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Concepto de Ideología – Volumen II

Capítulo I – Cambio en el significado de Ideología: de Engels a Lenin

Hacia el significado neutral: los orígenes

La ideología fue resignificada a partir de ciertas interpretaciones del concepto crítico en Marx, el que no
fue definido de manera absoluta y dio lugar para interpretaciones diferentes, dadas las ambigüedades en
el trabajo teórico marxiano. Una nueva acepción influenciada por el prefacio de 1859, es la siguiente: “La
ideología parece ser la esfera superestructural en la cual los seres humanos alcanzan la
conciencia y luchan en función de la contradicción básica de la sociedad” (12). Esto sirve de base
para la interpretación gramsciana de la ideología, que, a pesar de los argumentos en contra que pueden
objetársele, concibe la ideología sin el sentido negativo clásico, permitiendo incorporar la noción de
ideólogo más allá de la clase dominante, esto es, la burguesía que difunde aquella ilusión que niega las
contradicciones materiales.

“Un tercer factor que puede haber sido fuente adicional de confusión acerca del significado del
concepto es el hecho de que a veces Marx y Engels trataron el fenómeno de la ideología en
conjunto con el principio de la determinación social de la conciencia, sin examinar explícitamente
las diferencias” (14). Esto permitió que ideología y conciencia aparecieran como términos
intercambiables entre sí.

El aporte de Engels

Engels trabajó más que Marx el concepto de Ideología, tomándolo en cuenta siempre desde su sentido
negativo, incluso después de la muerte de Marx. Retoma el manuscrito La ideología alemana y resurge el
término. Un ejemplo de esto es la crítica de Engels al positivismo de Dühring. “La ideología, como en
tantas de las fórmulas de La Ideología Alemana, aparece como “ocupación con los pensamientos
como si fueran entidades, desarrollándose independientemente y sujetos solo a sus propias
leyes”. Lo que hace posible la ideología es el hecho de que la determinación material del proceso
de pensamiento permanece necesariamente desconocida de la persona en cuestión” (17). Al
respecto, Engels destaca el papel del Estado como el elemento de menos jerarquía en cuanto a la
facilidad con que pueden identificarse sus condiciones materiales. “Esto se debe a que el Estado
aparece como independiente con respecto a la sociedad, ocultando de esta manera su vinculación
con las relaciones económicas y ocultando también el hecho de que es una institución de la clase
dominante”. Los puestos más altos son ocupados por la religión y la filosofía.

En las cartas de Engels puede encontrarse la tesis de que la ideología implica un pensador consciente,
pero con una falsa conciencia. Esto último se refiere a que este pensador consciente es incapaz de
conocer las fuerzas primarias, esto es, conocer las condiciones materiales que producen las formas de la
conciencia.

La importancia de Engels para las interpretaciones alternativas de la ideología radica en que desde su
discusión sobre el concepto (relación entre base y super-estructura) tras la muerte de Marx dio
antecedentes para que se interpretara la ideología como la visión de mundo de cierta clase; “la relación
entre ideología y clase que puede ser interpretada como describiendo la ideología en términos de
la visión del mundo de una clase” (20). Esto quiere decir que la ideología abandona su sentido
negativo, tomando un sentido neutral o positivo en el que se comprende a esta como la totalidad de las
formas de conciencia social. “De partida, hay 3 lugares en los cuales Engels se refiere a la
“superestructura ideológica”, a las “esferas ideológicas” y al “dominio ideológico”, con suficiente
generalidad como para hacer al menos posible creer que ellos cubren la totalidad de las formas de
conciencia social”.

Una ausencia significativa

Uno de los factores que incidió sobre la resignificación de la ideología fue la limitación de los pensadores
marxistas al no tener acceso a la Ideología Alemana, que no fue traducida sino hasta 1924. “Labriola,
Mehring, Kautsky, Plejanov y, muy significativamente, Lenin, Gramsci y el Lukács de Historia y
Conciencia de Clase no conocieron el trabajo más importante de Marx y Engels en favor de un
concepto negativo de ideología.” (21). Al tener acceso a obras posteriores, en las que la relación entre
la ideología y la superestructura era ambigua, se posibilitó el surgimiento del sentido positivo del
concepto.

Kautsky, por ejemplo, hacía uso de expresiones tales como instituciones ideológicas, factores ideológicos
y superestructura ideológica. “La ideología, en este sentido más amplio puede ser adecuada o
inadecuada, puede favorecer o llegar a ser un obstáculo para la existencia del modo de
producción” (25). Kautsky se refiere a la totalidad de las formas de conciencia.

