Você está na página 1de 18

Asunto: Informe técnico jurídico sobre la necesidad de transversalizar la

perspectiva de género en el pliego de licitaciones en debate en la 2ª Mesa de


Trabajo convocada por Honorable Concejo Deliberante del Municipio de General
Pueyrredón

1. Antecedentes

Esta presentación surge a partir de las investigaciones y relevamientos realizados


en el marco del plan de trabajo “Desafíos y perspectivas para el acceso al Derecho a la
Ciudad desde el punto de vista de las mujeres” aprobado por el Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Tecnológicas en la Convocatoria a Becas Internas
Doctorales y Postdoctorales para Temas Estratégicos 2016 (Expediente Nº 004550/16).
Dicho plan de trabajo se enrola dentro de los ejes de investigación prioritaria
establecidos por el Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación Productiva de la
Nación en el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación “Argentina Innovadora
2020” (Sector “Desarrollo y Tecnología Social”, Hábitat) el cual, además, vuelca sus
resultados en el Proyecto de Extensión “Clínica Jurídica en Derecho al Hábitat,
Vivienda y Calidad Ambiental” (Ordenanza de Consejo Superior de la Universidad
Nacional de Mar del Plata Nº 2741/17) y en el Proyecto de Investigación “El Derecho
de la Ciudad como un Derecho Humano: Su análisis a la luz de la conformación de un
espacio de resistencia para el empoderamiento ciudadano y la (re)construcción de una
sociedad inclusiva” (Consejo Académico de la Facultad de Derecho Nº176/17)
enraizado en el Centro de Investigación y Docencia en Derechos Humanos “Dra. Alicia
Moreau” de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

En el marco del debate promovido desde la Presidencia del Honorable Concejo


Deliberante del Municipio de General Pueyrredón a través de audiencias públicas, este
informe técnico jurídico dará fundamentos respecto de la necesidad de incorporar la
perspectiva de género al nuevo pliego de licitación del servicio público de transporte a
partir del concepto de “Derecho a la Ciudad” entendido como prerrequisito para el goce
pleno de los Derechos Humanos en contexto urbano y la importancia del proceso de
planificación de políticas públicas en materia de movilidad urbana para la reducción de
la inequidad y la exclusión social generada por las desigualdades de género.
2. Acceso y goce de los Derechos Humanos en contexto urbano por parte de
las mujeres, su vínculo con la movilidad urbana y la importancia de las políticas
públicas locales.

2.1 El derecho a la ciudad como Derecho Humano emergente y su abordaje


desde la perspectiva de género

En la última década, a nivel internacional, se ha empezado a consolidado una


tendencia normativa a nivel de los Derechos Humanos emergentes que reconoce lo que
Henri Lefebvre1 llamó en el año 1969 Derecho a la Ciudad, comprendiendo que esta
última es el epicentro del desarrollo político, económico, social y cultural de la
población2. David Harvey3 sostiene que el derecho a la ciudad es un derecho colectivo
de todas las personas que habitan, acceden y usan la ciudad y se configura no solamente
con el derecho a usar lo que ya existe en los espacios urbanos, sino también a definir y
crear lo que debería existir con el fin de satisfacer la necesidad humana de llevar una
vida decente en los ambientes urbanos.

En esta insipiencia de los aportes desde las investigaciones sociojurídicas en el


campo del derecho a la ciudad, su estudio ha proliferado desde una perspectiva “de
género”, es decir, con un abordaje del análisis de las políticas públicas partiendo de la
desigualdad en el acceso y goce del derecho a la ciudad basada en motivos de género.
Este tipo de enfoques es tomado por la Entidad de la ONU para la Igualdad de Género y
el Empoderamiento de la Mujer (ONU Mujeres), que sostiene que, para el logro de la
seguridad política, económica, cultural y ambiental entre los pueblos, constituyen pre-
requisitos ineludibles el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género. Con
respecto a la importancia de este abordaje, afirma Fernando Manero Miguel:

“A medida que la toma de conciencia de las situaciones de desigualdad,


discriminación y violencia que afectan a las mujeres va calando en la
sociedad la acción pública tiende a asumir imperativamente la necesidad de
incorporar esta cuestión al marco de sus preocupaciones estratégicas a fin
de tenerlas en cuenta en la toma de decisiones con intencionalidad

1
Lefebvre, H. (1969), El derecho a la ciudad, Anthropos, Parìs.
2
Borja, J. (2003), La ciudad conquistada, Alianza Editorial, Madrid; Guillén Lanzarote, A. (2011), “El
derecho a la ciudad, un derecho humano emergente”. En: Serie Derechos Humanos Emergentes 7: El
derecho a la ciudad. Instituto de Derechos Humanos de Catalunya Barcelona,
3
Harvey, D. (2012), Ciudades rebeldes: Del derecho de la ciudad a la revolución urbana, Ed. Akal,
Madrid, p. 23.
correctora y, lo que no es menos importante, con la mirada puesta en lograr
que los instrumentos diseñados con tal fin incidan al propio tiempo en la
mejora de las condiciones de vida y trabajo de la mujer en la esfera
privada, entendiendo particularmente como tal el ámbito de las empresas”4.

