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El pensamiento de Robertson sobre la Globalización

Roland Robertson es quizá uno de los primeros sociólogos en haber


examinado el fenómeno social de la globalización. Sin embargo, es quizá
uno de los menos conocidos de los sociologos contemporáneos trabajando
en el tema.

El pensamiento de Robertson sobre la globalización es un intento de


entender las maneras en las que lo global y lo local interactúan para
producir una "cultura global"

Robertson, a diferencia de otros, sugiere que el proceso de globalización


es anterior a la modernidad y a las sociedades modernas. Sin embargo,
está de acuerdo con otros en que la modernidad proporciona un impulso
añadido a los procesos de globalización

De manera parecida a los esquemas funcionalistas de Rostow, Kerr y otros


autores, Robertson sugiere que se puede trazar una serie de etapas en el
desarrollo de la globalización.

La etapa germinal: esta representa el inicio de la modernidad, que


Robertson sugiere entre 1400 y 1750

La "etapa del despegue": representa los inicios, entre 1875 y 1925, y se


forma el germen de los cuatro puntos de referencia de la globalización.

La "etapa de la incertidumbre": la etapa actual y para Robertson la más


importante, aunque solo sea porque hemos entrado en un periodo de la
historia humana en la cual todas las barreras a la globalización han
quedado erosionadas. Es también la etapa de la globalización reflexiva,
globalización para sí.

Robertson define la globalización como un concepto "que se refiere tanto


a la compresión del mundo y a la intensificación del mundo como un todo".

El avance de la globalización, sugiere Robertson, adquirió gran ímpetu por


el nacimiento del Estado-nación europeo. Este ímpetu tiene dos aspectos
y también es paradójico. Por un lado el estado-nación es responsable por
la difusión de la idea de una sociedad nacional. Aquí Robertson señala el
hecho de que el Estado-nación debe erosionar las formas "locales" de
lealtad y sus comunidades para que él mismo –el Estado-nación- sea la
autoridad soberana en su territorio y sobre su población. Así, los mercados
locales, los feudos, son socavadas por la nueva autoridad de la "nación"
como comunidad.

Sin embargo, y por la otra parte, el estado-nación tiene "externalidades"


con las cuales forma relaciones. Claramente, aquí se implicarán otros
estados-naciones así como aquellas comunidades premodernas que
todavía existan. Aquí, el estado-nación necesariamente tendrá que formar
alianzas, relacionarse en intercambios; e ir a la guerra con otros estados-
nación y comunidades. Robertson sugiere que aquí están los comienzos
del "sistema de estados" y el desarrollo de las "relaciones internacionales"
entre los estados que cada vez se encuentran más formalizados y
sistematizados, sea en forma de acuerdos de negocio o de alianzas
militares. Esto es muy importante, dice Robertson, para los comienzos de
la idea de una "conciencia global".

Todo este proceso de desarrollo del la conciencia global lleva su tiempo y


no ha sido hasta el cambio del siglo pasado que esta conciencia ha
avanzado de manera significativa hasta llegar a la etapa de despegue.

En este periodo toma lugar una intensificación de la conciencia de lo


global. Los individuos desarrollan una conciencai que trata del mundo
como un todo. De hecho, el sentido individual de uno mismo será uno que
esté de manera creciente basado en este conocimiento de lo global. Tal
conciencia implicará "la relativización" del propio individuo y la perspectiva
nacional. Esta conciencia requiere de nosotros que pensemos
globalmente.

Robertson sugiere que en el "despegue" de esta globalización cultural, hay


cuatro partes componentes

1. Individualización: hacia ciudadano del mundo, desde su definición


como miembro de una comunidad concreta y cerrada.
2. Societalización: crecientemente los estados como parte del sistema
internacional de estados y por tanto deben tomar como referencia
los derechos humanos globales
3. internacionalización: estados deben ceder parte de su soberanía.
4. humanización: derechos humanos individuales por encima de
cualquier otra consideración.

forman una lógica inexorable más allá de las dinámicas internas de las
sociedades nacionales.
Ahora estamos en la etapa de la incertidumbre, con cuatro visiones
contendientes

Imágenes del orden del mundo como respuestas culturales a la


globalidad

Primero, se presentan cuatro imágenes del orden mundial en términos más


o menos formales, luego se discuten

1 Global Gemeinschaft 1

Esta concepción de la circunstancia global insiste en que el mundo debe y


puede ser ordenado solamente en forma de una serie de comunidades
sociales relativamente cerradas.

