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El Monoteísmo Primitivo en Australia:

Historia de una Controversia Evolucionista


En una notable obra de 1973 titulada Australian Religions, Mircea Eliade resume el debate en torno al
monoteísmo primitivo que tenía lugar en la etnología de aquél entonces.1
El dato etnológico de que las culturas primitivas del mundo tuvieran religiones monoteístas, en lugar
de cultos animistas, totémicos, mágicos, o cualquier otra forma de superstición supuestamente
”primitiva”, tiraba abajo todo el esquema hipotético (aunque tenido por “leyes naturales”) del
evolucionismo social era falso.
Debido a los prejuicios intelectuales de la época, los Aborígenes Australianos, de cultura material
primitiva, fueron catalogados de “hombres sin religión” en sus primeros contactos con los ingleses que
llegaban a sus tierras. Los estudios etnológicos de Alfred William Howitt (1830-1908), la máxima
autoridad en aquél entonces en antropología australiana. Howitt entabló una relación personal con los
Aborígenes y éstos le revelaron los misterios de su cultura espiritual y religión. En su primera instancia, el
acercamiento de Howitt ocurrió gracias a la colaboración del misionero cristiano, Lorimer Fison.2
La presencia de un monoteísmo primitivo en Australia demostraría ya desde la década del 1880 que
las gentes de cultura completamente primitiva tenían una religión monoteísta. Entre 1882-87, los
hallazgos de Howitt sobre el Ser Supremo entre las tribus de Australia fueron publicados en el Journal of
Anthropological Institute, y posteriormente las publicó nuevamente en su obra de 1904 titulada The
Native Tribes of Southeast Australia.3
Fue precisamente en este tiempo que Lang publicaba trabajos señalando la asociación entre cultura
material primitiva e ideas de un Ser Supremo. La obra más importante de Lang fue The Making of
Religion, publicada en 1898, que surgió en plena crisis evolucionista porque desbarataba todas las ideas
de la sociología de Comte, la antropología de Morgan y Spencer, y el animismo de Tylor. Éste, mentor de
Lang, había publicado su obra Primitive Culture en 1872, y el animismo era la ideología predominante.
Ante los hechos etnológicos, la comunidad académica respondió de una manera muy poco noble. Ante
los hallazgos de Howitt, Tylor respondió de una manera infantil, acusando a los misioneros cristianos de
instalar un culto monoteísta entre los Aborígenes de Australia.4
Como deja bien claro Eliade:

Es importante notar que el conocimiento del nombre y los mitos del Ser Supremo de las tribus del sureste
de Australia era restringido a los iniciados. Las mujeres y los niños no saben casi nada de ello.
(…) No existe ninguna duda que la creencia en un Ser Supremo celestial de ese orden pertenece a las
tradiciones más arcaicas y genuinas de los aborígenes del sureste. La creencia fue presenciada antes la
instalación de las misiones cristianas. (…) Si el Ser Supremo fuera sospechado de ser meramente el
resultado de propaganda misionera, uno debería preguntarse por qué es desconocido para las mujeres, y por
qué se hizo tan central a las tradiciones sociales y religiosas que pertenecen a su propio pasado mítico. (…)
en 1881, cuando Howitt aun permanecía sin iniciarse, no sabía nada de esa creencia. 5

Lo increíble de esta historia es que la comunidad académica, a pesar de recoger clarísimos testimonios
del monoteísmo en tribus primitivas, respondieron con negaciones absurdas, y sobre todo con un
1
Para otra discussion del tema: Corduan, 2013, pp. 69-92 (The High Gods of Autralia); y también: Schmidt,
1931; 173-218 (XII The Primitive High God) para una discusión más profunda de los Seres Supremos en culturas
primitivas. Una amplia bibliograf[ia de la discusión la ofrece Eliade en Australian Religions, pp.2-41 (cap. 1,
Supernatural Beings and High Gods)
2
Howit, 1904, p. vii.
3
A.W. Howitt publicó también: On some Australian Beliefs y On Some Asutralian Ceremonies of Initiation, JAI
XIII [1884], 185-99 y 432-59; The Jeraeil, or Initiation Ceremonies of the Kurnai Tribe, JAI XVI [1887], 409-27; y
On Medicine Men, JAI XVI [1887], 23-58.
4
Cf. Limits of Savage Religion, JAI, XXI [1891], 283-301
5
Eliade, Miercea, Australian Religion, pp.5-12.
profundo silencio de censura contra la idea de un monoteísmo primitivo como el que aparecía en el
registro etnográfico y como apuntaba Lang con insistencia. Los evolucionistas no estaban preparados para
cambiar su pensar respecto a los supuestos orígenes sociales y supersticiosos de la religión. En una
palabra, antepusieron sus hipótesis a la verdad.
Las evidencias del monoteísmo en sociedades primitivas sería ignorado, y aquellos que siguieran el
camino de Lang serían ignorados y privados de su dignidad como académicos, porque serían excluidos de
los debates por no comulgar en la fe. Las ideas de Tylor del animismo como “origen” de la religión, y sus
fases evolucionistas, aunque demostrablemente falsas, fueron adoptadas por muchos antropólogos y
continúan siéndolo hasta hoy.
El evolucionismo fue tan ciego a la realidad científica de la etnología que vale la pena citar un ejemplo
a modo de ilustración. En relación al descubrimiento del monoteísmo primitivo en Australia, Thomas
Henry Huxley escribe en 1896 (o sea 14 años luego de darse a conocer el monoteísmo de los Aborígenes
de Australia):

En la condición más simple, tal como se puede encontrar entre los salvajes de Australia, la teología es una
mera existencia, poderes, y disposiciones (usualmente maligna) de entidades fantasmales que pueden ser
propiciadas o ahuyentadas. También, en esta etapa, la teología es totalmente independiente de la ética. El
código moral, como se entiende por la opinión pública, no deriva ninguna sanción de los dogmas
teológicos, y la influencia de los espíritus supuestamente ocurre por mero capricho y malicia. 6

No nos sorprende que Andrew Lang respondiera en su obra de 1898 que “palabras más crudamente en
desafío de los hechos.”7 Al cambio de siglo de XIX a XX, ya había numerosos testimonios de Australia
que declaraban la realidad del monoteísmo primitivo.8 Las fantasías de Huxley que recién citamos son
apenas un ejemplo de la necedad general de los evolucionistas y su desprecio de las evidencias científicas
respecto a la Idea de Dios. Pero sus fantasías de que los Aborígenes adoraran espectros en lugar de un Ser
Supremo se adhieren a otra igualmente falsa: que la moralidad de los mismos no era extraída de un culto
monoteísta, cuando sí lo es.9
La presencia del Ser Supremo en Australia y los escritos de Lang llamaron la atención de E.S Hartland
. En 1898 escribe una crítica de Lang en donde se esmera en criticar la presentación demasiado “cristiana”
del Ser Supremo, y agregó que los Aborígenes no hablaban de “inmortalidad” o “eternidad” sino de “vida
muy larga”. Como bien señala Eliade, “lo que Hartland no percibió era que estas expresiones plásticas
como “larga vida,” “vejez,” y demás, cumplen la misma función que “inmortalidad” o “eternidad” en
otras religiones más elaboradas.10 Hartland era un típico pensador del evolucionismo materialista que no
podía comprender que gente primitiva a nivel material tuviera nociones avanzadas de metafísica. Su
prejuicio se hace muy claro en sus propias palabras cuando dice:

