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Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98
Vol. XIV, núm. 331 (43), 1 de agosto de 2010
[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]
Omar Tobío
Centro de Estudios Geográficos – Universidad Nacional de San Martín
Omar.tobio@gmail.com
Between the State and social movements: About public policies re-
establishment depending on territorial planning (Abstract)
La apertura económica derivó en una mayor vulnerabilidad del país ante los
cambios del mercado mundial –que, con sus claroscuros, los distintos proyectos
políticos del desarrollismo y los de inspiración cepalina habían intentado
morigerar-, lo cual se manifestó en la exacerbación de problemas no resueltos
satisfactoriamente con anterioridad: la alteración de precios relativos, el
estrangulamiento financiero, la brecha en el sector externo y el déficit fiscal
(Damill, Fanelli; 1994), problemas que eran vistos no sólo como producto de
desacertadas políticas económicas de la era desarrollista sino también como
resultado de un supuesto carácter perverso de cualquier tipo de Estado con
pretensiones redistributivas. En efecto, el tránsito de un modelo a otro remite,
de manera fundamental, a decisiones de orden político-institucional que fueron
decisorias para emprender el desmantelamiento de las perspectivas e
instrumentos de planificación territorial. En tal sentido, el conjunto de
enfrentamientos, disputas y batallas para llevar adelante este proceso de
desensamblado requirió de la movilización de apoyos sociales lo
suficientemente fuertes como para lograr neutralizar a quienes se opusiesen a
las mismas.
Las ONGs, ubicadas como parte del “tercer sector” entre medio de las empresas
y el Estado, apelan a la participación y concebir la existencia de un espacio “de
todos” apelando a la idea en torno a que en una parte importante de la sociedad
existen actores que buscan recrear lo público sin ánimo de lucro. Tampoco –se
asegura- se forma parte del Estado, el cual es visto como burocratizado y
siempre amenazado por la sombra de la corrupción. Esta emergencia de lo
público, tiene como centro la gestión de la vida en dos dimensiones: una
positiva y una negativa. La primera de ellas, la positiva, construye legitimidad
a partir de su capacidad de concretar objetivos en el marco de solidaridades
asociadas a ideales (igualdad de género, defensa de los derechos humanos,
lucha por la dignidad de las distintas etnias u orientaciones sexuales) yendo más
allá, incluso, de los Estados que no pueden dar solución satisfactoria a dicho
tipo de demandas a raíz de las complejidad de las lógicas de la gobernabilidad.
La segunda, de carácter negativo, está asociada a la retirada del Estado de sus
funciones de protección y a la necesidad de hacerse cargo de lo que éste no hace
(surgen así organizaciones de defensa del medio ambiente o de lucha contra la
pobreza). En el área de referencia de este trabajo existe una incidencia de las
organizaciones de carácter negativo, las cuales efectúan un trabajo de
reparación, a modo de paliativo, sobre las condiciones de pobreza.
Uno de los problemas cruciales de las organizaciones no gubernamentales
consiste en quedar, en muchos casos, atrapadas en las complejidades de la
búsqueda de financiamiento lo cual puede sesgar fuertemente, e incluso
neutralizar, sus orientaciones ideológicas iniciales (Sorj, 2005).
A partir de 1976 los más afectados por las grandes transformaciones fueron los
trabajadores menos calificados de de la clase trabajadora formalmente
constituida (Beccaria, 2002). Estos trabajadores antiguamente sindicalizados
comenzaron a dedicarse a actividades informales, pero tras la apertura
democrática de 1983 se constituyeron en un actor clave de acción colectiva a
partir de la toma de tierras en la lucha por la vivienda y la provisión de servicios
básicos. El fenómeno que se expresa en este momento es de la reinscripción en
un colectivo de carácter territorial, tras la des-inscripción de uno de carácter
sindical. Así el barrio, el territorio, se constituye en el objeto de demandas, pero
más aún: se instituye como espacio natural de la acción y organización social
(Merklen, 1991, 2005).
Territorialidades en tensión
Si la exigencia del derecho al trabajo para todos los ciudadanos supone una
interpelación al poder local eso implica que dicho discurso llega a desocupados
que no forman parte de los círculos cercanos del poder del movimiento quienes,
en muchos casos, harán un uso instrumental de dicho movimiento. Como señala
Julieta Quirós (2006) en su trabajo de campo en el Gran Buenos Aires no es lo
mismo decir “soy piquetero” que “estoy con los piqueteros” o “voy a la marcha
de los piqueteros”. Así, aún cuando no se asuma la identidad piquetera, el hecho
de movilizarse con ese otro con el que no necesariamente se requiere estar
identificado, instala la desocupación en un campo político de carácter
universalista: es un desocupado con derecho a estar con los piqueteros o ir a la
marcha, no por su identificación sino por su condición objetiva dentro de la
estructura social, la de desocupado merecedor por derecho propio de
satisfacción de su necesidad por parte del Estado. Como señala Woods (1998)
a partir de un trabajo realizado en el Conurbano Bonaerense, el número de gente
en una marcha es una variable central en la disputa simbólica en tanto las tareas
realizadas en el núcleo duro del territorio pueden expandir el espacio simbólico
de la disputa.
Conclusiones
Por este motivo es fundamental tener en cuenta que en Salta y en gran parte de
la Argentina es el partido que gobernó en la mayor parte del período abierto en
1983, el Justicialista, el que genera condiciones permanentes para que los
recursos del Estado sean canalizados a través de las redes clientelares, pero que
tampoco es el único partido que requiere de estas estrategias territoriales para
capturar lealtades, dado que lo aquí desarrollado se corresponde con una cultura
política profundamente arraigada.
Por último, sería interesante plantear como proyecto académico, a la vez que
político, la profundización del estudio sobre las debilidades de las redes
clientelares para contribuir a la reinstalación en el espacio público -politizado,
legal, impersonal y alejado de tramposos (o perezosos) planteos de moralina
pre política- de miles de personas a través de la construcción territorial que
consiste en permanentes pulseadas entre territorialidades.
Bibliografía
HERIN, Robert. Por una Geografía Social, crítica y comprometida; Scripta Nova. Revista
Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona:: Universidad de
Barcelona, 1 de agosto de 2006, Vol. X, Nº 218. <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-218-
93.htm>. [27 de enero de 2009].