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Hoy en día las plantas son para el ser humano, alienado en ciudades, casi el único

rescoldo que le queda para reconectar con un mundo natural vivo, lleno de
“espíritu”. Sabemos que las plantas tienen una cierta inteligencia -tienen memoria,
aprenden y comunican información, entre otras cualidades-, además de ser la
fuente de la vida, del alimento y del oxígeno. Para muchas culturas antiguas, sin
embargo, eran mucho más que esto, eran espíritu vivientes que permitían entrar
en contacto con un mundo de conocimiento, un puente entre el mundo humano y
el mundo espiritual.
La etnobotánica Kathleen Harrison, esposa del famoso psiconauta y también
etnobotánico Terence Mckenna, es una de las personas que mantiene viva
esta forma sagrada de relacionarse con las plantas. Se define como “parte
botánica y parte espiritista”. En su libro Cannabis and Spirituality, dice...
"Cuando en un sendero me encuentro con una especie de planta que me es
desconocida, trato de recordar seguir el respetuoso protocolo que he desarrollado.
Realmente observo a la planta y trato de ver su forma verdadera y su textura,
cómo y dónde sus hojas se conectan con su tallo, lo que sus flores o semillas me
hacen recordar, qué otras especies crecen a un lado. Me pregunto cuál podría ser
su familia, la cual puedo adivinar si conozco las características salientes de su
familia, o tal vez conozca a algunos de sus primos también. Luego pregunto, en mi
voz interna, “¿Quién eres?” Nos doy algo de tiempo. Mente vacía y quieta, y
espero hasta que un sentido de lo que surge en mí parece una respuesta. Puede
ser una imagen o palabras o un nombre, pero lo más probable es que sea una
sensación. Pero este es sólo mi saludo, mi primera introducción. Tarda mucho en
verdad conocer a una persona, y lo mismo es cierto para una planta".

Harrison añade que es necesario tener paciencia y desarrollar ciertas capacidades


de atención. El ser humano ha desarrollado habilidades para entender a otros
seres humanos, una sensibilidad muy sofisticada e intuitiva que percibe múltiples
señales. En el caso de las plantas muchas personas que “no están entrenadas en
morfología botánica y sistemas taxonómicos seguido sienten que no saben cómo
‘leer’ una planta”. Pero estas habilidades se pueden aprender y una buena forma
de hacerlo es combinar los conocimientos científicos con los intuitivos. Harrison
señala que ella ama combinar estos modos cognitivos y encuentra que es una
forma “encantadora de caminar en el mundo natural”. Estas son sus
recomendaciones para principiantes:
Empieza con el siguiente acercamiento personal: ¿Quién eres? ¿Por qué estás
aquí? Puedo hincarme a tu lado? ¿Podríamos llegarnos a conocer? Y entonces,
antes de hacer algo tan brusco como devorarla, untártela o cortar esa yerba
desconocida de tu jardín, balancea tu sentido interno con lo que aprendes al
mirarla, de otros recursos y expertos. Por lo menos te propongo que esta técnica
de atención intuitiva calmada merece intentarse.
Harrison propone un respeto mutuo, un mutualismo, como el principio de una
posible relación espiritual con una planta. Esto es especialmente importante si
tenemos en cuenta que mucho usamos plantas como medicinas.

Fuente: https://maestroviejo.es/
Libre de virus. www.avast.com

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