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La tasa del autismo en todas las regiones del mundo es alta y tiene un gran
impacto en la vida de los niños, sus familias, las comunidades y la sociedad. A
pesar de que hace más de 100 años que se empezó a usar la palabra autismo,
más de medio siglo después de su clasificación médica y de que la divulgación
sobre este trastorno seacada vez mayor, es aún un gran desconocido.
Hoy se sabe que no es un problema social sino que tiene un origen neurológico
y que se trata de una alteración -el término correcto es Trastornos en el Espectro
del Autismo (TEA)- que abarca muchas afectaciones.
El término TEA fue empleado por primera vez por Lorna Wing, quien en 1988
expuso que las personas situadas en el espectro son aquellas que presentan:
1- Trastorno en las capacidades de reconocimiento social.
2- Trastorno en las capacidades de comunicación social.
3- Patrones repetitivos de actividad, tendencia a la rutina y dificultades en
imaginación social.
El grado de severidad del autismo varía mucho. Los casos más graves se
caracterizan por una completa ausencia del habla de por vida y comportamientos
extremadamente repetitivos, inusuales, autodañinos y agresivos. Este
comportamiento puede persistir durante mucho tiempo y es muy difícil de
cambiar. Así, se convierte en un reto enorme para aquellos que deben tratar y
educar a estas personas. Las formas más leves de autismo pueden ser casi
imperceptibles y suelen confundirse con la timidez, la falta de atención y la
excentricidad.
Síntomas de un niño con autismo
Hasta la fecha una de las mayores dificultades a la que se enfrentan los
médicos es un habitual retraso en el diagnóstico.Aunque cada vez hay una
mayor sensibilización por parte de los médicos y de la sociedad en general, hay
ciertos factores que dificultan el diagnóstico precoz como son la variabilidad
individual de cada niño, la variabilidad a lo largo del desarrollo, el miedo de los
médicos a equivocarse (son niños de aspecto normal e incluso algunos niños
tienen habilidades hipertróficas) y la ausencia de criterios diagnósticos
consensuados para niños muy pequeños (menores de tres años). Además
muchos profesionales de la pediatría no tienen formación especializada en estos
rasgos y necesitan de una mayor familiarización con las herramientas
diagnósticas.
Hablaremos de algunos signos precoces que pueden hacer sospechar del
diagnóstico en este artículo.
Primeros meses de vida
Los niños nacen ya con algunas habilidades. Les gusta mirar las caras, imitar,
presentan cierta sincronía motora y un llanto que resulta informativo de lo que
les ocurre. Se dice que los niños pequeños son “comunicativos antes que
intencionales” y son sociales por naturaleza. Los niños antes de nueve meses
ya pueden seguir la mirada de su madre.
En estas edades tan precoces ya hay unos signos tempranos de autismo. Los
más tempranos son el pobre contacto ocular, es un contacto visual reducido, la
sonrisa es escasa, no responden a su nombre, no hay un seguimiento visual...
con frecuencia son niños “muy tranquilos”, “no demandantes”.