La versión simétrica de esta imagen del orden mundial ve estas


comunidades sociales como relativamente iguales las unas y las otras
respecto a la valía de sus tradiciones culturales, de sus instituciones y de
los individuos que la habitan

La inversión asimétrica, sin embargo, considera a una o a un número


pequeño de estas comunidades sociales como siendo necesariamente
más importantes que las demás.

Aquellos que abogan por un relativismo global basado en lo "sagrado" de


todas las tradiciones nativas corresponden a la categoría simétrica;
aquellos que sostienen que la suya es la sociedad de destino o la sociedad
a la cual siguen los demás corresponden a la segunda categoría.

Al final del siglo XX, ambas versiones tienden a aferrarse a la idea de que
los individuos sólo pueden vivir vidas satisfactorias en comunidades
sociales claramente delimitadas.

Sin embargo, ésta idea no significa que ninguna de las dos versiones
enfatice el individualismo o la individualidad.

Antes bien, están particularmente concernidos con el problema de la


"ausencia de hogar" de los individuos ante los peligros de la globalización,
la sensación de que con la globalización todos los lugares se vuelven
artificiales.
2 Global Gemeinschaft 2.

Esta imagen de la situación mundial sostiene que solamente en términos


de una comunidad global como tal puede haber orden global.

Correspondiente a la distinción entre versiones simétricas y asimétricas de


Gemeinschaft 1, hay versiones centralizadas y descentralizadas de esta
imagen del mundo, que refleja casi literalmente una "aldea global". La
primera versión sostiene que deberá haber una conciencia global colectiva
de tipo durkheimiano (recordemos aquí los intentos recientes de cambiar
la notación del calendario para reflejar este paso a la globalidad), y la
segunda versión sostiene que una comunidad global es posible sobre una
base mucho más pluralista, sin conciencia global colectiva externa y ritual.

Ambas versiones de este segundo tipo de Gemeinschaft subrayan que la


humanidad es el ingrediente fundamental sobre el cual gira el mundo como
un todo.

Así pues, los peligros de la globalización solamente pueden superarse por


el compromiso a la unidad comunal de la especie humana.

3 Global Gesellschaft 1.

Esta variante de la imagen del mundo como una forma de Gesellschaft


implica ver la circunstancia global como una serie de sociedades abiertas,
con un intercambio sociocultural considerable entre ellas.

La versión simétrica considera que todas las sociedades son políticamente


iguales, y que son de importancia cultural inmaterial recíprocamente
beneficiosa; la versión asimétrica sostiene la opinión de que debe haber
sociedades dominantes o hegemónicas que jueguen papeles
estratégicamente significantes a la hora de sostener el mundo y, por
supuesto, que esas sociedades son el principal mecanismo del orden
mundial.

En ambos casos las sociedades nacionales se consideran como el


constituyente necesario de la circunstancia moderna global.

Así pues, los problemas de la globalización han de ser confrontado bien


por una colaboración extensiva entre las sociedades (nacionales o
estatales), o bien por una pauta jerárquica de relaciones entre las
sociedades (nacionales o estatales).
4 Global Gesellschaft 2 .

Esta concepción del orden mundial sostiene que éste sólo puede
obtenerse sobre la base de una organización mundial formal y planificada.

La versión centralizada de Gesellschaft 2 está comprometida con una


entidad política supranacional; la forma descentralizada aboga por algo así
como una federación en el nivel global.

Para ambas variantes, la dimensión principal inevitable de la condición


humana global es el sistema mundial de sociedades.

Ambas variantes comparten la opinión de que la única forma de tratar con


los peligros de la globalización es mediante la organización sistemática de
ese proceso.

A la hora de proporcionar contenido empírico a cada uno de los 4 tipos de


orientación sobre el orden mundial, Robertson recuerda que está
particularmente interesado, dado su continua insistencia en la reciente
emergencia de la globalidad como aspecto de la conciencia
contemporánea, en ideologías, doctrinas y otras formas de conocimiento,
que estén orientadas globalmente.

Define una perspectivas "orientadas globalmente" como aquellas que


propugnan como un aspecto central de su mensaje un interés con el
mundo como un todo

De esta manera, deja lugar para perspectivas que aunque estén


preocupadas por el fenómeno de la globalidad de hecho puedan oponerse
militantemente a aquellos que instan al estudio de la globalidad en la vida
contemporánea o incluso que dan la bienvenida a esta globalidad.

Un ejemplo significativo de lo que a veces ha sido descrito por sus


proponentes como antiglobalismo lo proporcionan recientes intentos en
partes del sur de Estados Unidos de limitar la exposición de los niños en
las escuelas públicas a ideas que pueden implicar la relativización de la
cultura americana y su concepción de la ciudadanía.

