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ESCUELA DE POSGRADO
TRABAJO INDIVIDUAL
CASTILLA-PIURA
02 de Noviembre de 2015
INTRODUCCIÓN
La cadena montañosa de los Andes, de lejos la más larga del mundo, con sus más de
7000 kilómetros longitudinales, parte el Perú en tres zonas geográficas tradicionales y
además constituye una barrera imaginaria para el desarrollo económico de las
diferentes áreas geográficas del país; en esta cordillera, que recorre a la nación desde
Tumbes a Tacna, se esconde el fantasma de la “Maldición de los recursos”, que
amenaza desde las alturas el desarrollo económico de la Patria.
La excepcional riqueza mineral que nuestro territorio guarda en las entrañas y que
encasillo al Perú como país minero, titulo ganado como herencia del vasallaje colonial,
ha sido extraída sin tregua desde tiempos pre-incaicos, hoy con sus 1039 unidades en
actividad minera se configura como una de las principales despensas mineras del
mundo, sin embargo su papel mundialmente reconocido como potencia minera no ha
desencadenado en el desarrollo económico y por tanto también nos ha dejado en el
subdesarrollo humano y social.
En este texto que plantea reabrir una disertación a una discusión harto estudiada, se
intentara debatir desde la teoría económica y desde datos estadísticos generales la
veracidad de la afirmación de que aquellas economías con abundancia de recursos
naturales, en específico de minerales, son poco probables de alcanzar altos niveles de
altos niveles de desarrollo.
Analizaremos por qué la extracción de los recursos minerales que debería generar, con
sus excepcionales ganancias el proceso de acumulación necesaria para iniciar un
proceso de crecimiento económico, en la práctica se convierte una tara de la cual es
difícil recuperarse.
El análisis parte de que existe una aceptación bastante amplia de la “maldición de los
recursos”, basada en la contundencia estadística existente , y que existe la tarea de ver
si esta es aplicable al caso peruano, pero que sin embargo existen otros enfoques que
no comparten esta posición, por lo cual discutiremos al inicio dos de estos puntos de
vista para luego sumergirnos en la literatura que plantea las razones del porque esta
“maldición” es un elemento real para el estudio de las posibilidades del desarrollo
económico para el país.
El Perú parece haber tomado en sus 186 años de vida republicana, esta teoría
desarrollista como elemento primordial de su estrategia económica a largo plazo, pues
si bien existieron distintos enfoques de gobiernos (civilistas, militaristas, dictatoriales,
nacionalistas, entreguistas, etc), ninguno toco profundamente la matriz minera de la
nación.
En general las teorías desarrollistas, que se plantearon durante los 50 y 60s del siglo
pasado en Latinoamérica, y que tienen su cúspide en el estado peruano durante el
primer mandato de Belaunde Terry , plantean que ser rico en recursos minerales daba
ciertas potencialidades que se pueden resumir en al menos tres como mencionaba
Ross (1999), la primera de ellas dice que los países en vías de desarrollo con abundante
mano de obra pero sin acumulación de capitales, pueden servirse de la atracción de las
materias minerales al capital extranjero; en segundo lugar se menciona que se pueden
aprovechar las inusuales ganancias generadas por la explotación para generar reservas
internacionales y que por último, la explotación de los minerales en específico serviría
como fuente adicional de ingresos al estado para realizar mejoras en la
infraestructura básica del país y que además generaría la posibilidad de disminuir la
brecha social sin la necesidad de recurrir a los impuestos para incrementar los
ingresos, lo que generaría desarrollo a largo plazo.
Para defender esta posición se toma como base, muchas veces, a varios países
desarrollados, como Estados Unidos, Canadá, Australia, Suecia y demás; pero que no
nos dan una visión aleatoria de esta realidad, como lo que sucedería incluyendo a
países del África, Latinoamérica y medio oriente en este análisis.
1.2.- Los escépticos de los minerales en abundancia.
En forma menos radical, estos autores aceptan que existe una base empírica que
asocia directamente la abundancia de recursos con el escaso nivel de desarrollo, pero
que sin embargo no se puede generar una relación determinística de ella; es que en
realidad existen variable omitidas, o puntos que no pueden ser sometidas al estudio,
por que escapan de los límites de la economía y transcienden hacia la política,
ideología, sociología.
Los defensores de esta visión media, dejan en claro que no puede hacerse de “la
maldición” una ley económica, sino que solo podría tomarse como un fenómeno
recurrente, causado por externalidades que la economía como ciencia social no puede
manejar o analizar; como Manzano y Rigobón (2001) que defienden que el problema
intrínseco es la deuda externa, causada por el pobre desempeño de los países en
administrar los ingresos que generaban los recursos naturales.
