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Glosario Unidad 3
Bibliografía de la Unidad 3
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UNIDAD 3:
Métodos y técnicas de abordaje en la
terapia cognitivo conductual
En cuanto al contexto histórico, podemos decir que los orígenes de dichas técnicas se
sitúan en trabajos realizados a finales del siglo pasado, sobre aprendizaje animal,
construyendo así las bases del modelo de condicionamiento instrumental. Dichas
técnicas operantes, han estado entre las primeras que se empezaron a utilizar dentro
de la modificación de conducta, siendo, además las más utilizadas en su aplicación.
En cuanto a las bases teóricas, hay que señalar que el análisis conductual aplicado se
centra en la conducta externa y en las relaciones funcionales de dicha conducta con
los estímulos ambientales, tanto antecedentes como consecuentes. Por ello, podemos
decir que la conducta es controlada básicamente por las influencias externas del
medio físico y social; no obstante, pueden verse influenciada por factores genéticos y
orgánicos
Sin embargo, Labrador, nos dice que las técnicas operantes de modificación de
conducta se fundamentan en los trabajos de condicionamiento operante de Skinner
(2012). Skinner señala que no debe ser descartado el estudio de eventos internos por el
simple hecho de ser eventos subjetivos o mentales. Muchos autores que estudian este
enfoque operante suelen evitar el análisis y estudio de análisis y modificación de
eventos cognitivos, por el mero hecho de no ser observables, y, en consecuencia, no
poder ser estudiados ni objetiva ni experimentalmente. No se les consideran causantes
de la conducta, sino correlatos o consecuencia de ella. El planteamiento básico del
análisis conductual aplicado o modificación de conducta se basa en que la
conducta es aprendida y mantenida como resultado de unas consecuencias.
a) Reforzamiento positivo
En la vida diaria:
• Dar las gracias a alguien que nos cede el paso.
• Reír o sonreír cuando alguien cuenta un chiste.
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• Decirle a alguien que nos gusta cómo sabe decir las cosas.
• Invitar a alguien a tomar algo después de habernos ayudado.
• Elogiar a mamá por lo bien que le salen ciertos platos.
• Darle a un compañero una palmadita en la espalda por un comentario
ingenioso realizado en clase.
• Pagar por un trabajo realizado.
En el ámbito clínico:
• Alabar al paciente por llevar a cabo una exposición a una situación temida o
por los progresos logrados.
• Dejarle ver a un niño encoprético cierto programa de televisión por haber
defecado en el váter.
• Dar cromos a niños asmáticos por usar el equipo de inhalación.
• Invitar a cenar a la pareja por ciertos avances conseguidos en el tratamiento.
• Dedicar un tiempo a participar con un hijo en su actividad preferida por haber
cooperado con su hermano.
b) Reforzamiento negativo
Escape
Consiste en retirar o reducir un supuesto estímulo aversivo o terminar la pérdida de un
supuesto reforzador positivo contingentemente a una conducta con el objetivo de
incrementarla o mantenerla.
En el ámbito clínico:
• Un paciente habla para romper un largo silencio del terapeuta.
• Paciente anoréxica que ingiere el número suficiente de calorías durante un
tiempo determinado, de modo que gana peso y puede salir del hospital.
Se viene considerado sólo el caso en que la realización por parte del organismo de la
conducta elegida va siempre seguida de la consecuencia establecida (la
probabilidad del estímulo reforzador dada la respuesta operante es igual. Esto (que
constituye una contingencia total) es lo que se denomina refuerzo continuo.
- Programas básicos o simples: trabajan con una sola respuesta, que se refuerza
siguiendo una regla sencilla (una única exigencia).
- Programas complejos: se aplican a una sola respuesta, pero combinan las
exigencias de dos programas básicos.
- Programas concurrentes: se aplican a dos o más operantes en la misma, cada
uno sometido a un programa de refuerzo distinto
- Otros: No pertenecen a ninguna de las anteriores categorías, pero revisten
importancia práctica: programas de reforzamiento diferencial de tasas bajas,
programas de duración, etc.
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- De intervalo: se obtiene la recompensa tras la primera respuesta que se
produce una vez transcurrido un intervalo de tiempo establecido, contado
desde el último reforzador. A su vez, la razón o los intervalos pueden ser:
o Fijos: con el mismo valor a lo largo de toda la adquisición.
o Variables: con distintos valores a lo largo de la sesión, que oscilan en
torno a un promedio.
a) Moldeamiento
Ejemplos:
• Niña de 7 años con voz casi imperceptible. Se reforzaron socialmente los
siguientes pasos: ejercicios de respiración para fortalecer la voz, murmullos de
intensidad cada vez mayor, lectura en voz progresivamente más alta,
conversación normal con voz cada vez más alta hasta conseguir una
intensidad normal. En este ejemplo hubo dos dimensiones de moldeamiento: la
topografía y la intensidad; se reforzaron aproximaciones sucesivas a través de
distintas topografías (respiración, murmullos, lectura, conversación) y dentro de
estas tres últimas se moldeó la intensidad.
• Personas con miedo a hablar en público. Pueden utilizarse una serie de tareas
graduadas: hacer una pregunta y, posteriormente un comentario, primero en
un grupo pequeño y después en un grupo más numeroso, leer un escrito de
otros en clase, dar una breve charla en clase con ayuda de notas, dar una
charla más larga, primero con notas y después simplemente con un esquema.