La Carta Mundial de Derecho a la Ciudad estructura el contenido del Derecho a


la Ciudad en seis componentes principales, a saber: el derecho a un hábitat que facilite
el tejido de las relaciones sociales, el derecho a sentirse parte de la ciudad (sentido de
cohesión social y construcción colectiva), el derecho a vivir dignamente en la ciudad, el
derecho a la convivencia, el derecho al gobierno de la ciudad y el derecho a la igualdad
de derechos. En este orden de ideas, la Carta dimensiona además tres ejes de acción
para la realización del Derecho a la Ciudad, las cuales pueden resumirse de la siguiente
manera: (i) un proceso cultural, de hegemonía de los valores que están en la base de
estos derechos y explicitación de los mismos, (ii) un proceso social, de movilización
ciudadana para conseguir su legalización y la creación de mecanismo y procedimientos
que los hagan efectivos, y (iii) un proceso político-institucional para formalizarlos,
consolidarlos y desarrollar las políticas para hacerlos efectivos.

Sobre estos dos últimos ejes cobra importancia la dimensión jurídica y en


particular, el enfoque de derechos aplicado a las políticas públicas locales. Por un lado,
existe consenso en torno a la idea de que las políticas públicas y las sociales en
particular deben ser pensadas como parte de las obligaciones del Estado en derechos
humanos5, mientras que, el enfoque de derechos y en general, los estándares en
derechos humanos, se perfilan como los más respetuosos al momento de formular una
política pública con participación de sus, en definitiva, destinatarios6. Esto permite
afirmar que la dimensión jurídica para pensar la ciudad es importante en tanto habilita el
empoderamiento de los grupos desaventajados (mediante la concepción del acceso a la
ciudad como “derecho” y no “beneficio”) .

A nivel global y en un intento de reconstruir las problemáticas que vivencian las


mujeres, Shelly Buckingham (2010) ha detectado cinco nodos centrales en la

4
Manero Miguel, F. (2010), “Mujer y espacio urbano: Dimensión y operatividad de la perspectiva de
género de las políticas públicas locales en el contexto de la Unión Europea”. En: Revista CIUDADES,
número 88, p. 1.
5
Abramovich, V. y Pautassi, L. (comp.) (2009), La revisión judicial de las políticas sociales. Estudio de
casos. Del Puerto. Buenos Aires.
6
Abramovich, V. (2006), “Los Estándares Interamericanos de Derechos Humanos como Marco para la
Formulación y el Control de las Políticas Sociales”. En: Anuario de Derechos Humanos, pp.13-51
accesibilidad al Derecho a la Ciudad por parte de las mujeres, las cuales, a criterio de la
autora, deben ser representar objetivos de políticas públicas a realizarse de manera
simultánea, en tanto su solución individual no resulta en un cambio verdadero en la
situación de las mujeres. Así, Buckingham (2010) reconoce a la falta de seguridad en
ambientes urbanos, la deficiencia en la infraestructura y transporte públicos, la falta de
proximidad entre viviendas, servicios y empleos, la persistencia de la dicotomía de
esferas públicas y privadas y el déficit de participación en la toma de decisiones,
gobernanza y planificación, como las causas principales de perturbación en la
accesibilidad a la Ciudad por parte de las mujeres.

2.2 Mujeres y movilidad urbana

Jirón y Zunino Singh7 han relevado los principales ejes del debate científico en
materia de movilidad urbana y género en América Latina, partiendo de la afirmación de
Urry de que observar el fenómeno de la movilidad urbana desde la perspectiva de
género revela tanto que la misma es una práctica social como que también es una
relación social y política que expresa, admite, resulta o responde relaciones de poder8.
Así, identifican estudios interdisciplinarios que han abordado temas como transporte y
planificación, teoría del desarrollo, filosofía feminista, teoría postcolonial y teoría
cultural, si bien se reconoce que en el campo “las creencias patriarcales sobre la
adecuada movilidad espacial de las mujeres fuera del hogar, continúa influyendo la
investigación y planificación en el campo de la movilidad y el transporte”.9

Las primeras aproximaciones científicas a la temática han sido a través de


encuestas sobre transporte público y uso del tiempo10, las cuales han puesto en
evidencia prácticas y experiencias diferentes entre varones y mujeres, tanto por los
distintos patrones de movilidad como en las representaciones sociales sobre el espacio y
las prácticas vinculadas a su uso en razón del género.

