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DEDICATORIA
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................. 4
EL INFORME DE DESARROLLO GUMANO ACERCA DE LA DISTRIBUCION DEL
INGRESO EN AMERICA LATINA ........................................................................................... 5
POBREZA, DESIGUALDAD Y SUS DETERMINANTES ....................................................................... 5
GASTO PÚBLICO SOCIAL Y EQUIDAD ............................................................................................. 8
PUNTOS DE PARTIDA PARA UNA POLÍTICA DISTRIBUTIVA ......................................................... 11
REDISTRIBUCIÓN Y PODER POLÍTICO ......................................................................................... 14
ASISTENCIA AL DESARROLLO Y DISTRIBUCIÓN ........................................................................... 19
CONCLUSIONES ........................................................................................................................... 21
BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................................. 22
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INTRODUCCIÓN
Por otro lado, y como consecuencia de nuestra perspectiva teórica, consideramos que
para llegar a formas más elevadas de desarrollo, debemos aplicar la
transdisciplinariedad que nos aproxime a la riqueza humana; al florecimiento humano,
apoyándonos en la psicología, la antropología social y la filosofía. Soportes que nos
permitan analizar las diferentes corrientes del debate internacional, y que nos
proporcionen las alternativas al problema de la pobreza y pobreza humana.
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EL INFORME DE DESARROLLO HUMANO ACERCA DE LA DISTRIBUCION
DEL INGRESO EN AMERICA LATINA
Este artículo plantea algunas hipótesis sobre los efectos de estos nuevos
acontecimientos sobre la pobreza y la desigualdad y analiza sus implicaciones para la
política social.
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niveles de desigualdad se encuentran hoy por encima de los ya elevados que
existían antes de la crisis de la deuda (BID, 1997; CEPAL, 1997).
Uno de los autores que ha venido aseverando esto con mayor énfasis en los
últimos años es Albert Berry, Este autor ha mostrado en varios trabajos que
existe información en el último cuarto de siglo según la cual la aplicación de
medidas de liberalización económica ha estado asociada con deterioros, a veces
considerables, en la distribución del ingreso (por ejemplo, véase
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(1996) indica también que los procesos de apertura comercial tuvieron efectos
desfavorables sobre la equidad en varios países de la región.
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GASTO PÚBLICO SOCIAL Y EQUIDAD
Esto parecería indicar que la tensión distributiva generada por los procesos de
apertura se ha abordado hasta ahora intercambiando liberalización económica
por mayor protección del Estado a través de una política social más activa.
El gasto social es, sin duda, el componente más importante a través del cual el
Estado incide sobre la distribución del ingreso. Hay, en efecto, muchas pruebas
de que el efecto del gasto social sobre la distribución secundaria del ingreso es
significativo. Además, a largo plazo, la mayor inversión en capital humano
permite incidir sobre uno de los determinantes estructurales de la distribución del
ingreso. Los estudios existentes muestran que una mayor asignación de
recursos a la educación, que permita mejorar la distribución de capital humano
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en la sociedad, puede tener efectos sobre la distribución del ingreso muy superior
a los que se han estimado en los estudios de incidencia distributiva de corto plazo
(véase por ejemplo BID, 1997, Como nota de cautela, cabe resaltar que hay
también pruebas de que un gran esfuerzo en materia de educación tenderá a
traducirse en rentabilidades decrecientes de la inversión en ella, por lo cual sus
consecuencias redistributivas (aunque no aquellas sobre el crecimiento) puede
estar algo sobreestimadas. Quizás puedan lograrse también efectos importantes
si los esfuerzos se orientan a mejorar la distribución de activos, pero ésta es un
área muy poco explorada que debe recibir una mayor atención, y que incluye la
redistribución de activos sin generar distorsiones en la actividad económica
(como los avances institucionales para canalizar crédito a pequeñas empresas
o microempresas sin alterar el mercado crediticio, o los nuevos esquemas de
reforma agraria que utilizan activamente el mercado de tierras).