- Especificar claramente el punto de partida, esto es, una conducta que ocurra
con la suficiente frecuencia como para ser reforzada y que constituya una
cierta aproximación a la conducta final.
Operantes
- Es conveniente que haya una variedad de reforzadores (los reforzadores no
tienen por qué ser los mismos para cada paso). Por otra parte, la magnitud del
reforzamiento puede incrementarse para las aproximaciones más difíciles o
que impliquen más trabajo.
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saciada del reforzador (véanse posibles soluciones en el apartado del
reforzamiento positivo).
- Si la persona muestra poca atención o se aburre, puede que los pasos sean
demasiado pequeños y haya que aumentar las exigencias. La falta de
atención y el desinterés pueden ser debidos también a que se ha progresado
demasiado rápidamente o a que el paso es muy grande. En el primero de estos
dos últimos casos, hay que volver al paso anterior hasta afianzarlo y luego
pasar a la siguiente aproximación. En el segundo caso, debe volverse al paso
anterior, reestabilizar la ejecución e introducir un paso más pequeño. La idea es
terminar cada sesión con éxito.
Así, un profesor podría mirar a un niño en clase cada 5 minutos y si en ese momento no
estuviera mordiéndose las uñas, le daría un reforzador. En cambio, en el primer tipo de
RDO, el niño tendría que haber estado los 5 minutos sin morderse las uñas para recibir
el reforzador. Este primer tipo de RDO tiene la ventaja de que, para recibir
reforzamiento, la conducta no debe darse durante todo el periodo, por lo que su
reducción será más rápida.
a. Prepararle a un niño su postre preferido por llevar dos noches sin mojar la
cama.
b. Dejarle a un niño encoprético más tiempo de juego por no haber manchado
los calzoncillos.
c. Conceder tiempo extra de recreo por no hablar en clase.
d. Permitir a un niño ver cierto programa de TV por no decir tacos.
e. Obtener reforzadores por no rascarse o autolesionarse.
f. Obtener vales canjeables por no consumir cocaína.
Este tipo de RDO ejerce probablemente un control más fuerte sobre la conducta. Un
programa de RDO no especifica la conducta a reforzar, sino sólo aquella que la
persona no debe emitir si quiere recibir el reforzador. Es por tanto posible llegar a
reforzar otras conductas indeseadas. Por ejemplo, si reforzamos a un niño por cada 10
minutos que no hable en clase, es posible que pase ese tiempo sin hablar, pero
inquietando a sus compañeros de otras formas, con lo que estaríamos reforzando otras
conductas inadecuadas. La solución en estos casos es aplicar un programa RDI o, si no
es posible, diseñar el RDO de modo que haya más de una conducta a no emitir.
b) Extinción
En la extinción, la persona emite una conducta previamente reforzada, pero deja de
presentarse el/los reforzador/es contingente/s a la misma; como consecuencia, la
conducta Operante, disminuye o desaparece. Ejemplos de extinción (suponiendo que
la conducta está mantenida por el reforzador que se descontinúa):
En la vida diaria:
- Dejar de dar dulces al niño que los pide gritando o lloriqueando.
- Dejar de prestar atención al niño que hace el payaso.
- No mirar ni hacer gestos de asombro ante el comportamiento de un
exhibicionista. d) Colgar el teléfono al que hace llamadas obscenas.
- No inmutarse ante los insultos que nos dirige otra persona.
- Dejar de prestar ayuda a un compañero que siempre consulta cosas de
ordenador que podría localizar en el manual.
- Volver a llevar al colegio a un niño que vomita sospechosamente los lunes por
la mañana porque prefiere quedarse jugando en casa.
En el ámbito clínico:
- No seguir prestando atención (ni verbal ni en la forma de aplicación de
ungüento) a la conducta de rascarse excesivamente de un paciente
- Dejar de intentar tranquilizar a un niño que ha cogido una rabieta.
- No entrar en el cuarto de un niño acostado cuando este llora, para que se esté
con él.
- No responder a las demandas de un paciente hipocondríaco que busca
tranquilización repetidamente (p. ej., un familiar podría decirle: “sé lo mal que
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te sientes, pero como acordamos todos en la clínica, no es útil que yo te
responda a lo que me pides”; luego, podría pasar a hablar de otro tema).
- Permanecer sordos y mudos ante las “crisis convulsivas” de una niña.
- No atender a la información irrelevante que un paciente presenta
repetidamente.
c) Castigo
Las técnicas de castigo incluyen dos formas de castigo positivo o por aplicación de
estímulos punitivos (castigo positivo propiamente dicho, sobrecorrección) y dos formas
de castigo negativo o por retirada de reforzadores positivos o de acceso a los mismos
(coste de respuesta, tiempo fuera). En todos ellos se aplica una consecuencia punitiva
contingentemente a una conducta. Así, un niño que pega a su hermano puede tener
que hacer cierta tarea doméstica que no le gusta (castigo positivo), puede tener que
curar a su hermano con cuidado, pedirle disculpas a él y a sus padres y practicar
repetidamente una conducta más adecuada a la situación (sobrecorrección), puede
perder ese día su programa favorito de TV (coste de respuesta) o puede tener que
permanecer 10 minutos sentado en una banqueta en el pasillo (tiempo fuera).
