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1.1 Antecedentes.

A través de los años mientas evoluciona las sociedades humanas se emplearon diversas fuentes
de energía, las cuales fueron reemplazadas a medida que se descubrían nuevas fuentes más
eficientes y que estos ayudaron para que se viera un mejor beneficio.
Una de las principales fuentes de energía en nuestro planeta es el sol y es quien posibilita el
desarrollo de toda forma de vida. Durante la edad antigua algunas civilizaciones empezaron a
utilizar la energía eólica en la navegación. En la primera revolución industrial alcanzó gran
importancia la utilización del carbón para permitir el funcionamiento de las máquinas de vapor.
Luego este fue reemplazado por el petróleo, durante el segundo impulso industrial y hasta en la
actualidad sigue siendo la principal fuente energética ya que este ha dado mucho más comienzo.
Durante este siglo y a finales del anterior, se comenzó a utilizar las importantes propiedades
energéticas del gas natural, así como en las últimas décadas se inició el desarrollo serio de
fuentes de energía alternativas. Hasta la llegada de la Revolución Industrial, la utilización de
sistemas mecánicos para proporcionar energía se limitaba a los molinos de viento o de agua.
Cualquier aplicación de estas tecnologías para la realización de trabajos resultaba de poco
rendimiento.
Esta comenzó a utilizarse en la edad media para fabricar carbón vegetal con cuyas menas se
obtenían metales, y que posteriormente vendría a ser sustituido por el carbón mineral en los
principios de la revolución industria
Aplicación práctica de la energía.
Durante el primer tercio del siglo XIX, aproximadamente hacia 1825-30, se pudo avanzar en la
aplicación práctica de la máquina de vapor, que daría comienzo a la era contemporánea; se
trataba de la primera herramienta que no utilizaba fuerzas o tracción de origen animal, y que
comenzó a emplearse industrialmente. Junto con la llegada y desarrollo de los motores de
combustión interna y la utilización del gas para calefacción y alumbrado, se produjeron grandes
avances en la generación práctica de energía eléctrica.
A partir de la máquina de vapor se producirían cambios en la evolución tecnológica, económica
y social, de niveles sorprendentes en comparación con toda la historia precedente.
Las crecientes demandas de energía.
La nueva sociedad que nació de la Revolución Industrial trajo también nuevas demandas de
energía. Con la máquina de vapor aparecieron inventos revolucionarios que mejoraron los medios
de transporte, como la locomotora que George Stephenson construyó en 1825.
Sin embargo, a pesar de que este sistema de locomoción era seguro y eficaz, consumía grandes
cantidades de carbón para convertir la energía calorífica en mecánica; el rendimiento que
producía era inferior a un 1%. Aún hoy día se consume gran cantidad de energía para producir
un rendimiento muy inferior; por ejemplo, una central eléctrica que utilice carbón o petróleo
rinde menos del 40%, y en el caso de un motor de combustión interna incluso menos del 20%.
Esta pérdida de rendimiento es a causa de las leyes físicas; la energía que no utilizamos (o no
somos capaces de aprovechar) no se pierde, sino que se transforma; en los casos de combustión
interna, por ejemplo, el resto de energía que no aprovechamos se disipa en forma de calor. Por
ello, una lucha tecnológica constante es la de mejorar el rendimiento de las máquinas para
aprovechar al máximo la energía. Esto ayudo a que el mundo se empezara a la adaptación de
este tipo de energía como lo es la eléctrica.

1.2 Marco teórico.


La lucha contra el cambio climático es una prioridad en varios países. Actualmente minimizar las
emisiones de CO2 es el objetivo principal en el resto de los continentes. La contaminación en
otros países lleva a las empresas a buscar formas de reducir las emisiones y minimizar el impacto
medioambiental.
Estas soluciones están pensadas para aquellas situaciones en la que la eliminación total de grupos
electrógenos no es viable e inefectivos para algunos dichos factores. Los sistemas de energía híbrida
generan energía a través de fuentes renovables, tales como el sol o el viento. Con la instalación de
paneles solares fotovoltaicos y aerogeneradores, se consigue un aporte de energía durante las horas
de sol o de máximo viento para un funcionamiento continuado del suministro eléctrico. Estos sistemas
cuentan con baterías para localizaciones aisladas y con grupo electrógeno de back up, que se
enciende en caso de que la energía obtenida no sea suficiente.

Las soluciones de energía híbrida permiten minimizar las emisiones de CO2. Esto se debe a que el
grupo electrógeno se convierte en una fuente de energía de refuerzo, funcionando cuando sea
necesario en lugar de hacerlo las 24 horas que se utiliza habitualmente. De este modo, el consumo
energético se reduce ya que la energía se obtiene de fuentes renovables e ilimitadas. Estar conectado
a la red eléctrica no es indispensable y por lo tanto, se disminuye el consumo. Las soluciones híbridas
están pensadas para localizaciones con problemas de red eléctrica, ausencia de ésta o cortes
habituales de red. Estos sistemas pueden aplicarse en diferentes situaciones, desde uso para
infraestructuras de telecomunicaciones, como aplicaciones ganaderas con alto consumo energético
continuado, aplicaciones industriales, residenciales entre otros etc.

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