Los países, como Perú, con abundancia de recursos no pueden influencia en los precios
de los minerales, que son cotizados según la demanda del mercado, y los demandantes
son países desarrollados industrializados, por lo que sus ingresos dependerán de la
fluctuación de los mercados; de lo que se concluye que el problema en si es la ausencia
de diversificación productiva.
El economista Richard Auty (1993) plantea por primera vez que los países ricos en
recursos naturales no podían usar esa riqueza para impulsar sus economías y cómo, en
contra de toda intuición, estos países tuvieron un crecimiento económico menor que
los países sin una abundancia de recursos naturales.
Los países productores metálicos conforme extraen y utilizan sus riquezas minerales
no parecen gozar de más prosperidad que antes de que los recursos fueran
descubiertos, e incluso a veces parecerían haber regresado a etapas anteriores de
desarrollo. El "capital natural" podría considerarse, según esta literatura reciente,
como el único tipo de capital del cual un país preferiría tener menos en lugar de más.
El enfoque de los precios relativos sostiene que las rentas inesperadas provenientes
de recursos minerales provocan desequilibrios macroeconómicos en el país: caída en
los términos de intercambio, débiles eslabonamientos hacia delante y hacia atrás
como resultado de las características de enclave del sector, falta de diversificación de
la economía como resultado de la alta dependencia en materias primarias; apreciación
del tipo de cambio; volatilidad de los precios y de la demanda que un único país no
puede influenciar; ciclos profundos en el producto y el empleo causados por la
volatilidad de los mercados de bienes primarios; alta concentración de la renta; entre
otros. Todos estos efectos negativos que se dice los recursos minerales producen en
variables intermedias afectan además, en última instancia, las tasas de crecimiento de
largo plazo.
Algunos autores precisan que las economías que generan enormes rentas minerales
producen fuertes incentivos para un comportamiento rentista. Si la explotación
mineral se hace de manera privada, los lobbies crecen y el dinero fluye para asegurar
que los intereses que éstos representan ganen licitaciones y concesiones de
extracción; si la explotación es un negocio público, la lucha es por la asignación de las
rentas a ciertos sectores específicos (inversión en educación o incremento de sueldos,
mantenimiento de caminos o remodelación de puertos). Cuanto más grandes son las
riquezas minerales, más altos son los incentivos para mover insumos productivos
(dinero, esfuerzo) de otros sectores hacia el sector de los recursos, y menor el interés
de los empresarios de involucrarse en negocios industriales o invertir en activos
productivos (Juan Pérez Alfonzo: 2010). Ross (1999) sugieren que durante un auge de
los recursos minerales, ciertos grupos ganan influencia en el entorno político, y exigen
privilegios tales como subsidios, barreras a la importación o derechos monopolísticos
que se financian con las enormes rentas minerales que el Estado recibe; y, para
algunos, estos privilegios pueden convertirse en un obstáculo para el desarrollo
económico.
Otros autores discuten que un elemento frecuente en economías abundantes en
minerales son tasas de inversión bajas. La hipótesis del ingreso permanente de
Friedman sostiene que los aumentos de ingresos inesperados son más probables de
ser ahorrados e invertidos, que consumidos inmediatamente. Sin embargo, Gylfason y
Zoega (2001) construyen un modelo endógeno de crecimiento para definir la tasa
óptima de ahorro, y encuentran que las economías ricas en minerales tienden a sufrir
de baja inversión, reduciendo la capacidad de crecimiento de la economía. Los autores
discuten que los bajos niveles de inversión se deben a los débiles incentivos de los
agentes, privados y públicos, para invertir en la economía.
Una caída del precio en los mercados internacionales puede reducir de manera
drástica y repentina las rentas minerales, dejando el presupuesto público
desfinanciado, y probando ser catastrófica para el país.
Quizá por toda la discusión anterior sea que Ross (1999) en sus estudios discute que la
única opción razonable para los países abundantes en minerales es renunciar a la
minería y optar por la opción de no explotar los recursos, llegando a la desoladora
conclusión de que "la mejor línea de conducta para los estados pobres sería evitar
definitivamente las industrias extractivas orientadas a la exportación"; conclusión que
no se comparte de forma generalizada, pero que al menos en parte muchos
especialistas están de acuerdo que habría que realizarse una modificatoria de las bases
productivas, mejora de la normatividad, reformar estructuras institucionales y sociales,
para no caer en la “maldición”, lamentablemente no existen casos plausibles de la
realización de esas sugerencias.