El castigo puede tener ventajas:
d) Castigo positivo
Un estímulo punitivo es aquel cuya presentación contingente a una conducta da lugar
a una disminución de esta. Estímulo punitivo y estímulo aversivo suelen emplearse
como sinónimos, aunque, realmente, el segundo se define como un estímulo cuya
retirada o prevención contingente a una conducta da lugar a un aumento o
mantenimiento de esta. De todos modos, ambos tipos de estímulos suelen coincidir,
por lo que los ejemplos dados anteriormente para los estímulos aversivos en el
apartado de reforzamiento negativo son válidos para los estímulos punitivos. Pueden
añadirse otros ejemplos más extremos tales como el jugo de limón en la boca (para
niños pequeños), los cachetes, las medicaciones eméticas o paralizadoras y la
descarga eléctrica breve de baja intensidad. Hay que tener en cuenta que la
aplicación de algunos de estos estímulos está prohibida legalmente (p. ej., los
cachetes), mientras que otros (p. ej., medicaciones eméticas o paralizadoras,
descargas eléctricas breves) quedan reservados para conductas graves que no
pueden ser modificadas de otra manera. Por ejemplo, el uso de eméticos en la
adicción al alcohol y de las descargas eléctricas breves en el caso de personas que se
automutilan.
En la vida diaria:
- Criticar a una persona que ha hablado a otra con malos modos.
- Mandar cinco vueltas al patio por insultar a un compañero en clase.
- Fregar los platos por llegar tarde a cenar.
- Imitar a un niño pequeño que hace tonterías y, por tanto, ponerlo en evidencia
(de todos modos, mientras que las reprimendas y amonestaciones pueden
reducir la conducta cuando son en privado, pueden aumentarla si son hechas
en público).
- Desaprobar los comentarios racistas de una persona.
En el ámbito clínico:
- Dar a un alcohólico un fármaco emético sensible al alcohol, de modo que la
ingesta de este va seguida de náuseas y vómitos.
- Aplicar jugo de limón en la boca a un niño pequeño con retraso mental cada
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vez que se balancea.
- Aplicar de forma automática en la pantorrilla descargas eléctricas de 1
segundo con intervalos de 1 segundo entre descargas cada vez que un niño
pequeño con infrapeso vomita la comida después de comer y hasta que cesa
el vómito.
- También se ha aplicado la descarga eléctrica en casos graves de personas
que se automutilan o se golpean la cabeza.
e) Castigo negativo
Significa la ausencia o retirada de un estímulo agradable cuando se realiza una
conducta inadecuada. Por ejemplo, unos niños que están viendo una película,
dejarán de ver la película si comienzan a pelearse o hablar durante la película. Pero
no sólo vemos el uso del castigo negativo en los niños, también lo encontramos en los
adultos pues ¿Qué son las multas y la retirada de puntos del carnet si se corre
demasiado o se sobrepasa la tasa de alcohol permitida?
Antes de aplicar el castigo negativo observar si los estímulos que se van a retirar son
deseados por la persona, ya que, si no siente esos estímulos como algo deseado o
querido, no van a producir ningún efecto en la persona. Se tiene que advertir a la
persona de las consecuencias de realizar conductas inadecuadas. El castigo negativo
de aplicarse ha de ser rápido o muy próximo a la emisión de la conducta-problema
para crear una asociación entre retirada estímulo positivo y emisión de una conducta
inadecuada. Éste procedimiento supone la retirada de una situación o estímulo
agradable para el sujeto tras la realización de la conducta problemática. Lo que se
pretende es disminuir la frecuencia de la conducta castigada negativamente.
Cuando un individuo realiza una respuesta, que ha sido anteriormente reforzada, y no
obtiene el reforzamiento la frecuencia de dicha respuesta disminuye. Esto es lo que se
conoce como extinción.
El castigo positivo es útil cuando otras técnicas fallan, o es difícil identificar los
reforzadores. Es útil para conductas agresivas hacia sí mismo, o hacia los
otros. Algunas guías para aplicar el castigo:
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Tema n.° 2 Técnicas de reflexión
1. Desensibilización sistémica
Es uno de los métodos para contrarrestar gradualmente los hábitos neuróticos de la
respuesta de ansiedad. Se induce en el paciente un estado fisiológico inhibidor de la
respuesta de ansiedad por medio de la relajación muscular, y luego es expuesto a un
débil estímulo excitador de la respuesta de ansiedad durante unos segundos. Si la
exposición se repite varias veces, el estímulo pierde progresivamente su capacidad de
provocar respuestas de ansiedad. Luego se van presentando estímulos sucesivamente
“más fuertes”, que son tratados en forma semejante. Este método nos ha dado el
poder de superar un gran número de hábitos neuróticos, a menudo en muy poco
tiempo. Nos ha capacitado para tratar estos hábitos en cualquier orden que elijamos,
y tanto como queramos.