6
Thomas Henry Huxley, Science and Hebrew Tradition, Nueva York, 1896, pp.346-47.
7
Lang, Andrew, The Making of Religion, Nueva York, 1898, p.174.
8
Además de las obras de Howitt, se publicaron: Sepncer, B. & Gillen, F.J, The Native Tribes of Central
Australia, Londres, 1899; idem., The Northern Tribes of Central Australia, Londres, 1904; Strehlow, Carl &
Freiherr von Leonhardi, Moritz, Die Aranda und Loritja-Stamme in Zentral-Australien, 5 vols, Frankfurt, 1927-20;
Parker, Langloh K., The Euahlayi Tribe: A Study of Aboriginal Life in Australia, Londres, 1905.
9
Sobre el Ser Supremo en Australia como Legislador véase: Eliade, Mircea, Historia de las Creencia y de las
Ideas Religiosas IV, Las Religiones en sus Textos, Madrid, 1980, p.15-17. Donde cita de A. H. Howitt, The Native
Tribes of South-East Australia, Londres, 1904, pp.491-500. Howitt dice: “Entonces Daramulun marchó al Cielo,
donde ahora vive y vigila las acciones de los hombres. Fue él quien primero hizo el Kuringal y la bramadera,
cuyo sonido representa su voz. Enseñó a los yuins lo que debían hacer y les dio leyes que los ancianos han
transmitido de padres a hijos hasta el día de hoy. (…).”Otros casos en Australia en Corduan, 2013, pp.82-88. Se
registra también entre los pigmeos de las Islas Andaman con el Ser Supremo Puluga en E.H. Man, On the
Aboriginal Inhabitants of the Andaman Islands, Journal of the Anthropological Institute of Great Britain and
Ireland, 1882. Este caso ya era registrado por Lang en The Making of Religion, p.190.
10
Eliade, Mircea, Australian Religions, p.9.
Sobre la improbabilidad antecedente de que salvajes desnudos, sin una forma organizada de gobierno, e
incapaces de contar hasta siete, pudieran haber alcanzado una concepción tan elevada, no hay necesidad de
discusión.11

No se equivoca Corduan en responder a esto cuando dice: “Debemos dejar en el misterio qué tiene que
ver la habilidad de contar hasta cualquier número con tener una concepción de un ser supremo, aunque
supongo que una persona debería ser capaz de contar hasta uno. (…) Además, ¿por qué debe uno vestirse
para creer en Dios?”12 Estas ideas venían de Charles Darwin ya que había formulado la hipótesis que los
retrasados mentales de nuestro tiempo eran manifestaciones de una detención evolutiva por lo cual
podíamos observarlos como ejemplos de la habilidad mental de las gentes primitivas y arcaicas.13
Además de estas falacias llenas de prejuicio evolucionista, Hartland se equivoca profundamente
también al decir que los Aborígenes Australianos no tuvieran una organización social compleja. La
organización social de los Aborígenes de Australia es tan compleja que ha requerido de esfuerzos
intelectuales tremendos por parte de intelectuales modernos y formulaciones matemáticas de álgebra en
nada sencilla.14
Críticas tan ingenuas y cargadas de prejuicio como las de Hartland y también otras relaciones inútiles
y falsas como las de Huxley son ejemplares de la mentalidad evolucionista que dominaba a los opositores
de Lang. Pero lo más increíble de esta historia es que Lang también luchaba contra la necedad del mismo
Howitt, puesto que se contradecía, de manera explícita y deshonorable, la propia información que
publicara desde 1882 respecto a las ideas religiosas de los Aborígenes de Australia. Como bien señala
Eliade:

Cuando Howit publicó su libro en 1904, la mayoría de los hechos en consideración de los Seres
Supremos del sureste de Australia ya eran conocidos por sus propios artículos en el Journal of the
Anthropological Institute (JAI), 1882-87, y también por la información contenida en la obra de Andrew
Lang, The Making of Religion (Londres, 1889). Uno puede sospechar que, sin la intervención de Lang, los
hechos comunicados por Howitt habrían jugado un rol más importante en la interpretación de la religión de
Australia. De hecho, en la monografía de 1904, Howitt rebajó su primera evaluación de los Altos Dioses en
comparación a como fueron presentados en los artículos del JAI. Una de las razones de este cambio de
mentalidad pudo haber sido el tumulto que se levantó con el libro de Lang. 15

Ese “tumulto” no era por lo que decía Lang, sino por la realidad etnológica que lo hacía valer
científicamente. El “tumulto” se generó porque la antropología en Australia revelaba un claro culto
monoteísta al Ser Supremo esparcido por el continente y en todos los casos se trata de gentes de cultura
completamente primitiva.
A pesar de las publicaciones en el JAI desde 1882 por parte de Howitt, en 1902, Baldwin Spencer
escribe a J. G. Frazer lo siguinete:

En cuanto al “descubrimiento” de una religión de alta ética entre los más bajos salvajes, no hay,
estoy convencido, ninguna cosa semejante en Australia. La gran dificultad es que hemos tenido
testamentos hechos por hombres con la autoridad de Gason. Éste era un policía, creo yo, que era
perfectamente honesto, pero al mismo tiempo perfectamente incapaz de tratar con materias como estas. En
los días cuando surgía la evidencia de Baiame y Daramulun [Seres Supremos de tribus de Australia], la
importancia de asegurar información detallada y minuciosa no había sido realizada aún, y tampoco se

11
E.S. Hartland, The High Gods of Australia, Folk-lore IX, 1898, pp.290-329.
12
Corduan, In The Beginning God, p.95.
13
Steven A. Gelb, Darwin’s Use of Intellectual Disability in the Descent of Man, Disabilities Studies Quarterly
28, no.2, Spring 2008, http://dsq-sds.org/article/view/96/96.
14
Véase por ejemplo: Pin-Hsiung Liu, Murgin: A Mathematical Sulution, Nankang, Taipei, 1970. Para una
discussion general: Eliade, Mircea, Historia de las Ideas Religiosas IV, Barcelona, 1999, pp.242-246 (358.
Organización Social y Totemismo).
15
Eliade, Mircea, Australian Religions, p.8.
imaginaba que hubieran hombres sin las llamadas ideas religiosas. Como me he esforzado en resaltar en
uno de nuestros capítulos, es la cosa más fácil ser engañado por lo que un nativo te dice en relación a un
punto como este.16