En las últimas décadas los tres ejes principales de investigación según el


relevamiento realizado por Jirón y Zunino Singh han sido: a) la influencia del género en

7 Jirón, P. & Zunino Singh, D. (2017), “Dossier: Movilidad Urbana y Género: experiencias
latinoamericanas”. En: Revista Transporte y Territorio, N°16, pp.1-8.
8 Urry, J. (2007), Mobilities. Cambridge, Polity Press; Cresswell, T. (2010), “Towards a politics of
mobility”. En: Enviroment and Planning D: Society and Space. Vol. 28, pp.17-31.
9 Jirón, P. & Zunino Singh, D., op. cit., p.1.
10 Law, R. (1999), “Beyond Women and transport: Towars New Georaphies of Gender and Daily
Mobility”. En: Progress in Human Geography, vol. 23, pp.60-72.
los patrones de movilidad cotidiana; b) la visibilización de las relaciones de poder
basadas en género a través del estudio del proceso de movilidad/inmovilidad; y c) la
relación entre sexualidad y transporte urbano. En cuanto a los temas más indagados por
los científicos en la región, los autores identifican: a) violencia de género y movilidad,
en particular, los fenómenos de abuso y acoso sexual en el transporte público; b) la
diferenciación del uso del espacio público motivado en género, principalmente
orientado a los medios de transporte públicos y otros medios de transporte individuales;
y c) la relación entre el uso del tiempo y la interdependencia. El tipo de estudios
realizados en grandes urbanizaciones latinoamericanas ha sido de carácter cualitativo y
cuantitativo con el objetivo de relevar la experiencia de las mujeres en los espacios
público y privado, colocando al género como factor generador de desigualdad y
exclusión espacial.

Pueden concluirse, en base al trabajo de Jirón y Zunino Singh, las siguientes


problemáticas a contemplar en las políticas públicas destinadas a la movilidad urbana
desde la transversalización de la perspectiva de género: a) especificidad de la movilidad
urbana de las mujeres; b) interdependencia de las decisiones de movilidad de las
mujeres según etapa vital y conformación familiar; c) recurrencia de las agresiones de
índole sexual (en forma de acoso y/o abuso) en situación de uso del transporte público;
d) accesibilidad diferenciada de las mujeres a otros derechos fundamentales a través de
la movilidad urbana (trabajo, alimentación, salud, educación, cultura, entre otros).

2.3 La importancia de contemplar la instrumentalización de etapas de


recolección de datos y evaluación de las prácticas de movilidad urbana de las mujeres
vinculadas al transporte público

Siguiendo el orden de ideas precedente traeremos a modo de ejemplo el estudio


del “Troncal Caracas de Transmilenio” (Bogotá), experiencia recogida por una
investigadora de la Pontificia Universidad Javeriana11 y que vincula directamente la
movilidad cotidiana con la seguridad urbana desde una perspectiva cuanti-cualitativa.
En dicho estudio se tuvo como objetivo general “precisar y caracterizar la forma en que
la construcción social del espacio, mediada por el género, influye en las condiciones de

11
Cabrera Barrios, T. (2014), “Movilidad cotidiana y seguridad urbana desde una perspectiva de género.
Caso de estudio: Troncal Caracas de Transmilenio”. En: Seminario Internacional de Investigación en
Urbanismo. "VI Seminario Internacional de Investigación en Urbanismo, Barcelona-Bogotá, junio
2014". Barcelona: DUOT.
movilidad cotidiana y en las percepciones de inseguridad que presentan
diferencialmente hombres y mujeres” para acceder al transporte público, y como
objetivos específicos “1) identificar y georreferenciar las situaciones de seguridad
objetiva que más influencia tienen en los espacios relacionados a este sistema de
transporte, según sexo, edad y escenario de ocurrencia, 2) caracterizar y visibilizar las
restricciones que tienen hombres y mujeres para usar y acceder a dicho sistema, y 3)
caracterizar los espacios de actividad, seguridad y/o conflictividad que se encuentran
deteriorando los desplazamientos cotidianos de los hombres y las mujeres” en
determinadas estaciones.

Para la investigación se realizó 1) revisión espacial del comportamiento de los


delitos de hurto, lesiones simples, abusos sexuales y muertes en ocasión de accidente de
tránsito para posteriormente escoger y estudiar a los delitos que presentaron mayores
puntos o focos de concentración en entornos cercanos a las estaciones de transporte
público; 2) diseño y aplicación de encuestas por muestreo simple aleatorio de carácter
propocional para las estaciones de transporte público seleccionadas ,y 3) recorridos de
observación para el análisis espacial en materia de movilidad y seguridad ciudadana con
evaluación de las condiciones del entorno espacial en el cual se acceso y utiliza el
transporte público.