Labriola, por otra parte, reintrodujo la concepción positivista de la ideología, esto es, como un obstáculo
para el conocimiento científico (Bacon), modificando algunos aspectos que hagan frente al determinismo
económico presentado por otros marxistas. En contra de la tesis que concibe la estructura económica
como la determinante absoluta de la conciencia, Labriola establece la importancia de las formas de la
conciencia en los hechos históricos: “no hay hecho histórico que no haga referencia, por su origen, a
las condiciones de la estructura económica subyacente; pero no hay hecho histórico que no esté
precedido, acompañado y seguido por determinadas formas de conciencia” (28).

Plejanov es aún más certero en cuanto al cambio de la ideología desde su carácter negativo hacia uno
positivo. En el ruso, es posible aseverar que “la ciencia y el arte aparecen como ideología”, concibiendo la
ideología sin distinción de las ideas, esto es, la ideología como la totalidad de las formas de conciencia.
De hecho, Plejanov no habla de la ideología, sino de las ideologías, cambiando drásticamente la
concepción marxiana original. “Plejanov también usa ideología como sinónimo de “estado de las
mentes” de una época dada, de modo que difícilmente se puede distinguir ideología de ideas en
general. En suma, se encuentra en los escritos de Plejanov un progresivo uso del concepto de
ideología con un sentido positivo o neutral” (30). Una frase célebre del ruso es la siguiente: “sin teoría
revolucionaria no hay movimiento revolucionario en el sentido verdadero de la palabra”. Este mismo
pensamiento es el que inspiró a Lenin a creer en el rol de los intelectuales a la hora de despertar la
conciencia de clase de los trabajadores.

Entonces, ¿es posible concebir al marxismo como una ideología? El primer pensador marxista en hacerlo
fue Edouard Bernstein. Afirmando que el socialismo, en sus orígenes, fue pura ideología, se pregunta si
el socialismo moderno y la teoría del marxismo caen en lo mismo; también halla en ellos ideología. “El
marxismo presupone “un impulso moral”, la motivación de ideales que son ideológicos. Las ideas
proletarias son, por supuesto, realistas en su dirección porque se refi eren a factores materiales
que explican la evolución de las sociedades humanas, pero todavía son refl ejos de pensamiento,
y por lo tanto están “necesariamente teñidas por la ideología””. (32).
El concepto neutral de ideología se consolida: Lenin

Desde luego, existen más antecedentes o motivos para explicar el surgimiento de la ideología como
concepto neutral o positivo. Es preciso considerar los procesos históricos y las condiciones sociales que
influyeron en este cambio teórico. Al respecto, Lenin es fundamental, pues su liderazgo y acción política
estuvo inscrita en medio de un contexto particular, donde las masas de trabajadores se fortalecieron y el
eje geográfica de la cultura marxista cambió. “Lenin enfrentó un país políticamente convulsionado y
quería crear los conceptos y métodos necesarios para la conducción de una lucha proletaria
exitosa por el poder en Rusia” (34).

Dado el contexto histórico de una aguda polarización e intensa lucha política, la importancia de las ideas
y su estudio se hace cada vez mayor. En efecto, es crucial la explicación teórica de las ideas políticas de
las clases en pugna. Surge, entonces, una reiterada y exhaustiva crítica hacia las ideas de la clase
dominante, una crítica a su ideología. “Si las ideas políticas de la clase dominante se identifican con
una ideología y la crítica de esta ideología se realiza desde una posición de clase distinta, que
supone un conjunto diferente de ideas políticas, es comprensible decir –por extensión– que la
crítica es realizada desde un punto de vista ideológico diferente” (35). De este modo, se comienza a
hablar de la existencia de una ideología de las clases dominadas. “De este modo la ideología ahora se
refiere a las ideas políticas de clase en vez de referirse al ocultamiento de contradicciones”.
Efectivamente, “Lenin describe una lucha política altamente polarizada que determina que “la única
alternativa es o la ideología socialista o la ideología burguesa.” (36). Un ejemplo de esto es que,
según Lenin, el socialismo es la ideología del proletariado

Para finalizar, consideremos los siguientes fragmentos:

“Con Lenin el concepto de ideología es finalmente neutralizado. Si la ideología burguesa o


religiosa no son científicas, no es porque ellas sean “ideología” en el sentido de Marx, sino porque
son específicamente burguesa o religiosa. La connotación negativa ha sido desplazada de la
noción misma de ideología.” (41).