Los evolucionistas ahora decían que la presencia del Ser Supremo en la religión aborigen de Australia
era el resultado de algunos rumores extraídos de fuentes poco fiables. En su artículo God (Primitive and
Savage),17 publicado en 1913, Andrew Lang respondió sarcásticamente a los comentarios anteriores
recordándole a Spencer y Frazer de que la autoridad respecto a la religión aborigen de Australia era
Howitt (p.244a), y además les recordaba a los etnólogos de su tiempo los pasajes en donde Howitt mismo
se refirió a las creencias monoteístas en su propia obra de 1904.18
Además, Lang señaló otras tres ocasiones en donde se tenía testimonio del Ser Supremo en las ideas
religiosas de los aborígenes en los años 1833, 1855, y 1889-95 aparte de lo escrito por Howitt. Recalca el
trabajo de 1905 The Euahlayi Tribe escrito por la Sra. Langloh Parker, que coincidía con los testamentos
del policía James Manning. La Sra. Langloh Parker se habpia criado desde chica con los Aborígenes de
Australia Ualarai, y a pesar de ser mujer, los ancianos de la tribu hicieron una excepción con ella y le
enseñaron en sus ideas religiosas por ser blanca y no formar parte así del estricto código de silencio que
se aplicaba a la mujer autóctona. En sus propias palabras recuenta la primera vez que oyó hablar del Ser
Supremo: “en una primera instancia me habló de Byamee, susurrando, un nativo muy anciano.”19 Los
testimonios de la Sra. Langloh Parker son ciertos, puesto que hoy sabemos muy bien del culto al Ser
Supremo Baiame entre los Aborígenes de Australia Wiradjuri, Kamilaroi, y Ualarai (o Euahlayi).20
Andrew Lang responde también con una referencia al antropólogo A. L. P. Cameron,21 que sería la
principal fuente de las tribus Itchumundi, Karamundi, y Barkingi que utiliza Frazer para desarrollar sus
ideas en Totemismo y Exogamia I (pp. 380-87), obra publicada en 1910.22 Lang lo criticó a Frazer, y con
mucha razón. Éste publicó sus obras del Totemismo desde 1887, concurrentemente con los primeros
estudios de los Aborígenes de Australia, pero que a pesar de ello, Frazer hizo parecer en su libro de 1910
que los Aborígenes tenían una notable influencia de las misiones cristianas.23 Sin embargo, Howitt
(1904) había demostrado claramente que entre los Kurnai no existía influencia alguna de las misiones
cristianas.24
Otro de los detalles más importantes que destacó Lang fue que Howitt mismo tuvo que iniciarse entre
los Aborígenes Australianos para llegara a tener noticia del Ser Supremo. Como ya destacamos, el culto al
Ser Supremo era un misterio guardado celosamente de los europeos. Tanto así que por el año 1881,
cuando Howitt no era iniciado aún, los Aborígenes no le contaban nada del Ser Supremo. En palabras de
Lang:

En 1884-85 [Howitt] escribió copiosamente y con algún entusiasmo de ello en el Journal of the
Anthropological Institute. Habló del ser como “Espíritu Supremo, que me parece representar un jefe de

16
J. G. Frazer, Totemism and Exogamy, vol. I, Londres, 1910, 148.
17
Lang, Andrew, God (Primitive and Savage), en J. Hasting (ed.), Encyclopedia of Religion and Ethics, VI,
Edinburgo, 1908-1927. El artículo de Lang fue publicado en 1913 un año después de la muerte de Lang en 1912.
18
Howitt, A. H., The Native Tribes of Southeast Australia,1904, pp. 494 ss, 526, 528, 543.
19
K.Langloh Parker, The Euahlayi Tribe, 1905, cap. II, The All Father Byamee.
20
Véase: Eliade, Australian Religion, Londres, 1973, pp.131-136; cf. A. P. Elkin, The Australian Aborigines,
Sydney, 1938; (3a ed., Angus and Robertson, 1954, reprint, Nueva York: Doubleday, 1964, p.300); idem.,
Aboriginal Men of High Degree, Sydney, Australasian Publishing Co., 1945, pp.96-98; Berndt, Ronald M.,
Wuradjeri Magic and Clever Men, Part I, Oceania, XVII, 1946-47, pp.334-38.
21
A. L. P. Cameron, Notes on Some Tribes of New South Wales, JAI, XIV (1885), 351 ss.
22
En relación al tema de las tribus de Australia, Frazer publicó The Beginnings of Religion and Totemism
among the Australian Aborigines, Fortnightly Review, July-September, 1905.
23
La referencia de Frazer es a E. M. Curr, The Australian Race I, Londres, 1886-87, p.45. Allí Curr algea
falsamente que los aborígenes se vestían como los europeos para caer bien a los blancos.
24
Lang, Andrew, God (Primitive and Savage), 1913, p.245a. Cf. Eliade, Australian Religions, pp.11-12, y
también: Wilhelm Schmidt, The Origin and Growth of Religion, Proctorville OH, 2014 [1931] pp.87-89.
tribu difunto.” En 1904 Howitt [Native Tribes, p. 503] renunció a la idea de que el Padre-de-Todo
(Allfather) fuese un espíritu, pero aún así lo tomaba como una idealización de un “jefe tribal”, que había
creado el mundo o la mayor parte, entre otras obras maravillosas, y cuyo nombre mismo era tabú entre los
hombres excepto en las ocasiones más sagradas. Él “puede ir a cualquier parte y hacer cualquier cosa.” En
la misma obra Howitt opacó sus expresiones de 1884-85.25