Los resultados a los cuales se llegó determinaron que el éxito y la imagen


positiva del transporte público en Bogotá depende de factores internos (como el estado
y antigüedad de las unidades, condiciones de las estaciones, tiempos de viaje, etc.) y
externos vinculados directamente con el acceso y goce de la movilidad como hecho
sociourbano (mantenimiento del espacio público, circulación y visibilización con otros
individuos, iluminación de los caminos, entre otros), y que esos factores son
contemplados por varones y mujeres en forma diferencial, lo cual es un llamamiento a
cuestionar(se) el rol de las políticas públicas locales en materia de planeación urbana y a
la ciudad con relación a la demanda de transportes.

En Mar del Plata, un estudio preliminar similar al bogotano, podría realizarse


con la misma metodología e, incluso, consultando los datos de registro del Sistema
Uníco de Boleto Electrónico (SUBE) y puede ser el puntapié inicial para el proceso de
transversalización de la perspectiva de género en las políticas públicas locales frente al
desfasado abordaje foquista que caracteriza al accionar municipal contemporáneo.
3. Normativa aplicable

3.1 Normativa constitucional y federal

Para hablar de Derecho a la Ciudad desde un punto de vista estrictamente


jurídico, existen instrumentos internacionales que lo han dotado de contenido, tales
como la Declaración Universal de los Derechos Humanos3 (Art. 22, 24, 25, 27 y 29), al
Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales 4, a la Resolución 64/292 de la
Asamblea de las Naciones Unidas al Estatuto de las Ciudades (Brasil, 2001), siendo esta
última ratificada en el Foro Social Urbano de las Américas (Quito, 2004), Foro Mundial
Urbano (Barcelona, 2004) y en el Foro Social Mundial (Porto Alegre, 2005), y a la
Carta Mundial de Derecho a la Ciudad.

La Constitución Nacional reconoce en su Art. 14, entre otros, el derecho a la


educación, estableciendo “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes
derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y
ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades;
de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas
por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con
fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender”.
Asimismo, establece el principio de igualdad consagrado en su Art. 16, al no
admitir la Nación Argentina “prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella
fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y
admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base
del impuesto y de las cargas públicas”
Es preciso recordar, además, que, entre los grandes logros de la última Reforma
Constitucional debe destacarse la incorporación de los tratados internacionales de
DDHH (a través del artículo 75 inciso 22), los que de esta forma adquieren ‘jerarquía
constitucional’.
Art. 75.- Corresponde al Congreso:
2. (...) La distribución entre la Nación, las provincias y la ciudad de Buenos
Aires y entre éstas, se efectuará en relación directa a las competencias, servicios
y funciones de cada una de ellas contemplando criterios objetivos de reparto;
será equitativa, solidaria y dará prioridad al logro de un grado equivalente de
desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio
nacional. (...)
19. Proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico
con justicia social, a la productividad de la economía nacional, a la generación
de empleo, a la formación profesional de los trabajadores, a la defensa del valor
de la moneda, a la investigación y al desarrollo científico y tecnológico, su
difusión y aprovechamiento.
Proveer al crecimiento armónico de la Nación y al poblamiento de su
territorio; promover políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual
desarrollo relativo de provincias y regiones. Para estas iniciativas, el Senado
será Cámara de origen.
Sancionar leyes de organización y de base de la educación que consoliden
la unidad nacional respetando las particularidades provinciales y locales; que
aseguren la responsabilidad indelegable del Estado, la participación de la familia
y la sociedad, la promoción de los valores democráticos y la igualdad de
oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna; y que garanticen los
principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal y la
autonomía y autarquía de las universidades nacionales.
Dictar leyes que protejan la identidad y pluralidad cultural, la libre
creación y circulación de las obras del autor; el patrimonio artístico y los
espacios culturales y audiovisuales.
22. Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con
las organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los
tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la
Declaración Universal de Derechos Humanos; la Convención Americana sobre
Derechos Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su
Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del
Delito de Genocidio; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la
Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la
Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones de su vigencia,
tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte
de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y
garantías por ella reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el
Poder Ejecutivo nacional, previa aprobación de las dos terceras partes de la
totalidad de los miembros de cada Cámara.
Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser
aprobados por el Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la
totalidad de los miembros de cada Cámara para gozar de la jerarquía
constitucional.
23. Legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la
igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los
derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales
vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las
mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad.
Dictar un régimen de seguridad social especial e integral en protección del niño
en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período
de enseñanza elemental, y de la madre durante el embarazo y el tiempo de
lactancia.