Lo que es de particular interés sobre estos casos es que han crecido casi
directamente a partir de una referencia continua a una oposición más
antigua a los supuestos peligros del "humanismo secular". Así, el
antiglobalismo se convierte en un vehículo simbólico para la generalización
del descontento más allá de los peligros de la sociedad secular que los vio
nacer, hacia las amenazas recibidas de otras culturas y el mundo en sí
mismo.

Dicho de manera más clara, a lo que se oponían inicialmente era ante la


indiferencia de un secularismo

"nacional" ante la religión y la costumbre local; ahora la oposición ha


crecido ante los peligros relativizadores de la globalización, y se muestra
ante los efectos contaminantes de la exposición a doctrinas y filosofías
extrañas, tales como la del islam.

En otras palabras, el paso de que el problema fuera el mundo occidental


moderno indiferente, a que el problema es el mundo en su totalidad, no es
simplemente un cambio en el foco de la teoría social intelectual sino que
tiene consecuencias prácticas reales (y ciertamente solamente en
Occidente).

Por tanto, los movimientos antiglobales y sus tendencias socioculturales


han de ser incluidas conceptualmente en la familia de las orientaciones
globalmente orientadas.

Su crecimiento proporciona tanta evidencia del desarrollo de una


conciencia de globalidad como la proporciona el auge (mucho más
estudiado) de los movimientos que están involucrados de una forma u otra
con la organización de lo que se percibe como aspectos cruciales del
mundo entero (tales como Greenpeace) en su totalidad (parece ser el caso
con ciertos movimientos religiosos como la iglesia de la unificación y Soka
Gakkai)

Además, incluso cuando las perspectivas antiglobales no tengan como


centro de su interés la cuestión del orden mundial, están relacionadas con
él en un grado importante, debido a aquello a que es aquello a lo que se
oponen, y dándole respuesta, reconocen su existencia.

Estas perspectivas antiglobales se enfrentan al problema de el mundo


como un todo de manera negativa, pero sin embargo, su actitud hacia ello
tiende a implicar una concepción de cómo la circunstancia humana global
contemporánea es posible.
Las visiones de el mundo como un todo que consiste en una serie de
comunidades sociales cerradas (Gemeinshaft 1), con cada comunidad
considerada como preciosamente única, se hizo evidente en Occidente
hacia el fin de el siglo XVIII, notablemente en los escritos de Herder, el
pannacionalista romántico alemán. (Herder rechazaba el cosmopolitismo
uniformizador de la Ilustración, pero no abogaba por la superioridad de
ninguna comunidad).

La versión simétrica de esta visión ha encontrado expresión en el siglo


veinte en el relativismo antropológico y dentro de ciertos contextos del
renacimiento étnico, aparentemente mundial.

La versión asimétrica -que insiste en la mayor valía de una o un número


pequeño de comunidades sociales en comparación a otras- tiene mucho
más abolengo. El caso paradigmático es la autoconcepción china clásica
como "el reino de el medio", en el centro del mundo que está estructurado
en una serie de círculos concéntricos de formas comunales de vida.
Mapas.

En el periodo de la globalidad madura, en la cual nos encontramos, la


concepción asimétrica se percibe en un gran número de movimientos
políticos y religiosos que han aparecido por todo el mundo.

Muchos de ésos movimientos abogan por la restauración de sus propias


comunidades sociales a una condición prístina, con el resto del mundo
permaneciendo como una serie de comunidades cerradas que no les
plantean ninguna amenaza.

Esta concepción implica algo así como una visión del mundo a lo
"apartheid", aunque no descansa necesariamente en principios de
superioridad racial por sí mismo.

La idea del mundo como una sola comunidad (Gemeinschaft 2), o al


menos teniendo el potencial para convertirse en tal, tiene una historia muy
larga, y ha sido expresada en imágenes como las de el paraíso terrenal
mundial y el reino de Dios en la tierra.

En el periodo moderno ha aparecido un número de nuevos movimientos


religiosos que abogan, y de hecho están tomando pasos concretos, hacia
nada más que la organización global del mundo entero.
El movimiento que seguramente puede afirmar legítimamente ser la
organización más antigua orientada globalmente, es decir la Iglesia
Católica, recientemente se ha convertido en un actor particularmente
eficaz globalmente orientado, afirmando que es el conjunto de la
humanidad su principal interés.