Hoy sabemos muy bien que la idea del Ser Supremo fue muy extendida en Australia entre diversas
tribus. Sabemos además que el culto secreto al Ser Supremo y el tabú de su profanar su nombre era una
idea de los Maoríes y el Ser Supremo Io26, vecinos de los Australianos y de los Fueguinos de Sudamérica
con el Ser Supremo Temákuel.27 Recordamos al lector que los primeros contactos con los Aborígenes
Australianos fueron de tal prejuicio que se les denominaba literalmente “hombres sin Dios.”28
Lo que nos interesa señalar es que la subjetividad y la fe evolucionista atea afecta el buen desarrollo
científico de la antropología. La insensibilidad de Howitt respecto a las ideas religiosas de los Aborígenes
Australianos es sorprendente. En su obra de 1904 comenta del Ser Supremo diciendo: “en este ser,
aunque supernatural, no hay rastro de una naturaleza divina.” (1910, p.503) y agrega a modo de
conclusión: “no se puede decir que estos aborígenes tengan alguna forma consciente de religión.”
Lang responde a esta hipocresía intelectual –¡que va en contra de los escritos propios de Howitt!– con
sarcasmo y haciendo notar que “nada de divino” supone Howitt “¡en un creador benevolente y eterno, en
varias ocasiones el dispensador de recompensas y penalidades en una vida futura!” Lang le recuerda al
propio Howitt también lo que él mismo había descubierto respecto al Ser Supremo Daramulun en
Australia, además de la presencia del Ser Supremo Atnatu entre los Kaitish del desierto central. En esta
ocasión era el trabajo del propio Spencer y F.J. Gillen el que revelaba lo mismo que Howitt en otras
partes de Australia desde 1882.29
La negación de la realidad de un Ser Supremo (de la Idea de Dios) por parte de los mencionados
académicos nos permite ver con toda claridad que la fe naturalista y atea afecta el buen desarrollo de las
ciencias religiosas, y lo hace de forma inaceptable bajo cualquier parámetro objetivo, de sinceridad y
transparencia, intelectual.
La muerte de Andrew Lang en 1912 trajo el final de sus aportes a la etnología. Pero la controversia
respecto a la presencia del Ser Supremo en Australia que lo tuvo por protagonista es importante en la
historia de las ideas religiosas modernas. El hecho de que Tylor jamás respondiera directamente a Lang30
se suma al testimonio de indecencia y falta de moralidad por parte de los evolucionistas.
Los alegatos de influencia cristiana por parte de Tylor para tratar de explicar la presencia del Ser
Supremo en culturas primitivas es una técnica recurrente para descartar ideas incómodas para el dogma
reduccionista-materialista de los evolucionistas. Tylor escribió en su obra de 1892, The Limits of
Primitive Religion, que toda noción monoteísta entre gentes primitivas necesariamente debían ser
producto del contacto con misioneros cristianos.31 Como bien señala Wilhelm Schmidt, no solamente
resulta falso para el caso de las tribus de Australia, sino también para los Fueguinos de Sudamérica, los
Pigmeos y Bosquimanes de África, los Esquimales del ártico, los nativos de California norte y central, y
los Algonquin del oeste de los Estados Unidos.32 En todos casos encontramos tribus de cultura material
primitiva con alta cultura espiritual con idea de un Ser Supremo.

25
Ibid.
26
Eliade, Mircea, Historia de las Creencia y de las Ideas Religiosas IV, Las Religiones en sus Textos, Madrid,
1980, pp.26-27. Cf. E. S. Craighill Handy, Polinesian Religion, Honolulú, 1927, pp.95-96; E. Tregea, the Mari
Race, Wanganui, 1904, pp.450-452; E. Best, Some Aspects of Maori Myth and Religion, Wellington 1922, p.20.
27
Gusinde, Martín, El Mundo Espiritual de los Selk’nam, Santiago de Chile, 2007 [1931],, Vol 1., p.59-62.
28
Eliade, Miercea, Historia de las Ideas Religiosas IV, Desde la Época de los Descubrimientos hasta Nuestros
Días, Barcelona, 1996, p.240 Cf. William Dampier, New Voyage Round the World, Londres, 1967.
29
Lang, Andrew, God (Primitive and Savage), 1913, p.245a.
30
Corduan, Alfred, In The Beginning God, Nashville Tennessee, 2013, p.97.
31
Schmidt, Wilhelm, Der Ursprung der Gottesidee, vol. 1, 201-21;
32
Schmidt, Wilhelm, The Origin and Growth of Religion, Proctorville, OH, 2014 [1931], pp.87-89.
Al respecto de Lang y las reacciones de la comunidad académica, Schmidt comenta en 1931:

En primera instancia, Lang perteneció enteramente al la escuela de tylor, y no tenía la más mínima
vacilación en aceptar aquél axioma que declaraba que el monoteísmo se había desarrollado en todas partes
de una forma previa de adoración animista. La primera vez que encontró ciertos hechos que no acordaban
con esa teoría aconteció al leer un reporte misionero, y su primera impresión fue que el misionero en
cuestión había cometido un error. Pero cuanto más lo conducían sus estudios, más ejemplos de este tipo
encontró, y al final llegó a la conclusión que ese fundamento de Tylor no se sostenía.
(…) Observando que esta discusión encontró una expresión tan viva en los periódicos de cabecera en
Gran Bretaña, que a su vez son reconocidos en todas partes también, y que además representaba las
perspectivas de académicos de tan amplia reputación; al considerar también que constituía una rotura
respecto a una tería ampliamente aceptada, es difícil comprender por qué la mayoría de los especialistas y
sus publicaciones fuera de Gran Bretaña recibieron las palabras de Lang con un silencio completo. Año tras
año, el Revue de L’historie de Religions en Francia, el Journal of American Folk-lore y el American
Anthropologist en los Estados Unidos, el Archiv fur Religionswissenschaft y el Zeitschrift fur Ethnologie en
Alemania, o bien no dijeron nada en absoluto, o hicieron solamente menciónes corats y sin importancia de
Lang. La opinión general en relación a Lang en ese tiempo se exprea en la siguiente frase de E. Lehmann:
“Esta teoría inesperada de Lang ha sido recibida con gran desconfianza” 33 No explica, sin embargo, a
quién o a qué se debe precisamente la “desconfianza”.
Toda esta actitud se rechazo silencioso fue más sorprendente todavía porque la teoría de la magia, que
apareció simultáneamente, en todas partes fue tomada de inmediato, sin discusión, en poco tiempo, y con
amplia aceptación.
(…) Si exceptuamos la decidida pero generosa oposición de E. Sidney Hartland, permanece el hecho que
los otros oponentes principales de Lang. Tylor y Frazer, no podían ser llamados a hablar, a pesar de los
desafíos directos de Lang. Los ejemplos de estos dos savants fue emulado por la mayoría en el exterior.,
como he explicado en Ursprung der Gottesidee, Vol. I, ed. 2, p.133 ss., y con eso se ha dado un claro
testimonio de la la naturaleza internacional de la “actividad científica.” Solamente Hartland y A. W. Howitt
llevaron adelante una crítica rigurosa de Lang, y a eso podemos sumar quizás, para Francia, a A. van
Gennep; y para Alemania, F. Graebner. La totalidad de ésta polémica está confinada, casi sin excepción, a
los datos de Australia que Lang utilizó para fundamentar su teoría.34