“Ideología es aquí concebida como un dominio o campo de lucha teórica en la que se expresan
diferentes intereses de clase. Estos intereses de clase contradictorios se manifiestan en diferentes
ideologías de clase que están en “lucha ideológica” entre sí.”
Capítulo III – El concepto de ideología de Georg Lukács

Lukács y Lenin

El húngaro no renueva el concepto que hereda de Lenin. No obstante, destaca más su importancia en el
proceso revolucionario. Las diferencias más notorias entre ambos pensadores aparecen a la hora de
abordar la relación entre ideología y la conciencia de clase: mientras Lenin hacía la distinción entre la
ideología socialista y una forma de conciencia de clase, Lukács no hacía diferencia entre ambos
elementos. “Sea como fuere, no puede haber muchas dudas de que la definición y uso del
concepto de ideología de Lukács siguen muy de cerca las tesis leninistas. Esto se puede ver a
través de todo el desarrollo intelectual de Lukács, desde sus ensayos más tempranos hasta su
ontología” (86).

La evidencia textual

Lukács hace un uso neutral de los conceptos ideología e ideológico, asociándolos tanto a la burguesía
como al proletariado. “Más aun, el marxismo aparece como “la expresión ideológica del proletariado
en sus esfuerzos por liberarse” y el materialismo histórico se dice que es la ideología del
proletariado batallando” (86). Es evidente la relación que guardó el húngaro respecto de Lenin, de quien
conserva una trama conceptual importante a la hora de pensar la ideología. En efecto, “Lukács concebía
las ideologías como expresiones políticas y teóricas de los intereses de varias clases en lucha
dentro de la sociedad capitalista, tal como lo pensaba Lenin” (87). La ideología provee las formas en
las cuales los hombres se hacen conscientes de estos conflictos y luchan, dice el húngaro. Así, es
evidente que Lukács no trabaja con la ideología crítica marxiana, esto es, no afirma jamás que la
ideología consiste en una falsa conciencia, sino que solamente es falsa en tanto es burguesa y entorpece
los intereses del proletariado. En cambio, la conciencia del proletariado y su contenido ideológico está
relacionado siempre con la ciencia y la verdad.

“Lukács argumenta que la revolución requiere de gente “que se haya emancipado emocional e
intelectualmente del sistema existente” (90).

Hacia una crítica de Lukács

1) McDonough: Crítica del historicismo en Lukács

2) Stedman Jones: Lukács no le presta atención a los medios e instituciones a través de los cuales se
ejerce la dominación por parte de la burguesía, esto es, la superestructura institucional del poder de clase
burgués. “Lukács habría descuidado la importancia del aparato institucional burgués como el
apoyo principal de la dominación ideológica burguesa”. (93).

3) Disminución del rol de la conciencia de clase obrera: “Debido a que Lukács ha identificado la
conciencia de clase con la ideología de clase, su teoría sería incapaz de explicar la contaminación
ideológica de la conciencia espontánea de la clase obrera”

Lukács es criticado por su menosprecio de las ciencias naturales, al considerarlas como una parte de la
visión burguesa del mundo, esto es, de su ideología; “en tanto el método de las ciencias naturales
forma parte de la visión del mundo burguesa, es tratado como otra expresión de la reificación
capitalista” (96). Esto porque las ciencias naturales no admiten la idea de contradicción y antagonismo
en su materia y, por tanto, no permiten contemplar la totalidad. En efecto, el húngaro consideraba que el
particularismo era algo propio del pensamiento burgués: “Como el dominio burgués es particularista,
en favor de una minoría, toda conciencia de la totalidad es fatal porque conduce a la
autodestrucción” (95). El proletariado, en cambio, es consciente de la totalidad al ser una clase universal
y, por ende, superior.

“aun en el medio mismo de la agonía del capitalismo, amplios sectores de las masas proletarias
todavía sienten que el estado, las leyes y la economía de la burguesía constituyen su único
entorno posible donde existir” (97)

¿Cómo comprende Lukács la dominación ideológica burguesa sobre la clase obrera? A diferencia de
Lenin, que consideraba esta dominación en tanto la burguesía poseía más medios para diseminarse,
Lukács “subraya la inhumanidad y reificación producida por el modo capitalista de producción que
afecta profundamente el modo de existencia del proletariado y en consecuencia también su
conciencia. Las apariencias fomentadas por las relaciones de mercado ocultan las relaciones
reales y así “la estructura de la reificación progresivamente se va hundiendo más
profundamente… en la conciencia del hombre.” (98). Esto quiere decir que, por la situación estructural
en la que se encuentra el proletariado, produce por sí mismo ideas reificadas, sin necesidad de
indoctrinamiento burgués.

