Você está na página 1de 6

A. Pastores, ancianos, obispos –términos sinónimos en el Nuevo Testamento.

1, “Ancianos” es sinónimo de “pastores” en 1 Pedro 5:1-4. “Ruego a los ancianos que están
entre vosotros… Apacentad la grey de Dios… Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores,
vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.” En este pasaje, “ancianos” y “pastores” no
son dos grupos distintos de varones cristianos encargados de apacentar la grey de Dios sino un
solo grupo identificado por dos distintivos. El primero, “ancianos”, resalta la experiencia y
sabiduría que deberían tener. Hombres experimentados en la vida, que conocen a fondo la
condición humana, con amplio entendimiento del evangelio de Cristo, como además de la
naturaleza, misión y obra de la iglesia fundada por él. Neófitos, o principiantes, no, sino maduros,
conocedores, sabios. El segundo distintivo, “pastores”, resalta su función principal, a saber, la de
“apacentar y cuidar de la grey de Dios”.
2. “Ancianos” es sinónimo de “obispos” en Hechos 20:17-28. “Enviando, pues, desde Mileto a
Éfeso, (Pablo) hizo llamar a losancianos de la iglesia.” Reunido con ellos, los
llama “obispos”. “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os
ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia
sangre” (Versículo 28). También en Tito 1:5-7. “Por esta causa te dejé en Creta, para que
corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad… Porque es necesario
que obispo sea irreprensible…”
3. Hoy por hoy (principios del Siglo XXI), estos tres términos no se utilizan como sinónimos en la
gran mayoría de las iglesias del cristianismo.
a) “Pastor” es muy popular en las iglesias evangélicas y pentecostales.
b) “Obispo” identifica a un prelado de la organización eclesiástica tipo “episcopal” de iglesias
tales como la Católica Romana, la Episcopal, la Anglicana, y otras de más o menos la misma
categoría.
c) “Anciano” se usa en muchas congregaciones de una hermandad conocida como “las
iglesias de Cristo”. También en la Iglesia Mormona (Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días) cuyos evangelistas jóvenes ostentan el título de “Elder”, vocablo inglés que
significa “anciano”, curiosa anomalía, pues estos jóvenes ciertamente no son “ancianos”.
B. Pluralidad de “pastores” (obispos, ancianos) en cada congregación: el patrón divino
establecido por el Espíritu Santo a través de los apóstoles.
1. Pablo y Bernabé “constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos,
los encomendaron al Señor en quien habían creído” (Hechos 14:23). Tengamos presente
que “ancianos” es sinónimo de “pastores”.
2. Una pluralidad de “ancianos” (pastores, obispos) figura en la organización de la iglesia en
Jerusalén. “Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y
los ancianos…” (Hechos 15:4).
3. El Espíritu Santo puso “obispos”, plural, o sea, “ancianos”, plural, en la iglesia de
Éfeso. “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto
por obispos…” (Hechos 20:17, 28).
4. “Obispos y diáconos” integraban el liderato de la congregación en Filipos. “Pablo y Timoteo,
siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y
diáconos…” (Filipenses 1:1).
5. El evangelista Tito debía establecer “ancianos en cada ciudad”. Pablo le instruye: “Por esta
causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada
ciudad, así como yo te mandé” (Tito 1:5). Un apóstol del Señor, lleno del Espíritu Santo, manda
a un evangelista a establecer ancianos (pastores, obispos) en cada ciudad. Precedente
apostólico. Mandamiento inspirado. Voluntad de Dios. ¿Con qué justificación no organizar
congregaciones de la misma manera en el tiempo presente? El evangelista-predicador que no lo
haga obviamente desestima este mandato.
6. “Obedeced a vuestros pastores (plural), y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras
almas…”, exhorta el autor de la epístola a los hebreos (Hebreos 13:17). Suponiendo que hubiera
un solo pastor sobre cada iglesia, quizás el escritor se hubiera expresado de otra forma, por
ejemplo, “Obedeced cada uno a su pastor”, singular. Pero, ya se ha comprobado ampliamente
que los apóstoles y evangelistas del Siglo I, guiados por el Espíritu Santo, constituían una
pluralidad de pastores (ancianos, obispos) en cada congregación.
C. ¿Quiénes nombran a los pastores (obispos, ancianos)? Evangelistas cualificados, en
colaboración con la congregación.
1. Pablo y Bernabé, efectuando sus obras evangelísticas, “constituyeron ancianos en cada
iglesia” (Hechos 14:23).
2. El apóstol Pablo dejó al evangelista Tito en la isla de Creta con la encomienda de establecer
ancianos en cada ciudad. “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y
establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé…”(Tito 1:5).