Quizás los más sorprendentes entre los nuevos movimientos religiosos en


este aspecto tienden a provenir del lejano este asiático, particularmente de
Japón, donde la idea de armonizar diferentes concepciones del mundo
tiene una historia muy larga.

En su mayor parte tales movimientos pueden ser asociados con la versión


centralizada de la Gemeinschaft global porque a menudo parecen buscar
una armonización global de las concepciones existentes bajo un paraguas
de operativo de valores absolutos ( tal es el caso de la Iglesia de la
Unificación).

La versión más descentralizada de la visión del mundo entero como una


comunidad única se encuentra en muchas variantes del movimiento
pacifista contemporáneo y en el marxismo romántico.

En estos casos la respuesta a la globalidad, es la de que el único camino


para salvar el mundo de una extrema complejidad y caos consiste en
establecer una comunidad global que sea altamente respetuosa con la
tradición local y con la variedad cultural.

Así mientras la versión centralizada de la Gemeinschaft global busca una


teocracia armonizadora al nivel global, la versión descentralizada es lo que
se algunos han llamado una perspectiva "concultural". Neologismos:
glocal.

La vision concultural caracteriza las tradiciones culturales como poco más


que una serie de variaciones sobre la condición de toda la humanidad.

Algunos de los numerosos movimientos centrados en teorías de liberación


que han aparecido en muchas partes del mundo (a menudo a través de la
emulación de los establecidos sólidamente en América Latina) parecen
suscribir esta perspectiva del orden mundial.

La imagen del orden mundial se enfatiza la importancia central de las


sociedades nacionales (Gesellschaft 1) implica en su versión simétrica la
idea de que deberíamos ver el mundo como una especie de agregado de
todas las sociedades.

Esta orientación es una especie de paralelo social a la versión comunal


descentralizada de Gemeinschaft 1, en lo que se aboga por un
consociacionalismo en el que intereses muy diferentes se combinan más
o menos sistemáticamente para cumplir los intereses del conjunto.

En contraste, tal como he sugerido, la versión asimétrica de Gemeinschaft


1 rechaza la visión del orden mundial centrado en todas las sociedades.

Se sitúa en la tradición de la Realpolitik internacional.

Debe añadirse, sin embargo, que hay movimientos sociales (de manera
muy separada de la defensa que hacen de esta visión los gobernantes y
políticos de las grandes potencias) que abogan por esta visión.

Ciertos puntos de vista religiosos e ideológicos sostienen que la


dstribución del mundo en grandes potencias es la única cosa que impide
la contaminación cultural.

Así, por ejemplo, la Gessellschaft 1 en su forma asimétrica puede


combinarse con la versión asimétrica de Gemeinschaft 1, la primera
jugando un papel decisivo en la promoción de un mundo de comunidades
sociales "más grandes" y "más pequeñas".

La imagen Gesellschaft 2 del orden mundial concibe el mundo


primariamente en su naturaleza sistémica, o al menos aboga que
solamente a través de una sistematicidad formal se puede, por así decirlo,
salvar el mundo del caos de la globalidad.

En su forma centralizada, esta imagen presenta una apuesta por un fuerte


gobierno mundial, una idea que se ha sido propuesta separadamente por
liberales y marxistas.

La diferencia entre ambos es que los liberales ven el gobierno mundial


como necesario sobre todo para prevenir el caos global, mientras que los
marxistas lo desean como el preludio del socialismo mundial (dejando
abierta la pregunta de si el estado mundial debería dejar paso a favor de
otro tipo de orden global).
Finalmente, la forma descentralizada de la imagen global de Gesselschaft
2 se ilustra por los así llamados federalistas mundiales

Ver número de la Revista Internacional de Ciencias Sociales 167,


exclusivo sobre el tema, 2001
http://www.unesco.org/issj/

(También ver en el mismo sitio, los números sobre globalización,


especialmente el artículo de Graham Thompson, uno de los máximos
exponentes de escépticos respecto a la globalización, y sobre la
gobernalidad, otra forma de traducir "goverance", neologismo
globalizante.)

, y la versión Wallersteiniana de la condición presente del mundo también


encaja aquí.

La principal diferencia entre los federalistas y los wallersteinianos es, por


supuesto, que mientras los primeros aspiran a superar el problema de la
globalidad federalizando un sistema mundial desordenado, los últimos ven
el sistema mundial como ordenado, pero con contradicciones dinámicas
que eventualmente lo transformarán en una forma más alta y preferible de
orden.

Bibliografía:

Robertson: Glocalización: tiempo-espacio y homogeneidad-


heterogeneidad. Zona Abierta 92-93 (2000).

Smelser 1992.

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