuralladas, con dos calzadas principales (cardo y decumano) y una
gran plaza o foro en el centro. Los principales edificios públicos eran las termas (baños
públicos), los acueductos, los templos, y los que servían para los grandes espectáculos: teatros,
anfiteatros (para juegos y luchas de gladiadores) y el circo (para carreras de caballos).
A las afueras de las ciudades solía haber grandes fincas para la explotación agrícola llamadas
villas. El comercio también fue muy importante y se vio favorecido por el uso de la misma
moneda en todo el imperio y por una red de magníficas calzadas que facilitaban el transporte
de mercancías o el traslado de legiones a cualquier parte del imperio.

6. La religión
Aunque al principio los romanos tenían una religión simple en la que honraban a dioses de la
casa y del hogar o a sus antepasados, tras la conquista de Grecia adoptaron su mitología,
cambiando los nombres de los dioses
A partir del siglo I se impuso el culto imperial, pues el emperador era considerado como un
dios. Pero una nueva religión surgida en Palestina, el cristianismo, fue poco a poco ganando
terreno. Aunque al principio los cristianos fueron perseguidos y martirizados, el emperador
Constantino en el año 313 publicó el Edicto de Milán, autorizando a los cristianos a practicar
su religión, con lo cual se acabaron las persecuciones. Más tarde, otro emperador, Teodosio,
hizo del cristianismo la religión oficial del imperio, acabando así con los antiguos mitos. El
obispo de Roma se convirtió en Papa, guía espiritual de todos los cristianos. Con el tiempo, el
cristianismo se expandió por todo el imperio.

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