Los datos disponibles para América Latina sobre la distribución secundaria del
ingreso indican que, en términos absolutos, los sectores de mayores ingresos se
benefician más del gasto social. Sin embargo, como proporción de los ingresos
de cada estrato, los subsidios que se canalizan a través de dicho gasto son
mayores para los sectores más pobres de la población. Este patrón global es el
resultado de los impactos distributivos muy diferentes que tienen los distintos
tipos de gastos. La focalización hacia los pobres (es decir, la proporción del gasto
que se destina a los pobres en relación con la proporción de la población en
estado de pobreza) es elevada cuando se trata de gastos en salud, educación
primaria y, en menor medida, educación secundaria (gráfico 3). Por el contrario,
los gastos en seguridad social y en educación superior tienen una tendencia
generalmente regresiva. Los gastos en vivienda se encuentran en una situación
intermedia, ya que benefician especialmente a estratos medios de la distribución
del ingreso.
Estos resultados indican que existe un amplio margen para influir positivamente
en la distribución del ingreso a través del gasto social, pero también para mejorar
la focalización de éste, como lo señala un reciente estudio de la CEPAL. La forma
como se financia no es, por supuesto, irrelevante: un financiamiento con
impuestos directos tiende a ser más progresivo que un financiamiento con
impuestos indirectos y, lo que es igualmente importante, un financiamiento
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inadecuado, que se traduzca en una aceleración inflacionaria, puede derrotar
sus efectos redistributivos favorables (CEPAL, 1998, cap. VI).
La evolución del gasto social en América Latina, según este mismo estudio
(véase también CEPAL, 1997), La década de los ochenta se caracterizó por un
colapso de la inversión social. Debido al doble efecto de la menor proporción del
PIB destinada al gasto social y de la disminución del ingreso por habitante, el
gasto social real per cápita se redujo en un 24%. En los años noventa, uno y otro
factor han operado en el sentido positivo, por lo cual en 1995 el gasto social per
cápita superaba ya en un 18% los niveles reales prevalecientes antes de la crisis.
Este escenario positivo debe matizarse, sin embargo, de dos maneras
diferentes. En primer término, sigue habiendo grandes disparidades entre países
de la región en la prioridad otorgada al gasto social, con lo cual en muchos de
ellos el gasto social es todavía cuantitativamente insatisfactorio. En segundo
lugar, una proporción muy elevada del crecimiento del gasto social,
especialmente en los países donde éste es alto, se ha destinado a seguridad
social (y, más específicamente, a pago de pensiones), el componente que está
distribuido de manera menos progresiva.
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PUNTOS DE PARTIDA PARA UNA POLÍTICA DISTRIBUTIVA
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abstracción de efectos indirectos que se hacen sentir dentro de plazos más
largos - difícilmente mejoren la situación de los que no tienen acceso a
actividades productivas. Consideraciones similares son válidas para la política
de propiedad (a excepción de la redistribución de tierras).
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condición, por no poder ser absorbida de inmediato, se vea expuesta, sin
protección, a los efectos laterales inflacionarios del crecimiento económico, o
bien a los desplazamientos que se operen en los términos de intercambio
internos, o cuando el incremento de la productividad beneficie
preponderantemente no los salarios de los propios ocupados, sino los ingresos
de los empresarios. Para evitar ambas cosas, es necesario tomar medidas
redistributivas correctivas, aparte de las medidas centrales que se adopten en el
marco de la política ocupacional.
Un tercer elemento que - aparte del monto de las inversiones y el destino de los
medios de inversión - ha de tomarse en cuenta a los efectos de una política de
pleno empleo productivo, es la oferta de mano de obra. Aquí se presentan dos
tareas:
(b) capacitar el potencial total de mano de obra para desempeñar los empleos
productivos existentes y los que sean creados en el transcurso del desarrollo. La
ampliación del sistema educativo, es decir, la prolongación del período de
instrucción en general y la incorporación pareja de todas las capas de la
población al sistema educativo, cumple ambas finalidades, puesto que demora
la entrada de la nueva generación al proceso de producción y aumenta el
potencial productivo de la mano de obra, al tiempo que produce una nivelación
de las oportunidades como ninguna otra medida de política distributiva podría
hacerlo. Para el punto
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REDISTRIBUCIÓN Y PODER POLÍTICO
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de intereses, ni tampoco ser eliminado por medio de la incorporación plena de
las capas marginadas a ese sistema. El poder de grupos determina la
distribución de los ingresos dentro de los límites fijados por la estructura de la
producción. Nacidos ellos los mismos de esa estructura de la producción, los
diversos grupos de intereses luchan por ventajas inmediatas que han de
producirse a corto plazo, en la distribución funcional de los ingresos, en los
términos de intercambio internos y en el otorgamiento de privilegios por parte del
Estado. La compensación de los desniveles de la productividad es objeto de la
presión directa de intereses a lo sumo en aquellos casos en que esté en juego
la redistribución de tierras o la provisión de recursos (créditos, infraestructura,
protección frente a la competencia) para ramos económicos rezagados. La
presión de intereses que parte de los pobres, no apunta, sin embargo, a una
política de inversiones, capaz de eliminar a largo plazo las causas de la pobreza,
al absorber en actividades productivas la población apta para trabajar, restando
la mano de obra superflua a otros ramos de la producción sin posibilidades de
desarrollo.