Las Teorías de Andrew Lang


El silencio y rechazo de las ideas de Andrew Lang no tuvieron que ver con alguna irracionalidad, sino
que tenían que ver con un tabú sobre la Idea de Dios impuesto por el evolucionismo. Lang hacía su crítica
del Animismo de Tylor en referencia al problema que pretendía abordar respecto a la Idea de Dios. Los
evolucionistas, como ya vimos, y los progresistas de la escuela sociológica de Comte, plantearon un
paradigma hipotético que profesaba el desarrollo de la Idea de Dios (de un Ser Supremo), a partir de otras
previas. Todas esas supuestas fases previas, sea naturalismo, fetichismo, o animismo se basan en el
supuesto de que explican el “origen” de la Idea de Dios, a partir de una ignorancia respecto a fenómenos
naturales.
Acorde a las evidencias etnológicas de su tiempo, y auxiliado por los estudios de Tylor sobre los
cultos animistas, Lang llegó a una conclusión lógica y racional. Si los Aborígenes de Australia y otras
culturas primitivas muestran tener clara la Idea de Dios, y no hay ningún desarrollo previo al estado de
vida más primitivo, entonces la Idea de Dios es primitiva. Eso es precisamente lo que confirmaron
muchos otros estudios alrededor del mundo, incluso después de la muerte de Lang en 1912.
Por otra parte, Lang no pretendió dar nunca una respuesta al origen de la Idea de Dios, y de hecho
criticó esa postura evolucionista y progresista de su tiempo, porque reconoció que ese es un problema más

33
En su artículo Die Anfange der Religion und die Religion der primitoven Volker, en Hinneberg, Die Kultur der
Gegenwart, pt. I, sect. 3, pp. 1-27.
34
Schmidt, Wilhelm, The Origin and Growth of Religion, Proctorville OH, 2014 [1931] pp.172-174;183
complejo que no puede responderse mediante conocimientos de sociología y antropología material y
cultural. Aún cuando quisiéramos lograrlo analizando la especie humana, el registro etnográfico y
arqueológico jamás revelará un “origen” en el tiempo que nos diga de dónde viene la Idea de Dios.
Otro aporte importante de Lang a la etnología es que señaló que ninguna cultura espiritual es
exclusivamente de un tipo o de otro. Esa es una realidad que las determinaciones generalizadas que
definen a una cultura o un momento cultural en el tiempo es, de acuerdo con los datos la etnología, falso.
Ideas monoteístas coexisten con ideas animistas. La rigidez jerárquica que instala una forma determinada
de “religión” en un “origen” o “principio” es contradictoria a la realidad humana. Si determinamos
“principio” el estado de cultura material primitiva, la idea del Ser Supremo está bien presente, pero
además coexiste con formas de politeísmo, panteísmo, animismo, totemismo, magia, etc. Esta
observación de Lang es evidente en nuestras culturas actuales, y también en las del registro histórico de la
realidad.
Lang estaba luchando contra una idea retrógrada de la antropología que desde un principio solamente
acepta un cronograma evolutivo donde la Idea de Dios resulta ser el producto de una superstición, sino
que consagra el racionalismo ateo del naturalismo como “solución final”. La narrativa de los
evolucionistas destaca de manera muy clara este afán. De hecho, un repaso de las ideas fetichistas,
animistas, totemistas, etc., coinciden sin excepción en esta decidida matanza de la Idea de Dios desde un
punto de vista intelectual. Lang sabía muy bien a lo que se enfrentó, no era un iluso.

Como otros mártires de la ciencia, debo esperar que se me piense inoportuno, tedioso, un tipo de una sola
idea, y esa idea equivocada. Resentirme mostraría un gran deseo de humor, y una vasta ausencia de
conocimiento respecto a la naturaleza humana. 35

Lang era un hombre de gran inteligencia, y su articulación del lenguaje escrito es formidable. Tras leer
algunos de sus escritos en inglés, es comprensible que muchos no le hubieran contestado. Su educación en
la literatura, en la poesía, y en cuentos mitológicos había desarrollado en Lang una plasticidad de la
expresión, y una claridad de expresión en lo simbólico que otros grandes de su tiempo como Tylor,
Frazer, Hewitt, etc., ciertamente no tenían.
Curiosamente, Lang demostró una objetividad en sus aportes a la etnología que uno no esperaría de
una persona con su formación. Toda su presencia en la etnología de fines de siglo XIX y principios del
XX fue típica de cualquier genio, contradictoria a la teoría dominante, y al mismo tiempo basada en
pruebas irrefutables. La presencia del monoteísmo primitivo es irefutable, y lo fue ya desde tiempo de
Lang cuando llegaban las primeras noticias a Londres del Ser Supremo entre los “salvajes”, de cultura
material más primitiva. Se sumaron otras que repasaremos más adelante.
Las refutaciones de Lang a la teoría del Animismo propuesto por Tylor desde 1872, la teoría
predominante de la comunidad antropológica, consistían en sacudir los pilares de la misma en el sentido
siguiente. Tylor había propuesto la hipótesis de que la Idea de Dios se desarrollaba a partir de la idea de
espíritu, y al mismo tiempo relegaba la idea del espíritu al sueño, la enfermedad, y la muerte.

Lang simplemente pregunta si estas gentes primitivas reconocen al Ser Supremo como un espíritu o no.
Para nosotros, que nuestras ideas han sido influenciadas por concepciones cristianas desde nuestra
juventud, puede parecer que así debería ser; ¿pero tienen estas gentes ideas semejantes? En absoluto; en
muchos casos no tienen nada parecido. No niegan la naturaleza espiritual del Ser Supremo, pero tampoco la
afirman; tales preguntas metafísicas no han entrado todavía en sus mentes. Para ellos Dios es simplemente
un Ser, y un Ser que existe realmente Que la idea del espíritu, extraído del fenómeno de la muerte es
aplicable aquí, es imposible; porque es casi siempre dicho directamente que este Ser ha existido desde la
eternidad, o al menos desde antes de la muerte, y que nunca muere. 36

35
Lang Andrew, Magic and Religion, p.14
36
Ibid., capítulos IX y X; idem., Myth Ritual and Religion, Vol I, p.309 ss.
A esta realidad Tylor no dio ninguna contestación a Lang, sino que estipuló otra hipótesis de intrusión
de la religión cristiana. Como ya vimos, el mismo Howitt dijo que tal cosa no existía. Hoy se comprueba
sin duda que la religión de los Aborigenes de Australia es plenamente autóctona, y únicamente revela
intrusiones culturales en el noroeste donde hay presencia de cultura espiritual Melanesia presente en
Papua y Nueva Guinea.37
Lo cierto es que Lang nunca dijo que las teorías de su tiempo fueran falsas o inválidas, sino
únicamente acerca de su proclama de responder el origen de la Idea de Dios asignándole un proceso de
formación desde ideas previas de orden primitivo. Las evidencias solas demostraban lo contrario: la Idea
de Dios está desde un principio, junto con otras de orden animista, politeísta, etc. Esto, hay que tener
claro, no hace al animismo o al totemismo u otros estudios inválidos en su propia área de las ideas
religiosas y espirituales que son, por descripción de sus autores, supersticiones y errores intelectuales.
Otra idea que supuestamente demostraba equivocada la realidad del monoteísmo primitivo es aquella
que formulaba un culto de los ancestros previo a un politeísmo, panteísmo, y politeísmo. Howitt mismo
fue quien se esmeraba en resaltar que la Idea del Ser Supremo entre los Aborígenes no era más que el
legado de un euhemerismo, es decir, un arcaico culto al líder tribal fallecido. No lo decía, empero, como
testamento de los Aborígenes mismos, sino que expresaba una interpretación de los hechos según su
parecer. En relación al Ser Supremo de los aborígenes dice:

Combinando los relatos de las leyendas y las ceremonias, yo veo, como encarnación de la idea, un
venerable y benévolo Jefe de tribu, lleno de conocimiento y sabiduría tribal, y también una magia
todopoderosa, de la cuál él es la fuente, con virtudes, defectos, y pasiones, tal como los Aborígenes las
consideran.38

Creo que la pregunta más relevante y primera que hay que hacer aquí es: ¿qué puede ver un ateo en la
Idea de Dios?, porque ciertamente no verá otra cosa que un invento humano, se por euhemerismo,
animismo, o cualquier “ismo” imaginable. A pesar de ser invitado a vivir la espiritualidad y religión de
los Aborígenes, Howitt veía lo que quería, y carecía de la sensibilidad necesaria para prestarse a creer lo
que el “salvaje” le decía, para luego ver si era algo real o no. Hay un claro problema de sensibilidad
intelectual respecto a la cultura espiritual de la humanidad aquí, tanto la propia como la ajena.
En realidad, los datos etnológicos demuestran que en la fase más primitiva del desarrollo de la cultura
material y las ciencias naturales, está presente antes la Idea de un Ser Supremo, y naturalmente Lang
desarrolla una teoría de involución de las ideas religiosas en sentido contrario a las hipótesis (tomadas
por “leyes”) por los evolucionistas de su tiempo.
Para Lang, toda la “espiritualidad y mitología derivada de aquella Idea Suprema era una evidencia de
alejamiento de la religión más primitiva. Mas la religión “primitiva” ya no tiene una connotación negativa
de atraso y superstición, sino que puede significar, como en el caso de Australia, alta cultura espiritual.
Lang expresa la síntesis de esta realidad cuando dice: “cuanto más animismo, menos teísmo; esa es la
regla general.”39 Y no se equivoca Lang en llamar la atención al hecho de que el animismo y las
supersticiones que los evolucionistas planteaban como “origen” de la religión son, en todo caso,
corrupciones cultuales de un culto primitivo y original al Ser Supremo. En sus propias palabras:

“¿Cómo?” se puede preguntar, “¿podría toda la humanidad olvidar una religión pura?” Eso es lo que
ahora intento explicar. Esa degeneración yo las explicaría por las atracciones que el animismo, una vez
desarrollado, poseyó para el malportado hombre natural, “el viejo Adán”. Un Creador moral, sin necesidad
de regalos, y opuesto a la lujuria y la desobediencia, no ayuda a un hombre con encantos de amor, o con
“envíos” malévolos de enfermedad y brujería; no favorecerá un hombre sobre su vecino, ni una tribu sobre
la rival, como recompensa de un sacrificio que no acepta, como tampoco las que están envueltas con
talismanes que no tocan su omnipotencia.

37
Eliade, Australian Religions, p.150 (y ss; 172 y ss sobre las intrusiones de la cultura moderna).
38
Howitt, Native Tribes, pp.500-501.
39
Lang, Andrew, The Myth Ritual and Religion, Londres, 1887, vol.1, pp.333-4.
Por otra parte, fantasmas y dioses-fantasmas [ghosts and ghost-gods], necesitados de alimento y de
sangre, temerosos de encantos y talismanes, son un voto corrupto, pero, muy útil. Siendo el hombre lo que
es, es cierto que “saliera a prostituirse” con fantasmas y dioses-fantasmas útiles y prácticos, además de
fetiches que pudiera guardar en su billetera o “bolso medicinal”. Porque de éstos, estaba seguro, a la larga,
de entrar en la negligencia de su Creador; siguiendo, quizás, por reconocerlo a Él como tan solo uno, si
acaso el primero, de la turba venal de espíritus y deidades y sacrificarle a Él como a ellos. ¡Y esto es
precisamente lo que ocurrió! Si no hemos de llamarle “degeneración”, ¿cómo entonces? Puede ser una
vieja teoría, pero los hechos “dan en el timbre”, y están de lado de una vieja teoría.
Mientras tanto, en el plano material, la cultura continuó avanzando, las artes y los oficios se elevaron; los
departamentos se levantaron, cada uno necesitado de un dios. . . . Pero en esta fase de la cultura, la suerte
del Estado, y los intereses de un clero rico y poderoso tenían su interés envuelto en la manutención del
viejo del sistema, relativamente sin moral y animista, como en Cuzco, Grecia, y Roma. Esa preocupación
popular y política por el Estado y su suerte, y ese interés sacerdotal (bastante natural), solamente podría ser
barrido a un costado por el monoteísmo moral de la Cristiandad o el Islam. Nada más podía lograrlo. En el
caso del Cristianismo, la influencia central y más potente de muchas influencias combinadas, aparte de la
Vida y Muerte de Nuestro Señor, era la moral monoteísta de la Religión Hebrea de Jehova. 40