El empleo de una emoción contraactuante para superar paso por paso un hábito
emocional indeseable tiene un precedente en un método milenario: a un niño se le
acostumbra gradualmente a una situación que teme exponiéndolo a pequeñas dosis
de la situación en circunstancias en que también están presentes otras emociones. Por
ejemplo, si el niño teme a la larga barba negra de un visitante, es muy probable que lo
reconcilien con ella ciertos hechos descondicionantes que pueden ocurrir si se sienta
en el regazo de su padre mientras éste habla con el visitante. Puede que el niño
primero tema intermitentemente a la barba, de tal modo que las excitaciones de
respuesta de ansiedad sean cada vez menores. Como ocurren en un fondo de
respuestas cálidas y placenteras ante el padre, es de suponerse que estas pequeñas
excitaciones de miedo sean inhibidas y, gradualmente, conforme se calma el miedo,
el niño va tolerando el echar miradas más largas a la barba.
Además de ser agentes inadvertidos de esta terapia espontánea, muchas veces los
padres tratan “instintivamente” los miedos establecidos de sus niños de un modo
esencialmente semejante (deliberada y muy sistemáticamente). Cuando un niño teme
bañarse en el mar, el padre lo lleva primero de la mano hasta el borde mismo de las
olas que se acercan, y lo suelta cuando se aproxima una ola; luego, cuando el niño se
ve habituado cómodamente a esto, el padre lo anima para que meta el pie en una
ola, y luego el tobillo, y así sucesivamente. Después de vencer gradualmente su miedo,
el niño llega a ser capaz de jugar con el mar con placer. Esto es muy semejante a la
rutina que se sigue en las sociedades primitivas para preparar a los individuos a sufrir las
ordenaciones ceremoniales y, en nuestro propio mundo, para entrenar a los alpinistas
y a los artistas del trapecio. El primer ejemplo conocido en que se usaron
deliberadamente respuestas contraactuantes, para superar las respuestas neuróticas
de ansiedad acercando gradualmente al estímulo, fue el uso de la alimentación para
superar las fobias infantiles en los casos de Mary Cover Jones (1924).
La primera versión de la técnica fue concebida por Thomas Stampfl Donald Levis a
fines de la década de 1960 en el contexto de las investigaciones del grupo de Yale. Se
pensó como un procedimiento que combinaba los postulados de Psicoanálisis con los
de Terapia Conductual.
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evidencias se destaca que la exposición, involucra la activación de receptores
NMDA (están implicados en numerosas funciones, algunas de ellas tan
importantes para el buen funcionamiento del cerebro como el aprendizaje o la
memoria) y potenciación a largo plazo.
- El aprendizaje de extinción del miedo no se generaliza con la misma facilidad
que el aprendizaje de adquisición de miedo.
- El aprendizaje de extinción del miedo es mucho más dependiente del contexto
que el aprendizaje de adquisición de miedo.
- Las diferencias entre el aprendizaje de adquisición y de extinción del miedo
pueden explicarse a partir de sus diferentes valores evolutivos filogenéticos.
3. Reestructuración cognitiva
La reestructuración cognitiva (RC) es una de las técnicas cognitivo-conductuales más
sugerentes dentro del repertorio de procedimientos de que dispone el terapeuta cognitivo-
conductual. Sin embargo, su aplicación no es nada fácil por varios motivos. Para empezar, se
requiere un buen conocimiento del trastorno o trastornos a tratar. Asimismo, se necesita
velocidad y creatividad de pensamiento para mantener una interacción fluida y competente
con el paciente. Por último, la técnica no está tan pautada como otras técnicas de
modificación de conducta y, por sus propias características, no puede estarlo en la misma
medida. Ha sido frecuente hablar de las denominadas terapias de reestructuración cognitiva,
dentro de las que se incluyen la terapia racional-emotivo-conductual de Ellis, la terapia
cognitiva de Beck y el entrenamiento autoinstruccional de Meichenbaum (Bados, 2008;
Carrasco, 1995; Carrasco y Espinar, 2008). Sin embargo, este último procedimiento no incluye lo
que es la esencia de la reestructuración cognitiva –tal como será definida un poco más abajo–
y las aproximaciones de Ellis y Beck son en realidad enfoques terapéuticos muy amplios que
incluyen muchas técnicas aparte de la reestructuración cognitiva propiamente hablando.
Naturalmente que puede argumentarse que estas otras técnicas son medios de conseguir un
proceso de reestructuración cognitiva, pero en este sentido todo sería reestructuración
cognitiva. Creemos, en cambio, que es preferible acotar el significado de esta última, en cuanto
técnica.
La RC consiste en que el paciente, con la ayuda inicial del terapeuta, identifique y cuestione sus
pensamientos desadaptativos, de modo que queden sustituidos por otros más apropiados y se
reduzca o elimine así la perturbación emocional y/o conductual causada por los primeros. En la
RC los pensamientos son considerados como hipótesis y terapeuta y paciente trabajan juntos
La RC, en combinación con otras técnicas (lo que se conoce como terapia cognitiva o terapia
cognitivo-conductual), se ha mostrado más eficaz que la ausencia de tratamiento o que otros
tratamientos en los trastornos de ansiedad, depresión mayor, trastorno bipolar (en combinación
con fármacos), trastornos de alimentación, trastornos somatomorfos (trastorno de somatización,
trastorno por dolor, hipocondría, trastorno dismórfico corporal), trastornos por abuso de
sustancias, juego patológico, algunos trastornos de personalidad (p. ej., límite), trastorno
negativista desafiante, insomnio, ira, agresión sexual, disfunción eréctil, conflictos de pareja,
problemas de salud (p. ej., dolor, síndrome de intestino irritable, síndrome de fatiga crónica) e
ideas delirantes y alucinaciones.