Finalmente, en el Lukács tardío, con la reafirmación de la conciencia y la ideología en el proceso


revolucionario frente al marxismo mecanicista de su juventud, el húngaro “parece invertir el orden de
determinación de modo que no es la práctica la que determina la ideología sino la ideología la que
determina la práctica” (101).

Capítulo IV – Ideología y hegemonía: Gramsci. El contexto específico de Europa Occidental

La situación de la posibilidad de revolución en la Europa occidental suscitó nuevas reflexiones: “Esta


nueva situación condicionó dentro del marxismo el surgimiento de una exploración en mayor
profundidad acerca de la relevancia de la ideología tanto para la conservación como para el
posible derrocamiento del sistema capitalista occidental.” (103). El acercamiento siguiente al
concepto le concede gran importancia a los factores subjetivos, esto es, relacionados con el sujeto. La
influencia de Lukács fue crucial, pues “había destacado el hecho de que la dominación burguesa no
podía sostenerse solo mediante la fuerza y que, para que la burguesía organizara a toda la
sociedad de acuerdo a sus propios intereses, tenía que desarrollar una “visión del mundo”
(Weltanschaaung) a la que los seres humanos se sometieran libremente”.

Gramsci se encargó de desarrollar el concepto positivo de ideología en el contexto de una Europa


occidental con un estado poderoso. La novedad de su tratamiento fue la incorporación del término
hegemonía, que sirve, según Perry Anderson, para “para designar la decididamente mayor
complejidad y fuerza de la dominación de la clase burguesa en Europa Occidental que ha
impedido toda repetición de la revolución de Octubre” (104). Es decir, la dominación de la burguesía
por medio del consentimiento del proletariado. Esto implica un cambio de estrategia revolucionaria: la
guerra de posiciones (trincheras).

Gramsci concibe la superestructura como un compuesto de sociedad política y sociedad civil, aunque
esta división resulta bastante ambigua por contradecirse a lo largo de su obra intelectual. Larraín se
explica estas contradicciones y ausencias por las condiciones en que Gramsci debió escribir su obra, así
que se toman las concepciones originales para efectos del libro. Así, se entiende que la sociedad civil es
“el momento por medio del cual la necesidad económica es transformada en un programa político
que es un ‘deber–ser’, es el momento por medio del cual la necesidad se hace conciencia de la
necesidad y por lo tanto libertad”. Este paso desde la necesidad económica al momento ético-
político, desde la estructura a la superestructura, desde lo objetivo a lo subjetivo, desde la
necesidad a la libertad, es lo que Gramsci llama catarsis” (106).
Hacia un nuevo concepto de ideología

Gramsci rechaza el concepto negativo de ideología, uno que no es marxiano propiamente tal, sino un
concepto peyorativo que concibe a la ideología como un epifenómeno que es incapaz de cambiar la
estructura. Frente a esto, Gramsci propone dos distinciones de la ideología: orgánicas y arbitrarias. Para
él, la importancia mayor radica en las ogánicas. Pero. ¿Qué es ideología en Gramsci? Ideología es “una
concepción del mundo que está implícitamente presente en el arte, en el derecho, en la actividad
económica y en todas las manifestaciones de la vida colectiva e individual” (108).

Ideología y Hegemonía

La ideología orgánica debe ser capaz de organizar a las masas y orientar su acción, es decir que
“permea extensamente la sociedad porque es la fuente de toda acción social”. Gracias a la
ideología, las clases pueden ser conscientes de su rol y orientar su acción para conseguir la hegemonía
sobre otras clases. ¿Qué es la hegemonía? Es el conjunto de mecanismos a través de los cuales una
clase mantiene su control sobre otra, con su libre consentimiento. “Consiste en que la clase dominante
logra hacer aceptar voluntariamente por otros grupos sociales todo un sistema de valores,
actitudes y creencias que apoyan el orden establecido” (109). Una vez establecida la hegemonía, lo
problemático es preservar la unidad ideológica del todo bloque social erigido sobre ella. En este sentido,
las creencias populares se equiparan en energía a las fuerzas materiales, haciendo innecesario el uso de
elementos coercitivos como se hizo en otros tiempos. Por supuesto, la ideología tiene un contenido
material y viceversa, y no pueden separarse sino a través de una mera abstracción a nivel intelectivo.