Esta alegoría de Tylor al relato del Génesis muestra su genio. Explica de una vez que el evolucionismo
es equivocado, y que la revelación de la verdad ya fue conocida por los hombres más ancestrales de la
civilización. Abraham partió de la ciudad sumeria de Ur debido a la corrupción religiosa de esa ciudad.41
Las llamadas de todos los profetas del Antiguo Testamento son un constante llamado de Dios al pueblo
para que abandone su idolatría. No se equivoca en nada Lang al señalar la realidad que narran nuestros
textos sagrados: el culto primitivo al Ser Supremo se ahoga, recurrentemente, de manera cíclica, en cultos
idólatras cuyo origen es la corrupción del hombre mismo. Y esa corrupción del alma humana ocurre
cuando somos tentados como seres humanos a adorar objetos naturales, a caer en cultos animistas, y
fetiches que complacen nuestro ego, el satán u “opositor” a la Voluntad de Dios dispuesta a generar un
hombre espiritual (el nuevo Adán/Cristo) de un hombre mortal.
Nadie que no leyera la Biblia podría entender eso. En otras palabras, los evolucionistas no lo
comprenden, porque les falta cultura espiritual y sensibilidad intelectual en esta área. Lang actúa a modo
del Trickster en la historia de las ideas religiosas modernas y en eso consiste su genio, porque sabe que no
puede convencer por la razón a quien no desea ser convencido por ella, por su propia adhesión a un culto
naturalista y ateo. No deja por eso de mostrarnos la raíz del problema y su solución, para quienes “tienen
ojos para ver y oídos para oír.”
La teoría del deterioro de las ideas religiosas apuntado por Lang es muy importante, no por lo que
Lang supone, sino por el hecho de que la etnología constata la original Idea de Dios entre culturas
materiales primitivas. Pero como nota Lang, también se constata que desarrollo material de la cultura se
asocia a corrupción y deterioro del culto al Ser Supremo. En una palabra, también hay un patrón de
devolución en la cultura espiritual que acompaña una evolución de la cultura material. Más precisamente
nos señala el hecho de que un monoteísmo primitivo se corrompe, pero vuelve a resucitar con una forma
más inclusiva con las religiones universales como el Cristianismo o el Islam. Aunque no lo menciona
Lang, una situación idéntica se observa con la crisis del brahmanismo védico en la India hacia el 600-500
AC. Esa crisis de la cultura espiritual hindú más arcaica (el Veda), produciría el Budismo, el Jainismo, el
Mazdeismo persa, y también el movimiento religioso del Yoga que culmina con la síntesis del Bhagavad
Gita entre el 400-300 AC. El caso de Sócrates en Grecia surge también en un ambiente político de gran
corrupción en la pedagogía teológica y metafísica, puesto que los pre-socráticos eran todos naturalistas
que descartaban la realidad de los cultos religiosos. A éstos amantes de los honores que se hacían pasar
por filósofos sabios los designó sofistas, y dejó la filosofía Platónica como legado místico y espiritual,
filosofía de tal nivel intelectual, recordemos, que los propios Egipcios la acogieron y asimilaron para
40
Lang, Andrew, Magic and Religion, 1899, ed 3, pp.257-8. La pregunta al principio es de Menzies, Histroy of
Religion, p.23. Citado de Schmidt, Wilhelm, The Origin and Growth of Religion, Proctorville OH, 2014 [1931]
pp.179-180.
41
Véase: el Libro de los Jubileos, capítulos XII y XIII.
construir el Hermetismo y aportar ideas gnósticas de gran importancia al Cristianismo. Los musulmanes
tuvieron gran estima por la filosofía de Platón, y su corriente mística del sufismo muestra claras
influencias de su lenguaje arquetípico.
Lang no cometió ningún error de juicio en estas afirmaciones, sino que liberó a la cultura espiritual de
la tiranía intelectual del naturalismo y su hipótesis rígida importada del naturalismo evolucionista.
Basándose en los datos del monoteísmo primitivo en Australia y acaso otras parte del mundo, construyó
la teoría de que la religión tiene un elemento “alto” y otro “bajo” acorde a su pureza primitiva y su
corrupción posterior.

Entre las tribus más bajas encontramos comúnmente, como en la antigua Grecia, la creencia de un
“Padre”, “Maestro”, “Hacedor” inmortal, y también la masa de mitos cómicos, obscenos, y fantasioso que
están en contradicción flagrante con el carácter religioso de esa creencia. Aquella creencia es la que
llamamos racional, y también elevada. Los mitos, por otra parte, son lo que llamamos irracional y
degradado…
Por el presente, solamente podemos decir que la concepción religiosa surge del intelecto humano, en un
temperamento, que es el de la contemplación y la sumisión: mientras que las ideas míticas surgen de otro
temperamento, que es jugetón, degradado, y errático. Ambos temperamentos son incluso conspicuos en el
Cristianismo. El anterior, el de la seria contemplación y sumisión, se declara en plegarias, himnos, y en la
“tenue luz religiosa” de la catedral. El segundo temperamento, de degrado jugetón y errático, se vuelve
conspicuo en la bufonería de los Miracle Plays, en Marchen, estos cuentos burlescos y populares d enuestro
Señor y los Apóstoles, y en las esculturas espantosas y groseras de los edificios sagrados. Ambos
temperamentos están presentes, y en conflicto, a lo largo de toda la historia religiosa de la raza humana. Se
posan tan juntos el uno con el otro, y tan apartados, como el Amor y la Lujuria. 42

Aquí se hace claro que Lang nunca descartó la existencia del animismo, el fetichismo, el totemismo o
la magia como una realidad en las ideas religiosas y espirituales. Pero ninguna de ellas es “el origen de la
religión” o “el origen” de la Idea de Dios, sino que ésta convive con aquellas a lo largo de toda la
historia de las ideas religiosas. Esta es una de las ideas más importantes que destacó Lang, puesto que es
del todo acertada y acorde a lo que conocemos de la historia de las ideas religiosas y la cultura espiritual
de la humanidad.
Lang tiene toda la razón en esa observación devolucionista también: la humanidad inevitablemente
corrompe las ideas monoteístas debido a sus propios caprichos egoístas y su afán de poder mundano.
Cabe señalar que Lang daba a la vez un testimonio de lo que ocurría en sus días, donde las filosofías
naturalistas y materialistas consolidaban un sistema totalitario a nivel intelectual en las universidades de
occidente. Como bien señala el escocés, las mismas ideas religiosas enseñan esa realidad en repetidas
ocasiones, y es por eso que utiliza la jerga cristiana para exponer cuán precaria es su sensibilidad
intelectual y ciencia al respecto.
En cuanto a las críticas que podrían hacerse de Lang desde un punto de vista objetivo –sin intentar
borrar la Idea de Dios de la cultura primitiva– podemos citar a tres autores. Eliade critica de Lang que
puso a la mitología en general en el plano de una deformación de la religión original del Ser Supremo:

Lang creyó que la creatividad mítica era de alguna forma señal de degeneración. Porque había encontrado
pocos mitos asociados a los All-Fathers de Australia, creyó que la mitología era secundaria y en última
instancia corruptora de los altos valores éticos de la religión.
(…) Hoy es una perspectiva característica y habitual del racionalismo occidental el separar el “mito” de la
“religión” y proclamar que esta separación de los elementos “irracionales” y “racionales” está justificada
por el estudio histórico (…).
Afortunadamente, una “buena religión” siempre puede revertir el proceso y purificarse a sí mismo por
Desmitificación (Entmythologisierung). De hecho, el mito es el suelo de la religión. Y en ninguna parte
queda mejor ilustrado que en Australia: siempre encontramos el mito en el principio de la religión –de
cualquier tipo de religión. Es cierto que los “All-Fathers” o Seres Celestes (Sky-Beings) tienen menos

42
Lang, Andrew, Myth, Ritual and Religion Vol. I, Londres, 1901, pp.4-5.
mitos que otros Seres Supernaturales, pero este hecho –que se verifica en toda la historia de las religiones–
tiene otra explicación diferente del “carácter secundario” del mito postulado por Lang. 43