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intereses de los ricos y en muchos casos también los de la clase media e incluso
los de los obreros mejor remunerados, ya que estos sectores han de solventar
los mayores gastos sociales del Estado.
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objetivo del pleno empleo productivo y mantener, por consiguiente, bajo control
a los trabajadores. La tesis (a) tal vez sea susceptible de atenuación, dada la
posibilidad de un "pacto social" que a través de una moderación voluntaria de
reivindicaciones obreras como contrapartida de cierta renuncia a ganancias por
parte de los empresarios proporcione una base segura para una estrategia de
ampliación del consumo de las masas. Pero de acuerdo con las experiencias
recogidas hasta el presente, son sumamente reducidas las posibilidades de éxito
de un pacto de tal naturaleza, máxime cuando los verdaderos beneficiarios son
las capas marginales las que, sin embargo, no tienen participación expresa en
él.
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transformaciones como finalidad en sí, estará difícilmente inclinado a realizar una
política de pleno empleo dentro de los cánones capitalistas, sino que supeditará
la adopción de tales medidas al logro previo de sus objetivos políticos prioritarios.
Un gobierno que haya llegado al poder a través del conflicto entre los grupos de
intereses establecidos y los partidos y que conciba su tarea política
fundamentalmente en los términos de esa oposición de intereses y de los
indicadores de "éxito", vigentes en ese ámbito, tampoco estará interesado en
una política distributiva eficaz a largo plazo, pero que, a corto plazo, resulte
impopular. Si bien la política distributiva aquí expuesta está supeditada a un
continuo crecimiento económico, desde el punto de vista de la estructura actual
de la producción y de los patrones de crecimiento que le son inherentes resulta
un conflicto de objetivos entre la distribución y el crecimiento, ya que habría
necesidad de introducir cambios fundamentales en el modelo de crecimiento
"espontáneo" que prevalece actualmente. Tal circunstancia bien puede colocar
a un gobierno ante la alternativa político-económica de liberar en el mayor grado
posible las fuerzas de crecimiento contenidas en el sistema existente
(acelerando de esta manera el desarrollo desigual, circunscrito a enclaves), o
bien frenarlas a través de medidas modificativas de las estructuras (poniendo de
esta manera en riesgo el crecimiento que parece posible).
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ASISTENCIA AL DESARROLLO Y DISTRIBUCIÓN
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Aparte de ese principio básico para una utilización adecuada - desde el punto de
vista de la política distributiva - de recursos otorgados en el marco de la
asistencia al desarrollo, se presentan, sin embargo, otras dos modalidades de
aplicación, a través de las cuales la asistencia al desarrollo extranjera puede
tener efectos modificativos sobre la política nacional de desarrollo en el sentido
de una distribución más equitativa:
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CONCLUSIONES
Por lo que respecta a los tres casos exitosos, el crecimiento alto acompañado de
un elevado coeficiente de gasto social se tradujo en mejoras del desarrollo
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humano (México en los años sesenta y setenta, y Chile en los sesenta). Un
camino alternativo para alcanzar el éxito, ilustrado por Costa Rica, es el de lograr
un crecimiento moderado y relativamente bien distribuido, acompañado de
coeficientes de gasto social muy altos y adecuados coeficientes de prioridad. En
el período intermedio (1975-1990), Chile mostró un tercer camino para llegar al
éxito, que se caracteriza por gasto social muy bien focalizado, con crecimiento
disparejo durante gran parte del período y un coeficiente de gasto social sólo
moderado. Posteriormente, Chile se situó dentro del grupo de crecimiento
elevado y adecuado coeficiente de gasto social.
BIBLIOGRAFÍA
http://hdr.undp.org/sites/default/files/rhdr-2010-rblac.pdf
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http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-
34662003000100003
https://www.cepal.org/es/publicaciones/40010-desarrollo-economico-la-
america-latina-algunos-sus-principales-problemas
http://revistas.usta.edu.co/index.php/isocuanta/article/view/1403
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