Un resumen de los tratados que incorpora el art. 75 como parte del bloque de
constitucionalidad, aplicables al caso, son los siguientes: la Declaración Americana de
Derechos Humanos (arts. I, II, VI, VII, XI, XII, XVI, XVIII, XXIII); la Declaración
Universal de Derechos Humanos (arts. 1, 2.1, 3, 7, 8, 10, 17.1, 22 y 25); la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (preámbulo y arts. 1, 4, 5, 11.1, 17.1, 19, 24, 25.1,
26 y 29.1); el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (arts.
10 1.2.3., 11 y 12); el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (arts. 3. a.b.c.,
6, 23.1, 24.1 y 26); la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer (arts. 1, 2, 3 y concs.); la Convención sobre los
Derechos del Niño (preámbulo y todo su articulado) y el Protocolo de San Salvador
(arts. 1, 3, 4, 5, 10.1, 2.f, 11.1, 12, 15 y 16); 14 bis, 19, 43 y 75 incs. 22 y 23 de la
Constitución nacional; y 20 y 36 incs. 1, 2, 4, 7 y 8 de la Constitución provincial; y
finalmente los dispositivos legales de protección de menores en el ámbito provincial, tal
la ley 13.298 y sus decretos reglamentarios 300/2005, 1558/2005 y 642/2003.
La Constitución Nacional, la provincial y los tratados internacionales aplicables
contienen cláusulas específicas que resguardan un nivel adecuado de vida, tendiente a
asegurar la salud, la alimentación, la vivienda y el cuidado de los niños, ello según
surge de los arts. VII y XI de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre; 25 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre; 4 inc. 1 y 19 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica);
24 inc. 1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; 10, 11 y 12 del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; y 23 y 24 de la
Convención sobre los Derechos del Niño; (arts. 2, 10 a 12 del P.I.D.E.S.C.;
Observaciones Generales 4 (1991) y 7 (1997) del Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales).
Entre tales instrumentos internacionales enumerados por el artículo 75, debemos
puntualizar la Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 25); la
Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer (artículo 14.g. h); la Convención de los Derechos del Niño (artículo 27.3); la
Declaración Americana sobre Derechos y Deberes del Hombre (artículo XI); la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 26) y el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (art. 11) (en adelante PIDESC).
La Constitución Nacional reconoce en su Art. 14, entre otros, el derecho a la
educación, estableciendo “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes
derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y
ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de
entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la
prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines
útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender”.

Asimismo, establece el principio de igualdad consagrado en su Art. 16, al no


admitir la Nación Argentina “prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella
fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y
admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base
del impuesto y de las cargas públicas”

Es preciso recordar, además, que, entre los grandes logros de la última Reforma
Constitucional debe destacarse la incorporación de los tratados internacionales de
DDHH (a través del artículo 75 inciso 22), los que de esta forma adquieren ‘jerarquía
constitucional’.

Art. 75.- Corresponde al Congreso:

2. (...) La distribución entre la Nación, las provincias y la ciudad de Buenos


Aires y entre éstas, se efectuará en relación directa a las competencias, servicios
y funciones de cada una de ellas contemplando criterios objetivos de reparto;
será equitativa, solidaria y dará prioridad al logro de un grado equivalente de
desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio
nacional. (...)

19. Proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con


justicia social, a la productividad de la economía nacional, a la generación de
empleo, a la formación profesional de los trabajadores, a la defensa del valor de
la moneda, a la investigación y al desarrollo científico y tecnológico, su
difusión y aprovechamiento.

Proveer al crecimiento armónico de la Nación y al poblamiento de su territorio;


promover políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo
relativo de provincias y regiones. Para estas iniciativas, el Senado será Cámara
de origen.

Sancionar leyes de organización y de base de la educación que consoliden la


unidad nacional respetando las particularidades provinciales y locales; que
aseguren la responsabilidad indelegable del Estado, la participación de la familia
y la sociedad, la promoción de los valores democráticos y la igualdad de
oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna; y que garanticen los
principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal y la
autonomía y autarquía de las universidades nacionales.

Dictar leyes que protejan la identidad y pluralidad cultural, la libre creación y


circulación de las obras del autor; el patrimonio artístico y los espacios
culturales y audiovisuales.
22. Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las
organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los
tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.

La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la


Declaración Universal de Derechos Humanos; la Convención Americana
sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
y su Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del
Delito de Genocidio; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la
Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la
Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones de su vigencia,
tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera
parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los
derechos y garantías por ella reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su
caso, por el Poder Ejecutivo nacional, previa aprobación de las dos terceras
partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara.

Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser


aprobados por el Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes
de la totalidad de los miembros de cada Cámara para gozar de la jerarquía
constitucional.

23. Legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad


real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos
reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes
sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las mujeres, los
ancianos y las personas con discapacidad.
Dictar un régimen de seguridad social especial e integral en protección del
niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del
período de enseñanza elemental, y de la madre durante el embarazo y el tiempo
de lactancia.
Un resumen de los tratados que incorpora el art. 75 como parte del bloque de
constitucionalidad, aplicables al caso, son los siguientes: la Declaración Americana de
Derechos Humanos (arts. I, II, VI, VII, XI, XII, XVI, XVIII, XXIII); la Declaración
Universal de Derechos Humanos (arts. 1, 2.1, 3, 7, 8, 10, 17.1, 22 y 25); la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (preámbulo y arts. 1, 4, 5, 11.1, 17.1, 19, 24, 25.1,
26 y 29.1); el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (arts.
10 1.2.3., 11 y 12); el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (arts. 3. a.b.c.,
6, 23.1, 24.1 y 26); la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer (arts. 1, 2, 3 y concs.); la Convención sobre los
Derechos del Niño (preámbulo y todo su articulado) y el Protocolo de San Salvador
(arts. 1, 3, 4, 5, 10.1, 2.f, 11.1, 12, 15 y 16); 14 bis, 19, 43 y 75 incs. 22 y 23 de la
Constitución nacional; y 20 y 36 incs. 1, 2, 4, 7 y 8 de la Constitución provincial; y
finalmente los dispositivos legales de protección de menores en el ámbito provincial, tal
la ley 13.298 y sus decretos reglamentarios 300/2005, 1558/2005 y 642/2003.

La Constitución Nacional, la provincial y los tratados internacionales aplicables


contienen cláusulas específicas que resguardan un nivel adecuado de vida, tendiente a
asegurar la salud, la alimentación, la vivienda y el cuidado de los niños, ello según
surge de los arts. VII y XI de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre; 25 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre; 4 inc. 1 y 19 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica);
24 inc. 1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; 10, 11 y 12 del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; y 23 y 24 de la
Convención sobre los Derechos del Niño; (arts. 2, 10 a 12 del P.I.D.E.S.C.;
Observaciones Generales 4 (1991) y 7 (1997) del Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales).

Entre tales instrumentos internacionales enumerados por el artículo 75, debemos


puntualizar la Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 25); la
Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer (artículo 14.g. h); la Convención de los Derechos del Niño (artículo 27.3); la
Declaración Americana sobre Derechos y Deberes del Hombre (artículo XI); la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 26) y el Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (art. 11) (en adelante PIDESC).
3.2 Normativa provincial

El art. 36 de la Constitución de la provincia de Buenos Aires por su parte, en su


inc. 7 dice:

Art. 36 – La provincia promoverá la eliminación de los obstáculos económicos,


sociales o de cualquier otra naturaleza, que afecten o impidan el ejercicio de los
derechos y garantías constitucionales. A tal fin reconoce los siguientes derechos
sociales:

De la familia 1. La familia es el núcleo primario y fundamental de la sociedad. La


provincia establecerá políticas que procuren su fortalecimiento y protección
moral y material.

De la niñez 2. Todo niño tiene derecho a la protección y formación integral, al


cuidado preventivo y supletorio del Estado en situaciones de desamparo y a la
asistencia tutelar y jurídica en todos los casos.

De la juventud 3. Los jóvenes tienen derecho al desarrollo de sus aptitudes y a la


plena participación e inserción laboral, cultural y comunitaria.

De la mujer 4. Toda mujer tiene derecho a no ser discriminada por su sexo, a la


igualdad de oportunidades, a una protección especial durante los estados de
embarazo y lactancia, y las condiciones laborales deben permitir el cumplimiento
de su esencial función familiar. La provincia promoverá políticas de asistencia a
la madre sola sostén de hogar.

De la discapacidad 5. Toda persona discapacitada tiene derecho a la protección


integral del Estado. La provincia garantizará la rehabilitación, educación y
capacitación en establecimientos especiales; tendiendo a la equiparación
promoverá su inserción social, laboral y la toma de conciencia respecto de los
deberes de solidaridad sobre discapacitados.

De la tercera edad 6. Todas las personas de la tercera edad tienen derecho a la


protección integral por parte de su familia. La provincia promoverá políticas
asistenciales y de revalorización de su rol activo.
A la Vivienda 7. La Provincia promoverá el acceso a la vivienda única y la
constitución del asiento del hogar como bien de familia; garantizará el acceso a
la propiedad de un lote de terreno apto para erigir su vivienda familiar única y de
ocupación permanente, a familias radicadas o que se radiquen en el interior de la
Provincia, en municipios de hasta 50.000 habitantes, sus localidades o pueblos.

Una ley especial reglamentará las condiciones de ejercicio de la garantía


consagrada en esta norma.”