Estas cogniciones pueden ser conscientes o no. La palabra cogniciones puede hacer referencia
tanto al contenido de la cognición como a los procesos cognitivos. Entre estos últimos se
incluyen la percepción, atención, memoria (retención, recuperación), razonamiento e
interpretación. Los supuestos y creencias que tiene una persona facilitan la ocurrencia de ciertos
sesgos y errores en el procesamiento de la información tales como atención selectiva (p. ej.,
atender sólo a los fallos que uno comete), memoria selectiva (p. ej., recordar sólo las cosas
negativas), sobregeneralización (p. ej., creer que tras un fracaso no se tendrá éxito con los
pacientes posteriores) o pensamiento dicotómico (p. ej., pensar que la gente es buena o mala).
Aparte de estos dos últimos, (…) Dentro del contenido, se han distinguido los siguientes tipos de
cogniciones (Beck, 2005; Beck y Emery con Greenberg, 1985; Edelmann, 1992; Rouf et al., 2004):
RC Productos cognitivos. Son los pensamientos concretos que aparecen en situaciones externas
o ante eventos internos en forma de autoverbalizaciones o imágenes y, que muchas veces, son
automáticos e involuntarios. Son el resultado de la interacción entre los supuestos y creencias
cognitivos (véase más abajo),
Los procesos cognitivos y los elementos situacionales. Son el tipo de cogniciones de más fácil
acceso. Ejemplos serían el paciente agorafóbico que piensa que va tener un infarto cuando
nota su corazón acelerado o el terapeuta que piensa algo de lo siguiente tras el fracaso en el
tratamiento del primer paciente: “tengo que averiguar qué falló, para tomar las medidas
oportunas” o bien “está claro que no valgo para terapeuta”. - Supuestos. Son creencias
condicionales que suelen expresarse como proposiciones del tipo si-entonces; p.ej., “si cuento
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cosas de mí mismo, se aprovecharán de mí”, “si intento cosas difíciles, seré incapaz de
hacerlas”, “si cometo un error, significa que soy un incompetente”, “me pondré rojo y todo el
mundo se reirá de mí”.
Estos supuestos también pueden manifestarse a través de normas (p. ej., “no debo revelar
muchas cosas de mí mismo”, “debo evitar cosas que sean muy complicadas”) y actitudes (“es
terrible cometer un error”). Los supuestos condicionales están a medio camino entre los
productos cognitivos y las creencias nucleares. Estas normas y actitudes derivan o están
relacionadas con presunciones condicionales. Así, la norma “no debo revelar muchas cosas de
mí mismo” puede estar asociada a “si revelo cosas de mí mismo, la gente me hará daño”; y la
actitud “es terrible cometer un error” puede derivarse de la presunción “si cometo un error,
pensarán que soy un incompetente”. Creencias nucleares. Se trata de creencias
incondicionales, duraderas y globales sobre uno mismo (p. ej., “soy vulnerable”, “soy incapaz”,
“soy inferior”, “normalmente puedo manejar las dificultades”), los otros (p. ej., “la gente te
manipula si puede”, “la gente es buena en el fondo, aunque a veces se equivoque”) y el
mundo (p. ej., “el mundo es peligroso”). Representan el nivel cognitivo más profundo.
- Tristeza:
a) para ser feliz, debo tener éxito en todo lo que me proponga,
b) para ser feliz, debo obtener la aprobación de todo el mundo en todas las
situaciones,
c) si cometo un error, significa que soy un inepto,
d) no puedo vivir sin ti,
e) si alguien se muestra en desacuerdo conmigo, significa que no le gusto,
f) mi valía personal depende de lo que otros piensen de mí.
- Comunicación interpersonal:
a) uno debe siempre complacer a los otros,
b) es infantil expresar los sentimientos positivos,
c) ser criticado quiere decir que eres un inepto,
d) las opiniones de uno no son tan valiosas como las de los otros,
e) la gente no le aprecia a uno si se muestra desacuerdo con algo de lo que dicen,
f) cuando alguien te dice que no a algo, es que no le importas.
- Aceptación:
a) no soy nada a no ser que me quieran,
b) crítica significa rechazo personal,
c) siempre hay que complacer a los demás.
- Competencia:
a) sólo hay ganadores y perdedores en la vida,
b) si cometo un error, he fracasado,
c) los éxitos de los demás quitan valor a los míos,
d) tengo que hacer las cosas perfectamente,
e) si algo no es perfecto, no es bueno.
- Responsabilidad:
a) soy el principal responsable de que los otros se lo pasen bien cuando están
conmigo,
b) soy el principal responsable de cómo son mis hijos.
- Control:
a) soy el único que puedo solucionar mis problemas,
b) tengo que mantener el control todo el tiempo,
c) si intimo demasiado con alguien, me controlará.
- Ansiedad:
a) debo estar tranquilo siempre,
b) es peligroso tener síntomas de ansiedad,
c) las preocupaciones me ayudan a afrontar,
De todos modos, se piensa que las cogniciones son necesarias para el mantenimiento de la
emoción. Si esto es así o bien las cogniciones simplemente potencian una emoción que tiene
también otros factores que la influyen, es algo que está por dilucidar. En resumen, una
suposición básica en el empleo de la RC es que las cogniciones juegan un papel importante en
la explicación del comportamiento humano en general y de las alteraciones emocionales en
particular. No son los acontecimientos por ser los responsables de las reacciones emocionales y
conductuales, sino las expectativas e interpretaciones de dichos acontecimientos y las
creencias relacionadas con los mismos.