Puedo decir con franqueza que he leído la mayoría de las obras de Eliade sobre la historia de las ideas
religiosas, y con ello puedo afirmar sin temor a equivocarme de que Eliade se contradice al decir que “el
mito es el suelo de la religión”. Sus propias obras testifican en contra de ello. Por ejemplo, en el
Chamanismo (1951) describe con toda claridad cómo culturas primitivas extraen sus ideas religiosas de
trances extáticos y estados de consciencia alterada que permite a los chamanes del mundo relatar los
mitos religiosas al pueblo. En su obra monumental Historia de las Ideas Religiosas, repasa varias
religiones que ponen como fundamento la experiencia mística de re-ligo o yoga con un Ser Supremo. El
Hinduísmo, Mazdeísmo, Judaísmo, Cristianismo e Islam todas ponen como fundamento de sus ideas
religiosas la experiencia mística de contacto con un Ser Supremo. En las ideas religiosas autóctonas de
América, donde el chamanismo conforma una parte más esencial, esta idea es aún más clara. Por ejemplo,
los Xavante y Xerente de Brasil desarrollan todas sus ceremonias de iniciación imponiendo a los jóvenes
duras rutinas de ayuno y largas horas de baile y cantos durante tres meses. La sola idea de la ceremonia es
la de inducir visiones y experiencias místicas de orden religioso. De hecho, si los iniciados no logran la
visión, se repite el ciclo hasta que así sea. Eliade mismo escribió extensivamente sobre las técnicas del
éxtasis religioso, y si bien la mitología, como dice, es parte inextricable de la religión, ciertamente no es
su base. El mito es una técnica para inducir un estado de consciencia divino y religioso, por eso conforma
la base del texto religioso, cualquiera sea, pero en última instancia, es un instrumento pedagógico de la
cultura espiritual, no la base de la experiencia religiosa. Un claro testimonio de que Eliade se equivoca en
esto viene precisamente de la obra Australian Religions.
La idea del “Dream Time” (Tiempo-del-Sueño”)44 representa una eternidad paralela, un Mundo
Espiritual en donde acontecen las visiones del Ser Supremo. El iniciado logra estas visiones tras
someterse a las rigurosas rutinas de las iniciaciones para varones. En uno de los casos, el iniciado es
acompañado por su tutor durante la visión (usualmente el padre o el abuelo):

Cuando el niño tenía doce años, el doctor “cantó” sus tótems asistentes dentro de él. Entonces, por el
momento de su iniciación tribal, el niño sabía ya algunos de los fundamentos principales de su futura
profesión., 2pero no poseía el poder, la visión o el control para trabajar la magia.” Estos los obtuvo todos
mediante un ritual y una experiencia espiritual. Cuando tenía entre veinte y treinta años de edad, Baiame
[el Ser Supremo] le informó al maestro del postulante en un sueño que iniciaría al joven. “Sueños similares
ocurrieron a otros guardianes en las tribus aledañas o adyacentes. . . . Se encontraron todos en el momento
fijado con sus candidatos en el lugar sagrado. Éstos se sentaban en un largo “colchón” de hojas, mientras
los doctores cantaron para invocar a Baiame. Vino del aire hacia los grupos sentados. Se parecía a cualquier
doctor, excepto por la luz que irradiaba de sus ojos. Acercándose a cada postulante, le dijo: “Yo te
crearé,” y con eso causó que se derramara sobre él un agua sagrada y poderosa, que se dice ser cuarzo
licuado.”45

La Idea de Dios no tiene un origen en el mito, sino en una experiencia mística del ser humano. En
visiones extáticas y sueños se le aparece una figura humana, el famoso arquetipo del Great Man46 que es a
la vez Maestro y Hierofante de los iniciados en Sus misterios. Los ojos de Baiame irradian una luz con la
cual puede ver “dentro de la gente”, simbolismo que representa su Omnisciencia. Todo lo que mira con
sus ojos de “rayos-x” lo revela a la vista del iniciado.
Si esa experiencia es real o no es una discusión del orden de la filosofía porque trata una cuestión
ontológica, cosmológica, y epistemológica. El hecho es que el fundamento de la religión es una
experiencia espiritual y que pertenece a una experiencia numinosa –como dice Jung–, y nuestra fe de su

43
Eliade, Mircea, Australian Religions, pp.14-15.
44
Op.Cit., pp.43; 64; 72; 81, y 125.
45
Ibid., p.134.
46
Cf. Jung, Carl, Man and His Symbols, p.211 ss.
realidad o irrealidad, no dice nada respecto al testamento prácticamente universal de las culturas
espirituales del mundo. Todas ponen la experiencia mística y religiosa (el yoga) como base de la
religiosidad. La pregunta es si nos basamos en nuestras creencias personales, o en los testamentos de la
etnología y la historia de las religiones. Aunque creamos que no es real esa experiencia por no contar con
ninguna de orden personal semejante, eso no quita de que las religiones mismas la pongan como eje de
todo desarrollo filosófico, mitológico, y en muchas partes de la propia cultura material.
Eliade tiene razón cuando dice que Lang disminuyó en demasiado el valor del mito en las ideas
religiosas, pero se equivoca en confundir una herramienta (el mito como relatos simbólico y
potencialmente efectivo para inducir la experiencia religiosa), con la experiencia religiosa más
fundamental en misma. Lo mismo ocurriría si asignáramos a cualquier otra técnica del éxtasis la
designación de “base” de la religión, como el canto, la danza, el batir monótono del tambor chamánico, la
lectura de la Biblia, la plegaria, la meditación yóguica, el ayuno, o la ingesta de narcóticos. Las técnicas
por las cuales los seres humanos se auxilian en la evocación de la conciencia espiritual y divina no son lo
mismo que la experiencia religiosa en sí misma. De hecho, el fundamento espiritual de las ideas religiosas
solamente puede comprenderse con estudios de psicología profunda, y con una epistemología y
cosmología muy diferente a la del naturalismo y el materialismo que prohíben toda ciencia supernatural.
Como esa experiencia espiritual también tiene una analogía al sueño y las visiones contempladas en
nuestra psíquis (y no en la realidad sensorial, objetiva, y exterior), se hace claro que la mitología es un
subsecuente desarrollo intelectual a partir de las visiones extáticas. En particular, los indios Xavante,
Xerente, y Apinayé del Brasil revelan esto con bastante claridad ya que toda su cultura religiosa (himnos,
danzas, pintura corporal, etc.) la articula el chamán o líder espiritual de la tribu a partir de las visiones que
tiene con avatares del Ser Supremo. En la mitología de los Selk’nam en Tierra del Fuego, recogida por
Martín Gusinde, se hace claro que los chamanes son los encargados de fabricar cierta parte de la
mitología a partir de sus propias experiencias espirituales. El mítico Hombre-Ballena emprende “vuelos
mágicos” en forma de ballena en una dimensión psíquica, y asocian el cantar de las ballenas a sus cantos
chamánicos. En el Nuevo Testamento, las Epístolas de Pablo son articuladas en su totalidad por una
experiencia extática por la cual se encuentra con Cristo. La capacidad de Pablo para contagiar al lector no
iniciado en ese misterio es extremadamente eficaz, de ahí que sus obras ocupen la mayor parte del
documentos Cristianos más populares de los últimos 1700 años y por ende, más eficaces en producir su
“magia”. La ignorancia general respecto al origen místico de la religión es alarmante.

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