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La obra “Tristán e Isolda” fue muy interesante de leer porque encontramos en ella
una sumersión de la literatura en un estilo cortesano, en ella se nos relata la historia
del caballero Tristán y de cómo sus victorias y misiones lo llevan a cruzarse con el
camino de la princesa Isolda de la cual termina perdidamente enamorado, todo esto
para desgracia de ambos pues es este amor el que los llevara a la muerte.
El final trágico con el que cuenta la historia, lleno de drama romántico, es el primer
indicio de literaturas posteriores que trataran la trama de los enamorados de la
misma manera, encontramos en la novela el modelo de los dos amantes que se
odian por ser de pueblos enemigos, pero luego se enamoran; también el del
caballero que seduce a la joven y la convence de dejar a su familia para ir con él, él
amor prohibido que sienten los jóvenes el uno por el otro y finalmente el final en el
que uno muere por el otro y viceversa. De esta manera podríamos decir queda
instaurada el concepto romántico del amor real como aquel que mata a los amantes.
A finales de la Alta Edad Media y toda la Baja Edad Media este tema se repetirá en
las historias de los juglares y trovadores, con el fin de restablecer o conservar la
fama de los caballeros en un periodo donde su figura ya no tenía la importancia
económica ni social que tuvo antaño, esto se debía que la economía había
cambiado su eje central: en ese tiempo el comercio en las ciudades pasó a ser más
importante que la producción en los feudos, de manera que los burgueses cobraron
mayor importancia que los señores. Entonces es a través de la literatura que este
gremio mantuvo su popularidad y pudo permanecer dentro de los círculos de nobles
durante los últimos siglos de la Edad Media.
Entre los rasgos distintivos de la novela pude identificar las descripciones detalladas
que hace el autor en comparación a otros que hemos visto en el curso este se
esfuerza por crear imágenes mentales muy específicas, este dato tal vez pueda
decirnos algo sobre la importancia que socialmente le pudieran atribuir a la
apariencia; así mismo puede hablarnos de los valores estéticos del momento.
Otro punto a señalar es que, como es común en los textos de este región, la obra
entreteje elementos de la cultura celta -como son las criaturas mágicas, el uso de
pociones, las pruebas como la del hierro rojo y el pasado mítico que se menciona de
vez en cuando en la narración- con los de la cultura cristiana, que es expuesta de
manera más explícita en la historia.