¿Cuál es la relación entre la estructura (contenido material) y la superestructura? En primer lugar, estas
están unidas en lo que se denomina “bloque social”. En segundo, Gramsci se opone a la tesis que reduce
la superestructura a una mera manifestación automática de la estructura, pues ello deviene en un
determinismo que, seguro de su capacidad de predicción de los cambios supestructurales a causa de la
estructura, puede fallar, revelando que no hay una relación de necesidad absoluta.

El proletariado, entonces, necesita establecer su propia hegemonía. En efecto, “Esta es una tarea
política esencial que el proletariado tiene que llevar a cabo para poder controlar después el
Estado” (111). Esto no significa que el dominio ideológico haya de ser absoluto para seguir avanzando
en el proceso revolucionario. Además, es preciso que se debilite la autoridad de la clase dominante de tal
modo que, una vez las masas no adhieran a su ideología, requiera necesariamente del uso de la fuerza,
indicando su agotamiento a nivel de ideología orgánica. “La crisis de autoridad de la ideología
burguesa es simultáneamente precondición y consecuencia de la construcción de una visión del
mundo contra-hegemónica capaz de extender la hegemonía ideológica proletaria a otros grupos
subordinados, y ésta a su vez condiciona la posibilidad de acceder al poder político” (112)

Diferentes niveles de la ideología

Gramsci considera la ideología en cuatro niveles diferentes: filosofía, religión, sentido común y folklore.
Cada nivel posee una jerarquía y distintas funciones dentro del concepto general del cual forman parte
(ideología). A pesar de que la filosofía es el nivel de mayor peso, la religión, por ejemplo, aparece como el
elemento crucial para la cohesión social entre la masa y las castas intelectuales, como está reflejado en
la religión católica, donde la religión es una tanto para los intelectuales como para las almas simples. El
objetivo del marxismo es permitir que la masa ascienda al nivel intelectual de los pensadores que
dominan las ideas hegemónicas: “El contacto entre los intelectuales y los simples no es para
restringir la actividad científica y mantener así el apoyo de las masas, sino para construir un
bloque moral e intelectual que haga posible el progreso intelectual de las masas” (115).
Ideología: intelectuales y sistema educacional

Hay en Gramsci una preocupación constante por la relación entre las masas y los intelectuales. “Gramsci
destaca fuertemente el rol de los intelectuales en la formación de la conciencia, en la construcción
y diseminación de la ideología y en la organización política de una clase” (116). A los intelectuales
de esta línea se les llama intelectuales orgánicos, y son necesarios para la formación de la conciencia y la
organización social que se exige para tener la hegemonía sobre las demás clases. “Para que una clase
asegure su hegemonía, necesita la creación de intelectuales que elaboren, modifiquen y
diseminen la concepción del mundo de la clase. Esto es verdad tanto en el caso de la clase
dominante como en el del proletariado.” (117).

La ideología desde Gramsci se trata tanto de producción como reproducción en medio de una dialéctica
entre los intelectuales y las masas. No consiste en la mera creación de una ideología absoluta que se
introduce en las masas de manera inconmovible y ajena a ellos; no, la ideología se produce en esta
relación dialéctica mencionada. “La dialéctica entre las masas y los intelectuales implica que estos
últimos no imponen una teoría externamente construida, sino que hacen crítica y renuevan una
actividad que ya existe en las masas mismas.” (118). En este proceso productivo, la ideología necesita
de medios o canales a través de los cuales diseminarse, por lo que Gramsci, consciente de esto, presta
atención al marco institucional que permite tal actividad. Dentro de este, “es el sistema educacional el
que recibe su atención preferente como soporte material de la ideología”. El más fundamental de los
aparatos ideológicos de esta categoría es la escuela primaria. ¿Cuál es la crítica del italiano a la escuela
primaria? “Lo que Gramsci rechaza es la escuela vocacional, la escuela que rebaja las metas
educacionales para las clases subordinadas a lo puramente técnico, perpetuando así las
diferencias sociales. Para Gramsci no importa que en la escuela tradicional las clase dominante
aprenda a gobernar, por el contrario la verdadera democracia debiera significar que “cada
‘ciudadano’ puede ‘gobernar’ y que la sociedad lo coloca, aun si solo abstractamente, en la
condición general de alcanzar esto” (119).