A su vez, la ley 13.298 y sus decretos reglamentarios 300/2005, 1558/2005 y


642/2003 constituyen los dispositivos legales de protección de menores en el ámbito
provincial. En efecto, los arts. 6 y 7 de la ley 13.298 determinan prioridad
presupuestaria con asignación privilegiada de recursos públicos en las áreas
relacionadas con el auxilio a la familia (arts. 2.1. del P.I.D.E.S.C.; 3, 4 y 27.1 de la
Convención de los Derechos del Niño): este principio de prioridad “debe tenerse
presente en cada una de las intervenciones, entendidas como el conjunto de acciones
estatales destinadas a producir una mejora en la calidad de vida de un niño ya sea
protegiendo o promoviendo sus derechos” (García Méndez, Emilio; Vitale, Gabriel,
“Infancia y Democracia en la Provincia de Buenos Aires. Comentario crítico sobre las
leyes 13.298 y 13.634”, ed. Editores del Puerto, 2009, p. 20).

Por último, el DECRETO-LEY 16378/57 establece en su articulado que la


política, planificación y ejercicio del transporte propenderá a organizar en toda la
Provincia un sistema de transporte público de pasajeros, integrado por sistemas
regionales racionalmente coordinados y combinados con servicios de jurisdicción
nacional y comunal para asegurar su economía, continuidad y eficiencia, en mejor
servicio de la vinculación interior, las comunicaciones rurales, las actividades
económicas, el turismo, el correo y la unidad y defensa nacional (art. 2).

3.3 Normativa municipal

La Ordenanza 7203/88 dispone la adopción del Programa Municipal de la


Mujer, el cual engloba seis (6) áreas para las cuales se proponen objetivos y metas:

1. Educación: su objetivo consiste en “propender a modificar las prácticas y


contenidos discriminatorios que perduran en nuestra educación, mediante la revisión de
las ideas y valores transmitidos y de las actitudes de los agentes educativos” (artículo 1,
anexo I, , Ordenanza 7203/88). Y como metas: a) fomentar acciones de fortalecimiento
y redefinición de la relación familia – escuela; b) desarrollar acciones tendientes a la
inclusión de la educación sexual y su legitimación como parte de un proceso de
formación permanente de todas las personas todos los niveles de enseñanza; c) encarar
acciones de difusión de las reformas conquistadas y de los materiales de divulgación
(artículo 1, anexo I, Ordenanza 7203/88).

2. Salud: su objetivo consiste en “propender a incluir una concepción de la


especificidad femenina en el área salud, que lejos de fundarse en prejuicios recupere una
visión integral, con miras a superar las desventajas existentes” (artículo 2, anexo I,
Ordenanza 7203/88). Y como metas: a) propiciar las investigaciones y actividades
reflexivas respecto de la salud, la fecundidad, las condiciones de vida y laborales; b)
orientar el ejercicio pleno y satisfactorio de la sexualidad en todas las etapas vitales; c)
reafirmar el pleno derecho de cada mujer a la maternidad como ejercicio libre y
voluntario; d) encarar tareas preventivas de afecciones; e)brindar asesoramiento y apoyo
en caso de adicciones y violencia doméstica; f) redefinir criterios de asistencia al
embarazo y al parto; g) orientar al logro de una lactancia exitosa que contemple el
momento personal de la mujer (artículo 2, anexo I, Ordenanza 7203/88).

3. Trabajo: su objetivo consiste en “propiciar todas aquellas formas de


intervención a su alcance que estén orientadas a reparar la desventaja relativa de las
mujeres trabajadoras” (artículo 3, anexo I, Ordenanza 7203/88). Y como metas: a)
promover la coparticipación en los roles de crianza y el trabajo doméstico; b) impulsar
acciones de visibilización de las formas sociales de crianza para la primera infancia que
garanticen ese servicio para las mujeres o familias que lo requieran, especialmente en
los sectores de bajos ingresos; c) promover una captación apropiada de la inserción
laboral femenina en las estadísticas oficiales y generar las condiciones para un mejor
registro (artículo 3, anexo I, Ordenanza 7203/88).

4. Familia y vida cotidiana: su objetivo consiste en “propiciar todo tipo de


acciones desde las distintas áreas, que converjan hacia una creciente democratización de
la familia” (artículo 4, anexo I, Ordenanza 7203/88) .Y sus objetivos: a) estimular la
revalorización social del trabajo doméstico y la reconfiguración de los roles hacia el
interior de la familia; b) derogar las normas que legitimen la desigualdad hacia el
interior de la familia y sancionar dispositivos legales que consagren la coparticipación
en las responsabilidades domésticas; c) promover la responsabilidad social en la
crianza; d) estimular la creación de servicios comunitarios que recojan tareas
domésticas; e) propiciar acciones destinadas a la recuperación de la participación en las
responsabilidades domésticas; f) estimular la participación de las mujeres en todos
aquellos niveles que le han sido negados; g) impulsar y estimular la incorporación
creciente del padre en la responsabilidad en la educación de los hijos a través de la
reconceptualización de la relación familia-escuela (artículo 4, anexo I, Ordenanza
7203/88).

