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En el año 1605 inicia la historia de la Casona de San marcos, gracias a la donación del

funcionario del Santo oficio, don Antonio Correa Ureña, hecha a la compañía de Jesús para la
construcción de un noviciado.

¿Qué era un noviciado?

Era un claustro donde se preparaban los varones para poder ser sacerdotes.

La Casona de San Marcos es uno de los conjuntos monumentales más importantes de Lima,
tanto desde el punto de vista histórico como arquitectónico.

La historia de la Casona está ligada al proceso de adaptación de su arquitectura a los cambios


de uso que se le fueron imponiendo. Tales como noviciado jesuita, colegio real, convictorio,
cuartel, universidad y, actualmente, centro cultural.

Debido a ello fue evolucionando e incorporando las nuevas técnicas y estilos arquitectónicos,
constructivos y decorativos que se desarrollaron en la ciudad, condicionados, en muchos
casos, por la huella profunda de los terremotos, que afectaron sus estructuras en mayor o
menor grado y que obligaron, en más de una ocasión, a reconstruir o restaurar sus patios y
claustros.

La Casona es una gran síntesis de la historia de la arquitectura de Lima, que pasa por la
influencia del barroco mestizo y rococó en la antigua capilla de Loreto y llega hasta el sobrio
estilo republicano en las intervenciones realizadas a finales del siglo XIX en los patios de Letras
y Derecho.

Al interior de la Casona se encuentra: El patio de Derecho, el patio de Letras o patio de


naranjos, el salón de grados o Capilla de Loreto, el salón General, el patio de los jazmines , el
patio de chicos y el patio de Ciencias.
Entre los patios de Letras y el de Jazmines se encuentra la Capilla de Nuestra Señora de
Loreto, Salón de Grados o Capilla de los Jesuitas este salón es un lugar importante para
todas las actividades oficiales que realiza la universidad actualmente como por ejemplo
otorgar un Honoris Causa a un intelectual, o la visita de algún embajador en Perú.
El techo abovedado de este gran salón de estilo barroco y rococó, está decorado con
imágenes y alegorías a la Virgen María. Fue realizada años después del terremoto de
1746 por los alumnos de la Escuela de Bellas Artes del Centro de Estudios San Carlos) ya
que antes estuvo aquí la capilla interior del noviciado jesuita. La bóveda conserva solo seis
y una pequeña fracción de sus nueve tramos originales. Tras la expulsión de los jesuitas
en 1767, esta sufrió una serie de modificaciones recortándose los cuadros donde estaban
representados San Ignacio de Loyola y San Ignacio de Abad.
La pequeña cúpula que esta al inicio data de 1600, y en ella se han descubierto imágenes
de ángeles y querubines e inscripciones que datan del siglo XVII, entre ellas una
inscripción hecha por un alumno, lo que podría llamarse actualmente un pequeño grafiti:
“Isaac Arróspide entro en este convictorio el jueves 4 de Febrero de 1848”. En los dinteles
de las puertas y ventanas hay alegorías a la Virgen María, y en la bóveda, entre los
grandes paneles centrales, las siguientes inscripciones: “Toda hermosa eres, María; no
hay en Ti mancha del pecado original”, “Gloria a Israel y honra a ti”, así como
representaciones de plantas y frutas.

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