Conclusión

Gramsci renueva el concepto positivo al considerarlo en su relación a la hegemonía, el rol de los


intelectuales y los aparatos ideológicos, aspectos que Lenin y Lukács no consideraron de la misma
manera. Además de esto, el italiano renueva la relación entre la conciencia espontánea y la ideología
socialista, entre la filosofía y el sentido común. En efecto, antes de Gramsci, “El marxismo había sido
desarrollado como una ciencia por la intelligentsia fuera de la clase obrera e importado adentro de
la clase como un sustituto de la falsa conciencia psicológica, que era solo capaz de expresar el
dominio de la ideología burguesa” (120). Gramsci relacionó estos dos elementos sin crear ni una
diferencia absoluta ni una unilateralidad; al contrario, reflexionó sobre la imposibilidad de distinción
absoluta y la determinación mutua. La filosofía de la praxis no es un producto extraño para la “conciencia
espontánea” del proletariado, que es una conciencia deficiente que debe salir de tal condición, sino que
esta “puede ser vivida como una fe y como un “buen sentido” que es informado por elementos
filosóficos fragmentarios.”

“Para Gramsci la ideología no es solo una visión filosófica del mundo, sino que se socializa en las
masas como un sentido común que constituye un buen sentido.” (121).
Capítulo V – Althusser o el marxismo estructuralista

Ideología y marxismo anti-humanista

La renovación althusseriana se separa de las concepciones humanistas, aquellas en las que el


sujeto/colectivo es preponderante. Este propone una lectura sintomática de Marx, que significa leer
considerando que el texto es un síntoma de un problema que subyace oculto. “Con esta metodología,
Althusser se opone a las interpretaciones humanistas e historicistas de Marx que destacan la
importancia del sujeto en la historia” (124). La ideología alemana, como obra, se halla en medio de
una ruptura que Althusser identifica en Marx, dividiéndolo en dos etapas. De esto se sustrae que el
concepto es aún ambiguo en esta etapa. Esta ambigüedad se remite al subjetivismo marcado en el
concepto, que se puede concebir del siguiente modo: “La ideología sería una mala percepción, un mal
reconocimiento de una realidad que, de otro modo, es perfectamente inteligible, que aparece como
realmente es” (125).

En un desarrollo más tardío del trabajo intelectual de Marx, a través de la lectura sintomática, Althusser
contrapone a la visión subjetivista de la ideología lo siguiente: “la ideología no es una falsa
representación de la realidad creada por el sujeto. La ideología tiene una existencia material en
aparatos, rituales y prácticas; no es ideal o espiritual, no es subjetiva, sino material y externa”.
Esto quiere decir que la ideología es independiente de la subjetividad de los individuos; la ideología
misma moldea y constituye a los sujetos, es inconsciente, como un elemento que subyace en el sujeto
sin ser conocido por este. La ideología es un sistema de representaciones que moldean a los humanos, y
cuya función es “asegurar la cohesión de los seres humanos entre sí y entre los seres humanos y
las tareas que deben desempeñar”, “ejecutar sus tareas, los ayuda a soportar su situación, sea la
del explotado o la del explotador” (126). De este modo, la ideología aparece de un modo problemático,
pues es puesta como un elemento necesario para la sociedad, incluyendo la utopía comunista, esto es,
que la ideología es inherente tanto a la sociedad de clases como a la sociedad sin clases, desviándose
de la concepción marxiana que la relaciona exclusivamente al primer modelo. “Se puede decir entonces
que para Althusser la ideología surge antes de que aparezcan las divisiones de clases, y
sobrevivirá después que estas divisiones desaparezcan. La ideología es un rasgo estructural de
todas las sociedades y su función es cementar su unidad. Pero en una sociedad de clases la
ideología recibe una función adicional a la que ya hemos explicado: ayudar a mantener la
dominación de clase”. (127)

Althusser no adhiere a las meras determinaciones economicistas. Su concepto estructuralista abarca


mucho más que la economía para explicar la producción de las condiciones materiales que son útiles a
cierta ideología que se encarga de que cada individuo, obedeciendo al sistema, las reproduzca.
“Althusser adopta el modelo sugerido por Engels en el sentido de que la determinación de la
estructura económica debe entenderse solo como una “determinación en última instancia”, lo que
permite que un nivel distinto (por ejemplo la política o la ideología) pueda ser la instancia
dominante (determinada por la economía a ser dominante)” (128).

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