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¿Cómo traer a la presencia la dimensión del sentido?

A través de la imaginación/creatividad1, generar algo nuevo o tomar lo viejo y hacerlo nuevo.


Desenmarcarnos de la micropolítica de los discursos dominantes. Por ejemplo, el discurso
científico, con sus categorías preexistentes, sus hipótesis distributivas, sus probabilidades y sus
resultados consecuentes, vale decir, el juego normal (¿o la ciencia normal? ¿existe la posibilidad
de una ciencia anormal?)
En cambio de lo que aquí se trata es de, como Lewis Carroll, inventar juegos o transformar las
reglas de juegos conocidos. Juegos ideales en que no hay otra regla que la del azar. Pero es un azar
particular que se trata precisamente de no tener reglas, ni siquiera las reglas probabilísticas, que
“retienen el azar en ciertos puntos”. La micropolítica que somete estos puntos de indeterminación,
allí precisamente donde empezaban a emerger, a su mecanismo, al reino de las causas2.
Juegos en que no hay vencedores ni vencidos, quizás porque en ellos no se juega nada que
pertenezca a alguien en particular, nadie pierde porque no hay nada que perder, pero al mismo
tiempo requieren de una entrega casi total (en todo juego hay que hacer al menos una tirada).
Traer a la presencia la dimensión del sentido requiere operar dentro de ese espacio combinatorio
del juego ideal, y si hay algo que se pierde es el sujeto individualizado (¿o no será más bien que
aparece el sujeto desparramado?). Quizás por ello el juego es ideal.
Sin embargo, ¿es posible deshacerse del sujeto? ¿Es posible no operar dentro de una
micropolítica? Quizás por eso el juego es ideal. “No «conocemos» juegos tales, que parecen
contradecirse ellos mismos” (p. 78). Aunque por algo la contradicción es aparente, y quizás
superarla es lo que nos lleva a la paradoja. Y finalmente, si pensamos en el juego como una forma
de traer sentido, y lo pensamos como una parte de la actividad de los hombres, no estamos
pensando en el juego ideal, sino que en los juegos conocidos. Por eso parece más fácil la opción de
cambiar las reglas de juegos conocidos más que la de inventar juegos nuevos. ¿Es posible pensar
(quizás fuera de la regla deleuziana) en el juego ideal como preexistente a o como condición de
posibilidad de los juegos parcializados al mismo tiempo que como efecto que se superpone a los
mismos? ¿No es eso atravesar el espejo, atravesar el fantasma? Para ello, sin embargo, hay que
pasar por el mundo de las profundidades, de lo parcial y de las mixturas. No todo ocurre a nivel de
superficie, por lo menos no sin explorar previamente las profundidades. La aventura de Alicia en
realidad es una sola. Pero quizás este “previamente” no es cronológico, sino que lógico, está
supuesto en el trabajo con y en la superficie. Los juegos parciales, siendo mixtos, remiten a una
actividad que ocurre, sublimada en la superficie: la micropolítica de la moral y del trabajo, modelo
del Bien, modelo económico de causas-efectos, medios-fines (¿no este último también un modelo

1
Creatividad como asociada a un sujeto particular. Imaginación entendida en un sentido kantiano, pero no
asociada a un sujeto particular, algo de carácter más comunitario, según como hace uso de este concepto
Nico en su escrito. La creatividad todavía puede pensarse como relativa a la destreza o el arte de un agente
particular. “Con seguridad, todo esto no es el mundo como obra de arte”. (Revisar el concepto de
"agenciamiento” de Deleuze y Guattari como una posible respuesta a una posible pregunta: ¿Quién hace
surgir el sentido? ¿Quién es el agente?)
2
¿Qué pasa aquí con la causa final kantiana? Algo de esto aparece en “Nietzsche y la filosofía”. Y en la
misma Crítica de la Facultad de Juzgar está asociada al libre juego de la imaginación ¿Qué rasgos de Kant se
pueden ver en este alien en caso de que lo sea?
moral?). He ahí la paradoja y señalarla ahí donde está, a la vista de todos, pero invisible por su
transparencia fantasmal, es la tarea de quien busca la emergencia del sentido. Sólo así se está más
allá del bien y el mal, y el trabajo es con significantes otros que el significante aniquilador, lo cual
no quiere decir que no se cobre al final de cada partida o que la actividad no resulte en algún bien.
Pequeñas aniquilaciones y una aniquilación final: no hay trabajo interminable, finalmente todo
trabajo es parcial. La micropolítica siempre está operando, sin embargo, para ello necesita dejar
zonas de indeterminación: es en esos espacios que emerge el sentido. Más allá de lo humano,
demasiado humano, y una vez que ha muerto Dios. El juego puro, que es puro juego, juego
inocente que no es necesario justificar con algo que está fuera de sí, como las reglas, las causas y
las consecuencias. Puro azar afirmado, indiviso, imparcial. Traer el sentido ocurre en un evento
singular: la tirada es, ontológicamente, una sola, ramificada lógicamente en distintas tiradas,
cualitativa y no numéricamente distintas.

“Cada tirada es en sí misma una serie, pero en un tiempo más pequeño que el mínimo de tiempo
continuo pensable; a este mínimo serial le corresponde una distribución de singularidades”. Pero el
conjunto de tiradas está comprendido en el punto aleatorio, único tirar que no cesa de desplazarse
a través de todas las series, en un tiempo más grande que el máximo de tiempo continuo
pensable”.

Sincronía y diacronía, el juego de los problemas y de la pregunta. Los problemas son múltiples y
singulares, pero la pregunta es siempre la misma y siempre queda sin responder. Los problemas
especifican la pregunta y ellos tampoco son resueltos.

Por otro lado, de lo que aquí se trata es del pensamiento. El juego ideal es pensado como sin
sentido ¿pero puede ser vivido como con sentido? (“Pero precisamente es la realidad del
pensamiento mismo. Es el inconsciente del pensamiento puro”) ¿Cuál es la relación entre vida y
pensamiento? ¿Es de esa articulación de lo que se trataría un empirismo trascendental? ¿Pero no
es el inconsciente relativo a la muerte? ¿Hay algo de la vida, del real de la vida, alojado en el
pensamiento puro?

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