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Tema n°3 Técnicas de autorregulación
A partir de los trabajos de Lindsley (1956) y de Wolpe (1958) con pacientes psicóticos y
neuróticos, respectivamente, ha aumentado notablemente la bibliografía sobre lo que
con tan poca precisión se ha denominado terapia conductual. El ritmo de publicación
en este campo es tan elevado que, los libros de revisión publicados por UlIman y
Krasner en 1965 (Ullman y Krasner, 1965; Krasner y Ullman, 1965) se han convertido ya
en verdaderos clásicos de la literatura especializada. Sin embargo, es preciso notar
que las técnicas utilizadas bajo el rubro general de terapia conductua1 o modificación
de conducta son de lo más diversas y, en muchas ocasiones, no constituyen más que
formas tradicionales de psicoterapia "traducidas" conceptualmente a términos más
cercanos a la teoría del aprendizaje.
1. Autocontrol
Skinner (1953) ha designado como autocontrol como situaciones en las que, por
razones varias, es altamente improbable que se pueda intervenir directamente dentro
del medio ambiente particular que está generando el problema conductual. En este
caso, hay que entrenar al propio sujeto para que sea capaz de alterar su medio
ambiente o para que sea capaz de respetar las instrucciones que se le dan con este
propósito. El trabajo de Sulzer (1962) con contratos conductuales es una de las formas
en que se puede intervenir indirectamente en el medio ambiente, mediante el arreglo
de las contingencias a través de instrucciones al sujeto y a los miembros significativos
de su medio, es decir, aquellos que controlan las contingencias de reforzamiento.
Por otra parte, Goldiamond (1965), y Ferster, Nurnberger y Levitt (1962) han
demostrado cómo se puede entrenar al sujeto en autocontrol de dos maneras
distintas:
- Una forma es instruir al sujeto para que disponga de los procedimientos que
cambien su medio ambiente y que por lo tanto pongan a su conducta bajo un
control diferente.
- Otra forma es entrenándolo en el análisis funcional de la conducta y dejarlo
que determine por sí mismo los procedimientos que podría aplicar."
2. Entrenamiento asertivo
Comúnmente cuando se realiza una psicoeducación al paciente acerca del
problema que presenta y cuáles pueden ser las posibles causas de su
Algunas estrategias para hacer más eficaces las respuestas asertivas son:
- Planificar los mensajes. Conseguir que todos los hechos y puntos estén
aclarados con antelación, confeccionando notas de referencia si la situación
lo permite. Esto ahorra tiempo, produce confianza y puede disminuir la
intimidación por parte de los demás.
- Ser educado. Enfadarse provoca confusión en uno mismo y hace que los
demás vean al individuo débil, histérico y con una baja credibilidad. Es mejor
guardar la calma y educada, pero firmemente, exponer la opinión propia.
- Guardar las disculpas para cuando sean necesarias. Si se reservan las disculpas
para cuando sean apropiadas, no se disminuirá ni su valor ni el propio, y los
demás tomarán al individuo en serio para otros asuntos.
- Nunca recurrir a las amenazas. Una afirmación tranquila de los pasos que se
está dispuesto a seguir es mucho más eficaz. Pero hay que asegurarse de
hacerlo, para que así las respuestas de uno sean tomadas en serio en el futuro.
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cortésmente tras una discusión, la gente le respetará más. A nadie le gusta ser
un mal perdedor.
3. Solución de conflictos.
Junto con los problemas psicológicos o además de ellos, los pacientes tienen
problemas en la vida real. El terapeuta indaga acerca de esos problemas en la
primera sesión y redacta una lista o los traduce en objetivos positivos. En cada sesión,
aliente al paciente para que incluya en el plan los problemas que han surgido durante
la semana o problemas que supone pueden producirse en las semanas por venir. Si
bien es posible que al comienzo el terapeuta desempeñe un papel más activo en
cuanto a la búsqueda de soluciones en las primeras etapas del tratamiento, a medida
que transcurren las sesiones alienta al paciente para que sea más activo en la
resolución de problemas.
Toma de decisiones
Muchos pacientes experimentan dificultades para tomar decisiones. El terapeuta,
en esos casos, pide al paciente que confeccione una lista de las ventajas y
desventajas de cada una de las elecciones posibles y lo ayuda a evaluar cada
ítem y a llegar a la conclusión de cuál es la opción más conveniente.
También suelen pensar que, de esta manera, se pierde material importante y que se
trata de un abordaje demasiado rígido.
Los elementos básicos de una sesión de terapia cognitiva son una breve actualización
(que incluye el control de los estados de ánimo y del cumplimiento de la toma de
medicación, en caso sea necesario). Una conexión con la sesión anterior, la
formulación de un plan, la revisión de las tareas para el hogar, el abordaje de uno o
varios problemas, una síntesis y retroalimentación por parte del paciente. Los
terapeutas cognitivos experimentados en ocasiones pueden desviarse de esta
estructura, pero es recomendable que los principiantes se ciñan a ella, ya que de esta
manera suelen obtener una mayor eficacia.