II.- Análisis
El Perú cuenta con tres minerales metálicos principales, el cobre, el oro y la plata, que
generan mayores ingresos al país; siendo el objetivo analizar si los ritmos de
explotación son sostenibles en el tiempo y además establecer si existe
correspondencia entre el caso peruano y la “maldición de los recursos”.
Cuadro 01
Fuente: Anuario Minero 2014
Cuadro 02
Además se observa que existen en el país 1039 unidades mineras (cuadro 03) en
operaciones (producción y exploración), hasta el 2014, y que a pesar de la caída
constante de los precios de los minerales metálicos, existe una tendencia a la alza del
algunos metales importantes como son el CU, nuestro mayor producto, la plata, el
hierro y el plomo (cuadro 04); la actividad exploratoria también ha dado resultados y
en la mayoría de los metales más importantes se han aumentado las reservas
existentes (cuadro 05), pese al grado de explotación que realizamos.
Cuadro 03
Cuadro 05
La gran dependencia de los recursos minerales, que tienen 04 años ya en baja de los
ingresos que significa para el país, la volatilidad de los precios, esto sumado a los que
se demuestra en el cuadro 07, es decir la alta concentración de nuestros productos a
solo un mercado internacional (China), y por lo tanto una dependencia a los ciclos
económicos chinos, son una respuesta a la desaceleración de nuestra economía, que
se ha venido viendo en los últimos años.
Cuadro 07
Cuadro 08
Cuadro 09
Fuente: LBM – Elabración: MEM
Según datos de la Sociedad Nacional de Mineria y petroleo, el Perú cuenta con la segunda
reserva mundial de cobre, con alrededor del 13%, cabe recordar que las reservas se miden y
varias según se descubran nuesvos yacimientos o se extiendan estudios exploratorios en los
yacimientos que se encuenran en explotación.
La producción de cobre, hace alrededor de 05 años fluctuaba como la segunda a nivel mundial,
hecho que cambio por el agresivo crecimiento de la mineria del cobre china, tambien cabe
mencionar que Chile, el mayor productor mundial, avasalla el mercado internacional con mas
de 5000 millones de toneladas, lo que significa cuatro veces nuestra producción, esto
principalmente causado por tecnologias de explotación mas que por proyectos operativos.
Cuadro 10
Cuadro 11
Fuente: Anuario Minero 2014
Cuadro 12
Cabe resaltar que al ritmo de producción actual del cobre, y con nuestras reservas estimadas,
se podria extender su explotación por un poco mas de 50 años, en su gran mayoria que
abandona el país como concentradoes por ello que la industria de refinación del cobre no ha
sido implementada en el país, ni parece haber intención de querer implementarla.
El oro, nuestro segundo producto estrella, principalmente por los precios espectaculares que
tuvo en la decada pasada y primeros años de esta decada, alcanzando cotas maximas de
alrededor de $1800 la Onza troy; ello impulso mega proyectos auriferos en el país,
principalmente en el norte de país, e impulso la producción ilegal en la selva peruana,
generando una mafia del oro y el blanqueamiento de los recursos producidos por su extracción
al margen de la formalidad.
Tambien cabe resaltar que la producción de oro nacional ha caido desde el 2005, alrededor
del 33% como se muestra en el cuadro 14, lo que origino una caida desde la 5ta posición
mundial de la producción hasta la 7ma que se ostentaba en el 2014.
Cuadro 13
Fuente: Anuario Minero 2014
Cuadro 14
Cuadro 15
Se presenta a continuación el cuadro 17, en el cual se demuestra que en tan solo tres
años el gobierno de ese entonces dio ocho medidas, lo que comprueba la urgencia de
modificar la estructura minera del país.
Cuadro 17
2.2.1.-Incentivos tributarios
a. Convenios de estabilidad
b.1. Régimen general de recuperación anticipada del IGV para empresas en la etapa
pre-operativa.
El artículo 2 del Decreto Legislativo N° 973 señala que las empresas que se encuentren
en etapa pre-operativa que incluye a las empresas mineras en etapa de construcción
pueden recuperar el IGV que haya gravado la importación o la adquisición de cualquier
tipo de bienes de capital nuevos, bienes intermedios nuevos, servicios y contratos de
construcción durante la etapa pre-operativa, siempre y cuando se trate de bienes y
servicios a ser usados directamente en la implementación de proyectos.
b.2. Régimen de recuperación del IGV para empresas mineras en etapa de exploración
Todos los datos de la normatividad peruana, dejan bastante claro que la construcción
del mito de un estado minero, fue implementado en la década de los años 90,
condenándonos a ser un estado primario exportador, y dependiente de materias
primas como varias veces ya ha sucedido en el transcurso de nuestra historia.
III.- Conclusiones