3. El evangelista Timoteo recibe del apóstol Pablo el listado de atributos que ha de reunir el que
anhelara “obispado”, obviamente porque Timoteo tenía, tal cual Tito, la responsabilidad de
organizar congregaciones conforme al patrón dado por Dios. Además, sus instrucciones en 1
Timoteo 5:17-20 sobre cómo tratar a los “ancianos” resaltan el deber y la autoridad del
evangelista respecto a la organización de la iglesia. “Contra un anciano no admitas acusación
sino con dos o tres testigos. A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que
los demás también teman.”
D. Los atributos necesarios para ser pastor (obispo, anciano), según las instrucciones del Espíritu
Santo. Estos se encuentran en 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9.
1. “Irreprensible”
2. “Marido de una sola mujer”
3. “Sobrio”
4. “Prudente”
5. “Decoroso”
6. “Hospedador”
7. “Apto para enseñar”
8. “No dado al vino”
9. “No pendenciero”
10. “No codicioso de ganancias”
11. “Amable”
12. “Apacible”
13. “No avaro”
14. “Que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el
que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?”
15. “No un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo”
16. “También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en
descrédito, y en lazo de diablo.”
17. “Tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía.”
18. “No soberbio”
19. “No iracundo”
20. “Amante de lo bueno”
21. “Justo”
22. “Santo”
23. “Dueño de sí mismo”
24. “Retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada”
25. “Que pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen”
E. Los deberes de los pastores (ancianos, obispos) hacia la congregación que sirven, según
determinados por Dios.
1. Gobernar bien. “Los ancianos que gobiernan bien sean tenidos de doble honor…” (1
Timoteo 5:17).
2. Mirar por sí mismo y por toda la congregación. “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el
rebaño en que el Espíritu Santos os ha puesto por obispos…” (Hechos 20:28).
3. Apacentar la iglesia. “…para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia
sangre.” (Hechos 20:28).“Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros…” (1 Pedro 5:2).
4. Velar que no entren “lobos rapaces” en la congregación, o que no se levanten entre
ellos mismos “hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los
discípulos”. “Porque yo sé”, dice Pablo a los obispos (pastores, ancianos) de la iglesia en
Éfeso, “que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no
perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas
para arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche
y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.”
5. Velar por las almas. “Obedeced a vuestros pastores… porque ellos velan por vuestras
almas” (Hebreos 13:17).
6. Cuidar de la iglesia, sin enseñorearse de ella o explotarla. “Apacentad la grey de Dios que
está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia
deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señoríosobre los que están a vuestro
cuidado…” (1 Pedro 5:2-3).
7. Ser ejemplos para los que están a su cuidado. “…siendo ejemplos de la grey” (1 Pedro 5:3).
8. “Exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen” (Tito 1:9).
9. “…predicar y enseñar” (1 Timoteo 5:17).
El orden bíblico para elegir pastores
1 AGOSTO, 2014 | Oscar Arocha

COMPARTIR
MINISTERIO
Una de las profecías del NT revela el peligro que vendría contra el gobierno de la iglesia local: “En
los últimos días vendrán tiempos difíciles… Acumularán para sí maestros conforme a sus propios
deseos” (2 Ti. 3:1). Esto es, que el orden divino de identificar y escoger los pastores en la Iglesia
local sería corrompido. Esa generación vería una fábrica de pastores y maestros dentro de las
congregaciones.
Principio regulador
Los pastores son escogidos de la masa de creyentes en la iglesia. ¿Cómo se hace eso? El principio
bíblico regulativo dice así: “Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también haced
vosotros con ellos… Amaras a tu prójimo como a ti mismo” (Mat. 7:12; 19:19). De aquí se infiere que
todos somos iguales, y los iguales no tienen poder de autoridad espiritual entre ellos, porque son
iguales. Esto significa que si un hermano ha empezado un estudio bíblico, y ha ganado otros para
Cristo, aun cuando estuviera instruyendo en la fe, no debiera hacerse a sí mismo pastor sobre los
otros, porque son iguales. El Señor de la Iglesia es Cristo, y solo Él pone en el oficio a Sus ministros.
El llamado al ministerio
Hemos de ver en las Escrituras las cualidades de este llamado, que en general es doble: interno y
externo.
Llamado interno
El aspirante debe estar seguro que es un ministro, que Cristo le ha dado la capacidad y el deseo de
serlo, como lo dice el profeta: “A Jerusalén: “Os daré un mensajero de buenas nuevas” (Is. 41:27);
dará el oficio, y designará la persona. El llamado interno se caracteriza por esa inclinación que el
hombre siente de servir a Dios en eso: “Si alguno aspira al cargo de obispo, buena obra desea
hacer” (1 Ti.3:1). El obrero anhelaría ser pastor.
