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Dormia la siesta sobre cubierta, merecida por un mar tranquilo, una de estas
tardes cálidas y
Transparentes del Caribe. De repente, uno ruidos me despiertan. El capitán
pirata golpeaba
Una y otra vez el piso de madera del castillo de papá con su pata de palo.
¡Algo ocurre! me dije y comencé a incorporarme despacio, de mala gana.
De pronto la voz del capitán me sobresalto
-! Por los cuernos de Belcebú!-exclamo.
Corrí hasta él. Sabía que algo malo estaba pasando. Aquella exclamación era
su típica forma de reaccionar cuando las cosas no se producían como
esperaba
-¿Qué ocurre?- le pregunte
No me respondió
Solo al cabo de unos segundos me entero su catalejo y me señalo en una
dirección. Me apresure a mirar en seguida y lo que vi me dejo completamente
helado. Se trataba del más
Grande galeón que había visto en mi vida, y lo que era peor, con dos hileras de
potentes cañones
En cada franco.
La manaza del capitán me arranco el catalejo.
-Ya has visto suficiente-me dijo, y volvió a colocarse el catalejo sobre su único
ojo.
-¿Cree que vienes a por nosotros?-pregunte ingenuamente.
-Por supuesto-me respondió-.Todas nuestras cabezas tienen precio,
muchacho.
Aquel galeón era mucho más rápido que nuestro viejo barco. No podríamos
escapara de ningún modo
La voz del capitán lo sobresalto, cuando ve por primera vez al galeón, era el
más grande y más aún tenía dos hileras de potentes cañones en cada franco
Pues pienso que si porque no importa que tan grande sea el galeón, ni rápido,
y aun que el barco del capitán este viejo lo importante es que al momento de
actuar estén preparados y listos para batallar