5. Jurídica: su objetivo consiste en “promover las reformas necesarias para


suprimir toda forma de discriminación legal y colocar a la mujer en un pie de igualdad
con el hombre en el plano jurídico” entendiendo esto último como “condición necesaria,
-aunque no suficiente- , para el logro de su plena participación en la sociedad” (artículo
5, anexo I, Ordenanza 7203/88). A diferencia de las otras áreas, para esta no se plantean
metas. 6. Medios de comunicación: su objetivo consiste en “promover la participación
de las mujeres en las instancias de gestión, producción, elaboración y circulación de los
mensajes sociales” (artículo 6, anexo I, Ordenanza 7203/88). Y sus metas: a) demandar
en forma permanente la inclusión de las mujeres en las instancias de decisión de las
políticas de comunicación social; b) prever la inclusión de las mujeres en el debate de la
ley de radiodifusión.

A través de la Ordenanza 12295 del año 1998 se crea el Programa de Prevención


de la Violencia contra la Mujer y Protección y Asistencia Integral de la Víctima,
reconociendo como antecedente inmediato la Ordenanza 7203/88. Este Programa fue
ejecutado conjuntamente por la Secretaría de Calidad de Vida y la Subsecretaría de la
Mujer. La norma introduce un concepto de violencia contra las mujeres que las
contempla como sujetos de derecho que debe ser protegidos como integrantes de la
comunidad, reconociéndose como violencias las ejercidas dentro de la familia, dentro de
la comunidad y también aquella que “sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus
agentes donde quiera que ocurra” (artículo 2, inciso c., Ordenanza 12295/98).

El Programa se propone una serie de objetivos que lo convierten en una


propuesta integral de promoción de derechos y de prevención de las violencias contra
las mujeres. Cabe mencionar: 1. erradicación de los modos violentos de relación,
disminución de las violencias contra las mujeres, y contribución al cambio cultural que
las reproduce (artículo 3, inc. a, Ordenanza 12295/98); 2. elaboración de enfoques y
promoción de medidas de origen múltiple de fomento de la protección de las mujeres
contra las violencias (artículo 3, inc. b, Ordenanza 12295/98), 3. sensibilización de la
población e instituciones en relación a la violencia contra las mujeres como
problemática social a través de campañas de difusión y educación mediante medios de
comunicación locales (artículo 3, inc. c, Ordenanza 12295/98), 4. impulso al enfoque de
género en el desarrollo de las políticas públicas (artículo 3, inc.d, Ordenanza 12295/98).
5. favorecimiento del desarrollo de mecanismos de prevención y atención de las
violencias contra las mujeres (artículo 3, inc. e, Ordenanza 12295/98), 6. impulso y
fortalecimiento de estudios e investigaciones en el tema (artículo 3, inc. f, Ordenanza
12295/98), 7. apoyo a las acciones preventivas y asistenciales desarrolladas por
organizaciones no gubernamentales (artículo 3, inc. g, Ordenanza 12295/98), 8.
promoción de métodos alternativos de resolución de conflictos (artículo 3, inc. h,
Ordenanza 12295/98).

El artículo 4 de la Ordenanza 12295/98 establece que el programa se destinará,


en general, a la población del Partido de General Pueyrredón, en particular, a las
mujeres víctimas de violencia y su núcleo familiar y/o conviviente, y a los niños, niñas
y adolescentes testigos de actos de violencia, y en especial, a las mujeres en situación de
vulnerabilidad en razón de ser gestantes, discapacitadas, menores de edad o ancianas,
encontrarse en una situación económica desfavorable o privadas de su libertad
ambulatoria.

Resulta claro que de no garantizarse el acceso en igualdad de condiciones a las


vecinas de General Pueyrredón al servicio de transporte público como Derecho
Humano, los derechos, garantías, metas y objetivos de los dos instrumentos de políticas
públicas arriba descriptos se tornarían de imposible cumplimiento.

Abog. Almendra Aladro


Investigadora del Centro de Investigación y Docencia en Derechos Humanos “Dra. Alicia Moreau”,
Facultad de Derecho, Universidad Nacional de Mar del Plata.
Becaria interna doctoral en Temas Estratégicos (Habitat) del Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Tecnológicas (CONICET).
Integrante de la Clínica Jurídica en Derecho al Hábitat, Vivienda y Calidad Ambiental (OCS 2741/17).

Você também pode gostar