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consultante, no las inferencias del terapeuta.
Deberes y Objetivos.
Cada abordaje exige con el cumplimiento de una serie de deberes y objetivos por
parte del psicólogo. A continuación, se explican algunos de ellos. Es deber del
terapeuta “normalizar” el problema del consultante (si es que el problema lo
permite), lo que implica hacer sentir a la persona que lo que le ocurre no es
exclusivo de su persona, sino que hay un porcentaje determinado de la población
a la que también le ocurre. Esto reducirá la ansiedad y permitirá la apertura a las
esperanzas de mejoría.
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Antes de describir cada elemento de la sesión, se hace necesaria una advertencia. Si
el paciente está desesperado o tiene actitudes suicidas, será necesario modificar el
formato de la primera sesión o de cualquier otra. La intervención en crisis se antepone
a cualquier cosa, cuando el paciente está expuesto a riesgos por la acción de otras
personas o cuando representa un riesgo potencial para los demás.
Establecer el plan
En la primera sesión, es muy importante introducir al paciente en la terapia cognitiva.
Al igual que ocurre con otras técnicas, suele ser útil dar al paciente una breve
explicación. La idea es que el plan se establezca en forma rápida, precisa. La
explicación del funcionamiento hace más comprensible el proceso de la terapia para
el paciente y lo instala a tener una participación activa de una manera estructurada y
productiva. Las tareas que se le asignan servirán al paciente para pensar (y quizás
anotar) el nombre del tema (eso es mejor que una descripción extensa) de una
situación o problema que quiera incluir en la sesión siguiente.
1. Entrevistas y observaciones
La entrevista psicológica, utilizada en la TCC, es el procedimiento de evaluación más
empleado. En función de los datos recogidos, se decide qué otros métodos de
evaluación se van a utilizar y el contenido de estos. La entrevista sirve para definir y
analizar tanto los problemas como los comportamientos positivos del paciente.
Además, cumple, en mayor o menor medida, otras funciones: ofrecer la oportunidad
para establecer una buena relación terapéutica, reestructurar el modo que tiene el
paciente de ver sus problemas, aliviar su tensión, motivarle hacia el tratamiento,
aumentar sus expectativas de éxito, establecer los objetivos del tratamiento, plan de
vida y evaluar los resultados de la intervención.
Fortalezas de la entrevista:
- Es un instrumento flexible en cuanto a los temas abordados, preguntas a
realizar y desarrollo seguido.
- Permite al entrevistador formular las preguntas en función de las respuestas del
entrevistado.
- Permite considerar tanto conductas verbales como no verbales y la relación
entre ellas.
- Da la oportunidad para establecer una buena relación interpersonal
(cordialidad, empatía).
- Facilita la comunicación de información confidencial.
- Permite obtener información de personas que no pueden responder por escrito
o de situaciones en las que no puede emplearse la observación directa.
Limitaciones de la entrevista:
- Es un método indirecto de obtención de información que necesita ser
complementado con métodos directos, tales como la observación y los
registros psicofisiológicos (aunque esto es poco frecuente en la práctica
clínica), y/o con entrevistas a otras personas.
- Es frecuente que haya una falta de concordancia entre lo que las personas
dicen y lo que se observa en su comportamiento o comunican otras personas.
- No existen datos sobre la fiabilidad y validez de las entrevistas clínicas no
estructuradas.
- No hay procedimientos normalizados para la interpretación de los datos y las
estrategias de decisión.
- El paciente puede distorsionar la información en respuesta a los reforzadores
verbales y no verbales del entrevistador o para ocultar o “maquillar” cierta
información, agradar al entrevistador u obtener ciertos reforzadores (p. ej.,
incapacidad laboral, custodia de un hijo, librarse de prisión, ser etiquetado
como enfermo).
- El entrevistador puede inducir a las personas a dar respuestas que confirmen
sus hipótesis. Puede lograr esto a través de las preguntas que hace y de sus
reacciones verbales y no verbales a lo comunicado por el entrevistado.
28 Manual
Muy importante: durante esta fase, paciente y terapeuta charlan y acuerdan cuáles
son los objetivos del tratamiento y ponen las prioridades en los mismos. La evaluación
psicológica dura entre 3 y 5 sesiones.
3. Diagnóstico
En el marco de la medicina, la psicología clínica y la psiquiatría, el diagnóstico es un
proceso de inferencia, basado en la evaluación de los signos y síntomas que forman
un cuadro clínico, que tiene como objetivo principal definir la enfermedad que afecta
a un paciente. El diagnóstico es fundamental para la prescripción de un tratamiento
que permita cumplir con la finalidad de brindar atención adecuada ante un problema
de salud. Si el diagnóstico es equivocado la probabilidad de actuar
inadecuadamente es alta, e incluso se puede agravar la condición del paciente.
Cuando se trata de salud mental, no es posible contar con criterios externos de
validación del diagnóstico. No existen aún, si es posible que existan, test de laboratorio
que confirmen o refuten un diagnóstico de manera clara y terminante.