Pero no solo pone el deseo interno, sino que también capacita: “El cual también nos hizo suficientes
como ministros de un Nuevo Pacto” (2 Co. 3:6). Los dones y cualidades de un hombre son parte de
las credenciales de que Cristo lo ha puesto en ese oficio. Cuando se iba a erigir el Tabernáculo, Dios
capacitó dos artesanos para la obra de construcción: Bezaleel y Aholiab (Éx. 35:30-35). Si el Espíritu
de Dios capacitó estos dos hombres para el Tabernáculo material, cuanto más lo hará para las
labores espirituales.
En esto habrá un gran compás de diferencias en grados de capacidad, pero todos deben por lo
menos ser capaces de enseñar: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor,
porque me tuvo por fiel al ponerme en el ministerio” (1 Ti.1:12). La palabra fortaleció aquí se puede
traducir como capacitó. El aspirante ha de tener ambas cosas, el anhelo y la capacidad como prueba
del llamado interno.
El llamado externo
El llamado interno es necesario, pero no suficiente. El consentimiento y sufragio de la Congregación
es requerido en el establecimiento de todos los oficios. Para un apóstol, cuando Matías sustituyó a
Judas: “Los hermanos, que reunidos eran como ciento veinte … Echaron suertes sobre ellos, y la
suerte cayó sobre Matías, quien fue contado con los once apóstoles” (Hch. 1:15,26). Para elegir
pastores o ancianos: “Y después de haber constituido ancianos para ellos en cada iglesia y de haber
orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído” (Hch. 14:23). Esto es, que
hubo allí un sufragio popular. Para elegir diáconos: “Escoged, pues, hermanos, de entre vosotros a
siete hombres que sean de buen testimonio, llenos del Espíritu y de sabiduría, a quienes pondremos
sobre esta tarea” (Hch. 6:3). De modo, que ni siquiera los apóstoles se atrevieron a poner o quitar
pastores en la Iglesia de Cristo, porque el llamado externo de estos siervos es un derecho exclusivo
del pueblo Cristiano. Así como pongo en movimiento mi cuerpo para beber agua, de la misma
manera Cristo emplea Su Cuerpo local, la Iglesia, para poner pastores. Únicamente Ella tiene ese
encargo.
Timoteo y Tito fueron apartados de la masa de sus respectivas Congregaciones. Esto es, que todos
son Cristianos, pero no todos pastores. El ejemplo mayor: “Y nadie toma esta honra para sí, sino
porque ha sido llamado por Dios, como lo fue Aarón. Así también Cristo no se glorificó a sí mismo
para ser hecho sumo sacerdote, sino que le glorificó el que le dijo: Hijo mío eres tú; yo te he
engendrado hoy” (He. 5:4). Debe haber un llamado. Jesús mismo no ministró públicamente hasta
que fue declarado por el Padre como el profeta del mundo, y aun Él tuvo confirmación del cielo como
ungido por el Padre para su ministerio público como ministro de Dios. Hubo una ordenación pública
para el inicio de Su ministerio: “Y cuando Jesús fue bautizado, en seguida subió del agua, y he aquí
los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y venía sobre él. Y
he aquí, una voz de los cielos decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mt. 3:16-
17). La Santa Trinidad, el ministro Juan y la gente estuvieron presente en Su acto de ordenación.
No estamos diciendo que no podemos predicar de manera pública o privada el Evangelio, no. Lo que
significamos es, que nadie puede ser llamado ministro del Evangelio o pastor hasta que haya un
llamado divino, conforme a las Escrituras y confirmado por una Congregación local. Pablo y Bernabé
fueron llamados desde el mismo Cielo, y confirmados por la Iglesia de Antioquía. Esa es la idea que
deseamos transmitir.
Mire cómo lo dice Pablo a Timoteo: “Si alguien anhela el obispado, desea buena obra. Entonces es
necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso,
hospitalario, apto para enseñar; no dado al vino; no violento, sino amable; no contencioso ni amante
del dinero… ” (1 Ti. 3:1-3). Pregunta: ¿A los ojos de quién debe ser irreprensible? Respondemos, a
los ojos de la Iglesia, lo cual se infiere del propio pasaje, note: “También debe tener buen testimonio
de los de afuera, para que no caiga en el reproche y la trampa del diablo” (v7). Las cualidades
anteriores es a los ojos de la Congregación local, y “también” buen testimonio con las personas que
residen en esa comunidad en particular. La evaluación inicial pertenece al juicio de la iglesia local.
Acentuamos, que Cristo no ha dado más requisitos para este santo oficio, que no sean los de Su
Palabra.
Conclusión
Las Santas Escrituras establecen, pues, un llamado interno y uno externo para la colocación de los
pastores como siervos de Dios en el ministerio de una iglesia local. De lo contrario aplicaría la queja
del Señor por medio del profeta: “No los he llamado”. Que no sea así con ninguno de nosotros.
Amén.

Você também pode gostar