Diagnóstico en la TCC
Aunque los profesionales que comparten el mismo modelo teórico y forma de
abordaje pueden tener matices marcados en su concepción del diagnóstico, en
terapia conductual y cognitivo-conductual existe consenso acerca de la importancia
de una evaluación, ya sea del comportamiento del paciente, de sus patrones de
pensamiento o de ambos aspectos, para la elaboración de un diagnóstico que servirá
de guía para el proceso de tratamiento y para la evaluación de los resultados (Corey,
Schneider Corey & Callanan, 2007). En terapia cognitivo conductual, específicamente,
el diagnóstico es el insumo indispensable para la formulación del caso clínico y la
definición consensuada de un plan de tratamiento (Caro Gabalda, 2007).
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objetivo de delimitar los problemas que presenta el consultante; establecer las
variables que hipotéticamente inciden en la adquisición y mantenimiento del
problema, y formular un plan de intervención que favorezca el cumplimiento de
objetivos terapéuticos y metas clínicas (Quant, 2013).
4. Tratamiento
La segunda etapa es la más larga, el tratamiento propiamente dicho. Aquí es cuando
se aplican las técnicas dirigidas a lograr el cambio que beneficia al paciente, tratando
de alcanzar los logros que se plantearon en la primera etapa. Las técnicas que se
aplican varían mucho según el problema, el paciente y el momento que esté
atravesando. En cualquier caso, siempre la aplicación de un procedimiento se charla
con anticipación con el paciente.
En la mayoría de los casos, el terapeuta pregunta al paciente con cuál de los temas
del plan desea comenzar. De esta manera otorga al paciente la posibilidad de ser
más activo y asertivo y le permite tomar más responsabilidades. En algunas ocasiones,
el terapeuta asume la iniciativa de seleccionar algún punto particular del temario para
comenzar, especialmente cuando considera que esta elección llevará a un mayor
avance de la sesión (¿te parece bien si comenzamos con el problema de encontrar
un trabajo de tiempo parcial?).
Otro tipo de síntesis es la que se realiza sobre los contenidos que el paciente expone.
En este caso, el terapeuta resume brevemente los aspectos centrales de las
afirmaciones del paciente, tratando de usar sus mismas palabras. A menudo el
paciente ha descrito una situación con muchos detalles. El terapeuta la sintetiza para
asegurarse de que ha captado cuál es el elemento problemático para el paciente y
con el objeto de presentarla de un modo más conciso y claro para ambos, poniendo
en práctica una vez más el modelo cognitivo, de una manera sutil. Emplea siempre
que puede las palabras del paciente para asegurarse una comprensión adecuada y
32 Manual
- Historia familia de conducta antisocial o criminal.
- Temprano abuso de drogas.
- Problemas con la autoridad aun en la infancia, incluyendo escaparse de la
casa, suspensiones escolares, bajo rendimiento académico, delincuencia,
peleas.
- Ausencia de soporte social para salir de los malos momentos.
- Pérdida múltiple de personas, posesiones, hogares, etc.
- Género: parece que la mujer tiene el doble de probabilidades de desarrollar
algún cuadro de ansiedad y/o depresión, en algún momento de su vida
(Manrique, 2003).
- Edad: los adultos jóvenes por debajo de los veinticinco años es más probable
que desarrollen algún problema de salud mental (Friedman, 2000).
- Los miembros de algunas familias parecen menos capaces de resistir el trauma
que otros.
Tennen & Affleck (1998) creen que puede haber rasgos de personalidad que ayudan a
las personas a afrontar la adversidad. La gente con elevado extraversión y franqueza,
que es consciente en su trabajo hacia metas y que tiene un sentido de concordancia
(una capacidad para estar con) es más probable que extraiga fuerzas de la
adversidad y de la forma como se afronta un hecho que sucedió. Otros factores
importantes que pueden tener un impacto en la reacción de las personas frente al
hecho incluyen: tener un locus de control interno, (la persona es capaz de
recompensarse a sí misma por su conducta y cree que el control de lo que sucedió
está en ella, no en fuentes externas); la autoeficacia (confianza en sus propias
capacidades de afrontamiento); un sentido de coherencia( el convencimiento de
que incluso los eventos seriamente traumáticos son comprensibles, manejables,
significativos); y la resiliencia o resistencia. O tal vez se puede hablar también de que la
persona, puede afrontar mejor sus eventos, si tiene una actitud optimista, si posee un
estilo de afrontamiento activo, y si ha resuelto exitosamente otras crisis.
L
Locus de control interno:
Percepción del sujeto de que los eventos ocurren principalmente como efecto de sus
propias acciones, es decir, la percepción de que él mismo controla su vida. Tal
persona valora positivamente el esfuerzo, la habilidad y responsabilidad personal.
P
Psicoterapia:
Es el tratamiento que tiene como objetivo el cambio de pensamientos, sentimientos y
conductas.
R
Rapport:
Es el fenómeno en el que dos o más personas sienten que están en “sintonía”
psicológica y emocional (simpatía, se establece comúnmente en la introducción
terapéutica o en cierta situación social que amerite un estímulo y a la vez un
intercambio de información.
Rasgos:
Líneas o formas las cuales constituyen a una persona, elemento característico
Reforzamiento:
Procedimiento mediante el cual la aplicación de un estímulo (llamado reforzador)
hace que aumente la probabilidad de que una conducta se repita en el futuro.
T
Técnicas conductuales:
Herramientas que permiten ensayar al paciente, con respecto a la modificación de
pensamientos y/o conductas.
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